GEORGE II

GEORGE II

Como si fueras un rey o un papa: George II. Pero George, sin la “s” final. Porque te gustó esta ortografía, practicada por George Sand para feminizar su nombre. Sin embargo en el registro civil eras “Georges” por supuesto: un chico. E intentaste de vestirte de mujer. Un poco, no completamente.

Georges 2 porque la primera serie de las fotos ha sido publicada varias veces, y ahora los negativos están perdidos. No sé como, pero no los encuentro. En cambio encuentro otras fotos, cuyos negativos también han desaparecido.

Estas fotos fueron tomadas dos o tres años después de la primera serie. Aquí estás al sol del verano más tardío. Sonríes en la foto, sonríes a ti mismo, te gozas y te burlas tanto de ti como de mi.

También te quedas dormido al sol. Te quedas dormido o te caes en la tristeza. La vida siempre ha sido injusta contigo. Nunca lo olvidas. Tu nacimiento mismo fue una herida. Recitas de memoria “fractura parietal…”.

Un niño nació y creció cerca de ti, uno de tus cercanos como muchos otros. Sabes lo que es sentir cercano.

Sí, salut! Contigo no había nada espectacular en separarse o en reencontrarse: meses de ausencia eran como un instante en un presente continuo, reanudas enseguida. Me gustaría decir que siempre es así, tantos años después de tu muerte. Y sé que esto es falso – pero no sólo. Salut!

Nota de la traductora

En busca de pistas curiosas que posiblemente me podrían ayudar a entender por qué la persona Georges, que aparece en las fotografías del filósofo Jean-Luc Nancy, quería feminizar su nombre al modo de la novelista y escritora de memorias, George Sand (Amantine-Lucile Aurore Dupin 1 de julio 1804- 8 de junio 1876), y por qué tenía la intención de vestirse como mujer, me encontré con la correspondencia entre Sand, ella misma un travestida, y su íntimo amigo el escritor Gustave Flaubert[1]

Entre los ingeniosos comentarios sobre:

  1. Las revistas de la época (“y la Crítica de la razón pura del nombrado Kant, traducida por Barni, es una lectura más pesada que la Vie Parisienne de Marcelin”);[2]
  2. La histeria (“¿No es [la histeria] un malestar, una angustia causada por el deseo de un algo u otro imposible?”);[3]
  3. El teatro de París (“¿Por qué es el teatro una causa general de delirio? Una vez que uno está en ese terreno, las condiciones ordinarias están cambiadas”);[4]
  4. La guerra franco-prusiana (“El buen francés quiere luchar: 1) porque cree que es provocado a ello por Prusia; 2) porque la condición natural del hombre es la barbarie; 3) porque la guerra en sí misma contiene un elemento místico que embriaga multitudes”);[5]
  5. Y el conflicto entre monárquicos y republicanos (“las palabras república y monarquía los harán reír […] una república moderna y una monarquía constitucional son idénticas”);[6]

… encontré una carta de amor de George Sand,[7] en la que aparte de la imperecedera fidelidad de ella a Flaubert (“Su carta fue reenviada a mí desde París. No está perdida, la cuido mucho para dejar que se pierda”) y su contra-intuitiva confesión sobre la diferencia sexual o lo que en aquel momento se conocía como “le sexe” (“Ahora que ya no soy más una mujer, si el buen Dios fuera justo, debería convertirme en hombre”), hay un pensamiento realmente atractivo sobre el acto de la “lectura” y los “lectores” que, pienso, proporcionará un marcado contraste con el texto de Nancy por demás elíptico, publicado aquí por primera vez traducido al español. A continuación cito en extenso para que los lectores, incluyéndome como la primera lectora/traductora del texto, puedan trazar las diferencias entre los dos textos:

“¿Por qué su viaje permanece inédito? Usted es muy coqueto [coquet]. Usted no encuentra lo que hace como digno de ser mostrado. Eso es un error [tort]. Todo lo que emite un maestro es instructivo, y uno no debería temer mostrar alguno de sus bocetos y dibujos. Ellos permanecen muy por encima del lector, y muchas cosas son rebajadas a su nivel en donde el pobre diablo permanece vulgar [vulgaire]. Uno debe amar más a los tontos [bêtes] que a uno mismo, ¿no son ellos los verdaderos infortunados del mundo? ¿No es eso la gente sin gusto y sin ideales que se aburren, que no disfrutan nada y que no sirven para nada? Uno tiene que permitirse ser maltratado, que se burlen de uno [railler], y despreciado por ellos, eso es inevitable. Pero no hay que abandonarlos, y siempre hay que lanzarles buen pan, ya sea si prefieren la m. o no. Cuando estén saciados con la basura, comerán el pan; pero si no hay ninguno se comerán la m. en sæcula seculorum.”

Agradezco a Jean-Luc Nancy por escribir para mí un nuevo texto sobre “Georges”, así como por enviarme las fotos reales del texto que se reproducen aquí. La tercera foto muestra al último hijo del filósofo, Augustin, sosteniendo firmemente ambas muletas de Georges.

[1] George Sand y Gustave Flaubert, Correspondance entre George Sand et Gustave Flaubert, Paris, Calmann-Lévy https://archive.org/details/correspondancee00sand Agradezco a Stefania Acevedo Ortega (alumna de Filosofía, Colegio de Filosofia, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México) por su meticulosa revisión del español de esta nota. La traducción de las citas de la cartas, las que vienen a continuación, es mía.

[2] Carta CCXVIII a George Sand, marzo 1872.

[3] Carta XLIV a Gustave Flaubert, en Croisset Nohant, 15 de enero 1867.

[4] Carta CCLXXXII a George Sand, sábado 26 de septiembre 1874.

[5] Carta CLXX a George Sand, Croisset, noche de miércoles… 1870.

[6] Carta CXCV a George Sand, Croisset 8 de septiembre 1871.

[7] Carta XXI a Gustave Flaubert, en Croisset Nohant, noche de lunes, 1 de octubre 1866. Todas las citas son de esta carta.

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