La primera vez que tuve acceso a los Seminarios de Zollikon, fue porque pedí orientación al traductor en relación a que impartiría un seminario sobre Heidegger a un grupo de estudiantes en Psicología y, necesitaba pues, un “Heidegger para psicólogos”. Sin tener la más remota idea sobre estos seminarios, el Dr. Xolocotzi me facilitó, con su amabilidad y apertura que lo caracteriza, una primera versión de su traducción con la que pude trabajar con mis alumnos. Yo, ya un tanto familiarizado con la Ontología Fundamental de Ser y Tiempo, me percaté que los Seminarios de Zollikon podrían funcionar como una introducción a Ser y Tiempo que, incluso, rebasaría los temas ahí tratados o como se afirma en la Nota del Traductor del libro que presentamos ante ustedes “este libro puede verse como una extraordinaria introducción a la fenomenología hermenéutica de Martin Heidegger desde Heidegger mismo”. (Heidegger 2013, p. 9). Bajo esta perspectiva y con la experiencia de aquél curso, puedo asegurar que el libro es recomendable para aquellos que se inician en el pensamiento filosófico de Heidegger, pues, en esta obra, el autor utiliza un leguaje holgado que para nada es el lenguaje riguroso, duro, condensado, en algunas ocasiones hasta hermético, de Ser y Tiempo, pero esto, aclaremos, no significa que los Seminarios de Zollikon sean un asunto o tarea fácil, todo lo contario, pues no son una repetición de Ser y Tiempo en un lenguaje sencillo, sino una plena reformulación de los principales problemas tratados de la obra más conocida y contienen un agregado, por decirlo así, de otros temas como el cuerpo, las enfermedades psicosomáticas, las patologías mentales, la esquizofrenia, el estrés, el fenómeno del ruborizarse, la teoría de la relatividad, la física atómica, la transferencia psicoanalítica, la manía, por mencionar algunos. Asuntos, pues, que comúnmente no se asocian a Heidegger o, por lo menos, no directamente a la Ontología fundamental de Ser y Tiempo y que mantienen un diálogo con las ciencias.
Más allá de esto, el libro, pues, plasma, sin lugar a dudas, las fases de un diálogo entre filosofía y psiquiatría. La obra que aparece bajo el nombre Seminarios de Zollikon expone tres modos de conversar entre el filósofo y los médicos. Se trata de un diálogo que se inicia con Medard Boss en 1947, mas a partir de 1959 cobra la forma de seminario con psiquiatras y estudiantes de psiquiatría. La obra consta de tres apartados: el primero se arma con el protocolo de las sesiones donde están presentes todos los participantes (entre 50 y 70 nos dice el propio Boss en su Prólogo); propiamente los seminarios, que son el eje medular de la obra. El segundo da cuenta de los diálogos que tenían Medard Boss y Heidegger y, que gracias a la dedicación de Boss, resulta esclarecedor de algunos términos e ideas complejas que se fueron abordando paulatinamente en los seminarios. La última parte contiene fragmentos de las cartas de Heidegger a Medard Boss y muestra algunas consideraciones fundamentales sobre las sesiones de los seminarios entre una espontánea y nutriente conversación entre amigos (los gustos por el chocolate, las planeaciones de viajes y asuntos por el estilo).
En este estado de cosas, pareciera extraño, sin embargo, que Heidegger quisiera entablar un diálogo con médicos o un público científico, pues sabemos que el pensador de Meßkirch ha criticado las bases del pensar científico comparable a lo que hiciera su maestro Husserl, e incluso, sabemos, ha afirmado que “la ciencia no piensa”, afirmación que, como indica el mismo Heidegger, “resulta escandalosa” y dice: “dejemos a la frase su carácter escandaloso, aun cuando apostillemos inmediatamente que, no obstante, la ciencia tiene que habérselas con el pensar en su propia forma especial” (Heidegger 2005, p. 19) Ante lo escandaloso de la afirmación, podemos decir, si la ciencia no piensa, ¿para qué dialogar con sus representantes? Antes de intentar una respuesta, recordemos que Heidegger ha dicho: “En la medida en que en nuestro camino hemos de hablar de las ciencias, no nos pronunciamos contra ellas, sino a favor de ellas, a saber, en pro de la claridad acerca de su esencia” (Heidegger 2005, p. 76.). Esto nos indica que nuestro autor, obviamente no está en contra de la ciencia, sino a favor, con tal que se pueda aclarar su esencia. Como sea, para dar respuesta a ello, en primer lugar podemos decir, como menciona Boss, este acercamiento se da por la amabilidad del autor, en segundo lugar, porque “Heidegger vio la posibilidad de que sus intuiciones filosóficas no permanecieran inmóviles en las aulas de los filósofos, sino que pudieran beneficiar a numerosos seres humanos y, sobre todo, también a los necesitados”. (Heidegger 2013, p. 18). Pero ante todo, las circunstancias de la guerra. De lado de Boss, arrancado de su trabajo civil (profesor asociado y psicoterapeuta) y desplazado como médico de batallón, desempleado y lleno de aburrimiento en su nuevo rol, tuvo la noticia de y el interés por, Ser y Tiempo, de ahí el acercamiento y paulatino conocimiento de la filosofía heideggeriana e intentar un acercamiento personal con el filósofo. De lado de Heidegger, su periodo de “locura” o “colapso” en el que el autor requiere de atenciones psiquiátricas en el sanatorio de Badenweiler, entonces, de alguna manera, Heidegger se interesa, pues ha vivido en carne propia un problema psiquiátrico en ese periodo, por la psiquiatría y sus bases científicas y comprende que indagar en ello, ha de ser, también, responsabilidad del psiquiatra y no sólo del filósofo, asunto que Boss comprende muy bien y se responsabiliza ante ello. Como sea y bajo las circunstancias que sean, es claro, Heidegger quiere que su pensar tenga una resonancia en un público amplio y Boss le ofrece esta alternativa. Pues, como afirma Heidegger: “Es de la mayor urgencia que haya médicos pensantes que no están dispuestos a ceder el campo a los técnicos científicos” (Heidegger 2013, p. 134).
En fin, en los seminarios (la primera parte del texto), los interlocutores son los médicos no versados en filosofía y Heidegger y asombra seguir, como lector, el curso de las intervenciones y el contenido de los primeros seminarios (llenos de incomprensiones del pensar heideggeriano y su lenguaje y por la molestia, por decirlo así, a la crítica a los fundamentos de la ciencia. Sin embargo, también se puede notar, paulatinamente, la evolución en la comprensión de la filosofía heideggeriana en estos interlocutores, debido a la exigencia del propio Heidegger.
En conclusión, los Seminarios de Zollikon constituyen en la obra de Heidegger una experiencia del pensar sui gel se destapa un ejercicioutos en esta ediciiquia si no piensa, pues para qgeriano y su lenguaje y por la molestia, por decirloeneris. En los que se destapa un ejercicio que pretende dar a entender las limitaciones de la ciencia moderna y en el que la crítica a la subjetividad implicaría un retorno al preguntar fundamental por el sentido del ser a través del Dasein humano.
La importancia de los Seminarios de Zollikon, por lo dicho anteriormente, es tal, que merece, en su traducción al castellano, una mejor difusión y estamos seguros que la acogida que le da la Editorial Herder para esta, su Segunda Edición, dará a conocer esta singular obra, por su estilo poco usual, a un público más amplio, tal y como lo deseaba el propio Heidegger y estamos seguros, que la resonancia del pensamiento heideggeriano, a través de esta obra, dará mayores frutos en esta edición que ahora presentamos.
Daseinsanalyse
Bibliografía:
Heidegger, Martin (2005), ¿Qué significa pensar?. Trad, de Raúl Gabás Pallas. Madrid: Editorial Trotta.
Heidegger, Martin (2013), Seminarios de Zollikon. Trad, de Ángel Xolocotzi Yáñez. México D.F.: Editorial Herder.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.