Resumen
La obra foucaulteana es muy vasta; a 40 años del fallecimiento de Michel Foucault aún siguen vigentes sus planteamientos sobre los temas que trabajó: sexualidad, poder, biopolítica, cuidado de sí, entre otros. En este trabajo hablaremos de la vigilancia y el control como temas medulares en su obra y que cobran sentido en nuestro contexto. En primer lugar, haremos un análisis de su obra clásica de Vigilar y castigar como antecedente de lo que hoy conocemos sofisticadamente como videovigilancia. En segundo lugar, trataremos de argumentar por qué nos encontramos ante un nuevo panoptismo, y, en tercer lugar, las reflexiones finales.
Abstract
Foucault’s work is very vast; 40 years after the death of Michel Foucault, his approaches to the issues he worked on are still valid: sexuality, power, biopolitics, self-care, among others. In this paper, we will talk about surveillance and control as core themes in his work and that make sense in our context. First, we will analyze his classic work Vigilance and Punish as an antecedent of what we know today as sophisticatedly as video surveillance. Secondly, we will try to argue why we are facing a new panopticism, and thirdly, the final reflections.
Palabras claves: Vigilar, control, dispositivo, poder, disciplina, normalización
Keywords: Surveillance, control, device, power, discipline, normalization
¿Qué se entiende por vigilar y controlar?
La obra foucaulteana tiene como eje transversal el poder, pero cuando hablamos de vigilar y controlar, sus planteamientos más explícitos sobre el tema están en su libro Vigilar y castigar. Nacimiento de la Prisión, publicado en 1975, donde comienza con la narración del suplicio de Robert François Damiens, un parricida que fue condenado a muerte el 28 de marzo de 1757 por atentar contra el rey Luis XV de Francia, fue ejecutado en la Plaza Grève de París. Posteriormente se habla sobre los posibles argumentos del nacimiento de la prisión haciendo el análisis del panóptico de Jeremy Bentham, hasta llegar a la emergencia de los discursos, las instituciones y las prácticas del encierro donde los dispositivos de vigilancia y control se hacen presentes. Y por ello, consideramos importante retomar de esta obra el análisis de la vigilancia y control, en nuestras actuales circunstancias que podríamos llamar neoliberales.
Muchas reflexiones se han suscitado a partir de la publicación de Vigilar y castigar, en 1975, y a 49 años de su publicación los planteamientos ahí expuestos podemos considerarlos vigentes. En el seno de esta obra se habla de la disciplina, la vigilancia, la normalización, el encierro desde el principio del panóptico, cómo durante el siglo XIX se formaron las condiciones de emergencias para consolidar un sistema carcelario “eficaz”, “seguro” y “controlado” por el bien de las poblaciones.
Las instituciones más mencionadas cuando se habla de las sociedades disciplinarias son: la familia, el manicomio, la cárcel, el hospital, el campo militar, el convento, la escuela y la fábrica. No son las únicas, cabe aclarar, solo han sido utilizadas recurrentemente por Foucault para poder ejemplificar cómo logran constituir individuos dóciles y útiles para el trabajo. El antecedente de la sociedad burguesa y del capitalismo es la Revolución Industrial, que permite el crecimiento económico desmedido, donde los campesinos que se dedicaban a los campos se trasladan a las nacientes ciudades industriales, para trabajar en fábricas.
[…] lo propio de las disciplinas es que intentan definir respecto de las multiplicidades una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costo posible (económicamente, por el escaso gasto que acarrea; políticamente por su discreción, su poca exteriorización, su relativa invisibilidad, la escasa resistencia que suscita), hacer que los efectos de este poder social alcancen su máximo de intensidad y se extiendan lo más lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en este crecimiento “económico” del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce (ya sean los aparatos pedagógicos, militares, industriales, médicos), en suma, aumentar a la vez la docibilidad y la utilidad de todos los elementos del sistema.[1]
Las sociedades disciplinarias tienen una obsesión por la norma. Normalizar es crear y producir sujetos útiles para el trabajo, por eso se crean los dispositivos de poder para actuar sobre la conducta de los sujetos, someterlos y usarlos para el mejor funcionamiento de la sociedad. Son cuatro elementos los que caracterizan a las sociedades disciplinarias: repartición espacial, acción dirigida directamente sobre los cuerpos (el encierro por ejemplo), vigilancia constante, y registros permanentes.
Nuevo panoptismo
Actualmente en las sociedades neoliberales bajo la razón gubernamental tenemos dispositivos de poder más sofisticados gracias al avance tecnológico, donde no solo se vigila, sino se controla mejor y de manera más económica. Es decir, el poder neoliberal se convierte en uso más minucioso de ejercer la vigilancia y el control, con la autorización y venia de sus súbditos.
Las redes sociales son un claro ejemplo de ello, nosotros mismos les cedemos nuestros derechos a la privacidad para interactuar en el metaverso cibernético, tenemos un millón de seguidores, pero paradójicamente lejos de sentirnos más apapachados, en confianza, seguros, ocurre todo lo contrario; estamos expuestos al jaqueo de nuestra información, al uso inadecuado de nuestras publicaciones a la tergiversación de lo que se dice en esos espacios.
Lamentablemente nos atreveríamos a decir que la mayoría de las personas que interactuamos en las redes sociales damos cuenta de un nuevo existencialismo, como diría el filósofo mexicano Alberto Constante[2], donde si no me das likes, no existo. En su contraparte, estamos en la cultura de la funa, te funo o cancelo porque tengo el poder de hacerlo y lo ejerzo.
Estamos ante un nuevo panóptico digital que se maximiza con un clic y arroja la información deseada con otro, hay registros permanentes de nuestros biodatas. Si alguien queremos investigar ya no contratamos los servicios de una persona sino que lo hacemos nosotros mismos, lo seguimos en sus redes para saber sus gustos y lo que en ocasiones en tiempo real está realizando, lo que se dice coloquialmente stalkear[3].
En las ciudades, con la instalación de cámaras se genera un nuevo panoptismo que bien podríamos llamar matrix de la videovigilancia, por la seguridad de la ciudadanía se vigila las veinticuatro horas de todos los días de la semana, pero casualmente, cuando se acude a seguridad pública para esclarecer un delito no estaban en funcionamiento o presentaban ciertas anomalías.
Hace algunas décadas, la videovigilancia era una quimera, ahora es una realidad. Somos observados en nuestra vida cotidiana en todas partes, hasta en nuestro propio hogar podemos estar siendo víctimas de las cámaras ocultas o micrófonos para aparecer en una página en internet con transmisión en vivo, fomentando un miedo constante a que su intimidad sea expuesta de esta forma.
En México se han documentado la exposición de material íntimo de las personas en la Internet sin su consentimiento, y debido a ello, afortunadamente se creó una ley llamada Olimpia. “Se conoce de esta manera gracias a su impulsora, la activista Olimpia Corral Melo quien, después de ser víctima de la difusión de un video íntimo sin su con- sentimiento, se ha dedicado a promover proyectos que reglan la violencia digital en los congresos estatales.”[4]
Para proteger el estado a estas personas víctimas de este delito: “La Ley Olimpia” contempla sanciones de tres a seis años de prisión para quienes realicen estas acciones y multas que van de 500 a 1,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA). En 2021 la UMA tiene un valor de 89.62 pesos diarios, según el Inegi.”[5]
¿Qué pasaría si estuviéramos conscientes de que somos observados las veinticuatro horas del día? El panóptico de Bentham ha quedado atrás como un antecedente de lo que es actualmente la videovigilancia: en los supermercados, en los bancos, en las escuelas y hasta en las calles.
Somos una sociedad que está continuamente siendo vigilada, en ocasiones ya actuamos como si alguien nos estuviera mirando, nuestros gestos, nuestras conductas han sufrido transformaciones importantes. El panóptico como estructura que permite controlar vigilando se ha ampliado en la actualidad. Ya no solo se utiliza en un espacio cerrado y espacio fijo, ahora está en el espacio abierto, pasó de lo privado a lo público, en donde los menores movimientos son controlados, vigilados y registrados; por el bien de nuestra “seguridad”.
Claro, no siempre sirven para la seguridad de las poblaciones neoliberales. También ese dispositivo de seguridad es un arma de dos filos, sirve para el control de los cuerpos. Gracias a la videovigilancia podemos saber cómo funcionan los motines, las manifestaciones; dicha información se usa para la implementación de mecanismos de coerción y contención de los grupos sociales disidentes o bien reaccionarios.
Un ejemplo es la Ciudad de México, al ser el centro de la República Mexicana y sede del poder Ejecutivo Federal, constantemente se dan grandes manifestaciones de personas que buscan justicia ante feminicidios, políticas públicas mal ejecutadas, entre otras muchas causas. Entonces, para contener se colocan vallas metálicas, cámaras de seguridad, monitoreo constante de las personas manifestantes. Y aunque pareciera costoso, no lo es. Porque el beneficio es mayor en términos empresariales: se controla más invirtiendo menos en el costo de la instalación, mantenimiento y resguardo de la información de las cámaras de videovigilancia que en un ejercito de militares o antimotines.
Como hemos visto, las sociedades disciplinarias tienen continuidad en las sociedades neoliberales, mismas que se rigen por la biopolítica. Es decir, en el gobierno del cuerpo-especie, donde se regula dando libertades. La biopolítica es un poder que se detenta en las poblaciones. La biopolítica podría entenderse como el mejoramiento de los dispositivos disciplinarios, se gobierna mejor dando ciertas libertades. Es importante subrayar que nos referiremos sobre todo al neoliberalismo económico. Pero no por ello se debe asumir que la economía es un simple efecto del poder. Lo que es viable afirmar es que la biopolítica se asocia con la economía.
Como bien lo plantea Foucault: “…la libertad no se concebirá como el ejercicio de una serie de derechos fundamentales, sino que se le percibirá simplemente como la independencia de los gobernados con respecto a los gobernantes”.[6] El gobierno ahora gestionará mejor dando libertades que impartiendo prohibiciones. Ahora la función del Estado se reducirá a garantizar la seguridad para que la sociedad funcione y sea funcional al sistema económico. Así, la legitimidad del Estado estará dada por el funcionamiento del mercado, el mercado como lugar de veridicción. Por ello, es puntual señalar qué papel juega la libertad, según Foucault, en una sociedad liberal:
… la nueva razón gubernamental tiene la necesidad de libertad, el nuevo arte gubernamental consume libertad. Consume libertad: es decir está obligado a producirla. Está obligado a producirla y está obligado a organizarla. El nuevo arte gubernamental se presentará entonces como administrador de la libertad, no en el sentido del imperativo “sé libre”, con la contradicción inmediata que puede plantear. El liberalismo no formula ese “sé libre”. El liberalismo plantea simplemente lo siguiente: voy a producir para ti lo que se requiere para que seas libre. Voy a procurar que tengas libertad de ser libre.[7]
La libertad se convierte así también en una mercancía rentable, que tiene valor solo si es funcional al mercado. El hombre es un consumidor de libertades. Por lo tanto, en este sistema de intercambio de mercancías donde reina la ley de la oferta y la demanda, se busca una justicia mercantil que asegure al comprador de que lo que está consumiendo tiene un precio justo; también se convierte en el lugar donde va a calificar la práctica gubernamental. ¿Por qué? Ya que el Estado liberal crea libertades o liberógonos, hace posible la constitución de la economía como juez de la práctica gubernamental. Así, “… la gubernamentalidad es la afirmación o la reivindicación de la independencia de los gobernados”.[8]
La circulación en las sociedades liberales pone a prueba constante la seguridad, debido a que ya no se trata, como en las sociedades de soberanía, de dispositivos de poder que recaían en un territorio y en los cuerpos de los súbditos, o como en las sociedades disciplinarias, en la fábrica, la cárcel, el manicomio, hospital, entre otros.
Ahora, en las sociedades neoliberales, los espacios donde recaen los dispositivos de seguridad no están focalizados, son aleatorios, microscópicos y en ocasiones incalculables. Es decir, que los dispositivos de seguridad se vuelven heterogéneos. Con el crecimiento demográfico, principalmente, ya no se puede simplemente encerrar.
Aunque en la pandemia por la COVID-19 vivimos en una situación de encierro teníamos ciertos “liberógonos”, es decir, teníamos la libertad de salir a espacios públicos portando un cubrebocas y desinfectándonos con gel antibacterial constantemente. Algunos tuvimos el privilegio de trabajar desde casa, y otros desafortunadamente perdieron sus trabajos por el cierre de comercios y negocios.
El Estado neoliberal intervino por la seguridad y beneficio de la mayoría de la población con medidas sanitarias para la no propagación del virus mientras se generaban las vacunas y medicamentos para hacer frente a la emergencia sanitaria.
La videovigilancia no solo fue útil en las ciudades sino también en el monitoreo y observación de la vida silvestre y de animales no humanos.
Reflexiones finales
La vigilancia y el control en la obra foucaulteana es importante en la actualidad para estudiar, analizar nuestras circunstancias y generar mecanismos de resistencia ante los dispositivos coercitivos de seguridad que nos venden como “libertades” y nos sujetan e imponen formas de vida y de ser en el mundo.
Por ello, la mayor resistencia para Foucault es el cuidado de sí. Como una tecnología del yo sofisticada y que genera la construcción y edificación de sí mismo gracias al autoconocimiento y a la parresía. Lo normal es ser vigilado y controlado en las sociedades neoliberales, lo inaceptable es que no existan resistencias a ser vigilado y controlado. Por eso, ante la vigilancia y control, habrá que actuar en consecuencia con lo que somos y queremos ser, es decir, seres humanos y no seres sujetados a dispositivos neoliberales de control sofisticado.
Bibliografía
- Constante, Alberto, Las redes sociales. Una manera de pensar en el mundo, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2013.
- Foucault, Michel, Historia de la sexualidad I, La voluntad de saber, Fondo de Cultura Económica, México, 2009.
- ________, Nacimiento de la biopolítica, Fondo de Cultura Económica, México, 2007.
- ________, Seguridad, territorio, población, Fondo de Cultura Económica, México, 2006.
- ________, Vigilar y Castigar, Siglo XXI Editores. México, 2001.
- La terrible y cruel ejecución de Robert François Damienshttps://www.spanishprisoner.net/2013/09/la-terrible-y-cruel-ejecucion-de-robert.html Consultado el 13 de mayo de 2024.
- https://www.gob.mx/profeco/es/articulos/la-ley-olimpia-y-el-combate-a-la-violencia-digital?idiom=es#:~:text=Es%20un%20conjunto%20de%20reformas%20a%20la%20Ley,trav%C3%A9s%20de%20medios%20digitales%2C%20tambi%C3%A9n%20conocida%20como%20ciberviolencia.
Notas
[1] Michel Foucault, Vigilar y Castigar, ed. cit, p. 221.
[2] Alberto Constante, Las redes sociales. Una manera de pensar el mundo, ed. cit.
[3] Se conoce como stalkear a la palabra inglesa, que proviene del verbo “to stalk” que significa “acosador”, “perseguidor”. Este término es aplicado al individuo que hostiga, persigue, molesta de forma obsesiva e insistente a otra persona, en muchos casos, es una celebridad. https://www.significados.com/stalkear/#:~:text=Se%20conoce%20como%20stalkear%20a%20la%20palabra%20inglesa%2C,otra%20persona%2C%20en%20muchos%20casos%2C%20es%20una%20celebridad.
[4] Profeco, https://www.gob.mx/profeco/es/articulos/la-ley-olimpia-y-el-combate-a-la-violencia-digital?idiom=es#:~:text=Es%20un%20conjunto%20de%20reformas%20a%20la%20Ley,trav%C3%A9s%20de%20medios%20digitales%2C%20tambi%C3%A9n%20conocida%20como%20ciberviolencia, ed. cit.
[5] Ibid.
[6] Michel Foucault, Nacimiento de la biopolítica, ed. cit., p.61.
[7] Ibid, p. 84.
[8] Ibid, p. 62.