Hacer vivir dejar morir

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Hacer vivir dejar morir

Jiménez, Marco y Valle, Ana (Editores), Sociología y Biopolítica, FES Acatlán UNAM y Juan Pablos editores, México, 2019.

 

En su curso de 1976, Defender la sociedad, Foucault afirmará sobre el biopoder:

Yo creo que, justamente, una de las transformaciones más masivas del derecho político del siglo XIX consistió, no digo exactamente en sustituir, pero sí en completar ese viejo derecho de soberanía —hacer morir o dejar vivir— con un nuevo derecho, que no borraría el primero pero lo penetraría, lo atravesaría, lo modificaría y sería un derecho o, mejor, un poder exactamente inverso: poder de vivir y morir.

Una de las fórmulas más comunes cuando se aborda el tema del biopoder y la biopolítica, desde la mirada foucaultiana, ha sido justamente aquella relacionada con la inversión del principio de gobierno de la soberanía, sintetizada en el “hacer morir dejar vivir” a una forma de gobierno que toma por principio la vida de los individuos y de las poblaciones, sintetizada en el “hacer vivir dejar morir”. Pero, ¿qué significa esa fórmula extraña ya por muchos conocida? ¿En qué consiste aquella singular forma moderna de gobierno que toma por objeto de poder la vida misma?

Publicado a finales del 2019, Sociología y Biopolítica es el último libro editado por Marco Antonio Jiménez y Ana María Valle (después de la trilogía Imaginar la universidad, Transformar la universidad y Defender la universidad), en el cual invitan a una serie de destacados estudiosos de la obra de Michel Foucault de Latinoamérica y Europa para pensar, en palabras de los propios editores, “sociológicamente la biopolítica o biopolíticamente la sociología”. Es decir, si bien el libro cuenta con importantes reflexiones teórico-filosóficas en torno a la biopolítica, la propuesta de esta extraordinaria obra es utilizar la biopolítica como herramienta analítica para pensar los discursos y las prácticas de algunas problemáticas sociales contemporáneas tales como: la violencia, el neoliberalismo como régimen productor de subjetividades, la comunidad, la democracia, la educación y la vida misma.

En ese sentido, el libro cuenta con tres grandes apartados: la primera parte titulada “Aproximaciones a la biopolítica”, posee tres extraordinarios textos que, en general, abordan algunas de las principales tensiones teórico-conceptuales y metodológicas del paradigma biopolítico, ampliando y complejizando la mirada foucaultiana en torno a la biopolítica. En su texto “¿Politización de la vida o animalización de la política? Génesis y tensiones de un paradigma”, Edgardo Castro, uno de los principales traductores de la obra de Foucault al castellano, nos ofrece un recorrido panorámico de la recepción del término biopolítica por parte de los estudiosos de la obra de Michel Foucault, que, en la actualidad, recorre el campo de las ciencias sociales y las humanidades, con los más variados sentidos y tensiones. De acuerdo con Edgardo Castro, para comprender la conformación del paradigma biopolítico y sus tensiones, se debe tomar en cuenta, en primer lugar, la manera en que la obra póstuma foucaultiana fue apareciendo a partir de la última década del siglo XX, la cual amplió el escaso trabajo sobre biopolítica publicado en vida por parte del filósofo francés. En especial, todo el enorme material del Archivo Foucault del que ahora disponemos, expuesto en sus cursos del College de France del 1975 y 1978; en segundo lugar, nos dirá Castro, es importante tomar en cuenta el desarrollo de la significativa obra ad literam del material póstumo antes mencionado, a partir de la cual se han podido ofrecer miradas analíticas aún más amplias en torno al gobierno de la vida y las poblaciones, como las desarrolladas por destacados pensadores italianos contemporáneos como Roberto Esposito, Toni Negri y Giorgio Agamben, que han enriquecido y tensionado el paradigma foucaultiano. En ese sentido, según Edgardo Castro, Homo sacer. Il potere sovrano e la vida nuda, publicado en 1995, es uno de los principales aportes para la conformación actual del paradigma biopolítico, en especial la tesis introducida por Agamben, según la cual lo decisivo del paradigma biopolítico, como práctica moderna de gobierno, no es la introducción de la vida en la política, tal como parece sugerir Foucault, sino la producción de una vida desnuda a partir de un conjunto de tecnologías políticas propias del modelo de soberanía, que darían como consecuencia un tipo de “animalización de la política”, donde la excepción ahora se convierte en norma.

En “2.000 d.C. Biopoder y biopolítica tras los rastros de la discusión”, el filósofo italiano Sandro Chignola, ofrece un interesante texto donde expone un panorama general de las principales características y tensiones del paradigma biopolítico, incorporando una tesis un tanto polémica del filósofo Roberto Esposito, a partir de la cual se realiza una caracterización general de lo que este último denominará los Italian Thought. Esto es, frente a la teoría crítica, de cuño alemán, y la filosofía de la diferencia francesa, nos dirá Chignola, durante los últimos años se ha desarrollado una producción académica, casi hegemónica, de corte italiano, en torno al biopoder y la biopolítica, que ha ampliado y profundizado la obra de Michel Foucault. Lo anterior, con la finalidad de tratar de reconocer la potencia afirmativa del paradigma biopolítico. Es decir, para Chingnola resulta relevante dar cuenta que la vida no es sólo aquello que se encuentra capturado por las tecnologías de gobierno modernas de regulación y normalización, sino también todo aquello que le resiste y se le escapa, como sugiere Foucault en su analítica del poder. A partir de lo anterior, es que Chignola expone y articula los aportes de tres de los más destacados filósofos contemporáneos italianos tales como: Agamben, Esposito y Negri.

El último capítulo del primer apartado lo compone “Métodos y fuentes de la biopolítica: el concepto de signatura en Agamben” de Mercedes Ruvituso, una de las principales traductoras de la obra de Agamben en lengua castellana. El texto de Ruvituso es una interesante reflexión teórico-metodológica en torno a la categoría de signatura en la obra agambeniana, la cual, partiendo del principio en el que el método no puede separarse del contexto en el que opera, nos permite profundizar en la comprensión de las arqueologías teológicas operadas por Agamben a lo largo de su obra, centrales para entender de mejor manera las tesis del filósofo italiano en torno a la sacralidad y la vida desnuda. En ese sentido, nos dirá Ruvituso, la categoría de signatura da cuenta de aquella “marca”, de aquella “zona de indiscernibilidad”, entre la palabra, las leyes, las normas y la producción de los propios cuerpos de sus mensajeros. De acuerdo con esto, la noción de signatura más que ser un concepto teórico como tal, es una herramienta metodológica que funciona para dar cuenta del cruce entre política y vida desnuda, producto de la gubernamentalidad biopolítica.

La segunda parte del libro titulado “Vida y violencia”, lo componen cuatro importantes textos que echan mano del concepto de biopolítica como herramienta analítica para pensar ciertas prácticas concretas del mundo contemporáneo. Entre las cuales destacan relevantes inquietudes acerca del lugar que ocupa la violencia en el gobierno de los individuos y las poblaciones, así como la pregunta por la vida y la muerte. ¿A qué tipo de vida y muerte hace referencia la enigmática fórmula “hacer vivir dejar morir” con la que se caracteriza al régimen de gobierno biopolítico? ¿Es la violencia parte constitutiva de la gubernamentalidad biopolítica o, como tradicionalmente se piensa desde la filosofía, es la violencia aquello que empieza cuando la política desaparece? son algunas de las importantes preguntas que se harán en la segunda parte del libro.

En el texto “Violencia y biopolítica. Una lectura del Informe Mundial sobre Violencia y Salud”, Marco Jiménez plantea una hipótesis muy interesante acerca de la relación entre violencia y biopolítica, en la cual afirmará que la violencia no sólo es parte constitutiva de todo quehacer político, sino que, además, la biopolítica sólo es reconocible en el marco histórico de la violencia. En ese sentido, para Marco Jiménez la violencia no es sólo aquella fuerza negativa que se encuentra en los límites de la regulación de la vida de los individuos y de las poblaciones, como podría deducirse de las líneas de análisis que hablarían de una necropolítica o una tanatopolítica. La violencia no es sólo aquella fuerza negativa que se opone a la vida y amenaza constantemente con destruirla y suprimirla, sino que además la violencia, colocada en el centro del marco histórico de la biopolítica, es también una fuerza positiva. Es decir, la violencia es una permanente partera productora de vidas y de relaciones de poder.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN LA FIL

A continuación, “Hacer vivir dejar morir. Procesos de subjetivación entre rendimiento y transparencia” de Ana María Valle nos adentra en una reflexión sumamente interesante acerca de la ya conocida fórmula “Hacer vivir dejar morir” con la que se caracteriza al régimen biopolítico, con la finalidad de pensar las condiciones de vida y muerte en el mundo contemporáneo. Al inicio de su texto, Valle se pregunta ¿Qué implica el “hacer” del vivir y el “dejar” del morir del régimen biopolítico? A partir de aquí, somos llevados a través de una reflexión profunda y provocadora sobre las implicaciones de ese ‘hacer’ que, desde la mirada del filósofo francés Jean Baudrillard, tendrá un carácter eminentemente operacional, vinculado al rendimiento y a la transparencia. En el marco histórico de la biopolítica, nos dirá Valle, el auxiliar factitivo hacer se sobrepone a cualquier acción, incluyendo la vida y la muerte, donde lo más importante es su carácter operativo. De esta manera, desde dicho régimen de gubernamentalidad, “hacer vivir y dejar morir” es una enorme productora de subjetividades, una gran maquila de vida y muerte, donde la vida y la muerte mismas no resultan tan importantes como su producción, en términos de rendimiento y transparencia.

El escrito “De la antropometría a la biopolítica” es un detallado recorrido histórico, desde la frenología, la antropometría, la criminalística hasta régimen biopolítico, a partir del cual Luis Gómez analiza los diferentes desplazamientos, saltos y efectos de continuidad y discontinuidad de las técnicas de gobierno de las sociedades disciplinares a la gubernamentalidad biopolítica. En su texto, el autor advierte que no es posible comprender la emergencia del marco histórico de la biopolítica, así como sus efectos tanatológicos contemporáneos y su amenaza totalitaria, sin entender la manera en que se han ido entrelazando los diferentes discursos y prácticas orientados a la regulación y el control del cuerpo de los individuos y de las poblaciones, tales como la vigilancia, la policía, el panoptismo y la mirada médica.

El texto “Luz y sombra de la biopolítica: política y estética del lenguaje”, de Vittoria Borsó, es un nuevo recorrido general del paradigma biopolítico de impronta foucaultiana, que, al igual que en el escrito de Sandro Chignola, describe a la biopolítica no sólo como una poderosa herramienta analítica que permite dar cuenta de las prácticas, discursos y tecnologías que capturan la vida, en el marco de la conformación de los Estados nación capitalistas, sino que además ofrece reflexiones en torno a posibles lecturas de prácticas de resistencia. En ese sentido, Borsó se pregunta “¿Cuáles son los campos y las condiciones de resistencia del sujeto hoy en día, si el sujeto está atrapado en las redes de conectividad y en los ecos de la medio-esfera?”, “¿existe un saber de la vida, que escapa a la capitulación de la vida, esto es, al poder de la política, de la economía o de la epistemología sobre la vida?” A partir de este conjunto de preguntas que se encuentran repartidas a lo largo de todo su escrito, la autora nos hablará de la ética y la estética del lenguaje como aquella capacidad de resistencia de conformarse con el ambiente, con los otros y con el saber de la vida.

La tercera y última parte del libro continúa con la inquietud pragmática, a partir de la cual se utiliza la biopolítica como herramienta para analizar algunas prácticas relativas a “Educación y comunidad”. El primer texto de este tercer apartado es “Educación y contemporaneidad: escenarios neoliberales, mercado y precariado” de Alfredo Veiga-Neto, uno de los más importantes estudiosos brasileños de la obra foucaultiana en la actualidad. En este interesante texto, en especial para el campo de la educación, Veiga-Neto se propone hacer un análisis genealógico acerca de la emergencia de lo que llamará, retomando una categoría del sociólogo Ruy Braga, el precariado, así como las maneras en que la educación ha contribuido a la conformación de esta nueva subjetividad, propia del régimen neoliberal de gobierno. El autor nos hablará del neoliberalismo como un tipo de gubernamentalidad biopolítica, como un juego económico permanente de competitividad, que abarca todas y cada una de las esferas de la vida, en el que el precariado representará a todo aquel sector de la población “flexible”, “desesperanzado”, que compite mal en el juego del mercado. Veiga-Neto nos ofrece algunas pistas para pensar cómo la educación es un poderoso medio que prepara para dicho juego entre desiguales en el mundo contemporáneo.

Posteriormente, en su texto “Biopoder y reglamentación escolar. Un análisis desde Michel Foucault sobre la constitución de subjetividades”, Andi Vargas reflexiona en torno a la operación del biopoder como tecnología de individuación y regulación de la población, en el marco de la escuela. La primera parte del texto es una descripción de la analítica del poder, donde se detallan las precauciones metodológicas para su análisis, con la finalidad de dar cuenta cómo el biopoder y la biopolítica operan no sólo como regímenes de normalización de la vida, sino que, además, constituyen poderosas redes de poder productoras de subjetividades.

El último capítulo del libro que aquí se reseña es “Formación cívica y comunidad” de Roberto Villamil. Un texto que toma como punto de partida el paradigma biopolítico de Roberto Esposito, en obras tales como: Bios. Biopolítica y filosofía. Inmunidad, comunidad y biopolítica. En ese sentido, Villamil hace uso de una serie de categorías ya conocidas en el pensamiento de Esposito como lo impolítico, inmunidad y comunidad, con el objetivo de analizar las prácticas de la formación cívica en México. El autor se pregunta sobre la posibilidad de construir un tipo de formación cívica impolítica, que tome por principio un tipo de comunidad basado en el cuidado mutuo.

Como ya se ha dicho, la biopolítica no es sólo una forma general de regulación de la vida de los individuos y las poblaciones, ni mucho menos sólo una herramienta de emancipación y resistencia. La biopolítica tampoco es una superteoría omnicomprensiva, ni un paradigma que se pueda deducir exclusivamente de los análisis foucaultianos, aunque es imposible negar la importantísima relevancia de sus aportaciones. “La biopolítica es una herramienta práctica”, afirmarán los editores del libro que aquí se reseña. Esta obra presenta aportes teórico-filosóficos y metodológicos para el reconocimiento de las génesis, desarrollo y tensiones de la biopolítica. El libro es una compilación de textos que ofrece miradas relevantes para seguir pensando en torno a nuestros saberes, nuestras prácticas y nuestros procesos de subjetivación.

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