Huelga: la depresión como estatuto político

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Huelga: la depresión como estatuto político

TOMADA DE ANONYMUS FRANCE

 

Resumen

 Siguiendo lo dicho por el Comité Invisible, pseudónimo de Tiqqun, sobre la depresión como estado de huelga, desarrollaré la idea por distintos frentes, entre los que se hallan el mismo grupo anarquista francés del cual extraje la cita, psicoanálisis de vertiente lacaniana, géneros musicales contemporáneos como el emo y el post-punk, y una incipiente aproximación a lo siniestro o lo horroroso caracterizado aquí como la otra cosa donde se verá cómo la magia, estudiada por De Martino, pasó de ser un elemento por y para lo común a una acepción del liberalismo dominada por la cultura científica y normalizada por la civilización moderna. La depresión como estatuto político que pone en huelga a dicho proyecto de la modernidad y permite la entrada de la otra cosa en los discursos contemporáneos.

Palabras clave: huelga, depresión, magia, política, psicoanálisis, estética.

 

Abstract

Following what was said by the Invisible Committee, pseudonym of Tiqqun, about depression as a state of strike I will develop the idea on different fronts, among which are the same French anarchist group from which I extracted the quote, psychoanalysis of Lacanian slope, musical contemporaries genres such as emo and post-punk, and an incipient approach to the sinister or the horrific characterized here as the other thing where I will present how magic, studied by De Martino, went from being an element by and for the common to a meaning of liberalism dominated by scientific culture and normalized by modern civilization. Depression as a political statute that strikes such a project of modernity and allows the entry of the other thing in contemporary discourses.

Keywords: strike, depression, magic, politics, psychoanalysis, aesthetics.

 

Oteando el título se pueden elaborar muchas líneas de interpretación o, como plantearé en este texto, la siguiente: la depresión como un estado de huelga ante la concienciación de la situación mundial actual.

 

Según el Comité Invisible, uno de los pseudónimos de Tiqqun,[1] la depresión podría ser considerada como un estado de huelga. La depresión no es un hecho sino un tránsito, un proceso, por el cual el sujeto se niega a asumir el peso de aquellos deber ser que provienen de la sociedad del destape.

 

Siendo pues la depresión un proceso, podría compararse con un estado burocrático peor que el kafkiano. Un largo camino de aprobaciones y rechazos por el cual se llega a un juicio siempre inconcluso y agotador. Uno está atrapado en ese proceso sin fin en el que se ven las horas pasar y, cuando los segundos empiezan a apretar más que las horas o los atardeceres de otro día perdido, el deber ser insoportable aparece para señalar “qué” hacer. Aprieta. Push o pull para salir. Pero ni lo uno ni lo otro, estatismo pesado.

 

¿Qué es lo que pasa? Los días siguen pasando, pero el progreso por salir del proceso no parece moverse ni un ápice. En dichas circunstancias, y viendo que ser feliz se ha convertido en la causa y no el efecto de lo que hacemos, el último recurso que queda es irse a dormir, sólo o con ayuda de algún opiáceo. Amigos atrás, parejas que aguantan y otras que se van, sexualidad aburrida y cuasiapagada por la trivialidad cotidiana, libido aplastante que prosigue con sus metas desbordantes al postergarse la idea del suicidio una semana más, que cual vacuum absorbe la irrelevancia y absurdidad del seguir vivo. Visualizaciones de violencia mutiladora e imaginería suicida descargan algo al recordar la posibilidad de terminarlo todo en cualquier momento. No es una dignificación del suicidio como la podría presentar Nietzsche al ser recuperado de las garras del cristianismo o un proyecto vital como lo presenta Emile Cioran. En otra dirección, y esta es una de las tesis que sostengo en este texto, la aparición del suicidio en la conciencia es la constatación inconsciente de la división, como sujeto sexuado, entre el deseo y la carne viva, entre la inmortalidad y la mortandad. La neurosis obsesiva del melancólico, siguiendo lo dicho por Freud en Duelo y Melancolía, expresada en un tormento constante del que goza (término éste de Lacan) sin saber porqué enfrentado a la crudeza del objeto ajeno al soporte fantasmático. Dicho con otras palabras, cuando Ꞩ equivale a a o cuando i(a) (el fantasma) no puede con a, o (una más) lo simbólico no puede agujerear lo real, al Otro.

 

Perdón por el escalado teórico repentino. Pero tenía que soltar la masa en algún lado. Ahora tocará amasar un rato con música indie de fondo. Pero, antes de ponernos a ello, convendría en responder a la siguiente pregunta: ¿qué es eso de “estatuto político” y porqué tendría que ser considerada la depresión como uno de ellos? Por estatuto político entiendo un proceso siguiendo la estela marcada por Tiqqun cuando dicen que: “Aquí prevalece la regla de no-actuar, que se expresa así: la fecundidad de la acción verdadera reside en el interior de ella misma; podría decirlo de otro modo podría decir: la acción verdadera no es un proyecto que uno realiza, sino un proceso al cual uno se abandona. Quien actúa, actúa hoy como niño perdido”.[2]

 

TOMADA DE ALGARATH

 

El estatuto político es un flujo por el que se deambula, por el que uno es hablado. De este modo, si hablamos de flujos y lo vinculamos con estatutos políticos como la depresión, vemos que hay una constante que choca, una molestia constante, algo disonante. No considero que sea disruptivo, como prácticamente todo material de consumo actual, de hecho, valdría más poner Disruptiv®. Por el contrario, es una apertura, una brecha, que funciona como un detector de metales. Las violencias que pasan desapercibidas en la cotidianeidad se manifiestan lumínicas para estos que se hallan en el proceso: los depresivos.

 

Evidentemente no es el objetivo de este paper manifestar el carácter positivo de esta situación política sino, por otro lado, sus efectos clínicos y posibilidades. De hecho, el carácter depresivo llama a la puerta de lo oscuro, lo misterioso, incluso lo siniestro. Son notorios los escritos sobre ello por el filósofo teórico Mark Fisher[3] cuyas vinculaciones con el realismo especulativo y la OOO (Objet Oriented Ontology) le permitieron explorar estas dimensiones que Graham Harman define como una tercera mesa, un surplus que siempre escapa de la primera y segunda mesa.[4] Hay algo que caracteriza al género musical post-punk, pongamos por ejemplo a Joy Division, que no sólo trae en sí la extrañeza de habitar una forma-de-vida que se deshilacha, sino que en ese mismo estado emerge la parábola violenta que marcha desde la negación de flujos hasta la aceptación de lo ignominioso, no ya como negación sino como absoluta diferencia. Es decir, no sólo hay crítica (de ahí el punk) sino también un nuevo porvenir (post). Pero no se me malinterprete, este “nuevo porvenir” no es luminoso en el sentido salvífico, sino que introduce, a mi parecer, lo femenino.

 

¿Qué es lo femenino?[5] Siguiendo a Miquel Bassols y su lectura de Lacan vemos que lo femenino se halla más allá de los géneros. El inconsciente, como señala Lacan, es femenino, y con ello se refería a la interrupción y aparición, vasta, de la otra cosa en el ordenamiento fálico. En palabras de Bassols, “el espacio de la feminidad, del goce femenino, tal como Freud lo había descubierto en su propia experiencia, es justamente este espacio Otro que escapa a la medida fálica y a la lógica binaria del significante, del 1 y del 0”.[6] No se caiga, como siempre, en atribuir lo femenino a la mujer, puesto que ello es Otro no sólo para el hombre y la mujer sino para sí mismo.[7] Ilocalizable, inmedible, e imposible lo femenino vinculado a la depresión y su estatuto político, más la cuestión de lo siniestro elaborada por Mark Fisher, tenemos un grumo en la masa. Convendría seguir amasando y remediar con un poco con agua y harina.

 

Todas esas películas sobre un tipo más bien parado, que se sorprende de lo que sucede a su alrededor, asumiendo la posición del filósofo aristotélico, avanza en las entrañas de los distintos estratos sociales preparados para él. El caso de Eraserhead de David Lynch, largometraje en el que se representa la caída del protagonista, Henry Spencer, interpretado por Jack Nance, en el parenthood en una sociedad industrializada y opresiva, muestra como el enrarecimiento como forma artística presenta la experiencia que Lynch tuvo al devenir padre sumándole un conglomerado de acontecimientos que, cual peces dorados, fueron dándosele mientras vivía en Filadelfia, sitio del cual se marchó para, posteriormente, mudarse a Los Ángeles donde compondría el filme. Aunque una muestra más contundente, considero, se halla en otro de sus largometrajes, Inland Empire. En esta historia, entre el drama y el thriller psicológico, vemos que la grabación ha sido realizada con una cámara de mano ligera[8] como si de una película snuff se tratara: ¿Por qué considero esto?

 

TOMADA DE NOTICIAS 22 DIGITAL

 

Siguiendo la masa de información proveída previamente, el hecho de que la película de Lynch sea, por decirlo claro, cutre o sin muchos artificios o planificación, permite, como es el resultado de la película, una entrada directa al campo de lo misterioso. Algo se detiene. Los instrumentos de medición se pierden y uno queda hipnotizado por un no saber que prosigue su marcha, saboteando cualquier hilvanación de sentido. Como encender el motor de un Cadillac rojo: se sabe el modelo, el color y que funciona, nada más. Algo falla en la usual composición de las historias. El falo pierde su potencia simbólica. Ya no soy mensurable, y la película, la obra, me molesta, me incomoda.

 

Ignatius Farray, cómico de Tenerife ha acuñado un término que viene a colación con lo dicho en el anterior párrafo. Lo que promueve con su famoso keep it cutre se asocia también con el parón y por ende la entrada de lo misterioso. Hay algo que sucede en este tipo de tendencias que desvelan precisamente la idea de velación. No hay nada debajo de la apariencia, todo está expuesto sólo que no entra dentro del régimen de lo visible y lo invisible. Un impedimento para que este régimen, trabajado in extenso por Merleau Ponty en su magno libro Lo visible y lo invisible, se vea producido o, más bien, ajeno al keep it cutre es el aumento de la fuerza de trabajo cognitivo. Concepto éste último de Toni Negri quien considera que en la contemporaneidad el aumento del trabajo cognitivo ya separada del trabajo de las fábricas, sino el del oficinista, publicista, salesman, tendría que expropiarse y mantenerse en otro nivel de producción. Si antes la cuestión radicaba en expropiar los medios de producción ahora la cuestión, aunque muchísimo más compleja, es que Negri nos manda a independizarnos de dicho trabajo cognitivo y apostar por la fuerza de lo común.

 

Aún teniendo mis distancias con Negri, viniendo de dónde vengo,[9] hay algo que, como dice Grimes en una entrevista del 2012 para el magazín Intro, puede salvarse de entre todo lo que resulta a primera vista disgusting. Aquello que puede ser salvado es precisamente esa idea de fuerza de trabajo cognitivo, que Tiqqun se ha encargado de traducir, junto con su teoría de La Jovencita, como fuerza de seducción.[10] Esta fuerza de seducción, perteneciente al dispositivo de La Jovencita es, precisamente lo que puede virar un gesto aparentemente “disruptivo” como puede ser el keep it cutre por una tendencia que ha generado camisetas, pegatinas, etc… ¿Qué implicaciones políticas tiene el keep it cutre? Sabemos que Ignatius Farray parte de una corriente anarquista como bien definió en una entrevista realizada por Facundo Diaz y Miguel Maldonado en su programa No te metas en política allá por el 2017, en la que a cada rato Ignatius desordena la entrevista y confiesa que partiendo de la ansiedad y el nerviosismo construye sus monólogos que deambulan, al igual que los Ultrashows de Miguel Noguera, entre la improvisación y un orden mínimo. ¿Qué es ese orden mínimo? Esa ansiedad y nerviosismo con un plan endeble, la entrada de lo caótico que en vez de producir en el espectador una sensación de desasosiego, produce risa. Pero sucede algo particular, el temor no desaparece. En la improvisación, sabida como tal previamente, cabe la duda de si, en dicho planteamiento previo se pensó algo que atenta contra su presencia. Dicho de otro modo, “no sé qué va a pasar… ¡Ay! ¡Estoy tan emocionada!”. Puede extrapolarse a situaciones resonantes: ruptura de una relación, encuentro con un nuevo partenaire, acudir al cine para ver un estreno o a una galería de arte, un examen (ya sea éste sorpresa o no), etc… Cabe la posibilidad de morir, de que todo vaya absolutamente en el lado contrario del disfrute, es decir, el goce alcance su plenitud genital.[11]

 

En ese “no sé qué va a pasar” acontece un agujero discursivo en el que el sujeto gira en torno. Le hace pensar, imaginar, posibilitar en lo imposible. Es pues en esa onda misteriosa en la que lo siniestro se manifiesta. ¿Lo siniestro? Según la acepción freudiana de lo siniestro, unheimlich, vemos que no solo es lo extraño sino lo familiar. Se ha hablado mucho sobre este tema. Es pues, de ese agujero, de ese vacío, enfrentado el sujeto a su reflejo imposible, donde se presenta el deseo puro, a. Bueno, como siempre, parcialidades, trazas de él. En ese espacio hueco se van hilvanando las palabras sin hilo, el discurso sigue sus cursos por un yo autorreferencial, mientras el inconsciente, transindividual[12] se moviliza.

 

¿Qué tiene esto que ver con el estatuto político y la depresión?

 

Gracias.

 

TOMADA DE ALGARATH

 

La depresión como estatuto político, idea extraída de los escritos de Tiqqun, sirve como discurso. El emo, o emocore, género vinculado al punk, hardcore y/o rock, se caracteriza por la expresión abierta de los sentimientos que atañen usualmente a los procesos de maduración adolescente, aunque no es una condición necesaria sino suficiente. Dependiendo de la banda tendremos una expresión más tranquila o violenta in extremis de esta manifestación afectiva. El emo, perdonen el salto, tiene que ver con el amo. ¿Porqué? Por una simple razón: se le desconoce y se le conoce al mismo tiempo. El emo se caracteriza, además de estar vinculado con la autolesión, la depresión, la angustia, etcétera, se presenta también una característica misantrópica. El emo confunde a su amo con todos y a la par lo ubica más allá de todos. La confusión reina en las canciones de este género. Lo dicho sobre el inconsciente como transindividual clarifica esta prolifera corriente de equívocos y saltos entre a y i(a). El emo se queja de su propio fantasma resquebrajado que no deja por un lado ver el a y por otro le ubica en un discurso contemporáneo. El emo también ha participado de la corriente pop, en la que se ha sobre explotado una industria textil y discográfica cuyos resquicios han sido secularizados hoy en día por las nuevas tendencias, a mi parecer, del trap. El trap o postrap con su representante español Pedro LaDroga como nos explica Ernesto Castro en su libro[13] sobre éste género y su tesis vinculada sobre éste como la representación de la crisis española, da cobijo a esa generación de jóvenes en paro dislocados por un discurso neoliberal en el que se les señala como causa y efecto de su propia situación de exclusión social a la par que contemplan como la maquinaria capitalista prosigue con su cometido de perdurar a pesar de sus contradicciones autodestructivas. El trap y el emo podemos encontrarlo en Lil Peep, ITSOKTOCRY, Young Lean o Pablo Online por nombrar unos pocos. Algunos comentaristas lo tildan de trap existencial, aunque, considero, es caparle sus orígenes emo. Sin abandonar el libro de Castro, aquí un comentario aledaño.[14]

 

Si por un lado tenemos al trap que señala la trampa en la que “emosido engañado”[15] no sólo tenemos un aparato de concienciación sino también, con su vertiente emo, una disfuncionalidad creativa que genera (en el mejor de los casos) nuevos puntos de fuga ante dicha trampa discursiva de las políticas de austeridad propuestas por el neoliberalismo aplicadas por los gobiernos participes del motus de la globalización y la orden del FMI. ¿Cómo se generan nuevos puntos de fuga? Es pues en esos saltos que realiza el emo, confundido, padeciendo dicha ambivalencia y sus destinos (misantropía y depresión) lo que posibilita en su confesión desgarrada y desgarradora por la presencia y ausencia del fantasma (i(a)) y la aparición del a como deseo íntimo carente de la organización dada por la presencia del falo. Esto conlleva al viraje entre el plano de lo masculino y lo femenino. Este último ya tratado antes.[16]

 

Otra relación suficiente pero no necesaria la encontramos en el aspecto de los emos. En muchas ocasiones podemos encontrar que la indumentaria o los cánones empleados por esta tribu urbana se caracterizan por cierto carácter andrógino que juega con la barahúnda del género. Pero, volviendo al tema central, título y tesis de este escrito: ¿cómo la depresión llega a ser un estatuto político?

 

Siguiendo la premisa que Hegel apunta en La Fenomenología del Espíritu de que todo lo racional es real y todo lo real es racional, me aventuraría a proponer que todo lenguaje es político y todo lo político es lenguaje. Esta idea, retomando lo dicho sobre la transindividualidad del inconsciente en Lacan y yuxtaponiendo a ello lo dicho por Éric Laurent en su artículo “El inconsciente es la política, hoy”[17] en el que recordando lo dicho por Lacan en el Seminario XIV, La Lógica del Fantasma, expone una lectura a caballo entre Lacan y J.A. Miller. Si sabemos que Lacan consideraba que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y que éste, el inconsciente, es transindividual, vemos que los discursos que se articulan y con los que el sujeto se las “apaña” para gozar-se (ubicar su goce en los “fantasmas, sueños, fracasos y angustias”[18] sostenidas y transformadas históricamente hasta su contemporaneidad), aniquilan el solipsismo teológico del cogito cartesiano y se lo lanza a la Ciudad, a la Historia.[19] Pero, ¿por qué traigo a Hegel al principio del párrafo? Precisamente por la cuestión de lo real y la racionalidad. Lo real, tomado como aquello entero, macizo, que arrolla, y de acceso único por el espíritu absoluto constituido en su última fase como ser para-sí, es al mismo tiempo la racionalidad. No existe nada fuera, se le ha hecho un kick-out al noúmeno kantiano. Ahora bien, si tomamos lo real como aquello en lo que se van a inscribir los registro simbólico e imaginario y queda reducido al objet a, podemos proseguir con una lectura que no discrimina ni trasciende a Kant ni a Hegel. Es por ello que el campo de la política no solo funciona porque haya oposición sino en una “fractura de la realidad”[20] como dice Marcel Gauchet. Aquí convendría en diferenciar lo real de la realidad. Lacan, siguiendo una cierta lectura de Kant, considera que lo real se distingue de la realidad, pero al mismo tiempo están estrechamente unidas. La realidad es aquello que habitamos cotidianamente, lo representable. Mientras que lo real es el campo de la irrepresentabilidad como tal, puesto que siempre escapa al signo o al imago. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con que la depresión sea un estatuto político?

 

Si tomamos la depresión como estatuto político del cual emergen nuevas formas de tomarse frente a una constante dialéctica entre opuestos y una creciente fractura[21] de la realidad política que genera diferencia en lo mismo y lo hegemónico, aparece éste como un objeto raro y enrarecedor puesto que se halla más próximo a la a, íntimo reducto de lo real, provocador de una aplastante angustia existencial que genera ausencias crudas allá donde solían funcionar. La depresión como estatuto político de huelga como concienciación de una realidad paupérrima padece la dificultad de no ver la aporía puesto que el depresivo se ha convertido en ella. Así es como, entre mis diarios, pude tomarla, tomarme.

 

TOMADA DE MOTS LIÉS

 

Es pues más allá de ese conocimiento de la rareza (análisis de los factores que la determinan) y el enrarecimiento (función, lo que hace, lo que sucede), al que me enfoco. Evidentemente, no propongo una defensa de la depresión, sino la atestiguación de algo que siempre escapa a esos dos conocimientos (analítico y funcional) y es, precisamente, un acercamiento filosófico. Si Sócrates, en la obra de Platón, pretendía definir un concepto sin llegar nunca a dar una definición clara, era, considero, porque dar con un conocimiento hegemónico no es propio de la filosofía, sino su tentación. A lo que creo que apuntaba Sócrates es a algo mucho más superficial, un conocimiento oportuno. Siempre habrá problemas de traducción. Por más que se intenten salvar con metáforas o creando un lenguaje científico, un argot específico para hablar de determinados objetos. Ya Walter Benjamin[22] habló sobre los problemas involucrados a la hora de traducir un poema o un texto sagrado, sus niveles de complejidad comprometen la esencia del mensaje, el lenguaje puro confinado en la obra.[23] Ni el contenido psíquico, ni físico, e incluso matemático, se adecuará al objeto sino por aproximaciones oportunas. Es pues esta aseveración última del texto la que no sólo nos lleva de vuelta al texto comentado de Miquel Bassols y lo femenino, sino que también nos devuelve al principio del escrito. El conocimiento en el que se subsume el depresivo es el de ser consciente. ¿Qué implica esto? Un sentir corpóreo. Si el Otro es el cuerpo[24] y por Otro entendemos lo femenino y con ello lo inconsciente como transindividual, tenemos pues (no solo un concept dropping) que el inconsciente se marca[25] en el cuerpo como Otro. Como señala Éric Laurent sobre el cuerpo hablante de Miller, este “habla y [da testimonio] del discurso como lazo social que viene a inscribirse sobre el cuerpo”.[26] Hay una verdad que emerge desde el cuerpo y se apuntala en el lenguaje, se anida, se anuda a a, sin intermediarios fantasmáticos provocando un no sé qué. Es en este movimiento confesional de pérdida del conocimiento y entrada en el campo de la intimidad en la que hallo resonancias con el estado depresivo y sus fantasmagorías culturales (emo y post-punk) o el keep it cutre de Ingatius Farray y, no tan directamente, de David Lynch.

 

Lo que pasa es que, y aquí la contrariedad, se puede mantener dicha dinámica social como participe de lo siniestro, pero, al mismo tiempo, se la ha de tomar con la seriedad prístina con la que se tomaban la vida aquellos poseídos por el espíritu de la pesadez nietzscheano.[27] No es lo mismo tomarse en serio la broma que bromear en serio. Tal y como he venido exponiendo, el texto apunta a esta segunda forma, la que considero propia de la filosofía, sin olvidar que el horror de tomarse en serio la broma implica ontologizar algo que siempre se escapa. ¿Qué implica pues “bromear en serio”? Implica reconocer la magia, negra (dispositivos) como señala Tiqqun,[28] en la que nos hallamos sumergidos cotidianamente. El depresivo se halla en el espectro de unspelled, es decir, sin ortografía ni hechizo. Sin recta escritura en el cuerpo, sin marcas funcionales, sin conjuros. La magia, como señala Pablo Romero Noguera en su artículo sobre Tiqqun, “sólo puede entenderse como una cuestión social, colectiva, como una manifestación del común (“lo común”) que la labor del individualismo liberal ha carcomido, pero no liquidado”.[29] Más adelante puntualiza junto a De Martino que la presencia en el mundo es en sí un problema que la cultura de la magia reconocía de antemano y al que trataba de darle una salida ritual, mientras que la civilización moderna y la cultura científica la han dado por garantizada, funcionando según una ficción (ser-en-el-mundo, la presencia, como siempre dada) de la que las múltiples e irresueltas patologías contemporáneas (individuales, colectivas, psíquicas, económicas, sociales, políticas…), que ahora vivimos con la máxima intensidad, son una muestra.[30]

 

TOMADA DE NOCTURNIDAD

 

Que el deprimido se halle en ese espectro del unspelled significa que los dispositivos (magia negra) creados para solventar la angustia individual por ser-en-el-mundo ya no funcionan. Es decir, tras una crisis de la presencia al abandonar la magia, el ritual social, y la entrada en el dispositivo y las sociedades del control y lo mensurable atomizado, se ha eliminado de la percepción lo misterioso y sagrado, parte constitutiva, vacío inconmensurable, abismo comunal, al hacer de él equivalencias para el ser-a-la-mano (Zuhandenheit) o ser-a-la-vista (Vorhandenheit).[31] Dicho de otro modo, un utensilio personal, personalizado y personalizable.

 

Como el mito o el ritual, la magia sólo puede ser social, compartida; todo lo demás, es decir cualquier intento -tan contemporáneo- de resolución individual (ya sea terapéutica[32] o farmacológica) de las crisis, son caricaturas neuróticas o narcóticas de lo que fue o de lo que podría ser.[33]

 

Aparece pues, con el estatuto político de la depresión, un bug del dispositivo contemporáneo en el que se apuntalan las limitaciones del mismo y, a la par de una actividad pasiva (la huelga), con corriente como el emo o el post-punk, se señala lo inconmensurable de lo siniestro que fue forcluido precisamente por estos dispositivos encarnando la figura del horror como pueden ser los berridos que emergen de dicho género como figuras paganas y grotescas organizadas en las entrañas de la ciudad y su historia.

 

En conjunción con lo dicho sobre el bromear en serio y las figuras paganas y grotescas organizadas en las entrañas, me gustaría hacer una referencia final al clúster. La organización y disolución momentánea de los grupos de lectura, seminarios o visitas al analista, resuena al bromear en serio, puesto que dicha actividad, su duración, nace y muere en la propia experiencia humorística. Al acabar solo queda el recuerdo y el resorte significante que recorta la injerencia del dispositivo contemporáneo. Es por ello por lo que el bromear en serio conlleva la apertura del sujeto a la creación de nuevos dispositivos y magia. El clúster, asociación espontánea, podría retornar el carácter místico que hacía de lo común no una asociación de fuerzas individuales (liberalismo) sino otra cosa.

 

Bibliografía

  1. Bassols, Miquel, “El inconsciente, femenino, y la ciencia en Lacan XXI”, en Revista FAPOL Online, Volumen 1 (http://www.lacan21.com/sitio/2016/04/16/559/), consultado el 11 de mayo de 2020.
  2. Bengoa Ruíz de Azúa, Javier, “La distinción ser-a-la-mano/ser-a-la-vista en Ser y Tiempo de Heidegger”, en Revista Catalana de Teología, Catalunya, Facultad de Teología, 1994, pp.195-205.
  3. Benjamin, Walter, “La tarea del traductor”, en Angelus Novus, Edhasa, Barcelona, 1971.
  4. Castro, Ernesto, El trap: filosofía millennial para la crisis en España, errata naturae, Madrid, 2019.
  5. De Man, Paul, “La tarea del traductor de Walter Benjamin”, en Acta poética, 9-10, México, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, 1989, pp. 257-294.
  6. Fisher, Mark, Lo raro y lo espeluznante, Alpha Decay, Barcelona, 2018.
  7. Harman, Graham, Documenta (13): 100 Notes – 100 Thoughts / 100 Notizen – 100 Gedanken, Nº85, Kassel (Alemania), Hatje Cantz, 2012.
  8. Lacan, Jacques, Escritos 1, Siglo XXI, México, 2009.
  9. Laurent, Éric, “El inconsciente es la política, hoy”, en Lacan cotidiano, Nº 518,  (http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-518.pdf), consultado el 11 de mayo de 2020.
  10. Mesa Báñez, José Antonio, “Inland Empire, de David Lynch”, en Frame: Revista de cine de la Biblioteca de la Facultad de Comunicación, Nº 3, España, Universidad de Sevilla, 2008, pp. 213-224.
  11. Romero Noguera, Pablo, “Tiqqun en el sur de Italia: Magia, ‘crisis de la presencia’ y crítica del sujeto clásico”, en Estudios, Revista de Pensamiento Libertario, Nº3-3, Barcelona, CNT, 2013.
  12. Tiqqun, Llamamiento y otros escritos, Acuarela & A. Machado, Madrid, 2009.
  13. Tiqqun, Primeros materiales para una teoría de La Jovencita, seguido de «Hombres-máquina: modo de empleo», Acuarela & A. Machado, Madrid,
  14. Tiqqun/Comité Invisible, La insurrección que viene, Melusina, Barcelona, 2009.
  15. TIQQUNIM, “De la economía como magia negra” en Tiqqunim (https://tiqqunim.blogspot.com/2013/02/de-la-economia-considerada-como-magia.html) consultado el 13 febrero de 2020.
  1. Villamor Iglesias, Alejandro, “Nietzsche y Así habló Zaratustra”, en Análisis, Revista Colombiana de Humanidades, 51, Nº95, Colombia, Universidad Santo Tomás, 2019.

 

Notas


[1] Grupo de filósofos anarquistas cuyas publicaciones iniciadas en 1999 pretenden el desplazamiento de las sociedades contemporáneas a un nuevo proceso civilizatorio. Cfr. Comité Invisible, La insurrección que viene, ed., cit., pp. 40-41
[2] Tiqqun, Llamamiento y otros escritos, ed. cit., p. 14.
[3] Cfr. Mark Fisher, Lo raro y lo espeluznante, ed. cit.
[4] Cfr. Graham Harman, Documenta (13): 100 Notes – 100 Thoughts / 100 Notizen – 100 Gedanken, ed. cit., p. 4-15.
[5] Cfr. Miquel Bassols, “El inconsciente, femenino, y la ciencia en Lacan XXI”, Revista FAPOL Online, Volumen 1, 2016, (http://www.lacan21.com/sitio/2016/04/16/559/).
[6] Idem.
[7] Idem.
[8] Como señala José Antonio Mesa Báñez en su comentario sobre Inland Empire, es una Mini-DV. Cfr. Mesa Báñez, José Antonio, “Inland Empire, de David Lynch” en Frame: Revista de cine de la Biblioteca de la Facultad de Comunicación, Nº 3, 2008, p.213-224.
[9] Tiqqun, Comité Invisible y Partido Imaginario. Los cuales no soportan las aproximaciones teóricas de Negri y a veces con razón.
[10] Tiqqun, Primeros materiales para una teoría de La Jovencita, seguido de «Hombres-máquina: modo de empleo», ed. cit., p. 87.
[11] Orgasmo sin conciencia de él, final, muerte. Como es sabido, el goce es la satisfacción de la pulsión, y al formalizarla como genital implica, de forma lógica, el reservorio del goce fálico, su extinción implica la perdición de ambos. La primacía genital, la génesis del significante para el sujeto fundamenta lo que, vendrá a ser, el falo en el infans. Es por ello que se puede pasar de una primera etapa en el que la cosa está para pasar a el falo, al plus-de-goce, el objeto a, etc…
[12] En Escritos 1 de Jacques Lacan, precisamente en Función y campo de la palabra, vemos que Lacan define el inconsciente como un espacio transindividual. El sujeto es habitado y habita los distintos discursos de la contemporaneidad. Es por ello que, lo individual, lo singular, etc., no es más que una confusión que se da al focalizar la atención en la función yoica que precisa de la respuesta psicótica de la reafirmación “yo soy yo”, alienación imaginaria y simbólica de la que parte la famosa partícula “no sé” en referente a su goce, opaco precisamente por la alienación. El fragmento en el que Lacan menciona la transindividualidad del inconsciente es la siguiente: “El inconsciente es aquella parte del discurso concreto en cuanto transindividual que falta a la disposición del sujeto para restablecer la continuidad de su discurso consciente”. Lacan, Jacques, Escritos 1, ed. cit., p. 251.
[13] Cfr. Ernesto Castro, El trap: filosofía millennial para la crisis en España, ed. cit.
[14] En las páginas 351 y 354 del libro de Castro se hace una presentación de las formas en las que la ironía se presenta en los discursos contemporáneos. Lo preirónico, irónico, postirónico y metairónico basan su distinción en una diferencia formal entre el mito o creencias y el acto o rituales. No haré aquí una explicación extensa de la teoría elaborada por Ismael Crespo Amine y José Carlos Cañizares en Ultrarracionalismo pero si daré unas pequeñas pinceladas para, a posteriori, vincular lo dicho por Castro con el emo. Lo preirónico es la correspondencia entre creencia y acto, “uno hace lo que cree (rito) y cree en lo que hace (mito)” (Castro, 2019: 351); irónico es el “desencuentro entre las creencias y los actos, entre los mitos y los ritos […] uno hace lo que cree, pero no cree en lo que hace” (Castro, Ernesto, El trap: filosofía millennial para la crisis en España, ed. cit.) como podría ser la técnica teatral presentada por Zeami Motokiyo, recuperada por Bertolt Brecht con su teatro épico o dialéctico, y más tarde asumida por Bill Murray mezclada con ciertos conceptos del maestro G.I. Gurdjieff, en la que el actor asume de forma irónica el personaje que interpreta dejando un gap entre su persona y el personaje, gap éste que Brecht empleo para suscitar el pensamiento crítico del público y que Murray, siguiendo a Gurdjieff, abre la cuarta puerta de la percepción en la que el yo externo, el yo interno, el yo consciente de ambos mundos no son ilusiones en las que cae el cuarto despliegue yoico consciente de estos tres estados; lo postirónico es “el mito sin el rito, la creencia sin el acto” (Castro, Ernesto, El trap: filosofía millennial para la crisis en España, ed. cit., p. 352.) forma por antonomasia de la contemporaneidad en la que se sostiene una realidad sabida aberrante pero, alojados en la tóxica esperanza, se prosigue con dicha realidad, podría ponerme a hablar de la Verneinung o Verleugnung freudiana o de la forclusión lacaniana pero sería extenderme donde no toca; por último, lo metairónico “es un estado de escepticismo absoluto en el que uno ni cree ni actúa” dicho con otras palabras, el que no va a votar. No cree en la democracia (ni en el campo de la política), y no hace nada para cambiarlo. Dicho lo pues, el emo deambularía entre un formalismo irónico y el metairónico puesto que el emo hace lo que cree sin creer en ello y por otro, al tocar el tema de la depresión, su escepticismo frente al acto y la creencia le deja en estado de actividad pasiva en el que se sostiene un parón. Siendo pues un aparato irónico y metairónico, con algunas salvedades, el acto sin creencia o negado presenta complicaciones para la estabilidad de los discursos imperantes como pueden ser el romántico, el de la familia, la participación en la economía liberal o medios de subsistencia contemporáneos, el consumismo, la enseñanza pública y privada, etcétera. De todos modos, este tema será continuado en el texto principal y en posteriores escritos, incluida mi tesis doctoral.
[15] Meme que podemos encontrar proliferándose en las redes (ya no tanto actualmente) fue descubierto por una twittera llamada María que comentando: “Cuando cae en el examen una pregunta del tema que el profesor dijo que no entraba” agrego una foto de una pintada con dicha frase. Cfr. https://www.clarin.com/viste/-emosido-enganado-verdadera-historia-meme-aparece-google-maps_0_8KUe-yud.html
[16] Recuérdese, no se trata de cuestiones biológicas sino de la organización representacional de la fantasía, el posicionamiento en la sexuación subjetiva y, a fin de cuentas, la ubicación de la falta.
[17] Cfr. Éric Laurent, “El inconsciente es la política, hoy”, en Lacan cotidiano, Nº 518,
(http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-518.pdf), consultado el 11 de mayo de 2020.
[18] Idem.
[19] Idem.
[20] Idem.
[21] Y por fractura no me refiero solamente a la aparición actual por la inminencia del cambio climático, los últimos suspiros del neoliberalismo y las democracias representativas, las oleadas feministas e irrupción de lo femenino o la expansión del chino virus Corona, sino también por los cambios que vivirá la sociedad en unos diez o quince años cuando los procesadores cuánticos en los que está trabajando Intel® sean empleados por no solo los gobiernos sino grupúsculos de hackers blancos y negros. Evidentemente, su descubrimiento permitirá revivir la llama del empleo y la maquinaria del capital seguirá funcionando con otra “mina a explotar”. Este avance tecnológico supone una aceleración exponencial en el procesado de información y desencriptación con respecto al clásico, cuyas consecuencias no solamente podrían ser nefastas sino también utópicas debido a los distintos estudios realizados con IA (inteligencia artificial) mediante el procesado de algoritmos de machine learning y la computación quántica. Cfr. https://www.muycomputerpro.com/2020/02/20/intel-presenta-horse-ridge-una-solucion-clave-para-el-avance-de-los-ordenadores-cuanticos y
https://www.xataka.com/ordenadores/asi-ordenador-cuantico-49-qubits-intel-dentro
[22] Cfr. Walter Benjamin, “La tarea del traductor”, ed. cit., pp.128-143.
[23] Como señala Paul de Man sobre este mismo texto: “Benjamin, quien está hablando acerca de la capacidad del tropo para ser adecuado al significado, utiliza constantemente los tropos mismos que parecen postular la adecuación entre significado y tropo; pero los previene de un modo, los desplaza de un modo que pone el original en movimiento, que descanoniza el original, dándole un movimiento que es un movimiento de desintegración, de fragmentación. Este movimiento del original es un vagabundeo, una errance, un tipo de exilio permanente, si ustedes quieren, pero no es en realidad un exilio, pues no hay patria, no hay nada de donde pudiese ser exiliado. Menos que nada hay algo como una reine Sprache, un lenguaje puro, que no existe, salvo como disyunción permanente que habita todos los lenguajes como tales, incluyendo especialmente el lenguaje que llamamos propio. El que sería nuestro propio lenguaje es el más desplazado, el más alienado de todos”. De Man, Paul, “La tarea del traductor de Walter Benjamin”, ed. cit., p. 291.
[24] Laurent, Éric, “El inconsciente es la política, hoy”, ed. cit.
[25] Idem.
[26] Idem.
[27] Siendo este espíritu de la pesadez o el enano aquel que se dirige al abismo y aquel otro solitario el de liviandad que se eleva (rastros de Schopenhauer), considero que es precisamente devolver el estatuto siniestro de la pérdida de sí en el retorno angustiante de esa mirada al abismo en la que el ser, al abandonar su carrera en solitario se reconoce transindividual, histórico, puede permitirse dejar la gravedad de lado, desplazarla, y sobreponerse al “divide y vencerás” incluido en el yoismo contemporáneo. Cfr. Alejandro Villamor Iglesias, “Nietzsche y Así habló Zaratustra” ed. cit., p.12.
[28] Cfr. TIQQUNIM, “De la economía como magia negra”, en Tiqqunim.
 (https://tiqqunim.blogspot.com/2013/02/de-la-economia-considerada-como-magia.html).
[29] Pablo Romero Noguera, “Tiqqun en el sur de Italia: Magia, ‘crisis de la presencia’ y crítica del sujeto clásico”, ed. cit.
[30] Idem.
[31] Cfr. Javier Bengoa Ruíz de Azúa, “La distinción ser-a-la-mano /ser-a-la-vista en Ser y Tiempo de Heidegger” ed. cit., pp.195-205.
[32] El psicoanálisis, nombrado en numerosas veces, como una terapéutica escapa del cometido principal de su creación y desarrollo, el psicoanálisis no cura, acompaña al analizante en su padecimiento recobrando en éste la cadencia olvidada de la palabra, su campo y función para el sujeto.
[33] Pablo Romero Noguera, “Tiqqun en el sur de Italia: Magia, ‘crisis de la presencia’ y crítica del sujeto clásico”, ed. cit.

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