“Forzado a viajar” de Pablo Rial. A modo de prólogo del poemario

“Forzado a viajar” de Pablo Rial[1]

 

Pensar en un viaje es pensar en una experiencia placentera porque supone un desprendimiento de la rutina, una especie de avance y descubrimiento por el exotismo de ese afuera que imaginamos. Sin embargo, no todos los viajes son un destino al que se desea llegar, sino que se parecen más a un recorrido por caminos indescifrables en el que se pierde el sentido de todo, en el que dejamos de reconocernos y en el que nadie nos reconoce. El viaje se vuelve la metáfora de un recuerdo que duele, de una imagen que no se quiere olvidar, de añoranza y extrañeza, de ahí que sea el título de este libro.

 

Forzado a viajar, el primer llamado a un horizonte incierto. Así es el viaje al que nos lleva la lírica del poeta que albergan estas líneas, más parecido a un momento que no tiene retorno, incluso, pareciera no tener comienzo porque desde la primera palabra nos adentra a un estado de cosas envolventes y adimensionales. Por eso, cuanto más avanzamos la lectura ––aunque todo nos parezca ajeno–– más nos familiarizamos y más nos aferramos a continuar.

 

Las imágenes que propone Pablo Rial en este libro son un fascinante viaje, sin duda alguna, pero no por la emoción de un paraíso por descubrir, sino por la exploración de un lugar interno donde comulgan momentos concretos y la memoria, el juego del recuerdo y el olvido como un mecanismo de defensa y la resurrección del sentimiento; a veces, en contra de la voluntad; otras, como si fuera una condición innata.

 

Es un viaje introspectivo, de paisajes humanos que se van desterrando con el poder de la palabra y la minucia del detalle que solo se logra con la observación, y que a veces se percibe insistente, saturada de emociones; y otras, en los límites de la disociación, pero siempre elocuente, el sello personal de su autor.

 

El poeta muestra en sus líneas, un salvaje intimismo, casi como un monólogo que abre las grietas más profundas del ser sintiente y fluye entre distintos espacios que son, a la vez, una sutil invitación para atestiguar lo que ven sus ojos y lo que pronuncia su boca, porque es un lenguaje muy suyo y muy nuestro que nos mueve y nos identifica.

 

 


 

 

3 poemas del poemario Forzado a viajar de Pablo Rial

 

 

I

Mi madre murió

un día como hoy

un día como cualquier otro

podría haber sido

un lunes

un miércoles o un domingo

en verano

invierno o primavera

en una hora como cualquier otra

podrían haber sido

las cuatro de la tarde

las doce del mediodía

o las tres de la madrugada.

Cuando mi madre murió

cubrí su casa de barro

inundé su habitación

y también su jardín

arranqué las flores que tanto cuidaba

quemé el mantel donde cenábamos

y rompí las puertas

me llevé a sus perros

y les di de comer

fue un día como hoy

un día como cualquiera

que jamás existió

y no podré olvidar.

 

 

II

Estoy incómodo

pero sin dolor

dejé el viejo hábito

que de pibe tenía

el de sacarle las cáscaras

a las heridas.

 

 

III

Detesto mi cuerpo

pero amo mi sombra.

Nunca envejece

nunca enferma

nunca duele.

 

 

Nota

  1. Pablo Andrés Rial, Forzado a Viajar, Ed., Paserios Ediciones, México, 2023