El método hipocrático en Tucídides – Una lectura de la peste en Atenas

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El método hipocrático en Tucídides – Una lectura de la peste en Atenas

Para el Dr. Juan Carlos Albi

a quien va mi agradecimiento por su infinita sapiencia y humanidad.

Lo más terrible, era el desánimo que se apoderaba de uno

cuando se daba cuenta de que había contraído el mal,

porque entregado su espíritu a la desesperación,

se abandonaba por completo, sin intentar resistir(1)(2).


Tucídides

 

 

Inicios de la peste

 

Se manifiesta por primera vez en Etiopía, luego se desplaza hacia el norte, a Egipto, Libia y Asía Menor (3). “En la ciudad de Atenas se presentó de repente” (4).

El país de los Etíopes, -para el cual los antiguos griegos utilizaban la palabra αίθιοπία combinación de αίθω «quemar» y ωψ, «rostro», es decir País de la “gente de rostro quemado”-(5), abarcaba un área muy amplia, que incluía de los actuales Nubia, Sudán, parte de Libia y la actual Etiopía.

Heródoto dice al referirse a su ubicación: “Al sur de Elefantina, río arriba, habitan ya pueblo etíopes…” (6) En un sentido amplio del término, podía referirse a cualquier lugar de África situado al sur de Egipto (7). Etiopía también formaba parte de la geografía mítica griega y se lo relacionó al nacimiento de Dionisio (8).

Se mencionan dos clases de etíopes; los nómadas que viven al norte, colindantes con Egipto, al sur de la isla de Elefantina (9) y los etíopes sedentarios “…llegarás a una gran ciudad cuyo nombre es Méroe. Se dice que esta ciudad es la capital de los demás etíopes…” (10) Las ciudades de Méroe, situada al sur de la quinta catarata del río Nilo y Napata, al norte de la cuarta catarata, fueron históricamente capitales de los etíopes.

Desde África, la peste se desplazó a Atenas. En primer lugar atacó El Pireo (11), introducida, casi con seguridad, por barcos mercantes y de guerra que abastecían a una Atenas sitiada por la guerra. Sin embargo, Tucídides, no parece asociar la enfermedad con el tráfico marítimo, aunque reconoce que la enfermedad que atacó a Atenas es la misma que asoló el África.

Pericles, el gran líder democrático ateniense, había planificado y calculado exhaustivamente el desarrollo bélico de la guerra frente a los espartanos, pero como si de una tragedia se tratase, frente a la previsión humana, surge como contrapartida, la imprevisible peste.

La descripción que Tucídides realiza de la enfermedad en su obra “La guerra del Peloponeso”, revela ecos de la peste de Apolo, relatada en la Ilíada (12). El sacerdote Crises suplicó a Agamenón la devolución de su hija Criseída, otorgada a Agamenón como botín por la captura de la fortaleza Crisa, aliada de Troya. Agamenón se niega y Crises clama por la venganza de Apolo, quien responde a las suplicas del sacerdote, enviando una peste contra los aqueos.

“Óyeme, oh tú, el de argenteo arco…, cúmpleme este deseo, que paguen los dánaos mis lagrimas con tus dardos” (13). Apolo “Primero apuntaba contra las acémilas y los ágiles perros; más luego disparaba contra ellos su dardo con asta de pino y acertaba; y sin pausa ardían densos las piras de cadáveres” (14) “Nueve días sobrevolaron el ejército los venablos del dios” (15).


El adivino Calcante explica en la asamblea aquea que debe devolverse a Criseida a su padre, Agamenón accede al pedido, pero como compensación por su pérdida, toma la cautiva de Aquiles, Briseida. Cesa entonces la epidemia de Apolo, pero se origina la cólera de Aquiles, -ultrajado por la pérdida-, y la temática principal del poema épico.

Un dato no menor, es la mención que realiza Tucídides de la acusación ateniense que atribuía a los peloponesios la responsabilidad de envenenar los pozos de agua y enfermar a la ciudad.

En la época de la peste, en Atenas existían numerosos pozos y solo una fuente (16). Los pozos podían obtener su suministro de agua de napas subterráneas, en cambio las fuentes se alimentaban de agua de ríos o fuentes. La calidad del agua era más dudosa en los pozos, debido a la posible percolación de líquidos contaminados con materia fecal. En cambio, el carácter de corriente de las fuentes, minimizaba está posibilidad.

En su desplazamiento de sur a norte, la peste, cursó por África, el mediterráneo, El Pireo -puerto de Atenas- y finalmente la ciudad alta, donde se manifestó en todo su vigor y la mortandad fue mucho mayor.

Ese año Atenas (17), estuvo particularmente libre de enfermedades comunes y conocidas (18), pero si alguien tenía alguna, terminaba en esta nueva (19) y si se encontraba en salud, no tenía mejor destino, igualmente se iniciaba en él, de repente la peste (20).

Sobre el origen y causas de la enfermedad opinaron médicos y profanos en Atenas. También Tucídides, – que fue testigo y victima de ella-, dejó por escrito una detallada descripción sobre como se presentaba la enfermedad y sus síntomas, con la esperanza de que si se presentara de nuevo no se erraría el diagnóstico.

Medicina sacerdotal


Píndaro

El griego era consiente de su destino ineluctable en el mundo, como advierte Píndaro al cantar: “No pretendas la vida inmortal alma mía” (21), sin embargo no renuncia al alivio de sus sufrimientos, como continua exclamando el poeta

…si el prudente Quirón, todavía habitase su gruta… le persuadiría con acierto…a que…concediese para nobles señores, contra plagas febriles, un médico… (22).

La medicina griega se remonta hasta sus orígenes como pueblo, ya en la Ilíada se citan como médicos a los hijos de Asclepio, Macaón (23) y Podalirio (24). El médico (25) gozaban de buena reputación ya que “un médico, por si mismo, vale como muchos hombres” (26).

Las prácticas médicas incluían el tratamiento de heridas, enfermedades físicas y mentales.


Relieves griegos

El aqueo Eurípilo -herido por Paris-, implora a Patroclo:

…tú sálvame y llévame a la negra nave: extráeme la flecha del muslo, la oscura sangre que brota de él, lávame con agua tibia y espolvorea encima benignas medicinas curativas…(27)

Las prácticas de curación tradicionales se basaban en el ejercicio de actividades mágicas y religiosas. Estos procedimientos evolucionaron hasta la forma de cultos curativos como el de Asclepios.

Las enfermedades mentales, eran atribuidas a Lisa, que personificaba la demencia y el furor. Isis, dirigiéndose a Lisa le dice:

…vamos, recobra la dureza de tu corazón, hija soltera de la negra noche, mueve contra este hombre la locura, confunde su mente… (28)

El culto de Asclepios está vinculado a Apolo, se refleja en Píndaro cuando relata que Apolo llevó a Asclepios:

… al centauro Quirón lo llevó y le encargó que le enseñara a curar a la gente de las plagas que causan dolores sin cuento (29)

…y crió al amable maestro del alivio, que el cuerpo fortalece, a Asclepios, al héroe que expulsa toda suerte de plagas (30)

…a estos sanaba con blandos encantamientos, a otros hacía tomar aliviante brebaje, a unos en torno a los miembros vendaba pomadas, y a otros ponía en pie con cirugías (31)


Asclepio

Fue tanta la efectividad de Asclepios como médico, que llegaron quejas a Zeus del descenso en el número de muertos del Hades, lo que incita al padre de los dioses a matar sumariamente a Asclepios.


Máscaras griegas

El trágico Eurípides, pone en labios de Apolo:

…Zeus, al matar a mi hijo Asclepios, clavándole un rayo en el pecho fue el responsable de ello (32)

Muchas ciudades griegas ubicaban en sus inmediaciones –nunca colindantes- y cerca de un río o arroyo con propiedades medicinales; complejos curativos regidos por el culto a Asclepios. Tal es el caso de Epidauro (33), Trikka, Corinto, Atenas, Delos y Cos.

El dios sanador –tal el caso de Asclepios (34) y Anfiarao (35)- actuaba mediante el proceso de “incubación”. El ritual comenzaba con un baño de purificación, posteriormente realizaba un sacrificio al dios, cantaba un peán a Apolo y Asclepios -en Epidauro- y finalmente dormía bajo el pórtico (36) en Epidauro, Pérgamo y Oropo. En este último sitio, los fieles dormían utilizando como colchón la piel de un carnero sacrificado al dios.

Durante el sueño, aparecía el dios quien los curaba tocándolos en la parte afectada del cuerpo o bien se les aparecía en sueños, indicándoles el medicamento (37) adecuado u otra forma de curarse.

El culto de Asclepios en Epidauro comienza en el siglo VI a.C. En el monte Cinortio ya se daba culto a las divinidades de la naturaleza de carácter ctónico (38) y curativo desde el siglo XV a.C. Alrededor del siglo X a.C. Apolo Maleata sustituyó a estas divinidades pre-helénicas del monte Cinortio -Apolo Maleata-.

El complejo de construcciones del santuario, comienza a desarrollarse en el siglo V a.C. y las fiestas en honor al dios se aceptan como panhelénicas. Paralelamente aparecen los grandes Asclepia en Atenas, Corinto, Sición, Cos, Rodas.

Pausanías afirma que “Al otro lado del templo está el lugar donde los suplicantes del dios duermen” (39), con esta frase alude al ritual de la “incubatio“, la práctica de dormir dentro del pórtico, cercano al templo para recibir la visión de un sueño, -por intercesión del dios curador-, que revelaría un remedio o cura para la enfermedad. Esta práctica era acompañada y precedida de rituales de purificación del suplicante.

La terapia del dios era milagrosa y se basaba en la fe y el convencimiento del que se sometía a ella. Asimismo, al enfermo se le imponía un régimen alimenticio especial, asistencia farmacológica y ejercicio físico, como complemento de proceso curativo.


Solón

Solón de Atenas, convencido de las posibilidades de curación que ofrecían estas prácticas, y afirmaba que:

… son médicos porque dominan la obra del Peán de muchos remedios… A menudo un gran dolor nace de una pequeña molestia y nadie lo eliminaría por medio de suaves remedios. En otras ocasiones, cura súbitamente al que tiene muchas y terribles enfermedades haciéndolo con las manos” (40).

Pausanias, confirma el agradecimiento que muchos enfermos sentían por la mediación curativa del dios:

Dentro del recinto se alzaban estelas…Sobre estas están grabadas nombres de hombres y mujeres curados por Asclepios y además también la enfermedad que cada uno padeció y como se curó. Están escritos en lengua doria (41)

Someterse al ritual de curación era un proceso complejo que incluía: aspectos religiosos, sugestivos, dietas, curas termales, baños y fricciones, ejercicios, paseos, deportes y remedios simples como cataplasmas y tisanas.


Relieve sobre medicina

Si el paciente no reaccionaba al tratamiento sugerido, se suponía que entonces ese mal no había sido enviado por Asclepios, entonces el enfermo visitaba el santuario de otro dios que pudiese ser el causante de su dolencia. Es decir que la patología debía adaptarse al ritual particular del dios y no el ritual adaptarse a la patología del paciente.

Aristófanes (42), describe como Bdelicleón trata sucesivamente a su padre con baños, purgas, hipnosis, etc. Con total indiferencia por el tipo de tratamiento, lo importante era la curación de la dolencia.


Asclepio

El tratamiento médico no era gratuito. En Oropo (43) se abonaba una contribución (44) de una dracma a cambio de una lámina de plomo con la inscripción “santuario de Anfiarao, salud” que se utilizaba como pase al interior del recinto sagrado.

Este aspecto mercantilista de la medicina es denunciado por Píndaro:

¡Pero aún la ciencia misma se ve presa del lucro!, también a él –Asclepios– el oro, para magnífico pago, mostrando las manos, le movió, a sacar de la muerte a un varón” (45)


Relieve sobre medicina

 

Escuelas jónicas de medicina

 

Aparentemente, la primera escuela de medicina estuvo en la ciudad de Cnido alrededor del año 700 a.C. y su miembro más prominente fue Alcmeón de Trotona (46).

La teoría de la salud de Alcmeón (47) expresa una concepción dualista. Esta doctrina, a pesar de referirse a la medicina, pudo haber sugerido a Platón la teoría de Simias (48), donde se sostiene que el alma es simplemente una armonización de los opuestos físicos que componen el cuerpo.

Fue el primero en certificar que las funciones psíquicas residen en el cerebro. Para esto se basó en la observación clínica y en diversas pruebas experimentales, determinó que los órganos de los sentidos están unidos al cerebro a través de los nervios.

Afirmó que el cerebro es el sitio de la conciencia, de las sensaciones y del entendimiento. Consideró al cerebro como el órgano central de toda actividad humana, tanto psíquica como corporal y a el debemos todas nuestras sensaciones y pensamientos. Transformaba las sensaciones traídas por los nervios, desde los órganos sensoriales, en conciencia.

También sostuvo que padecimientos mentales –como la epilepsia– lejos de ser enfermedades sagradas como se creía, eran en realidad, perturbaciones del cerebro.

Sus progresos no carecían de errores, por ejemplo declaró que el sueño es el resultado de un aumento de la cantidad de sangre –hipótesis vascular–.

Posteriormente a Alcmeón, aparece la figura de Hipócrates (49) quien estableció su propia escuela de medicina en Cos.

Hipócrates escindió definitivamente la medicina de la teúrgia y de la filosofía. Tradicionalmente se le atribuye la consideración de la medicina como una actividad científica.

El Corpus Hipocrático, es un conjunto de textos, testimonio de las prácticas médicas y recopilación del pensamiento y método de las escuelas hipocráticas de Cos y Cnido.

Es parte integrante de estos escritos el “Juramento Hipocrático”, testimonio del estricto código ético que regía en la comunidad de médicos.


Los miembros de estas escuelas, a través de su actividad, incorporaron un copioso conjunto de innovaciones al tratamiento de la medicina occidental:

En primer lugar, la eliminación completa de cualquier consideración religiosa en el tratamiento de una enfermedad. Por ejemplo, la denominada por los griegos enfermedad sagrada –la epilepsia– no se consideraba distinta de cualquier otra.

En segundo lugar, la medicina hipocrática se basa en la observación y el razonamiento. Se procura, en primera instancia describir con precisión los síntomas observados día tras día, tanto en la vigilia como durante el sueño del paciente. Diferenciaba con detalle los tipos de fiebre. Examinaba la lengua, orina y heces, en un esfuerzo de racionalización.

En tercer lugar, se intenta proporcionar un marco teórico a la actividad. Ejemplos de esto son la “teoría de los cuatro humores” -bilis amarilla, bilis negra o melancolía, flema o linfa y sangre- cuyo desequilibrio causa la enfermedad y la “teoría de los desequilibrios”, cambios entre calor y frío, seco y húmedo.

En cuarto lugar, los hipocráticos crearon un conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales que regía su actividad. Los médicos hipocráticos trataban a todos los pacientes, libres y esclavos, ricos y pobres, hombres y mujeres, ciudadanos y extranjeros. El mayor exponente de esta primera deontología (50) es el “Juramento Hipocrático”.

También se interesaron por otras cuestiones teóricas como el crecimiento, la reproducción y la anatomía.

Todas estas innovaciones no impidieron que Hipócrates, como antes Alcmeón, tampoco estuviera exento de irracionalidad, por ejemplo, al considerar al sueño como la manifestación simbólica de un diagnostico que el alma deja en el cuerpo durante el sueño.


Aristóteles

Aristóteles, posteriormente a Hipócrates, clasificará los médicos de Grecia en tres categorías: el facultativo práctico –δημιουργός– el médico maestro –ἀρχιτεκτονικός– y el que estudió medicina por conocimiento general (51).


Monedas griegas dedicadas a Asclepio

La actividad médica no tenía regulaciones por lo que el deceso del paciente podía significar la perdida de reputación (52) o la muerte del medico, tal es el dramático caso de Glaucias, médico helenístico que no pudo evitar la muerte de Hefestión, favorito e intimo amigo de Alejandro Magno (53).

La formación de los médicos se realizaba en alguna escuela de medicina como la de Cos o Cnido y era mediante el aprendizaje del arte del diagnóstico y el pronóstico, sangrías, enemas, ventosas e incluso intervenciones quirúrgicas. Muchas veces se complementaba con conocimientos de astrología y prácticas mágicas.

Los estudiantes pagaban por sus estudios y formación medica, manteniendo una estrecha y permanente relación con su maestro.

La medicina podía ser muchas veces un asunto familiar, como es el caso de Hipócrates que pertenecía a la familia de los Asclepiadas, médicos seguidores de Asclepios.

Intervenciones hipocráticas


A partir del siglo VI a.C. de la medicina sacerdotal, se escinde una corriente, caracterizada por su carácter secular y su despojo de cualquier actividad sobrenatural, tanto mágica como teúrgica. “La medicina (54) se basa desde entonces en el conocimiento de las relaciones, sujetas a leyes del organismo frente a los efectos de las fuerzas en que se basa todo el proceso de la naturaleza…” (55).

La observación clínica (56), -es decir el diagnóstico (57), su sintomatología y signos, realizado al pie de la cama del enfermo-, y la experiencia fueron los pilares de la nueva doctrina.

El nuevo médico, hace un gran esfuerzo por descifrar las señales de la naturaleza. Junto a lecho del enfermo se pregunta ¿se salvará? ¿Cuándo se producirá la crisis? ¿Cuáles serán sus señales?

…he descubierto el diagnóstico previo, que indica antes que el individuo caiga enfermo por efectos del exceso en que sentido se producirá el desequilibrio. Porque las enfermedades no les atacan a los hombres de improviso, sino que se incuban poco a poco para declararse luego de golpe. Yo he descubierto a fondo lo que sufren los pacientes y como hay que recompensar esto para recobrar la salud, antes de que lo sano en el hombre sea derrotado por lo enfermo. (58).

Eran médicos viajeros, que desplazándose de ciudad en ciudad, adquieren un conocimiento directo de las enfermedades locales y de las condiciones de vida de sus moradores. No obstante, no tienen a diferencia de la divinidad un conocimiento cierto de lo que va a suceder. Hay una limitación reconocida en los conocimientos.


Yo por mi parte, no haré adivinaciones…, sino que escribo los signos por medio de los cuales hay que conjeturar, de entre los individuos, los que sanarán y los que morirán, y los que sanarán o perecerán en breve o a largo plazo (59).

Puesto que la terapia es limitada, una tarea muy importante del médico es conocer de antemano, en la medida de lo posible, si el enfermo sanará o morirá.

Consideraban que el médico, debía asistir al paciente, nunca perjudicarlo. “ayudar o al menos no causar daño” (60). Esta frase quizá fuese una máxima frecuente en el ejercicio de la profesión (61).

El arte de la ciencia (62) médica es de carácter especulativo y evidente, consta de tres elementos: la enfermedad, el enfermo y el médico. El médico cumplía el rol de servidor del arte y el enfermo debía oponer resistencia a la enfermedad, en su papel de principal interesado en lograr la reversión del mal (63).


Hipócrates

La ciencia humana, debe hacer que el pronóstico sea creíble; para esto el médico debe fundarse en señales o síntomas, basado en conocimientos profundos del cuerpo humano y -como contrapunto- en las limitaciones de la naturaleza humana. El pronóstico entonces estará envuelto en la duda, siempre será una conjetura.

Es necesario conocer lo pasado y describir el presente, como fundamento de la predicción del desarrollo de la enfermedad (64).

El médico debe ser cuidadoso en el ejercicio de su arte. En esta clave, los maestros aconsejaban a sus alumnos:

sean muy prudentes en todos los aspectos de su ciencia y, sobre todo en las predicciones (65).

…al individuo en el que uno quiere conocer las transgresiones hay que observarlo todos los días en el mismo sitio y a la misma hora… (66).


Por esto, el análisis evaluativo y la prudencia se consideraban el punto de partida del diagnóstico:

…exhorto a emitir con prudencia las predicciones y todas las demás cosas de este tipo. En verdad, yo oigo y observo que la gente no juzga ni refiere correctamente lo que se dice y hace en esta ciencia (67).

Sin embargo, es preciso que con el conocimiento de todos esos pormenores haga sus predicciones quien desee competir en tales asuntos; pues resulta posible, partiendo de lo escrito, predecir muerte, locura, o buena salud (68).

…sean prudentes al máximo en los restantes aspectos de su ciencia y también en las predicciones mencionadas, sabiendo que, si uno tiene éxito en la predicción, sería admirado por el paciente inteligente, pero, si se equivoca, además de ser odiado, quizá incluso parecería estar loco (69).

El cuerpo humano, era considerado por la medicina hipocrática como un todo integral, a diferencia de los médicos del antiguo Egipto que lo consideraban una suma del todo.


Los seres vivos, se consideraban formados por dos elementos opuestos como principios cósmicos fundamentales: fuego (asociado lo cálido y lo seco) y agua (asociado a los húmedo y frío). Estos dos elementos polarmente opuestos, originan una tensión armónica y vital, muy en concordancia con el pensamiento de algunos filósofos presocráticos, especialmente reflejado en Arquelao, discípulo de Anaxágoras.

El ser humano en su niñez se consideraba conformado por elementos cálidos y húmedos, el joven, en cambio, por elementos cálidos y secos, el hombre adulto, es descripto como seco y frío, en cambio, los viejos compuestos por elementos fríos y húmedos. También existían diferencias entre géneros: los machos son más cálidos y secos que las hembras supuestas más bien húmedas y frías.

Esta medicina era poco invasiva, casi pasiva, con una terapia facilitadora del proceso natural, por lo que sus tratamientos eran muy suaves (70).

La trasmisión de conocimiento entre colegas, se realizaba de manera oral y escrita, en este último sentido, el registro de los casos, síntomas, tratamientos y desenlaces se consideró de importancia fundamental para el ejercicio de la actividad.

De aquellos de los que se hace mención por la precisión de sus predicciones, a unos yo mismo los traté, de otros conversé con sus hijos y discípulos, de otros manejé sus escritos; de suerte que, al conocer bien como pensaba cada unos de ellos, y al no haber encontrado en ninguna parte esa precisión, me puse a escribir esto (71).

Considero que es una importante parte del arte el poder investigar correctamente también acerca de lo escrito. Porque el que lo ha conocido y se sirve de ello no me parece que pueda equivocarse mucho en el arte (72).

Los rasgos característicos que comparten estos textos médicos son la sobriedad, concisión, precisión, exactitud y fidelidad de datos.

En este aspecto hemos heredado un importante cúmulo de textos médicos, denominados en su conjunto “Tratados hipocráticos” (Corpus hippocraticum), más de cincuenta textos, escritos en dialecto jónico, muy heterogéneos estilísticamente, pertenecientes al menos a dos escuelas médicas distintas, una compilación atribuida posteriormente a Hipócrates y sus discípulos, redactado entre el siglo V y IV a. C.


Los libros del Corpus hippocraticum, tienen afán descriptivo, intensa capacidad de observación y un importante nivel de abstracción.

Ya desde el siglo V a.C. se diferenciaban claramente dos escuelas con estas nuevas tendencias: la escuela de Cos y la escuela de Cnido.

Las principales escuelas de la antigüedad fueron la escuela de Cnido; muy detallista en por delimitar y enumerar cuidadosamente todas las enfermedades conocidas. Se apoyaba en un esquema rígido de descripción, fijado a priori. Lasinterpretaciones de los signos es muy localista; la observación directa del paciente, no se considera prioridad. Sus prácticas terapéuticas eran muy violentas y su doctrina humoral solo consideraba dos humores.

Otra escuela de medicina fue la Escuela de Cos, que en contrapartida a Cnido, presentaba un gran interés por la observación de cada caso particular y concluir de ello nociones generales. Pasa del examen de un enfermo particular a la descripción típica de la enfermedad. Utiliza un método para interpretar los signos en relación a todo el organismo con las circunstancias climáticas y propias del lugar donde vive el paciente. Tiene en consideración las circunstancias meteorológicas. Su teoría humoral reconoce cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) que originan cuatro tipos de temperamento según el predominio de uno de ellos sobre el resto. La terapéutica era menos ruda que la utilizada en la escuela de Cnido. En la producción literaria de esta escuela se utiliza la primera persona, recurso no utilizado en textos pertenecientes a la escuela de Cnido.


Hecateo

Pilares doctrinales de estas nuevas escuelas fueron los conceptos fisiológicos de la teoría de los humores (73), la cocción (74), la crisis (75) y los días críticos (76), la recidiva (77) y el regreso a la crisis, el concepto de oportunidad (78).

Además se consideraba de vital importancia las causas naturales como la influencia de las estaciones (79), la meteorología (80), la astronomía (81), la dietética (82) y los distintos tipos de constitución física y moral de los hombres de Europa y Asia (83), como también el suelo donde viven (84).

Esta intima relación entre la disposición geográfica de un territorio y la naturaleza de sus habitantes ya se registra con anterioridad en Hecateo y Heródoto que en Hipócrates.

… es preciso aprender con exactitud la constitución de las estaciones, una por una, y la enfermedad; que elemento común en la constitución en las enfermedades es bueno; que elemento común en la constitución en las enfermedades es malo; que enfermedad es larga y mortal; cual es larga y con esperanzas de curación. Es fácil investigar a partir de esto el orden de los días críticos y pronosticar a partir de ahí. Cuando se sabe acerca de esto es posible saber a quienes y cuando y como es preciso prescribir una dieta (85).

El médico prestaba atención no solo al cuerpo del enfermo, sino también a todo el universo cósmico en que se halla inmerso el paciente: astros, tierra, clima, estaciones del año, agua, vientos.

En este sentido Sócrates, pregunta a Fedro:

¿Crees que es posible comprender adecuadamente la naturaleza del alma, si se la desgaja de la naturaleza en su totalidad?


Sócrates

A lo que responde Fedro:

Si hay que creer a Hipócrates el de los Asclepíadas, ni siquiera la del cuerpo sin este método. (86)

Los elementos de la naturaleza constituyen el entorno físico del hombre, ejerciendo sobre el, efectos especiales a través de la respiración, comida y bebida.

Las peculiaridades somáticas y psíquicas de los hombres dependen del medio geográfico y climatológico, hábitos sociales y políticos y estas peculiaridades llegan a ser trasmisibles por herencia.

El desequilibrio, entre el normal transcurso de las estaciones, era visto como causa de enfermedades, en concordancia con la estrecha dependencia del hombre, respecto a los elementos naturales que le rodean (87).

… quien conoce los cambios de las estaciones y la salida y ocaso de los astros, podrá prever como va a ser el año … la astronomía contribuye a la medicina, no en poquísima, sino en grandísima medida. En efecto, los órganos internos les cambian a los hombres juntamente con las estaciones.” (88).

 

La ciencia médica debe:

… en primer lugar, ocuparse de los efectos que puede ocasionar cada una de las estaciones del año…después, ha de conocer los vientos, calientes y fríos, especialmente los que son comunes a todos los hombres, y , además los típicos de cada país. También debe ocuparse de las propiedades de las aguas, …, tal como difieren en la boca y por su peso, así también es muy distinta la propiedad de cada una (89).

Las aguas y lugares como causa de enfermedades, es una teoría que encontramos ya en Alcmeón (B 4 DK).

…hay que ocuparse…de qué aguas disponen los habitantes: si consumen aguas pantanosas y blandas, o duras y procedentes de lugares elevados y rocosos, o saladas y crudas (90).

 

Las mejores aguas son:

…las que manan de lugares elevados y de colinas de tierra, pues son dulces, transparentes y aptas para mezclarse con un poco de vino. Durante el invierno resultan calientes, y, en verano frescas…hay que elogiar, sobre todo, aquellas aguas cuyos manantiales brotan en dirección a la salida del sol, especialmente la correspondiente al verano. En cambio, las que son saladas, crudas y duras, ninguna es buena para beber. (91).

Respecto al suelo, hay que saber si es pelado y seco, o frondoso y húmedo, y si está encajonado y es sofocante, o elevado y frío (92).

…hay que enterarse de que tipo de vida gozan los habitantes: si son bebedores, toman dos comidas al día y no soportan la fatiga, o si aman el ejercicio físico y el trabajo, comen bien y beben poco” (93).

Según transcurre el tiempo y pasa el año, podrá decir cuántas enfermedades generales van a atacar la ciudad en verano o en invierno, y cuantas enfermedades particulares es de temer que ocurran a cada uno a causa de un cambio de dieta (94).

Las fechas más importantes y peligrosas son las siguientes: ambos solsticios (95),

… especialmente el de verano, y los dos llamados equinoccios (96), en particular el de otoño. Hay que vigilar también la salida de los astros, sobre todo, la del Perro (97), y, a continuación la de Arturo (98), y, además, el ocaso de las Pléyades (99). En efecto, las enfermedades hacen crisis, especialmente, en estos días: unas causan la muerte; otras cesan, y todas las demás se modifican bajo otra forma y aspecto. (100).

La influencia del aire y sus efectos también se considero de capital importancia en le desarrollo de las enfermedades. Y aunque es considerada una doctrina de desarrollo posterior, el Peri physon, del Corpus hippocraticum, posiblemente explique las concepciones teóricas, detrás de muchos tratamientos prescriptos a los enfermos.

En esta doctrina, los soplos de aire o flatos, penetran en el cuerpo desde el exterior y causan todas las enfermedades, bien por enfriar la sangre, detener su curso o por ensuciarla. Por tanto todas las enfermedades tienen una sola causa y una sola forma: los flatos (101).

Aunque en el Peri physon, no se diferencia claramente entre soplo, aire y flato, si es claro que el soplo sería una especie de aliento universal, responsable de la vida y las enfermedades.

Los cuerpos de los demás animales, y también de los hombres, se nutren de tres alimentos, cuyos nombres son los siguientes: alimentos sólidos, bebidas y soplo” (102).


…pero respirar es lo único que todos los animales mortales hacen sin cesar, al expirar e inspirar” (103).

 

No se podría vivir sin ese soplo, del que a su vez resultan todas las dolencias. Las afecciones ocurren cuando el aire es escaso o abundante en demasía, o compacto o infectado de impurezas malsanas.

El soplo que hay dentro de los cuerpos se llama flato, el que está fuera de los cuerpos es el aire” (104).

La fiebre común (105) y la causada por una dieta nociva se producen por entrar mucho aire en el cuerpo junto a los alimentos y obstruir el vientre, los flatos se extienden por el cuerpo y se enfrían las partes sanguíneas por lo que sobrevienen escalofríos.

Hay dos clases de fiebre, dicho sea por extenderme en este punto: la común a todos, llamada peste y la que, a causa de una dieta nociva, les sobreviene de forma privada a los que tienen un mal régimen de vida. De estas dos clases el causante es el aire” (106).

La fiebre común lo es, precisamente por lo siguiente: porque todos aspiran el mismo aliento…cuando el aire contiene impurezas que son hostiles a la naturaleza humana, entonces enferman los hombres…” (107).


La dieta, es otro de los aspectos angulares en el tratamiento de las enfermedades.

Se trata de prescribir al paciente un régimen de alimentos y ejercicios para mantener la salud o recobrarla, atendiendo al equilibrio que es la condición indispensable de esta.

La enfermedad surge como un desequilibrio que puede, mediante un régimen que compense sus efectos nocivos, volver a la condición saludable inicial.

Los elementos básicos de esta teoría son alimentación y ejercicios, de efectos contrarios. Los procesos fundamentales en el cuerpo son la repleción y vaciamiento.

Se recurre a alimentos naturales y a ejercicios físicos, dosificados y graduados para producir un cambio inverso al del proceso morboso, rehuyendo en lo posible a la administración de fármacos.

Afirmo que quien pretende componer acertadamente un escrito sobre la dieta humana debe, antes que nada, reconocer y discernir la naturaleza del hombre en general…Y si no discierne que es lo dominante en el cuerpo, no será capaz de procurarle lo conveniente al ser humano…y, juntamente con ello, la cualidad de todos los alimentos y las bebidas con las que nos mantenemos, que propiedades tiene cada uno…Pues es preciso saber cómo hay que disminuir la influencia de las cosas que son fuertes por naturaleza y cómo hay que potenciar el vigor de las débiles, por medio de la técnica, cuando quiera que se presente el momento oportuno para lo uno y lo otro. (108).

 

…no puede el ser humano mantenerse sano sólo comiendo, sino que tiene además que practicar ejercicios… Pues presentan influencias opuestas entre sí comidas y ejercicios (109), pero se complementan con vistas a la salud. Porque los ejercicios físicos producen naturalmente un gasto de lo acumulado, mientras que los alimentos (110) y bebidas (111) restauran lo vaciado” (112).

La relación entre ejercicios y comidas y bebidas es uno de los ejes sobre los que pivota todo el tratamiento dietético.

Queda claro, entonces, que las dietas, encuadraban como un factor relevante en el universo que conformaba las causas de las enfermedades:

Conviene, según está admitido, discernir la influencia de los ejercicios físicos, tanto de los naturales como de los violentos, y cuales de ellos proporcionan un aumento de las carnes y cuales una disminución; y no solo esto, sino además las relaciones convenientes de los ejercicios con respecto a la cantidad de alimentos, la naturaleza de los individuos, y las edades de los cuerpos, y su adecuación a las estaciones del año, a las variaciones de los vientos y a las situaciones de las localidades en que se habita, y la constitución del año” Hay que conocer las salidas y las puestas del sol, de modo que se sepa prevenir los cambios y los excesos de las comidas y bebidas, de los vientos y del universo entero, de todo lo que, ciertamente, les vienen a los seres humanos las enfermedades (113).

Si…pudiera hallarse, en cada caso, la proporción de alimentos y el número ajustado de ejercicios que no ofrecieran un desequilibrio ni por exceso ni por defecto, así se descubriría de manera exacta la salud de los individuos” (114).

En pocas palabras, los contrarios son remedios de los contrarios, pues la medicina consiste en dar y quitar: quitar lo que sobra y dar lo que falta. El que mejor hace esto es el mejor médico, quien más lejos está de ello, más lejos está de la ciencia” (115).

 


La peste de Atenas en el relato tucídiano

 

Los síntomas de la enfermedad, descriptos por Tucídides, son claramente (116) definidos: calor de cabeza, enrojecimiento de ojos, respiración irregular, aliento fétido, inflamación, faringe y lengua inyectadas, estornudos y ronquera (117).

Tucidides adopta los rasgos característicos de las escuelas de medicina para describir los signos del mal. Es preciso, conciso y sobrio. En este sentido, la primera parte de la descripción de la peste de Atenas, se asemeja más a un texto médico del Corpus hippocraticum, extrapolado en su descripción historiográfica.

Posteriormente a los primeros signos, continúa Tucídides, el mal bajaba al pecho, se manifestaba mediante tos violenta, luego se fijaba en el estómago, revolviéndolo. Los signos en esta etapa eran vómitos con secreciones de bilis, arcadas sin vómito y espasmos.

Se expresa una vez más el afán descriptivo del historiador y su deseo de legar a otros sus observaciones y contribuir a la πρόγνωσις de la enfermedad, si esta volvía a presentarse.

En su última etapa el mal recorría todo el organismo, sin postrarlos, por el contrario los mantenía en plena actividad. Por fuera, estaban muy calientes y rojizos, con pequeñas ampollas y úlceras. Por dentro se quemaban. Solían despojarse de sus ropas y arrojarse a los pozos, con calor y sed insaciable. Por las noches su actividad no disminuía ya que no les era posible conciliar el sueño, por el insomnio que padecían.

Los enfermos, al percibir los signos de la enfermedad, eran consientes de su destino:

Lo más terrible era el desánimo que se apoderaba de uno cuando se daba cuenta de que había contraído el mal, porque entregado al punto su espíritu a la desesperación, se abandonaba por completo sin intentar resistir. (118)

Finalmente, la muerte se presentaba entre los siete y los nueve días.

Atacó a cada persona con más virulencia de lo que puede soportar la naturaleza humana (119).

Tucídides, trata de fijar los días esperables para la crisis final. Los números impares pueden interpretarse también en clave pitagórica. Era práctica frecuente en las escuelas hipocráticas, buscar una relación numérica lo más exacta posible para determinar la πρόγνωσις.

El historiador, en su relato, deja en claro la inutilidad de los tratamientos conocidos para revertir las consecuencias del mal. En este aspecto, tanto la dietética como la farmacopea hipocrática, se revelan como ineficaces.

Cuidados o no, morían igual, no se halló ningún remedio, lo que les iba bien a uno, a otro le resultaba perjudicial (120).


Las causas del proceso de las enfermedades, se atribuían a los aires, aguas, lugares, cambios de dietas, meteorología, estaciones del año y constituciones físicas, fundamentalmente, pero no a la noción de contagio. Sin embargo, algunos comentarios de Tucídides, podrían ser interpretados en este sentido.

…morían como ovejas al contagiarse debido a los cuidados de los unos hacia los otros (121).

Como los refugiados habitaban en barracas sofocantes, la mortandad se daba en completo desorden (122).

Tucídides señala en su obra, como una posible causa, al menos indirecta, la enorme aglomeración de personas que se concentraron en Atenas, como consecuencia del traslado a la ciudad de las gentes del campo, por la guerra (123).

La población moría dentro de las murallas y el país era desbastado fuera (124).

La imposibilidad de un tratamiento efectivo contra la peste, no era privativo de las escuelas hipocráticas, tampoco la medicina tradicional o cualquier variante obtenían resultados.

Los santuarios estaban llenos de cadáveres (125).

Es claro que un fenómeno de esta naturaleza, era desconocido en Atenas. Sus características eran novedad. Nunca antes había sucedido y el desconcierto conspiro contra un tratamiento efectivo.

Era un mal diferente, pues las aves y cuadrúpedos que comen carne humana o no se acercaban o morían si los probaban (126).

También sumo confusión la constatación de que ningún tipo de constitución humana: melancólico, sanguíneo, flemático o bilioso, se diferenciaba frente al mal.

Ninguna constitución, fuerte o débil se diferenciaba ante el mal (127).

 

Las dietas fueron otro pilar fundamental, tanto en la medicina tradicional como hipocrática. Sin embargo, sus efectos fueron indiferentes ante los embates de la enfermedad.

Morían incluso los que eran tratados con dietas (128).

 

El mal, además de atenienses, atacó a la medicina tradicional y la hipocrática, incorporandolas entre las victimas. La mayoría de los atenienses, estupefactos ante la imposibilidad de controlar el mal, perdieron rápidamente toda atadura moral. Lo provechoso y agradable fue lo único deseable, ningún esfuerzo, piedad o justicia merecía ninguna consideración.

Los hombres se dieron al menosprecio tanto de lo divino como lo humano (129).

Ningún temor de los dioses ni ley humana los detenía, morían igual los que honraban a los dioses y nadie esperaba vivir hasta el juicio, pendía sobre sus cabezas una condena mucho más grave y antes de que les cayera encima era natural que disfrutaran un poco de la vida (130).

se dedicaban al provecho pronto y placentero, pues sus vidas y riquezas eran efímeras (131).

El trágico patetismo, latente en la descripción tucidiana se refleja en frases como:

Las costumbres fueron trastornadas” (132) “Lo que resultaba agradable de inmediato.pasó a ser noble y útil” (133) y “Nadie estaba dispuesto a sufrir penalidades” (134).

La enfermedad se cobró un tercio de la población de Atenas, a la medicina tradicional y la hipocrática, y finalmente al retirarse dejaba como secuela de su paso, la pérdida de toda atadura social de los individuos.

La epidemia acarreo a la ciudad una mayor inmoralidad (135).

Aunque estas fueron las estremecedoras consecuencias de la mayoría de sus victimas, no fue el único caso, pues no todos los individuos padecían la enfermedad del mismo modo.

Cada caso presentaba alguna particularidad que lo diferenciaba de otros” (136).

Incluso se registraron sobrevivientes a la enfermedad, entre ellos el mismo Tucídides, aunque en ellos, el mal seguía su derrotero, bajando hasta el vientre y produciendo ulceraciones y diarrea sin mezcla, afectando los genitales y los extremos de manos y pies. Muchos se salvaban con pérdida de estas partes, incluso de ojos y amnesia total, sin recordar nada de lo vivido.

Los sobrevivientes se inmunizaban contra el mal, de tal forma que no volvía a padecer sus efectos.

La enfermedad no atacaba por segunda vez a la misma persona (137).

El mal trastocó toda la sociedad ateniense y las reacciones fueron diversas. Los sacerdotes y personas religiosas, pensaron en un castigo divino ante una acción impía, Tucídides, en cambio, en un fenómeno natural imprevisto y la describe con la esperanza de contribuir al método hipocrático. En el primer caso, el mal se evitaría en el futuro, siendo píos y justos con el dios; en el segundo, no sería posible evitar una próxima aparición, pero si se estaría mejor preparado para minimizar sus efectos.

La medicina sacerdotal o tradicional justificó el mal buscando con grandes esfuerzos predicciones o sentencias oraculares que justificaran aquella desgracia.

La gente acomodaba su memoria al azote que padecía (138). Los más viejos recordaron un verso “vendrá una guerra doria y con ella una peste” (139), también circulaba de boca en boca un oráculo donde el dios aseguraba la victoria a los lacedemonios (140).

También, se barajaron justificaciones morales al mal. Afanosamente, se buscaba en las acciones del pasado, motivos que justificaran los padecimientos actuales. Este recurso se puede ver en el argumento anónimo al discurso “Busiris” del orador Isócrates. Está fechado entre el 391 y el 385 a.C., cuando el recuerdo de la peste era muy cercano y dice que los atenienses actuaron impíamente al votar contra Sócrates y por esto fueron castigados con la peste (141).


Isócrates

En la descripción de Tucídides, está claro que actúa como un médico hipocrático, escapando a la suposición y la conclusión fácil. Incapaz de realizar una πρόγνωσις, por lo inédito de la enfermedad, se limita a describir sus signos objetivamente, con la esperanza de recoger información útil para el futuro. Su accionar se ajusta a la sentencia de Predicciones:

…, no haré adivinaciones…, sino que escribo los signos por medio de los cuales hay que conjeturar, de entre los individuos, los que sanarán y los que morirán, y los que sanarán o perecerán en breve, o a largo plazo (142).

Consideraciones finales

 

Los hipocráticos, escindieron la medicina de la religión, argumentando que la enfermedad no es un castigo divino, sino consecuencia de factores ambientales, dietarios y hábitos de vida.

Las escuelas de medicina que fundaron, tenían como características comunes:

1-Priorizar la observación y el razonamiento. Procurar la descripción con precisión y realizar un esfuerzo de racionalización, en base a los síntomas observados.

2-Delimitar un marco teórico para justificar lo observado (“teoría de los cuatro humores”, “teoría de los desequilibrios”, etc.) y predecir el desenlace de la enfermedad para el paciente.

3-Fijar un conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales que regían su actividad (“Juramento Hipocrático”).

Las características de la doctrina, se reflejan en los libros que conforman el Corpus hippocraticum. Se trata deuna descripción despojada de cualquier pretensión literaria o religiosa, intensa capacidad de observación, abstracción, sobriedad, concisión, precisión, exactitud y fidelidad de datos.

Aristóteles, posteriormente, clasificará a los médicos de Grecia en tres categorías: facultativo práctico, maestro médico y el que estudió medicina por conocimiento general (143). Quizás no sea muy aventurado posicionar a Tucídides en esta tercera categoría aristotélica.

De Tucídides se conoce muy poco. De su propia obra surge que fue estratego durante la guerra del Peloponeso, que contrajo la peste que describe, y que fue exiliado de Atenas.

De su bibliografía surge además, como dato anecdótico, -aunque no menor-, su conexión con Tracia, de donde quizás fuese originario su padre Óloro. En esta tesitura, es posible imaginar a Tucídides interactuando con médicos hipocráticos durante su estancia en la isla de Tasos (144), aprendiendo sus métodos y familiarizándose con sus prácticas de trasmisión literaria.

En el 424 a. C., fue designado estratego de la ciudad de Atenas, confiándosele el mando de una flota encargada de romper el asedio de la ciudad de Anfípolis. Fracasó en dicho propósito y la ciudad cayó en manos del general espartanoBrásidas, por lo que fue condenado al exilio (145).

Durante su destierro, se dedicó a recopilar información procedente de los dos bandos en conflicto y componer su historia sobre la guerra del Peloponeso, en la que narra los acontecimientos ocurridos entre el año 431 a. C. y el 411 a. C.


Monedas de Abdera

Por su obra, Tucídides, ha sido considerado como el padre de la “historiografía científica”, debido a su sistemática recopilación de evidencias, sus pormenorizados análisis de causas-efectos, su imparcialidad descriptiva y su ausencia de referencias divinas.

En la obra, escrita con gran rigor, analiza los hechos, excluye lo anecdótico, registra las motivaciones personales y ambiciones de los protagonistas, intenta siempre hacer primar la objetividad.

La primacía otorgada a la observación, precisión y exactitud en ambos conjuntos textuales, – Corpus hippocraticum y descripción de la peste de Atenas-, nos permitirían conjeturar que Tucídides redactó su historia utilizando parámetros médicos aprendidos posiblemente durante su estancia en Tasos. Esta tesitura haría de la descripción de la peste de Atenas, un texto médico hipocrático, interpolado en su descripción historiográfica de la guerra del Peloponeso.

En esta suposición, es posible afirmar que Tucídides menciona -sin atribuirle mucha entidad- al contagio como causa de la enfermedad. Esta noción no era reconocida como causa de las enfermedades para los hipocráticos, pero es claro que no pasa desapercibida a la observación objetiva Tucídides, quien menciona la relación entre los enfermos y quienes los cuidaban, el hacinamiento y lo circunscripto de la enfermedad a los muros de Atenas.

Finalmente, podemos aventurar que describiera la Guerra del Peloponeso como lo haría un médico con una enfermedad. Utilizando las características literarias propias de las escuelas de medicina (precisión, concisión y sobriedad, etc.) en su historia. Indicios de esta suposición serían, en general, su riguroso método de análisis de las causas de la guerra y en particular, su pormenorizada descripción de la peste de Atenas.


NOTAS

1-Tucidides, Θουκυδίδης. Fue historiador y militar ateniense. Escribió “Historia de la Guerra del Peloponeso“, donde relata el enfrentamiento entre atenienses y espartanos, entre el 431 y el 404 a.C. Ha sido considerado como el padre de la “historiografía científica” debido a sus estrictos estándares de recopilación de evidencias y de sus pormenorizados análisis de causas-efectos de los hechos, sin hacer referencia a la intervención de dioses

2-TUCIDIDES, II, 51, 4.δεινότατονδπαντςντοκακοτεθυμίαπότετιςασθοιτοκάμνωνπρςγρτνέλπιστονεθςτραπόμενοιτγνώμπολλμλλονπροΐεντοσφςατοςκαοκντεχον, κατιτεροςφτέρουθεραπείαςναπιμπλάμενοισπερτπρόβαταθνσκον: κατνπλεστονφθόροντοτονεποίει.”

3-TUCÍDIDES, II, 48, 1.

4-TUCÍDIDES, II, 48, 2.

5-HERÓDOTO II, 29, 3-7; 146, 2.

6-HERÓDOTO II, 29, 4.

7-En tal sentido, ILIADA I, 423.

8-HERÓDOTO II, 146, 1-2. “Pero la verdad es que los griegos cuentan de Dionisio que, nada más nacer, Zeus se lo coció en el muslo y lo llevó a Nisa, que está al sur de Egipto, en Etiopía”. La ciudad de Nisa es una localidad fantástica que se ha relacionado con el segundo componente del nombre Dionisio –el primero contiene el nombre del dios del cielo-. Aunque se han propuesto otras interpretaciones. NOTA de CARLOS SCHRADER, en HERÓDOTO.

9-HERÓDOTO II, 29, 3-4.

10-HERÓDOTO II, 29, 6.

11-PAUSANÍAS I, 2-3. Para la descripción de El Pireo.

12-HOMERO, Ilíada, I.

13-HOMERO, Illiada I, 37-42.

14-HOMERO, I, 50-52.

15-HOMERO, I, 53.

16-PAUSANÍAS I, 14, 1. “Cerca (del Odeón de Atenas) hay una fuente que llaman Eneacrunos, embellecida como se ve ahora por Pisístrato…existen numerosos pozos a través de toda la ciudad, pero esta es la única fuente”. La fuente Eneacrunos -la de los nueve caños- fue construida en la segunda mitad del siglo VI a. C. El problema de su identificación es uno de los más debatidos de la topografía ateniense.

17-430 a.C.

18-TUCÍDIDES, II, 53.

19-TUCÍDIDES, II, 49.

20-TUCÍDIDES, II, 51,1.

21-PINDARO, Odas Píticas III, 61.

22-PINDARO, Odas Píticas III, 62-69.

23-HOMERO, Ilíada II, 732; IV 193, 200; XI 506, 512, 517, 598, 613, 651, 833; XIV 3.

24-HOMERO, Ilíada II 732; XI, 833.

25-Médico o sanador, Ìατήρ, es decir, el que cura.

26-HOMERO, Ilíada XI, 514. Fragmento extensamente citado.

27-HOMERO, Illiada XI, 828-831. λλμμνσσάωσονγωνπναμέλαιναν, μηροδκταμϊστόν, πατοδαμακελαινννίζδατιλιαρ, πδπιαφάρμακαπάσσε

28-EURÍPIDES, Herácles 833-835.

29-PINDARO, Odas Píticas III, 45-46.

30-PINDARO, Odas Píticas III, 6-8.

31-PINDARO, Odas Píticas III, 52-54.

32-EURÍPIDES, Alcestis 3-5.

33-El santuario de Asclepios en Epidauro constaba de: un bosque sagrado, -donde no podían morir hombres ni parir mujeres, se ofrecían sacrificios que se consumían en el lugar y se veneraba una imagen de Asclepios de oro y marfil cuyo aspecto general se ha conservado en monedas del lugar- y un templo períptero, construido entre 380-370 a.C. PAUSANÍAS II, 27,2. Dice “Al otro lado del templo está el lugar donde los suplicantes del dios duermen”, referenciando el Enkoimeterion o Ábaton, un pórtico de unos 70 metros de largo, donde los enfermos realizaban el ritual de la “incubatio“. También se halló un tolos –θόλος–, una construcción circular, construido entre 360 y 330 a.C., con tres corredores concéntricos de anillos de piedra, atribuido a un culto ctónico de Asclepios. Además se encontraron otros templos, un teatro, un estadio y otras construcciones. Las excavaciones al lugar se realizaron entre 1881 y 1887 por el arqueólogo PanayotisKavadías. En el sitio se encontró gran cantidad de instrumental médico –lo que demuestra que en el santuario se realizaban intervenciones quirurgicas–.

34-Asclepios –σκληπιός– dios de la medicina. Existen distintas versiones de su historia. La leyenda del Ática cuenta que Coronis, hija del rey lapita Flegias, es embarazada por Apolo, quien al partir hacia Delfos, la confía en custodia a un cuervo blanco. Coronis, en realidad estaba enamorada de Isquis, hijo de Elato de Arcadia, lo que fue advertido por Apolo, pero no denunciado por el cuervo, por lo cual y como castigo, desde entonces son negros. Apolo afligido contó su pesar a Ártemis su hermana y ella mató a flechazos a Coronis. Apolo, arrepentido, rogó a Hermes rescatar su hijo de las llamas de la pira funeraria –ya ardiendo– donde se consumía el cadáver de Coronis. El infante fue rescatado y llevado a la cueva del centauro Quirón quien le enseña el arte de curar y de la caza. PAUSANÍAS II, 26,6. La leyenda de Epidauro, afirma que el rey lapita Flegias llegó a Epidauro con su hija, quien, con ayuda de Ártemis y las Parcas, parió un niño en el santuario. Quedó este en una cueva del monte Tición –famoso por sus plantas medicinales–. El niño creció rodeado de luz y prodigios. El pastor Arestanas vio a su cabra y su perra amamantando al niño. Posteriormente al crecer, Apolo y Quirón le enseñan los secretos de la medicina. Asclepios en ejercicio de la medicina resucitó a Capaneo, Licurgo, Tindareo, Glauco, Orión e Hipólito. Hades se queja a Zeus de que el médico le quitaba sus muertos por una paga y Zeus lo mata con un rayo, aunque más tarde lo restaura a la vida. Curaba en base a hierbas y poseía dos frascos –obsequio de Atenea– de sangre de la medusa, uno capaz de resucitar a los muertos y el otro capaz de matar al momento. Fue padre de Podalirio y Macaón, ambos médicos en Troya. ILLIADA IV 193. En su honor se celebraban las fiestas Asclepias, donde se entonaban himnos, procesiones y sacrificios. Asclepios solía representarse como Zeus, pero de aspecto más juvenil y benigno. Sus atributos eran el báculo con la serpiente enredada en el, el perro y tabletas para escribir. “Todas las serpientes, incluida la especie cuya piel tira a un color más amarillo, se consideran consagradas a Asclepios y son inofensivas para los hombres, y solo se crían en la región de Epidauro” PAUSANÍAS II, 28,1.

35-Anfiarao –μφιάραος– era un adivino que predijo su propia muerte en la expedición de los siete contra Tebas. En Oropo, en la costa noreste del Ática, era venerado como un héroe sanador y poseía un oráculo, donde se practicaba la incubatio: el enfermo, pagaba el tratamiento y dormía en el interior del santuario, donde un sueño le sugería el modo de alcanzar la curación o bien le revelaba el futuro.

36-Αβατον.

37-Φάρμακον, remedio, medicamento, droga. Pero también veneno, encantamiento, operación mágica.

38-Χθόνιος, pertenecientes a la tierra. Dioses del inframundo, relacionados con antiguas deidades mediterráneas, anteriores a los griegos. Algunos cultos ctónicos practicaban el sacrificio ritual nocturno. Se realizaba en un βοθρος-pozo- o μεγαρον-cámara subterránea-. En otras ocasiones la víctima era sacrificada sobre un βομος -altar-. Las ofrendas eran normalmente quemadas íntegramente o enterradas, en vez de ser cocidas y repartidas entre los devotos, como era la práctica frecuente en el culto a las deidades celestes.

39-PAUSANÍAS II, 27,2.

40-SOLON. Elegía a las Musas. 57-61.

41-PAUSANÍAS II, 27,3.

42-ARISTÓFANES, Las avispas. V 118—124.

43-Oropo – Ορωπώς–, ciudad del Ática. Estaba en la desembocadura del río Asopo, frente a la isla de Eubea y muy cerca de la frontera con Beocia. Fue famosa por su santuario de Anfiarao, excavado por la Sociedad Arqueológica Griega. En el lugar se halló un templo, una fuente sagrada – donde los fieles arrojaban monedas-, altares un pórtico y un pequeño teatro.

44-Επαρχή

45-PINDARO, Odas Píticas III, 54-57.

46-Alcmeón de Crotona fue médico y filósofo pitagórico del siglo VI a.C.

47-DIOGENES LAERCIO, Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, VIII, 83.

48-PLATÓN, Fedón 85E-86D.

49-Hipócrates –πποκράτης– nació en Cos en el 460 a.C. y murió en Tesalia circa 370 a.C. Denominado padre de la medicina, por su impronta permanente en esta ciencia. Se le atribuye un Corpus Hipocrático, aunque se duda de su autoría en la mayoría de los casos. Posiblemente se tratase de los textos de una escuela de medicina.

50-También conocida como teoría del deber. Es decir el conjunto de deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de una disciplina, como lo definiera Jeremy Bentham.

51-ARISTÓTELES, Política III. 11.11

52-ESOPO, Fábulas. El médico incompetente, El lobo médico, El enfermo y el médico y La vieja y el médico, son ejemplos de la precaria reputación de los médicos en el siglo I.

53-ARRIANO, Anábasis de Alejandro Magno VII, 14, 4.

54-Ιατορία, arte o ciencia de la medicina.

55-JAEGER. W. Paideia p 798.

56-De Κλίνη, lecho, cama.

57-Διαγινωσχω, discernir, distinguir, conocer. Pretende determinar el carácter de una enfermedad mediante el análisis de sus signos. El diagnóstico se realizaba a partir de la naturaleza común a todos los hombres y de la peculiaridad de cada uno, de la enfermedad, del tratamiento prescripto, de los fenómenos celestes, de cada región, de las costumbres, de la dieta, de la edad de cada uno, por las palabras o el silencio del paciente, por su actitud frente al mal, por sus pensamientos, por el sueño o su ausencia, por las deposiciones y orines, por los vómitos, sudor, fiebre, escalofríos, tos, estornudos, hipo, respiración y eructos. Epidemias I, 23.

58-Sobre la dieta 2.

59-Premoniciones II, 1.

60-Epidemias I, 11. En idéntico sentido Afecciones 13.

61-En este sentido, Tucídides VI, 14. Discurso de Nicias.

62-Тέχνη, arte, ciencia, oficio, profesión.

63-Epidemias I, 11. Aforismos I, 1.

64-En este sentido, Epidemias I, 1.

65-Predicciones II, 2.

66-Predicciones II, 4.

67-Predicciones II, 2.

68-Predicciones II, 1.

69-Predicciones II, 2.

70-A modo de ejemplos de procedimientos encontramos en Sobre los humores. 10. “Entre los tratamientos externos que pueden beneficiar están: untura, afusión, fricción, cataplasma, venda de lana; las partes internas obedecen a estos tratamientos de igual forma que las externas reaccionan ante lo que se administra por dentro”. El tratamiento de la afusión, consistía en verter agua fría sobre todo el cuerpo o la zona afectada, se esperaba que por reacción el paciente recuperara su calor natural. El uso de la terapéutica era muy limitado. Fármaco (φάρμακον,) se consideraba a toda sustancia exterior capaz de producir alguna modificación en el enfermo. Incluía desde una comida especial hasta un purgante. Ejemplo de φάρμακον es el uso del eléboro (Helleborusfoetidus) que producía una violenta purga en el paciente.

71-Predicciones II, 4.

72-Epidemias III, 16.

73-Humores, emparentado con el verbo Χέω, verter, derramar. Varían en número y cualidades. Son elementos fluidos que se mueven en el cuerpo en varias direcciones. Se distinguen por color: blanco (flema), amarillento o casi negro (bilis) o por calor: la flema es fría, la bilis es caliente. Los humores aparecen en el Corpus hippocraticumconformando un sistema binario arcaico: bilis – flema o bien uno cuaternario de cuatro humores, correspondientes a las cuatro cualidades frio-caliente, húmedo-seco. Este último sistema sustenta los cuatro tipos de constituciones clásicas del individuo, según el tipo de humor predominante en su organismo: melancólico, sanguíneo, flemático o bilioso.

74-La cocción (πέΨις) es la transformación de la materia pecante cuando el proceso morboso entra en vías de curación. Las cocciones indican la proximidad de la crisis y la seguridad de recuperar la salud. El concepto es opuesto a crudeza o incocción.

75-Crisis, Κρίσις, separación, distinción, resolución desenlace, resultado. Deriva del verbo Κρίνω, separar, juzgar, decidir. Es la transformación decisiva en un momento de la evolución de la enfermedad y que la orienta favorablemente. Algunas enfermedades presentaban crisis sucesivas separadas por una intermisión o intervalo sin fiebre. Al respecto, Epidemias I, 26.

76-Días en que se producía la crisis. Se buscaba una relación numérica lo más exacta posible que fijara el día en que la crisis iba a producirse. Denota influencias pitagóricas.

77-Ύποστροφή, recaída, retroceso, repliegue, huída.

78-Καιρός, momento oportuno, coyuntura favorable, conveniencia, ventaja.

79-Se señalan afecciones predominantes según la estación del año. Al respecto HERODOTO II, 77 ” Las enfermedades se les producen a los hombres en los cambios de todas las demás circunstancias, pero, especialmente en las propias de las estaciones” y Epidemias III, 15 “…el invierno, cuando sobreviene, resuelve las enfermedades estivales y el verano, cuando sobreviene, resuelve las enfermedades invernales”

80-De importancia la influencia del sol y los vientos. Ciudades expuestas a los vientos calientes del sur, producen habitantes flemáticos. Todo se relaja y distiende. Territorios barridos por vientos fríos del norte, generan carácter salvaje y personas biliosas, todo se comprime y fortalece. Los vientos del este, son los mejores, las personas bajo su influencia son sanas y vigorosas, en cambio espacios batidos por vientos del oeste produce un ambiente hostil, malsano y muchas enfermedades.

81-Fundamentalmente los solsticios (Ηλιόςτροπή, giros, revoluciones del sol), equinoccios, (cuando la duración del día y la noche son iguales, es decir están en ισορροπία, en equilibrio), cateterismos y constelaciones.

82-La dieta, δίαιτα, no solo incluía la alimentación, las bebidas y las propiedades de las aguas, también la práctica de actividad física y el descanso, el concepto reflejaba más bien la idea de “modo de vida”. En relación a las aguas, se consideraban mejores las orientadas al este y las peores las orientadas al oeste. Una persona sana podía beber de cualquier fuente, no así una enferma.

83-Como sean los países, serán sus gentes. El aspecto y costumbre de los hombres se ajusta a la naturaleza del país.

84-Por ejemplo, zonas pobres, sin vegetación y sin agua, fomentan hombres vigorosos y orgullosos de carácter, agudos y aptos para las artes.

85-Epidemias III. 16.

86-PLATÓN, Fedro 270 c.

87-Aforismos III, 6.

88-Sobre los aires, aguas y lugares 2.

89-Sobre los aires, aguas y lugares. 1.

90-Sobre los aires, aguas y lugares. 1.

91-Sobre los aires, aguas y lugares. 7.

92-Sobre los aires, aguas y lugares. 1.

93-Sobre los aires, aguas y lugares. 1.

94-Sobre los aires, aguas y lugares. 2.

95-Solsticio de verano es cuando el sol se posiciona en el trópico de Cáncer (hoy día es el 21-22 de junio para el Hemisferio Norte), en el solsticio de invierno el sol se ubica en el trópico de Capricornio (hoy día el 21-22 de diciembre para el Hemisferio Norte). En Grecia por el siglo V a. C. el solsticio de invierno sucedía entre el 26 de diciembre y el 3 de enero y el solsticio de verano acontecía entre el 1-2 de julio. D.R. DICKS. EarlyGreekAstronommytoAristotle.

96-Los equinoccios se producen cuando la duración del día y la noche son iguales. Es el momento en que el sol, en su recorrido se posiciona en la intercepción del ecuador y la eclíptica. Se modifica unos 50 segundos de arco por año, fenómeno conocido como precesión de los equinoccios, completando el circuito de la eclíptica cada 25.000 años. El equinoccio de primavera se produce el 20-21 de marzo y el de otoño el 22-23 de septiembre, para el hemisferio norte. D.R. DICKS. EarlyGreekAstronommytoAristotle.

97-Se refiere a la estrella Sirio o Canícula (Σείριος), la más conspicua de la constelación del Can mayor (Canismaior). Aparecía al amanecer entre el 23 de julio y el 2 de septiembre en época clásica, cuando los calores estivales eran más severos.

98-Arturo (Αρκτοuρος), “guardián de la osa”. Estrella más brillante de la constelación de Bootes.

99- Pléyades (Πλειάδες), “los siete cabritos”, cúmulo abierto, perteneciente a la constelación de Taurus.

100-Sobre los aires, aguas y lugares. 11.

101-PLATÓN, en El Timeo 84 d, clasifica las enfermedades en tres grupos, según su causa. El tercer tipo esta compuesto por enfermedades debidas al viento, la flema y la bilis.

102-Peri physon 3.

103-Peri physon 4.

104-Peri physon 3.

105-Las fiebres se clasificaban en semiterciaria (aparecían en días alternativos), terciaria (se repetía cada tres días), cuartanas (se exacerbaban cada cuatro días) y fiebres erráticas (sin regularidad manifiesta).

106-Peri physon 6.

107-Peri physon 6.

108-Sobre la dieta 2.

109-Πόνος, trabajo, fatiga, ejercicio fatigoso.

110-Σίτος, alimento sólido, pan, harina, trigo, grano.

111-Ποτός, bebida.

112-Sobre la dieta 2.

113-Sobre la dieta 2.

114-Sobre la dieta 2.

115-Peri physon 1.

116-TUCIDIDES II, 49, 2.

117-Estos datos, se obtenían a través de una cuidadosa interrogación del paciente sobre el comienzo de sus dolencias, a lo que se llamó άνάμνησις. El estado actual del paciente, lo certificaba el médico mediante una cuidadosa observación (διάγνωσις). Posteriormente, mediante el estudio conjunto del pasado y presente de los signos de la enfermedad (σημεϊα) se pretendía la predicción del curso de la enfermedad (πρόγνωσις). ALBY, Juan Carlos. La concepción antropológica de la medicina hipocrática.

118-TUCIDIDES II, 51, 4.

119-TUCIDIDES II, 50, 1.

120-TUCIDIDES II, 51, 1.

121-TUCIDIDES II, 51, 4.

122-TUCIDIDES II, 52, 2.

123-TUCIDIDIES II, 52, 1.

124-TUCIDIDES II, 54, 1. Morían en el interior hacinados, por la peste, que no se manifestaba en el exterior de las murallas de Atenas, donde los sitiadores espartanos, no sufrían los efectos de la aglomeración humana.

125-TUCIDIDES II, 52, 3. Quizá Tucídides, este afirmando, de forma solapada, la impotencia de la medicina sacerdotal frente al mal.

126-TUCIDIDES II, 50, 1.

127-TUCIDIDES II, 51, 3.

128-TUCIDIDES II, 51, 3.

129-TUCIDIDES II, 52, 3.

130-TUCIDIDES II, 53, 4.

131-TUCIDIDES II, 53, 2.

132-TUCIDIDES II, 52, 4.

133-TUCIDIDES II, 53, 4.

134-TUCIDIDES II, 53, 3.

135-TUCIDIDES II, 53, 1.

136-TUCIDIDES II, 51, 1.

137-TUCIDIDES II, 51, 6.

138-TUCIDIDES II, 54, 3.

139-TUCIDIDES II, 54, 4. La guerra que sostenía Atenas con los lacedemonios y sus aliados peloponesios, podía interpretarse como la guerra doria que pregonaba el verso y la peste anunciada, como la epidemia sufrida en ese momento.

140-TUCIDIDES II, 54, 4. Como finalmente sucedió.

141-ISOCRATES, Discursos I. Esta afirmación, aunque grave error histórico (la peste atacó Atenas durante los años 430 al 427 a.C. mientras que el proceso, condena y ejecución de Sócrates sucedieron en el 399 a.C.), refleja el intento de justificar los terribles efectos de la peste, desde el punto de vista religioso, como el castigo por alguna acción impía cometida por los atenienses.

142-Predicciones II, 1.

143-ARISTÓTELES, Política III. 11.11

144-En Epidemias, se describen cuatro constituciones o catástasis, de las cuales tres transcurren en Tasos. Lo que atestigua la presencia y actividad de médicos hipocráticos en la isla.

145-TUCIDIDES, V, 26.

BIBLIOGRAFÍA

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– HOMERO, Illiada, Canto I y IV.

– HERÓDOTO, Los nueve libros de la historia, Libro II. Euterpe.

– PAUSANÍAS, Descripción de Grecia. Libro I7 y II.

– PINDARO, Odas Píticas III.

– GARIBAY, K. Mitología griega, dioses y héroes.

– CORINTO-MICENAS-NAUPLIÓN-TIRINTO-EPIDAURO. Emplazamientos arqueológicos y museos

– PLATÓN. Fedón. Timeo.

– DIÓGENES LAERCIO, Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, VIII, 83.

– ARISTÓTELES, Política.

– DURANDO Furio. Grecia Antigua. Grandes civilizaciones del pasado. Folio. P-180-189.

– ALBY, Juan Carlos. La concepción antropológica de la medicina hipocrática. Enfoques XVI, 1 (Otoño de 2004): 5-29.

– SOLÓN, Elegía a las Musas.vv 57-61.

-JAEGER, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega. Fondo de Cultura Económica. México. 2012.

– DICKS. EarlyGreekAstronommytoAristotle. 1970)