Escrito en Twitter 2

Home #1 - Filosofía 2.0 Escrito en Twitter 2

Escrito en Twitter 2[1]

Nadie sabe verdaderamente cuántos usuarios tiene Twitter[2], se calcula un promedio de 200 millones y de 130 millones de tweets al día. De hecho, cuando estoy diciendo esto, sólo en español, se están enviando más de 5000 tweets por segundo y estos pedazos de información recorren el mundo en tiempo real: toda la red queda estremecida por un núcleo duramente abigarrado en el que se mezcla información de la más diversa índole. Esta poderosísima red social que ha sido testigo y protagonista de eventos que cambian día a día la faz del mundo, impregna todo nuestro espectro y está, en colaboración con las otras redes sociales, transformando la subjetividad del ser humano. Porque no somos los mismos desde entonces.

2006 fue el año de nacimiento Twitter y desde entonces la ola de usuarios crece inconmensurablemente al tiempo que nos muestra que la intimidad sólo es una forma de presencia, de la mostración, de hacer semblante como decía Lacan o de preferir la máscara como le gustó a Nietzsche.

El Twitter sirve para todo y para todos, Delia Rodríguez, en un magnífico artículo sobre Twitter dice que

Twitter es cruel y muestra quizá mejor que ninguna otra red social las relaciones desnudas visibles como alambres. Lady Gaga es seguida por ocho millones y medio de personas, mientras a miles de anónimos no les hace caso nadie. Son habituales las celebridades de la red desconocidas en la calle, los periodistas con más eco que sus propios medios o los subordinados más populares que sus jefes. En Twitter, si te rodeas de gente interesante, te llegará información interesante. Y si dices algo relevante y ocupas la posición correcta en la red, tu mensaje puede obtener repercusión mundial instantánea. Como en la vida misma, pero de una forma infinitamente más sencilla y veloz. Los más populares no son los más influyentes.[3]

Los políticos quieren servirse de ella porque ven a miles de potenciales votantes concentrados en un mismo sitio[4]. A nadie se le puede perder de vista que recientemente una juez federal de EU ordenó a la red Twitter suministrar información a las autoridades sobre tres de sus usuarios en contacto con Wikileaks, como lo había solicitado el gobierno estadounidense. La dimensión política es asombrosa y tenemos políticos como Obama, Castro, Chávez, a Kirchner, Sarkozy y Calderón enviando Tweets a una enorme base de seguidores. Pero igual existen esos usuarios que suelen mandar comentarios anodinos, en broma, chistes, o también protestar, exigir, denunciar, recomendar libros, música y un sin fin de acciones que van desde la discusión política hasta el comentario más banal.

El uso del Twitter como herramienta de marketing y comunicación en las empresas crece velozmente y “no sólo se ha convertido en el medio preferido de muchos periodistas e importantes medios de comunicación para actualizar noticias, artículos y entradas de blogs, sino que también es visto como una excelente herramienta de comunicación y denuncia que es utilizada por millones de personas en el mundo en momentos de tragedia como terremotos y tsunamis, así como en situaciones en las que no existe libertad de prensa para dar a conocer al mundo algo que está sucediendo, como se evidenció durante las pasadas elecciones en Irán”[5], o en el caso de Libia, tras las cuales se hizo famosa la llamada Twitter Revolution.

¿Qué es lo que se busca o qué es lo que se ha encontrado de fascinante en Twitter que hace de esta red algo creciente?

Clay Shirky ha señalado que “Twitter comenzó con una idea muy básica y sencilla: el objetivo es enviar textos breves de no más de 140 caracteres. Aunque esta red social está subiendo como la espuma, esa línea original la ha mantenido y por eso su nombre es tan famoso” [6]. Nada más cierto. Twitter es una red social, una aplicación cuyos usuarios se relacionan de una manera especifica. La propia aplicación nos dice qué es: una comunidad global de amigos y extraños respondiendo una simple pregunta: “¿Qué es lo que estás haciendo ahora?”. Estoy convencido de que el éxito de las redes sociales tiene su raíz en que por primera vez los usuarios son los personajes centrales de un medio de comunicación público. “Las posibilidades de interrelación y búsqueda en red parecen infinitas, y por eso Twitter es muy probablemente la herramienta cibernética más adictiva de todas las que conocemos”[7].

Como en toda sociedad, la de Twitter[8] esconde todos los arcanos que nos permiten jugar con la presencia y la ausencia, con la verosimilitud y con la mentira, es un juego de ajedrez, una partida. ¿Qué es lo que mostramos de nosotros mismos en ella? Como filósofos es interesante el fenómeno de las redes sociales, específicamente la del Twitter. Ella, me parece, vehicula una teoría del semblante. Es decir, en un usuario común esto es una cuestión de simulación y disfraz pero también de estrategia, de astucia y de modos de aparentar, es un hacer como, una ilusión, un artificio, no de lo que dice sino de lo que no dice y se queda como resto, un territorio donde verdad y mentira tienen casi el mismo estatuto, donde la información abre espacios y cierra otros sin que lo notemos. Todo esto nos remite al semblante en tanto que un tweet tiene para cada uno valor de verdad. De lo que se trata es de pensar el semblante a partir del “impacto” que tienen las palabras, esas que se repiten cada vez que las utilizamos en un Tweet o en un Retweet pero de la misma manera en todo lo que hemos dejado en la sombra. Algo de nuestro uso de la palabra se encuentra por esto modificado pero al mismo tiempo nos modifica. El uso de las palabras nos invita a pensar un borde entre semblante y lo que verdaderamente se juega en cada momento en el que un “usuario” supone que los otros lo leen, porque cuando se escribe la apuesta siempre se da del lado de lo verídico. Es nuestra subjetividad la que está en juego. Ciertos semblantes arrastran al sujeto del lado de su confrontación pues lo que hacen muchos mensajes es confrontan al sujeto en los límites del poder de la palabra.

No sé si esto se ve claramente, pero en el Twitter tengo la sensación de que estamos confrontándos con una forma de aquello que Foucault señaló como la parresía, esto es, el “coraje de la verdad”, que los griegos consideraban como la capacidad y la posibilidad de expresar una opinión frente al poder al situar el territorio en el que entran en contacto la ética y la política a pesar de que sabemos que esa verdad no es más que una interpretación. Hay ago que Lacan señaló hace tiempo y es que no puede haber función del semblante sin referencia a lo verídico[9]. Lo verídico no es lo verdadero. Cuando digo que el semblante se refiere a lo verídico lo que quiero decir es que éste no se enuncia más que a partir de lo que se plantea como verdad. ¿De qué verdad se trata? De aquella de la que Nietzsche escribió que era:

…una multitud movible de metáforas, metonimias y antropomorfismos, en una palabra una suma de relaciones humanas poética y retóricamente potenciadas, transferidas y adornadas que tras prolongado uso se le antojan fijas, canónicas y obligatorias a un pueblo. Las verdades son ilusiones que se han olvidado que lo son, metáforas gastadas cuya virtud sensible se ha deteriorado, monedas que de tan manoseadas han perdido su efigie y ya no sirven como monedas, sino como metal.[10]

Una verdad detrás de la cual corremos. Es la que corre, aun sola, cuando hablamos. Es aquella de la que Nietzsche dice que tiene una estructura de fábula. Hay algo de lo que estoy convencido y es que la palabra latina persona designa la máscara que usan los actores. Ser persona implica entonces tener una máscara, en el transcurso de este paseo por el Twitter podría suceder que ambas máscaras se resquebrajaran. Es decir, el borramiento del rostro en su superficie. Recuerdo que alguna vez Susan Sontag se refirió a ellas diciendo que: “Si para conservar la personalidad es necesario salvaguardar la integridad de la máscara, para conocer la verdad de la persona simple hay que desenmascararla, resquebrajar la máscara. Donde la verdad de la vida globalmente reside es en la destrucción de toda la fachada”[11]. No sé, de verdad no lo sé, si esto se pueda efectuar en Twitter, o si esta red sólo es el reforzamiento de nuestras más duras máscaras y que ahí, detrás de ellas, como decía Nietzsche hay otras máscaras.

Si alguna vez vimos que todo el mundo puede ser un escenario, hoy nos queda claro que es un reality show: ya no somos conscientes de la presencia de la cámara, y simplemente hacemos muecas ante ella…; pero, cuando todos los pensamientos se exteriorizan, ¿qué ocurre con la perspicacia? Cuando publicamos nuestros sentimientos, ¿qué ocurre con la reflexión? Cuando los amigos se convierten en fans, ¿qué pasa con la intimidad?[12]

Tenemos tan pocos elementos para poder decidirnos a pensar en qué es lo que construye o destruye esta red social, sólo tenemos ciertos elementos que nos hablan como el hecho de la contradicción entre lo escrito y lo oral, la cultura y la experiencia, leer y oír opone en realidad dos formas de acceder a eso que llamamos realidad. Hoy se habla de distinto modo, y se vive de una manera diferente, se pertenece al mundo de manera distinta. El vaivén entre lo que circula en privado y lo que se expresa en público no hace más evidenciar la transformación del espacio público y asimismo del espacio privado o, en otros términos, el conflicto que se crea entre la ética y la política. Para José Luis Orihuela (…) Twitter es comunicación pública que no se puede tomar a la ligera. Que los arranques de espontaneidad se pagan caros (…)  “Los medios cada vez prestan más atención a aquello de lo que está hablando la gente en las redes sociales. Es un elemento que tienen que incorporar de forma más seria, sofisticada y cuidadosa. Twitter es el festival del texto sacado de contexto”.[13]

Pero aún más, si seguimos la línea que viene de Deleuze, podríamos decir que los “nativos digitales”[14] no encuentran ningún problema al vivir en una sociedad digitalizada, que su vida está expuesta no sólo en Twitter (que paradójicamente sería la más cerrada de las redes) sino en los Blogs, Facebook, Flickr, y tantas otras redes sociales que los llevan al goce del movimiento, de la actividad que mueve y provoca todas estas nuevas formas de comunicación donde datos precisos de nuestra vida se almacenan, se registran, se procesan mediante algoritmos y que, pese a las expresiones de no vigilancia, se está arraigado en las sociedades de control como les llamó Deleuze. En las sociedades democráticas donde la transparencia es uno de los valores de la democracia, todo se hace más invisible y menos accesible.

El Twitter sí, es una red social que se incrementa día a día con la pregunta “¿Qué está pasando?”. En realidad pasan muchas cosas que aún no acabamos de darle forma. Sé que es el juego del semblante y la tragedia de la formación de las subjetividades. Ésta no es una meditación sobre las consecuencias antropológicas de una hipotética pérdida, que es, sobre todo, la pérdida de una forma de ser, una forma de vivir, de pensar y, por encima de todo, una forma de recordar. Una forma, por consiguiente, de reflexionar, ese atributo humano de crearse un intervalo -de darse una pausa, construirse un espacio- en la inexorable carrera temporal. Hay algo que se pierde y hay un nuevo territorio que se conquista. Esto es lo más inaudito que nos está dando este momento y ese es quizá lo crucial: Manuel Castells ha señalado que las “wikirrevoluciones”, como le gusta denominar a movimientos sociales autogenerados y autoorganizados, se basan en redes horizontales de comunicación y confianza entre la gente, que empiezan en Twitter y Facebook y acaban en la calle y, cuando es necesario, en las barricadas, como en los tiempos heroicos. Pero para llegar a las barricadas hay que pasar por la red. Estas son las revoluciones de nuestro tiempo, protagonizadas por jóvenes con los medios propios de su generación, las redes sociales[15].

[1] Leonardo Tarifeño ( @leotarif ) http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1309611

el título de este trabajo fue retomado (agregando un 2) de un excelente ensayo que leí en esta dirección y de la cual aprendí enormemente, vaya a Leonardo Tarifeño mi más profundo agradecimiento. Última visita 10 enero 2011.

2 Sólo como dato dejo los nombres del fundador y de sus amigos que idearon en prototipo: Evan Williams, y Jack Dorsey y Biz Stone

3 Delia Rodríguez, Twitterrevolución, http://www.elpais.com/articulo/portada/Twitterrevolucion/elpeputec/20110313elpepspor_8/Tes

última visita 13 marzo 2011

4 http://alt1040.com/2009/03/politicos-en-twitter-enganando-a-los-usuarios

Nada de esto es cierto, ninguno de ellos tiene relación con las redes sociales sino sólo existen amanuenses.

5 http://www.tendencias21.net/Los-10-mandamientos-para-el-correcto-uso-de-Twitter_a4428.html

6 Para esto se puede leer del mismo Clay Shirky’s, Here Comes Everybody: The Power of Organizing Without Organizations (2008) y Cognitive Surplus: Creativity and Generosity in a Connected Age (2010).

7 Leonardo Tarifeño ( @leotarif ), Op. Cit., http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1309611

8 Recuerdo que cuando empecé a operar el Twitter no acababa de entender absolutamente nada: tweets, tags, hashtags o temas del momento, como el ya famoso #FollowFriday o #FF, numerales, arrobas con un nombre o una simple fórmula que significaba tan poco; pero además me ofrecía algo que se me antojaba absurdo pues en Twitter no sólo te sugieren a quién seguir sino que, además, puedes organizar a otros usuarios en grupos o “listas” y el colmo: cuando uno toca el nombre de una lista, lo que se despliega es una lista de los Tweets o mensajes de esos usuarios incluidos en ese grupo. Me di cuenta de que no necesitaba seguir a otra cuenta para añadirla a una lista o también que seguía a un amigo a pesar de sus tweets. Fidelidad absurda. El mundo Twitter se me dificultaba pues además de poder enviar un tweet hay tres opciones más que te sirven para relacionarte: el Retweet, de Via @xxx o de HT xxx (heard through – “oído a través de”). Con el uso y el acierto y error noté hileras de mensajes que tenían el mismo signo y las mismas palabras hasta que me dijeron que eran los famosos Trending Topics o temas del momento y que estos eran generados automáticamente mediante un algoritmo que trata de ir identificando los temas que son más comentados entre los usuarios; en otro momento me di cuenta de que hay ciertas aplicaciones como el Foursquare que se liga a Twitter y que todo lo que se comenta en ella se aplica directamente al Twitter, así yo podía saber dónde estaba un amigo, qué hacía, qué había comido o desayunado, etc., todo lo inimaginable de su maldita intimidad, imposible, realmente imposible. Sin embargo, el desciframiento de las escrituras secretas y de las lenguas perdidas como “revelación” psicológica y mística pudo más que mi incapacidad. Recordé a Champollion cuando descifró los mil cuatrocientos diecinueve signos jeroglíficos de la piedra Rosetta se había encerrado en su casa, trabajó doce horas por día y dos semanas sin parar y sin ver a nadie y el 14 de marzo de 1822 había terminado: esa noche fue al Instituto y se presentó en el escritorio del gran egiptólogo Kircher poniendo el manuscrito interpretativo al tiempo que decía: “ya no hay secretos”. ¿No hay secretos en Twitter?

9 Jacques Lacan, “Intervention sur l’exposé de S.Leclaire”, Lettres de l’EFP 9, París, p.448.

10 Friedrich Nietzsche, http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/verdadymentira.pdf, visto el 12 de marzo 2011

11 Sontag, Susan, Estilos Radicales, Ed, Muchnik, Barcelona 1969.

12 Leonardo Tarifeño, Op. Cit.

13 Delia Rodríguez, Twitterrevolución, http://www.elpais.com/articulo/portada/Twitterrevolucion/elpeputec/20110313elpepspor_8/Tes

última visita 13 marzo 2011

14 http://www.slideshare.net/MarcelaMikowski/foucault-20 última visita 12 de marzo de 2011

15 Citado en Delia Rodríguez, Twitterrevolución, http://www.elpais.com/articulo/portada/Twitterrevolucion/elpeputec/20110313elpepspor_8/Tes