Divulgación y tecnología en México: la revista Nonotza

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Divulgación y tecnología en México: la revista Nonotza

Entre el corazón y la palabra: las relaciones políticas en la divulgación de la informática en la revista Nonotza de IBM México.

Resumen

Nonotza es una revista de difusión científica, tecnológica y cultural publicada de forma trimestral por IBM México entre 1974 y 1994 en un contexto de significativos cambios políticos y económicos. El proyecto surgió de la afinidad intelectual entre el presidente de IBM México Rodrigo A. Guerra y el Ingeniero y Director de Relaciones Públicas Martín Casillas del Alba, junto a la colaboración de ingenieros y especialistas en tecnología y computación mexicanos y extranjeros pertenecientes a la red de centros de investigación de IBM en el mundo. Asimismo es un proyecto que demuestra que es posible desarrollar herramientas de difusión innovadoras para la introducción de las ciencias de la computación con un dinámico contenido social.

 

Abstract

Nonotza is a scientific, technological and cultural dissemination magazine published quarterly by IBM Mexico between 1974 and 1994 in a context of significant political and economic changes. The project arose from the intellectual affinity between the president of IBM Mexico Rodrigo A. Guerra and the Engineer and Director of Public Relations Martín Casillas del Alba, together with the collaboration of engineers and specialists in Mexican and foreign technology and computing belonging to the network of IBM research centers on the world. It is also a project that demonstrates that it is possible to develop innovative dissemination tools for the introduction of computer science with a dynamic social content.

 

Este artículo cuenta la historia de cómo dos proyectos sobre computación se cruzaron en el camino mexicano en los años 70: uno político y uno tecnológico. El primero corresponde a las directrices políticas que se establecieron en el gobierno de Luís Echeverría Álvarez (1970-1976) para implementar el Plan de Ciencia y Tecnología con el fin de alcanzar un desarrollo científico no imitativo, la autonomía cultural y la autodeterminación tecnológica. El segundo pertenece a los objetivos comerciales de la empresa International Business Machine Corporation IBM México para influir mediante el uso de la computadora en áreas estratégicas del gobierno y así aumentar su demanda. La aproximación de estos dos propósitos nos sirve para abordar la pregunta ¿de qué manera se vinculan las relaciones entre la política y la tecnología a la hora de implementar un nuevo sistema técnico?

La ciencia informática fue el elemento que reunió ambos proyectos. La semántica que acompañaba el discurso informático recreaba imaginarios colmados de expectativas; con la modernización la vida sería más fácil, los productos serían muy baratos, los trabajadores más productivos y habría tiempo para dedicar al ocio y el consumo. Los mecanismos de persuasión que operaron en la época fueron un enorme optimismo dirigido a la computadora, y la promesa de eficiencia en las tareas de automatización dentro de las áreas de control y gestión de información. Empero este artículo no sólo trata de las computadoras y las ideas, sino también presenta el trabajo de un grupo de personas, que por medio de una revista, intentaron destacar la belleza de los principios científicos y explicar la ciencia informática a través de ejemplos cotidianos; ésta representa un prisma por el cual las relaciones entre política y tecnología se entremezclaron y visibilizaron las estrategias comerciales de IBM México para incidir en el desarrollo tecnológico del país.

El contexto de esta historia ocurre en México, en el epílogo del “milagro mexicano”[1] y las críticas al sistema que mostraban un crecimiento sin desarrollo y una distribución inequitativa de la riqueza. La crítica favorecía la continuación en las politicas económicas pero además “abogaban por una distribución de los aumentos de la producción más defendible desde el punto vista social y ansiaban un modelo de desarrollo menos excluyente”[2].

Hacia 1970 el capital extranjero y las empresas transnacionales participaban con un 35.5% en productos y artículos electrónicos, siendo Estados Unidos el principal país de origen de la inversión extranjera directa con un 78.1%[3]. Por lo tanto, una de las estrategias escogidas para solventar la crisis de política interna fue orientar los problemas hacia la política exterior. El gobierno de Echeverría emprendió dos tipos de decisiones sobre política exterior, como lo señala Shapira (1978) ambas decisiones fueron vistas como innovaciones dentro del contexto de conducta tradicional de México en asuntos internacionales[4]; una de ellas fue la Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera de 1973. Esta estipulaba que las actividades de comunicaciones y electrónica (entre otras) estarían reservadas exclusivamente al Estado, así como que las actividades como radio y televisión se reservarían exclusivamente a mexicanos. Esta ley también otorgaba poderes discrecionales al Estado para determinar en qué sectores y actividades la inversión extranjera no excediera el 49% del capital social de las empresas[5].

Los criterios que se establecieron tenían como finalidad asegurar el control nacional de las actividades consideradas estratégicas en el desarrollo económico del país (industria petrolera, petroquímica y electrónica), también controlar la participación de capital externo en actividades como la minería, la industria de siderurgia y la producción de fertilizantes y, finalmente, manifestar una actitud abierta hacia la inversión extranjera con la condición de que las empresas que se establecieran en el país se apegaran a la legislación vigente. De esta forma, la Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera respondía a la necesidad de replantear los objetivos del desarrollo, encauzando a la inversión extranjera mediante diversos mecanismos jurídicos y legales[6].

Este marco político y legislativo creó el escenario para el ambicioso plan tecnológico de la IBM México y señala su actuar local. En 1975 IBM estableció en Guadalajara una planta de manufactura que comprendía desde la fabricación de máquinas de escribir eléctricas, cintas de nylon y polietileno, hasta el armado de Sistema/36 y AS7400 así como sub-ensambles para discos magnéticos, desarrollo de software, y ofrecía una amplia gama de soluciones de almacenamiento, retail, software e investigación para gobierno[7]. Sumado a eso se creó, en la Ciudad de México, el Centro Científico encargado de apoyar investigaciones de planeación urbana, agrícola y de tecnología pesquera así como ayudar a examinar la contaminación ambiental en apoyo al gobierno local del Valle de México. El Centro Científico también colaboró en un proyecto para aplicar el lenguaje de la computadora a la enseñanza de las matemáticas en una preparatoria del Estado de México[8].

En el mismo periodo, los intentos de institucionalizar diversos mecanismos públicos para abordar el desarrollo de la ciencia y la tecnología tuvieron en México, a través de la Secretaria de la Presidencia, una ley para crear el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en la cual su objetivo principal fue “fortalecer el poder de negociación de los compradores nacionales y facilitar al sector industrial su acceso a la mejor tecnología disponible en los mercado nacionales e internacionales, en óptimas condiciones de oportunidad, calidad y precio”[9]. El entorno macroeconómico y la legislación en torno a la inversión extranjera generaron fuertes incentivos para empresas extranjeras y transnacionales en un contexto relativamente protegido[10]. No obstante, a mediados de los setenta, estaba claro que las empresas transnacionales cubrían los sectores más dinámicos de la economía e innovaban productivamente en función de su perspectiva transnacional, pero la sociedad mexicana continuaba sin participar en la demanda de innovaciones y tampoco adoptaba los requerimientos científicos tecnológicos. Por lo tanto, hacía falta comunicar el valor social de la tecnología informática a la sociedad mexicana y presentar dicha tecnología de manera significativa, condición que para IBM significó representar el paradigma tecnológico de la modernidad y proyectar la imagen de una empresa versátil e innovadora.

En ese sentido, un grupo de investigadores e ingenieros propuso crear un órgano de difusión en el que confluyeran las investigaciones desarrolladas por la empresa en el país y conectar las experiencias con tecnólogos de los demás centros de investigación internacionales y centros de estudios mexicanos. En 1975 este equipo, dirigido por Martín Casillas del Alba, trabajo en la creación de una revista de difusión científica, tecnológica y cultural a la cual llamaron Nonotza, en náhuatl.

Martín Casillas del Alba

Nonotza fue una revista de difusión científica, tecnológica y cultural publicada de forma trimestral por IBM México entre 1974 y 1994 en un contexto de significativos cambios políticos y económicos. El proyecto surgió de la afinidad intelectual entre el presidente de IBM México José A. Guerra y el Ingeniero y Director de Relaciones Públicas Martín Casillas del Alba, junto a la colaboración de ingenieros y especialistas en tecnología y computación mexicanos y extranjeros pertenecientes a la red de centros de investigación de IBM en el mundo (ilustración 1 y 2).

Ilustración 1: Portada revista Nonotza (1975) Dibujo digital de Computer
Art edition A-01 de IBM Alemania. Imagen cortesía propiedad del archivo
personal de Martin Casillas del Alba.

 

Ilustración 2: Contraportada y directorio dela revista Nonotza (1975) Dibujo digital de Computer Art edition A-04 de IBM Alemania. Imagen cortesía propiedad del archivo personal de Martin Casillas del Alba.

El proyecto reflexionaba sobre las relaciones entre la sociedad y el uso de las computadoras. Hasta ese momento el discurso dominante presentaba la computación como la ciencia de la organización, el control y la gestión en el contexto de transformación de la economía mexicana, marcada por un programa de nacionalización de la producción. Sin embargo, la revista se caracterizó por asumir un esfuerzo permanente en adaptar, a la circunstancia mexicana, una tecnología informática adecuada a los requerimientos de las actividades científicas y tecnológicas del país, así como difundir artículos sobre el uso de la informática y la computación en el sector productivo y la administración pública[11].

La traducción de aquellos valores, funciones y finalidades confluyó en las ideas inscritas en el epígrafe de cada edición:

En la poética visión del mundo que dominó todos los avatares de la vida, los aztecas acuñaron voces de dulzura no igualada y extraordinaria profundidad. Nonotza es una palabra basada en el verbo Notza, que según el doctor Miguel León Portilla quiere decir “estarse llamando a sí mismo una y otra vez en lo más íntimo del corazón”… En los 118 países donde opera IBM, el lema Reflexione va con él. En México la expresión Reflexione se ha tornado simbólicamente en Nonotza. (IBM 1974-1994).

La difusión de las ciencias de la computación aplicada a la administración económica y pública no sólo consistió en trasladar temas científicos y tecnológicos a los sistemas tradicionales de enseñanza, su objetivo fue transformar la percepción pública mediante estrategias capaces de involucrar a la sociedad en los usos y funciones del sistema. “Las computadoras ayudan a restaurar el tempo de Borobudur”; “Una planta con sentido humano: pensada y hecha para que los trabajadores se sientan a gusto, esta moderna planta IBM se encuentra a solo 20 minutos de Guadalajara”; “Hacia un mejor aprovechamiento de los recursos naturales: qué es, cómo trabaja y cuáles son los objetivos del Proyecto ERTS”; “las computadoras en la agricultura, tema de la gira de profesores universitarios de 1975,”[12] etc. Ofrecían al público la impresión que el uso de la computadora podía suministrar elementos esenciales para solucionar problemas; situación que puede verificarse en el nombre y el logotipo de la revista, ya que éstos recalcaban el ideal de una ciencia informática como una ciencia cercana, significativa y en resonancia con la cultura local (ilustración 3).

Ilustración 3: Portada revista Nonotza (1980) Plano memoria de núcleos.
Imagen cortesía propiedad del archivo personal de Martin Casillas del Alba.

 

Ahora bien, las maneras en que los tecnólogos intentaron integrar valores políticos al diseño de sistemas técnicos, políticos valores tales como libertad, eficiencia, progreso y control estatal, enmarcan una serie de decisiones, gestiones y actividades que se llevaron a cabo para coincidir con los propósitos planteados por el gobierno de Echeverría; éstas se visibilizaron en la primera década de la revista Nonotza en ediciones dedicados a las investigaciones del Instituto Mexicano del Petróleo, a los estudios de Percepción Remota e Interpretación Automática de imágenes satelitales del territorio mexicano, la interpretación de datos del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo, el uso de las computadoras en labores de gestión en centros hospitalarios y control de datos, o la promoción del uso de computadoras en comunicación, televisión y radio. Además de la publicación de proyectos culturales y artísticos como el medio idóneo para reflexionar la experiencia que tenía lugar la introducción de la computadora en otras áreas de la cultura. Estos temas acentuaron en la sociedad la convicción de tener un papel activo cuando se trata de pensar las formas de relacionarse con una tecnología[13].

El Centro de Investigación IBM, la planta de manufactura en Guadalajara y la revista de difusión Nonotza presentan un claro ejemplo de cómo determinados contextos políticos y económicos fomentan la creación de tecnologías específicas para hacer partícipes al capital mexicano en el desarrollo e innovación de tecnología del país. Entonces ¿cuáles fueron las miradas políticas y tecnológicas que se intersectaron? IBM México a través del diseño de sistemas de cómputo y el hábil manejo publicitario para influir en la percepción general intentó construir y adecuarse a los principios de la planificación de investigación y desarrollo que proponía el Estado, visibilizando su proyecto a través de la revista Nonotza: en sus páginas proyectó un espacio ideal donde investigadores, ingenieros y público en general se vincularan bajo la consideración de que la discusión en cuanto al uso y aplicación de la informática no podía ser patrimonio exclusivo de unos cuantos especialistas, sino de todas las personas involucradas en el proceso de experimentar y utilizar una tecnología; ideario que le concedió a la tecnología informática la posibilidad de transformarse, no solo en términos materiales y funcionales, sino hacia sus modos de uso estandarizado. Es decir, ofrecía estudios que permitían comprender el efecto social y económico de la computación en México y una integración armónica de los aspectos políticos inherentes al uso de información, alentando al país en su capacidad para diseñar, construir y poner en marcha los sistemas de cómputo más ambiciosos al servicio de la producción local.

Además la revista Nonotza colocó en contexto un momento histórico en el cual los tecnólogos de Gobierno, los empresarios y el público en general discutían las relaciones entre política y tecnología, e imaginaban como un sistema técnico podría representar un propósito político.

Para finalizar se debe tomar en cuenta que la actividad de difusión de la revista se orientaba a sectores de aplicación comercial y concentraba el sector agropecuario y forestal y el bienestar social; sin embargo, el carácter privado de la revista y de buena parte de su investigación excluía al público general interesado en las actividades de la tecnología informática. Esta estructura de revistas ligadas al carácter institucional y privado fue un reflejo de la estructura desigualmente desarrollada del quehacer científico nacional en los setentas. Sin embargo es importante advertir que la revista Nonotza actuó de manera precursora al comprender que el uso y aplicación de la informática en la vida cotidiana, debía ser un esfuerzo integrado por científicos, tecnólogos y sectores especializados, y también anticipó un llamado a involucrar a todos los sectores de la vida social, económica, cultural. Se debe reconocer a su vez la función social de la comunidad científica nacional para participar de manera activa en el proceso de adelantos científicos y tecnológicos internacionales.

 

Bibliografía

  1. «La información y documentación de ciencia y tecnología en México .» In Plan Nacional. Política de desarrollo de la infraestructura cientifica y tecnológica. . México: Conacyt, 1976.
  2. Dussel , Enrique . La inversión extranjera en México. Santiago de Chile : Red de inversiones y Estrategias empresariales. Cepal , 2000.
  3. Elliot, David, and Ruth Elliot . El control popular de la tecnología. Barcelona: Gustavo Gili, 1980.
  4. García, Julio. «Horizontes Infinitos.» In Revista Auge de México, 32-33. Ciudad de México: Compañia periodística El Mirador, S.A, 1974.
  5. «Nonotza.» Revista de difusión cultural, científica y tecnológica . Ciudad de México : Imprenta Madero, 1974-1994.
  6. Padilla, Salvador. «Relaciones de Proveeduría de la IBM en México: análisis del caso DICOPEL.» Edited by UMICH. Economía y Sociedad 9 , no. 14 (2004): 71-96.
  7. Sztajer, Ricardo . «Régimen de la Inversión Extranjera en México : Los últimos criterios oficiales.» Primer curso de Actualización en Derecho Mercantil . Ciudad de México: Universidad Iberoamericana , 1976.
  8. Whitehead , Lawrence . «La política económica del sexenio de Echeverría: ¿Qué salió mal y por qué?» Foro Internacional . Enero de 1980. http://forointernacional.colmex.mx/index.php/fi/article/view/840 (accessed 23 de Mayo de 2017).
  9. Witker , Jorge . «Bases juridicas de la transferencia de tecnología en América Latina.» In Ciencia y política en América Latina , 149-172. Ciudad de México: Siglo XXI, 1974.

 

Notas

[1] Producto de la sostenida expansión económica caracterizada por una paridad monetaria estable y la inflación mesurada.En Lawrence Whitehead, La política económica del sexenio de Echeverría (Ciudad de México,Colmex, 1980), 484-485.
[2] Whitehead, La política económica, 485.
[3] Enrique Dussel, La inversión extranjera en México (Santiago, Naciones Unidas, 2000), 11.
[4] Dichas innovaciones fueron producto del período que comprende las décadas 1950-1970, donde tuvo lugar un largo proceso de industrialización, fuertemente protegido de la competencia externa, principalmente a través del sistema arancelario y del establecimiento de un régimen de licencias previas de importación. La creación de mercado cautivos para proteger a la industria naciente, el conjunto de políticas de promoción industrial y el acelerado crecimiento, y diversificación del mercado interno, fomentaron el interés de gran un número de inversionistas extranjeros, en particular estadounidenses. Por esas circunstancias, el Gobierno puso en vigor diversas disposiciones para regular la inversión extranjera en importantes sectores económicos. En Ricardo Sztajer. Régimen de la Inversión Extranjera en México: Los últimos criterios oficiales. (conferencia, Universidad Iberoamericana, marzo de 1976), 558-561.
[5] Dussel, La inversión extranjera, 6-12.
[6] Ricardo Sztajer. Régimen de la Inversión Extranjera en México, 555-556.
[7] Salvador Padilla. Relaciones de Proveeduría de la IBM en México en Revista Economía y Sociedad (Morelia, UMICH, 2004), 71-96.
[8] Julio García. Horizontes Infinitos en Revista Auge de México (Ciudad de México, El Mirador, 1974), 32-33.
[9] Jorge Witker. Bases jurídicas de la transferencia de tecnología en América Latina en el libro Ciencia y política en América Latina (Ciudad de MéxicoSiglo XXI1974), 166.
[10] Dussel, La inversión extranjera, 12.
[11] Sin embargo fue una tarea que se practicaba casi en solitario porque el panorama en los setentas de divulgación científica en revistas se presentaba de la siguiente forma: de acuerdo con la Lista de revistas científicas y técnicas mexicanas existían en 1972 249 revistas científicas y técnicas. De ellas, aproximadamente las dos terceras partes estaban orientadas a los sectores agropecuario y médico y solo 46 revistas a ciencias exactas, naturales y de la tierra, 26 revistas de ingeniería y tecnología orientadas a la industria en su conjunto –incluyendo construcción, industrias extractivas y energías – y 11% eran de carácter general. Del total de 249 revistas, 70 se consideraban de investigación médica clínica; 110 de difusión técnica, cinco de investigación y dos de divulgación general, y el resto no eran clasificables o no podrían considerarse dentro del campo de la ciencia y la tecnología. Existían 70 revistas de investigación en el país, de las cuales 31 pueden clasificarse como tecnológicas (incluyendo ciencias médicas, agropecuarias e ingeniería y tecnología), 22 como científicas (ciencias exactas y biológicas) 9 como intermedias (ciencias de la tierra) y ocho de carácter general. De estas últimas una era sobre la historia de la ciencia y tecnología, tres cubrían diversos aspectos de ciencia y de tecnología, y cuatro eran revistas científicas que abarcaban varias disciplinas. No existía en México ninguna revista que cubriera todo el espectro de la ciencia, desde ciencias sociales hacías ciencias naturales. En ingeniería y tecnología, ramas que abarcaban toda la tecnología orientada al sistema productivo, exceptuando la agropecuario, había en ese año cinco revistas de investigación. En CONACYT. La información y documentación de la ciencia y tecnología en México en el capítulo Política de desarrollo de la infraestructura cientí fica y tecnológica (Ciudad de México,CONACYT, 1976), 1221-1225.
[12] IBM. Nonotza, Revista de difusión cultura, científica y tecnológica (Ciudad de México, IBM, 1974-1994).
[13] Entendiéndose el desarrollo de la tecnología no sólo como producto técnico, sino como un largo proceso de negociaciones sociales en donde la política influye en casi todos los aspectos. En David Elliot y Ruth Elliot. El control popular de la tecnología (Barcelona, Gustavo Gili, 1980).

 

 

 

 

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