PORTADA: JOSÉ ANTONIO URRUTIKOETXEA BENGOETXEA, ‘JOSU TERNERA’, DETENIDO EN FRANCIA
Traducción de Maria Konta
Resumen: La detención del ex líder de ETA, una figura central en el proceso que puso fin al conflicto, es un golpe a la diplomacia y a la paz.
La detención de Josu Urrutikoetxea, que tuvo lugar en el territorio francés, el 16 de mayo en la mañana, en el recinto de un hospital público de Haute-Savoie “por denuncia anónima”, no es una buena noticia.[1] Es un golpe lanzado a la inteligencia política, a la perseverancia en la idea de la justicia, al compromiso con la reconciliación de los pueblos, y a la hipótesis democrática subyacente. No será el pasado del combatiente de Josu Urrutikoetxea, tan bien instrumentalizado por los poderes políticos y estigmatizado por los medios, lo que nos interesará aquí, sino más bien su contribución política al proceso de la paz en curso en el País Vasco.
La centralidad de su contribución personal, demasiado poco conocida, en el proceso que ha permitido de salir del conflicto, el último y más antiguo conflicto armado en Europa occidental, es esencial. Josu Urrutikoetxea, como miembro histórico de la organización ETA, tuvo la valentía de abrir el debate y de reafectar totalmente la estructura con el fin de que ella se da los medios a poner un fin definitivo a la lucha armada.
EL HISTÓRICO DIRIGENTE DE ETA JOSÉ ANTONIO URRUTIKOETXEA BENGOETXEA, ‘JOSU TERNERA’
Afuera, a pesar de los diez años de prisión, los últimos diecisiete años de clandestinidad, logró imponer la transformación de un conflicto, convirtiéndolo unilateralmente de una escena político-militar a una lógica estrictamente política. De esta situación sin precedentes, que abre una nueva era para el País Vasco, él es el protagonista.
Desde principios de la década de 1980, estableció contactos con el gobierno español para implementar las negociaciones de paz de Argel en 1989. Esto no impidió que el gobierno francés comenzara, a principios de enero de este mismo año 89, de desafiarlo en Bayona, mientras ETA acababa de anunciar, a petición del Estado español, una tregua unilateral antes de la apertura de estas discusiones. Después de diez años de encarcelamiento, seis en suelo francés y cuatro en prisión preventiva en suelo español –a entender: sin juicio, ni condena), en 1998 y luego en 2001, fue elegido diputado al Parlamento de la Comunidad Autónoma del País Vasco antes de irse, en 2002, en clandestinidad. Situación de la que no saldrá desde entonces, hasta su arresto el 16 de mayo.
Siendo ese el caso, desde junio de 2005 hasta septiembre de 2006, Josu Urrutikoetxea se encuentra en Ginebra, bajo la protección del gobierno suizo, desempeñando un papel destacado en el proceso de negociación y de establecimiento del plan de trabajo elaborado con el gobierno socialista español. Lo encontramos nuevamente involucrado en el diseño del próximo plan de trabajo, que precedió a la Conferencia Internacional de la Paz de Aiete en 2011. Este último, presidido por el Premio Nobel de la Paz Kofi Annan, proporcionó, entre otros, el cese definitivo de toda acción armada (una proclamación que se hará, como se anunció, tres días después, el 20 de octubre de 2011) y la apertura de negociaciones en Oslo sobre las consecuencias del conflicto, acordadas previamente por ambas partes: el Gobierno español y ETA. Entre 2011 y 2013, Josu Urrutikoetxea, en la capital noruega y bajo la protección del gobierno del país, se encontró en la espera, en vano, a pesar de los compromisos del gobierno, de la llegada de los negociadores españoles. En ausencia de un interlocutor estatal, ya sea francés o español, y a pesar de varias operaciones policiales destinadas a prevenir el desarme de la organización, ETA decidió entregar sus armas a la población vasca para que el desarme total de la organización fuera efectivo el 8 de abril de 2017. Finalmente, el 3 de mayo de 2018, es desde el Centro Henry Dunant en Ginebra que Josu Urrutikoetxea pronunciará, ante la comunidad internacional, la autodisolución de la organización ETA. Aquí hay algunos pasos que marcan la historia colectiva de este territorio hasta la resolución sin precedentes de este conflicto, cuyo carácter unilateral solo puede impresionar. A modo de salvación, ¿se imaginaría, en Sudáfrica, en junio de 1991, una vez que se abolieran los pilares de las leyes del apartheid, que el futuro ganador del Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, volvería a ser encarcelado? ¿Es posible en Irlanda del Norte, en abril de 1998, tras el acuerdo del Viernes Santo, que se ordene el arresto en Belfast y la detención de un Gerry Adams?
Sin embargo, es este mal escenario de lo que estamos preocupados y consternados. En reconocimiento, es una sentencia de prisión que las autoridades francesas se están preparando para infligir a Josu Urrutikoetxea.
No podemos aceptar que las diplomacias de nuestros países y esa de la comunidad europea se humillen hasta este punto. No podemos soportar la inconsistencia política cuando se hicieron tantos gestos unilateralmente – 2011, fin unilateral de la lucha armada; 2017, entrega de armas a la población vasca; 2018, autodisolución de ETA –y acompañadas por una población en todos sus componentes. Rechazamos que frente a la determinación y la posición moral de Josu Urrutikoetxea para superar un conflicto armado, se enfrentará al desprecio, la humillación y, en última instancia, la represión.
El reconocimiento, el respeto por los derechos del hombre, la justicia transicional, el ajuste de las sentencias, estas nociones básicas pero esenciales, no pueden seguir siendo ajenas a nuestros estados y a la Unión Europea. No pueden continuar perseverando y tratando sistemáticamente de penalizar a los actores de este proceso.
Si la comunidad internacional no se demora, por una buena razón, en reaccionar y apoyar abiertamente a Josu Urrutikoetxea, todavía es hora de que el Estado francés haga un gesto fuerte, ilustrado y sustancial con el fin de abrir un espacio político y de evitar una nueva privación de la libertad a aquel que ha sido indispensable para la construcción de la paz y, de este modo, permitir a todas y a todos enfrentar, juntos y con lucidez, el futuro.
Notas
[1] El texto original en francés intitulado “En soutien à Josu Urrutikoetxea” fue publicado en Libération el 30 de mayo 2019. Agradezco a Jean-Luc Nancy por darme el permiso de publicar su traducción en español.
Véanse: https://www.liberation.fr/debats/2019/05/30/en-soutien-a-josu-urrutikoetxea_1730654
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