Capital, trabajo y política

 

Víctor M. Sánchez, Añoranzas, Tomo I, Trabajo versus capital, México, Viceversa, 2021.

 

 Añoranzas. Tomo I. Trabajo versus capital es el título de la obra, que, constituida por una escritura de lleno interesante y concisamente reflexiva, es un amalgamiento de párrafos periodísticos. Víctor Sánchez, un sociólogo y académico, es su autor. La obra contiene una serie de abordajes críticos con relación a la política, el trabajo, el capital y el análisis de la realidad sociopolítica en México. Con dos ejes cuya conexión será vista más adelante, a saber, la política nacional y el trabajo, junto a las trabajadoras, los trabajadores y sus organizaciones, Sánchez problematiza, a la vez que cuestiona, al neoliberalismo y a la determinación insana e indigna de la vida humana, a la que conduce por el orden de sus lógicas económicas y economicistas.

 

En este texto se diagnostica y critica la contradicción entre trabajo y capital, tal y como el título sugiere. De ahí que, en una toma de posición, se vislumbra al trabajo y el salario de las y los trabajadores como directamente afectados para el desarrollo de su antagonista, el capital: “Capital y trabajo en lucha siguen siendo el análisis de la explotación, la expoliación y la exclusión”.[1] La crítica hacia la contradicción trabajo-capital y su desmarcaje permiten un abordaje con ejemplos nacionales muy específicos tanto en su realización de contradicción, como en la lucha por su dignificación, por su nueva orientación.

 

Añoranzas se organiza en una introducción, donde se perfila la forma del pensamiento y la escritura con que el autor atrae al lector en lo posterior; un epílogo que recoge sintética y notablemente la invitación a la unión entre trabajadores y a la irreverencia ante los poderes como los que se critican; una presentación, que traza las dos grandes divisiones temáticas como son la política nacional y la relación entre ella y el trabajo; y, finalmente, dos subtítulos que desarrollan de forma extensa y específica la contradicción entre trabajo y capital, ejemplificada detalladamente por una revisión a la mercantilización de pensiones, los despidos a nivel mundial y las promesas o proyectos políticos no realizados, irreales y ambiguos.

 

Así pues, a lo largo de todo el libro, encontramos referencias al Sindicato Mexicano de Electricistas, a las acciones y no acciones por parte de PEMEX, a las repercusiones de una política característica del sexenio del 2006 al 2012: el Acuerdo Nacional por la Economía familiar, la guerra contra el narcotráfico, el estado de excepción, crisis económicas; promesas no cumplidas, o, mejor dicho, promesas cumplidas, pero en aras del beneficio particular y neoliberal, no social. Gracias a su redacción amable, poderosa y capaz, existe la posibilidad de que este texto sea leído por estudiantes, trabajadores, trabajadoras, personas versadas en el tema y público en general: se trata sin duda de un libro con valor multipersonal.

 

Se menciona también a lo político, en su extracción y abstracción de las y los ciudadanos del país: lo político hecho aquello de los políticos. Por ello, toda persona reconocida por el estado mexicano a través del Instituto Nacional Electoral es contemplada para la cobertura de garantías individuales y derechos fundamentales, en suma, para su consideración como ciudadana o ciudadano, pero no se tiene la ciudadanía sin el reconocimiento de la institución electoral, a pesar de la Constitución. Si esas garantías y derechos no llegan a realizarse, mala suerte, al menos se es ciudadano, y una credencial lo acredita. Se es elector antes que ciudadano con derechos. “Votas y te vas”,[2] en ello consiste la política en la que se hace partícipe al pueblo mexicano: “Hoy la política es solo una. Es electoral. La existencia o la esencia es una. No hay más ni menos: ¡Votas y te vas!”[3] ¿Dónde se halla entonces la política, si no hay rastros de ella siendo reconocida y ejercida por las y los integrantes de un país? La indagación trabaja y descubre la abstracción de lo político cuando lo extrae de sus dimensiones sociales activas y lo lleva, como mucho, a urnas periódicas, efímeras.

 

Es de advertirse que hablar, como hace Víctor Sánchez en el texto presente, de trabajo, capital, neoliberalismo, leyes del mercado y política, remite sin duda alguna al autor alemán probablemente más importante del siglo XIX: Karl Marx. Con su obra en general y la dedicación innegable al análisis del capital como sistema económico-político que condiciona a la sociedad bajo su influjo, toda vez que la acumulación y la enajenación se le imponen y se constituyen como primarias, generó, es bien sabido, una postura que toda persona en contra -o a favor- del capitalismo y sus devenires debe conocer y confrontar. Confrontar, no necesariamente en un sentido hostil: la hostilidad depende en este caso de quien a ella se incline.

 

En Marx, la realidad en sí misma está marcada por las relaciones de producción y las condiciones materiales e históricas de vida de las y los integrantes de cualquier sociedad. El modo de producción determina a lo social y la conciencia de los hombres, no al revés. La plusvalía es el medio por el cual un capital crece y se vuelve más grande, y consiste principalmente en trabajo no remunerado. Este trabajo no remunerado se realiza en jornadas laborales y es, ya se leyó, trabajo. De esta forma es posible hablar sin obviar y señalar la base de una consideración entre trabajo y capital: bajo el capitalismo, se auto implican, pero esto no es en dependencia mutua. Por ello, “Capital y trabajo siguen siendo la contradicción principal”.[4]

 

La aportación marxiana abre una perspectiva analítica muy completa y muy consciente del capital y su relación con el trabajo. Se descubre que el capital deriva en el crecimiento del proletariado, por lo que hay más trabajo no remunerado, en tanto que los despidos forman parte de operaciones rutinarias en medio de crisis económicas; se evidencia la ley general de la acumulación capitalista: más producto del trabajo para más capital y, específicamente, más explotación a los trabajadores, menos derechos y prestaciones. Más expoliación de derechos fundamentales y por ello mismo, además de por la negación de participar de una vida digna, mayor exclusión. Más capital, más afectación al trabajo digno. Por ello, la utilidad de traer a colación la ley general de la acumulación capitalista.[5]

 

Por un lado, Añoranzas deja ver que hay política exclusivamente electoral, despidos, crisis, las pensiones de trabajadores y trabajadoras hechas mercancías para el uso y desuso de lógicas del capital; la responsabilidad del estado ante el derecho de la salud relegada a las familias mismas, desempleos, inflación y recortes salariales. Por el otro lado, nos deja ver que hay también unión sindical, posibilidad de nulidad en los votos o manifestación apreciable de disconformidad social en un entorno cuya política se ha hecho sólo de los políticos (retornar la política a nosotros, los seres políticos); hay necesidad de posturas y accionares críticos ante el escenario sociopolítico mexicano.

 

En definitiva, Sánchez no insiste en la abstracción del tema para una mera satisfacción analítica, más bien pretende observar atentamente el pasado mexicano como medio para comprender el presente y tomar postura al tiempo; el autor visualiza, se sitúa en las condiciones materiales e históricas mexicanas en relación a un sistema económico político como es el capitalismo, y procura una labor permanentemente crítica y accionaria que revierta la realidad sociopolítica que se nos impone. Se nos permite pensar en términos de subversión y lucha en contra de la esencia, de la ley misma del sistema capitalista como lo es la acumulación y señala la relación inherente entre capital y trabajo, para hacer notar que ambos están necesariamente ligados en el capitalismo en una relación desigual. Adviértase, no obstante, algo elemental, y verificable en el texto presente: la conexión necesaria en esta relación es por parte del capital hacia el trabajo, y no del trabajo al capital. Por consiguiente, es necesaria la posición crítica que observe esto y proponga un orden alterno y posible: tal es la pertinencia de Añoranzas.

 

Notas
[1] Víctor M., Sánchez, Añoranzas, Tomo I. Trabajo versus capital, México, Editores y Viceversa, 2021.
[2] Ibid., p. 16.
[3] Ibid.
[4] Ibid., p. 21.
[5] Karl Marx, El Capital, Tomo l, vol. 3, México, Siglo xxi, 1988, pp. 759 – 805.

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