Lo que cae fuera de la serie

Home #2 - Michel Foucault Lo que cae fuera de la serie

I) Introducción

En el año 1989,  J. A. Miller dictó en Buenos Aires un seminario llamado “Lógicas de la vida amorosa”. En dicho curso, precisamente en las conferencias 3ª y 4ª, coloca en contrapunto dos textos de Freud: Psicología de las masas y análisis del yo y El Malestar en la Cultura.

El primero es presentado como un canto al poder apaciguador del significante amo y el segundo, la permanencia de lo irreductible al significante amo. Por lo tanto el desarrollo va de la organización de la libido a la pulsión de muerte. Del Ideal del yo al superyó.

Mi escrito podría ser llamado de Psicología de las masas al El Malestar en la Cultura y retorno. El texto central de referencia es Psicología de las Masas.

II) Ordenamiento de la problemática

A) Según Freud, en Psicología de las masas y análisis del yo, la masa posee un sentimiento de omnipotencia al punto que el concepto de lo imposible desaparece, no conociendo, el individuo inmerso en ella, ni la duda, ni la incerteza.

A su vez, la capacidad de influirla no se sostiene en argumentos lógicos sino en el poder mágico de las palabras con el peso de los nombres tabúes en los primitivos. Sólo dentro de la masa, el individuo puede obtener una ganancia de placer cancelando inhibiciones.

Al descomponerse la masa, surge el pánico, que libera una gran angustia y un sin – sentido, con el cese de los miramientos recíprocos y un aumento de la violencia y crímenes.

En el capítulo X, “La masa y la horda primordial”, el Ideal es presentado como un tratamiento,  por lo tanto como segundo, al carácter persecutorio del proto padre y articulado a la hipnosis,  lo ominoso, en esa línea lo que hipnotiza es: la mirada.

Es en esa línea por donde se puede abordar la reflexión freudiana, de que el conductor puede sustituirse por una idea negativa, por ejemplo el odio. Para afirmar esta idea, se pregunta, si el conductor es indispensable para la esencia de la masa.

B) El enamoramiento se sostiene en la sobre – estimación sexual. El objeto se ha puesto en el lugar del Ideal del yo. En esa línea la “entrega del yo al objeto no se distingue de la entrega sublimada a una idea abstracta”. “Esto ocurre con particular facilidad en el caso de un amor desdichado, inalcanzable; en efecto toda satisfacción sexual rebaja la sobre – estimación sexual”.

En este punto es pertinente ubicar que en el esquema de la masa que realiza Freud, se ubica la confluencia del objeto con el Ideal, y donde hay una comunidad entre los puntos del Ideal y entre los puntos del yo; aunque sitúe un objeto externo supuesto, no hay comunidad de objetos.

III) Contrapunto

En el capítulo IV de El Malestar en la Cultura, el amor a la mujer aparece en oposición a la ocupación por parte del hombre de intereses culturales. La convivencia con otros hombres, lo sustraen de la relación con la mujer hasta tal punto, que ésta “viéndose así relegada a segundo término por las exigencias de la cultura, adopta frente a ésta, una actitud hostil”.

Esta reflexión se diferencia tajantemente de la formulación precisada en el capítulo XII de “Psicología de las masas”, ya que en ese punto “el amor por la mujer irrumpe a través de las formaciones de la masa de la raza, de la segregación nacional y del régimen de las clases sociales, consumando así logros importantes desde el punto de vista cultural”.

Este amor cae fuera de la serie de la formación de la masa, y tiene el mismo efecto destructivo sobre la masa que el síntoma neurótico. Este último por lo tanto, explícitamente, cae fuera de la serie.

El síntoma como asocial respecto a la masa, se sostiene en una modalidad de satisfacción sexual donde la inhibición “no se logró acabadamente, o dejó sitio a la meta sexual reprimida”. Por otra parte, ya hemos situado que el enamoramiento en tanto colocar el objeto en el lugar del Ideal, se sostiene en la no satisfacción sexual y en el estatuto de inalcanzable de la amada.

Si el conductor puede sustituirse y por la llamada idea negativa (el odio), el fundamento no es colocado en lo idealizado sino en lo pulsional. Además queda despejado que padre – conductor jefe, etc. son meros sustitutos (semblantes) que ante su ausencia o su caída, el efecto es el encuentro con un vacío sin sentido, y la satisfacción sin límite del impulso criminal.

Precisando, ante esa caída, dos respuestas correlativas: la angustia de pánico con la ruptura de los lazos sociales, y un empuje a la satisfacción violenta; y una concentración feroz del poder, asentado en una idea negativa con carácter sacrificial. La ofrenda al dios oscuro. Soportes pulsionales del narcisismo de las pequeñas diferencias.

IV) Conclusiones preliminares

Es a partir de la última reflexión del punto II (no hay comunidad de objetos), que se ha podido desarrollar el punto III. Es la enseñanza de ese gráfico lo que nos revela el verdadero carácter disolvente, respecto a la masa y, lo destructivo del síntoma y del amor por una mujer como envolturas.

El enamoramiento como coalescencia del objeto y el Ideal en la inalcanzable remitiendo al padre, no se diferencia de la formación de la masa; por su parte el amor por una mujer que implica logros culturales atraviesa la referencia ideal de la formación de la masa.

La satisfacción sintomática, en tanto reprimida se articula regresivamente con los puntos de fijación en contradicción con el Ideal. La convivencia del hombre junto a otros hombres y la homosexualidad se corresponden con la formación de la masa y con la sustracción del interés por la mujer.

Por su parte, la reflexión de Freud en el capítulo XII citado respecto al amor por una mujer, se corresponde con la primer parte del ordenamiento del capítulo IV del Malestar en la Cultura, amor que lleva a la procreación de hijos como primer valor cultural.

El divorcio amor – cultura se produce por la exigencia de la segunda, a una entrega cada vez mayor.

Sabemos que el nombre de esa exigencia es: superyó. Figura que se presenta en la humillación del amor desdichado.

Este ordenamiento sitúa a mi entender lo que Lacan ubica en la clase del 21/1/75 de R.S.I.: “Un padre no tiene derecho al respeto, sino al amor, más que si el dicho respeto, el dicho amor, está orientado, es decir hace de una mujer objeto a, que causa su deseo”.

El modelo de la función se sostiene en “poco importa que él tenga síntomas si añade a ellos el de la pere – versión paterna, es decir que su causa sea una mujer que lo haya adquirido para hacerle hijos y que a éstos, los quiera o no, les brinde un cuidado paternal”.

Es en esta línea que J. A. Miller no enseña que en Lacan una mujer, no solo se inscribe para el hombre como objeto a, sino precisamente como síntoma.

Esta articulación que se soporta en la castración es en quiebre con el efecto masa articulado al empuje a la desaparición del concepto mismo de lo imposible en términos freudianos.

Podríamos decir que se trata de dos modos de volverse partenaire, de acuerdo al ordenamiento de Miller, por un lado vía la identificación como núcleo de la pareja significante, y por otro por la libido, “por la pareja petit a”.

“Partenaire síntoma quiere decir que el núcleo de goce es petit a, y que la partenaire es aquí envoltura de petit a, exactamente como lo es el síntoma. El partenaire, como persona, es la envoltura formal del núcleo de goce”.

De este modo podemos situar, lo que Freud ubica en el capítulo de Enamoramiento e Hipnosis y lo que formula en el mencionado capítulo XII, como las dos perspectivas que Laurent plantea en el curso “El Otro que no existe y sus Comités de Ética”,  respecto al lugar que un hombre puede darle a una mujer.

La inalcanzable, como la mala manera de tratarla como mujer, haciéndola venir al lugar de la mujer que no existe, por lo tanto fijarla como superyó (El Ideal es Jano). Por otra parte, ponerla en el lugar “donde eso habla sobre el síntoma”, atravesando las formaciones de masa.

Una vez atravesado el fantasma fundamental, ¿Cómo vivirá el sujeto la pulsión? “El atravesamiento del fantasma abre a una relación no fantasmática con el goce-…   Más allá del velo del fantasma queda el síntoma”. ¿El saber siempre arreglárselas, estando en relación con lo que escapa, con lo imprevisible, no es acaso una relación con lo femenino resistente a lo domesticado que implica el saber – hacer? En esta línea “Psicología de las masas y análisis del yo” ¿no podría ser leído como el trayecto de un análisis?