Resumen
En pocos días se cumplirán cuarenta años del controversial estreno del filme Caligula (1979) de Giovanni Tinto Brass que dejó a su paso un reguero de pólvora. Censuras, litigios y una abrumadora crítica negativa la convirtieron en una pieza de culto, presente en casi todas las listas de obras malditas. Su director, a lo largo de su carrera fílmica, desarrolló un especial fetiche por el cuerpo desnudo en general, de tal modo que puede leerse desde el andamiaje teórico de Paul B. Preciado y el “dispositivo pornográfico”. En el presente artículo tomaremos como excusa el aniversario del estreno del filme y algunas pinceladas históricas del grotesco emperador romano para adentrarnos en las implicaciones sociales y políticas del cuerpo en general y del culo en particular.
Palabras clave: Tinto Brass, Paul B. Preciado, crítica del cine, dispositivo pornográfico, Calígula, cuerpo
Abstract
In a few days, it will be forty years since the controversial premiere of the film Caligula (1979) by Giovanni Tinto Brass, which left behind a trail of gunpowder. Censorship, litigation and an overwhelming negative criticism turned it into a cult film, present in almost every cursed playlist. His director, throughout his film career, developed a special fetish for the naked body so that it can be read from the theoretical scaffolding of Paul B. Preciado and the “pornographic device”. In this article, we will take as an excuse the anniversary of the premiere of the film and some historical brush strokes of the grotesque Roman emperor to delve into the social and political implications of the body in general and the ass in particular.
Keywords: Tinto Brass, Paul B. Preciado, cinema criticism, pornographic device, Caligula, body
Tinto Brass, un Sade contemporáneo
En pocos días se cumplirán cuarenta años desde el controversial estreno del filme Caligula, de Giovanni “Tinto” Brass[1] (1933) que dejó a su paso un reguero de pólvora. Censuras, litigios y una abrumadora crítica negativa la tornaron como una pieza fílmica de culto, presente en casi todas las listas de obras o directores malditos. Del autor, cientos de veces menospreciado por la crítica especializada, suele decirse que tuvo un tema de preferencia: el culo, anatomía exaltada fotográficamente y parte medular de sus historias.[2] Un Marques de Sade[3] contemporáneo.
Milanés de nacimiento y veneciano por adopción, sus primeras películas lo alojaron en la militancia de izquierda al denunciar la moral burguesa y construyó una monografía de la rebeldía, contra la autoridad estatal y contra el modelo de familia tradicional. Poco a poco, conforme aparecieron sus películas, el contenido sexual se fue explayando y en su obra entronizó un particular concepto sobre el cuerpo desnudo y específicamente sobre las implicancias sociales del ano. A los aristócratas del espectáculo, Tinto Brass les respondió con records de taquilla y desborde de carne. Somos cuerpos y la representación de los cuerpos en el dispositivo pornográfico siempre nos llevará a la pregunta por el poder, pero no el poder como fin en sí mismo, sino como condición de la subjetividad, afirma Luis Diego Fernandez[4] en su artículo “El dispositivo pornográfico” y manteniendo esta línea argumental vamos a decir que: el cine es un dispositivo crítico, por tanto, toda práctica tiene lugar en un dispositivo que comprende objetos materiales en un espacio organizado socialmente y bajo la regulación de discursos. El dispositivo crítico se encarna en una red de relaciones entre elementos heterogéneos en movimiento perpetuo, comúnmente denominados: instituciones que regulan el discurso sobre lo cultural, lo estético, lo ético y lo político. Esto enlazaría también con visibilizar los modelos de representación institucional y sus cargas ideológicas.
El dispositivo crítico tiene una función estratégica materializada en la articulación de todos estos elementos heterogéneos con la voluntad de llevar a cabo la producción de subjetividades y transformaciones sociales, de modo tal que pensar la pornografía como dispositivo implica, por ende, pensar las funciones de los cuerpos, las formas en que son gobernados, las relaciones que se dan y los efectos que se producen. Por razones convenientes al desarrollo de este artículo, tomaremos como conceptos equivalentes: pornografía y la categoría cinematográfica erótica soft, aunque sabemos que no es así. Queda claro que la pornografía es una forma de producción cultural a la que concierne el debate sobre la construcción de los límites de lo socialmente visible y lo placenteramente experimentable del sexo.
La noción de pornografía surge en la historia a mediados del siglo XIX como una de las retóricas del higienismo, junto a la metrópolis. Nombra al conjunto de medidas higiénicas desplegadas por el urbanismo, fuerzas policiales y sanitarias para gestionar la actividad sexual en el espacio público, regulando la venta de servicios sexuales, incluyendo a la basura, los animales muertos y otras carroñas. En los estudios higienistas pornográficos se incluyó la discusión sobre residuos cloacales, patológicos y la administración de burdeles.
Implicaciones sociales del ano según Paul B. Preciado
Fue necesario cerrar el ano para sublimar el deseo pansexual transformándolo en vinculo de sociabilidad, como fue necesario cercar las tierras comunes para señalar la propiedad privada.
Paul B. Preciado, Terror Anal
En un pequeño artículo titulado Utopía anal,[5] Paul B. Preciado escribió: “El ano no tiene sexo, ni género, como la mano, escapa a la retórica de la diferencia sexual. Situado en la parte trasera e inferior del cuerpo, el ano borra también las diferencias personalizadoras y privatizantes del rostro. El ano desafía la lógica de la identificación de lo masculino y lo femenino. No hay partición del mundo en dos. El ano es un órgano post-identirario” y no es descabellado pensar que el cineasta italiano se inscriba en esta genealogía que discute el uso público del culo y sus implicancias políticas ya que sienta las bases de una inalienable igualdad sexual,[6] pues todo cuerpo humano o animal, es primero: ano y a partir de allí podemos afirmar con Preciado que, el ano es un biopuerto.
No se trata simplemente de un símbolo o una metáfora, sino de un puerto de inserción a través del que un cuerpo queda abierto y expuesto a otro u a otros. Es esa dimensión portal la que exige al cuerpo masculino heterosexual la castración anal: todo lo que es socialmente femenino podría entrar a contaminar el cuerpo masculino a través del ano, dejando al descubierto su estatuto de igual con respecto a cualquier otro cuerpo. La presencia del ano —incluso castrado— en el cuerpo biopenepenetrador disuelve la oposición entre hetero y homosexual, entre activos y pasivos, penetradores y penetrados. Desplaza la sexualidad desde el pene penetrante hacia el ano receptor, borrando las líneas de segregación de género, sexo y sexualidad.[7]
Una filmografía disruptiva
Al menos treinta películas se cuentan en la filmografía de Giovanni “Tinto” Brass, entre ellas podemos destacar: Chi lavora é perduto (1963), La mia signora (1964), Il disco volante (1964), Yankee (1966), The Howl (1970), La vacanza (1971), Capriccio (1987), Los burdeles de Páprika (1991), Todas lo hacen (1992), El hombre que mira (1994), Trasgredire (2000) y Monamur (2005), las que generalmente se inscriben en el espacio de la ficción histórica donde la politización del sexo es materia recurrente. En esta línea donde situamos a Caligula (1979), protagonizada por Malcom Mc Dowell, Peter O’Toole y Helen Mirren, cuyo escenario histórico sirve como excusa o telón de fondo para poner en acto sus juegos eróticos y sus transgresiones fílmicas sumadas a la denuncia política y la crítica social. “En Brass, su poética de la provocación se articula en la presencia de un Eros expansivo, sanguíneo […] El sexo se pretende una épica festiva” de Ramón Freixas, En el sexo en el cine y el cine de sexo (Paidos, 2000). El cineasta apunta a plasmar, en cada guión, un camino hacia la satisfacción (acaso efímera, acaso permanente) a partir de la inclinación hacia sensaciones placenteras. En las antípodas de los moralistas que reprimen el cuerpo, el deseo produce, no aquello que se construye desde la carencia; lejos de ser el lugar de la falta, sino el espacio donde todo sobra, un continuo que atraviesa los cuerpos individuales (las singularidades) y se inserta en la historia misma.
Es la obra fílmica de Brass una explosiva crítica de la cultura por su carácter disruptivo en tanto perturbador, que le trajo innumerables batallas mediáticas y judiciales al mismo tiempo que dudosos galardones, comparable a Charles Bukowsky quien se transformó en una figura de culto más allá del valor literario de sus textos.
Intersecciones y pinceladas históricas
“La Historia, como fuente de contextos, personajes o conceptos, ha sido lugar habitual para el séptimo arte desde sus comienzos”.
David Lozano, Cine y Antigüedad…
Al dejar correr la cinta, Calígula, aparecen algunas pinceladas históricas, enigmáticas y legendarias que recubren la figura del Emperador del que se dice, nombró Cónsul del Imperio a su caballo, Impetuoso. El 18 de marzo del año 37 de nuestra era, tras la muerte del César Tiberio Claudio Nerón[8] (42-37 a.C.) los senadores romanos votaron en favor de su sobrino nieto y coheredero testamentario mayor edad, Cayo Julio César Germánico, más conocido por su sobrenombre: Calígula para investirlo con los poderes públicos, honores y títulos más importantes que detentaba su tío abuelo. De esta manera, con tan sólo 24 años, Calígula se constituyó en el princeps de Roma e imperator de los pueblos sometidos.[9]
Con respecto a los casi cuatro años del principado de Calígula, bisnieto de Augusto[10] (63 a.C.-14 d.C.) por vía materna y de Livia[11] (58 a.C-29 d.C.) por la vía paterna, una larga tradición enraizada en los testimonios de la antigüedad nos fue legada una visión negativa por completo. Con el correr de los siglos, la imagen de un emperador loco y cruel transmitida por las fuentes históricas se fue incorporando cada vez más en el imaginario tanto de los intelectuales como de la cultura popular. Inestable mental, desequilibrado, extravagante, sanguinario o sencillamente un monstruo libidinoso, sediento de sangre y sexo, fueron algunos de los adjetivos que la historia le adjudicó. La idea popular de este gobernante infame dio lugar a múltiples interpretaciones y representaciones, entre ellas la célebre y transgresora cinta objeto del presente artículo, que en 1984, de la mano de la revista erótica Penthouse[12] no exenta, también, de serios conflictos, censuras y escándalos se estrenó en su versión extendida (oportunamente recortada) a la que recién en 2008, Gran Bretaña levantó definitivamente el veto que pesaba sobre ella, cosa anacrónica y desproporcionada si tomamos en cuenta el grado de desarrollo que por entonces ya tenía el cine erótico (hard y soft) contemporáneo sobreviviente gozoso de tantas batallas.
Bibliografía consultada
- Hocquenghem, Guy, “El deseo homosexual”. https://programaddssrr.files.wordpress.com/2013/05/el-deseo-homosexual-guy-hocquenghem.pdf. Consultado online: 02 de diciembre de 2018.
- Alfaro, Juan Pablo, “Principado e imagen de Cayo Calígula: un estudio histórico sobre las relaciones sociopolíticas e ideológicas entre el emperador romano y la elite en la corte imperial en el siglo I”. http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/tesis/principado-imagen-cayo-caligula.pdf. Consultado online: 02 de diciembre de 2018.
- Serrano Lozano, David, “Cine y antigüedad. Pasado y presente en la pequeña y gran pantalla”. file:///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-CineYAntiguedad-4049014.pdf. Consultado online: 02 de diciembre de 2018.
- Freixas, Ramón, El sexo en el cine y el cine de sexo, Paidós, Buenos Aires, 2000.
- Fernández, Luis Diego, “El dispositivo pornográfico”. file:///C:/Users/usuario/Downloads/El_dispositivo_pornografico._Cine_y_des.pdf. Consultado online: 02 de diciembre de 2018.
Notas
[1] Giovanni Tinto Brass. Director de cine, guionista, productor y editor. Estrenó su primera película en 1963. Ir al sitio: http://www.tintobrass.it/
[2] Desde sus inicios, la industria del placer cosechó defensores y detractores y, por su carácter controversial, el debate quedó limitado a la posibilidad de su existencia o no, sin avanzar más allá, siendo cooptado por discursos morales, religiosos y sus respectivas influencias políticas.
[3] La obra del Marqués de Sade es una crítica de la modernidad en sus diversos aspectos: economía, política y cultura, con énfasis en la crítica jurídica y ética que tiene como clave la conducta sexual y emocional.
[4] Luis Diego Fernández es Doctor en Filosofía por la Universidad Nacional de San Martín y Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente, Investigador y Ensayista.
[5] El artículo publicado en el blog Parole de Queer por Paul B. Preciado, es un extracto del epílogo Terror anal: http://paroledequeer.blogspot.com/2015/02/utopia-anal-por-paul-bpreciado.html
[6] Preciado, Terror anal, ed. cit.: “Fue necesario cerrar el ano para sublimar el deseo pansexual transformándolo en vinculo de sociabilidad, como fue necesario cercar las tierras comunes para señalar la propiedad privada. Cerrar el ano para que la energía sexual que podría fluir a través de él se convirtiera en honorable y sana camaradería varonil, en intercambio lingüístico, en comunicación, en prensa, en publicidad, en capital”.
[7] Ibid.
[8] Segundo emperador romano, perteneciente a la familia Julio-Claudia.
[9] A partir del año 33 y a raíz de la muerte de Agripina y de su hijo Drusio, a los que no se les concedió siquiera una tumba digna de su linaje, Tiberio se ganó el odio de Roma y comenzaron a circular una serie de rumores aberrantes sobre sus vicios y crueldades. El único hijo de Agripina que se salvó fue Caligula, protegido por su abuela Livia. En el año 31, éste fue llevado a la casa imperial de Capri con el propósito de proteger al último descendiente de la casa de los julios. Al octavo mes de su reinado, a finales de octubre del 37 contrajo una profunda enfermedad que lo colocó al borde de la muerte y a la que se le atribuye su tiranía o acaso demencia. En el año 41 fue asesinado por un grupo de pretorianos al mando de Casio Querea y Cornelio Sabino.
[10] Primer emperador de Roma que gobernó entre los años 27 a.C. y 14 de nuestra era.
[11] Tercera esposa del emperador Augusto.
[12] Penthouse es una revista masculina fundada por Bob Guccione y publicada por Penthouse Media Group, que en sus primeros años mezcló artículos sobre un estilo de vida urbano con reportajes fotográficos de pornografía suave y que en los años 90 acabó transformándose en pornografía dura. Tras una larga agonía, al igual que Playboy, agotó su tirada en papel para dedicarse exclusivamente a las ediciones digitales. Ir al sitio: https://penthouse.com/
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