Editorial #59

Editorial #59

Arte y Fenomenología

 

En lo que sigue a continuación, ofrecemos un tratamiento de los diversos ángulos del fenómeno artístico con base en las vías y perspectivas posibilitadas por el proceder y la doctrina fenomenológica. Bajo su guía se procura un cierto acceso prístino a los objetos considerados; los autores involucrados se han servido de ello con miras de alcanzar una visión suficientemente clara y abarcante, tanto de la problemática inherente al asunto artístico en general —en la cual, según hemos podido constatar, se involucran los ámbitos de lo técnico, lo estético y lo axiológico— como de lo específicamente puesto bajo escrutinio en cada caso.

 

Ahora, conforme con la variedad y multiformidad intrínsecas al manifestarse, propias del arte, la selección que compone este dossier exhibe una notable diversidad de temáticas abarcadas por este mismo. Tan pronto encontramos cuestiones relativas a la sensibilidad y a la afectividad intersubjetiva, como al quid de un arte en particular a partir de su ejecución hodierna, o incluso al meollo expresivo del decir implicado en la actividad y producto artísticos; y, en todo ello descubrimos involucrados puntos de vista de variados pensadores. De suerte tal que, como el lector podrá constatar, los documentos presentados a continuación tratan varios ejes investigativos. Asuntos relativos a la vivencia valorativa, así como a su substrato anímico-afectivo, considerado todo ello tanto en su faceta subjetiva como intersubjetiva: sensibilidad, afectividad, co-afectividad, estimación, serán aquí términos clave. Por otro lado, también encontramos un acercamiento al aspecto «operativo» del asunto artístico: a la técnica considerada de por sí, en cuanto esencia del quehacer instruido inherente a la actividad artística, y en su relación con lo que de ella resulta concretado, por un lado; y a la fundamentación de la crítica del arte, así como al núcleo mismo de las bellas artes: la danza, la arquitectura, la pintura, la literatura, el cine y el arte contemporáneo, por el otro. Finalmente, los textos que nos llevarán hasta el corazón de la estética como disciplina fenomenológicamente depurada, a sus condiciones de posibilidad últimas, y por ende a su objeto material —i.e., la obra de arte—, especialmente en calidad de manifestación expresiva y fuente de sentido.

 

Según hemos intentado hacer constar, los óbices que ha de enfrentar quien transita con interés teorético por la tierra de las artes no son pocos u ordinarios, y mucho menos desestimables; y, pese a ello, ni debe él tenerlos por motivo suficiente para desistir de semejante ambular, ni debe dar por sentado que de algún modo constituyen una prueba de la futilidad de esta labor o de la vanidad de los propósitos que mueven a la misma. La apariencia de inane que de ordinario se cree reconocer en ello se debe ante todo, como hemos podido entrever hasta aquí, bien a malentendidos derivados de aquella ingenua familiaridad con el arte a la que nos referíamos ya al comienzo; bien a vicios investigativos, que en última instancia impelen a despachar prácticamente de un plumazo las cuestiones de fondo, tocantes a la esfera de la sensibilidad en general; o bien aun a prejuicios u opiniones infundados, producto de esfuerzos infructíferos previos propios o ajenos, que empañan trabajos futuros y despojan al investigador de todo incentivo teórico para proseguir en sus indagaciones. Este dossier representa un humilde intento de sentar las bases de una unificación teorética y sistemática de las artes desde una perspectiva fenomenológica y debería darnos, si acaso nada más, cuando menos un testimonio de la importancia de perseverar el estudio de estas materias.

 

Román Alejandro Chávez Báez

Editor invitado