La situación latinoamericana está caracterizada, en la última década, como un espacio de innovación política. Inaugurada por el surgimiento de movimientos sociales que resistieron el neoliberalismo y los efectos que esta secuencia política tuvo en la posterior reconfiguración de los Estados del continente, la cuestión que queda planteada es justamente la de esa relación entre la acción popular y la dinámica estatal.
En este contexto Alain Badiou disertó sobre lo que llamó “la concepción clásica de la política”: un modo de articular los intereses contradictorios (la heterogeneidad propia de la vida colectiva) con un nivel de representación de esas contradicciones a cargo de las instituciones (sindicales, políticas, económicas). Este pasaje, en el esquema badiouista, es “pacífico”, lo cual quiere decir negociado.
Hay luego un tercer nivel: el de quienes toman decisiones una vez que son electos por procedimientos mayoritarios, es decir, por medio del voto. En este nivel la contradicción se desvanece, argumenta Badiou, porque esta situación tiene una premisa: es necesario que un grupo obedezca a otro, lo cual significa obedecer a quienes no tienen los mismos intereses. ¿Por qué prospera esta idea clásica de la política? Porque se ampara en que el régimen representativo es el mal menor. Por el contrario, si la contradicción se agudiza, lo que viene es la guerra civil.
Esta trama de la democracia representativa es la clave de la estabilidad capitalista para Badiou. Una estabilidad tan resguardada que, apuntó, interpreta un acto como la nacionalización de YPF como “escándalo” para el mercado global. En este sentido, el sistema representativo moderno es definido como la forma política acorde a la globalización en curso. Sin embargo, hay momentos en que la vida popular interviene en la política de otro modo: como acontecimiento. Son momentos en los cuales los representados no se sienten representados. Dan lugar así a una voluntad anti-representativa: un deseo de estar masivamente presente. Estas apariciones de un sujeto colectivo despliegan, de hecho, una crítica a la democracia. ¿Qué es lo que exige entonces la gente?, se pregunta el filósofo: decidir colectivamente algo sin pasar por la tríada negociación-representación-elección. En esa ruta situó la llamada primavera árabe.
El problema de esa presencia popular masiva, de carácter anti-representativo, es que no sabe ni puede definir su relación con el Estado. Y esto porque, una vez fracasada la hipótesis bolchevique de la toma del poder, no hay modo de responder a una pregunta clave: ¿podemos prescindir del Estado? Marx, citó Badiou, pensó que la relación no representativa respondía al fin del Estado y la llamó la “libre asociación”.
Pero el desafío para los movimientos populares, sintetizó, no puede quedar sólo en su definición negativa respecto al Estado. Es insuficiente. El dilema actual es cómo hacer que la posibilidad popular de decisión sea una fuerza capaz de imponerle ciertas cuestiones al Estado.
Diego Tatian
La presentación de Badiou fue comentada y contestada por Gisela Catanzaro, socióloga y docente de la UBA, por Diego Tatián, filósofo y decano de la carrera de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba y, finalmente, por el escritor y psicoanalista Jorge Alemán.
Catanzaro puntualizó que la relación entre política y Estado debe entenderse de modo dialéctico y que la crítica al Estado no puede ser su simple condena sino el despliegue de una complejidad. Tatián señaló que América Latina es un laboratorio democrático que plantea al Estado la responsabilidad de reconocer la autoinstitución permanente de los movimientos sociales sin que éstos pierdan su autonomía a la vez que el Estado se reconoce también como fragilidad y caos. Alemán agregó que la representación siempre es incompleta (el lacaniano no-todo), a la vez que no hay proceso de subjetivación sólo soportado por la “presentación”.
La particularidad del Estado en el contexto latinoamericano fue entendida por Badiou como un “alegato a favor del Estado”. Pero aceptando la hipótesis de su reconfiguración, preguntó: “¿Es una invención que debe interesarnos o se trata de la entrada de América Latina en el sistema clásico?”. Su última palabra fue: “Desconfíen”.
Jorge Alemán
Enlace Lectura Mundi
Resumen de Verónica Gago de la conferencia de Badiou “¿Está América Latina inventando algo?” (Martes 6 de mayo de 2012, UNSAM)
http://www.grupoacontecimiento.com.ar/index.php/politica/entrevistas/78-alain-badiou/110-badiou-america-latina