Martin Jay, sobre la dialéctica de la ilustración

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Martin Jay, sobre la dialéctica de la ilustración
Martín Jay en el capítulo “Dialéctica de la ilustración” de su libro Ojos abatidos, la denigración de la visión en el pensamiento francés del siglo XXi hace un recorrido del papel de la visión desde la Ilustración hasta la invención de la fotografía en el siglo XIX francés. Los filósofos ocularcentristas, como Descartes o Locke, concebían a la mente como una cámara obscura. Jay se basa en el ensayo de Starobinski El ojo vivo para explicar la importancia de la vista y el desarrollo de instrumentos ópticos en la época de Luis XIV. El estado absolutista usó lo visual como espectáculo para agradar al ojo, pero también, como técnica de vigilancia: el rey lo mira todo. Rousseau se identifica con el ojo divino, la vigilancia sagrada y el conocimiento del alma.

En la Revolución Francesa se buscó un estilo visual en los modelos clásicos de Grecia y Roma. También se realizaron representaciones visuales de símbolos revolucionarios, hasta generar un terror o paranoia visual.

Diderot como teórico del teatro subrayó su dimensión visual y en la Enciclopedia puso especial atención en el placer de la vista, colocando un gran número de láminas. Se ocupó del problema de Molyneux en sus cartas a los ciegos, el cual consiste en saber si una persona que es ciega al recuperar la vista reconoce las cosas que sólo conoce sensorialmente o de forma intuitiva. Diderot no tenía primacía en lo visual, sus argumentos eran antiocularcentrista, le daba gran valor al tacto como fuente de conocimiento y estaba en contra de la doctrina de las ideas innatas. Diderot es el ejemplo de que existe un pensamiento heterodoxo hacia el régimen escópico de la ilustración.

Martín Jay después recurre al análisis de la obra de Bryson Tradición y deseo, en donde reconoce la complejidad de las teorías y las prácticas del régimen escópico moderno. Vuelve a mencionar la obra de Starobinski para señalar dos tendencias de la fe ilustrada hacia la vista, el regreso del anhelo neoplatónico de una belleza ideal y la valoración de la oscuridad así como la expresión de esto en la pintura negra de Goya. Ante la subjetividad de la filosofía francesa se dio énfasis a la estética de lo sublime. Para el romanticismo el tema era la noche y esto se aprecia en los autores de la época como Víctor Hugo, Balzac y Flaubert. En el siglo XIX el régimen hegemónico era el escópico.

La urbanización fue un factor que transformó la experiencia visual. París fue urbanizado desde la década de los cincuenta y sesenta del siglo XIX por Haussmann: grandes bulevares, la calles trazadas en línea recta y los grandes almacenes, conformando una masa urbana, la cual intensifica la estimulación sensorial. En el ámbito comercial lo visual tuvo reflejo en la publicidad de periódicos y revistas.

La invención de la fotografía cuestionó a la perspectiva cartesiana, la mirada de la cámara transformó la capacidad de ver, y con ello llegó la era de la reproductibilidad técnica, como lo señaló Benjamin. El Daguerrotipo (1839) provocó críticas, pero también abrió la posibilidad de la democratización de lo visual. La iluminación artificial de Tomas Alba Edison (1890) poco a poco fue perfeccionada, trascendió los ritmos naturales de la luz y de la oscuridad. Estás innovaciones ofrecieron nuevas experiencias visuales.

Ante la invención de la fotografía se abrió un debate en donde se discutían tres temas fundamentales al respecto: qué es verdad e ilusión, qué es el arte (impacto en la pintura) y cuál es su impacto social.

A partir de la fotografía el mundo tiene imagen y se puede tener un registro de la realidad. La imagen fotográfica valida el régimen escópico perspectivista, que en el cuattrocento se identificaba con la propia visión. La imagen fotográfica permite su manipulación, se puede truquear. Como primer ejemplo de este trucaje están las fantasmagorías, producto de la doble exposición. La fotografía no sólo es imagen mimética con pretensiones realista.

Con la llegada de la cámara fotográfica se abre la posibilidad de la imagen fragmentada y los encuadres arbitrarios pero igual, se tiene la cualidad de detener el tiempo, se retrata un instante. Con la fotografía instantánea se logra el análisis del movimiento.

Sobre la controversia de si la fotografía es arte o no, el autor señala que ésta influyó a la pintura. Pintores como Delacroix o Degas la utilizaron como modelo pictórico, mientras que otros como Delaroche anuncian la muerte de la pintura. Baudelaire reconoce las implicaciones de la fotografía para la ciencia, pero duda que las tenga para el arte. Actualmente la teoría reconoce como predecesor de la fotografía a la pintura.

Por último, Jay menciona las implicaciones sociales de la fotografía, poco a poco se fue popularizando, los viajeros tomaban fotografías de lugares exóticos, lejanos, se “ve el mundo como una exposición”; el caminante se vuelve un voyeurista. La fotografía documenta y se transforma documento. Otras implicaciones sociales de la fotografía se ven reflejadas en los métodos de identificación y vigilancia en los sistemas policiales; en los análisis de enfermedades mentales y en la disección del movimiento en la naturaleza.

i Martin Jay, Ojos abatidos, la denigración de la visión en el pensamiento francés del siglo XX, Akal, Madrid, 2007.

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