El séptimo arte: la imagen-resistencia en el cine moderno de Gilles Deleuze

Golconda (1953) Rene Magritte

Resumen

El cine es una forma de pensamiento tanto para el creador como para el espectador. Este texto analiza cómo el cine, entendido como un acto de resistencia, puede ofrecer una nueva perspectiva del mundo. Se plantea cómo el cineasta genera ideas y crea películas que cuestionan las formas de vida establecidas, desactivan dispositivos de control y desmantelan subjetividades impuestas. Estas reflexiones se basan en las ideas de Gilles Deleuze, quien considera la creación como un acto de resistencia, proporcionando imágenes que permiten imaginar formas alternativas de vida.

Palabras clave: cine, Deleuze, resistencia.

 

Abastract

Cinema is a form of thought for both the creator and the viewer. This text examines how cinema, understood as an act of resistance, can offer a new perspective on the world. It explores how filmmakers generate ideas and create films that question established ways of life, deactivate control mechanisms, and dismantle imposed subjectivities. These reflections are based on the ideas of Gilles Deleuze, who views creation as an act of resistance, providing images that allow for the imagining of alternative ways of life.

Keywords: films, Deleuze, resistance.

 

Nos ha tocado vivir las primeras horas de

la danza de las musas en torno a la nueva juventud de Apolo.

La ronda de las luces y los sonidos en torno

a una incomparable hoguera: nuestro nuevo espíritu moderno.

Riccioto Canudo

 

Para comenzar es importante destacar puntos importantes. Primeramente, retomar la idea de que el cine es una forma de pensamiento que establece Sonia Rangel en la introducción de su último libro, al mencionar que “el cine como una forma de pensamiento” constituye un “gesto que a la vez se traduce en un ejercicio de pensar el cine desde el cine, acercamiento que nos permite penetrar en la imaginación, esa forma de pensamiento originario de la que surgen las imágenes del arte”[1] En segundo lugar, me gustaría puntualizar que el cine es un arte en tanto que el creador en este medio hace cine como un acto de resistencia, como señala Raffin en torno a lo expuesto por Foucault:

La noción de resistencia a los poderes constituye una de las nociones fuertes de la política en el pensamiento de Foucault, lo que le llevó a desarrollar una serie de instrumentos conceptuales que permiten poner en práctica un proceso de deconstrucción de lo que denomina la objetivación y la subjetivación a los que la vida ha sido sometida al tiempo que de nueva subjetivación en base a nuestros deseos y necesidades como un trabajo crítico sobre nosotros mismos[2]

Finalmente, quiero apuntar que un acto de resistencia es una forma de pensar el mundo de otro modo, un modo que nos abre la posibilidad de desactivar, desmantelar y liberar modos de vida, para deshacernos de las subjetividades e imposiciones que nos someten a actuar, pensar y direccionar nuestra vida.

A partir de ello me surge plantear las siguientes preguntas: ¿Qué hace el creador? ¿De qué modo se hace esa forma de pensamiento? ¿Cómo es que el creador genera ideas que le permiten producir cine? Estas reflexiones las realizó ya el pensador por el que estamos reunidos el día de hoy, Gilles Deleuze, en el texto “¿Qué es el acto de creación?”, que pertenece a su libro “Dos Regímenes de Locos”. De acuerdo con éste, un acto de creación es un acto de resistencia. El cine que se entiende en términos deleuzianos como distintivo del cine moderno, en tanto que creación, es el proveedor de la imagen-resistencia. Una imagen que da cabida a cuestionar las formas de vida establecidas, a desactivar dispositivos de control, a desmantelar subjetividades impuestas y, sobre todo, a visualizar una forma de vida otra. Se puede vivir de otra manera o, cuando menos, resistir.

Asimismo, el cine puede ser una forma de pensamiento y reflexión desde el punto de vista de quienes apreciamos y gustamos de ver y pensar sobre una película, cuando nos sentamos en una sala de cine o cuando vemos alguna película en casa, “porque la imagen cinematográfica <hace> ella misma el movimiento, porque ella hace lo que las otras artes se limitan a exigir (o a decir; ella recoge lo esencial de las otras artes, hereda de ellas, es como el modo de empleo de las otras imágenes, convierte en potencia lo que era posibilidad.”[3] El cine cierra un círculo y potencia, desde las sensaciones, la creación de pensamiento. Un pensamiento que desde la creación confecciona la imagen-resistencia.

Se hace necesario ahora hacer una breve revisión entre algunos recovecos de la historia del cine. En 1923, a escasos años de su nacimiento y al tiempo que el arte se abría caminos de expresión diferentes, nacieron también los manifiestos del arte y con ello el manifiesto de las Siete Artes de Riccioto Canudo donde al nombrarlo séptimo arte, éste le confería al cine potencia artística por su capacidad de romper con tradiciones arcaicas y por ver en él la capacidad e independencia suficientes para despertar el pensamiento:

Este arte de síntesis total que es el cine, este prodigioso recién nacido de la Máquina y el sentimiento está empezando a dejar de balbucear para entrar en la infancia. Y muy pronto llegará a la adolescencia a despertar su intelecto y a multiplicar sus manifestaciones; nosotros le pediremos que acelere el desarrollo que adelante del advenimiento de la juventud. Necesitamos al cine para crear el arte total que desde siempre han tendido todas las artes.[4]

El cine, en esos momentos, caminaba de la mano de las otras artes, las artes del tiempo y las del espacio. El cine formó mancuerna con la literatura de manera particular. Aquí el cine se libera de las narrativas que provienen de la literatura, se torna independiente, rompe, a veces, con las estructuras aristotélicas y sus narrativas se vuelven únicas y consecuentemente aparecen las manifestaciones y actos de resistencia en contra de la instauración de los nuevos sistemas económicos y de los valores que traían consigo no eran aún propios al cine. Efectivamente, el cine no se consolidó como un arte independiente de las otras seis artes sino hasta la llegada del neorrealismo, al cimentarse como cine moderno, concepto que se define en la imagen-tiempo. A partir de éste, de manera formal, el cine rompe con el esquema sensomotor y, asimismo, se consolida como una forma de pensamiento que puede generar conceptos que logren emancipar al cine de los sistemas de control. El cine se torna un arte único, independiente y de carácter emancipatorio en la medida en la que se afirma como fuera de ese ejercicio de “comunicación” de ser un acto “subjetivo”, “un generador de imágenes fortuitas”

¿Qué relaciones mantiene la obra de arte con la comunicación? Ninguna. La obra de arte no es un instrumento de comunicación. La obra de arte no tiene nada que ver con la comunicación. La obra de arte no contiene, en sentido estricto, la menor dosis de información. Por el contrario, hay una afinidad fundamental entre la obra de arte y el acto de resistencia. Eso sí, la obra de arte tiene algo que ver con la información y la comunicación en términos de acto de resistencia.[5]

Las vanguardias abrieron el sendero hacia los primeros actos de resistencia, hacia las primeras provocaciones en contra de los preceptos establecidos y le dieron al arte la potencia para cuestionar la forma de vivir convencional en ese momento. Pongo el caso de Buñuel en Un perro andaluz de 1929; este director hizo constar los postulados del manifiesto surrealista que privilegiaban la imaginación y el deseo de libertad al escribir: “No ha de ser el miedo a la locura el que nos obligue a poner a media asta la bandera de la imaginación” o cuando expresa que, “Lo único que todavía me exalta es la palabra libertad”.[6]

Con las vanguardias el arte mimético es desplazado y muere el autor como sujeto creador como fenómeno de autoreferencialidad, al tiempo que nace la avanzada de guerra para confrontar el mundo, para cuestionar los presupuestos establecidos, los dispositivos de control. El mundo se consolida en un sistema económico y de producción donde se comienza a privilegiar el consumismo, el mundo capitalista en el cual estamos inmersos. Las vanguardias, con respecto a esto, evidenciaron que la creación tenía que poseer un propósito distinto. ¿cuál sería este propósito? Devolverle al mundo su sentido primordial: crear e imaginar.

¿Qué es el acto de creación? Deleuze nos explica que la creación está más relacionada al acto de resistencia. Un cineasta, un creador, un artista tienen una motivación que va más allá de sí mismo, que no depende de una cuestión meramente social, sentimental o banal, o una que refiera al simple placer de hacer cine. Un creador parte de una idea. Una idea que devenga una imagen-resistencia.

No obstante, el cine se ha desviado de su consolidación como séptimo arte por haberse vuelto un objeto de industria o de los modelos capitalistas. Y sí, me estoy refiriendo al cine hollywoodense que vende y genera capital y no crea, no ofrece pensamiento, sino mera ideologización. Una idea en el cine también es un modo de expresión, una máquina de guerra en avanzada que se manifiesta en imágenes que resisten. Un creador de cine es aquel a quien su necesidad, su imaginación y su sensibilidad lo obligan a querer vivir de otra manera, Deleuze repite esta oración dos veces en su texto sobre la creación: “Un creador no es un sacerdote que trabaja por placer. Un creador no hace más que aquello de lo que tiene una necesidad absoluta”; más adelante también menciona que “tener una idea para el cine no es lo mismo que tener una idea en otro dominio”.[7]

¿Por qué o de qué depende? ¿Qué es eso de tener una necesidad absoluta? Deleuze menciona que crear o tener una idea en cine tener una necesidad absoluta para su creación y no depende de querer comunicar algo, aunque sea fácil asumir que así funciona el arte. ¿por qué tener una necesidad absoluta no depende de querer comunicar algo? Quizá porque el arte ya superó la mimesis o el arte subjetivo como perspectiva de una afirmación individual y singular. Deleuze y su maestro Foucault pusieron en cuestión y en crisis esta arcaica concepción que surgió también con las vanguardias.

¿Qué es el acto de resistencia? ¿Qué es el cine como acto de resistencia? ¿Qué es la imagen-resistencia? El cine como acto de resistencia está relacionado con una práctica de creación como ejercicio de liberación contra los dispositivos que prevalecen en la sociedad de control en la que vivimos. La imagen-resistencia consiste en el ejercicio de la imaginación que se desborda transformando y activando una frontera para habitar el mundo de otra manera.

Michael Haneke, por ejemplo, nos pone de manifiesto que el cine puede resistir al espectáculo, al bombardeo de imágenes de violencia, en su trilogía sobre este tema: Caché, Funny Games o El video de Benny, películas que se manifiestan en contra de la misma al desactivar en quien las mira el modo de operación de las formas de control en las que estamos inmersos, es decir, la violencia que se nos presenta normalizada. Haneke cuestiona el modo en que el ser humano la percibe a través los medios de comunicación. Haneke desafía los límites de la creación al confrontar al espectador y cuestionar los dispositivos que abastecen la cotidianidad de contenidos violentos.

Godard, del mismo modo, nos enseña cómo resistir a la articulación y sintaxis del cine que nos desvía la mirada y que nos hace creer que el cine es “como la vida”, que el “cine imita la vida”, cuando el cine pertenece al estadio de la imaginación, a un umbral que rebasa las formas de vida. Godard, en cine-ensayos como Vivir su vida (1962) nos devela imágenes que resisten al raccord convencional, a la vida y nos proveen de un ejercicio de reflexión sobre cómo se ha establecido el modo de percibir el cine. Godard transgrede sus propios límites en Alphaville (1965) mientras le muestra a Hollywood que no hay géneros cinematográficos, que el cine puede ir más allá de toda estructura. De modo semejante, en sus trabajos Made in USA (1966) o La Chinoise (1967) convierte lo estético en político, sin tomar partido y deja entrever que hay ideologías, discursos y formas de vida que deben ponerse en cuestión.

En Adiós el Lenguaje (2014) o en El Libro de las imágenes (2018), Godard se despide de la forma del cine haciendo un llamado a buscar nuevas formas de experimentación cinematográfica, jugando con las nuevas tecnologías del cine como el 3D para llevar la imagen al límite. Godard encuentra que el cine tiene que decirle adiós al montaje y a las reglas sintácticas canónicas de contar historias para convertirse en un modo de proceder de la imaginación.

El cine puede ser un espacio donde la creación se torna un modo distinto de configurar del mundo y de resistir los estragos de la vida tangible, del modo de vida capitalista que nos arroja a existir y a matar la imaginación. Cuando el cine rompe con esa estructura, se torna en una máquina de resistencia que deja que la imaginación se desborde, trascienda al propio espacio y abra nuevas formas de creación. Con ello, nos devuelve lo humano. Y le devuelve lo humano a quienes pensamos el cine, a quienes crean. El cine moderno, se torna en un movimiento de vaivén entre el creador y el espectador-pensador.

El cine nos puede hacer resistir. Nos permite desmantelar esos dispositivos de control que perfilan el modo en el que se nos ha obligado a vivir, el cine nos trae de vuelta la vida, nos abre el camino hacia lo imaginario, hacia el pensamiento, al arte, esa técnica que crea y rompe con las hegemonías de sometimiento.

La formulación de una imagen-resistencia constituye también una oposición a la creación de modelos y paradigmas del cine que lo afirman como dispositivo de control. Crear es crear de otro modo, desde la forma de pensamiento. Pensar es resistir. Crear es resistir.

 

Bibliografía

  1. Deleuze, Gilles, Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas, 1975-1995, Pre-Textos. Valencia, 2007.
  2. Deleuze, Gilles, La imagen-tiempo, Paidós, Barcelona, 2014.
  3. Romaguera, Joaquim y Alsina Thevenet, Homero, Textos y manifiestos del cine, Corregidor,
  4. Raffin, Marcelo, La noción de política en la filosofía de Michel Foucault, en Hermenéutica Intercultural, 29, 2018.
  5. ‌Rangel, Sonia, La imagen extática, ENAC, México, 2022.

 

‌Notas

[1] Sonia Rangel, La imagen extática, ed. cit., p.13.
[2] Marcelo Raffin, La noción de política en la filosofía de Michel Foucault, ed. cit., pp. 29-30.
[3] Gilles Deleuze, La imagen-tiempo, ed. cit., p. 209.
[4] Joaquim Romaguera, y Homero Alsina Thevenet, Textos y manifiestos del cine, ed. cit., p.15.
[5] Gilles Deleuze, Dos regímenes de locos, ed. cit., p. 288.
[6] Joaquim Romaguera, y Homero Alsina Thevenet, Textos y manifiestos del cine, ed. cit., p.115.
[7] Gilles Deleuze, Dos regímenes de locos, ed. cit., p. 284.