“El mundo no es una cosa que se explica, sino fundamentalmente
una zona de la que hay que salir”
(José Vasconcelos, Ulises criollo)
La filosofía en México
La filosofía académica mexicana de los últimos cien años ha alcanzado estatura internacional, logrando no sólo enterarse del estado de las investigaciones que se desarrollan en Europa y Estados Unidos, sino que ha conseguido consolidarse como una voz con personalidad capaz de contribuir al diálogo filosófico. Casos como José Vasconcelos, Antonio Caso, Samuel Ramos, Elí de Gortari, Wenceslao Roces, Agustín Basave del Valle, Carmen Rovira, Luis Villoro, Paulette Dieterlen, Elsa Cross, Alberto Saladino, Laura Benítez y Mauricio Beuchot muestran el nivel alcanzado por los filósofos mexicanos. Es un hecho que en nuestro país se hace filosofía, no sólo a la medida de tradiciones foráneas, sino también inspirada por las condiciones peculiares que aquí se viven, brindando así aportaciones efectivas al ejercicio filosófico mundial. Cuando miramos nuestro contexto cultural, descubrimos, sin mayor esfuerzo, que el centralismo es un modo de vida en algunos países de América Latina, México no es la excepción. En materia filosófica se reproduce dicho fenómeno debido, en gran medida, a la inercia política y administrativa con que algunas organizaciones públicas operan, pero también se ve reforzado por la actitud de algunos profesionales del área.
La pasividad que impera en ciertos círculos de provincia empobrece la reflexión en el ámbito nacional; si se espera tener una facultad de filosofía réplica a la de la UNAM en los estados de la república, se está perdiendo el tiempo. Cada entidad tiene una historia particular que, en vez de limitarla, le hace posible alcanzar horizontes que son impensables en la capital. Por ejemplo, el pasado colonial que contribuyó a fincar lo que hoy es Puebla (llena en elementos estéticos y antropológicos irrepetibles en el continente) no sólo enriquece los anales de la cultura, sino que aviva el espíritu colectivo inquieto y creador de sus filósofos. ¿Qué decir de la dinámica que se vive en el extremo sur del país, donde la idea de frontera es muy diferente a la del norte? El México mesoamericano y el norteamericano ofrecen realidades sobre las que es necesario pensar. Por otra parte, los “centros” que hay desde Nayarit y Jalisco hasta Puebla y Veracruz ofrecen escenarios de vida inagotables. En nuestro país existe tal diversidad que la filosofía no puede abstenerse de abordarla. Sólo empeñándose en hacer un esfuerzo de tal envergadura, nuestro pensamiento será plenamente mexicano. Más que abandonarse en regionalismos estériles, los filósofos mexicanos tienen a la mano circunstancias de riqueza incalculable que, de examinarse críticamente, pueden ofrecer a la par consciencia del suelo que se pisa y los instrumentos para conectarse con el mundo presente y palpitante. Adentrarse en la multiplicidad mexicana redundará en la consolidación integral de nuestra filosofía.
Historiografía de la filosofía, una tarea necesaria
Cuando se escriben y estudian las grandes historias de la filosofía, frecuentemente se asume la actitud de que las reconstrucciones emprendidas no necesitan mayores precisiones. Salvo por discrepancias exegéticas, existe un claro guion que marca a las escuelas y los pensadores que componen la memoria de nuestra disciplina. Sin embargo, acompañar a la historia de la filosofía de una historiografía es un esfuerzo atípico en todo el mundo. Debería ser un proceso lógico y constante, por no decir necesario. Sin embargo, cuando se practica, surgen cuestiones que no son fáciles de resolver, obligando al estudioso a salir de su lugar de comodidad para hacerlo explorar territorios desconocidos. La historiografía de la filosofía exige dar cuenta de por qué se considera a alguien en la categoría de filósofo; por qué hay escuelas, tradiciones e ideas que son rechazadas o aceptadas por la historia; cuáles son los límites de la filosofía. En ese sentido, la historiografía funciona como filosofía de la filosofía.
En el caso del pensamiento desarrollado en México y, particularmente, en el estado de Chihuahua, no pueden desatenderse factores elementales que son imprescindibles para fincar una historia sólida de las ideas. Al interrogar por la composición de una filosofía local, las primeras dificultades que salen al paso son las grandes diferencias que existen con lo que se hace en otros sitios. Comunidades en las que resulta cotidiano el diálogo entre la filosofía, las ciencias, las artes y las religiones; escuelas cuya genealogía se compone de destacados filósofos con reconocimiento mundial, preocupados por la comprensión del mundo actual sin perder consciencia de lo que está a la mano. Difícilmente se encontrará algo así en la provincia mexicana, ello no quiere decir que no pueda darse en un futuro medio. El primer paso a dar consiste en componer un panorama histórico lo más nítido y veraz posible. No puede afirmarse o negarse que existen tradiciones filosóficas sin la evidencia mínima para probarlo, al menos, esto es parte de un método racional de investigación.
Para componer una historiografía de la filosofía en Chihuahua es importante encuadrar los temas y reflexiones significativos para quienes la cultivan. Un ejercicio justo exigiría trascender las universidades para internarse en el pensamiento de comunidades indígenas,[1] además de conocer a fondo la sabiduría popular reflejada en leyendas, refranes y relatos, superando poses indigenistas hipócritas que sólo demeritan y empobrecen a pueblos de gran dignidad. Habría que revisar archivos que nos pueden remontar a la época neovizcaína con sus misioneros y viajeros incansables, a ambientes cosmopolitas inconcebibles en el norte bárbaro, al siglo XIX, donde se situan los liberales (conservadores chihuahuenses de posicionamientos eclécticos ante el estado y la iglesia) y los positivistas (muchos de ellos, trasnochados que se siguieron dando durante todo el siglo XX).
Dada la naturaleza de este breve ensayo, propongo hacer una revisión somera del pensamiento académico en los últimos 40 años (1976-2016). Y, más que seguir una actitud reduccionista, busco partir de un punto asequible que permita adentrar en aguas más profundas. Además, el acceso a fuentes es más sencillo y, por otra parte, las conclusiones preliminares que de ahí puedan obtenerse, tendrán mayor sustento. Tómense las siguientes páginas como un esbozo para una investigación más extensa.
Elementos historiográficos propuestos
En cuatro décadas se han dado varios acontecimientos en el Estado de Chihuahua que, al observarlos en perspectiva, podrán ayudar a hacerse una idea del desenvolvimiento de la disciplina en la región.[2] ¿Qué impacto han tenido los hechos referidos? ¿Cómo se ha consolidado la filosofía (en tanto que actividad propositiva, creadora y crítica) a partir de algunos de ellos?
La filosofía en Chihuahua debe valorarse en su justa dimensión. El apegarse a indicadores ideados desde un escritorio no aporta elementos para la reflexión, en cambio, identificar los aspectos que han caracterizado la filosofía en el estado, ayudará a construir una visión más cercana a la realidad y, partiendo de ella, será más sencillo entender el presente y calcular el porvenir.
De entrada, es importante esbozar un catálogo general de temas de interés para los profesionales de la región, identificables primordialmente a través de publicaciones. Aunque podrían revisarse los temas en torno a los que se organizan congresos y encuentros, así como las ponencias presentadas en foros nacionales y extranjeros, considero que las publicaciones plasman con mayor nitidez la sistematicidad del trabajo reflexivo aquí desarrollado. En su gran mayoría, podemos encontrar textos sobre filosofía extranjera, con especial énfasis en mantener un corte histórico. Son de citarse: Kant y la evolución de la conciencia socio-política moderna de José Fuentes Mares.[3] Aunque la obra se publicó originalmente en 1946 por la UNAM, se le incluye porque es parte de los materiales publicados en el período de nuestro interés (2002). Podría considerarse un “clásico chihuahuense”[4] que ha despertado el interés de lectores que trabajan desde áreas como el derecho y las ciencias sociales. De Federico Ferro Gay[5] son cuatro manuales de historia de la filosofía, dirigidos principalmente a estudiantes de preparatoria: De la sabiduría de la Edad Media,[6] De la sabiduría de los griegos,[7] Introducción histórica a la filosofía[8] y Los presocráticos.[9] Enrique Pallares escribió Perfiles de la cultura contemporánea. Filosofía de la cultura,[10] Víctor Hernández Márquez publicó Lógica, lenguaje y realidad. Examen crítico del programa absolutista.[11] César Santiesteban ha publicado Heidegger y la ética[12] y Nietzsche, Heidegger y Vattimo. Ética, metafísica y hermenéutica.[13] De Esteban Gasson Lara son: El Informe Natorp. El inicio de la interpretación heideggeriana de Aristóteles[14] y De Gadamer y los griegos: una interpretación hermenéutico analógica.[15] No es del todo correcto y elegante autocitarse, sin embargo, como en este artículo pretendo presentar una visión global de la literatura filosófica chihuahuense, también incluyo las siguientes obras: La poesía órfica y la sabiduría antigua,[16] Poesía, filosofía y sabiduría,[17] Hipócrates y los egipcios. Influencias egipcias en la medicina hipocrática del siglo IV a.C.,[18] Las Bacantes: una lectura órfica[19] e Investigaciones hipocráticas.[20] Un caso atípico y ejemplar en Chihuahua son los trabajos filosóficos de Arturo Rico Bovio, quien ha publicado ensayos de creación filosófica en los que se plasman inquietudes respondidas mediante una filosofía personal. Sus libros son: Las fronteras del cuerpo. Crítica de la corporeidad,[21] Teoría corporal del derecho[22] y Tránsito filosófico: de la crisis a la esperanza.[23]
Es realmente poco lo que se ha escrito sobre historia de la filosofía chihuahuense (si cupiera la expresión). Los dos textos mejor logrados son: de Walter Beller Taboada Por el camino del método. Porfirio Parra, un chihuahuense universal[24] y de Jorge Herrera Velazco José Fuentes Mares. Un historiador con escuela propia.[25] El resto de lo que puede encontrarse son escritos menores que rayan en lo anecdótico, su relevancia está dada en la medida en que sugieren el estado del arte que han tenido las crónicas del pensamiento regional.[26]
Se han publicado en los últimos años libros colectivos que siguen la misma temática histórica (algunos de ellos compilan colaboraciones de autores foráneos) por ejemplo: Filosofía del septentrión. Coordinadores César Santiesteban y Carlos Montemayor.[27] Encuentros con Nietzsche[28] y Encuentros con Wittgenstein,[29] ambos editados por Esteban Gasson Lara. Fronteras y reconstrucciones en la filosofía de la ciencia,[30] editado Víctor Hernández Márquez. Ser y tiempo. Comentario introductorio a la obra de Martin Heidegger, coordinado por César Santiesteban.[31] Hermenéutica y epistemología en perspectiva histórica,[32] compilado por Roberto Estrada Olguín y Víctor Hernández Márquez. Y La multiplicidad de Rousseau,[33] editado por Roberto Sánchez Benítez y Víctor Hernández Márquez. Son de mencionarse memorias de congresos: América Latina: identidad y diferencia. Actas del Primer Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana 1990[34] y Filosofar desde el norte de México. La responsabilidad del futuro.[35]
Para cerrar el capítulo editorial, es conveniente hablar de artículos y revistas filosóficos. De los artículos que se producen en Chihuahua ¿cuántos se publican en revistas de reconocimiento nacional e internacional? ¿Cuántos chihuahuenses fungen o han fungido como árbitros de revistas indexadas? Llama la atención que a la fecha no se haya consolidado una sola revista académica de filosofía en el estado, compuesta por un sólido cuerpo de revisores bien habilitados e incluida en índices nacionales e internacionales. Han aparecido revistas locales en las que pueden encontrarse algunos ensayos de relevancia filosófica, sin embargo, son los menos. Lamentablemente, son de una extensión de no más de diez cuartillas y están enfocados a la divulgación. Son de mencionarse: Sophía de la editorial Doble Hélice[36] y Sophia, suplemento semanal del Heraldo de Chihuahua,[37] Metamorfosis,[38] Finisterre,[39] Alétheia y Areté.[40] Algunas colaboraciones de Synthesis,[41] Revista de las fronteras[42] y Nóesis,[43] ésta última está dedicada a las humanidades y ciencias sociales, desde hace algunos años obtuvo la condición de indexada. Araucaria, Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, se edita en conjunto por El Colegio de Chihuahua, la Universidad de Sevilla, la UACh y la UACJ. Se publica desde 1999 y está incluida en índices de varios países del mundo. Lamentablemente, ha brillado el silencio de los filósofos chihuahuenses en sus páginas.
En el contexto de una historia crítica de las ideas, es importante preguntarse qué tanta trascendencia han tenido las obras citadas, en otras palabras, qué aportaciones tangibles han brindado al área específica que pretenden historiar, no sólo en el ámbito nacional e internacional, sino al interior del propio estado. Respecto a los libros colectivos, cabe meditar si son resultado de líneas de investigación muy bien definidas o colaboraciones esporádicas que surgen a partir de efemérides filosóficas. La producción filosófica ha de entenderse en el medio que se crea. Los trabajos incluidos en este pequeño catálogo, ¿son revisados por los estudiosos y estudiantes de filosofía en Chihuahua?, de no ser así ¿puede hablarse de una tradición filosófica en una región en la que no se tiene consciencia de lo que se crea en lo inmediato?
La filosofía en diálogo
Dentro de la academia chihuahuense, las tradiciones filosóficas son prácticamente inexistentes, es necesario explorar otros ámbitos en los que sí se encuentren elementos relevantes para la reflexión. Un filosofar interdisciplinario cuyo formato no obedezca necesariamente a los convencionalismos usuales. En este particular, la literatura es una fuente de gran riqueza. Las meditaciones que hacen narradores y poetas, difícilmente se encuentran entre los llamados filósofos profesionales. Como hemos visto, hay un interés muy particular por hacer historia de las ideas más que por la creación filosófica en sí. Desentrañar la naturaleza del habitante del norte ha sido una tarea que han asumido con gran entereza autores como Jesús Gardea, quien a través de sus cuentos y novelas exhibe la forma de ser y vivir de las personas;[44] una mezcla de insensibilidad y hastío que no desemboca necesariamente en la hospitalidad, sinceridad y franqueza que gozamos tanto en autoimponernos en la región. Gardea es inmisericorde, su antropología poética es cruda y pesimista. El sol y el polvo hacen estragos entre los beduinos que desconocen el significado de la misericordia. Aunque la mayoría de sus textos se publicaron hace más de veinte años, la vigencia de las letras de Gardea abre la discusión a los problemas de extrema violencia suscitados de 2008 a la fecha. La pregunta incansable ¿quién es el chihuahuense? abona la comprensión de una de las tantas maneras que hay de ser mexicano. Aunque entre las influencias más importantes de Gardea está María Zambrano, cabe señalar que los antecedentes que se dieron en la zona no le fueron indiferentes. Hay un par de novelas de inspiración unamuniana escritas por José Fuentes Mares, la primera, Cadenas de soledad. Novela selecta para desesperados,[45] está fuera del período temporal trazado para este artículo, no obstante, reflexiona con gran profundidad sobre el chihuahuense. Servidumbre, aparecida décadas después, conserva el espíritu de la anterior.[46] Respecto a la obra de Fuentes Mares, es preciso apuntar que tampoco cumple con un formato rígido del filosofar a partir de gruesos tratados. Su pensamiento se compone por ingredientes diversos, a saber: historia, literatura, en algunos casos periodismo y teatro. Ninguno de estos géneros es “puro” dado que la pluma histórica de Fuentes Mares posee agudeza filosófica a la par que es amena y elegante. Cuando habla de las guerras apaches en Chihuahua, simultáneamente, se adentra en temas de filosofía, historia universal y estética, y noveliza la vida de caudillos indígenas y sus perseguidores mestizos. Gardea y Fuentes Mares retoman la antiquísima relación del medio geográfico-carácter de sus habitantes, de tal manera que el ambiente desértico y el clima extremoso definen la conducta de los chihuahuenses, haciendo sus reacciones completamente “naturales” e “irrepetibles”. Luis Aboites, en un artículo crítico sobre la historiografía fuentesmarina,[47] cuestiona la veracidad del ambiente desértico al que tanto alude el chihuahuense en sus trabajos históricos. Mediante la revisión de datos climáticos concluye que tal medio es más una creación literaria que una descripción fiel apegada a condiciones conmensurables.
Raúl Manríquez Moreno es un reconocido narrador chihuahuense que tiene en su haber una extensa obra publicada. Entre los títulos que podrían ser de interés para la filosofía están Cuentos para una tarde de ocio,[48] en particular, el relato “Lluvias de abril”,[49] que capta algunos aspectos del paisaje serrano, tanto en la condición geográfica como en la existencial. La novela La vida a tientas[50] habla del Chihuahua en que los rarámuri son constantemente saqueados, enfrentando la más absurda injusticia social que, lejos de disminuir, se hace acentúa cada día. Las circunstancias de los habitantes de la Sierra no han sido de gran interés para la filosofía, el medio rural tan alejado de los centros urbanos es subestimado sin motivo alguno. Por otro lado, las meditaciones de Manríquez amplían los horizontes filosóficos, proponiendo enfoques más complejos de la vida del norte. Otro destacado literato juarense, por adopción, es Ricardo Vigueras Fernández. Su producción es muy extensa, abarcando distintas disciplinas y géneros. La novela Nuestra señora de la sangre[51] recoge las condiciones de Ciudad Juárez en la época de mayor violencia e inseguridad. La protagonista de la historia es una obrera de clase baja, alguien que no es nadie, hipócritamente se habla de la dignidad de las personas, del cuidado de las mujeres a partir de los feminicidios, pero el discurso político es mera ficción. El relato exhibe circunstancias que son durísimas e invita a afrontar la realidad en una perspectiva sangrante y directa, un abordaje que no puede ser diferente. ¿Queremos pensar la violencia en el norte actual?, las letras de Vigueras pueden ser de inspiración reveladora. Por último, Rico Bovio ha explorado varios géneros literarios, en La hora del desierto –germinarlo-,[52] se reflejan sus búsquedas emprendidas por caminos dispares.
Para no extenderme demasiado, considero importante citar un caso más del diálogo de la filosofía con otras áreas de conocimiento. Desde 2003 el P. Dizán Vázquez Loya inició la construcción de un Mapa Religioso del Estado de Chihuahua,[53] un ambicioso proyecto colectivo en el que participan por igual religiosos, antropólogos, historiadores y filósofos. La arquitectura del Mapa se cimienta en la dilucidación de conceptos como “religión”, “creencia” y “fe” que exigen de esfuerzo filosófico para ser precisados y, así, ser útiles para el investigador que pretende usarlos como herramienta de comprensión. La iniciativa de Dizán Vázquez ha logrado convocar un verdadero equipo de trabajo, proeza que sin paralelo en otros estudios filosóficos.
Finalmente, después de todo este recorrido, resulta pertinente preguntar: ¿Qué está sucediendo con la filosofía en las grandes capitales del mundo? ¿Qué se piensa en este momento en Terán, Bagdad, Nueva Delhi, Atenas, Buenos Aires, Moscú, Praga, Nueva York, en París, Londres o Berlín? Sin duda, seduce desmarcarse del momento que vivimos en México. Dejar de lado la crisis, la devaluación, la inseguridad, la demagogia, las reformas estructurales que, al igual que la simulación y la revolución, se han institucionalizado en el país. Viajar en el tiempo idealizando períodos distantes al nuestro es más cómodo que enfrentar lo que se vive. No hay mejor momento para filosofar que el presente, por ello, es necesario saber en dónde se está parado, de ahí que la exploración de las circunstancias actuales sea una tarea irrenunciable. Quizá voltear la mirada al entorno que nos rodea podría parecer poco sofisticado e irracional, no obstante, no hay que olvidar que la filosofía suele construirse a partir del contacto con el mundo donde se vive.
Bibliografía
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Notas
[1] Una publicación ejemplar es Anirúame. Historias de los tarahumaras de los tiempos antiguos. De Enrique Servín Herrera. Publicado este año por el Instituto de Cultura de Oaxaca. La obra abre una línea de investigación que ha permanecido inexplorada en el estado, al menos entre los círculos de profesionales de la filosofía. En la era de los estudios inter y trans disciplinarios no se ha producido un intercambio efectivo con historiadores, antropólogos y misioneros que han viajado a la región de la Sierra chihuahuense, es decir, se subestima el diálogo con quienes tienen cercanía con las etnias de la zona.
[2] Entre los más importantes se sugieren: i) La primera membresía al SNI de un filósofo chihuahuense (Dr. Arturo Rico Bovio, 2005) y la posterior aceptación de otros investigadores en dicho organismo. ii) El auge de las publicaciones filosóficas en el estado con sellos editoriales locales (cf. http://www.doblehelice.com.mx/, http://www.uach.mx/extension_y_difusion/catalogo_editorial_uach/, http://www.uacj.mx/DGDCDC/SP/Paginas/default.aspx ). iii) La organización de congresos de filosofía y áreas afines (v. gr.: XXXI Encuentro Nacional de Estudiantes y Pasantes de Filosofía, Chihuahua, 2015; la Olimpiada Estatal de Lógica, Chihuahua 2014; II Encuentro Regional de Filosofía, Chihuahua, 2013; VI Congreso Nacional de Filosofía, Chihuahua, 1991; y, I Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana, Cd. Juárez, 1990). iv) La “profesionalización” de la enseñanza de la filosofía en instituciones de nivel medio superior. v) La apertura del primer postgrado de filosofía en el estado (Maestría en filosofía contemporánea, UACJ, 1986). vi) La fundación de la Cátedra Patrimonial Federico Ferro Gay (Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2005) y de la Cátedra de Filosofía y Teoría del Derecho José Fuentes Mares (Círculo de Investigaciones Jurídicas y Filosóficas, A.C., 2012). vii) El primer medio siglo de la fundación de la FFyL de la Universidad Autónoma Chihuahua (1963-2013). viii) La filiación de varios chihuahuenses a la AFM, OFM y la AMC. ix) La publicación de seis tomos de las Obras de Fuentes Mares (2006-2012), hecho inédito en el estado. Y x) Consolidación del primer y único Cuerpo Académico de estudios filosóficos en el estado (UACJ, 2014).
[3] Universidad Autónoma de Chihuahua, Chihuahua, 2002.
[4] Deben ponerse en contexto estas palabras, dado que en Chihuahua no existe la cultura de leer y comentar a los pares. Por lo tanto, hablar de “clásicos” es un tanto arriesgado.
[5] (1926-2006), personaje de gran trascendencia en el estado. Él fue el fundador de la actual Facultad de Filosofía y Letras de la UACh en 1963, además, colaboró en la apertura de la Maestría en Filosofía de la UACJ, programa que mantuvo actividades intermitentes hasta 2011. Ferro Gay fue uno de los difusores más entusiastas de la filosofía, desempeñándose como profesor universitario de asignaturas filosóficas en distintos programas de pre y postgrado.
[6] UAZ, 1995.
[7] UACJ, 1995.
[8] UACh, 2003.
[9] UACh-Aldus, 2006.
[10] UACh, 2000.
[11] UACh, 2002.
[12] UACh, 2009.
[13] UACh, 2016.
[14] Instituto Chihuahuense de la Cultura, 2008.
[15] UACh, 2012.
[16] CONACULTA/Ichicult, 2002.
[17] CONACULTA/Ichicult, 2005.
[18] UACJ, 2008 y 2009.
[19] UACJ, 2009.
[20] UACJ, 2015.
[21] Joaquín Mortiz. México, 1990.
[22] Facultad de Derecho de la UACh/Miguel Ángel Porrúa. México, 2000.
[23] Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Chihuahua/Miguel Ángel Porrúa. Chihuahua, 2008.
[24] UACJ, 2010.
[25] UACJ, 2009.
[26] Son de referirse: Mario Lugo, José Fuentes Mares: tonos intermedios. Plaza y Valdés. México, 1991. Y Héctor Pedraza Reyes: La filosofía en Chihuahua. Una conversación de Héctor Pedraza Reyes con Federico Ferro Gay. Cuadernos de Trabajo no. 17,UACJ, otoño de 1993.
[27] UACh/Aldus. Chihuahua, 2005.
[28] UACh, Chihuahua, 2002.
[29] UACh, Chihuahua, 2008.
[30] UACJ. Cd. Juárez, 2013.
[31] UACh. Chihuahua, 2014.
[32] UACJ. Cd. Juárez, 2014
[33] Anthropos-UACJ, 2016
[34] UACJ. Cd. Juárez, 1992. Sólo tres trabajos locales fueron allí publicados: Federico Ferro Gay: “La situación de la filosofía en nuestra sociedad actual”, pp. 42-53; Arturo Rico Bovio: “Propuesta para un rescate crítico de la cultura latinoamericana”, pp. 99-105; y Lorenzo Pérez Álvarez: “Función actual de la filosofía en América Latina”, pp. 168-176. –Se elaboró un manifiesto de dicho encuentro, “Declaración de Ciudad Juárez”. Publicada en Cuadernos del norte, No. 10, julio-agosto, 1990, pp. 44-45.
[35] Coordinado por Alejandra Olivas Dávila y Heriberto Ramírez Lujan. UACh. Chihuahua, 2014.
[36] Sólo aparecieron dos números, entre 2000 y 2001.
[37] cf. http://www.oem.com.mx/elheraldodechihuahua/sophia.aspx
[38] Publicada por la FFyL de la UACh. cf. http://ffyl.uach.mx/pdf/metamorfosis_convocatoria.pdf
[39] Era publicada por el Centro de Información del Estado de Chihuahua, en la década de los ochenta y principios de los noventa.
[40] Publicados por el Círculo de Investigaciones Jurídicas y Filosóficas, A.C.. Cf. http://www.cifyj.org/p/acerca-de.html.
[41] Editada por la Dirección de Extensión y Difusión de la UACh, cf. http://www.uach.mx/extension_y_difusion/synthesis/
[42] Editada por el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ. Cf. No. 2, otoño de 2005 allí aparece un dossier titulado Un genovés en el desierto. Federico Ferro Gay, pp. 16-30. Y No. 14, primavera de 2010 en el que aparece un dossier titulado La filosofía hoy, pp. 18-32.
[43] Editada por el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ. Los números más recientes de la revista que tienen dicho enfoque son: No. 38, vol. 19. Agosto-diciembre de 2010. La violencia: una visión desde la filosofía. Coordinado por Walter Beller Taboada y Margarita Salazar Mendoza. –No. 40, vol. 20. Agosto-diciembre de 2011. La obra del historiador chihuahuense José Fuentes Mares. Coordinado por Luis Carlos Salazar Quintana. –No. 42, vol. 21. Agosto-diciembre 2012. Filosofía de las ciencias. Coordinado por Roberto Estrada Olguín, Alberto Escalera Narváez y Juan de Dios Viramontes Miranda. Y No 45, vol. 23. Enero-junio de 2014. La mitad de la edición Filosofía de las religiones, coordinada por Jorge Ordóñez Burgos.
[44] La mayoría de sus cuentos están antologados en el volumen Reunión de cuentos. FCE. México, 1999. En 2010 apareció la compilación Todos los años de nieve y otros relatos. Del Azar, Chihuahua, 2010. En ella se recogen cuentos, la novela El sol que estás mirando y dos entrevistas.
[45] Cvltvra T.G.. México, 1958.
[46] Océano. Barcelona, 1983.
[47] “José Fuentes Mares y la historiografía en el norte de México. Una aproximación desde Chihuahua (1950-1957)”. Historia Mexicana. Enero-marzo de 2000. Num. 003. pp. 477-507. México. Colegio de México, 2000. Un versión electrónica está disponible en: http://revistas.colmex.mx/revistas/13/art_13_1096_8205.pdf
[48] Doble Hélice, Chihuahua, 2003.
[49] Pp. 47-57.
[50] Plaza Janés, México, 2003.
[51] ICHICULT, Chihuahua, 2013.
[52] Plaza y Valdés. México, 1991
[53] cf. http://www.uacj.mx/UEHS/Paginas/mapareligiosodechihuahua.aspx
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