Deslindes y aproximaciones entre el erotismo y la pornografía en el séptimo arte

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 Deslindes y aproximaciones entre el erotismo y la pornografía en el séptimo arte

7.

O quizá como dice un amigo fotógrafo, la única diferencia
radicalmente significativa entre cine erótico y cine porno
no sea más que el encuadre y la iluminación.

Ángel Miquel

Si con la pospornografía se ha de querer superar, cambiar la lógica, derrumbar, poner en crisis o ampliar la pornografía actual, resulta indispensable cuestionar algunos aspectos que quizás se tenían por ciertos. Entre esos aspectos precisamente se encuentra la idea (un tanto velada en este movimiento) de que lo erótico es algo opuesto o un elemento del que ha carecido la pornografía. Por ello, considero pertinente que si se ha de hablar de pospornografía en el sentido crítico que se pretende alcanzar con ella, quizás sea oportuno señalar que los lindes entre lo pornográfico y lo erótico no están tan separados como se pensaba y con ello prospectar otras posibilidades para la pospornografía y continuar analizando otras aristas en las que ya no se busque lograr la “sublimación” de lo pornográfico a lo erótico. Este ensayo pretende, si bien no ponerle fin a esta discusión, por lo menos dejar como base algunas ideas para comenzar un debate al respecto.

Introducción

7.1

Uno de los temas que sin duda siguen causando cierto escozor moral en la sociedad mexicana actual y en varias partes del mundo, si no es que en todo el orbe, son los temas relacionados con la sexualidad. Incluso, aunque ya desde hace siglos es posible encontrar manifestaciones sexuales de diversas formas plasmadas en el arte universal, el contenido sexual en diversos ámbitos continúa llamando enormemente la atención, inclusive en el séptimo arte. Sexo es una palabra que todavía en el Siglo XXI, sigue siendo incomoda en muchos sectores, por lo que no es de extrañarse que al sexo además de buscar reprimírsele de diversas maneras, también puede ser utilizado como forma de protesta y subversión debido a la gran carga simbólica y transgresora que todavía tiene en nuestra cultura romper los cánones establecidos relacionados con él.

De la misma manera que el vocablo sexo, otro término que continúa siendo objeto de escándalo y escarnio, es la palabra pornografía, esto se debe principalmente a que:

La pornografía tiene, si cabe, más prohibiciones, variedades, restricciones y regulaciones que cualquier otra actividad vinculada con el sexo, y es lógico porque, debido a su naturaleza mixta de natural y cultural, posee un potencial transgresor grande. El orden social tiene estriaciones fijas, y es él quien determina lo que debe ser cada cosa, y la pornografía es una fuente de caos y de mezclas que no convienen al orden social. [1]

Como puede verse en palabras de Rafael Manrique, es lógico que a la pornografía incluso en la actualidad, se la siga viendo como un engendro de la inmoralidad, principalmente porque contraviene al orden social establecido y también por su gran capacidad de transgresión. No obstante, y sin haber superado todavía toda esa carga negativa que, para los aún escandalizados con la pornografía, probablemente pueda sugerirles que se han sobrepasado ya los límites insospechados de la depravación humana. Sin llegar a esos extremos cargados de moralina, al revisar algunas concepciones acerca de este neologismo, es posible ver que además de que hay un intento de regresarle a las personas la categoría de sujetos o de reconocer y mostrar como sujetos sexuales a los excluidos de la pornografía habitual, también este movimiento responde incluso a una especie de intento de vuelco de la “pornografía tradicional”, por ejemplo como lo menciona Rafael Manrique:

Más recientemente el movimiento de la postpornografía mira la pornografía como un régimen  a través del cual se representa el sexo y el género. Además, desde este mismo grupo se busca crear una visión crítica del porno tradicional, donde se proponen nuevas estéticas, nuevos performances y nuevas erotizaciones. [2]

Y como también señaló Fabián Jiménez Gatto:

Esta cultura pospornográfica, que a diferencia de la pornografía se expondría de forma gratuita, tendría que ir engarzada con el arte para introducir el acto sexual dentro de un contexto narrativo, un contexto erótico.[3]

Con esas dos formas de mirar el fenómeno de la pospornografia, considero que además de la búsqueda de una propuesta mucho más estetizada, artística, reaccionaria, crítica, alejada del capitalismo y de los roles tradicionales de género en la que quizás se había anquilosado la pornografía desde hace ya varios años; también es posible entrever que con la pospornografía se busca acercarse más al terreno de lo erótico, como si fuera uno de los elementos primordiales que le hacía falta a la pornografía para ser elevada a otra categoría. Sin embargo, a mi parecer no ha habido tal dicotomía entre erotismo y pornografía.

Es por ello que los siguientes y breves apartados de este escrito, buscarán ahondar en la siguiente cuestión: ¿realmente podría haber una separación tajante entre el cine erótico y el pornográfico? Esta pregunta me parece conveniente debido a que como ya he mencionado, la pospornografía (entre otros aspectos centrales) pretende dejar de lado algunos vicios de la pornografía hegemónica y acercarse más a lo erótico, es por ello que trataré de responder esta pregunta tratando de problematizar y poner en cuestión la idea de separación entre las películas eróticas y pornográficas.

Erotismo y pornografía, problematización lingüística

7.2 

Es necesario tener en cuenta las definiciones de erótico y pornográfico para hacer más claras las diferencias, lindes o separaciones que podría haber en estos dos términos. En principio, se sabe a grandes rasgos que el término erótico proviene de una palabra griega que significa amor, sin embargo, es obvio que actualmente esta expresión no se aplica precisamente como un sinónimo de esta palabra y como ocurre con muchos otros vocablos, el paso de los años propicia que lleguen a ampliarse, diluirse e incluso alejarse de su significado original. Pero si nos ceñimos al Diccionario de la Real Academia Española para buscar el significado de erótico se puede encontrar:

Erótico, ca. Del lat. erotĭcus, y este del gr. ἐρωτικός erōtikós.

1. adj. Perteneciente o relativo al amor o al placer sexuales. Sentía una fuerte atracción erótica hacia ella.

2. adj. Que excita el deseo sexual. Juegos eróticos.

3. adj. Dicho de una obra o de un género literarios o de otro tipo: Que tratan del amor sensual o el deseo amoroso.[4]

Como puede verse, incluso en la definición de erotismo no es posible encontrar mucha distinción con lo pornográfico, en el sentido de que la pornografía no sólo tiene relación con los placeres sexuales, el placer sensual o el deseo; sino que también no puede entenderse a la pornografía sin estos aspectos. Ahora, si se revisan los términos porno, pornografía y pornográfico en el mismo diccionario, es posible encontrar:

porno. (Acort.) adj. Coloq. Pornográfico. Una película porno ll 2. Coloq. Pornografía (ll obra literaria o artística de carácter obsceno).

pornografía. (De pornógrafo). f. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas. ll 2. Obra literaria o artística de este carácter. ll 3. Tratado acerca de la prostitución.

pornográfico, ca. adj. Perteneciente o relativo a la pornografía. ll 2. Se dice del autor de obras obscenas.[5]

Cabe resaltar que en la definición de pornografía existe una reiterada alusión a la obscenidad, sin embargo, muchas obras cinematográficas consideradas eróticas (y es de lo que hablaré en el siguiente apartado) también pueden ser consideradas obscenas y por ende pueden ser también pornográficas desde varias perspectivas. Por ese mismo hecho, no es posible hallar una separación significativa entre erotismo y pornografía, puesto que ambas pueden ser obscenas de manera arbitraria y subjetiva. Quizás las palabras de Ángel Miquel en su conceptualización de pornografía pueden ampliar y hacer más clara la interrelación entre estos dos términos:

Como ya lo he dicho, el sexo es algo natural y el erotismo, algo cultural. La pornografía supone un dispositivo generador de placer con características de los dos dominios: es algo natural y es cultural. La pornografía como fenómeno natural, muestra la importancia de lo genital y lo parcial en el desarrollo epigenético del erotismo. Como fenómeno cultural, nos muestra la importancia de la fantasía y la imaginación en el erotismo.[6]

Con esto alcanza a vislumbrarse que la pornografía puede ser incrustada en dos ámbitos: natural y cultural, y debido a este hecho, se encuentra ligada al concepto de erotismo, en cuanto que además de lo genital, puede entrar sin problemas al terreno de la fantasía y la imaginación, las cuales son características con las que suele asociarse al erotismo. En palabras del mismo autor, al dar su concepción sobre erotismo y debido a que la pornografía se encuentra limítrofe entre lo natural y cultural, también es posible ver que incluso la pornografía puede llegar ser una subcategoría del erotismo:

Esas características de la pornografía son responsables de que no se puedan establecer diferencias excluyentes entre ella y el erotismo. Entiendo por erotismo todo aquello que muestra (o supone, o describe) a un hombre y una mujer en una relación sexual placentera (y mutuamente consentida). El erotismo es lo general, y la pornografía ha de ser concebida como uno de los aspectos particulares del erotismo. Las actividades con objetivo erótico son todas aquellas que están destinadas a ejercer algún estímulo en otro, con el fin de suscitar deseos y obtener placeres.[7]

Desde esta óptica, aunque reduzca las relaciones sexuales a un plano heterosexual, resulta muy interesante la idea de que erótico es un fenómeno cultural que se encuentra en un plano general y en el que la pornografía ocupa un lugar dentro de éste, es por ello que el autor menciona que no es posible encontrar separación entre ellos. En concordancia con esta idea, quizá sea más preciso decir que la pornografía en cualquiera de sus presentaciones, constituye uno de los aspectos particulares más controvertidos (y al mismo tiempo más lucrativos) en los que se presenta el erotismo en la actualidad. Para algunos, la pornografía continuará siendo el más vivo ejemplo de la depravación humana y para otros simplemente una forma más gráfica y descriptiva de mostrar las distintas manifestaciones del erotismo.

Temporalidad y contexto entre lo erótico y lo pornográfico

Fotogramas de las escenas consideradas como pornográficas por el sacerdote de la película Cinema Paradiso.

Fotogramas de las escenas consideradas como pornográficas por el sacerdote de la película Cinema Paradiso.

 

Esta separación entre erotismo y pornografía que en nuestro contexto actual “parece” ser clara, en otros contextos no sólo puede ser indisociable, sino que también puede significar lo mismo y en dado caso que hubiere separación lingüística entre una y otra, para los fines prácticos de algunas regiones (por lo regular tradicionalistas) se conciben con la misma finalidad perniciosa, pecaminosa e inmoral. Esta separación incluso, puede ser desdibujada todavía más dependiendo del contexto geográfico y cultural en el que se discuta este término, ya que una película considerada como erótica en varias regiones de países occidentales, en algunos sitios de medio oriente puede resultar altamente pornográfica, y sin ir más lejos, inclusive en algunas poblaciones de nuestro país, la distinción entre erótico y pornográfico puede resultar indistinta.

7.4

Un ejemplo de esta relatividad conceptual dentro de ciertos contextos, ocurre en la película Cinema Paradiso, en la que el cura del pueblo se encargaba de vigilar las películas antes de su exhibición y éste, con un gesto de enojo e indignación y armado con una campana, hacía sonarla para indicarle a Alfredo, el encargado de la proyección de las películas, que recortara las escenas “pornográficas” señaladas y así evitar que fueran vistas por su “inocente” público y así salvaguardar la moral del pueblo mostrando películas censuradas. Casi al final de la película, es posible ver que los intentos del cura fracasaron con el tiempo, pues al regresar Toto  a su pueblo, ve indicios de que el Cinema Paradiso (muy seguramente en la etapa que antecedió a su crisis) llegó a proyectar películas para adultos, lo cual acentúa más la degradación del cine como espacio de encuentro dentro del filme, debido a la carga negativa que continúa teniendo la pornografía. Porque como señala Miquel:

No debería extrañarnos porque en sociedades como la nuestra, conformadas a partir de las terribles ideas de culpa y arrepentimiento, la pornografía es altamente condenable porque atenta contra las buenas costumbres y la decencia. De allí que si la pornografía quiere ocupar el espacio público, debe disfrazarse de erotismo. Es frase común entre los estudiosos del tema aquella que dice que la pornografía de hoy no es más que el erotismo del mañana.[8]

El hecho de que la pornografía de hoy puede llegar a ser el erotismo del mañana, además de hacer notar que lo erótico (seguramente por considerársele menos explícito e incluso hasta artístico) goza de una connotación más aceptada socialmente que la pornografía, también señala nuevamente que lo que en un contexto puede considerase de una forma, en otro puede cambiar totalmente. Justamente esto pasa con estos dos conceptos que se han venido discutiendo, aunque el contexto en este caso esté demarcado por la temporalidad, la concepción entre lo erótico y lo pornográfico también puede verse trastocada por fenómenos culturales, sociales, políticos, educativos, comerciales, etcétera; los cuales con el correr del tiempo, condicionan e influyen en el pensamiento de cada época.

 

El problema de la clasificación de los géneros cinematográficos

Fotograma de la película El imperio de los sentidos 

Para ilustrar el hecho de que los límites entre lo erótico y lo pornográfico en el cine no sólo dependen de su tratamiento lingüístico o contextual, sino también por su discusión como fenómeno cinematográfico, para muestra basta un botón y como menciona Ambrosio García:

Las películas como El imperio de los sentidos son una rareza que no tiene cabida ni en el género erótico convencional ni en la pornografía al uso. Y es que en nuestra cultura apenas hay sitio para cualquier tratamiento del erotismo entre la censura y la desmesura (una muestra más de nuestra relación neurótico-obsesiva con el sexo).[9]

Aparte de hacer notar el vínculo neurótico y obsesivo que tenemos culturalmente con el sexo, el autor señala que este filme no puede ubicársele totalmente ni en el cine erótico ni pornográfico; y aunque esta no es la única película en la que puede llegar a haber discusiones en cuanto a su catalogación, por sus actuaciones, narrativa, contenido y la manera en que fue filmada, puede ser considerada como película erótica, pornográfica, romántica, histórica, dramática, etc.

Esta película también es ejemplo claro de un hecho que ocurre desde hace mucho tiempo en el cine y que quizás ha pasado desapercibido para muchas personas de manera cotidiana, puesto que es posible encontrar elementos de un género cinematográfico, o varios, en casi cualquier filme que se considere perteneciente a un único y determinado género. Incluso a veces al ver una película, puede quedar la duda de saber a qué género pertenece.

Fotograma de la película El lugar sin límites

Fotograma de la película El lugar sin límites

 

Por ejemplo la película mexicana El lugar sin límites, se puede unir a la lista de películas de difícil clasificación, ya que aunque uno de los lugares donde más se desarrolla la trama es un burdel, pese a que es filmada en una década en la que tuvo auge el Cine de ficheras (1970), y pesar de que algunos de sus principales personajes hacen precisamente el papel de ficheras; resulta difícil enmarcar a esta película dentro del género de Sexicomedia mexicana, una forma de llamar al Cine de ficheras en otros países de habla hispana.

Una de las razones que pueden explicar este fenómeno de inclasificación que también atañe a los cines de tipo erótico y pornográfico, es que en realidad no existen géneros cinematográficos puros, por ejemplo, es factible constatar que puede haber algo de drama en películas de terror, un atisbo de comedia en películas de acción, un poco (o un mucho) de comedia romántica en una película de superhéroes, etcétera.

7.7

De hecho al analizar la ficha técnica de alguna película famosa en algún buscador de cine, como por ejemplo un hito del cine como la película Calígula, en la descripción que se hace de ella, es posible ver que se la clasifica en varios géneros a la vez: género erótico, dramático, biográfico, histórico, drama político e incluso pornográfico.

Y obviamente no se puede quedar de lado el hecho de que dentro de esta “contaminación” entre los géneros cinematográficos, se pueden encontrar elementos pornográficos en películas eróticas y componentes eróticos en películas pornográficas.

Por ejemplo en la ya mencionada película Calígula, considerada una joya del cine erótico, es posible ver escenas explícitas tanto de desnudos como de actos sexuales, la cuales son las características principales asociadas al género pornográfico, de hecho, al haber incluido ese tipo de escenas con un alto contenido sexual, al filme automáticamente se le consideró como pornográfico y fue censurada por varios años en Inglaterra y otros países.

Y en el mismo sentido, es posible hablar de lo erótico en el cine pornográfico.

7.8

La imagen del fotograma de Deep Throat (Garganta profunda), una de las películas pornográficas más influyentes, exitosas y famosas de la historia, en donde aparece la mítica Linda Lovelace vestida de enfermera, me sirve de pretexto para argumentar que gran parte del éxito que goza el cine pornográfico, radica más en su esencia erótica que pornográfica.

Ejemplo de ello es que en la mayoría de este tipo de filmes (sino es que en todos), se pueden ver plasmadas en pantalla algunas de las fantasías eróticas más comunes de hombres y mujeres, tales como: tener sexo con enfermeras, secretarias, sirvientas, colegialas, fontaneros, bomberos, policías, maestros, repartidores de pizza, con más de una persona a la vez; o bien, en sitios como lugares públicos, en el auto, en la oficina, en la escuela, en el autobús; o en situaciones de dominación o sumisión y un larguísimo etcétera.

A mi parecer, la premisa que hace más efectivo al cine pornográfico como cumplimiento de las fantasías sexuales, tiene su base en un componente de tipo erótico-fantasioso y no precisamente en lo explícito de las imágenes. Es decir, en la pantalla se cristaliza el deseo quizás no logrado de tener relaciones sexuales con la(s) persona(s) u objeto(s) que el sujeto prefiera; así como también en los lugares o situaciones particulares que el individuo anhela. Todo lo anterior tiene un peso erótico, fantasioso y mental mayor, que en lo explícito mismo de la escena. Aunque claro está, reconozco que puede haber personas a las que les excite más el sexo explícito sin importar qué es lo que esté ocurriendo en la trama (mucha veces escasas o simplistas en este tipo de filmes) y aun así, de cierta manera, a este tipo de personas se les están cumpliendo o generando nuevas fantasías, por lo que el círculo erótico-pornográfico sigue siendo constante.

No quiero terminar este apartado sin dejar claro que independiente de las formas o la intencionalidad que tengan la películas eróticas y pornográficas entre sí (mayor o menor explicites sexual o intención artística), las películas eróticas en su mayoría, no podrán prescindir de alguna que otra escena de desnudos acompañada de primeros planos; así como tampoco las películas pornográficas pueden desprenderse de la premisa de explotar las fantasías eróticas de su público, aunque después estas sean aderezadas con acercamientos explícitos o actos sexuales “reales”.

Conclusión

 7.9

Finalizaré brevemente este escrito, recalcando que como se ha revisado, aunque pueda haber una separación contextual, lingüística, conceptual o cinematográfica entre lo erótico y lo pornográfico, no significa que el binomio erótico-pornográfico sea inexistente.

Asimismo, su correspondencia no se da tampoco en la relatividad sinonímica o en la confusión de un término por otro, sino más bien su relación se da de manera operante y automática en el ser humano en cuanto a su naturaleza como sujeto sexual y al factor cultural que lo constituye como sujeto deseante.

Lo erótico y lo pornográfico en el séptimo arte quedaría a final de cuentas como una interrelación muy similar a la  del Ying y el Yang de la filosofía china, en la que hay una parte de erótico en el cine pornográfico y una parte de pornográfico en el cine erótico.

7.10

Notas

[1] Rafael Manrique, Sexo, erotismo y amor. Complejidad y libertad en la relación amorosa, p. 83.
[2] Paula Sequeira Rovira, “Yo veo porno, ella hace porno, ellos compran pornografía”: Consolidación de identidades pornográficas en el siglo XXI, en Hegemonía y desestabilización: diez reflexiones en el campo de la cultura y la sexualidad, p. 50.
[3] Fabián Jiménez Gatto, Visualidades Pospornográficas: Retrato e Inter-retrato Hardcore”, en Pospornografía, llave para “rehumanizar el acto sexual, http://www.tribunadequeretaro.com/index.php/informacion/1093-pospornografia-llave-para-rehumanizar-el-acto-sexual, consultado el 8 de marzo de 2016.
[4] Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de Española, p. 647.
[5] Ibíd., p. 2114.
[6] Ángel Miquel, Placeres en imagen. Fotografías y cine eróticos 1900-1960, p. 83.
[7] Ibíd., p. 84.
[8] Ibíd., p. 120.
[9] Ambrosio García Leal, La conjura de los machos: Una visión evolucionista de la sexualidad humana, p. 283.

Bibliografía

  1. Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, Madrid, 2001.
  2. García Leal, Ambrosio, La conjura de los machos: Una visión evolucionista de la sexualidad humana, Tuquets Editores, Barcelona 2005.
  3. Jiménez Gatto, Fabián, Visualidades Pospornográficas: Retrato e Inter-retrato Hardcore”, en Pospornografía, llave para “rehumanizar el acto sexual, http://www.tribunadequeretaro.com/index.php/informacion/1093-pospornografia-llave-para-rehumanizar-el-acto-sexual  consultado el 8 de marzo de 2016.
  4. Manrique, Rafael, Sexo, erotismo y amor. Complejidad y libertad en la relación amorosa, Ediciones Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1996.
  5. Marquet, Antonio, Hegemonía y desestabilización: diez reflexiones en el campo de la cultura y la sexualidad, Ediciones Eón/Fundación Arcoíris, Ciudad de México, 2011.
  6. Miquel, Ángel, Placeres en imagen. Fotografías y cine eróticos 1900-1960, Ediciones Sin Nombre/UAEM-Facultad de Artes, Cuernavaca, 2009.

Filmografía utilizada

  1. Caligula, Dir. Tinto Brass, Bob Guccione, Estados Unidos-Italia, 1979.
  2. Cinema Paradiso, Dir. Giuseppe Tornatore,  Francia-Italia, 1988.
  3. El imperio de los sentidos, Dir. Nagisa Oshima, Francia-Japón, 1976.
  4. El lugar in límites, Dir. Arturo Riptein, México, 1978.
  5. Garganta profunda, Dir. Gerard Damiano, Estados Unidos, 1972.

Fotogramas

  1. Anticristo, Dir. Lars von Trier, Dinamarca-Alemania-Francia-Polonia-Suecia-Italia, 2009
  2. Love, Dir. Gapar Noé, Francia, 2015.
  3. Nymphomaniac, Dir, Lars Von Trier, Dinamarca-Alemania-Francia-Bélgica, 2013.
  4. Saló o los 120 días de Sodoma, Dir.Pier Paolo Passolini, Italia, 1976.

  

Semblanza

Maestro en Estudios Visuales por la UAEM y Licenciado en Pedagogía por la UNAM. Ha sido profesor de Literatura en el ITESM, Director del Consejo Editorial de la Revista de Humanidades Populares, miembro de la Asociación Mexicana de Teoría y Análisis Cinematográfico (SEPANCINE) y miembro de la Sociedad Novomexicana de Estudios Sociales Filosóficos y Humanísticos (ANEFH AC). Ha publicado artículos e impartido ponencias y talleres relacionados al ámbito cinematográfico en diversos espacios universitarios y ha colaborado en el Primer Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM) y en el Primer Festival Internacional Cinematográfico de Toluca (FICT).

 

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