…me dirijo con esta reflexión
a los hijos del siglo que
fueron embaucados por las promesas
que prodigaban aquellos
hombres de buena voluntad.
Walter Benjamín
Afirma el filósofo español, Jorge Semprún, que vivir es resistir; así es que, ante la barbarie: humanidad. Contra el fanatismo, tolerancia. Frente a la insensatez, la razón crítica.
En el año de 2002, Semprún, dictó tres conferencias en la Biblioteca Nacional de París, sobre tres grandes intelectuales europeos: Husserl (filósofo), Marc Bloch (historiador) y George Orwell (escritor), a las que denominó: morales de la resistencia. En aquellas ponencias, el filósofo recordaba los momentos difíciles por los que atravesaba el mundo. Eran los años de 1930 a 1940. Segunda guerra mundial, nazismo, estalinismo, pero, sobre todo: bomba atómica, campos de concentración y exterminio.
En Edmund Husserl, la primera conferencia, Semprún evoca al filósofo alemán que dictó también, a su vez, en Viena (1935), la conferencia titulada: La crise de I´humanité européenne et la philosophie, en donde se refirió a la crisis europea, a partir del desarrollo de la idea histórica-filosófica de la humanidad; señalando los factores de resistencia intelectual contra aquellos años de conflicto. En esta conferencia dictada por Husserl, Jorge Semprún, nos explica, que, para el fenomenólogo, como para él, la única alternativa contra el salvajismo era el renacimiento de Europa a partir del espíritu de la filosofía. Solo se podría renacer: volviendo al «heroísmo de la razón», como lo había dicho Husserl. Es decir, volver a la vocación primigenia de Occidente, que significaba ―y aún hoy, significa―: el ejercicio de la crítica.
En aquellos años de la década de los treinta a los cuarenta, la crisis europea para Husserl descansaba en el fracaso del tratado de Versalles; en el fracaso de la Sociedad de las Naciones; en el fracaso económico y, principalmente, en el fracaso de la política de reconciliación (franco-alemana). Ante la dicotomía que se generó después de la Segunda guerra mundial: Capitalismo versus Socialismo; establece Jorge Semprún que solo quedaba el camino del análisis crítico contra esas dos corrientes ideológicas que, posteriormente, empezarían a gobernar el planeta. Y es que, en la conferencia dictada por Husserl, acontecieron algunos hechos dignos de tomarse cuenta: 1. Viena había dejado de ser la capital mundial de la cultura. 2. Viena había sufrido la derrota del movimiento obrero socialdemócrata. 3. El nazismo estaba en pleno ascenso. Recordemos que, en 1921, Freud había publicado su libro: La psicología de las masas y análisis del yo, de donde se desprendía, de aquel texto, que, ante los derrumbes sociales, las colectividades siempre buscan refugió en la guía de líderes carismáticos. Es decir, las sociedades ante los momentos de mayor dificultad siempre buscan redentores. Así que, pueblos enteros se alzan siempre, a buscar una vida mejor, siguiendo a los líderes encantadores, que, tristemente, la mayoría de las veces, después, responden con traición y autoritarismo. Verbigracia: Hitler y Stalin. La pregunta es, ¿cómo podían saber los alemanes qué el nazismo desembocaría en los campos de concentración? ¿Cómo podían saber los rusos que el socialismo de la revolución bolchevique terminaría en dictadura? Freud como sabemos, fue un visionario en muchas de sus observaciones, y desde el psicoanálisis de masas, sentenció: prohibido confiar acríticamente en los líderes cautivantes que prometen más de lo que van a cumplir. Luego entonces, Semprún, siguiendo primero a Husserl, después a Freud y por último a Robert Musil en su conferencia de 1934, llamada, El escritor en nuestro tiempo, aconseja: prudencia, reflexión y crítica. Para decirlo en otras palabras, el español, advierte: seguir el altavoz de la colectividad nunca será una buena idea; la falsa ilusión de un futuro utópico desemboca la mayoría de las veces en dictadura; es decir, la razón critica es el único antídoto que poseemos contra los encantadores sociales.
En la segunda conferencia, nombrada: Marc Bloch. El filósofo español rememora su confinamiento en el campo de concentración de Buchenwald, en la ciudad de Weimar, en donde todavía se puede leer, a la entrada, la siguiente inscripción: «Aquí, el 11 de abril de 1945, dió la orden de insurrección el comité militar antifascista». Semprún recuerda, aislado de cualquier trauma, y con altivez, que él formó parte de la resistencia contra los nazis. «¿Qué significó aquella insurrección?» -Se pregunta. -Contesta radicalmente: «Enfrentar la barbarie». Enfrentar el totalitarismo y luchar por la democracia, fue lo que realizó el historiador Marc Bloch, fusilado por la Gestapo, en 1944. Su libro, La extraña derrota, publicado póstumamente, es el segundo ejemplo de moral de la resistencia. La obra está constituida por tres partes; la primera, se refiere al testimonio de Bloch como oficial del ejército francés; la segunda parte, la declaración de un vencido, y la tercera y última, el examen de conciencia de las decisiones de aquella época. Del texto, nos cuenta Semprún, podemos extraer aforismos como este: «…no hay salvación sin sacrificio, ni libertad nacional plena si no se ha trabajado por conquistarla».
Marc Bloch dejó escrito en este extraordinario libro, un testamento sobre la democracia, y como los gobiernos deberían constituirse, para alejarse de los absolutismos. Según el historiador francés, en palabras de Semprún, la mejor forma de gobierno es la República Democrática; que consiste en respetar de manera categórica los contrapesos de los tres poderes, y, defender la pluralidad y el disenso. Si se llegará a dar el caso, que alguno de los tres poderes, ganara más peso, deberíamos prestar total atención: porque podríamos estar en la antesala del despotismo; recordemos que en las democracias todos los acuerdos deben tomarse desde el consenso y la persuasión, y nunca ser, imposiciones unilaterales de un solo poder. La fórmula de la democracia, para Bloch, podría sintetizarse así: A vs B= C (postura–disenso–acuerdo).
Recapitulando, podemos decir, que la obra, La extraña derrota es un apasionante ejercicio de inteligencia contra totalitarismos desde la fe en la democracia. Escribe Semprún al final de esta conferencia: «La democracia, es decir, el sistema político más criticado por los extremismos…», y que, sin embargo, representa la única forma de gobierno que puede librarnos de estos.
En George Orwell, la tercera y última conferencia, el pensador español nos dice que Husserl y Bloch fueron dos universitarios de prestigio, pertenecientes a la inteligencia judía integrada a la cultura europea, y que, Eric Arthur Blair, mejor conocido por el pseudónimo de George Orwell, fue un hombre de origen modesto, un ex agente de la policía imperial británica en Birmania; periodista; vagabundo; librero, pero lo más importante, recalca, Jorge Semprún es que fue un intelectual que supo criticar con toda su inteligencia las posturas tiránicas de su tiempo.
Orwell perteneciente al discurso de la izquierda que simpatizaba con los anarquistas españoles, empezó a evolucionar su reflexión entre 1939 y 1940, y así, pasar de la radicalidad al discurso moderado sobre la democracia. En 1940, redacta una serie de artículos titulados, En el vientre de la ballena, donde analiza de manera muy emocionante su pasado perteneciente a la izquierda marxista y su rompimiento con ella. No bastando con eso, arremete también contra las elites inglesas y las posturas de derecha también. Es ahí, precisamente, en 1940, cuando rompe con el comunismo, y va acercándose al pensamiento democrático; a la única forma de gobierno donde está permitido pensar libremente y escribir libremente; asunto verdaderamente importante del que nunca gozaron ni el fascismo ni el comunismo.
Como sabemos, la censura y el maquillaje de datos son la bandera que ondean todos los totalitarismos, y que fue denunciada por Orwell en su fábula distópica: Rebelión en la granja, donde ridiculizó fuertemente el estalinismo. Por esto, para Semprún, Orwell es el tercer ejemplo de su modelo intelectual. Más allá ser un académico, dice el español, fue un escritor que vivió en la entraña de la Europa totalitaria; le tocó vivir el imperialismo, el fascismo, el comunismo y también, el capitalismo; aun así, nunca renunció a la inteligencia, nunca renunció a la crítica, aunque eso significará romper con sus propias ideas.
Escribió, Orwell: «Si algo significa la libertad, es el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír».
Ahora que las conferencias de Jorge Semprún están cumpliendo diez años de su publicación en español por la editorial Tusquets (en 2014), resulta muy emocionante leer y releer el pensamiento del español; y más ahora, que el siglo XXI inició con la barbarie del COVID-19; la invasión rusa y la guerra de medio oriente; las ideas del pensador español sobre la crisis europea de los años 30 y 40 son un repaso ilustrador para no volver a repetir los errores del pasado.