El júbilo puede ser muy distinto de la satisfacción.[1] Uno puede no estar nada satisfecho con estas elecciones (por no hablar de las elecciones en general) y, sin embargo, regocijarse. No se trata de estar contento, ni por lo tanto descontento: se trata de alegrarse en el golpe de tramontana que acaba de llevar la escenografía del teatro llamado “política”.
Está todo ahí: una reducción a casi nada de lo que se presentó bajo de una de las insignias partidistas clasificadas. Una mayoría surgida de la nada. Una feroz abstención que pone de relieve con un trazo grueso las dos características de la nueva escena. La reducción de los partidos no convoca a reconstruirlos como dicen, sino a reconsiderar toda la lógica ideológico-estratégica que los sostiene. La mayoría ex nihilo convoca una observación tan exigente y sospechosa como todas las teologías. La abstención requiere una receptividad fina de lo que ella murmura, masculla o gime.
¡Qué campo de estudio, de reflexión y de invención! No hay duda de que dentro de poco se convertirá en un campo de batalla, sin embargo, uno puede razonablemente esperar que incluso la batalla tenga en cuenta estos nuevos datos.
Hay varios ejemplos de maremotos electorales que se situaron en el empuje de una expectativa, de una cólera o de un entusiasmo. No parece haber quien se limite a un hastío, sino a un desagrado.
Por último, tal vez estamos ante la única pregunta admisible: “política”, ¿sabemos lo que significa eso? ¿Podemos distinguir las significaciones pasadas y la expectativa de sentido que se escapa del balón agujereado? ¿No tenemos ya una indicación en el hecho de que la derecha se hunde menos que la izquierda? De hecho, ella no aportaba mucho, sino un sentido banal y perezoso mientras la izquierda hablaba de justicia. Al menos una palabra que mantiene su filo…
Estábamos aburridos, llevábamos entre manos verdades indecorosas, de ridículo lamentable. Hemos repetido en todos los tonos la tautología absurda de la “política politiquera” o bien reservamos para la política los conceptos más sublimes y los más extensos (por lo tanto, los menos comprensibles). Aquí el trabajo para nuestros lexicólogos: “política”, ¿qué es lo que puede significar? ¡Revisemos el diccionario!
No hay nada más excitante que tomar de nuevo el sentido de las palabras, el sentido, sin más. Es un asunto de poetas, de filósofos, de animales parlantes y de gentes que se declaran.
Nota
[1] El original en francés “Jubilection” fue publicado el 25 de junio 2017 en http://www.liberation.fr/debats/2017/06/25/jubilection_1579410
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