Violencia y arte en las redes sociales

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Violencia y arte en las redes sociales

Coordinador: Alberto Constante, Ed. UNAM/ Estudio Paraíso, México, 2013.

Quiero hablar de redes sociales, de la violencia en ellas y del arte que se encuentra dentro; pero no puedo siquiera mencionar Redes Sociales sin remitirme inmediatamente al antes popular “Chismógrafo”. Para aquellos que no saben qué es, pues es un invento sofisticado que sirve para conocer gente y saber a quién le gustas y ese tipo de situaciones que se presentan típicamente en la secundaria, es decir, un cuaderno con preguntas indiscretas que vas respondiendo y, a su vez, vas leyendo las respuestas de otros. Fue el primer tipo de Red Social a la que me sometí a prueba. Creo haber visto la evolución de esto, del cuaderno a los papelitos enviados en clase, luego el celular y sus mensajes, el Messenger, Hi5 y Facebook y Twitter. En todos los cambios he escuchado fehacientes defensores y predicadores que, por un lado defienden la red nueva o la vieja y, por otro, tratan de denigrar a la opuesta.

En aquellos tiempos del Chismógrafo también existía un estado online y uno offline, pues cerrabas el cuaderno y, con la información que conseguías planeabas tu estrategia para saber a qué personas frecuentar y así lograr tu objetivo, por eso estar offline no era desentenderse del cuaderno maravilloso y ya, él era responsable de gran parte de tu actitud ante tu círculo social. Desde luego no estaba la ventaja de manipular la información para poder definir tu personalidad de acuerdo a tus necesidades y deseos, es decir, no podías crear tu perfil ideal. Tampoco llevabas todo el día el cuaderno contigo para tenerlo abierto a capricho.

Al paso del tiempo comprendí que esa información valía mucho sabiéndola usar, claro en su momento, por lo que también intuí un concepto que engloba otros dos y que definen bien las Redes Sociales actuales, son ideas que se tratan a lo largo de los libros, ArteViolencia en las redes sociales, mismos que nos congregan hoy; tales ideas Alberto Chimal las define como la erosión de los conceptos del texto definitivo y de la permanencia. Claramente se puede observar que el Chismógrafo no era un texto definitivo ni permanente, se erosionó rápidamente, pues en la secundaria todos cambiamos vertiginosamente y los textos de un año, al otro ya eran obsoletos. Desde luego en las redes actuales es más complicado, pues los textos permanecen y a la vez han dejado de existir, esto por su condición de virtuales, pero también se erosionan, cambian, no son permanentes, como en el libro.

Me parece que actualmente estamos en una transición enorme, un cambio de pensamiento, de actitud, de vida. Ya ha ocurrido antes, cuando el cambio en la forma de lectura originó una nueva manera de pensamiento, lo que dio paso a reformas y cuestionamientos: nuevas maneras de ver el mundo. También está la imprenta, que cambió su era por una moderna y ahora está internet. No quiero decir que sean los únicos cambios, simplemente un par de los más significativos para esta exposición. Todo cambio lleva en sí violencia implícita y hablar de violencia y de arte es hablar del humano, van en nosotros y por ello deben acompañar todos nuestros avatares y/o destino.

Como todo, al abrir la información al manejo público, se vulneran las partes del círculo informativo. En el Chismógrafo se identificaban los tipos de letra, con Hi5 conocías las fotos personales de los suscriptores, en Messenger podías saber si el otro estaba conectado y disponible, con Facebook hasta puedes llegar a saber qué están haciendo en el momento. Entonces el riesgo se antoja en la misma frecuencia, la misma intensidad, pero cada cual con su contexto propio. Se pueden equiparar incluso algunos ejemplos: el libro era pirateable sacando fotocopias, ahora basta con copiar y pegar un archivo; anteriormente lo que ahora se conoce como bullyng era lo normal en las escuelas, pero ahora se ha extendido a las palabras, la lectura y algunas imágenes y videos.  El contagio no ha dejado de ser por medios corpóreos, pero ya se extendió y transformó para adecuarse al medio virtual. Una extensión de nuestra realidad.

Así, dando paso a la violencia, hay que decir que ésta viene en diferentes formas: desde el parto, literalmente, rompemos a  nuestra creadora para poder incrustarnos al mundo; educarnos significa deshacernos de cómo nos hemos construido y sobreponernos con nuevos constructos. En las redes sociales pueden encontrarse muchos casos de ella, puede manifestarse como el acto de modificar nuestra personalidad que aparece en las redes para proyectar un alguien que no somos, acto sumamente violento que indica un rechazo hacia uno mismo en la medida del cambio.

Es por eso que hablar de violencia y arte en la redes sociales es hablar de condición humana también, pero con formas distintas, como el paso del Chismógrafo a Messenger. Resultan sobremanera interesantes las formas que se están adoptando en las redes, algunas imitando, otras innovando, incluso hay una transformación tanto de las estructuras literarias, como de las costumbres de escritura que acontecen dentro de ellas. Señala Alberto Chimal que en Twitter se presenta un fenómeno interesante, la concreción de las ideas en tan sólo 140 caracteres y  representa el cambio de la forma de escritura, por tanto de percibir, de actuar, de concebir y construir el mundo.

Entonces las bellas letras sufren también un cambio, en su estructura, en su expresión, en su método y en otros tantos aspectos. La escritura está regresando a su forma básica de servir únicamente para comunicar, no da paso a la reflexión por esa velocidad que caracteriza su constante cambio, propone ventajas de comercialización y promoción, el acceso a la comprensión de lenguas diferentes es mayor y, por tanto, el enriquecimiento y cambio de las lenguas se ve más nutrido. Esto no es exclusivo de la literatura, también se presenta para las otras artes colaborando en su diversificación. En cuanto a la creación que se da por dentro de la red, bien dice Alberto Chimal “Estamos todavía en el momento de la ilusión, o la posibilidad, democrática: en la etapa en que la escritura digital es un territorio abierto a la experimentación y la exploración para millones de personas”, lo que alienta no a adjuntarse a una corriente, generación o movimiento, sino a crear, simplemente crear a pesar de los nuevos riesgos que aún no controlamos, pero que ya iremos sorteando.

Las redes sociales se presentan ambiguas, con elementos que podemos calificar como aceptables o positivos y con elementos que cumplen justamente con lo contrario. Precisamente al aumento del grado de vulnerabilidad, si ésta se puede ver como negativa, acuden algunas virtudes, es decir, en las redes se persigue la originalidad, el reconocimiento, la identidad; los usuarios buscan ser especiales. Y precisamente es eso lo que nos han facilitado las redes sociales, poder expresar nuestra singularidad y hacer que se mantenga innovándola, entrar en una corriente de personas singulares que al igual comparten y modifican el círculo.

Somos seguidores de miles de ideas particulares y lo que nos hace particulares o especiales es poder comunicar nuestra idea y, si somos seguidos por mil personas, eso nos confirma nuestra singularidad, aunque sea que en un minuto esa singularidad se haya deshecho y convertido ya en lo común. Así pasa con las ideas de escritores consagrados que aportaron ideas singulares y propuestas arriesgadas, mismas que con el tiempo y las lecturas se han hecho de conocimiento común e, incluso, están pasando a ser parte del ideario colectivo que permite que cualquier persona se apropie de la idea y la postule como suya. Es decir, si hay una idea, supongamos la del superhombre de Nietszche, puede cualquier individuo (por seguir suponiendo un adolescente de secundaria) pronunciar su apreciación de la teoría que probablemente ni leyó y solamente escuchó y parafrasea, la reviste con algunas ideas, digamos que la actualiza para su entorno; esto lo hace dueño de esa idea, de esa teoría, de una nueva adaptación que le es funcional y suya.

Por otra parte las Redes Sociales nos han permitido extendernos incluso a otros continentes en cosa de segundos, meta alcanzada por el hombre. Esto ha creado la posibilidad de sociedades diversas en tamaños macro que, como dice Elisa Schmelkes “ha generado un arte hiperreal que sólo puede ser producto de una inteligencia colectiva, de desatamiento de un profundo subconsciente cultural”. Esa gran masa, esa sociedad líquida, genera microuniversos “que reflejan las características del medio que los sustenta: es emergente, inestable y en constante evolución”.

Dentro de este macrouniverso la personalidad que se muestra en internet suele no ser la real, como sea encuentra cabida en algún sitio o red, en algún microuniverso que la legitima y toma en cuenta. Es decir, que esa personalidad le da un contenido a estos microuniversos, así como estos, a su vez, justifican esa personalidad. Me parece que el conjunto de microuniversos está en movimiento por la misma condición de efímero y circunstancial que se vive en las redes sociales y, como tal, es un reflejo del estado de nuestra sociedad, de la situación de cambio que se vive, de lo líquido e inasible, lo ingente.  Las redes sociales, por su forma sin forma, por su tamaño creciente, por su importancia que ha alcanzado, por su alcance, por su capacidad de adoptar cualquier forma y propuesta;  son el medio, la forma y el método de control que sigue, quiero decir que si la historia va en espiral y ahora es tiempo de cambio, el cambio nos ha llegado ya e internet, con sus redes sociales,  es el trampolín que marcará al tiempo y la sociedad que vienen.

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