Maternidad y locura

FOTOGRAFÍA DE GRACIELA ITURBIDE (1988)

 

Hace un momento sacaron a María Reyes de la sala entre dos personas, traía el pelo pintado de negro y la cara maquillada, ella es casi rubia, se veía extraña artificial, pero bella con esa belleza que da la locura y la maternidad, María ha estado internada muchas veces, tantas como hijos ha tenido.

 

A María le han arrancado los hijos y aunque hay rumores de que ella misma los aparta, yo he hablado con ella y están siempre en sus palabras, repite sus nombres y sufre terriblemente su lejanía. La distancia que los separa se llama locura y en esta ocasión lleva más de un mes apartada, loca.

 

Me dice un doctor que con cinco electroshocks va a quedar bien, ignoro su comentario pero sé que esa es la sentencia que condenará a María a sufrir más en el silencio de su alma mortificada, de su alma que lanza gritos de niños abandonados.

 

¿Por qué no me quiere mi mamá? Me ha dicho muchas veces, ella regalo a mi niña, y mi niña no me quiere, no me conoce; ¿qué le habrán hecho a Pedro Bartolo (su niño más pequeño)? Me le pega mucho mi mamá y mi hermana.

 

Mi sobrino el que me trajo aquí me pego muy fuerte en la cabeza porque disque que le pegué a mi mamá, pero no me acuerdo, sólo recuerdo que yo iba hacia la casa, pensando: ojala que no esté borracha mi mamá, ojala que no esté borracha y sí estaba.

 

Fui a buscar a María a la sala. La sala parecía  una plaza, un lugar de encuentro social, esta vez las mujeres se agolpan alrededor de María que se enojó porque no pudo hablar conmigo inmediatamente. Usted le hace caso a todas me dice, y me cuesta trabajo lograr que me cuente, que vuelva a confiar en mí. Le digo que la doctora Tino está dispuesta a llevarla a su casa, eso la entusiasma y me pide que hable nuevamente con ella. Una paciente le pega al pasar y se pone llorar, es tan frágil María que siento que puede romperse. Y en ese momento me cuenta un sueño: sueño que me hacen mal, que me maltratan, me dan de garrotazos. Estoy durmiendo y estoy soñando que me están golpeando y no me puedo defender.

 

-¿Y en qué acaba el sueño? le pregunto

-En que me matan

-¿Y quién le pega?

-Pues mi misma familia ¿quién más?