CUEVA DE LA SIBILA DE CUMAS, TOMADA DE WIKIPEDIA
Nada te importe detenerte allí
Cuanto fuere preciso;
Aunque te increpen tus compañeros,
Aunque los vientos te brinden
Y aun te fuercen a darte la vela,
Soplando prósperos, no dejes de ir a
Buscar a la Sibila y de implorar
Con creces sus oráculos, aguarda a que
Te los de, aguarda a que benévola
Te haga oír su voz.
Virgilio, La Eneida
Resumen
Se llama la atención sobre la figura de la sibila o pitia, quien desde de sus históricas manifestaciones, es considerada la máxima figura de la fuerza femenina, mediadora entre la energía divina y la condición humana. La idea central es que la búsqueda del mensaje de anticipación sobre la propia vida, motiva un espíritu determinista sobre la condición humana, y paradójicamente la posibilidad de liberación de la angustia ante el conocimiento privilegiado sobre el provenir.
Palabras clave: sibila, pitia, oráculo, anticipación, mensajes divinos, condición humana.
Abstract
Attention is drawn to the figure of the sibyl or pythia, who from its historical manifestations, is considered the maximum figure of the feminine force, mediator between divine energy and the human condition. The main idea is the search for the message of anticipation around one´s life, which motivates a deterministic spirit about the human condition, and paradoxically the possibility of liberation from anguish before the privileged knowledge about future.
Keywords: sibyl, pythia, oracle, anticipation, divine messages, human condition
I
Desde diversos campos, tales como la antropología, la psicología, los estudios culturales, así como los estudios teológicos, entre otros, la visión oracular hace un llamado siempre vivo, para ilustrar y volver a la concepción de las tradiciones milenarias asociadas con la posibilidad de anticipar los eventos futuros.
Llamo la atención sobre la figura de la sacerdotisa Sibila o Pitia, quien, a través de diversas recreaciones desde la historia antigua, encarna la mediación de la fuerza femenina entre la energía divina y la incertidumbre de la condición humana. Como puede suponerse la idea de una figura mitológica frecuentemente es recreada de generación en generación en tanto se considera un recurso posible para imaginar y comprender el propio tiempo.
La figura predictiva de la sibila es parte del pensamiento mágico que ordena las representaciones cotidianas de la población atribuyendo a ella la mejor explicación sobre el devenir de las cosas de la vida.
¿Por qué acudir a ella para que el dios antiguo presagie los eventos fundamentales de las luchas por el poder en las sociedades? Y aún más, ¿por qué acudir a ella para encauzar las decisiones fundamentales sobre las familias, los amores y el matrimonio, buscando augurios sobre las personas y poder de control sobre las incertidumbres de la vida propia?
La idea es que, quienes son los interesados en el poder visionario de las profetisas de la Sibila o la Pitias, son los personajes que frecuentemente están a cargo de la toma de decisiones. La mejor pregunta, nos permite enlazarnos con un asunto en juego de mayor profundidad, esto es la visión de fondo que cuida la inmortalidad del presagio.
Esta breve reflexión busca llegar a la vigencia y necesidad de anticipación por parte de los seres humanos. Se puede pensar que ésta, es una necesidad visceral y primitiva que se ancla en la vida cotidiana. Como necesidad se desborda para enfrentar las contradicciones entre el poder del hombre sobre sus medios de producción y del curso social frente al determinismo histórico de las condiciones humanas que se saben a la deriva de la naturaleza misma.
La visión oracular y en ella la figura mítica de la Sibila o Pitia, desde la filosofía, se encarna desde la idea de Eliade[1] en una línea frágil que se vive entre la comprensión de los mitos y la realidad. Al presentar un interés por las mitologías primitivas, y aun cuando reconocemos que éstas se han enriquecido con las diversas fabulaciones y narrativas en el tiempo, mantienen el reflejo de un estado primordial, enfático, que ilustra cómo los mitos se mantienen vivos de tal modo que justifican y protegen todo el comportamiento y la actividad del hombre. Desde esta idea, el mito vivo de Eliade, nos lleva de la mano al recorrido de los rituales que sostienen el valor de las premoniciones, a los conocimientos ocultos en la historia de las profecías y a los profundos significados que se les atribuyen a las sacerdotisas; al valor respecto a la composición de las creencias y los postulados originales de los oráculos, la simbología y los personajes en torno a ellos.
Entre las narrativas respecto a las sacerdotisas oraculares, ya Homero en la Ilíada [2] en su antiguo relato —así como en Virgilio en recreación de su Eneida—,[3] reconocían su antigua existencia, refiriendo la misma desde 1400 a.C. hasta 381 d.C. En ese lapso han florecido y encarnado diversas imágenes asociadas a la fusión de culturas del Asia menor y de la Grecia central, sumando diversos relatos mitológicos como sacerdotisas, desde Persia y de los nombrados oráculos sibilinos de la cultura hebrea y egipcia. Entre estos referentes, de acuerdo a Graves,[4] se encuentra una visión religiosa de asombro y respeto por los diversos dioses antiguos que acceden a ayudar a los seres humanos, favoreciendo el impulso a una intuición cultural organizada en torno a la doxa que no es capaz por sí misma de prevenir los peligros y leer las señales diversas de la naturaleza. Sólo accede a querer indagar sobre los eventos que exceden su entendimiento, de ahí la necesidad de buscar la revelación divina.
II
De lo primero que damos cuenta es de las figuras que destacan por su simbología entre las sacerdotisas. Así, entre las figuras más célebres, podemos señalar a la llamada sacerdotisa Cumana. De ésta se cuenta que Apolo le concedió vivir nueve vidas humanas, cada una de 110 años, de ahí que su presencia en el tiempo sea tan marcada. Otras figuras que destacan por su diversidad son la sacerdotisa pérsica que atendía en el oráculo de Apolo y la líbica que representaba el oráculo de Zeus, a quien se le atribuye el presagio de “[…] la llegada del día en que todo lo que está oculto será revelado” de acuerdo con Pausanias[5] la diversidad de oráculos corresponde a la historia de las culturas, el mismo autor en su Descripción de la Grecia, enfatiza las historias de Helesponto y sus sacerdotisas a quienes nombra frecuentemente como pitias.
Otro punto que define la celebridad de las sacerdotisas es que lograron presagiar eventos importantes en la época, como lo fue la visión sobre la caída de Troya. Estos presagios están relacionados con las sibilas más antiguas, como son el caso de la Herófila y la de Eritrea.[6] Como sacerdotisas proféticas,[7] ponían en el simbolismo que integra la figura de la sibila la definición como principio y fin de la naturaleza, así se definen, a partir de su vida en las grutas, cerca del agua, en los bosques; sin embargo, este simbolismo sólo es el entorno para enmarcar el espacio íntimo en que la vida de presagios de la sacerdotisa es posible. Este imaginario requiere de un trípode que la sostiene en lo profundo de una grieta, donde aspiraba gases enervantes que le permitían entrar en trance para elaborar su visión y responder la pregunta que le hacía llegar el sacerdote que ritualmente la acompañaba. Finalmente era este último quien formalizaría el mensaje en forma de verso para entregarlo al consultante. “A tiempo divino”, ese era el plazo en el que se cumplirían los vaticinios, esa era la directriz, que guiaba la secuencia secreta de la pregunta: la visión de dios, evocación de la respuesta, interpretación del sacerdote, adaptación al contexto y la oportunidad del consultante de anticipar el escenario en riesgo, todo en secuencia de la revelación.
Este sentido místico de la consulta y el cumplimiento del ritual nos deja con la idea central en que Heráclito recreó y nombró a la Sibila en la antigüedad, para este fin decretó una sugerente idea en que “[…] el señor, de quien son los oráculos en Delfos, ni dice ni oculta nada, solamente indica”.[8] Este puede ser el eje en que el vaticinio refiere a la mesura, a la oportunidad de ver con mayor alcance los escenarios que están en riesgo, como hemos mencionado, la especulación sobre las oportunidades de anticipación conduce quizá a enfrentar los riesgos de las interpretaciones, así lo expresa Virgilio “Nada te importe detenerte ahí cuanto fuere preciso…, no dejes de ir a buscar a la Sibila y de implorar con creces sus oráculos; aguarda que te los de, aguarda a que la benévola te haga oír su voz”.[9]
La idea que hemos expuesto sobre la vigencia y necesidad de anticipación, refiere en el mundo antiguo a la idea que permitía anticipar los datos a la experiencia, asociada a la intuición guiada por la voz de la sacerdotisa. Esta era la aspiración de los seres humanos, la contención de la angustia por el devenir incierto como una necesidad visceral y primitiva que se ancla en la preservación de la vida, no sólo al resguardo bajo los grandes vaticinios sino en la imposición de lo que García Gual documenta como la proliferación en “[…] el uso de amuletos [objetos inanimados que reciben culto y son deificados] manifiesta la creencia y necesidad de protección universal y primitiva”.[10]
La literatura antigua en la voz de Pausanias y la versión moderna de la recreación de los mitos griegos de Graves, como hemos referido, es pródiga en relatos míticos validando y enalteciendo las visiones oraculares, poniendo en duda esa paradoja infinita que al mismo tiempo que busca el mensaje en el oráculo, duda de su capacidad de interpretación del mundo. Ya Eliano[11] aventuraba la pregunta al cuestionar el silencio de los oráculos, manifestando así cierta decadencia en sus augurios.
III
Finalmente, el cuestionamiento sobre la capacidad heurística de las sacerdotisas y de los oráculos, hace eco en el desarrollo de la filosofía. La idea del valor intuitivo, de la necesidad de los presagios, escala en la historia de las ideas hasta ser cuestionada profundamente por Popper para señalar que “[…] en lugar de acudir a la razón se acoge a los métodos de la profecía, la revelación y del oráculo…”.[12] Esto actúa como un reproche directo a la presencia de estas estrategias irracionales que, en su idea, se hacían presentes en pleno auge del desarrollo científico. De hecho, la búsqueda del logos como forma del entendimiento, ha tenido que remontar el sistema de creencias sustentado en las revelaciones. Lo que sigue de este planteamiento es la pregunta misma por las razones que sostienen el sentido mágico y revelador de los auspicios oraculares.
Han[13] manifiesta en su ensayo La desaparición de los rituales, como la presentación de la caducidad de los rituales va haciendo de ellos un estorbo social que al ser omitidos imprimen en la sociedad una nota de desorientación y desgaste. Los rituales de cohesión social, el uso de los amuletos, el auspicio de la naturaleza, el poder de la voz como conjuro, da fe con su preservación, en el reconocimiento de su existencia. El ritual de la anticipación, implica la validación de un valor compartido por la sociedad. La consulta a las sacerdotisas, la lectura de los vaticinios que nos ofrece la naturaleza, la atención al comportamiento de los animales, el aporte que hacemos desde nuestra propia naturaleza intuitiva, pone de manifiesto cierta caducidad de la razón, del pensamiento claro, para anticipar la vida.
La reflexión nos acerca a pensar en la recomposición de los rituales que consultan a los dioses y que, retomando la propuesta inicial de Eliade, nos sitúa en el centro del mito vivo, en la búsqueda de nuevos significados y valores respecto a los vaticinios que nos ofrece el mundo contemporáneo.
Podemos pensar que el mundo tal como se nos presenta aparece lleno de nuevos espectáculos naturales y diversas tecnologías feroces que nos ofrecen paraísos híbridos, mensajes cifrados, lecturas e interpretaciones de sistemas proféticos milenarios. El mundo actual permanece en la búsqueda de las grandes revelaciones sociales y políticas de la mano de los sibilinos motores de búsqueda de las redes de comunicación; la humanidad vive bajo el auspicio de los temores apocalípticos asociados a las diversas manifestaciones en que se presenta el fin del mundo tal y como lo conocemos. Sigue estando presente la declaratoria heracliteana que subraya como: el oráculo ni dice, ni oculta nada, solamente indica. El resto es el fruto de nuestras propias fabulaciones.
Bibliografía
- Eliade, Mircea, Mito y realidad, Kairós, Barcelona, 2003
- Eliano, Claudio, Varia historia, Gredos, Madrid, 2006
- García Gual, Carlos, Introducción a la mitología griega, Alianza, Madrid, 2000
- Graves, Robert, Los mitos griegos, Alianza, México, 1986
- Grimal, Pierre, Diccionario de mitología griega, Paidós, Barcelona, 1984
- Han, Byung-Chul, La desaparición de los rituales, Herder México, 2020.
- Homero, Ilíada, Gredos, Madrid, 2019. 5ta edición
- Pausanias, Descripción de la Grecia, Libros VI y X, Gredos, Madrid, 2008.
- Popper, Karl, La sociedad abierta y sus enemigos, Paidós, Madrid, 2010.
- Virgilio, Eneida, Orbis, Barcelona, 1987.
Notas
[1] Mircea, Eliade, Mito y realidad, ed. cit., p.13.
[2] Homero, Ilíada, ed. cit.
[3] Virgilio, Eneida ed. cit, p.70 párr. 450.
[4] Graves, Roberto, Los mitos griegos, ed. cit., p. 219 ss.
[5] Pausanias, Descripción de la Grecia, ed. cit., p.199.
[6] Sobre la sacerdotisa eritrea en la narrativa de Grimal, Pierre, Diccionario de mitología griega, ed. cit., p. 94.
[7] Notas sobre las sacerdotisas proféticas en la narrativa de Robert, Graves, Op. Cit., p. 219
[8] Fragmentos sobre Heráclito de acuerdo a García Gual, Introducción a la mitología griega, ed. cit., p. 247.
[9] Virgilio, Op. Cit., p.70 párr. 455.
[10] García Gual, Op. Cit., p. 94.
[11] Eliano, Varia Historia, Tercera parte, p. 82.
[12] Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, ed. cit., p. 11.
[13] Han, Byung-Chul, La desaparición de los rituales, ed. cit., p. 3.