Defensa de las verdades eternas

Home #15 - Badiou Defensa de las verdades eternas
Defensa de las verdades eternas

Alain Badiou, Segundo manifiesto por la filosofía, ed., Manantial, Trad., María del Carmen Rodríguez, 160p.

 

Foto Gentileza la voz del interior

Quizá no sea demasiado arriesgado sostener que Alain Badiou (Rabat, 1937) ha construido la filosofía más sólida de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. En una época como la nuestra, en la que se elogia lo líquido, lo flexible, lo rizomático o lo fragmentario, se podrá cuestionar que la solidez sea una virtud. Pero difícilmente se pueda negar que el pensamiento de Badiou exhibe esa característica de un modo ejemplar. Sus textos se asemejan a bloques de construcción que se montan unos sobre otros sin dar lugar al más mínimo balanceo. A su vez, cada uno de ellos parte de firmes fundamentos desde los que se construye el camino hacia las conclusiones empleando argumentos de impecable rigor lógico. Los dos grandes pilares de esta construcción son El ser y el acontecimiento (1988) y Lógicas de los mundos (2006). Se trata de libros voluminosos, arduos, en los que abundan las demostraciones matemáticas y los términos específicos, a tal punto que ambos libros contienen un apéndice con un vocabulario destinado a facilitar la tarea del lector.

En torno de esos textos centrales, Badiou ha producido otros trabajos menores en los que se aplican algunas de sus tesis pero se evitan las complejas demostraciones. En esta categoría podemos incluir conferencias y artículos breves sobre cine, teatro, literatura, política. Pero, además, ha escrito dos “manifiestos” a modo de suplemento de sus obras principales. El objetivo es explicitado por su autor: “Dar una forma simple e inmediatamente movilizable a temas que la ´gran obra´ presenta en su forma acabada, formalizada, ejemplificada, minuciosa”. En la construcción arquitectónica de Badiou, los manifiestos operan como ventanas que favorecen la conexión con el mundo exterior. Manifiesto por la filosofía se publicó en 1989 (la traducción al español, de Nueva Visión, es de 1990); Segundo manifiesto por la filosofía acaba de aparecer en español.

Veinte años atrás, la filosofía parecía condenada a muerte. Badiou sentía en aquel momento la imperiosa necesidad de oponerse a la deconstrucción, el pensamiento débil, el pragmatismo estadounidense, y recuperar un lugar de privilegio para nociones desgastadas como la verdad, el ser, el sujeto. En el Manifiesto por la filosofía , la política, el arte, la ciencia y el amor aparecían como los ámbitos privilegiados para el surgimiento de acontecimientos portadores de verdades que pudieran ser consideradas universales aun cuando necesitaran de la fidelidad de los sujetos para transformar las situaciones dadas. A contracorriente del pensamiento dominante entonces, Badiou anunciaba la vigencia de la verdad universal y la vitalidad del sujeto.

Al referirse, en el Segundo manifiesto por la filosofía , a las diferencias entre aquel contexto y el actual, Badiou comenta que en uno de sus últimos encuentros con Derrida, éste le dijo “Hoy tenemos los mismos enemigos”. El peligro en este tiempo, para Badiou, es la proliferación de un pensamiento complaciente con el estado de cosas, en el que la presencia de la filosofía parece ampliarse pero que, en realidad, no hace más que diluirse. “La filosofía está en todos lados […]. Anima cafés y centros de puesta en forma y bienestar. Tiene sus revistas y sus gurúes”, pero corre el riesgo de perder todo su potencial revolucionario, transformador. En los años ochenta, el peligro para la filosofía era dejar de existir; hoy se encuentra “prostituida por una sobreexistencia vacía”.

Al mismo tiempo, se ha producido una transformación a raíz de la cual la técnica mercantilizada parece desplazar a la ciencia; la administración cultural, al arte; la gestión, a la política; y la sexualidad, al amor. Lejos de amedrentarse por tal situación, Badiou avanza con su propuesta. Por ello en su último texto -tanto como en Lógicas de los mundos – postula no sólo la universalidad de las verdades, sino su eternidad: “Este segundo manifiesto resulta del hecho de que el momento actual, confuso y detestable, nos impone decir que hay verdades eternas en la política, en el arte, en las ciencias y en el amor”. La tarea de Badiou consiste en explicar cómo dichas verdades aparecen en un mundo.

Si se confrontan los dos “manifiestos”, se percibe rápidamente que la claridad imperante en el primero de ellos sólo se alcanza en muy pocas páginas del nuevo texto. Es cierto que, comparado con Lógicas de los mundos , resulta más ameno. Pero la estructura arquitectónica propia del pensamiento de Badiou hace que para leer el Segundo manifiesto por la filosofía sea imprescindible manejar conceptos expuestos en trabajos anteriores.

© LA NACION

http://www.lanacion.com.ar/1277569-defensa-de-las-verdades-eternas