Antropología y fenomenología. Antropología filosófica y filosofía social

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Antropología y fenomenología. Antropología filosófica y filosofía social

Antropología y fenomenología. Antropología filosófica y filosofía social, Centro Mexicano de Investigaciones fenomenológicas, 2016. Verónica Medina Rendón (Comp.)

Escribe Marc Richir: “Quien no tiene sensibilidad para la fenomenología termina o ignorándola, o fijándola como en una suerte de contemplación imaginaria de un cuadro”[1] y sin duda, no es una exageración dado que el ejercicio fenomenológico, es, concretamente, una actividad abstracta llevada a cabo en la esfera autoreflexiva pura y trascendental que desemboca la mayoría de las veces, en una teorización ontológica y/o metafísica.

El libro Antropología y fenomenología. Antropología filosófica y filosofía de la cultura presenta una compilación de textos donde la fenomenología se relaciona explícitamente con distintas ramas del conocimiento como la antropología o la filosofía de la cultura examinando la realidad a través del método que el mismo Husserl antepuso como condición del carácter científico de la filosofía. Para el análisis de dichas relaciones me centraré concretamente en la descripción de algunos apartados con la finalidad de invitar al lector a adentrarse en todo el libro, para su análisis y discusión.

El texto “Fenomenología y filosofía de la cultura: descripción y normatividad”, escrito por Sebastian Luft, analiza la correlación que existe, desde su particular punto de vista, entre la fenomenología y la filosofía de la cultura a partir de Husserl y Cassirer; el resultado expuesto por el autor es un proyecto que pretende justificar de manera sucinta el papel del hombre como agente constructivo y creativo en el mundo y la implicaciones existentes en el quehacer del mismo, es decir, la cultura. El método propio de la fenomenología para dar cuenta de la experiencia exterior es la conciencia y toda conciencia es conciencia de algo, es decir, todo acto del pensamiento y al mismo tiempo toda acción tiene una intencionalidad que se experimenta en un “presente viviente”. Por su parte, la filosofía de la cultura no puede ser entendida como mera descripción cultural determinada por “normas” o valores ideológicos que acentúan de manera paradigmática, ya sea implícita o explícitamente, lo que pertenece o no a la cultura, por el contrario según el autor debe buscar formas generales de cultura, para ello es necesario un sustrato fenomenológico. Es decir, hacer de la filosofía trascendental, estableciendo y justificando las condiciones bajo las que la cultura y el ser humano devienen posibles.

Por otro lado, en “Fenomenología trascendental y antropología filosófica” Javier San Martín pretende dar cuenta de las condiciones de posibilidad de una antropología cultural que represente a las ciencias humanas, a partir de una antropología filosófica. Encuentra en Husserl la forma más concreta de fundamentar sus pretensiones. Su análisis lo lleva a la exposición de la postura Husserliana, antes y después de la conferencia de 1931 sobre “Fenomenología y antropología”, afirmando que después de la oposición radical de Husserl hacia la antropología se asienta una exigencia de la misma. Antes de la conferencia Husserl hace explicita la distinción de fenomenología y antropología al poner como objeto de la primera el yo trascendental, en forma de conciencia o subjetividad pura y hacer de los elementos esenciales que componen al sujeto trascendental elementos que se encuentren en cualquier sujeto racional; mientras que la segunda se interesa por el hombre empírico y en un contenido mudable según sea el tiempo, lugar y contexto en el que se desarrolle.

El camino, descubierto por el autor, hacia la antropología se da por la implicación del cuerpo en el sujeto trascendental, como primer elemento para la experiencia, con ello se da un giro dejando de ser objeto de la experiencia para pasar a ser sujeto de ella.

Por último, resta mencionar la validez del texto como una propuesta contemporánea de la fenomenología respecto de las problemáticas actuales. Al tratarse de una compilación de textos, cada discurso puede leerse de manera autónoma, pues brindan tanto a principiantes como a conocedores de la materia la oportunidad de adentrarse en el ser y quehacer de la fenomenología sin utilizar un lenguaje demasiado técnico. Contribuye a tener una visión general de las implicaciones de la filosofía y la fenomenología, al mismo tiempo que profundiza en los detalles siempre problemáticos de la teoría fenomenológica. El objetivo del mismo, como se ha mencionado pretende adentrar al lector al análisis fenomenológico, pues como lo rescata Hanne Jacobs, el pensamiento husserliano, la fenomenología revela el sentido trascendental del yo, de nosotros y del mundo al mismo tiempo que por medio de este conocimiento también se es individualmente otro de quien se solía ser. He de mencionar que este libro acciona un mecanismo que por lo menos siembra la inquietud de los que signifique esa transformación fenomenológica de uno mismo. Una invitación al lector a adentrarse a estas páginas implica un convite con el pensamiento de Husserl y he ahí el único reto dirigido al lector.

 

 

Notas

[1] Marc Richir, “Antropología y metafísica. Prolegómenos a una antropología fenomenológica” en Antropología y fenomenología. Antropología filosófica y filosofía social, Verónica Medina Rendón (comp.) México, CEMIF A.C., 2016, p. 39.

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