Badiou, la ciencia, el matema.

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Badiou, la ciencia, el matema.

Una clave de lectura para la obra badiouana

  

A Nancy Lombardini,

compañera de escrituras imposibles

En México Badiou es dos: el althusseriano o el nuevo filósofo à la mode cuya obra principal, El ser y el acontecimiento, lo lanzó al estrellato. No será aquí el lugar para trabajar la larga, compleja y variada historia de la recepción en México de la filosofía de Badiou. Sin embargo, es posible pensar sus primeros escritos como una clave de lectura de toda su obra ya que hay autores que opinan que lo esencial de él se encontraba en sus primeras obras como El concepto del modelo (así lo anota Luke Fraser) o en Teoría del sujeto (como es a juicio de Bruno Bosteels).

El propósito de este escrito es comentar la obra temprana de Badiou y desidentificarla de la de su maestro Althusser y de esta manera mostrar que desde sus inicios hay continuidad con los mismos intereses filosóficos que hoy motivan su pensamiento.

* * *

La filosofía de Badiou comienza como una forma de pensar el marxismo a través de una epistemología matemática, ahí, en medio de los acontecimientos del mayo parisino, se encuentra con el psicoanálisis, el maoísmo, la literatura y la discusión con sus maestros y compañeros. Son cuatro las publicaciones que concentran el tratamiento que el francés le da a la relación entre filosofía, ciencia e ideología: El (re)comienzo del materialismo dialéctico, los dos artículos publicados en la revista Cahiers pour l’analyse y El concepto del modelo.

(Re)anudamiento del triplete filosofía-ciencia-ideología

En 1968, a principios de mayo, fue invitado a la prestigiosa École Normale Supérieure para formar parte del seminario sobre filosofía y ciencia que dirigía Althusser.

 

Althusser

En el público había 300 personas, Badiou presentó una crítica a la epistemología positivista que encontraba en la cibernética y el estructuralismo. Al término de la clase sus compañeros esperaban una demostración de la alternativa que llamó “el concepto del modelo” y una distinción original, según lo había anunciado, entre ciencia e ideología. Pero esta segunda clase fue pospuesta: los estudiantes ya habían irrumpido en las calles y Badiou, con experiencia en protestas contra la guerra en Argelia, se reunió con los alumnos y formó parte de la ocupación en la École Normale Supérieure. Cuando todo regresó a la normalidad su clase nunca fue repuesta para después publicar, en 1969, el libro El concepto del modelo donde desarrollaría lo que presentó en aquél momento en el seminario de Althusser. Badiou considera que el mayo francés, la ocupación de las fábricas, será su “camino a Damasco” en obvia referencia a Pablo de Tarso.

El programa filosófico de Badiou en la década de los sesenta pretende retomar el triplete ciencia, ideología y filosofía para articularlo de manera distinta que el anudamiento hecho por otros pensadores, incluyendo a su maestro Althusser. Badiou propone, en principio, que la filosofía es “la práctica de una relación ‘imposible’ entre la ciencia y la ideología”. El concepto del modelo despliega las consecuencias de la triple distinción entre nociones ideológicas, categorías filosóficas y conceptos científicos. Ahí se pone en juego una intervención epistemológica (a través de las matemáticas) para exponer las ideologías implícitas en las diversas apropiaciones filosóficas de los conceptos científicos para así sustituirlas por categorías materialistas puestas al servicio de la ideología de la revolución.

La finalidad de El concepto del modelo es localizar el concepto científico (matemático) en medio de las categorías epistemológicas “burguesas” para construir categorías filosóficas que estén a la altura de una historia materialista de la ciencia. Badiou escoge a las matemáticas porque ellas permiten articular el un corte o una ruptura epistemológica (categorías filosóficas creadas por Althusser y Bachelard respectivamente) con la idea de que la ciencia no puede ser entendida como una relación entre la palabra y la cosa, entre representación y realidad. Badiou dirige sus armas tanto al empirismo como al idealismo ya que ambos están sostenidos en el supuesto de una relación transparente entre objeto de estudio y su representación.

Es importante subrayar los tres puntos donde Badiou se desmarca de la filosofía de su tiempo en relación a la ciencia: el rechazo de la ecuación ciencia = tecnología + ideología, una epistemología basada en la representación y un materialismo escritural.

La crítica a la visión de la escuela de Frankfurt o la filosofía heideggeriana están presentes en el primer punto, es por ello que en lugar de hacer equivalente ciencia con técnica Badiou apuesta por un reanudamiento del triplete ideología, ciencia y filosofía. Por esta razón la recomposición del triplete es crucial por su contraste con otras perspectivas sobre la relación entre ciencia y tecnología. Se puede encontrar esta crítica a la equivalencia ciencia = técnica + ideología en su obra más reciente titulada Manifiesto por la filosofía:

Si tuviera que decir algo sobre la técnica, cuya relación con las exigencias contemporáneas de la filosofía es bastante pobre, sería más bien lamentar que aún sea tan mediocre, tan tímida. (…) Es cierto que entre ciencia y técnica existe una relación de necesidad, pero esta relación no implica ninguna comunidad de esencia.

 

Más aún, contra la idea heideggeriana de que la ciencia no piensa, el filósofo francés considera que la ciencia, y las matemáticas son el paradigma de ellas, no es un mero cálculo o técnica, sino que piensa efectivamente. La ciencia piensa en los momentos de crisis, donde debe ser inventiva cuando se encuentra con un insabido y tiene que apostarse sin garantías a un nuevo fundamento de lo pensable científicamente. Ahí donde la estructura falla, donde el corte en el sentido ocurre, ahí es la ocasión para una decisión de pensamiento. Más claro: la ciencia piensa y no es mera técnica justo en los momentos en que hay crisis en sus fundamentos.

 

Sobran ejemplos matemáticos: las paradojas de la teoría de conjuntos, el número irracional en las matemáticas pitagóricas, el problema de la manipulación de los números infinitamente pequeños, el carácter indecidible del postulado de Euclides sobre las paralelas o la aparición de números infinitos de mayor cardinalidad (transfinitos). “Esos momentos, lo sabemos, reciben el nombre de ‘crisis’, y en particular el de ‘crisis de los fundamentos’” remata Badiou. Es en esos momentos que la ciencia está convocada a pensarse a sí misma como acto de pensamiento. Esta crisis en los fundamentos no es exclusiva de las matemáticas, no obstante, las demás ciencias replantean sus crisis de manera formalizada, cuya matriz siguen siendo las matemáticas.

¿Por qué las matemáticas son el (concepto del) modelo de la ciencia? Porque para Badiou las ciencias (biología, economía, física, sociología, lingüística, etc.) producen grandes revoluciones y van más allá de efectos locales cuando se formalizan matemáticamente, cuando toman decisiones de pensamiento formalizadas. Basta pensar en el caso de la formalización que realiza Ferdinand de Saussure con la lingüística y los efectos que tuvo sobre las llamadas (anacrónicamente) “ciencias humanas”. Pero esto es así porque las matemáticas concentran el poder de la letra.

 

Esto nos lleva al segundo y tercer punto de separación frente a la filosofía contemporánea: la imposibilidad de relación entre la palabra y la cosa y el materialismo escritural. Respecto a la relación entre representación y objeto ya se ha dicho mucho sobre esto en la filosofía actual, especialmente después del llamado “giro lingüístico”, sin embargo, no se ha dicho que es posible hacer rigurosamente ciencia sin referente con la realidad. Esto, evidentemente, no implica una negación de la realidad sino una crítica al empirismo y el otorgamiento de la prioridad al lenguaje matemático que a la relación con la realidad y el abordaje empírico. Esta es la herencia que dejó la epistemología francesa sobre Badiou, especialmente de Alexandre Koyré a través de Lacan. Abundaremos en ello.

 

Para Koyré, el epistemólogo ruso, las grandes revoluciones no son producto de una mayor cantidad de datos empíricos sino de una muy diferente gramática para pensar la realidad; es lo que ocurre cuando Galileo, Copérnico y Newton tuvieron “la convicción profunda de que las matemáticas son más que un medio formal de ordenar los hechos y son la clave misma de la comprensión de la naturaleza”. Las revoluciones científicas tampoco son efecto de los avances tecnológicos, como por ejemplo el telescopio y el microscopio, sino que en realidad fue la óptica (una nueva clave formalizada para pensar la realidad) la que posibilitó el nacimiento de estos artefactos técnicos. Hay así un predominio de la formalización sobre la experiencia:

Fue así solamente como las limitaciones del empirismo aristotélico pudieron ser superadas y como pudo ser elaborado un verdadero método experimental, un método que en la teoría matemática determina la estructura misma de la investigación experimental, o para volver a tomar los términos del propio Galileo, un método  que utiliza el lenguaje matemático (geométrico) para formular sus preguntas a la naturaleza y para interpretar las respuestas de ésta; la cual, sustituyendo el mundo del poco más o menos conocido empíricamente por el universal racional de la precisión, adopta la medición como principio experimental más importante.

Y no sólo eso, sino que para el epistemólogo ruso el empirismo puro “no conduce a ninguna parte”, por lo que concluye:

Las grandes revoluciones científicas del siglo XX –tanto como las de los siglos XVII o XIX–, aunque fundadas naturalmente en hechos nuevos –en la imposibilidad de verificarlos–, son fundamentalmente revoluciones teóricas cuyo resultado no consistió en relacionar mejor entre ellas “los datos de la experiencia”, sino en adquirir una nueva concepción de la realidad profunda subyacente en esos “datos”.

Lacan llevará más lejos esta idea de Koyré suplementándola con la letra. A esto lo llamará “matema” cuya función es la transmisión del saber psicoanalítico. La letra lacaniana y la epistemología koyreana son cruciales para entender la manera en que Badiou piensa las matemáticas y las privilegia como modelo de toda cientificidad o incluso como “criterio absoluto” de la ciencia. La novedad en Badiou es que la teoría de la letra en Lacan le añade por su parte la “distinción”.

La letra no es el resto material de grafito que deja el lápiz ni el polvo blanco de un gis, se trata de trazos que comandan leyes intangibles que manipulan una red incorpórea de diferencias que producen pensamiento. Es indispensable tomar en serio el término “producción” ya que aquí se localiza la relación marxista entre materialidad y producción. La materialidad de la letra en Badiou debe entenderse como la capacidad de un sistema formal para producir diferencias inteligibles independientemente de la categoría de representación.

Se abre así una nueva relación con las matemáticas donde en lugar de representar a un objeto generarían una relación productiva abriendo la posibilidad de técnicas de verificación y variación: determinar las relaciones e interdependencias de los conceptos, establecer la movilidad y aplicabilidad de los conceptos, localizar las armonías entre dominios heterogéneos y exponer los quiebres de la estructura para encontrar los lugares dónde investigar. Se trataría de la construcción de una red donde serían posibles “experimentos” conceptuales que resultarían productivos para la ciencia:

El problema es el de la historia de la formalización. “Modelo” designa la red cruzada de retroacciones y anticipaciones que tejen esta historia: esto es, aquello que se ha designado, en cuento a la anticipación, como corte, en cuanto a la retroacción, como refundición.

Esta “experimentación matemática” señala Badiou “no tiene otro lugar material que aquello en lo cual se revela la diferencia de las marcas”.

En resumen: El concepto del modelo es una epistemología rigurosa que ayudaría a localizar los impases de las estructuras y así generar nuevo conocimiento. La historia de las matemáticas, por ejemplo, sería la localización de las rupturas en sus modelos y la invención de nuevos conceptos que no se encuentran en la realidad. Piénsese en la  raíz cuadrada de menos uno, el cero, el número transfinito, en los números infinitesimales; ninguno de ellos tiene referente en la realidad. De igual manera es posible pensar la invención de conceptos en otras ciencias a partir de la crisis en sus fundamentos.

Cahiers pour l’analyse

En 1966 el Circulo de epistemología, un grupo de alumnos de Althusser (Jacques-Alain Miller, Jean-Claude Milner, Alain Grosrichard, François Regnault y Alain Badiou) funda la revista Cahiers pour l’analyse. En el primer número Jacques-Alain Miller escribe el artículo titulado “La sutura” (término posteriormente usado por Badiou en los 80) donde señala una maniobra del matemático Frege afirmando que él “forcluye” (hace desaparecer por fuera del sistema matemático) al sujeto. Badiou responde de manera crítica a este artículo tres años después en el noveno número de la misma revista con el artículo Marca y falta.

 

Miller afirma que la construcción de los números en Frege depende la forclusión del sujeto. Para construir un número, el cual es un concepto, hay que depender de un objeto; el problema es que para construir cualquier número se requiere de un concepto cuya extensión es cero y para éste no hay objeto posible puesto que el concepto de cero es definido por Frege así: aquello que no es idéntico a sí mismo. No existe objeto para el concepto de cero puesto que no hay elemento que cumpla la condición de algo que no coincida consigo mismo: el conjunto vacío es la marca de ese objeto. El asunto crucial es que cualquier construcción de un número necesita en principio al cero. Para Miller la problemática es clara y se resuelve “olvidando” o “desconociendo” esta violación originaria (la forclusión) en la construcción de los números. La génesis de la sucesión numérica se basa en el olvido de una no-coincidencia que para Miller corresponde al sujeto. Gracias a esta forclusión del sujeto es posible la matemática. Esto coincide con el famoso aforismo lacaniano que afirma que la ciencia se sostiene en la forclusión del sujeto (¡justamente en el artículo que Lacan publica en el mismo número que Miller!).

Badiou no está para nada de acuerdo con lo que llama “el primer escrito lacaniano no escrito por Lacan” y despliega un complejo aparato matemático donde demuestra que en la lógica uno nunca se encuentra con la marca de la falta (el argumento de Miller para hablar de una forclusión del sujeto) sino que más bien uno encuentra falta de marcas. Para que aparezcan las marcas de la falta es necesario restituirlas a través de varios estratos de inscripciones (letra y escritura): la multiplicidad está estratificada en distintos órdenes que no pueden ser irreductibles al significante. La importancia de esta crítica tiene que ver con la distinción entre ideología y ciencia ya que si la ciencia no sutura al sujeto (deja una marca de su falta al forcluirlo) entonces la ciencia no es ideología. Marca y falta es un ejemplo de este uso epistemológico donde se articula ciencia, filosofía e ideología.

En ese mismo artículo el autor de Lógicas de los mundos identifica los siete momentos en donde la dialéctica (materialista) localiza las rupturas (matemáticas) y recapturas (filosóficas) de Pitágoras a Gödel. La idea es mostrar que hay recapturas ideológicas y recapturas filosóficas. Así puede resumirse:

1. Existe una historia de las matemáticas la cual está abierta en principio. Se trata de una estratificación del significante.

2. Existe una representación ideológica de su existencia como si existiera una norma transmatemática que es completamente controlable por la racionalidad. Aquí está en juego una desestratificación ideológica del significante. Conformación de las matemáticas con la norma ideológica, esto es, como axioma (intuicionista) de una transparencia fundada (aquí se localiza la motivación ideológica de Frege y Russell)

3. Rompimiento con esta forma ideológica (intuicionista) por medio de una construcción formal de sistemas que representan una aritmética histórica (son los Principia mathematica).

4. La representación ideológica de esta ruptura. Los sistemas formales (construidos) son vistos como normas transmatemáticas de una racionalidad cerrada (la idea de un sistema nomológico o sistema deductivo cerrado en Husserl). Se plantea la cuestión de las matemáticas como una conformación con la forma ideológica del cierre (una intención metamatemática, la idea de consistencia en Hilbert).

5. Rompimiento con el tratamiento ideológico de representación constructivista o metamatemática, esto es, hacer de la sintaxis una aritmética. Este quiebre es producto del teorema de la incompletud de Gödel.

6. La representación ideológica de esta ruptura: apertura discursiva como ocultamiento del Ser, finitud, sutura (esta es la apropiación ideológica de Miller/Lacan), escisión, etc.

7. Ruptura en la teoría general de la limitación (Smullyan)

Mientras que la ciencia es la producción de diferencias estratificadas la ideología es una apropiación desestratificante. La estratificación es entonces la condición de una diferencia productiva. La ciencia responde a las apropiaciones ideológicas después de que la filosofía plantea las preguntas pertinentes. La ciencia subvierte de las presuposiciones de las preguntas filosóficas creando un efecto desideologizante. La filosofía es la mediación entre la dialéctica ciencia-ideología.

El otro artículo, publicado un año antes que Marca y falta también en la revista Cahiers,  lleva como título Subversión infinitesimal, donde el filósofo escribe sobre el poder subversivo de la formalización matematizante para interrumpir categorías ideológicas como continuidad, cualidad o temporalidad. También explora el análisis no-estándar del matemático Robinson y los números infinitamente pequeños (infinitesimales) y cómo ocupan un lugar que en originalmente era imposible, haciendo posible lo que antes resultaba imposible (una formulación que luego Badiou utilizará en varios de sus textos, especialmente para referirse a la política). En este artículo también se encuentran las primeras elaboraciones que lo llevarán a la teoría del forcing para la creación de conjuntos genéricos, lugar que fue ocupado en un primer lugar por el análisis no-estándar. Todo esto apunta al uso novedoso y subversivo que hace Badiou de las matemáticas.

Conclusiones

El anudamiento ciencia-filosofía-ideología a través de una dialéctica cuya mediación es la filosofía es el método epistemológico que diferencia a la filosofía de Badiou de la de su maestro Althusser. Este anudamiento es modificado en el transcurso de los años en su filosofía (especialmente con la introducción de la categoría de sujeto y las cuatro condiciones). No obstante, este procedimiento desideologizante por parte de las matemáticas sigue siendo fundamental en su filosofía.

En los dos grandes libros de Badiou, El ser y el acontecimiento y Lógicas de los mundos, se despliega el mismo proceder: la teoría de conjuntos poscantoriana para el primero y la teoría de las categorías y los topoi en el segundo.

Pero no sólo eso. La idea de una secularización el infinito como muerte definitiva de Dios (Breve tratado de ontología transitoria), el paso del infinito espurio al infinito limitado hegeliano como paso necesario para superar el romanticismo (Pequeño manual de inestética) o un nuevo tipo de negaciones lógicas (paraconsistentes) como forma de concebir un mundo político después de la guerra fría (en su próxima gran publicación La inmanencia de las verdades: el ser y el acontecimiento 3) son sólo algunos ejemplos actuales de este proceder. Todo esto sin mencionar que esto anticipa la idea de que la filosofía no crea verdades (rupturas) sino que la ciencia es la condición para el trabajo filosófico.

Sostenemos que el proyecto filosófico de Badiou continúa estas primeras intuiciones a lo largo de toda su obra. De lo contrario nuestro filósofo sería confinado a lugar del matemático excéntrico, el repetidor del proyecto fallido de Russell, el althusseriano renegado o un exótico lacaniano.

Referencias

Badiou, Alain y Tarby, Fabien. La philosophie et l’événement. Ed. Germina, París, 2010.

Badiou, Alain.  El concepto del modelo. Introducción a una epistemología materialista de las matemáticas. Ed. La bestia equilátera, Buenos Aires, 2009.

Badiou, Alain. Breve tratado de ontología transitoria. Ed. Gedisa, Barcelona, 2002.

Badiou, Alain. Manifiesto por la filosofía. Ed. Cátedra, Madrid, 1990.

Badiou, Alain. El (re)comienzo del materialismo dialéctico. Ed. Siglo XXI, México, 1979.

Badiou, Alain. “Marque et manque: à propos du zero” en Cahiers pour l’analyse, no. 10, París, Seuil, 1968.

Badiou, Alain. “La subversion infinitésimale” en Cahiers pour l’analyse, no. 9, París, Seuil, 1967.

Fraser, Luke. “New directions”, en A.J. Bartlett y Justin Clemens, Alain Badiou. Key Concepts, Ed. Acumen, Durham, 2010.

Koyré, Alexandre. Estudios de historia del pensamiento, Ed. Siglo XXI México, 2007

Lacan, Jacques. El seminario XX. Aún. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1975.

Miller, Jacques-Alain. “La suture: éléments pour la logique du signifiant” en Cahiers pour l’analyse, no. 1, París, Seuil, 1966.

Notas