2020 un año para cambiarlo todo…

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2020 un año para cambiarlo todo…

TOMADA DE INFOBAE

 

Resumen 

Basado en los conocimientos actuales sobre epidemias y los datos sobre el COVID-19, que surgen de estudios y análisis de países orientales que contuvieron la epidemia; se realiza un análisis crítico de las acciones y medidas tomadas por las naciones para combatir la pandemia, haciendo énfasis en las características culturales y políticas de 3 naciones americanas, se plantea críticamente la manera de reaccionar de cada una de estas y se ponen como ejemplos de las cosas que NO debemos hacer, si deseamos salir con éxito de esta crisis. Como conclusión se plantea la necesidad de cambio en cuanto las formas de reacción gubernamental a las crisis como ésta y a la adopción de normas y asesoría científica por parte de instituciones calificadas para tal fin.

Palabras clave: epidemia, educación, gobiernos, prevención, políticas públicas.

 

Abstract

Based on current knowledge on epidemics and data on COVID-2109, arising from studies and analyzes of eastern countries that contained the epidemic; A critical analysis of the actions and measures taken by the nations to combat the pandemic is carried out, emphasizing the cultural and political characteristics of the three American nations. The way in which each of them react is critically considered, and they are presented as examples of the things that we should NOT do, if we want to successfully emerge from this crisis. In conclusion, the need for change regarding the forms of government reaction to crises such as this and the adoption of standards and scientific advice by qualified institutions for this purpose is raised.

Keywords: epidemic, education, governments, prevention, public policies.

 

Comencemos con la cita de Noah Harari: “¿Por qué es importante la habilidad del lenguaje de trasmitir ficción? Porque confiere la capacidad sin precedentes de generar conductas colectivamente cooperativas”.

El inicio de este siglo XXI, es un laboratorio gigante (planetario) para observar el surgimiento de un novedoso paradigma: la epistemología. No aquella del siglo XX con el circulo de Viena, ni la que pretendían hacer desde la esquina teológica los filósofos tradicionales… sino más bien una que explota en las mentes de los propios científicos y expertos en sus campos y que están empezando a conectar sus áreas super especializadas con la evolución del pensamiento y el lenguaje humano.

¿Entonces qué es la epistemología?

Es una hija fratricida de la filosofía y nieta mal agradecida de la religión, pero que comienza a perfilarse como la herramienta perfecta para unir los esfuerzos comunitarios de la ciencia y cambiar la evolución, así como dar un paso adelante en el camino de nuestra especie. Antes solo dependíamos de nuestro limitado lenguaje y de la interpretación un poco sesgada de la evidencia (más que todo hermenéutica) de nuestra realidad en un paradigma perspectivo.

El inicio de este siglo, con eventos tan drásticos como el ataque a las torres gemelas en Nueva York, el surgimiento de la crítica científica a la religión como sistema de vida, y la avalancha de contenidos (películas, series, libros y otros) de divulgación científica, nos han hecho reflexionar sobre si solo nuestra manera de pensar debe sufrir un cambio, y no también el lenguaje que siendo creado en una época donde no existían los consensos científicos actuales ya nos está quedando un poco desactualizado.

Una lección reveladora (típica de los anuncios o pródromos de las grandes extinciones), es este comienzo de año 2020. Con todo la carga y necesidad de cambio a nuevos paradigmas que se adapten a este momento tecnológico, ocurre una situación inesperada: una pandemia causada por un nuevo virus (un betacoronavirus) emparentado con antiguas cepas que habían causado epidemias en 2002 y 2009, se detecta en Wuham, provincia de Hunan, China. Causa casi 100 mil casos en poco menos de 2 meses y se esparce por el mundo, hacia países cercanos y posteriormente a Europa y EEUU.

Para el momento de escribir este ensayo (28 marzo 2020), ya China controló la epidemia y aparición de nuevos casos, y se encuentra a la vanguardia en la producción de una vacuna, por su parte Corea realizó una mezcla de esfuerzos de control social aunados a una inversión de recursos del Estado para tomar las mejores medidas surgidas durante esta crisis que incluyen: el distanciamiento social, la realización de pruebas rápidas y masivas y el control satelital del tráfico de infectados y sus contactos, lo mismo han hecho otros países asiáticos cercanos.[1]

Al otro lado del mundo, una visión totalmente anacrónica de la crisis y diversas reacciones locales y regionales al problema de la pandemia (un problema ya global), han dado una muestra de cómo aún con nuestros avances tecnológicos, el pensamiento mágico religioso, puede causar estragos a una sociedad ya globalizada. Dicho así, reacciones de algunos países como Estados Unidos, México y Brasil, han causado mucha curiosidad en cuanto lo pobremente acertadas y negacionales que han resultado.

Comencemos por Estados Unidos: líder mundial en tecnología, negocios y defensa, cuenta agencias para el control de enfermedades.[2] Sin embargo dicha nación no pudo reaccionar y tomar medidas. Lo que implica que la supuesta prevención de riesgos y guerras biológicas quedó gravemente vulnerada por un simple y natural virus que con al menos un mes de anticipación había sido anunciado a la OMS. Los síntomas de negación comienzan con las declaraciones cada día más temerarias de su presidente, con pueriles y espasmódicas acciones que sólo logran convertir a este país en la segunda nación más afectada por la epidemia hasta el día de hoy.

Muy similar ejemplo dio Brasil, con un presidente de derecha y enmarcado en un paradigma fuertemente religioso, que realiza una negación y dando prioridad a los intereses económicos y la fe religiosa, permite la entrada espectacular al COVID-19.

El ejemplo más crudo y significativo para el desarrollo de este ensayo, lo representa México, con una economía no muy sólida, la reciente llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, y su perfil de izquierda y populista, ejemplifica el perfecto escenario para el desarrollo de una crisis de salud sin precedentes, que nos dejará una cruda enseñanza a cambio. La cronología de las reacciones comienza con escasa o ninguna aparición de líderes incluidos su presidente, luego una declaración inicial que nos dejará a todos atónitos, declara que la economía de México no puede detenerse por una simple gripe y que debe continuar la movilidad; una semana después (aun en negación) asimila “parcialmente” el peligro y declara una emergencia parcial, lo que desemboca en un estado de sub alerta dirigido a minimizar mediáticamente la epidemia para no causar pánico, así y con esta filosofía declara que en México hay muy pocos casos y menos muertes comparado con su vecino más cercano y representativo: Estados Unidos. Políticas de estado como la no realización de pruebas masivas (por la escases de recursos), llevan a continuar el estado de negación gubernamental y declara que sólo se realizarán pruebas a las personas con síntomas severos o con criterios de alto riesgo, lo que obviamente subestima la cantidad de casos nuevos, las muertes y mucho más importante el conocimiento regional de la curva de trasmisión del virus, para poder tomar decisiones y maniobras sobre este parámetro que es el más importante epidemiológicamente hablando.

Esta curva, hasta ahora de crecimiento geométrico (progresión geométrica) en todos los países que no han tomado medidas efectivas como china y corea (ejemplos: Italia y España), es el instrumento de medición de la crisis y la única forma de realizar un control lo más adecuado posible de forma retroalimentada y eficaz mientras se crea y sale al mercado una vacuna. Por ende, el realizar negaciones y estrategias basadas en estas últimas es definitivamente la peor estrategia contra la epidemia y terminará repercutiendo negativamente en el sistema de salud del país y su economía.

Un índice de esta curva es el coeficiente de trasmisibilidad del virus: E, (no el R0 que en este caso es 1,8 a 2,2) sino el factor que surge de la cantidad de personas que pueden potencialmente trasmitir el virus por efecto de la movilidad (este último es el factor más importante) multiplicado por la cantidad de infectados en un momento dado. Este factor representa la diferencial de la curva (es decir el factor de crecimiento de la curva) y sumados a los casos anteriores va dando el panorama completo de la gráfica. Aquí nos detendremos un poco a explicar lo siguiente: en un momento dado y en una situación ideal (como que realizamos suficientes pruebas rápidas a todo el que tenga sospecha de padecerla), tenemos un número de casos positivos en el día anterior y queremos calcular cuantos casos nuevos habrá al siguiente día, sólo tendremos que multiplicar el factor E (individuos con libre movilidad) por los casos que sin presentar síntomas son portadores del virus (p) y obtendremos los nuevos casos. Esta fórmula nos da una guía muy útil para tomar las medidas que debemos seguir cuando no se cuenta con una vacuna y la única solución es el distanciamiento social, la restricción de la movilidad (que es la principal estrategia del virus para propagarse) y el rastreo y vigilancia de los casos positivos y la disminución de probables contactos derivados de estos.

Con este panorama en mente, lo que podemos predecir con un mínimo margen de error es que las acciones tomadas por México de forma sistemática son precisamente las medidas que hacen que la epidemia crezca, y deben tomarse como lo que NO debe hacerse para evitar males peores. Es lógico predecir que en este y otros países que no tomaron en serio la alerta epidemiológica y sus respectivas medidas, algunas ya probadas en países asiáticos con mucho éxito,[3] están indefectiblemente destinados a padecer la crisis más fuerte y los mayores efectos negativos del COVID–19.

La conclusión obvia y que motiva este ensayo es que ya entrados en el siglo XXI, las naciones no pueden tomar decisiones basadas en el empirismo cultural o mágico-religioso y mucho menos bloquear las recomendaciones basadas en la evidencia, al contrario deben garantizar modelos de reacción basados en un conocimiento detallado de la amenaza, además de la asesoría (local o interconectada) de expertos en la materia para garantizar los mejores resultados a corto plazo y una repercusión más leve sobre su país, sus habitantes y sus recursos.

Esta crisis más que representar una amenaza de extinción o de daño profundo a la especie, representa una oportunidad de aprendizaje inédito y nos deja en evidencia una deficiencia profunda en la forma de reacción a las crisis nuevas y a cómo actuar individual y colectivamente ante ellas y es menester de este documento dejarlas al descubierto. Quedan por realizar estudios y ensayos en base a esta experiencia para diagramar modelos de reacción sobre crisis nuevas y buscar los mejores modelos de acción y prevención de catástrofes globales sin la contaminación de matices regionalistas y sesgados que no benefician a sus habitantes.

Otra actitud ya conocida es la reacción exagerada a la panacea de nuevos fármacos (más bien placeboides) para aliviar los síntomas de personas infectadas, aquí han surgido miles de mitos y aseveraciones no probadas sobre algunas moléculas como antibióticos, retrovirales usados para otros coronavirus, y hasta medicinas alternativas; la única forma de estar seguros de que un fármaco es efectivo contra una enfermedad es la realización de ensayos clínicos controlados (ECA) que puedan reproducirse localmente y que demuestren con los patrones de la medicina basada en la evidencia los beneficios y riesgos de las mismas.

En esto juega un papel crucial la divulgación científica y la epistemología, así como el perfeccionamiento del lenguaje para la consecución de modelos y formas de pensamiento cooperativos en fin de lograr objetivos comunes basados en situaciones reales y no en creencias ficticias y personalistas de crisis globales que nos afectan por igual tanto a los que piensan de manera anacrónica como a los que asumen la realidad basados en evidencias bien documentadas y probadas.

 

Notas

[1] COVID-19 in Singapore—Current Experience Critical Global Issues That Require Attention and Action. JAMA Published online February 20, 2020.
[2] http://www.cdc.gov/spanish/
[3] COVID-19 in Singapore—Current Experience Critical Global Issues That Require Attention and Action. JAMA Published online February 20, 2020.

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