La verdad y la referencia en la filosofía del lenguaje de Frege

GOTTLOB FREGE

 

Resumen

Este escrito se propone analizar el problema de la verdad en la teoría semántica de Frege, partiendo de una afirmación realizada en Sobre sentido y referencia, donde se sostiene que los valores veritativos son la referencia de los enunciados. Específicamente, nos ocuparemos de determinar no sólo qué es la verdad en la obra fregueana, sino también de analizar en detalle por qué en un momento de esta obra la referencia es un objeto y luego se identifica con los valores de verdad, derivando esto en un aparente solapamiento del plano ontológico con el plano lógico.

Palabras clave: verdad, referencia, sentido, Frege, filosofía del lenguaje, lógica.

 

Abstract

This paper sets out to analyze the problem of truth in Frege’s semantic theory, starting from an affirmation made in On sense and reference, where it is maintained that the truth values ​​are the reference of the statements. Specifically, we will deal with determining not only what is truth in the Freguean work, but also with analyzing in detail why at one point in this work the reference is an object and then identifies with the truth values, deriving this in a apparent overlap of the ontological plane with the logical plane.

Keywords: truth, reference, meaning, Frege, philosophy of language, logic

 

En las reflexiones en torno al lenguaje es histórica la pregunta sobre qué tipo de relación hay entre las palabras y los objetos del mundo, es decir, se ha indagado si los enunciados refieren al mundo, a mis representaciones del mundo, a mis estados mentales cuando afirmo o niego algo, y así, a un sin fin de respuestas. Frege dirá “[…] el valor veritativo es la referencia de un enunciado”,[2] por eso este trabajo dará tratamiento a esta afirmación presente su artículo Sobre sentido y referencia (1892), dicha afirmación aparece por vez primera en el marco de su teorización de dos elementos vitales en su teoría semántica: el sentido y la referencia. Allí, esboza una suerte de argumento a favor de una de sus tesis semánticas más conocidas y controvertidas: que los enunciados refieren a lo verdadero o lo falso; siguiendo esta afirmación trataremos de indagar críticamente su origen y fundamentación.

 

En este escrito, concretamente, vamos a comenzar analizando y tratando de demarcar qué es la verdad y su conexión con la referencia, además trataremos de precisar por qué Frege identifica estas dos nociones mostrando que esta identificación representa un problema. Para concretar esta propuesta nos valdremos, primero, de varias obras fregeanas haciendo especial foco en Sobre sentido y referencia, luego, tomaremos interpretaciones de diversos estudiosos del tema y del autor, y finalmente, haremos propuestas propias frente a este tema.

 

La verdad

 

En su obra son de cuantiosa importancia las nociones de “sentido” y “referencia”, en una obra anterior a SR,[3] Función y concepto  donde podemos encontrar fuertemente marcado el proyecto analítico respecto del lenguaje, ya vemos elementos que pueden servirnos de puente para elucidar nuestras dudas, pues allí como en la totalidad de sus obras, la preocupación por la verdad es crucial, pues es un tema ineludible para un matemático y lógico de tamaña calidad como la de Frege.

 

Desde el momento en que resemantisa la noción de función tomada de las matemáticas, y ésta empieza a tomar algo más que los valores numéricos, este análisis reviste un original vuelco, pues las funciones, en tanto elementos insaturados, no sólo tomarán como argumento valores numéricos sino también veritativos, instalándose así sin retorno en la mira del autor, el problema en torno a la verdad.

 

La verdad, es uno de los tópicos más presentes en la obra fregeana y el tema en el desarrollo de la lógica a lo largo de su historia y del pensamiento filosófico. Intérpretes como Valdés Villanueva (siguiendo la propuesta de Michael Dummett) y Gómez Torrente, sugieren que nuestro autor estaría lejos de concebir a la verdad como correspondencia,[4] puesto que para Frege (especialmente en El pensamiento una investigación lógica y en Función y concepto) el hecho de que una proposición sea verdadera no viene determinado por una correspondencia con otra cosa, que algo sea verdadero es una cuestión absoluta, situarnos del lado correspondentista conllevaría una verdad siempre relativa a otra cosa, en SR[5] afirma que “verdad” nunca es algo relacional y que tampoco tiene indicación hacia nada con lo que tenga que estar en correspondencia. Con esto queremos reforzar la idea de que la verdad no será algo relacional, será algo que viene dado de cara a reglas internas de las proposiciones.

 

Si una proposición es verdadera no lo será más si añadimos el calificativo de “verdadero” a la proposición. Es decir, si P es una proposición verdadera, su veracidad no está determinada porque se profiera la frase “P es verdadera”. De hecho, su verdad está determinada por algo intrínseco a la propo­sición misma. Exactamente, está determinada por el hecho de que la verdad concierne al lenguaje. “En la forma de una oración asertórica expresamos el reconocimiento de la verdad […] E incluso cuando la usamos [la palabra verdadero] la fuerza asertórica no reside en ella, sino en la forma de la oración asertórica”.[6]

 

Todas estas interpretaciones tan variadas por parte de los estudiosos de su filosofía del lenguaje tienen un legítimo lugar, ya que Frege no da definiciones taxativas de la verdad, y suele hacer consideraciones distintas a lo largo de sus obras, un ejemplo de ello puede verse cuando él mismo define a la lógica en el primer párrafo de El pensamiento una investigación lógica (1998) como ciencia de la verdad, y ¿qué es la verdad en este contexto?, nos dice que la palabra “verdadero” en el ámbito lingüístico es un adjetivo, entonces ¿de qué se puede predicar? Se predica de imágenes, representaciones, oraciones y pensamientos, y es de esa idea que se ha establecido que la verdad es una correspondencia de una cosa con otra, frente a esto dice Frege: “Se puede suponer, en consecuencia, que la verdad consiste en una correspondencia entre una imagen y lo representado por ella. Una correspondencia es una relación. Y ello contradice el uso de la palabra ‘verdadero’, que no es una palabra para indicar relaciones y no contiene ninguna referencia a otra cosa a la cual algo deba corresponder”.[7]

 

Si bien, como venimos resaltando, en muchas ocasiones el autor ha remarcado que la verdad es indefinible, creemos que podemos recuperar algunas notas de ésta que nos permitan someramente elucidarla.

 

Como punto de partida es necesario atender que, al comienzo de SR, Frege nos dice que los signos o los nombres tienen por referencia un objeto determinado, estas afirmaciones del autor resultan de lo más intuitivas y desafían a las propuestas psicologístas, naturalistas e idealistas reinantes en su época.

 

A lo largo de las obras fregueanas veremos distintos modos de entender los signos y sus dimensiones, y será en SR donde aparecen el sentido y la referencia como dimensiones diferenciadas del signo. Veamos en qué consisten estos elementos: las palabras tienen sentido y referencia, pudiendo un mismo objeto tener varios sentidos, pero no más de una referencia, aunque también hay expresiones que carecen de ésta. Sea, por ejemplo, “2+2” y “3+1” dos modos distintos de prestar la misma referencia, “4”, es decir, estamos ante dos sentidos y una única referencia.

 

Y es en este punto en donde podemos empezar a hilar fino, pues Frege nos dice, por medio de la analogía o símil de la luna, probablemente para insistir en el antipsicologismo que él pregona, que cosas muy distintas serán referencia, sentido y representación. Conllevando esto una importante distinción filosófica, en tanto está proponiendo una tripartición que nos permite visibilizar que en el proceso de significación intervienen varios factores no desconocidos por el autor, como, por ejemplo, que hay facetas de lo común y público en el lenguaje, pero que también existe otra privada y subjetiva que es inexperimentable e intransferible para otro.

 

Si miráramos por un telescopio hacia la luna, la luna sería la referencia, el sentido de una expresión equivaldría a la imagen real que se recibe en el telescopio, mientras que la representación será la imagen retiniana que ha de producirse en cada individuo que se posicione como observador. Dice Frege: se me habrá objetado de hace rato: “Hablas aquí sin más de la Luna como de un objeto, pero ¿cómo sabes tú que el nombre ‘la Luna’ tiene alguna referencia?” Respondo que nuestro propósito no es hablar de nuestra representación de la Luna, y que tampoco nos conformamos con el sentido cuando decimos ‘la Luna’, sino que presuponemos una referencia”.[8] Nuestro autor se verá muy preocupado en mostrar que cuando hablamos de la luna, por ejemplo, estamos hablando de aquello a lo que refiere un signo, es decir, jamás de nuestra representación de ello, y defender esto es vital, ya que, de otro modo, la significatividad del lenguaje en tanto público estaría en serios riesgos.

 

Siguiendo en orden la exposición de Sobre sentido y referencia, veremos que no se desconoce que hacemos uso de expresiones carentes de referencia, o de proposiciones que tienen partes componentes que no refieren a nada. El ejemplo de “Ulises fue dejado en Ítaca profundamente dormido” es ilustrativo al caso que acá nos congrega, pues la expresión es significativa aún sin que Ulises tenga referencia.

 

¿Por qué importa la referencia?

 

Y es acá donde nos interesa poner el acento, ya que estamos entrando en la parte más crítica y analítica del escrito, ¿por qué me interesa saber si el nombre propio “Ulises” refiere o no? ¿Por qué me interesa la referencia y no la representación que cada quien tenga de Ulises cuando se hace uso del nombre?

 

Acá el meollo de la cuestión, pues se afirma que si alguien creyera que el enunciado anterior es verdadero o falso, también estará atribuyéndole al nombre “Ulises” necesariamente una referencia, de esto se desprende que, si puedo predicar algo acerca de Ulises, sea este predicado o bien verdadero o bien falso, es porque tiene referencia, refiere a algo. La propuesta fregueana corona así: es necesario admitir una referencia para poder afirmar o negar un predicado de ella.

 

Circunscribiéndonos al uso del lenguaje con pretensiones de verdad, o bien al lenguaje científico —excluyendo el uso de éste para el arte, por ejemplo— vemos, que al percatamos que partes de un enunciado o el enunciado en su totalidad carecen de referencia, nos vemos desinteresados por él y es descartable para estos fines. En Función y concepto lo dice claramente: “Mandamiento del rigor científico es tomar precauciones para que una expresión no sea nunca carente de referencia”,[9] pues en el lenguaje científico a cada signo debemos atribuirle una referencia de manera necesaria, además, es preferible que la relación sentido-referencia de las expresiones sea lo más unívoca posible, así esto será la base y condición sine qua non para cualquier discurso con alcance cognitivo.

 

¿Por qué le importa tanto a Frege que el lenguaje siempre refiera a algo? Es claro que para el avance del conocimiento científico nuestros términos deben siempre referir a algo y tener un sentido claro dentro de lo posible, sin embargo, en el uso cotidiano de los términos parece que podemos seguir comunicándonos efectivamente sin saber precisamente a qué refieren los términos que usamos, y ello no representaría un error o vicio que anule al lenguaje. No obstante, vemos que aun así siempre será preferible y deseable un lenguaje con menos dudas y más claridad, por ello creemos que por esta razón Frege llevará hasta las últimas consecuencias su análisis de la referencia a fin de garantizar que las palabras siempre refieran a algo.

 

En consonancia con esta propuesta, Albílio Rodrigues arguye que la tesis fregeana tiene una centralidad única en el ámbito de la ciencia, debido a que, para garantizar que las proposiciones refieran siempre a un objeto (lo verdadero o a lo falso), es crucial que las palabras designen algo, que tengan referencia. De esto se desprende que si es de interés que un enunciado refiera es porque interesa la verdad en tanto elemento cardinal para la ciencia.

 

Sin dudas es un objetivo legítimo y loable, más cabe preguntarle, ¿por qué se da el abrupto salto de objetos a valores veritativos?, ¿por qué los nombres en un primer momento en SR refieren a objetos y repentinamente empiezan a referir a valores veritativos? Esto a nuestro modo de ver deriva en una mezcla y solapamiento de dos planos, un plano ontológico (el de los objetos) con un plano lógico (el de la verdad), esto representa un problema para su teoría semántica y no debe ser tratado con soltura, puesto que filosóficamente estos dos planos tienen implicancias completamente distintas, por ello nos detendremos particularmente en esto a fin de esclarecerlo en la medida que nos sea posible, apelando a exégesis de un fragmento de SR y tomando interpretaciones como la de Pérez Otero y García Carpintero.

 

Siguiendo la línea expositiva, como mostramos, ya no se afirma que los enunciados refieran a objetos sino, ahora, a valores veritativos. Entonces, no bastándonos la simple repuesta de que las palabras necesitan siempre referencia, nos volvemos a preguntar ¿por qué la necesidad teórica para Frege de este paso? Para tratar de responder proponemos dos posibles soluciones, una prestada de otros autores y una propia.

 

Primera solución

 

Este salto se podría salvar, siguiendo las sugerencias de Pérez Otero y García Carpintero enunciadas en un su libro Filosofía del lenguaje, apelando a un argumento que se nos podría objetar por no ser deductivo, pues este es un argumento a la mejor explicación, en virtud del cual podemos desprender el porqué de la conexión entre referencia y valor de verdad. Este argumento a la mejor explicación puede ser reconstruido retrotrayéndonos a un minucioso análisis que hace Frege en SR sobre las partes componentes de las oraciones antes de enunciar el principio de sustituibilidad salva veritate y del análisis de los enunciados subordinados. Formalizado el argumento puede reconstruirse así:

–  p º q  Nos interesa la referencia de cada parte de un enunciado si y sólo si nos interesa el valor de verdad de todo el enunciado.

–  p º r  Nos interesa la referencia de cada parte de un enunciado si y sólo si nos interesa la referencia de todo el enunciado.

– q º r  Por lo tanto, nos interesa el valor de verdad del enunciado si y sólo si nos interesa la referencia de todo enunciado.

De la mejor explicación de este último enunciado es que se desprendería o derivaría lógicamente que la referencia de un enunciado es su valor de verdad.

 

Segunda solución

 

Traemos una segunda propuesta puesto que probablemente este salto no haya sido salvado convincentemente con este argumento, frente a esto proponemos una lectura alternativa que se desprendería del argumento antes expuesto, que aún estamos investigando, que pone el acento en la idea de que en la medida en que queremos saber si lo que yo predique de “x” es verdadero o falso, es que necesitamos que ese “x” tenga referencia.

 

Siguiendo lo que algunos intérpretes denominan como “principio de composicionalidad”, diremos que nos interesa que un nombre (como parte de una proposición) tenga referencia, en la medida en que nos interesa su valor veritativo, y a su vez, el valor de verdad de una proposición está íntimamente ligado con los predicados que sobre ella profiera, y he de predicar sólo de aquello que tenga referencia; pues Frege mismo lo ha afirmado en SR  al decir “[…] quien no admita una referencia no podrá afirmar ni negar de ella un predicado”,[10] de lo que podemos desprender que, sin predicado, no hay verdad o falsedad posible. Predicabilidad y verdad son dos elementos inseparables, y a su vez, la referencia es condición sine qua non para la predicación.

 

En tal sentido, la lectura de Anthony Kenny[11] echa luz a nuestra propuesta, pues dirá que sólo cuando se desea seriamente tomar el enunciado por verdadero o falso es cuando se siente la necesidad de adscribir una referencia a “Ulises”,[12] porque en otro caso no habría nada que nos permitiera decidir si el predicado a él atribuido era verdadero o falso. Así, los enunciados que no refieren a nada no pueden ser ni verdaderos ni falsos. Alberto Moretti en Interpretar y referir, también adscribirá a esta misma línea interpretativa, sosteniendo que la verdad o falsedad de “Jantipa es mortal” depende de que exista la referencia de “Jantipa” y de “es mortal”.

 

Si yo predico algo a cerca de Ulises, las circunstancias de que sea verdadero o falso el enunciado que tiene a Ulises como parte, (por ejemplo, el enunciado “Ulises fue un héroe mítico”) va a depender de la suposición de la referencia, de suponer a Ulises para poder predicar algo de este nombre y en función de tales predicados, determinar si tal enunciado refiere a lo verdadero o a lo falso. Así, reiteramos lo antes dicho, Frege pudo haber insistido en el tema de la referencia porque no sólo ésta es importante para el lenguaje de la ciencia sino también, será vital para la predicación en todo tipo de lenguaje.

 

Consideraciones finales

 

Para concluir, podemos afirmar, siguiendo la segunda solución, que posiblemente la identificación de la referencia con los valores de verdad resida, primeramente desde un punto de vista filosófico, en que en un lenguaje con pretensiones de verdad las proposiciones, han de tener siempre una referencia, no basta con quedarnos en el ámbito del sentido (pensamiento), porque ni siquiera podríamos emitirlas, como tampoco serían posibles las leyes lógicas, la nada es el límite de la lógica contemporánea a Frege.

 

El problema ontológico que presumimos al comienzo queda diluido en el momento en que Frege decide que los valores veritativos también serán objetos, lo verdadero y lo falso son objetos necesarios referidos intencionalmente por cualquier enunciado, serán entidades objetivas correspondientes a todo enunciado. De este modo, no habría un salto tan exagerado como creíamos, ya que los enunciados seguirán refiriendo a objetos, solo que la consideración de lo que sean los objetos para Frege se ve ampliada considerablemente, del mismo modo en que ha ampliado los valores de la función.

 

Suman a esta afirmación de los valores veritativos como objetos los filósofos Heck y May, quienes en Truth in Frege estiman que Frege trata a los valores de verdad como objetos porque para él existen dos tipos de cosas, las completas y las incompletas, ejemplo de éstas últimas pueden ser los conceptos y la funciones, mientras que los objetos serán siempre un tipo de entidad completa, y, puesto que la verdad nunca puede ser algo incompleto ni dependiente de nada más, debe presentarse como algo completo y acabado, esto sería una razón más por la cual necesariamente terminó identificando a la verdad como un objeto.

 

Por otro lado, vemos que la referencia es necesaria para que sea posible el lenguaje, en tanto un nombre refiere puedo predicar sobre él, en tanto predico puedo establecer su verdad o falsedad. Por lo tanto, la referencia es vital de cara a la verdad y a todo lenguaje consistente y con sentido, siendo esta conclusión lo que dará mayor legitimidad aún a la preocupación fregueana por la referencia.

 

El salto que marcamos probablemente pueda ser abordado con más soluciones de las que acá hemos presentado, sin embargo, creemos en que la obra fregueana está atravesada y estructurada por una semántica referencial, puesto que si los términos singulares no poseyeran una referencia, sería imposible llevar a cabo el análisis y composición de los enunciados,[13] por ejemplo. De modo tal, que para investigaciones venideras, está la confianza de seguir ampliando esta propuesta, pues la obra del alemán no se agota en los fragmentos que hemos extraído para este análisis, más aún, las investigaciones sobre su filosofía no dejan de aparecer entre los investigadores contemporáneos.

 

Bibliografía

  1. Buitrago Díaz, Esperanza y Soler Peña, Francisco “Reflexiones sobre la verdad en Frege” en Revista Nescio, N° 3, Bogotá-Colombia, marzo de 2010, pp. 15-21.
  2. Chateaubriand, Formas lógicas I, Eudeba, Buenos Aires, 2005.
  3. Frege, Gottlob, “El pensamiento una investigación lógica” en Escritos lógico-filosóficos, Introducción, traducción y selección bibliográfica de Gómez-Lobo, A. y Placencia, L., Colihue, Buenos Aires, 2017.
  4. Frege, Gottlob. Investigaciones lógicas, traducción española de Luís ML. Valdés Villanueva, Tecnos, Madrid,1984.
  5. Frege, Gottlob. Conceptografía. Un lenguaje de fórmulas, semejante al de la aritmética, para el pensamiento puro, traducción española de Hugo Padilla, UNAM, México,1972.
  6. Frege, Gottlob. “Función y concepto” en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, Edición, introducción, traducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva, Tecnos, Madrid, 1998.
  7. Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia” en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, Edición, introducción, traducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva, Tecnos, Madrid, 1998.
  8. Gómez Torrente, Mario, “Introducción a la lógica: parte I” en G. Frege,Escritos sobre lógica, semántica y filosofía de las matemáticas , editado por MM Valdés, Instituto de Investigaciones Filosóficas-UNAM , Ciudad de México, 2016, pp. 19-37.
  9. Heck Richard y Robert May, “Truth in Frege” en Oxford Handbooks Online, DOI 10.1093, Oxford University Press, Oxford, 09/2018, pp.1-23.
  10. Moretti, Alberto. Interpretar y referir: ejercicios de análisis filosófico, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2008.
  11. Pérez Otero, Manuel y García Carpintero, Manuel. Filosofía del lenguaje, Edicions de la Universitat de Barcelona, Barcelona, 2000.
  12. Rodrigues, Abílio, “Frege and truth values as references” en CLE e-Prints, 17 No. 2, Campinas – SP – Brasil, 2017, pp. 1-17.
  13. Thiel, Christian. Sentido y referencia en la lógica de Gottlob Frege, traducción española de José Sanmartín Espulgues, Editorial Tecnos, Madrid, 1972.
  14. Valdivia, Lourdes. “Teorías de la referencia” en Filosofía del Lenguaje I. Semántica. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía n° 16., Editorial Trotta, Madrid,1998.
  15. Kenny, Anthony. Introducción a Frege, traducción española de Carmen García Trevijano, Cátedra, Madrid, 1995.

 

Notas
[2] Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia”, ed. cit., p.62.
[3] Con “SR” nos referimos a Sobre sentido y referencia de 1892.
[4] Gómez Torrente, Mario. Introducción a la parte I: lógica, ed. cit., p. 22.
[5] Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia”, ed. cit., p. 56.
[6] Buitrago Díaz, Esperanza y Soler Peña, Francisco. “Reflexiones sobre la verdad en Frege”, ed. cit.
[7] Frege, Gottlob, “El pensamiento una investigación lógica”, ed. cit., p. 154.
[8] Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia” en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, Edición, introducción, traducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva: Madrid, Tecnos, 1998, p. 59.
[9] Frege, Gottlob. “Función y concepto” en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, Edición, introducción, traducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva: Madrid, Tecnos, 1998, p. 36.
[10] Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia” en Ensayos de semántica y filosofía de la lógica, Edición, introducción, traducción y notas de Luis M. Valdés Villanueva: Madrid, Tecnos, 1998, p. 61.
[11] Kenny, Anthony. Introducción a Frege, traducción española de Carmen García Trevijano. Madrid: Cátedra, 1995, p. 170.
[12] Kenny toma el nombre “Ulises” para esta explicación debido a que es el nombre que usa Frege para dar un ejemplo en SR para analizar los enunciados que tienen partes componentes carentes de referencia, pues le servirá para analizar la referencia de una oración completa que verse el personaje mítico de Ulises.
[13] Valdivia, Lourdes. “Teorías de la referencia” en Filosofía del Lenguaje I. Semántica. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía n° 16. Madrid: Editorial Trotta, 1998, p.76