Sylvia Marcos, la amiga de Félix Guattari. Sobre política, clínica y amistad

Home #38 Sylvia Marcos, la amiga de Félix Guattari. Sobre política, clínica y amistad
Sylvia Marcos, la amiga de Félix Guattari. Sobre política, clínica y amistad

El año pasado, 2015, tuve la felicidad de saber que se encontraba en México una amiga de Félix Guattari. Amiga de esas con las que uno viaja, conversa, visita, etc. Amiga intelectual, desde luego, ya que el encuentro ocurre también en ese medio. Amiga también marcada por una experiencia política compartida. Amiga que no puede referirse a él como Guattari, sino como Félix. No dudé en buscarla para tratar de saber un poco más de esa amistad. El resultado fue una serie de correos, conversaciones, y entrevistas, que traté de sintetizar en estas páginas, a fin de compartir los encuentros de uno de los pensadores que más admiro con otra interesante figura cuyo trabajo voy conociendo un poco más.

La amiga, como el título ya anuncia, es Sylvia Marcos, investigadora, profesora, militante, reconocida internacionalmente por sus trabajos con temas de feminismo y política, así como por su cercanía al movimiento zapatista.[1] Sylvia conoció a Guattari en los años 70, en París. En ese momento, el contexto o el campo de actuación de Sylvia era otro: la psicología clínica. Sylvia trabajaba en Cuernavaca con mujeres migrantes rurales que vivían en la colonia Antonio Barona, hacía un trabajo de psicología clínica e investigación con esas mujeres, que se encontraban en situaciones de vida sumamente precarias.[2] Entre los años de 1974-1975 viaja a Trieste a una práctica en el hospital que dirige Franco Basaglia, y es a través de este contacto inicial que Sylvia se vincula con la Red Alternativa a la Psiquiatría (Réseau alternative à la psychiatrie) en donde encuentra a Félix. De ahí nace una amistad que ha dejado no sólo buenos recuerdos, sino que ha provocado efectos directos en la vida de Sylvia, como ella misma lo reconoce con mucho cariño.

La organización del texto sigue un orden inventado, editado, mezcla de la entrevista y datos históricos que ayudan a contextualizar los recuerdos de Sylvia. Las conversaciones fueron sobre diferentes temas, psicología, antipsiquiatría, etnografía, política, encuentros, viajes, anécdotas, zapatismo, feminismo, etc. Así, a fin de dejarles un material más completo, traté de buscar ayudas bibliográficas que dialogan o ilustran lo conversado con Sylvia. He dividido el texto en tres temas: Clínica, política y amistad.

 

  1. Clínica

 

1.1. La antipsiquiatría

Podemos decir que la antipsiquiatría es una teoría desarrollada inicialmente por Franco Basaglia en el hospital psiquiátrico donde trabajaba en Trieste, Italia.[3] Tenemos otra corriente representada por los ingleses, cuyos mayores exponentes eran David Cooper y Ronald Laing. En pocas palabras, la antipsiquiatría nació dentro de la propia psiquiatría con fines que podríamos decir “suicidas”, ya que la pretensión, de Basaglia por lo menos, era la extinción de la misma institución psiquiátrica. Basaglia, como psiquiatra, quería extinguir su propia profesión.[4]

Desde luego esa crítica autodestructiva se trataba de una denuncia a la propia práctica psiquiátrica y su concepción de locura. Recordemos que estamos en el contexto de los movimientos de los años sesenta, momento en que el problema de la locura explotaba por todos lados, no sólo con las críticas políticas a las prácticas más duras de la psiquiatría, su función de “aparato de estado”, sino también con el psicoanálisis, el éxito de Lacan en diferentes partes del mundo, e incluso teorías que son referencias directas de los movimientos de mayo de 68, como las de Marcuse y Reich, tratan con énfasis el problema del deseo, de la producción inconsciente, de la naturaleza de la locura. No podemos olvidar el trabajo de Michel Foucault en filosofía, ocupado directamente del problema de la locura (La historia de la locura) a principios de la década de los sesenta.[5]

Félix Guattari está inmerso en este contexto. Además de escribir un libro significativo sobre el problema de la producción inconsciente, una nueva teoría del deseo junto con Gilles Deleuze,[6] la relación de Guattari con el problema clínico fue algo que le acompañó toda su vida, ya que trabajó hasta su muerte en la clínica La Borde.[7] Es común el error de clasificar a Guattari como antipsiquiatra. No obstante, no sólo Guattari tenía críticas a las posturas antipsiquiátricas, como el trabajo que desarrollaba en la clínica La Borde, la psicoterapia institucional, era también una práctica diferente de la antipsiquiatría.

Según Sylvia Marcos, las propuestas de Guattari eran más matizadas que las de Basaglia. En la biografía cruzada de Deleuze y Guattari, escrita por François Dosse, el autor narra la visita de Basaglia a La Borde en 1965, y dice, sobre ambos:

“[…] Basaglia criticó las prácticas de la psicoterapia institucional, considerándolas demasiado reformistas, integradoras y conformistas.”

“[…] Guattari no está de acuerdo con las posiciones extremistas de Basaglia. En 1970 se pregunta si no se trata de una ‘fuga hacia delante’, de un intento de ‘carácter desesperado’. Además, Guattari critica el carácter irresponsable de algunas posiciones de Basaglia, que se niega a dar medicamentos a sus pacientes (…). Guattari se pregunta si, pese a las buenas intenciones, no es una manera de negarle al loco el derecho de estar loco. La negación institucional de Basaglia sería entonces una denegación en el sentido freudiano de la singularidad de la enfermedad mental”.[8]

La Borde

Si la antipsiquiatría tuvo su éxito en Italia, Inglaterra, e incluso Alemania,[9] eso no pasó en Francia, que tenía bien instaurada la psiquiatría de sector, así como por las prácticas de la psicoterapia institucional, como en La Borde. Jean Oury, director de la clínica desde su fundación en 1953 hasta su muerte en 2014, confiesa el acercamiento de Guattari a las tesis antipsiquiátricas, comparando con su postura, que era más distante. En la biografía de Dosse encontramos esas citas de Oury:

“«[Félix] en la misma época estaba fascinado con los antipsiquiatras. De aquí proviene la confusión de la gente, que vinculó a La Borde con la antipsiquiatría. Esto siempre me ha enfurecido.’ Oury consideraba que los antipsiquiatras son ‘estetas muy peligrosos. Me gustaba el carácter impulsivo de Basaglia, pero no su política. Los enfermos salían por la mañana y volvían por la tarde y el hospital estaba cerrado. Hubo enfermos que desaparecieron físicamente. Tal vez la antipsiquiatría concreta sea esto, se suprime a los enfermos, desaparecen»”.[10]    

            

MARY BARNES, PACIENTE DE DR. LAING, EN LA FOTO A LA IZQUIERDA.

 

Es justamente ese interés, aunque Guattari discordara de ciertas tesis de la antipsiquiatría, el que nos lleva a lo que fue organizado, en conjunto con Mony Elkaïm, con el nombre de “Red alternativa a la psiquiatría”.

 

1.2. La red alternativa a la psiquiatría

Guattari no era propiamente antipsiquiatra, no concordaba del todo con las teorías antipsiquiátricas, no obstante, en 1975 crea la Red Alternativa a la Psiquiatría (RAP) en la cual participaban representantes de la antipsiquiatría como Franco Basaglia, Robert Castel, Franco Rotelli y Giovanni Jervis. El cofundador de la Red junto a Guattari era Mony Elkaïm, que en esos años trabajaba con la práctica de la terapia familiar fuera de la institución.[11]

Elkaïm, aunque haya desarrollado la mayor parte de su trabajo en Bélgica, en los años setenta trabajó en South Bronx-Nueva York, uno de los barrios más pobres de la ciudad. Su trabajo consistía en preparar los profesionales de salud mental a una atención que correspondiera a la particularidad periférica y a las condiciones de pobreza que “ese gueto urbano” enfrentaba.[12] Es decir, Elkaïm, así como Guattari, estaba interesado en conectar el problema social con la salud mental, con las prácticas clínicas. Ese punto es determinante en el pensamiento de Félix Guattari, la dimensión política y social de la clínica. Como nos cuenta Dosse, Guattari (y Deleuze) se interesaron por el caso de Alemania, del Colectivo Socialista de Pacientes (SPK), cuando se volvió un caso político.[13]

Así, unidos por una ambición de transformación política, Guattari y Elkaïm crean la RAP, que, para el primero, significaría un intento de ir aún más lejos que la práctica de psicoterapia institucional. Algo que claramente Jean Oury no aceptaba, eso no involucraba directamente la clínica La Borde sino que eran proyectos personales de Guattari.

La propuesta de Elkaïm y Guattari no era la antipsiquiatría directamente, no se trataba de una organización que implicara la destrucción de la psiquiatría, no obstante, el proyecto implicaba un apoyo, una red solidaria a los movimientos innovadores en el sector psiquiátrico que, por aislamiento, eran combatidos y derrotados (como el caso de Alemania). Y Basaglia estaba involucrado desde el principio a la Red, según Dosse, la propuesta de llamarse Red Alternativa a la Psiquiatría era de Basaglia.[14]

A LA IZQUIERDA GILLES DELEUZE Y DAVID COOPER, A LA DERECHA FRANCO BASAGILA.

 

Después de esa fundación en 1975, la RAP realiza algunos encuentros internacionales, con el objetivo de conocer y apoyar las prácticas psiquiátricas alternativas en diferentes regiones, es decir, con vistas a construir una micropolítica en el sector psiquiátrico. En esos años sub siguientes, Sylvia Marcos fue la principal organizadora de dos encuentros de Alternativas a la Psiquiatría en México.

Uno de los puntos de la teoría de Guattari que encontramos más mal comprendida es la teoría molecular, el microanálisis o la micropolítica. Lo micro no trata sólo de mantener la lucha local. Tampoco es una cuestión de número. Las minorías son aquellos que no tienen modelo, y que deben continuar sin modelo. Por eso, no se trata de conquistar el poder en una revolución molecular, se trata, claro, de dar derechos, pero también un derecho de ser minoría, de no seguir el modelo sino cuestionarlo, destituirlo. Así, en el ámbito clínico, la propuesta de la RAP implicaba una falta de unificación tipo autoritaria, no se trataba de reglas o de una ciencia a seguir, pero un dialogo permanente entre las diferentes y singulares prácticas que estaban siendo expuestas en los encuentros. No había unidad sino una conexión rizomática entre las diferentes prácticas, un dialogo y apoyo permanente.

Sylvia Marcos, que conoce a Guattari por esas fechas, entra inmediatamente a la Red, no sólo como participante sino como coordinadora de la red en Latinoamérica. Es por ese motivo que el cuarto encuentro internacional ocurre en Cuernavaca.[15] Es la primera vez que Guattari viene a México. De ese encuentro tenemos un libro editado por Sylvia Marcos: Antipsiquiatría y política, publicado en 1981 y 1984, por la editorial Extemporáneos, México. En el encuentro participaron Sylvia obviamente, Guattari, Elkaïm, María Langer, Franco y Franca Basaglia, David Cooper, así como Carlos Monsiváis, y una Red de psicoanalistas freudianos alumnos de Langer, que trabajaban en México. En los encuentros había participantes en áreas que no eran exclusivamente de clínica o psiquiatría crítica. Además de los temas de salud mental, el énfasis en el aspecto político del problema psiquiátrico clínico hacía que las discusiones y debates fueran incluso más allá del ámbito psiquiátrico, incluyendo el problema de las cárceles, o aún, por ejemplo, las discusiones sobre el feminismo que Marie Langer y Franca Basaglia aportaron en ese encuentro.[16]

En la biografía cruzada de Deleuze y Guattari, Dosse se equivoca en algunos de los datos biográficos.[17] Según el biógrafo, después del encuentro de 1980 en San Francisco, no hubo más encuentros salvo un último efectuado en Yugoslavia en 1983. Pero tenemos el registro de un encuentro en 1981 también en Cuernavaca, (con un libro publicado, Manicomios y Prisiones, Fontamara ediciones, 1983 y 1985) donde participaron representantes de Italia, Francia, Estados Unidos, entre los más conocidos, Guattari, Slavich, Robert Castel, Franco Rotelli, y, dado que era también un encuentro Latinoamericano (El Primer Encuentro Latinoamericano de Alternativas a la Psiquiatría), también había participantes representantes de México, Brasil, Colombia, Guatemala, Uruguay, El Salvador, Argentina, Honduras, Perú, Guatemala y Chile.

Dosse comete otro error en la biografía, según Sylvia: el encuentro en San Francisco no era propiamente un encuentro de la Red, aunque participaron Sylvia, Elkaïm y Guattari, ese encuentro fue organizado por ex pacientes psiquiátricos, por una organización de los Estados Unidos: NACAP y nos comparte cómo cada uno de los encuentros de la RAP eran verdaderas empresas autogestivas, donde el colectivo organizaba todo sin jerarquización de las tareas.

Es en este escenario de 1981 que Sylvia ubicó un recuerdo con Guattari, respondiéndome cuando le pregunté por los recuerdos que tenía del amigo Félix:

“A San Francisco fuimos Félix, Mony y yo, éramos los ponentes principales, recuerdo mucho que, como éramos esa organización alternativa colectiva, había que recoger y limpiar el salón después de hablar, no creas que sólo íbamos a echar rollo (risas). Era otro contexto, no eran congresos comunes y corrientes… Cómo se organizaba la gente, cómo hablábamos, era diferente. Y eso me recuerda el zapatismo, para mí es casi como volver a una propuesta conocida, una propuesta alternativa de contacto con la gente de igual a igual, de hablar de una manera para que todo el mundo te entienda, para que te puedan preguntar desde su lugar. Y eso me ha permitido hacerlo con el zapatismo por ese entrenamiento que yo creo que tuve con esos encuentros, ya estaba muy familiarizada con esa propuesta alternativa. Hasta ahorita platicando contigo me doy cuenta. Me acuerdo que estábamos limpiando el salón y estaba Félix barriendo, un señor que no era alto, era un señor de corta estatura. Estaba así barriendo, y nos echamos una platicada, y andábamos los dos medio tristes, y luego me dice: ‘la culpabilité ma cher’, sobre algo que le dije yo, le hizo pensar que me sentía culpable (risas). Él era el tipo de hombre que también barría y limpiaba su casa, (…) compartía el trabajo doméstico, vivía en su vida cotidiana lo que pensaba, era una persona muy congruente.” 

Después de 1981, Sylvia empieza a alejarse de las actividades de la Red, dejando el “cargo” de coordinadora latinoamericana de la Red. Por esas fechas va a estudiar un posdoctorado en Harvard, retomando sus estudios académicos, en género y antropología, alejándose de los trabajos de la Red, así como de los problemas clínicos/psiquiátricos. No obstante, todavía organiza junto a Lepa Mladenovic, psicóloga de Belgrado, el encuentro de 1983 en Yugoslavia que tampoco era exclusivamente un encuentro de la Red, como lo afirma Sylvia: “pudiera llamarse así ya que la flexibilidad en pertenencias y estructuras era la característica de esa Red”.

 

  1. Política

 

Aunque Sylvia haya estudiado psicología, y participado de esa experiencia antipsiquiátrica de los años 70, no fue tanto el trabajo clínico de Guattari aquello que motivó la amistad, según ella, “la conexión con Guattari fue política”.[18] El énfasis de Sylvia en el aspecto político del pensamiento de Guattari no es por simple simpatía o amistad, es, a mi parecer, una urgente necesidad. Comparto con Sylvia, la idea de que Félix Guattari nos hereda herramientas conceptuales muy importantes y singulares para analizar y criticar los modos capitalistas de vida contemporáneos.

El título de la primera obra en conjunto con Deleuze, El antiEdipo, nos puede inducir a pensar que ese libro es exclusivamente una obra crítica al psicoanálisis, o solamente, para usar las palabras de los autores, una “denuncia de los paralogismos de las teorías del inconsciente”.[19] No obstante, ese primer éxito editorial no se limita a eso. El psicoanálisis es criticado principalmente por ser un subconjunto del capitalismo, “un axioma”, y por eso debe ser criticado. La crítica o el interés principal no es tanto el psicoanálisis sino el capitalismo; se trata justamente de denunciar cómo el psicoanálisis no cumple una función crítica a ese sistema, sino que, al contrario, lo ayuda a funcionar como se debe.

Todo el trabajo de Guattari estaba atravesado por un problema mayor: el problema político de la construcción de nuevas formas de organización de la vida, de la existencia, la construcción de instituciones flexibles que logren cultivar subjetividades alegres, deseantes. Guattari es, sin duda, un representante de las propuestas políticas de los años sesenta, las cuales encontraban en las transformaciones subjetivas las verdaderas potencias para un cambio político-económico. “La producción de subjetividad constituye la materia prima de toda y cualquier producción”.[20] Muy cercano a Foucault, Guattari considera que las crisis del capitalismo, que empezaban a ser sentidas a partir de los años setenta, eran crisis de la producción de subjetividades.[21] Así, esa política de Guattari no es cualquier política, es una política subjetiva o deseante que no separa infraestructura de superestructura; en la inmanencia entre producción económica y subjetiva es donde tenemos que situarnos para pensar las salidas de los modos de vida capitalistas.

Esa política atravesaba no sólo las organizaciones militantes en las que Guattari participaba, sino que atravesaba todas sus actividades, sea su trabajo clínico en La Borde como sus libros de filosofía. Es ese interés político revolucionario que Sylvia afirma, no sólo haber compartido con su amigo, sino que se trata de aquello que más la marcó de Félix, aquello que ella cree necesario recuperar de la memoria de su amigo.

Sylvia nos cita algunos trechos de lo que Félix habló en sus visitas a México, enfatizando el carácter “profético” de su amigo, es decir, de presentimiento de las transformaciones del capitalismo que estaban por ocurrir y de las mutaciones subjetivas que las acompañaban. “Lo que me dejó el pensamiento de Félix es ese análisis de la creación de la subjetividad”.[22] Del libro Manicomio y prisiones, Sylvia cita:

“La sociedad no está compuesta por colecciones de individuos sino por un arreglo (agenciamiento), una disposición de funciones pre o subindividuales. […] El movimiento revolucionario necesita una real definición de la subjetividad, una definición que permita entender realmente su función colectiva, una definición que nos permita entender principalmente dos cosas: 1) La forma en que el capitalismo de hoy la toma bajo su control mediante los equipos colectivos, como la escuela, los hospitales, los organismos deportivos, los culturales, el cine, la radio, la televisión, la prensa etc., y 2) Cómo se podría construir y desarrollar un modo de subjetividad antagónica a la fabricada por esta sociedad capitalista. […] nunca podremos derrumbar la ciudadela psiquiátrica mientras las fuerzas organizativas en los partidos y los sindicatos no hagan tambalear el poder del Estado (…)”.[23]

Lo que estas citas nos evidencian es la propuesta de construcción de subjetividades de la que Guattari hablaba, la necesidad de un estudio que contemple las transformaciones del capitalismo, su funcionamiento, para saber cómo escapar de los controles que los equipamientos colectivos consolidan.[24] Para Sylvia, más que el trabajo clínico o crítica al psicoanálisis, es importante recuperar la política que está por detrás de la obra de su amigo. Se trata de denunciar la producción capitalista de subjetividades, una postura micropolítica que debe, por medio de la práctica y experimentación, construir subjetividades antagónicas al capitalismo.

“El marxismo de aquellos años era evolucionista; había etapas, y el feminismo mexicano estaba en una etapa atrasada porque acá estaba apenas naciendo. (…) y Félix proponía todo lo contrario, tenía esa propuesta política-filosófica que permitía otro tipo de feminismo también.” Sylvia, en su acto de recordar, no sabe hasta qué punto sus posturas políticas contemporáneas se mezclan con las que Félix le expresara durante sus años de relación cercana. Es consciente de la enorme influencia de esa propuesta política en su vida, su militancia y su trabajo académico, con el feminismo y el zapatismo principalmente.

“Lo que yo he descubierto es que las ideas de Félix se incorporaron en mi pensamiento; ya no puedo desentrañar lo que yo creo, lo que yo pienso, de aquello que fueron influencias de su pensamiento. Fue un trabajo en cierto sentido doloroso [el recordar] porque fue volver a rastrear, a escarbar en mi propio pensamiento lo que uso hoy para incorporarme al zapatismo”.[25]

2.1. Feminismo y Zapatismo: sobre las revoluciones moleculares.

“Lo que más me interesó en Félix fue el concepto de revolución molecular”, nos dice Sylvia en la entrevista. El concepto de revolución molecular es el título de un libro de 1977, y se trata básicamente de una nueva concepción de revolución que trae ciertas novedades para las teorías y prácticas de izquierda, ya desgastadas por el sindicato, los partidos políticos, y la ideología rígida marxista. La revolución molecular es una verdadera mutación subjetiva que debe preceder o darse simultáneamente a una mutación social. O aún, la verdadera transformación social sólo puede darse por una transformación subjetiva, es decir, por una transformación en las formas de sentir, vivir, experimentar y pensar el mundo. Sin pasar por ahí, no hay cambio verdadero, sólo reformismos que no rompen con las estructuras del modus operandi capitalista, facilitando una vez más la axiomatización del devenir revolucionario por los axiomas del capitalismo.

La revolución molecular no se trata de una cuestión numérica, como fue dicho anteriormente. No se trata de localismos sino de la articulación de las diferencias, como en la práctica de Red Alternativa. Sin centro, la idea de organización capilar, la formación de redes, combate la jerarquización, la homogeneización, y la hegemonización tanto cuanto las palabras de orden (consignas). La revolución molecular debe funcionar de forma rizomática, es decir, construyendo líneas, conectando, formando un mapa donde lo importante son las relaciones en sí mismas más que los términos relacionados. Son las líneas transversales que sostienen los núcleos de significancia o subjetividad revolucionaria.

CORTESÍA LUIS FELIPE ORTEGA. OBRA: PAISAJE Y GEOMETRÍA (PARA P.P.P), 2017.

Hay dos ejemplos que podemos pensar en ese tipo de revolución molecular o transformación subjetiva, el feminismo y el zapatismo. Aquellos que conocen el trabajo de Sylvia Marcos saben que esos son dos frentes de lucha importantes en su trayectoria como activista teórica, tal como se ha autodenominado ella misma. Empezando por el feminismo, el interés por los estudios de género ya estaba presente en su vida en esos años setenta, cuando conoce a Guattari y se involucra con la Red. Trabajaba con mujeres migrantes rurales en Cuernavaca, cuyas vidas consideraba como un tipo de práctica clínica o terapéutica, tal y como desarrollaría su posdoctorado en Harvard sobre las curanderas mexicanas.

Para Sylvia, Guattari tenía una sensibilidad particular para las cuestiones del feminismo, no era el típico “macho”. De estatura corta y delgada, con rasgos delicados, Guattari físicamente no era la figura más masculina que el cliché nos confirma.[26] Aunque no haya tenido hermanas, fue muy cercano de su madre y su abuela (digo eso sin pretensiones de edipizar esas relaciones), además de las muchas mujeres con quien ha convivido, amigas o amantes. Se ha acercado a las cuestiones del feminismo de manera considerable, incluso en el trabajo con Deleuze podemos encontrar el concepto de devenir-mujer, en donde problematiza directamente las cuestiones del feminismo.

Es también en el libro editado por otra amiga de Guattari, la brasileña Suely Rolnik, que encontramos abundante contenido sobre el feminismo y las luchas minoritarias en general. Se trata del libro Micropolíticas. Cartografías del deseo, que fue el resultado de las visitas de Guattari a Brasil en los años ochenta, y que incluye los diferentes encuentros, entrevistas y reflexiones de Guattari con diferentes movimientos sociales, principalmente brasileños.

FÉLIX GUATTARI Y SUELY ROLNIK, GRUPO DE ESTUDIOS REVOLUCIONES MOLECULARES.

Dejo unas reflexiones de Suely Rolnik que aparecen en el libro, donde podemos visualizar mejor esa propuesta molecular dentro del feminismo.

“Creo que la cuestión no está en considerar quien tendría más libertad, el hombre o la mujer, sino en circunscribir y problematizar el modelo que atraviesa, incluso en la actualidad, tanto la figura del hombre como la de la mujer; me refiero al falocratismo, de cuya lógica ambos son prisioneros. Y si lo que estoy diciendo tiene algún sentido, combatir esa política sexual dominante significaría tener como objetivo tanto esta figura como la del hombre (el macho, en cualquiera de sus versiones); esta figura de mujer, sea la novia o la puta, sea la esposa o la amante. La resistencia aquí consistiría en entrar en los procesos de diferenciación de todas esas figuras, pues así lo que estaríamos desinvistiendo sería el propio falocratismo. Esos procesos son justamente lo que podríamos llamar, citando a Guattari, como devenir-mujer: devenir-mujer del hombre, devenir-mujer de la mujer, en fin, devenir-mujer de la sociedad. […] ¿Y el feminismo? Podríamos preguntarnos si ese movimiento no sería una de esas experimentaciones de un devenir-mujer (en este caso un devenir-mujer de las mujeres). Creo que la cosa es más compleja. En el feminismo existió, antes que nada, toda una dimensión de reivindicación de derechos, de objeción a la desigualdad, de pronunciamiento contra la explotación y la dominación, cuya importancia es innegable. Pero esta dimensión apenas es uno de los lados de la historia, el lado molar. En el plano molecular, la verdad es que el feminismo creó el suelo para la proliferación más protegida de ese devenir-mujer de las mujeres y, al mismo tiempo, creó un tremendo malentendido: estoy pensando específicamente en el hecho de que ese movimiento puede haber confundido el devenir-mujer con la posición de explotada / dominada, la figura de la mujer-objeto. Esto ha significado una descalificación de ese devenir que finalmente ha contribuido a frenarlo por efecto de la culpabilización. Y así, en lugar de entrar en un devenir-mujer —implosión tanto del señor como del esclavo, figuras ambas del modo dominante de subjetivación— las mujeres invistieron la posición del señor y con eso cayeron de lleno en el falocratismo. Tengo la impresión de que hoy, después de haber pasado por una especie de retroceso del feminismo, estaríamos de hecho experimentando un devenir-mujer de las mujeres”.[27]

Esos análisis son de los años ochenta, y podríamos pasar la cuestión a la actualidad; hoy, ¿logramos un devenir-mujer en el feminismo, u otra vez hemos caído en el falocratismo y el deseo de ser amo? Creo que los análisis del feminismo descolonial en donde Sylvia trata de pensar el feminismo indígena, en especial el caso de las zapatistas, podrían responder esa pregunta. En su artículo “Más allá del feminismo: hacia la pluralidad epistémica”, Sylvia afirma sobre lo que implica ese feminismo descolonial, cito:

“Tratar de entender a fondo sus particularidades implica necesariamente denunciar, con nuestras interpretaciones, el etnocentrismo clasista de la teoría feminista dominante. Estamos exigiendo, desde ‘abajo y a la izquierda’, el reconocimiento, el poder y el respeto hacia las perspectivas emanadas desde situaciones desfavorecidas social económica y epistémicamente de las mujeres indígenas campesinas. Al mismo tiempo, es crucial inventar nuevas herramientas conceptuales que den cuenta de las formas específicas que cobra la opresión de género en contextos como el de las indígenas mayas, nahuas, purépechas, mijes, mixtecas, zapotecas…”

Al pensar el feminismo fuera da las zonas “dominantes”, fuera la concepción occidental capitalista, incorporando los problemas sociales y económicos de mujeres indígenas, la propuesta feminista adquiere una singularidad práctica que parece coincidir con las expectativas guattarianas; la idea de una pluralidad epistémica nos puede recordar la idea de red (o rizoma), de redes conectando las diferencia, sin pretensión de homogeneización. “Sería innovador y muy respetuoso poder asir la otredad de la otra a partir de la frase somos iguales porque somos diferentes y llegar a habitar aceptando una pluralidad epistémica”.[28]

La segunda situación política en la cual podemos pensar el concepto de revolución molecular es específicamente el caso mexicano del zapatismo. Toni Negri y Michael Hardt ya apuntan esa relación en su libro Imperio, esa novedosa forma de revolución la cual el zapatismo sería una de las representaciones.[29] Sylvia considera a su amigo Félix un vidente político, de cierta manera su concepción era algo que llega a acontecer en los movimientos sociales posteriores a sus escritos. “Félix fue un prefigurador del zapatismo”.[30] En el caso del zapatismo, los enunciados colectivos, el intento de romper con la figura del líder, el nosotros en el poder, el otro mundo es posible, el tipo de práctica colectiva, etc. parecen ser estrategias muy acordes a las propuestas de transformación subjetiva y otros modos de luchar contra el poder, muy diferente de las luchas partidarias o representativas.

A LA IZQUIERDA SELENA, EN EL MEDIO EL SUBCOMANDANTE MARCOS, A LA DERECHA SYLVIA MARCOS.

Con el zapatismo, Sylvia se involucró específicamente con la situación de las mujeres, tanto cuanto con el problema más general de la organización política. La activista encuentra en el zapatismo mucho de lo que su amigo Félix proponía o pensaba como formas de organización social. Según Sylvia, en el zapatismo, el movimiento de las mujeres fue de cierta manera más fácil de realizarse pues no se trataba de comunidades falocéntricas patriarcales[31] en el sentido estricto del término. También encuentra mucho de esa propuesta del cambio o construcción de subjetividades, en este caso, indígena, revolucionaria y tradicional. Más de una vez, Sylvia mencionó el caso de la chica Selena, una adolescente cuya subjetividad fue construida en ese movimiento, ella nació cuando el movimiento ya existía. Su postura política es explícita, y según Sylvia, podemos identificar en sus palabras esa construcción de una nueva subjetividad antagónica que el movimiento fue capaz de crear.[32]    

Otra asociación que Sylvia presenta entre Guattari y el zapatismo sería por medio del concepto de rizoma.[33] El concepto de rizoma, o red rizomática, tiene como función principal romper con la centralización y la jerarquización del movimiento. Una lucha rizomática es difusiva, sin líder, funciona en red, horizontal y no verticalmente (cuando se forman élites revolucionarias, vanguardias, partidos representativos). Sylvia la compara con Cuba, donde “la propuesta es fascinante, pero es jerarquizada, centralizada. Fidel y Raúl hoy han sido y son excelentes, pero es un gobierno centralizado”.

Podemos incluso pensar las últimas estrategias zapatistas desde una acentuación de ese carácter colectivo y despersonalizado: el desaparecimiento de Marcos como el “líder”, incluso de sus escritos, es algo que todavía podríamos asociar a esa política rizomática. Para Sylvia, el ejemplo puede ser la deconstrucción de la imagen de Marcos como el zapatismo la vive hoy en día,

“como aportes a la literatura es una pérdida, pero políticamente está actuando congruente con la propuesta comunitarista o comunalista. Y muchos de nosotros, los intelectuales que estábamos ahí engolosinados con ese estilo de expresar la filosofía política, nos quedamos huérfanos. Hay quien alimenta las prácticas de abajo, de los pueblos indígenas levantados en armas rebeldes y resistentes. Los comunicados de 1996 están en perfecta coherencia hasta ahorita, con lo que está pasando hoy, veinte años después. Eso es algo muy sorprendente, cómo lograron fusionar el aparato teórico, filosófico, con las prácticas concretas de la gente. Y durante el Semillero (Seminario sobre la Hidra Capitalista hace un año) nos decían, recuerdo bien al maestro Joel, ‘eso no lo sabemos elaborar teóricamente muy bien, pero lo vivimos con las prácticas’. Creo que es expresión de lo que Félix denominaba rizomático”.[34]

 

  1. Amistad

Para terminar ese artículo, quisiera explorar un poco más de los detalles de esa amistad, incluso pensar sobre la propia amistad como concepto filosófico. La amistad está en la propia definición de filosofía: el amor de la “philia” es el amor fraterno, el afecto de amigo, es el filósofo el “amigo de la sabiduría”. Pero el filósofo no necesita solamente ser amigo del saber, el filósofo necesita amigos para saber, necesita diálogos, necesita intercesores, necesita aliados. La amistad de Deleuze y Guattari es incluso discutida filosóficamente, como agenciamiento de escritura a dos, máquina de escritura en vez de autor. Un entre dos, una relación que es en sí misma algo, más allá de los amigos en sus individualidades.[35]

           

Incluso en su filosofía, la amistad es un concepto importante. Podemos explicar la importancia de la amistad a través de la misma obra de Guattari, a través de los conceptos de devenir, multiplicidad, rizoma, multiplicidades, encuentro, alianza, desubjetivación, etc.

Tal vez Deleuze haya hablado más que Guattari sobre la importancia de la amistad en la filosofía, no obstante, en su último libro en conjunto (¿Qué es la filosofía?) encontramos esa postura de ambos autores sobre la importancia del amigo, y de la amistad. La amistad va a ser la condición para el pensamiento, el amigo es una “presencia intrínseca al pensamiento”.

“Significaría acaso amigo una cierta intimidad competente, una especie de inclinación material y una potencialidad, como la del carpintero hacia la madera: ¿es acaso el buen carpintero potencialmente madera, amigo de la madera?”[36]

El amigo es una cuestión de potencia. Desde una perspectiva spinozista, el amigo es aquél que me lleva al polo de la alegría, es decir, aquel que potencializa la capacidad de actuar de mí propio cuerpo; hago relaciones alegres y potencializo mi capacidad de actuar en el mundo. Sylvia fue una de los muchos amigos y amigas que tenía Guattari, hombre que, más que nadie, necesitaba amigos para pensar, pensaba en colectivos, en redes, se instalaba en la diferencia para pensar lo común a todos.

Desde esa perspectiva que tenía de la amistad, no nos debe sorprender esa “fusión” que Sylvia dice sentir entre su pensamiento y el pensamiento de Félix. Lo que podemos leer de esa interrogante, qué es mío, qué es de él, es que hubo una “verdadera” amistad, un agenciamiento Sylvia-Félix en que atravesaron devenires, ideas, influencias, afectos, simpatías, cuidados, políticas, experiencias, etc. Infelizmente, no podemos tener el testigo de Guattari para saber los “efectos-Sylvia” en su vida, no obstante, tenemos a Sylvia que nos puede narrar un poco de los “efectos-Guattari” en su vida, un poco de ese encuentro afectivo que seguramente atravesó el pensamiento de ambos. Les dejo algunos otros detalles que Sylvia especifica sobre su encuentro con Félix.                                        

La amistad empezó desde que se conocieron por primera vez, en Francia, a mediados de la década de 1970, entre 75-76. Conectan inmediatamente. Félix se interesó por su trabajo etnográfico:

“Yo apenas ahorita estoy viendo por qué Félix conectó conmigo en la parte etnográfica, en mi parte antropológica. Yo hacía mucho trabajo siendo psicóloga clínica, hice mucho trabajo con las formas de curar tradicionales de acá, me hice amiga y entrevisté curanderas, escribí mucho sobre eso, estudié mucho. Estudié la parte epistemológica, no estudié las prácticas propiamente, sino a qué concepto de mujer, de hombre, de cuerpo, de salud, de enfermedad, qué concepto de tratamiento, esas prácticas se refieren. Todo eso te da un ámbito epistemológico totalmente propio, diverso. Y yo andaba en eso cuando tenía esa relación más cercana con Félix. Cuando yo presentaba en los congresos mis trabajos siempre bajaba a ese nivel profundo. (…) Teníamos un proyecto con la Unesco, él había conseguido un contacto en la Unesco sobre medicinas tradicionales africanas y quería trabajar conmigo en este proyecto, para hacer un estudio o para hacer un contacto entre esos dos puntos, América Latina y África, porque había encontrado en sus acercamientos en África, aspectos y ámbitos que le recordaban lo que yo decía de América Latina, de México o de Mesoamérica”.[37]

Sylvia recuerda que fueron esos trabajos – con las mujeres migrantes en Cuernavaca, así como su investigación sobre las curanderas – lo que presentó en las reuniones de la Red. El lazo con la Red Alternativa era político, no era la terapia lo que la conectaba con ese movimiento.

La amistad fue intensa entre los años 1977 y 1982, años en que Sylvia participaba en la Red y se encontró varias veces con Félix, en Francia, México y EUA. En Francia visitó a Félix varias veces, estuvo hospedada en Dhuizon, y en Paris y visitó a La Borde y conoció los amigos de Félix que siempre llenaban su casa. Conoció también a Emmanuelle Guattari, la hija de Guattari que pasaba tiempos con el padre cuando Sylvia lo visitaba.

Según recuerda Sylvia, Guattari estuvo en México un total de cinco veces: vino la primera en 1978, para el evento de la Red Alternativa; una segunda vez invitado a Ciencias Políticas en la UNAM por José María Calderón; una tercera vez en 1981, por la Red; la cuarta vez regresó a Ciencias Políticas y la última fue invitado al Museo de Bellas Artes por Olivier Debroise.[38]

Uno de los recuerdos de Sylvia, de la primera visita de Guattari a México, fue un encuentro que organizaron en Monterrey. En el recuerdo de Sylvia, la escena incluía a Armando Suárez, uno de los grandes representantes en México del psicoanálisis freudiano, a Fernando González, alumno de Suárez, así como ella misma y Félix Guattari.[39] La complejidad de los debates entre Suárez, freudiano ortodoxo y Guattari, cuestionador de las concepciones freudianas, según Sylvia, dejaron al público completamente confundido, dado que la mayoría eran estudiantes, la impresión de Sylvia era que no se había entendido nada. Frente a esa situación, la ponencia de Sylvia se resumió en explicar lo que estaba siendo discutido, traducir y sintetizar, como dice la propia Sylvia, en “aterrizar la discusión, tejer las propuestas”. Su explicación dejó a su amigo Félix muy contento, ya que su “alumnita”, como ella misma se auto definió, parecía explicar mejor que él sus ideas e intenciones. Le repetía, encantado, al final del evento: “tu as tout ficelé”( tu has amarrado todo).

En los últimos años de la vida de Guattari, Sylvia no tuvo mucho contacto con él. Le cuesta creer en su depresión tal como está narrada en la biografía de François Dosse, ya que Guattari seguía trabajando, viajando, escribiendo. También le cuesta a Sylvia visualizar la dependencia que está narrada en la biografía en relación a Josephine, ya que la imagen que Sylvia recuerda de su amigo es de un hombre muy coqueto, muy enamoradizo, que tuvo muchas novias y parejas y que tenía una concepción muy singular de las relaciones amorosas.[40]  

FÉLIX GUATTARI Y JOSEPHINE en EN COUPLE, PELÍCULA DE GÉRARD COURANT (1986)

Félix Guattari murió el 30 de agosto de 1992, de repente, de un paro cardíaco en su oficina en la clínica La Borde. Apenas le había llegado a Sylvia el último libro de Félix por correo, Caosmosis, enviado por él mismo con dedicatoria a sus amigos (Sylvia y su marido Jean Robert), cuando fue informada de su muerte (ver dedicatoria anexa al final del texto). Sylvia lo supo por un amigo en común (Serge Latouche). Como todas las pérdidas, la tristeza de no haberse encontrado con su amigo en los últimos años es algo que Sylvia reconoce en ese acto de recordar.

A fin de terminar, agradezco a Sylvia Marcos por toda su gentileza, por recibirme, contestarme, revisarme el texto y conceder esos fragmentos de su tiempo tan ocupado. Reafirmo también aquello que motiva, tanto a Sylvia a recordar, cuanto a mí a escribir este artículo: la importancia política, crítica y actual del pensamiento de Félix Guattari, su vigorosa crítica y lectura del capitalismo, la naturaleza de las nuevas formas de luchar y organizarse, la necesidad de nuevas subjetividades políticas, y principalmente, en estos tiempos en que el escenario político mundial oscila entre los polos nihilista/conservador, la urgente necesidad de una creencia en el mundo. Anexo algunas dedicatorias que amablemente Sylvia nos ha proporcionado de su archivo personal. Gracias a Sylvia por “decifrar” y traducir la enigmática escritura de Félix.

IMAGEN 1. SYLVIA, CELA A ÉTÉ UN GRAND MOMENT DE BONHEUR DE TE RETROUVER TOI ET TES AMIS MEXICAINES. A CHACUN DE MES VOYAGES JE SENS DE PLUS EN PLUS PARMI VOUS. IL EST VRAI QUE VOTRE ACCUEIL ES TELLEMENT CHALEUREUX! (TRADUCCIÓN: SYLVIA, EL VOLVER A ENCONTRARTE A TI Y A TUS AMIGOS MEJICANOS, FUE UN GRAN MOMENTO DE FELICIDAD. EN CADA UNO DE MIS VIAJES ME SIENTO CADA VEZ MÁS PARTE DE UDS. ¡POR CIERTO SU ACOGIDA ES TAN CALUROSA!

IMAGEN 2. POUR SYLVIA, DANS LÈSPOIR DE VOUS REVOIR BIENTÔT.
(TRADUCCIÓN: PARA SYLVIA, ESPERANDO VERNOS PRONTO.)

IMAGEN 3. POUR SYLVIA ET JEAN ROBERT AVEC TOUTE MA TENDRESSE.
(TRADUCCIÓN: PARA SYLVIA Y JEAN ROBERT CON TODA MI TERNURA.)

IMAGEN 4. POUR SYLVIA AVEC AMITIÉ. (PARA SYLVIA CON AMISTAD.)

 

IMAGEN 5. POUR SYLVIA ET JEAN ROBERT MES GRANDS AMIS DE TOUJOURS. (TRADUCCIÓN: PARA SYLVIA Y JEAN ROBERT MIS AMIGOS DE SIEMPRE.)

 

Bibliografía

 

  1. Berardi, Franco, Félix: narración del encuentro con el pensamiento de Guattari: cartografía visionaria del tiempo que viene, Buenos Aires, Cactus, 2013.
  2. Deleuze, Gilles, y Guattari, Félix, ¿Qué es la filosofía?, trad. Thomas Kauf, Barcelona, Anagrama, 2005.
  3. Deleuze, Gilles, y Guattari, Félix, Mil Mesetas. capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre textos, 2010.
  4. Dosse, François, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, 1ª edición, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009.
  5. González de León, Deyanira, “Los locos son políticos que se ignoran”, Revista Nexos, 1 junio de 1981, México. (http://www.nexos.com.mx/?p=3842) consultado el 14/10/2016.
  6. González, Fernando M., “Notas para una historia del psicoanálisis en México en los años setenta”, en Psicoanálisis y realidad, Armando Suárez (coord.), México, siglo XXI, 1989.
  7. Guattari, Félix y Rolnik, Suely, MicropolíCartografías del deseo, Madrid, Traficantes de sueños, 2006.
  8. Guattari, Félix, ¿Qué es la ecosofía?: texto presentados y agenciados por Stéphane Nadaud, 1ª ed., Buenos Aires, Cactus, 2015.
  9. Guattari, Félix, Líneas de fuga: por otro mundo de posibles, Buenos Aires, Cactus, 2013.
  10. Hardt, Michael, y Negri, Toni, Imperio, trad. Eduardo Sadier, Harvard University Press, Cambridge, Massachussets, 2000. Difusión gratuita por internet: http://chilevive.cl
  11. Lazzarato, Maurizio, Signos, Máquinas, Subjetividades, Edições Sesc São Paulo/n-1 edições, São Paulo, 2014.
  12. Marcos, Sylvia (coord.), Manicomios y prisiones, México, Red ediciones, 1983.
  13. Marcos, Sylvia, “Más allá de un feminismo: hacia la pluralidad epistémica”, Cuadernos Feministas, año 15, número 32, octubre 2013
  14. Patto Manfredini, Ana Carolina, “El devenir Guattari de Gilles Deleuze”, en Reflexiones marginales, año 5, nº 27, junio-julio 2015. Revista electrónica, https://reflexionesmarginales.com/3.0/
  15. Pelbart, Peter Pál, Filosofía de la deserción: nihilismo, locura y comunidad, Buenos Aires, Tinta Limón, 2009.

 

Notas

[1] Sylvia Marcos es una académica comprometida con los movimientos indígenas de las Américas, profesora e investigadora universitaria. Impulsora de la revisión en el campo de la epistemología feminista, las religiones mesoamericanas, y las mujeres en los movimientos indígenas, así como defensora de una hermenéutica, teoría y práctica antihegemónica feminista. Sus últimas publicaciones son: Otro mundo…otro camino, Sylvia Marcos, Planetaria, México, 2016; Senti-pensar el género. Perspectivas desde los pueblos originarios Guadalajara, Jal., Red Interdis de Invest. de los Pueblos Indios de Méx. A. C./Taller edit. La Casa del Mago/Red de Feminismos Descolonial. 2013; Mujeres, Indígenas, Rebeldes, Zapatistas Eon, Mexico DF, 2012.Tomado de los Labios: Género y Eros en Mesoamerica, Abya Yala, Quito, 2011, Diálogo y Diferencia: Retos feministas a la globalización. CEIICH/ UNAM, 2008.
[2] “Cuando lo conocí estaba trabajando con las mujeres en la colonia Antonio Barona, ahorita ya está construido, pero en esa época eran puras casitas de cartón construidas sobre los desagües de Cuernavaca. Ahí vivían las señoras, era un terreno que nadie quería porque estaba lleno de desechos. Eran migrantes rurales del Estado de México, de Hidalgo, de Guerrero…” Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[3] “La antipsiquiatría nace en Italia con Franco Basaglia, que a partir de 1961 decide abandonar el principio del encierro de los enfermos mentales, abrir todos los servicios de su hospital y organizar asambleas generales abiertas para todos.” François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, p. 431.
[4] “En ese momento, su objetivo declarado es destruir la institución. El movimiento que Basaglia inicia más tarde, ‘Psichiatria Democratica’, reclama, además, el cierra de los hospitales psiquiátricos.” Ibíd., p. 432. Sylvia Marcos también nos dice lo mismo: “Franco tenía también una especie de angustia fuerte y yo me acuerdo porque, en ese evento [El encuentro de la Red en Trieste] me dijo ‘Sylvia, mi trabajo es suicida estoy destruyendo el trabajo que tengo, yo como psiquiatra estoy destruyendo el hospital, estoy destruyendo el trabajo de todos nosotros, de los psiquiatras’. Es un trabajo suicida, y era cierto, porque él estaba luchando en contra de la institución que le daba trabajo, quería destruirla.” Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[5] Historia de la locura fue la tesis doctoral que Foucault defendió en 1961 con el título en francés de “Folie et déraison: Histoire de la folie à l’âge classique”, publicado en 1964 en francés, y en español por el Fondo de cultura económica en 1967, con el título “Historia de la locura en la época clásica”.
[6] La obra en cuestión es El antiEdipo, primera publicación en conjunto de los dos autores, éxito de venta en el año de su publicación (1972).
[7] Clínica donde ha trabajado Félix Guattari desde los años 50, cuando llega a instalarse ahí en 1955, hasta su muerte, ahí mismo, en su oficina, de un paro cardiaco, en 1992. El director de esa clínica hasta 2014 fue Jean Oury, con quien Guattari compartía una amistad luego conflictiva, pero sin duda una larga amistad, convivencia y trabajo colectivo que esos dos personajes compartieron en esa clínica. La práctica desarrollada por Oury en la clínica es llamada de psicoterapia institucional.  
[8] François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, p. 432.
[9] Ver en la biografía de Dosse sobre el caso de Alemania en las páginas 433-434, donde el autor nos presenta el grupo Colectivo Socialista de Pacientes (SPK), de la Universidad de Heidelberg, que se transformó en un caso político ya que sus involucrados fueron detenidos por la policía y juzgados en tribunal.
[10] François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, p. 431.
[11] Aunque esos sean los años pos El antiEdipo – libro que marca el encuentro con Gilles Deleuze y una producción filosófica en conjunto que se extiende hasta el final de la vida de Guattari -, Deleuze no participa de la Red, resalta Sylvia Marcos. Eso se explica tal vez por el mismo hecho de que cada quien tenía sus proyectos particulares, Deleuze en ese momento participaba del GIP de Foucault; y aunque no participaba directamente de la Red, ha ido también a Alemania, para el juicio de los participantes del SPK. Pero también podemos decir que Deleuze se diferenciaba de Guattari en un punto específico: Guattari era un hombre de grupo, siempre creando colectivos, participando en diferentes frentes de acción. Deleuze era más solitario en ese sentido, aunque podemos decir que era una soledad “poblada”. Sobre ese punto tenemos dos referencias relevantes, una primera que encontramos en la biografía de François Dosse, cito: “Es claro que Guattari, por la angustia que le ocasiona el tête-à-tête con Deleuze, y porque siempre ha funcionado ‘en grupo’, hubiera querido incluir a sus amigos del Centro de Estudios, de Investigaciones y de Formación Institucionales (CERFI). La llegada de Deleuze a Dhuizon es la oportunidad: el primer círculo del CERFI está allí y sólo quiere participar. Pero (…) de ninguna manera puede ser así: a Deleuze le horrorizaban las discusiones de grupo sin apuntalamiento, no puede y no quiere pensar más que en un trabajo de a dos o, como máximo, de a tres.” FCE, Buenos Aires, p. 22. La segunda cita es del trabajo de Peter Pál Pelbart: “De cualquier modo, Deleuze no se cansó de escribir que sufrimos en exceso de comunicación, que estamos ‘atravesados de palabras inútiles, de una cantidad demente de palabras e imágenes’, y que sería mejor crear ‘vacuolas de soledad y silencio’ para que por fin se tenga algo que decir. El hecho es que Deleuze nunca dejó de reivindicar una soledad absoluta. (…) Desde el fondo de su soledad, dice Deleuze, tales individuos no revelan sólo el rechazo de una sociabilidad envenenada, sino que son un llamado a una solidaridad nueva, invasión de una comunidad por venir.” Peter Pál Pelbart, Filosofía de la deserción: nihilismo, locura y comunidad, pp. 43-44.
[12] Referencia al coloquio que Elkaïm organiza en el Bronx donde comparecen Guattari, Castel y Jervis, cuyo tema era “Formar a los trabajadores de la salud mental en los guetos urbanos”. Ver François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, p. 436.
[13] “Guattari se interesa en particular por la dimensión política del combate del SPK, más que por su práctica psiquiátrica: ‘Se produjo algo completamente nuevo, que constituye una salida de la ideología, y el paso a una verdadera lucha política. Esto es lo que importa con los militantes del SPK; y no el hecho de saber si confunden alienación social y alienación individual, o si sus métodos terapéuticos son discutibles […] Como el 22 de marzo en Nanterre, el SPK se movilizó en la lucha real – ¡y la represión no se equivocó!”. François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, pp. 433-434.
[14] ibíd., p. 437.
[15] “La red organiza muchos encuentros internacionales después de la reunión constitutiva de Bruselas: en París (marzo 1976), Trieste (septiembre de 1977), Cuernavaca septiembre de 1978), San Francisco (septiembre de 1980).” Ibíd., p. 438.
[16] “Desde una posición ideológica-política bien definida, que ubica al feminismo dentro del contexto de la lucha por el cambio de la estructura social, inmerso en la lucha de clases y vinculado a los movimientos populares, María Langer, Franca Basaglia y un grupo de psicólogas psicoanalistas mexicanas, analizan el problema de “Los Roles Sexuales como Tecnología de Normalización”. Se analiza el papel que la mujer desempeña en la sociedad, el rol de sumisión que la subordina a la supuesta superioridad masculina, obligada a vivir en un mundo reducido en el que sólo puede expresarse según una cierta imagen o medida. La “naturaleza” débil y sumisa de la mujer le hace más lábil y susceptible a los trastornos mentales y a la “locura”, hecho que es producto no de su “naturaleza” en sí, sino de la imposibilidad de desarrollar un proyecto de vida propio. Con respecto a esto, Franca Basaglia dice que: “La mujer siempre confronta alternativas de carácter absoluto: si quiere existir como persona no será más mujer; si quiera ser sujeto de su propia historia, no será más mujer; si quiere actuar en la realidad social, no debe ser mujer ni madre; si quiere personalizarse en una relación en la que ella pueda ser uno de los sujetos”. Deyanira González de León, “Los locos son políticos que se ignoran”, Revista Nexos, 1 junio de 1981, México. Disponible en línea, consulta de 14/10/2016: http://www.nexos.com.mx/?p=3842
[17] Podemos encontrar otra crítica a la biografía de François Dosse en la introducción de Stéphane Nadaud del libro ¿Qué es la ecosofía?, compilación de textos de Guattari publicada en español por la editora Cactus/Argentina. La crítica a Dosse aparece en la nota número 8 de la introducción, p. 14 de la edición de Cactus.
[18] Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[19] En El antiEdipo encontramos el proyecto de denunciar los paralogismos del psicoanálisis, es decir, denunciar los usos ilegítimos que esa ciencia hace del inconsciente. La denuncia de los paralogismos es una referencia a Kant, quién en sus críticas, trató de denunciar los paralogismos de la razón. Es el mismo proyecto, con objetos diferentes: ya no se trata de la razón sino del inconsciente. Aunque así sea, no es por eso que debamos pensar que Deleuze y Guattari sean kantianos, hay más diferencias que coincidencias entre estos pensamientos.
[20] Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica.Cartografías del deseo, p. 42.
[21] “En los años 1980, Michel Foucault y Félix Guattari, cada uno a su manera, siguieron diferentes caminos para llegar a la conclusión de que la producción de subjetividad y la construcción de la “relación consigo mismo” eran las únicas cuestiones políticas contemporáneas capaces de guiarnos para fuera del impasse en el cual habíamos ahondado. Cada uno a su manera, revelaron una nueva dimensión irreductible a las relaciones de poder.” Maurizio Lazzarato, Signos, máquinas, subjetividades, p. 18.
[22] Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[23] Sylvia Marcos, Manicomios y prisiones, p. 26 y 28. En la entrevista, Sylvia y yo hicimos dos observaciones respecto a los conceptos en itálicas que están en las citas, arreglo y equipos. Esa traducción se refiere a dos conceptos de Guattari “agencement” y “équipement colective”, que en mejor traducción al español serían los conceptos de agenciamiento (arreglo) y equipamiento colectivo.
[24] “Ningún grupo humano, por ‘primitivo’ que pueda considerárselo, podría organizarse, en efecto, con independencia de una serie de ‘equipamientos colectivos’ el primero de los cuales debe buscarse del lado de su capacidad, particularizada al nivel de cada etnia o de su equivalente moderno, de localización y de expresión, a través de diversas ‘máquinas de signos’, de su contorno cósmico y social, de la forma de sus relaciones internas, de su ‘política exterior’, todas esas cosas que hemos situado aquí bajo la rúbrica de los modos colectivos de semiotización.(…) Esas máquinas, de toda naturaleza y tamaño, convergen en una misma función productiva-semiótica-libidinal que llamaremos: función general de Equipamiento colectivo. Antes de ser particularizada en instituciones y Equipamientos colectivos, en el sentido habitual, esta función es implantada en el corazón de los modos de semiotización, de subjetivación y de praxis de los grupos humanos.” Félix Guattari, Líneas de fuga: por otro mundo de posibles, p. 30.
[25] Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[26] “Esta madre, sensible al mundo de la creación artística y literaria, tuvo una gran influencia en su hijo menor, en particular al proyectar sobre él su pesar por no haber tenido una hija. Pierre-Félix parece haber sido un niño particularmente tímido, encerrado en sí mismo, ‘casi femenino’. François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, p. 37.
[27] Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica.Cartografías del deseo, p. 99-100.
[28] Sylvia Marcos, Más allá de un feminismo: hacia la pluralidad epistémica, pp. 55-58.
[29] Michael Hardt y Toni Negri, Imperio, pag. 48-49.
[30] Sylvia Marcos, entrevista con la autora. En el libro que Franco Berardi dedica a su también amigo Guattari, Félix, también encontramos esa consideración de que Guattari ha anticipado ciertos fenómenos en sus análisis del capitalismo: “La enorme mayoría de la intelectualidad europea concentró su atención, en aquellos años, sobre la perspectiva de la guerra total, sobre el peligro que parecía inminente de un enfrentamiento entre USA y URSS. Guattari, en contra corriente, concentró su atención sobre la integración planetaria del capitalismo. (…) El concepto de capitalismo mundial integrado tenía entonces un sonido casi escandaloso. Precisamente, en el momento en que más aguda parecía la fractura, (…) Guattari concentraba la atención sobre un proceso que hoy resulta fácil de reconocer y comprender pero que en aquel entonces parecía contrario a la evidencia: el proceso de globalización, de integración de los mercados y de los circuitos productivos. Muchos de los discursos actuales sobre la globalización son anticipados en ese libro, comenzando por la previsión de la crisis del campo social-autoritario. (…) Veinte años después de la publicación de aquel libro, la intuición guattariana muestra estar a la orden del día. Debemos retomar aquel razonamiento y desarrollarlo.” Franco Berardi (Bifo), Félix: narración del encuentro con el pensamiento de Guattari: cartografía visionaria del tiempo que viene, pp. 29-31.    
[31] “Me dediqué a estudiar las medicinas tradicionales, los aspectos epistémicos, la relación con el poder de las mujeres en ese ámbito. Ahí se ve muy clara una propuesta filosófica epistémica que compartieron entre hombres y mujeres. Propuesta que vemos resucitar en el zapatismo, pues eran espacios que ya tenían los pueblos, por eso podían resucitar, por eso las mujeres emergen. El dominio masculino era en ciertas áreas y no en todos, pero el patriarcado es un dominio en todas las áreas.” Sylvia Marcos, entrevista con la autora.  
[32] El discurso de Selena se encuentra disponible en la página zapatista. Sylvia enfatiza principalmente lo que dice Selena sobre la guerra de baja intensidad, es decir, la guerra subjetiva. v. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2015/05/06/companera-escucha-selena-6-de-mayo/
[33] El concepto de rizoma pasa a ser desarrollado por Deleuze y Guattari a partir de 1976, cuando sale el texto que más tarde sería la introducción de Mil mesetas: Rizoma. El concepto, prestado de la biología, se refiere a un tipo de raíz sin centro, cuyos bulbos o nudos están conectados por un enmarañado de líneas; su ocupación o extensión se da en la horizontal, no en la vertical como las raíces tipo pivotante. Ese concepto, desplazado a esa filosofía será la imagen del pensamiento que los autores tratan de hacer para sustituir la imagen del pensamiento tradicional occidental, más específicamente, los pensamientos que reclaman un fundamento en su ontología, o aquellos, que al pretender desfundar no logran llegar hasta la inmanencia absoluta. El rizoma es también el método de esa filosofía. para un resumen del concepto y de las características del rizoma ver Gilles Deleuze y Felix Guattari, Mil mesetas, pp. 25-26.
[34] Sylvia Marcos, entrevista con la autora.
[35] Sobre la amistad de Gilles Deleuze y Félix Guattari he escrito un artículo donde se podrán encontrar más referencias o saber más sobre el asunto, ver Ana Carolina Patto Manfredini, “El devenir Guattari de Gilles Deleuze”, en Reflexiones marginales, año 5, nº 27, junio-julio 2015. Revista electrónica, https://reflexionesmarginales.com/3.0/  
[36] Sobre la amistad de los autores ver la introducción de Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es la filosofía?, pp. 7-18, en especial las citas de la p. 9.
[37] Ibídem.
[38] De las visitas con la RAP tenemos los dos libros ya citados, del primer encuentro, Antipsiquiatría y política, publicado en 1981 y 1984, por la editorial Extemporáneos, México; y del segundo encuentro, Manicomio y prisiones, México, Red ediciones, 1983, y Fontamara 1985, Ambos editados por Sylvia Marcos. Del encuentro en la UNAM tenemos un texto que sale publicado en Les années dhiver 1980-1985, intitulado Les temps machiniques et la question de linconscient. En ese mismo libro viene la referencia de que ese texto fue pronunciado en una conferencia en 1981 en la UNAM, y publicado también en la revista Réseaux-Systèmes-Agencements, nº7, Éditions Universitaires, Paris, 1983. De los demás encuentros no fueron encontrados registros.
[39] Según la referencia de Fernando Gonzáles también estaba Franco Basaglia: “en Monterrey, en 1978, los debates con Franco Basaglia, F. Guattari y miembros de la CPM [Círculo Psicoanalítico Méxicano], organizados por la revista Imago y la Universidad Autónoma de Nuevo León.” Cf. Fernando M. González, “Notas para una historia del psicoanálisis en México en los años setenta”, en Psicoanálisis y realidad, Armando Suárez (coord.), p. 104.  
[40] Sobre la depresión y la relación con Josephine ver François Dosse, Gilles Deleuze y Félix Guattari: biografía cruzada, pp. 541-553; y también a Franco Berardi (Bifo), Félix: narración del encuentro con el pensamiento de Guattari: cartografía visionaria del tiempo que viene, pp. 17-25.

Leave a Reply