Película: Suicidio
Director: Juan Andrés Mateos
Productor: Sergio Rodrigo
País: España
Producción: 2017
Género: Documental
Duración: 61´68″
Estudio: Palma de Mallorca Press
Sinopsis: Javier (Toni Quepons), un hombre aparentemente exitoso, regresa a la Villa de sus padres en Murcia donde años atrás falleciera su hijo. Nos enteramos entonces que su presencia ahí tiene fatídicas intenciones: quitarse la vida.
El documental retrata una realidad española: la ola de suicidios desatada desde la crisis inmobiliaria. Javier ha perdido su casa, ha mentido a su esposa sobre ello y regresa al lugar donde sus vidas idílicas se rompieron por primera vez. Ahí, solo, en medio del silencio del campo, planifica su muerte. Mientras este drama se presenta en un primer plano, en segundo plano, desde la televisión (como si esta fuera una voz en off) expertos y personas depresivas hablan del suicidio, de sus causas, del efecto de los fármacos en este, de las formas en cómo ellos (los sobrevivientes) intentaron realizarlo y de cómo tal problemática ha sido desdeñada (con este recurso el documental busca aportar una serie de datos al espectador).
Desde fuera Javier parece tener una vida perfecta, un auto de lujo, una villa de descanso, pero bien parece sugerirse “el problema no es lo que falta sino lo que sobra”. Javier pasa el día en la villa pensando en su muerte, ha planeado un accidente automovilístico. Una llamada de su hijo le hace recapacitar, por un momento deja de pensar en él mismo y piensa en sus hijos, en su esposa. Decide entonces llamar a una línea de ayuda. El documental trata de concientizar sobre el suicidio y
la necesidad de un plan general para combatir la frecuencia de tal fenómeno.
Comentario: Más allá de la plétora de datos que aporta el documental, como una especie de contexto sobre complejidad del fenómeno, vemos un rasgo interesante, que en todo momento (el previo a la muerte y aún el posterior) nos comportamos como animales sociales. Javier ha bebido toda la noche, ha ingerido ansiolíticos, se dispone a conducir su auto y tirarse por un barranco, pero, igualmente, arregla su corbata, recordando a esos suicidas que se lanzan de los techos de sus edificios con las llaves de sus departamentos en los bolsillos de los pantalones (como si fueran a regresar a ellos y a sus vidas cotidianas).
Algunos elementos nos muestran esta relación social (en el caso de Javier, indirectamente parece buscar el beneficio de sus hijos) así en él se encuentran los otros de alguna manera (para bien o para mal). Podemos decir que el acto suicida convoca a otros, lo cual nos muestra que la muerte nunca es algo que se haga solo, que en la muerte se está interpelando al otro. Menoscabo de la significatividad, el suicida, no sólo rompe con ésta, coloca al otro en la misma situación: dudar de
ella. Cuando el documental recuerda las penas impuestas a los suicidas en la antigüedad deja entrever una cosa: existe la sensación de un delito contra la sociedad detrás de esta acción ¿Será que más allá del pacto social, quizá de manera más profunda, existe un pacto de significatividad, de sentido con-sentido al que se atenta con el suicidio?
No es baladí la intención del documental: siempre es necesario hablar. Dejar de lado la “depresión sonriente” para dar lugar a la palabra pues es ella, en su pequeñez, el puente que establecemos con los otros, y por ello, con nosotros mismos.
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