La genealogía como des-encuentro entre Nietzsche y Foucault

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La genealogía como des-encuentro entre Nietzsche y Foucault

5.

Michel Foucault se formó en el rigor académico de la universidad francesa de fines de los 40, en la cual predominaba, sin competencia, la filosofía de Hegel, Marx y la fenomenología. Sin embargo, el pensamiento de Nietzsche se hacía latente al margen de esta predominación.[1] El Nietzsche que es recuperado por los franceses es el que critica el historicismo, la dialéctica, etc., pero además les proporciona a éstos la posibilidad de apropiarse de temas como el acontecimiento, el lenguaje, subjetividad, el fragmento y la diferencia, que estimulan una manera diferente de filosofar. Queda clara la influencia y aportación que Nietzsche ejercitó sobre Bataille, Klossowski, Deleuze, Foucault, Derrida, etc. Lo que lleva a observar que Foucault no era el único en esta empresa, pues formaba parte de una camarilla de intelectuales que se comprometieron a formar una interpretación distinta de filosofar.

Puede decirse que Foucault entró en contacto con la obra de Nietzsche en el verano de 1953. En Historia de la locura en la época clásica y, la tesis complementaria, Introducción a la antropología de Kant -presentados para la obtención del doctorado-, son textos donde se enseña explícitamente los resultados de este encuentro. Los proyectos de Foucault están en la senda abierta por Nietzsche,[2] aunque pensados en términos de descubrimiento, invención, y de estrategia. Él lo dice: “lo más honesto habría sido, quizá, citar apenas un nombre, el de Nietzsche, […] en mi opinión, es el mejor, más eficaz y actual de los modelos que tenemos a mano para llevar a cabo las investigaciones que propongo”.[3] En un detallado análisis que el francés hace Sobre verdad y mentira en sentido extramoral sostiene: “tomé este texto de Nietzsche en función de mis intereses, no para mostrar que ésta era la concepción nietzscheana del conocimiento…”,[4] no tiene pues ninguna dificultad en reconocer la formación que lo llevó a inventar otras ficciones filosóficas. Esto lleva a formular la pregunta desde qué perspectiva analizar la recepción del pensamiento de Nietzsche en la obra de Foucault.[5] Habría que preguntarse si acaso se da una experiencia que transforma sin asimilar o se reduce el proyecto de uno a los postulados del otro. Puede el pensamiento nietzscheano hacerse cargo del proyecto de Foucault o el pensamiento de Nietzsche deviene en una buena filosofía foucaulteana.

Ante estas preguntas, el trabajo busca demostrar que hay una formación de des-encuentro[6] entre Foucault y Nietzsche con respecto a la genealogía.[7] Se mostrará que dicha experiencia redunda en beneficio, necesidad, y significado de concebir, formular y defender otras maneras de pensar.[8] Seguramente Foucault tuvo muy presente la cita que hace Nietzsche de Goethe, que dice que habrá de detestar todo aquello que únicamente instruye sin acrecentar o vivificar de inmediato mi actividad.[9] Los trabajos genealógicos de ambos buscan inquietar ahí donde uno se siente estable, cómodo, identificado, y describir ese poder que se ejerce sobre la vida cotidiana bajo los términos de subjetividad, objetividad, historia. Sin embargo filósofo francés no sigue el análisis histórico-lingüístico[10] de la genealogía nietzscheana, que parte de dos o tres conceptos para interpretar la historia de la moral cristiana. El filósofo francés en su formación no buscó la mera acumulación del conocimiento sino la multiplicación de perspectiva que alientan a la vida, por lo que ofrece el análisis histórico del poder-saber, no muy apartado del “color gris y apagado de lo documentable”[11] del trabajo del alemán. Por ello, no puede situársele fuera de los trabajos de la historia de la moral[12] nietzscheana, que sugiere el aumento potencial y creativo de la filosofía. Comenta Martiarena que la genealogía es “una ciencia cuya práctica es recompensada con la jovialidad y que acaso pueda ayudar, al menos preparar el terreno, para el mañana, para un nuevo crear, para el surgimiento de nuevos valores”.[13] Así que se puede leer a un Foucault jovial añadiendo nuevos rubros de indagación que en Nietzsche no sé encuentran, que van emergiendo nuevos problemas que hay que pensar o valorar de otra manera.

5.1

Convencionalmente se dice que hay tres etapas intelectuales[14] en Foucault, caracterizando la segunda etapa como genealógica, donde comienza a problematizar de otra manera el poder,[15] en virtud de la estimulación de los hombres. Los postulados genealógicos y la “eventualización” se muestran con claridad en Vigilar y castigar.[16] En este texto expresa la singularidad de los acontecimientos, las dominaciones y sumisiones que el poder crea. Pues la historia crítica foucaultiana tiende a un análisis concreto de las prácticas, de las redes de relaciones concretas e históricamente situadas. Dichas prácticas concretas construyen al sujeto y al objeto dentro de un domino de conocimiento, por lo que pudiese interpretar como una formación de des-saber, pues “en todo caso […] se trata […] de una batalla de los saberes contra los efectos de poder del discurso científico […]”.[17] Por ello, que la formación histórica de la experiencia del castigo y de los reglamentos en las prisiones conlleva la preocupación por las prácticas concretas que constituyen a un sujeto que no es universal. Con lo que su ontología histórica permite que la multiplicidad de los esquemas conceptuales y éstos como principios organizadores de la realidad históricamente situados realicen la destrucción del sujeto del conocimiento, la impugnación del carácter objetivo de la realidad, la disolución del ideal de verdad.

5.2

Por su parte, Nietzsche en Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida menciona tres tipos de historia: crítica, anticuaria y monumental. Sin embargo, habría que considerar una cuarta, que vendría agruparlas bajo la perspectiva de la vida. La cuarta vendría a pensar la existencia tal y como es, tal y como acontece entre salud y enfermedad, nacimiento y muerta, luz y oscuridad, etc. En otras palabras, un movimiento reflexivo de afirmación con la experiencia del eterno retorno. Este pensamiento permite que la genealogía visualice la vitalidad del lenguaje en la historia, donde la experiencia que el hombre tiene del mundo es producto de su organización fisiológica. El espíritu histórico del genealogista ve acontecer un lenguaje con gran fuerza con capacidad de producir perturbaciones culturales, políticas, creando cambios de significación y de subjetividad. Por lo que el futuro se funda en un presente afirmativo de reapropiación del pasado en su destrucción (crítica), pero también su conservación (monumental) y su consolación (anticuaria), que recae en un cuarto momento agrupa a todo lo anterior.

5.3

Foucault refiere a la historia en su procedencia, es decir, acontecimiento singular donde se articula historia y cuerpo, en otras palabras, sistema nervioso, tipo social o raza. El filósofo francés nietzscheanamente dice que el cuerpo es la superficie de inscripción de los acontecimientos, porque el cuerpo está impregnado de historia, y la historia está reduciendo al cuerpo. También apunta a la historia en su emergencia, es decir, donde nuevas fuerzas irrumpen, desplazan, sustituyen en su irrupción un estado de fuerzas, luchas, dominaciones. Presencia la entrada en escena y atiende las formas en las que luchan unos con otras, porque es del enfrentamiento entre ellas de donde surgen los valores, que no son universales, sino sólo una resultante de las luchas de poder. En su historia genealógica Foucault declara que sus trabajos buscan una “eventualización”, esto es, localizar un manojo de poder-saber discontinuo de relaciones múltiples. El estudio de la procedencia en la genealogía no disuelve en lo unitario y coherente la diversidad de lo accidental, lo heterogéneo, lo disperso, sino que lo analiza en este estado de fragmentación, rompiendo cualquier tipo de unidad pretendida o supuesta.

5.4

Puedo concluir que a lo largo de este texto he demostrado que desde la genealogía la relación de Nietzsche y Foucault es la de una experiencia que transforma sin asimilación porque despliega nuevas problematizaciones, nuevas perspectivas. Si bien es cierto que hay momentos donde confluyen los dos filósofos no por ello se adviene la absorción, puesto que se terminan dirigiéndose por caminos distintos. Se puede decir que ambos buscan con la genealogía desmontar ese poder que se ejerce sobre la vida cotidiana bajo la problematización de caminos preliminares, previos, en el crear libertad. Podría considerarse a Foucault cómplice de aventura de la filosofía de Nietzsche, ya que éste no pretendía instituir súbditos, sino educar para que llegasen a ser lo que se es. Así que Foucault logró encontrar a Nietzsche pero también supo alejarse, crear su propio camino, encontrar nuevos puertos en el horizonte. Cabría considerar la relación de Nietzsche-Foucault como una experiencia de des-encuentro en beneficio de pensar de otra manera ante la emergencia de nuevos problemas. Y así como Foucault decía que le represento un desafío Nietzsche, ahora se abre un doble desafío ante nosotros: Nietzsche y Foucault, dos pensamientos que dan para pensar de otra manera y para la transvaloración, sólo falta crear esos nuevos problemas, es decir, desencontrarnos en ellos.

Bibliografía

  1. Castro, Edgardo, “Los usos de Nietzsche: Foucault y Deleuze”, en Instantes y azares, Argentina, Santiago Arcos, Año 2 Nro. 2 (primavera 2002). pp. 59-74.
  2. Deleuze, Gilles, Conversaciones, [trad. de Ministerio francés de la Cultura y la Comunicación] Barcelona, Anagrama, 1993.
  3. Foucault, Michel, Dits et écrits, Vol. II, París, Gallimard, 2001.
  4. La verdad y las formas jurídicas, [trad. de E. Lynch], México, Gedisa, 1983.
  5. Vigilar y castigar, [trad. de Aurelio Garzón del Camino] 1ª ed., Siglo XXI, 2002.
  6. Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976) [trad. de Horacio Pons], 2ª reimpresión, Argentina, 5.1FCE, 2000.
  7. Bouchindhomme, Christian, “Foucault, la moral, la crítica”, en Michel Foucault, filósofo [trad. de Alberto L. Bixio], Barcelona, Gedisa, 1990, pp. .
  8. Martierena, Óscar, “Del sentido de la genealogía”, en Diánoia, México, Volumen XLIX, número 53 (noviembre 2004), pp. 57-69.
  9. Morey, Miguel, “Introducción”, en Tecnologías del yo, [trad. de Mercedes Allende Saazar e Intro. De Miguel Morey], 1ª ed., 2ª reimp., España, Paidós/I.C.E.-U.A.B., pp. 9-44.
  10. Nietzsche, Friedrich, Sobre la utilidad y los prejuicios de la historia para la vida, [trad. y estudio de Dionisio Garzón] Edaf, España, 2000.
  11. Genealogía de la moral, [Intro., trad., y notas de Andrés SÁNCHEZ Pascual] 6° reimpresión, España, Alianza, 2005.

Notas

[1] Cf. Castro, Edgardo, “Los usos de Nietzsche: Foucault y Deleuze”, en Instantes y azares, Argentina, Santiago Arcos, Año 2 Nro. 2 (primavera 2002). pp. 62-63.
[2] Cf. Foucault, Michel, Dits et écrits, Vol. II, París, Gallimard, 2001.
[3] Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, [trad. de E. Lynch], México, Gedisa, 1983, p. 19
[4] Ídem.
[5] Esta problemática recuerda la observación que hace Deleuze respecto a las lecturas que hizo sobre ciertos filósofos, para el caso de Nietzsche dice: “Es él quien te hace hijos a tus espaldas. Despierta un placer perverso […]: el placer que cada uno puede experimentar diciendo cosas simples en su propio nombre, hablando de afectos, intensidades, experiencias, experimentaciones”, en Conversaciones, [trad. de Ministerio francés de la Cultura y la Comunicación] Barcelona, Anagrama, 1993. pp. 13-14.
[6] Bouchindhomme, Christian, “Foucault, la moral, la crítica”, en Michel Foucault, filósofo [trad. de Alberto L. Bixio], Barcelona, Gedisa, 1990, pp. 314-315.
[7] Martiarena, Óscar, “Del sentido de la genealogía”, en Diánoia, México, Volumen XLIX, número 53 (noviembre 2004), p. 68.
[8] Ibíd. p. 64.
[9] Nietzsche, F. “Prefacio”, Sobre la utilidad y los prejuicios de la historia para la vida, [trad. y estudio de Dionisio Garzón] Edaf, España, 2000, p.31.
[10] Cf. NIETZSCHE, Friedrich, Genealogía de la moral, [Intro., trad., y notas de Andrés Sánchez Pascual] 6° reimpresión, España, Alianza, 2005, § 3.
[11] GM “Prefacio” § 7.
[12] M. Foucault, Vol. II, Op. Cit. p. 753; BOUCHINHOMME, Op. Cit. p.314.
[13] Martierena, Op. Cit. p. 61.
[14] Cf. Morey, Miguel, “Introducción”, en Tecnologías del yo, [trad. de Mercedes Allednesalazar e Intro. De Miguel Morey], 1ª ed., 2ª reimp., España, Paidós/I.C.E.-U.A.B., pp. 12-13.
[15] Véase El orden del discurso; Nietzsche, genealogía, historia (ambos de 1971), y por supuesto Vigilar y castigar (1975), el más representativo de esta segunda etapa.
[16] Cf. Foucault, Michel, Vigilar y castigar, [trad. de Aurelio Garzón del Camino] 1ª ed., Siglo XXI, 2002.
[17] Foucault, Michel, Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976) [trad. de Horacio Pons], 2ª reimpresión, Argentina, FCE, 2001, p. 26.

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