Entre feminismo y posfeminismo. El problema del sujeto

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Entre feminismo y posfeminismo. El problema del sujeto

3.

A modo de introducción

El presente ensayo tiene como intención profundizar sobre un debate contemporáneo que versa sobre el sujeto político en el feminismo, especialmente con las intervenciones de Preciado[1] y su diferenciación con la teoría feminista tradicional, exponiendo las posturas teóricas y políticas de una epistemología crítica y radical como lo es la denominada Teoría Queer. Se trata de hacer presente un debate sobre el sujeto político, en cuanto para la teoría feminista tradicional, el mismo devendría en el sujeto mujer. En cambio, para el posfeminismo, y especialmente desde la particular mirada crítica de la pensadora española, el sujeto ya no es la mujer, sino una multiplicidad de identidades no binarias, alternativas. Para poder ingresar a dicho debate es necesaria una introducción de las posturas epistémicas que han posibilitado re-hacer una lectura acerca del sujeto, especialmente con las tesis de Beauvoir,[2] Wittig,[3] Butler,[4] Foucault,[5] Deleuze y Guattari.[6]

Monique Witting

Monique Witting

Partiendo de las bases teóricas se dará paso a la formulación del contexto histórico de surgimiento de la llamada teoría posfeminista, abarcando el contexto de la crisis de la Modernidad y el desarrollo de la Posmodernidad, ubicando allí el debate sobre el sujeto, especialmente desde la mirada intelectual de Lanz.[7] La introducción de esta tensión entre la llamada Modernidad y Posmodernidad, hará posible un desarrollo del problema del sujeto político, diferenciando una lógica que reconoce un sujeto bajo las categorías universales, como portador de un futuro por venir, frente a otra lógica que descomprime esa pretensión de universalidad en la diferencia y la multiplicidad. Frente a estas dos posturas, se marcará una opinión particular, dentro de la cual no se acepta el sentido universalista de la razón moderna, pero tampoco el quiebre o ruptura de conjugar una totalidad dialéctica.

Ya desarrollado el tema de las bases teóricas de la epistemología crítica de la Teoría Queer, y el ambiente intelectual de la coyuntura social donde fue desarrollado, se da paso a una lectura complementaria al materialismo histórico, la cual parte de la teoría de Preciado sobre la existencia de la anatomapolítica, y las diferencias entre los regímenes somatopolíticos. Esta lectura es desarrollada en clave foucaulteana, en una interpretación de las tesis teóricas del filósofo francés y las posibilidades que otorga tal perspectiva para analizar los procesos de gubernamentalidad del cuerpo; lectura que hace posible conjugar la complejidad de la relación entre el capitalismo y el patriarcado. De esta forma, se dará paso al devenir de las políticas queer como líneas de fuga, resistencia y devenires minoritarios, pero con la intención de ponerlas en discusión con la propuesta del Marxismo Pagano,[8] como concepto que articula las prácticas micro-políticas y aquellas denominadas macro-políticas.

Fundamentación epistémica feminista

Una de las principales teóricas del feminismo del siglo XX,[9] Beauvoir, va a exponer una frase que será recogida por futuras pensadoras feministas, encontrando en ella la particularidad de un pensamiento que encuentra en la categoría de mujer una expresión no correspondida a una esencia naturalizada en la biología. En el capítulo primero de una de sus principales obras, El segundo sexo, dedicada a la infancia, manifiesta que “no se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el macho y castrado al que se califica de femenino.”[10] Esta frase de que no se nace mujer, sino que se llega a serlo explora unas primeras aproximaciones a la construcción de un feminismo que intente superar la dicotomía hombre-mujer como una forma naturalizada del ser humano, aportando elementos teóricos para pensar la conformación del género y el sexo desde la intervención social.

Otras de las pensadoras clásicas del feminismo contemporáneo está representada por Wittig, y su particular mirada sobre las lesbianas y el dispositivo político de la heterosexualidad. Para tal pensadora, “la sociedad heterosexual está fundada sobre la necesidad del otro/diferente en todos los niveles. No puede funcionar sin este concepto ni económica, ni simbólica, ni lingüística, ni políticamente.”[11] La teoría de Wittig sobre la heterosexualidad está en función de representarla de forma cerrada, como productora de las diferencias entre hombres y mujeres,[12] y frente a tal sistema de diferenciación (dominación), las lesbianas vienen a representar una ruptura con el contrato social heterosexual. Ante este argumento, Preciado expondrá el siguiente argumento crítico:

3.2

Después de todo, la definición de la heterosexualidad que hace Wittig como «una trampa, un régimen político forzoso», ¿no remitiría más bien por primera vez a concebir la heterosexualidad y no la homosexualidad como un espacio cerrado, una suerte de gueto mayoritario, en el sentido deleuziano del término, siendo el espacio doméstico históricamente uno de los guetos por excelencia de las mujeres, por ejemplo? A causa de este hermetismo de la heterosexualidad, no hay necesidad de apelar a la liberación sexual de las lesbianas o de los homosexuales. La cuestión sería, más bien: ¿cómo abrir un punto de fuga, cómo trazar un túnel, cómo encontrar una salida al gueto «heterosexual»? Como Deleuze y Guattari señalaron ya, a propósito de Kafka, «el problema no es el de la libertad, sino el de una salida», la abertura de un espacio.[13]

Este argumento crítico esbozado por Preciado frente a la concepción hermética de la heteronormatividad, se refuerza con las tesis de Foucault y de Deleuze y Guattari. Estos dos últimos pensadores franceses van contra la lógica dialéctica que ve en la liberación como una superación, como la posibilidad de traspasar a las relaciones de opresión con la finalidad de ser anuladas por un proceso de ascenso dialéctico. Lo central en ambos filósofos son las líneas de fuga, la posibilidad de descodificar y desterritorializar los flujos del deseo. Por ello, la lesbiana no viene a corresponderse como una liberación, sino más bien como una resistencia al dispositivo político de la heteronormatividad. He aquí el sentido político que le otorga Foucault a la constitución de los cuerpos y de la racionalidad sexual moderna, mientras que Wittig ve en la heterosexualidad una postura netamente de dominación.

3.3

La teoría de Foucault va construir los fundamentos epistémicos para aproximarse a una racionalidad sexual moderna, la cual se basa en la conformación de la diferenciación sexual. Las identidades no binarias, en este caso el lesbianismo, no es una ruptura, un espacio de conformación de identidad por fuera de las relaciones opresivas, sino que está en su interior, como resistencia a las técnicas de gobierno heterosexual. Por ello puede apreciarse a las políticas de asimilación como técnicas de gobierno de las identidades alternativas, las cuales son asimiladas al patrón cultural de heterosexualidad, y a la familia como núcleo central del patrón de normalidad. Es aquí donde ingresa el pensamiento de Butler, especialmente cuando analiza el hecho de la performatividad del género, por acción de actos repetitivos.

El feminismo entre modernidad y posmodernidad

Los discursos acerca del feminismos y del posfeminismo cruzan los debates entre Modernidad y Posmodernidad. Pero el problema no es tan maniqueo, no se trata de la existencia de dos racionalidades políticas sexuales occidentales, una moderna y otra posmoderna. Hay todo un debate acerca de las causas, orígenes, y desarrollo de una lógica cultural posmoderna, como si la misma se desprendiera de la crisis de la modernidad, especialmente de la razón, de la ciencia y del progreso. Algunos autores, entre ellos Lyotard,[14] conciben que la Posmodernidad represente la crisis de los metarrelatos, como es el caso del cristianismo, el liberalismo y el marxismo. De esta forma, la posmodernidad tendrá consecuencias en el pensamiento feminista, sobre todo en el papel del sujeto mujer en la lucha contra la lógica patriarcal, contra la dominación del hombre sobre la mujer.

3.4

Es interesante reflejar el pensamiento de Lanz, quien se ubicó en la tendencia de la posmodernidad crítica radical. Para tal pensador venezolano, la Posmodernidad representa la crisis de la gramática universal Moderna, y de las principales categorías como la de Sujeto, Historia, Progreso, Razón, Centralidad, Futuro, etc. Estas categorías fueron parte del discurso político de la Modernidad, especialmente de la concepción de la Ilustración. La Posmodernidad vendría a representar su crisis, y por tanto, el sujeto no quedaría afuera de tales repercusiones. Ante ello sostiene lo siguiente: “la defunción posmoderna del sujeto anuncia el fin de los paraísos colectivos, disuelve la pretensión iluminista de trascendencia por posesión de la Razón y diluye también la quimera marxista de atribuir a actores sociales de carne y hueso la misión ideológica de la redención.”[15]

El pensamiento filosófico de Lanz sobre la defunción del Sujeto marca un debate interesante sobre la apreciación metafísica del término. La cita de Lanz refleja que la muerte del Sujeto viene acompañada con el fin de los paraísos colectivos, de la trascendencia de la razón, y la consideración de que hay ciertos sujetos portadores de la redención. Pensar al Sujeto mujer bajo estos términos no podría afirmase en ella como la redención de las relaciones opresivas, porque tal concepto, el de sujeto, viene a representar una ficción política, una construcción social que muy bien reflejó Beauvoir, cuando manifestó que no se nace mujer. Para nosotros, no hay una clara división entre Modernidad y Posmodernidad, sino que esta última es el reflejo de una radicalidad del pensamiento autonomista de la Modernidad. Y allí se apunta el debate entre el feminismo y el posfeminismo, en cuanto este último no niega el concepto de mujer para imposibilitar la lucha contra el sistema patriarcal, sino de hacer multiplicidades, de expresar devenires minoritarios.

Teoría queer, políticas del cuerpo y marxismo pagano

La Teoría Queer nace de estos debates entre feminismo y posfeminismo, especialmente sobre el sujeto político de la transformación, y los dispositivos políticos de conformación de identidad. No nace de una erudición académica, sino principalmente de las luchas de los movimientos ACT-UP, Queer Nation, etc., como protestas frente al abandono por parte del Estado de los enfermos de SIDA. Esta enfermedad provocó una transformación en los sentidos del cuerpo, especialmente en la relación con el otro, conformándose aquello denominado como miedo al cuerpo del otro.[16] El movimiento político queer nace al calor de estas luchas, como articulación de una variedad de identidades no identificadas bajo el patrón de normalidad, ni de clase y raza por la racionalidad política sexual occidental. Además de la articulación de identidades múltiples, funcionaron bajo una lógica de acción directa, como saqueos, boicots, mítines, etc.

En relación a la Teoría Queer, la pensadora española-francesa, Preciado, va a considerar que el sujeto político del feminismo, o posfeminismo, no es la mujer.[17] Esta hipótesis de trabajo tiene unas repercusiones claves en el sentido político del sujeto, ya que considera tanto a la mujer como al hombre, como productos de un dispositivo político determinado. Es allí donde analiza, mediante un ejercicio genealógico, los diferentes regímenes somatopolíticos, como es la tanatopolítica, la biopolítica, y la fármaco-pornográfica. Estos tres regímenes somatopolíticos expresan tres grandes lógicas de gobierno del cuerpo que se han perfilado en la historia de Occidente desde el cristianismo hasta la actualidad. La propuesta de Preciado pasa por reinventar e imaginar identidades alternativas al dispositivo político de la heteronormatividad, identidades que funcionen como disrupción y como líneas de fugas.

3.5

El problema de estas consideraciones es que representan micro-políticas desapegadas de una crítica furtiva a la institucionalidad dominante. La lucha contra el régimen somatopolítico desde la multiplicidad de identidades no binarias necesita de la articulación con una lucha macro-política que tome en cuenta la reforma institucional. Es allí donde expresamos el concepto de Marxismo Pagano como articulación entre una micro-política que exponga en el nivel molecular la operación de las relaciones de poder y por tanto, de su resistencia, como también una confrontación contra el sistema político, social y económico que se basa en la explotación de los cuerpos. Esas mismas identidades alternativas que luchan contra las relaciones opresivas, van a tener vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. Por ello, desde el Marxismo Pagano se quiere dar cuenta de una lucha articulada entre el nivel molecular, y el nivel molar, dándole forma al empalme de un sujeto político que no puede ser identificado únicamente en el sentido de su posicionamiento en la relación con el capitalista, pero tampoco puede ser identificado a nivel molecular. Es allí donde el debate entre el feminismo y el posfeminismo necesita ser reforzado por una articulación entre una micro-política, y una macro-política.

Bibliografía

  1. Beauvoir, Simone, El segundo sexo, Cátedra, Madrid, 1999
  2. Butler, Judith, El género en disputa, Paidos, Madrid, 2007.
  3. Díaz, Esther, “La Postsexualidad, El miedo al cuerpo del otro” en La ciencia y el imaginario social, Esther Díaz (Ed.), Ed. Biblos, Buenos Aires, 1996.
  4. Deleuze, Gilles y Guattari, Felix, El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia, Paidos, Barcelona, 2004.
  5. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Ediciones Pre-Texto. Valencia. 2002
  6. Foucault, Michel, Microfísica del poder, La Piqueta, Madrid, 1992.
  7. Historia de la Sexualidad I. La Voluntad de Saber, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1998.
  8. Tecnologías del yo y otros textos afines, Paidos Ibérica, Barcelona, 1990.
  9. Lanz, Rigoberto, La Deriva Posmoderna del Sujeto. Para una Semiótica del Poder, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Universidad Central de Venezuela. 1998.
  10. El malestar de la política, Consejo de Publicaciones, Universidad de los Andes, Venezuela, 1994
  11. Lyotard, Jean Francois, La condición posmoderna, Planeta Agostini, Buenos Aires, 1993
  12. Preciado, Beatriz, (2014, Marzo 17) Beatriz Preciado y Marianne Ponsford Hay Festival 2014. (Archivo de video). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4o13sesqsJo.
  13. Testo Yonqui, Espasa Calpe, España, 2008. Manifiesto contra-sexual, Ed. Opera Prima, Madrid, 2002.
  14. Devenir bollo-lobo o cómo hacerse un cuerpo queer a partir de El pensamiento heterosexual” en Teoría Queer. Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas. Córdoba, D. Sáez, J. y Vidarte, P. (editores). Ed. Egales. Madrid. 2005, pp. 111-131.
  15. Witting, Monique. El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Egales, Madrid, 2006.

Notas
[1] Beatriz Preciado, (2014, Marzo 17) Beatriz Preciado y Marianne Ponsford Hay Festival 2014. (Archivo de video). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4o13sesqsJo. Testo Yonqui, Ed. Espasa Calpe, España, 2008. Manifiesto contra-sexual
[2] Simone, Beauvoir, El segundo sexo.
[3] Monique Witting, El pensamiento heterosexual y otros ensayos.
[4] Judith Butler, El género en disputa.
[5] Michel Foucault, Microfísica del poder. Historia de la Sexualidad I. La Voluntad de Saber. Tecnologías del yo y otros textos afines.
[6] Gilles Deleuze y Felix Guattari, El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.
[7] Rigoberto Lanz, La Deriva Posmoderna del Sujeto. Para una Semiótica del Poder. El malestar de la política
[8] El concepto de Marxismo Pagano es una propuesta personal desarrollada en la Tesis para optar a grado de Magister Scientiarum en Filosofía en la Universidad del Zulia, Marcaibo, Venezuela, denominada Marxismo Pagano: crítica y asimilación de las categorías de placer y de deseo en Foucault, Deleuze y Guattari. Autor: Daniel Sicerone, 2015.
[9] Es inportante señalar que desde la Revolución Francesa se viene desarrollando un pensamiento político feminista.
[10] Simone Beauvoir, El segundo sexo. p. 87.
[11] Monique Witting, El pensamiento heterosexual y otros ensayos. p. 53
[12] Cfr. Beatriz Preciado,Devenir bollo-lobo o cómo hacerse un cuerpo queer a partir de El pensamiento heterosexual” en Teoría Queer. Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas. pp. 111-131.
[13] Ibíd., p. 116.
[14] Jean Francois Lyotard, La condición posmoderna, Ed. Planeta Agostini, Buenos Aires, 1993.
[15] Rigoberto Lanz, La Deriva Posmoderna del Sujeto. Para una Semiótica del Poder. p. 30.
[16] Beatriz Preciado, (2014, Marzo 17) Beatriz Preciado y Marianne Ponsford Hay Festival 2014. (Archivo de video). Op. Cit.
[17] Esther Díaz, “La Postsexualidad. El miedo al cuerpo del otro” en La ciencia y el imaginario social.

Autor:

Daniel Sicerone

Universidad Católica Cecilio Acosta

Invecom

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