El mito de Dionisos en el orfismo

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El mito de Dionisos en el orfismo

Orfeo ha enseñado a los hombres a abstenerse de cometer matanzas.
Aristófanes

 

A Lucero González Suárez

Resumen

La intención del presente ensayo es mostrar la profunda relación que guarda el mito de la muerte de Dionisos en el orfismo. El trabajo se compone de tres apartados. En el primero se presentan algunos de los rasgos más relevantes del mito de Dionisos. En el segundo la relación que existe entre el mito de Dionisos y el orfismo. En el tercero se muestra que la enseñanza central del orfismo consiste en “abstenerse de comentar matanzas”. La originalidad e importancia del escrito proviene de que, en los estudios sobre el orfismo y de su relación con el mito de Dionisos, el énfasis sea puesto en el vegetarianismo, mientras que lo esencial reside en abstenerse de participar en cualquier tipo de sacrificio sangriento.

Palabras clave: Dionisíaco, Orfeo, “abstenerse de cometer matanzas”, orfismo.

 

Abstract

The intention of the present essay is to show the deep relation that keeps the myth of the death of Dionysus in orfismo. The work is composed of three sections. The first presents some of the most relevant features of the myth of Dionysus. In the second the relationship between the myth of Dionysus and Orphism. The third shows that the central teaching of Orphism consists in “refraining from commenting on massacres”. The originality and importance of the writing stems from the fact that, in studies of Orphism and its relation to the myth of Dionysus, the emphasis is placed on vegetarianism, while the essential thing is to refrain from engaging in any kind of bloody sacrifice.

Key words: Dionysiac, Orpheus, “refrain from committing massacres”, orphism.

 

Introducción

El objetivo central del presente trabajo es mostrar la relevancia del mito de Dionisos y cómo de la integración de ese mito en el orfismo se derivan un conjunto de prácticas cultuales y un género de vida.

En el trabajo se muestran algunos elementos centrales que componen el mito de Dionisos, luego se aborda su relación con el orfismo y finalmente se establece que la enseñanza central del orfismo consiste en no participar en ningún tipo de sacrificio sangriento.

Considero importante ocuparme de esta cuestión porque el mito de Dionisos se encuentra en el seno del orfismo y, en ese sentido, su interpretación permite problematizar la cuestión del vegetarianismo y su oposición a cualquier género de matanzas y comprender que para el orfismo, “abstenerse de cometer matanzas” es fundamental, mientras que el vegetarianismo es sólo una cuestión accesoria o de segundo orden.

 

I

El mito de Dionisos establece que

Zeus tiene con su hija Perséfone un hijo: Dioniso. […] Los Titanes por envidia (y por instigación de Hera), engañan a Dioniso con diversos objetos, lo matan, lo desmiembran, lo cuecen, lo asan y lo devoran. Zeus fulmina a los Titanes y de los restos de los titanes y del propio Dioniso, que había sido ingerido por ellos, proceden los hombres.[1]

Los “objetos fascinantes [empleados por los Titanes para seducir al niño Dionisos son] una peonza, un rombo, muñecas articuladas, tabas, un espejo. Mientras que Dionisos contempla su imagen cautivada por el resplandor del metal, los titanes le golpean.”[2] De entre los objetos entregados a Dionisos con la finalidad de que se sumerja en ellos, es el espejo el que tiene el lugar central. Al contemplarse en el espejo, el niño se pierde extasiado en su imagen, o quizá en la imagen transfigurada de sí mismo en macho cabrío. Tal como Kenrényi afirma en El espejo reflejante: “El espejo que con la imagen capta también el alma garantiza que el asesinado no desaparezca del todo.”[3] El espejo capta la esencia de Dionisos y así contribuye a su renacimiento.

¿Por qué emplear esas argucias para atrapar la atención de Dionisos? Se trata de “astucias todas ellas para que la víctima pueda ser golpeada sin darse cuenta sin que se resista o lance un grito de mal augurio.”[4] Aunque se trata de un recurso que los Titanes emplean para engañarlo, también parece ser la forma que encuentran aquéllos para obtener el “consentimiento” de Dionisos. La función de los juguetes sería semejante a la del agua con la que rociaban a los animales y de las semillas que ponían dentro de sus orejas para de ese modo obtener su consentimiento.

Dionisos es desgarrado, pues “la cólera [y mandato] de Hera hizo que los Titanes, con caras pintadas de blanco con yeso lo matarán con un cuchillo infernal, mientras él se miraba el rostro en el espejo.”[5] La furia de Hera surge al saber que Dionisos es el producto de la relación incestuosa entre Zeus y Perséfone, aunque Perséfone es hija de Rea. Los Titanes son fulminados por el rayo de Zeus. Sin embargo, nada se sabe de lo que le ocurre a Hera, quien es la instigadora del crimen. Nada se sabe tampoco de lo que hace Perséfone ante la brutal muerte de su hijo y hermano.

Respecto del desmembramiento de Dionisos sabemos que “La víctima de los Titanes fue cortada en siete trozos y arrojada a una olla que estaba sobre un trípode. Allí se cocieron siete partes. Luego los trozos de carne se sacaron de la olla y se espetaron. Así se les tuvo sobre el fuego.”[6] La muerte de Dionisos consumada por los Titanes constituye en sí misma un rito donde el paso de lo cocido a lo asado constituye un aspecto esencial. No se trata sólo de privar de la vida, sino de fundar un nuevo rito, pero queda abierta la pregunta por el sentido de éste.

¿Qué representa Dionisos? “Dioniso era el Dios de la embriaguez divina y del amor más encendido. Pero también era el perseguido, el sufriente y el moribundo, y todos los que le acompañan y eran rozados por su amor debían compartir con él su trágico sino.”[7] Todos los que entran en contacto con Dionisos comparten su destino. En última instancia, Dionisos es “vida y muerte, pues su espíritu se manifiesta en los abismos donde la vida y la muerte se abrazan íntimamente. Por ello el mito lo deja morir.”[8] Dionisos simboliza la muerte y el renacimiento y por eso su muerte es también el nacimiento del hombre, puesto que de las cenizas u hollín de los Titanes, que previamente habían consumido la carne de Dionisos, y de su contacto con la tierra, surge el hombre.

Acerca del consumo de la carne por parte de los Titanes, Kerényi lanza la interesante hipótesis de que “la comida no pudo consumirse. Apareció Zeus atraído por el olor y evitó con su rayo que los Titanes acabarán esa comida de caníbales.”[9] Sin duda, se trata de una cuestión profundamente inquietante para el orfismo. De ser así, se genera todo un replanteamiento del sentido y significado del vegetarianismo en la vida órfica y, en un sentido más profundo, una negación del sacrificio. Sobre la cuestión de la culpa también se generaría un replanteamiento, pues esa experiencia no puede ser la misma al matar y despedazar a Dionisos que al consumir su carne, además de lo anterior. Sin embargo, no es más que una inquietante idea, pues Bernabé, Detienne y otros especialistas, al estudiar las primeras tradiciones del mito de la muerte de Dionisos, establecen con claridad que efectivamente fue devorado.

Lo fundamental del mito de Dionisos consiste en el sacrificio que deriva en la muerte, el hecho de que sea devorado por parte de los Titanes y cómo ese sacrificio se incorpora al orfismo y acaba por replantear la idea del sacrificio.

Finalmente nos tenemos que preguntar: ¿cuál es el móvil que lleva a los Titanes a realizar ese acto? Podemos pensar que además de la influencia que ejerce Hera sobre ellos, también es una suerte de venganza contra Zeus por enviarlos al Tártaro.

 

II

En la constitución del ser humano hay tanto una parte titánica como una divina, pues de las cenizas de los Titanes, que previamente habían consumido a Dionisos, y del contacto con la tierra surgen el género humano. El orfismo es una forma de vida (bíos orphíkos) que busca reconciliar a los hombres y los dioses; restaurar la relación que quedó disuelta por el sacrificio de Dionisos a manos de los Titanes.

Para Marcel Detienne “el orfismo se mueve exclusivamente en un plano religioso. Es una secta que pone en tela de juicio la religión oficial de la ciudad.”[10] El orfismo es una religión, pero una religión mistérica, que desborda los planos estrictamente sociales porque no es una religión de Estado (exotérica) sino esotérica (reservada a los iniciados). El orfismo, en tanto que religión mistérica, busca generar experiencias directas en cada sujeto con lo divino, cuya acontecimiento supone adoptar un género de vida con un conjunto de prohibiciones, lo cual no significa que la aceptación de estas últimas sean causa de la experiencia. El cumplimiento de esas prohibiciones y la participación en los cultos sólo abren la posibilidad de que se pueda generar una experiencia de lo divino, pero no son en ningún sentido la garantía de dicha experiencia, pues en la religión oficial existen también un conjunto de normas. Esa posibilidad que se abre al llevar el género de vida órfico es la de participar del misterio. El orfismo es una radicalización de la religión griega que parte de un mismo origen, pero se separa de él porque comparte un conjunto de elementos aunque con un sentido distinto, tales como la presencia de los dioses.

El fin último del orfismo es “lograr librarse del ciclo de reencarnaciones de la atadura del alma al cuerpo, que es el castigo que los hombres pagan por la culpa de los Titanes y lo que da lugar a todo sufrimiento y fatiga en esta vida. La verdadera vida se encontraría en realidad tras la muerte para aquellos que han purificado la culpa.”[11] Para el orfismo, vida y muerte constituyen una unidad. El fin de la vida es la expiación de la culpa para acceder a la muerte y así a una nueva vida en la que se restablece esa relación con la divinidad. De ese modo, el orfismo encuentra una forma de volver a ligarse con la divinidad.

La culpa del género humano consiste en que participa de la herencia titánica y de ese modo participa indirectamente de la muerte, despedazamiento y consumo y de Dionisos. El orfismo concibe el cuerpo del hombre como la cárcel del alma (entendida como halo vital) de la que sólo se puede escapar superando las reencarnaciones, participando de ese género de vida. Así, el cuerpo y el mundo como cárceles sólo se trascienden al superar la parte titánica.

Los hombres, como consecuencia de su origen, tiene una naturaleza dual, al haber heredado una parte dionisíaca, positiva, y otra titánica, malvada. Como herederos de los Titanes, están obligados, además a expiar su culpa. Tal expiación se extiende a lo largo de varias vidas, porque el alma es inmortal y, cuando se produce la muerte del cuerpo en la que está alojada, trasmigra a otro. Para liberarse de la terrible mancha es necesario además, participar en una serie de rituales y observar determinados tabúes. Una vez cumplidas estas condiciones, el alma que es divina se reintegra a su comunidad con los dioses.[12]

Se trata de superar la parte titánica. Lo que sólo se logra participando de esas creencias y ese género de vida, como un medio para lograr la expiación de la culpa, en el plano estrictamente individual.

La parte titánica del hombre se convierte en un profundo pesar pues como afirma Dión Crisóstomo “Todos los hombres somos de la sangre de los Titanes, así que como aquellos son enemigos de los dioses y lucharon contra ellos, tampoco nosotros somos amigos suyos, sin que somos mortificados por ellos y nacemos para ser castigados”.[13] Los hombres, al igual que los Titanes, somos enviados a un Tártaro (el mundo) y sólo nos podemos liberar de él expiando la culpa por al acto cometido.

Aunque la cuestión de la culpa en el mito de la muerte de Dionisos puede generar la idea que al emplear dicha categoría se ha hecho una interpretación cristiana de la religión griega, es importante aclarar que el orfismo es un movimiento religioso que integra ese mito en el siglo VI ac. Por lo que se separa plenamente del cristianismo. En el mito de la muerte de Dionisos, la violencia ejercida por los Titanes no tiene un sentido moral, pero al incorporar dicho mito como núcleo de su doctrina, el orfismo lo convierte en una cuestión moral de la que los hombres participan. Lo cual justifica el género de vida propuesto por aquél. Se trata entonces de un principio moral que guía el modo de actuar de los órficos.

Lo central en la vida órfica no es abstenerse de consumir carne sino en

“abstenerse de cometer matanzas, phónoi”, con la doble exhortación de dejar de comer carne y poner término a la matanza de seres humanos. A través de este mito, Orfeo enseña a los hombres la necesidad de rehusar toda práctica de sacrificio sangriento, porque ese ritual, lejos de permitir el establecimiento de las relaciones con los dioses, reproduce, bajo una forma apenas encubierta, un crimen del que la especie humana no dejará de participar en tanto que no reconozca definitivamente su filiación titánica y emprenda la purificación, mediante el género de vida llamado órfico, del elemento divino contenido en ella a causa de la voracidad de aquellos que, no ha mucho, degollaron al joven Dionisos.[14]

Lo esencial no es el consumo de la carne, sino el privar de la vida a cualquier ser ya sea animal o humano. Se trata de un rechazo radical al sacrifico sangriento. De ese rechazo se deriva el principio fundamental de no reproducir la violencia cometida por los Titanes en el origen, al privar de la vida a Dionisos.

El orfismo contendría en si mismo una protestas contra el carácter vitalístico y orgíastico, sanguinario y cruel del propio dionisismo. Por ello los órficos abogan por un modo de vida muy estricto y sujeto a numerosas prescripciones […] Frente a la prescripción órfica de apartarse de la sangre y de todo lo relacionado con la muerte, el dionisismo incluye aspectos muy sangrientos que se reflejan en los planos mítico ritual.[15]

En el ritual dionisíaco se participa constantemente en el consumo de la carne del animal sacrificado. El éxtasis de los participantes era tal que incluso tomaban trozos de carne de los otros participantes del rito. Sin embargo “es posible que entre los órficos la omofagia formase parte de un rito iniciático, tras el cual los iniciados debían abstenerse de carne animal por una exigencia espiritual”[16] Quizá, el propósito final de ese rito iniciático era participar del acto cometido por los Titanes, para luego abandonar el consumo de carne. El orfismo no se limita a ser una práctica cultual; se manifiesta en un hacer cotidiano. La participación en el culto religioso modifica el modo de ser en el mundo del sujeto.

 

III

En el orfismo, la muerte de Dionisos se convirtió en el mito central que articulaba toda su vida. El sacrificio de los Titanes es origen del principio fundamental del orfismo de no participar de ningún tipo de matanzas. El mito de Dionisos “ocupa una posición central en el más antiguo pensamiento órfico, el del siglo VI”[17] Por eso

El papel central que Dionisos asume en el orfismo, en un triple plano cosmogónico, teogónico y antropogónico, plantea en términos acuciantes el tema de las relaciones entre esta forma de pensamiento religioso y el movimiento místico que se desarrolla en el dionisismo por la misma época, pero bajo formas por entero diferentes.[18]

En el plano cosmogónico, Apolonio de Rodas y Eurípides coinciden al plantear que “Cielo y Tierra eran una sólo forma y que cuando una de otro se separaron, todo lo produjeron y lo sacaron a la luz: árboles, seres alados, fieras, los que nutre el mar y el género de los mortales”.[19] De la separación de esos elementos primordiales se generan todos los seres, incluidos los humanos. Del contacto de las cenizas de los Titanes y la Tierra surge el hombre. En el plano teogónico, Dionisos es el dios principal del orfismo, que procede directamente de Zeus, tanto en su primer como en su segundo nacimiento. En el plano antropogónico, son las cenizas esparcidas por la Tierra de los Titanes, que previamente habían devorado a Dionisos, las que permiten la formación de los humanos. Sin la Tierra no sería posible aparición del hombre.

La enseñanza fundamental del orfismo, como dice Aristófanes en Las ranas, consiste en que “Orfeo ha enseñado a los hombres a abstenerse de cometer matanzas”[20], pues sólo rompiendo con la incesante reproducción de ese acto, realizado en los orígenes por los Titanes, se puede restablecer el vinculo con los dioses.

 

Bibliografía

  1. Bernabé, Alberto, “El mito órfico de Dionisos y los Titanes”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, Tomo I, Akal, Madrid, 2008.
  2. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, Taurus, Madrid, 1982.
  3. Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel, “Orfismo y dionisismo”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, Tomo II, Akal, Madrid, 2008.
  4. Kerényi, Karl, Raiz de la vida indestructible, Herder, Barcelona, 1998.
  5. Macías Otero, Sara, “Orfeo y el orfismo en la tragedia griega”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro. Tomo II, Akal, Madrid, 2008.
  6. Walter, Otto, Mito y culto. Siruela, España, 2006.

Notas

  1. Bernabé, Alberto, “El mito órfico de Dionisos y los Titanes”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, Tomo I, Akal, Madrid, 2008, p. 591.
  2. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, Taurus, Madrid, 1982, p. 131.
  3. Citado por Karl Kerényi, , Dionisos. Raiz de la vida indestructible, Herder, Barcelona, 1998, p. 186.
  4. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, op. cit., pp. 137- 138.
  5. Kerényi, Karl, Dionisos. Raiz de la vida indestructible, Herder, Barcelona, 1998, p. 187.
  6. Ibid., p. 173.
  7. 7. Walter, Otto, Mito y culto. Siruela, España, 2006, p. 43.
  8. Ibid., p. 139.
  9. Kerényi, Karl, Dionisos. Raiz de la vida indestructible, op. cit., p. 173.
  10. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, op. cit., p. 133.
  11. Macías Otero, Sara, “Orfeo y el orfismo en la tragedia griega”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro. Tomo II, Akal, Madrid, 2008, p. 1212.
  12. Bernabé, Alberto, “El mito órfico de Dionisos y los Titanes”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, op. cit., pp. 591-592.
  13. Citado por Alberto Bernabé, “El mito órfico de Dionisos y los Titanes”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, Tomo I Akal, Madrid, 2008, p. 597.
  14. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, op. cit., pp. 152-153.
  15. Jiménez San Cristóbal, Ana Isabel, “Orfismo y dionisismo”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro, Tomo II, Akal, Madrid, 2008, p. 715.
  16. Ibid., p. 716.
  17. Detienne, Marcel, La muerte de Dionisos, op. cit., p. 131.
  18. Ibid., p. 160.
  19. Macías Otero, Sara, “Orfeo y el orfismo en la tragedia griega”, en Bernabé, Alberto y Casadesús, Francesc, Coordinadores, Orfeo y la tradición órfica. Un encuentro. Tomo II, Akal, Madrid, 2008, p. 1208.
  20. Citado por Marcel Detienne, La muerte de Dionisos, op. cit., pp. 134-135.

 

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