Nuevos escenarios para la enseñanza, la difusión y la divulgación de la filosofía en México

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Nuevos escenarios para la enseñanza, la difusión y la divulgación de la filosofía en México

TOMADA DE THE NEW YORK TIMES

 

Resumen

Este trabajo analiza la inserción del filósofo en el campo laboral a través de la Enseñanza, la Difusión y la Divulgación de la Filosofía. Su punto de partida es la investigación realizada para la tesis doctoral “La Formación Didáctica Inicial del Licenciado en Filosofía”, un estudio de caso que abordó las prácticas de cuatro profesores que imparten la asignatura de “Enseñanza de la Filosofía” en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Los testimonios permiten explorar la vinculación que existe entre la transmisión de los saberes filosóficos y las demandas sociales actuales, así como la tendencia de los egresados de esta carrera a elegir la docencia en los bachilleratos mexicanos como principal destino laboral.

Palabras clave: enseñanza, filosofía, difusión, divulgación, didáctica, vinculación.

 

Abstract

This work analyzes the philosopher’s insertion into the professional field through Teaching, Divulgation and Difussion of his science. Its starting point is the research made for the doctoral thesis “The Initial Didactic Training of the Graduate in Philosophy”, which is a case study that analized the practices of four professors who teach the subject of “Teaching of the Philosophy ” at the Faculty of Philosophy, in the National University (UNAM). The testimonies allow us to explore the link between the transmission of philosophical knowledge and current social demands, as well as the tendency of graduates of this career to choose teaching in mexican baccalaureate as the main work destination.

Keywords: teaching, philosophy, diffusion, divulgation, didactic, donding.

 

El espacio educativo que se configura en las aulas en las que los estudiantes de Filosofía reciben la formación académica que requerirán para ejercer su profesión al egresar, es también un puente que los acerca al conocimiento del mundo laboral. En estos espacios formativos se comunican sentidos y significados en relación con el papel del filósofo como agente de socialización de los saberes filosóficos, pues “[…] la formación es una experiencia relacional”.[1]

 

El presente trabajo intenta poner al servicio de la Filosofía algunas reflexiones desde el campo pedagógico sobre la construcción de nuevos escenarios para la Enseñanza, la Difusión y la Divulgación de la Filosofía en nuestro país. Lo anterior no implica la ausencia de la perspectiva filosófica. Muy por el contrario, es ella quien lleva la primera voz a través de cuatro profesores que imparten la asignatura de Enseñanza de la Filosofía en el Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, pues, gracias a ellos se llevó a cabo una investigación que recupera su experiencia, sus inquietudes y preocupaciones en torno al futuro de sus estudiantes y su inserción en la sociedad laboral mexicana.

 

El recorrido propuesto para este abordaje comienza mostrando los antecedentes que sirven de marco para comprender algunos datos significativos sobre el desempeño laboral de los filósofos en México. Posteriormente, se abordan algunas consideraciones generales respecto de la situación actual de la Enseñanza, la Divulgación y la Difusión de la Filosofía en nuestro país. De ahí, hemos querido detenernos en un punto de crucial importancia para tratar de responder una interrogante obligatoria: ¿son las aulas de bachillerato el necesario destino de los egresados de la carrera de Filosofía que deseen dedicarse a la docencia? ¿O existen otros espacios de realización profesional para ellos?

 

Hay toda una gama de oportunidades para fortalecer la relación entre los filósofos y su quehacer laboral en la sociedad, por ello, también se incluye un apartado a la revisión de estos escenarios y espacios alternativos para la acción del filósofo contemporáneo en México.

 

Antecedentes

 

Este trabajo se basa en los resultados de la investigación realizada para la Tesis de Doctorado: “La formación Didáctica Inicial del Licenciado en Filosofía”,[2] que dio cuenta de los elementos que configuran la formación docente que reciben los estudiantes de la carrera de Filosofía a través de la asignatura Enseñanza de la Filosofía, en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

En este punto es importante clarificar a qué nos referimos con el concepto de formación inicial para dimensionar su impacto en el desempeño laboral del filósofo y su vinculación con las demandas sociales. Entendemos por ésta a la preparación que una institución de Educación Superior ofrece a los estudiantes de una licenciatura para llevar a cabo funciones relacionadas con la práctica docente.[3] Pero también es posible ampliar su significación para concebirla como una estructuración social y cultural que provee las bases para el ejercicio docente, permitiendo que los estudiantes construyan sus primeras experiencias en relación con el mundo de la enseñanza.[4]

 

Trabajar a partir del eje temático de la formación inicial hizo posible que, a lo largo de la citada investigación, surgieran diferentes aspectos emergentes, como la preocupación que existe al interior de la comunidad filosófica por la inserción de sus miembros en el campo laboral.

 

No existen datos contundentes que puedan decirnos cuántos egresados de la carrera de Filosofía se desempeñan como profesores, pero es probable que el número sea alto, el documento: “Compara Carreras”, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) ubica a la Filosofía en el segundo puesto de las carreras cuyos egresados perciben menor salario, así como entre las que presentan mayor índice de informalidad con una tasa del 58% a nivel nacional, además, el 29.9% se desempeña en el sector de Servicios Educativos.[5]

 

Por su parte, el Portal de Estadísticas de la UNAM,[6] revela que la frecuencia absoluta y la frecuencia relativa de los egresados de la carrera de Filosofía que se dedican a actividades relacionadas con la docencia es mayor que las de quienes se desempeñan en otros ámbitos laborales:

 

Principal ocupación en su trabajo Frecuencia Frecuencia
relativa
1. Funcionario 3 7.5
2. Dueño de negocio 2 5
3. Profesor de educación básica 6 15
4. Profesor de educación superior 10 25
5. Profesor posgrado/investigador 0 0
6. Empleado de confianza 3 7.5
7. Empleado de base 3 7.5
8. Trabajador por su cuenta 6 15
9. Otro 7 17.5
10. No trabaja/No contesto 0 0
40 100

 

Estas estadísticas muestran que la Enseñanza de la Filosofía es una actividad primordial para los egresados de dicha licenciatura. El hecho de que las estadísticas del IMCO indiquen que Filosofía es una de las carreras con mayor índice de informalidad podría sugerir, incluso, que algunos filósofos se dedican a la docencia dentro del ámbito no-formal (por ejemplo, clases privadas de regularización, talleres, etcétera). Y, aunque es común que los licenciados en Filosofía se inserten en las aulas de Educación Media Superior para impartir alguna asignatura relacionada con su carrera, también puede ser difícil para ellos ingresar en estos espacios. Así lo percibe un profesor de Enseñanza de la Filosofía en la FFyL UNAM, que participó en la investigación mencionada: “Solamente el 12% de los profesores que imparten Filosofía en el bachillerato son filósofos. Los demás son psicólogos, pedagogos, ingenieros, maestros de educación física […]”.[7]

 

TOMADA DE SMYTH ACADEMY

 

En el año 2014, los miembros del Observatorio Filosófico de México (OFM) dirigieron una carta a la Secretaría de Educación Pública (SEP) en la que solicitaban la modificación del perfil profesional establecido para el concurso de ingreso al Servicio Profesional Docente en la Educación Media Superior, para las plazas relacionadas con las asignaturas de “Lógica”, “Ética” y “Filosofía”, pues aseguraron que se incluían 22 perfiles profesionales que no tienen relación directa con la Filosofía, entre ellos, los de contadores, veterinarios, historiadores, matemáticos e ingenieros.[8] Situaciones como ésta, llevan a los egresados de la carrera de Filosofía a buscar nuevas formas de vincular su ejercicio profesional, más allá de la docencia en bachillerato.

 

Situación actual de la enseñanza y la difusión de la filosofía

 

Hoy en día, la Enseñanza de la Filosofía experimenta una gran aceptación en espacios en los que antaño se encontraba ausente. La filosofía para niños, para personas de la tercera edad, la ética empresarial y otros tantos rubros pertenecientes al quehacer filosófico dan cuerpo y forma a talleres, conferencias, pláticas y cursos, dentro o fuera de los currícula oficiales reconocidos por la SEP. Así mismo, se considera imprescindible la formación filosófica en los profesores de cualquier nivel educativo para potenciar en ellos competencias que les ayuden a conducirse éticamente. Así, el profesor debería no sólo saber sobre corrientes filosóficas, sino aprender a filosofar para poder transmitir esta competencia a sus estudiantes.[9] Aunque, de acuerdo con un estudio realizado sobre la Enseñanza de la Filosofía en el nivel secundaria de 18 países latinoamericanos en 1998, se encontró que ésta consistía más en aspectos históricos relacionados con el desarrollo de la Filosofía desde sus inicios hasta la época contemporánea y no tanto en enseñar a los estudiantes a filosofar.[10]

 

Actualmente, el gobierno mexicano en turno ha restituido a la Filosofía el lugar que se le intentó arrebatar en 2008. Esto se ha realizado a través de la modificación del Artículo 3º Constitucional que ahora incluye el siguiente párrafo:

 

Los planes y programas de estudio tendrán perspectiva de género y una orientación integral, por lo que se incluirá el conocimiento de las ciencias y humanidades: la enseñanza de las matemáticas, la lecto-escritura, la literacidad, la historia, la geografía, el civismo, la filosofía, la tecnología, la innovación, las lenguas indígenas de nuestro país, las lenguas extranjeras, la educación física, el deporte, las artes, en especial la música, la promoción de estilos de vida saludables, la educación sexual y reproductiva y el cuidado al medio ambiente, entre otras.[11]

 

Lo anterior nos llevaría a creer que se han realizado (o, por lo menos, deberían estar en proceso) una serie de modificaciones curriculares a los planes y programas de estudio que rigen para los cuatro niveles que conforman la Educación Básica en el país (preescolar, primaria, secundaria y bachillerato). Pero, si revisamos el plan y los programas de estudio que conforman a cada uno de estos niveles, encontraremos los siguientes aspectos:

 

  • En Preescolar no existe ninguna asignatura relacionada con el campo de los saberes filosóficos, al menos de manera explícita.

 

  • En Primaria y Secundaria se contempla a la asignatura de Formación Cívica y Ética, pero no hay una materia que contemple a los saberes filosóficos de manera directa. Se estiman contenidos relacionados con el ejercicio de la democracia, la responsabilidad, la libertad, entre otros, pero dicho enfoque se deriva de la educación para la construcción de la identidad nacional en los niños y se inscribe más en la línea de la formación política del ciudadano.

 

  • En el caso de la Educación Media Superior, el plan de Estudios contempla tres bloques de formación: Componente de Formación Básico, Componente de Formación Propedéutico y Componente de Formación para el Trabajo. En el primero de ellos, aparece la asignatura “Programa de Ética y Valores I y II” durante los dos primeros semestres, y, en el sexto semestre encontramos ya la asignatura de Filosofía. En el Componente de Formación Propedéutico, encontramos las asignaturas de “Estética”, “Lógica”, “Temas selectos de Filosofía I” y “Temas selectos de Filosofía II”. En el Componente de Formación para el Trabajo no existen asignaturas relacionadas con la Enseñanza de la Filosofía. Dicho plan de estudios rige para la generación 2016-2019 y está en proceso de liquidación.[12]

 

Así, el panorama actual nos sugiere que, aunque la Enseñanza de la Filosofía se haya decretado constitucionalmente como un hilo conductor para la formación del ciudadano a través de la educación básica en todos sus niveles, actualmente sigue circunscrita, principalmente, a las aulas de Educación Media Superior.

 

Por su parte, la difusión y la divulgación de los saberes filosóficos parecen presentar un panorama más halagador que el de su enseñanza en las aulas mexicanas. A través de congresos, coloquios, programas de radio, talleres, videos en plataformas como Youtube, carteles, publicaciones en revistas, libros, páginas web y otros medios, la Filosofía ha cobrado una mayor presencia en los últimos tiempos que la que había tenido antes de que las Nuevas Tecnologías de la Información se posicionasen con la fuerza que conocemos hoy en día. No obstante, la comunidad filosófica aún sigue pugnando por obtener mayores apoyos por parte de las universidades y las secretarías gubernamentales para hacer llegar a la población mexicana todo aquello que los filósofos tienen para ofrecer en la construcción de una ciudadanía más responsable y comprometida ética, moral y políticamente con los retos y las demandas sociales en la actualidad.[13]

 

TOMADA DE LAURA MASCARÓ

 

Ante este panorama: ¿cuál es el destino de los egresados de la carrera de Filosofía en México?

 

El problema del bachillerato como “destino manifiesto” para los egresados de la carrera de filosofía

 

La Enseñanza de la Filosofía en México encuentra su principal campo de acción en las aulas de Bachillerato. Esta situación ha sido determinante para que una asignatura como “Enseñanza de la Filosofía”, que forma parte nodal del plan de estudios de la carrera de Filosofía que se imparte en la FFyL-UNAM, haya centrado tradicionalmente sus esfuerzos en brindar una formación inicial estrechamente relacionada con la docencia a nivel medio superior. Pero, ¿esto quiere decir que las aulas de bachillerato serán el destino laboral de la mayoría de los egresados de esta licenciatura? Veamos lo que considera al respecto uno de los docentes entrevistados para la investigación que sirvió de base para el presente trabajo, cuando se le preguntó acerca del objetivo de la asignatura Enseñanza de la Filosofía:

 

Mira, yo creo que se trata básicamente de enseñar a los alumnos a transmitir, a enseñar filosofía. Pero es interesante: siempre es a nivel bachillerato, porque te digo que es este mercado laboral, siempre. Yo creo que esta materia de “Enseñanza de la Filosofía” debería cambiar sus objetivos por una cuestión de política de los saberes, pero también de práctica filosófica, porque no hay un espacio en el que la academia se relacione con otras fuerzas político-sociales más importante que no sea la escuela. […] ahora, la enseñanza de la Filosofía es: “Alumnos, como no todos pueden ser investigadores, algunos se van a ir a dar clases, por lo menos preparémonos poquito para dar clases”, ¿no? Entonces, lees a algún autor clásico que trata sobre la enseñanza, les pides a los alumnos que te hagan un programa, ¿no?, porque es lo que pide normalmente un bachillerato […]. Entonces, yo pienso que la materia tendría que tener otro enfoque, porque el único espacio donde los filósofos salimos al mundo y nos enfrentamos al Estado, a la sociedad, a las instituciones, es la enseñanza. El profesor de filosofía es el que está en relación con algo externo a la institución filosófica. Entonces, eso implica muchas cuestiones políticas, muchas cuestiones sociales, y los filósofos no estamos preparados para eso. Siempre nuestra posición es: “Somos los que sabemos, somos los superiores”, y [el filósofo] no está dispuesto como a trabajar en otros espacios, pues siempre el objetivo es: vamos a enseñar a los alumnos a más o menos dar clases de filosofía, pero no se discute el acto, no se lleva a cabo un modelado, por ejemplo, del acto, sino siempre son discursos y siempre son programas, y ya, de clases muestra. Y eso acota la posibilidad de la materia, cuando la materia en verdad podría tener otros espacios, por ejemplo, esta cuestión histórica: los que crearon el sistema educativo en México fueron filósofos. No eran filósofos académicos, casi todos eran abogados […] que se metían a la filosofía, y eso es importante. Y otra: discutir cuáles son los objetivos de la enseñanza de la filosofía. Siempre los filósofos, es bien divertido, nos ponemos como en esta posición de izquierda: “Vamos a construir hombres nuevos, vamos a construir hombres críticos, hombres verdaderos”, eso lo dice Platón en la República. Y tú dices: Bueno, ¿y?…, ¿en verdad se puede? O sea, nunca se discute, se da por hecho un estado de las cosas y se sigue con cierta inercia de las prácticas en la enseñanza, pero no se saca como toda la potencialidad que tiene la materia, que es básicamente este entrelazado con el Estado, con las instituciones, con la sociedad, no hay otro espacio donde los filósofos académicos nos vinculemos tanto con la sociedad si no es en la escuela […].[14]

 

Este profesor cuestiona la idea de que los únicos espacios en los que los filósofos ejerzan su acción profesional sean dos: la investigación o la docencia. Como no existen demasiadas plazas para ser investigador, entonces sólo queda la docencia. Sin embargo, como vimos anteriormente, ésta aún no se abre a todos los espacios curriculares de la Educación Básica, sino que queda circunscrita a las aulas de bachillerato y, en menor proporción, a las de Educación Superior. Así, este profesor nos propone re-pensar el campo de acción del filósofo en México. Para él, se trata de contemplar un panorama más amplio que incluya una cuestión política de los saberes y de la práctica filosófica. Si bien, la escuela es un espacio de innegable vinculación del filósofo con las demandas sociales, el problema surge cuando a los estudiantes de la carrera de Filosofía se les hace creer que, a falta de oportunidades en el ámbito de la investigación, su destino manifiesto son las aulas de bachillerato, y, por lo tanto, lo que debe enseñárseles en términos de formación didáctica inicial tiene que ver con hacer programas de estudio, planificar sesiones, preparar clases muestra y otras acciones relacionadas con la docencia a nivel medio superior. No es que el profesor en cuestión considere que estos saberes no deben enseñarse en dicho nivel educativo. Más bien, cuestiona el que los saberes didácticos y filosóficos no estén sustentados por reflexiones de carácter epistemológico que permitan pensar a la enseñanza desde otras miradas, como la política y la social, por ejemplo. Se trata de que los estudiantes de filosofía tengan la posibilidad de discutir el acto de enseñar, así como la institucionalización de la Filosofía en México, y encontrar en esa discusión diferentes escenarios, alternativas y posibilidades para romper con la inercia de las prácticas de transmisión de los saberes filosóficos en la actualidad. Dicha transmisión se encuentra determinada por una suerte de Dispositivo Didáctico.[15] Cabe aclarar que la Didáctica es la disciplina pedagógica cuyo objetivo es el análisis de las condiciones bajo las que se lleva a cabo el acto de Enseñanza. Retomando el discurso del profesor, podemos entender al Dispositivo Didáctico como una serie de elementos estructurantes del campo de la Enseñanza de la Filosofía en México, que hacen de ella una práctica vinculada estrechamente al ejercicio del poder en sus diferentes vertientes (el poder desde la posición docente, el poder institucional, el poder estatal que determina los planes y programas de estudio, etc.).

 

La propuesta de este profesor no sólo va encaminada a reflexionar sobre la necesidad de explorar nuevas posibilidades de acción para la asignatura de formación inicial que imparte, sino también a romper con la creencia asentada de que el destino manifiesto de los egresados del Colegio de Filosofía consiste en ser profesores de bachillerato. Su testimonio abre un debate acerca de la urgencia de analizar la práctica docente de los filósofos desde una dimensión política, con el fin de romper la inercia que ha caracterizado su puesta en marcha.

 

Tomando en cuenta los datos mencionados en el apartado anterior, suponemos que la cifra de filósofos que se dedican a la enseñanza en bachillerato debe ser mayor que la que tendría relación con su inserción en la educación preescolar, primaria o secundaria. Y, aunque también son profesionistas requeridos en las aulas de Educación Superior, lo cierto es que no todas las carreras universitarias incorporan en sus currícula asignaturas relacionadas con la transmisión de los saberes filosóficos.

 

TOMADA DE EL INFORMADOR

 

Recordemos que, cuando la RIEMS en 2009 anunciaba la retirada de la Filosofía del nivel medio superior, la comunidad filosófica se volcó en un estallido de protestas y críticas al sistema neoliberal que había tomado aquella decisión. Esta ola de críticas tiene un fundamento histórico que es importante conocer para entender la función histórica del filósofo como docente. Veamos lo que al respecto considera este profesor:

 

Creo que, hasta nuestra época, la Filosofía en México se ha vuelto institucional completamente, se ha vuelto académica completamente, se ha protegido, vamos…, una de las discusiones que tenemos en México es “¿por qué la Filosofía es institucional, es académica?, eso le mata el espíritu”. Por lo menos desde hace un siglo o siglo y medio, todos los filósofos de México han tendido a que la Filosofía se convierta en académica, se meta en la institución. Y esto tiene que ver desde nuestros padres ilustrados, es decir, Kant y los franceses querían, de alguna manera, que la Filosofía se institucionalizara. ¿Por qué? Porque, de alguna manera, sí, el Estado y las instituciones estatales daban las condiciones para que el filósofo pudiera ejercer su reflexión, lo que antes no pasaba; es decir, los filósofos éramos como nómadas. Los filósofos y las filósofas estábamos “a la buena de Dios”, es decir, lo que nos diera un mecenas, lo que nos diera un príncipe. Entonces, desde la modernidad, la Filosofía se convierte en institucional, pésele a quien le pese, y a los filósofos les pesa mucho. Esto ¿cómo se refleja en México? Todo el siglo XIX, el XX, hasta ahora, han sido una lucha de la práctica filosófica para sobrevivir. Es decir, todos los filósofos, Vasconcelos, Barreda, es más, hasta Lombardo Toledano […] todas nuestras grandes estrellas, lo que trataban de hacer es meter la Filosofía en la institución y muy cercana al Sistema Educativo Mexicano, a la SEP […]. Porque los filósofos, de alguna manera, fueron inteligentes en México porque ellos construyeron el Sistema Educativo Mexicano. Eso les permitió construir, la Escuela de Altos Estudios y, después, la Facultad de Filosofía y Letras. Porque tenían ese poder, al menos ideológico (no digamos, económico, sino al menos ideológico) dentro de las planeaciones del rumbo educativo de la nación. […] Lo que quiero decir es ¿por qué no habíamos discutido, hasta este momento, ¿qué diablos es el acto de la Enseñanza de la Filosofía? Es por eso, porque los filósofos se han dedicado en México a sobrevivir. ¿Y cómo hemos sobrevivido? Haciéndonos institucionales. Entonces, por eso nos metimos a la Escuela.[16]

 

En la medida en que la Filosofía se torna institucional asegura su supervivencia en los tiempos del capitalismo a ultranza y los esquemas numéricos de productividad al interior de las empresas. Si bien, dichos esquemas se han trasladado también al ámbito académico, lo cierto es que el profesor de filosofía aún tiene la oportunidad de transformar y trastocar el pensamiento adolescente para hacerlo cobrar conciencia de sí mismo y de su lugar en el mundo contemporáneo. Aunque, ello parece haberse sedimentado como la principal vía de acción del filósofo que no ha logrado conseguir una plaza de investigador en alguna institución.

 

Ante este preocupante panorama para la Filosofía, cabe resaltar que existen profesores que ejercen un acto de rebeldía que intenta transformarlo. Veamos el relato de otro profesor que, al contarnos acerca de sus métodos de evaluación, saca a relucir qué es lo que lo motiva para solicitar a sus estudiantes proyectos de cualquier índole, con excepción de todo lo que tenga que ver con dar clases en el nivel medio superior:

 

Termino evaluando qué tanto son capaces de imaginar modos alternativos de la Enseñanza de la Filosofía. Me opongo al destino manifiesto. Si nos quedamos en esa realidad, la mayoría no van a tener trabajo y los pocos que van a tener trabajo, lo van a tener como profesores de bachillerato, y otros, muy poquitos, van a tener la oportunidad de ser profesores en una universidad. Me niego a seguir reproduciendo eso. Si ya tengo esta oportunidad de estar aquí, quiero que sea pretexto para que entonces imaginen en qué tantos lugares, en qué tantas formas pueden enseñar filosofía.[17]

 

La rebeldía es una característica propia de la formación filosófica. De otra forma, el filósofo sería un ente alienado al sistema dominante. Recordemos con Camus, que un hombre rebelde es un hombre que dice: “No”,[18] tal como este profesor plantea su negativa a aceptar que el destino de sus egresados se vea limitado o determinado por un orden de cosas que se ha asumido como inalterable por tradición. Sin embargo, él se da cuenta de que existen otros espacios para Enseñar Filosofía, otras realidades en las que el egresado de esa licenciatura puede incidir de formas distintas a las ya interiorizadas por una comunidad filosófica que, a todas luces, parece presentar una renovación en estos tiempos. Por supuesto, aquí consideramos que la formación didáctica inicial del Licenciado en Filosofía debe contemplar a la didáctica específica para la enseñanza de su disciplina en diferentes escenarios, incluyendo al bachillerato mexicano. Pero, además, coincidimos con la propuesta de este profesor en tanto que plantea otras posibilidades que los estudiantes pueden explorar para ejercer su actividad profesional.

 

Espacios alternativos para la enseñanza, la divulgación y la difusión de la filosofía

 

Hablar de Enseñanza, Difusión y Divulgación de la Filosofía es hacer referencia a tres procesos que, aunque se encuentran estrechamente relacionados, revisten diferencias que es importante resaltar, sobre todo en lo tocante a las intenciones educativas que cada uno de ellos detenta.

 

Tradicionalmente se ha considerado a la Difusión como una práctica discursiva que se da al interior de un contexto académico, es decir, se trata de la comunicación de información especializada entre los miembros de una comunidad científica o perteneciente a determinada esfera o ámbito intelectual, mientras que la divulgación tiene como propósito comunicar los hallazgos que se realizan en estos campos especializados a la sociedad en general.[19]

 

TOMADA DE MERCADO LIBRE

En lo tocante a la Divulgación, podemos afirmar que se trata de una práctica prominentemente comunicativa, orientada a promover la formación científica de profesionales de un área determinada. La Divulgación fomenta la vocación científica y la visión crítica de la Ciencia, con el objetivo de proveer la información necesaria para que los estudiantes, los profesores y los profesionistas puedan tomar decisiones documentadas en lo que respecta a su rama académica.[20]

 

Por su parte, la Enseñanza ha sido concebida como una práctica educativa que, de ordinario, se entiende como “transmisión de conocimientos” pero en realidad va más allá de ello, situándose en niveles cognitivos que trascienden la recepción pasiva de información. La Enseñanza es una práctica que requiere un ordenamiento minucioso que debe partir desde el establecimiento de objetivos, hasta la implementación de la evaluación de los aprendizajes realizados por los estudiantes, pero, sobre todo, se trata de un proceso dialógico.[21]

 

Estos conceptos advierten una serie de resignificaciones cuando pensamos en escenarios digitales, pues se trata de contextos que deben tomar en consideración a un público objetivo que rompe con los límites que enmarcan las definiciones anteriores. Por ejemplo, la difusión, la divulgación y la enseñanza pueden tener, en principio, un público objetivo definido (una población estudiantil, una comunidad académica, etcétera). No obstante, el acceso que cualquier persona puede tener al contenido digital rompe con esas delimitaciones y eso hace que los conceptos vean difuminados sus límites: “Lo que sí admitimos es que el desarrollo de la tecnología produce una masificación de la cultura […], pues ya la difusión va ligada al consumo a tal grado que lo público se desplaza a aquello a lo que todo mundo puede tener acceso”.[22] Y lo anterior ocurre no solamente con la difusión, también con la divulgación y la enseñanza, pues la revolución tecnológica que presenciamos hoy en día garantiza el acceso de casi cualquier contenido a cualquier tipo de público.

 

Entonces, para diferenciar a estas tres prácticas académicas necesitaremos remitirnos a la naturaleza de sus intenciones educativas. La Enseñanza es una práctica ordenada y planificada para producir determinados aprendizajes y evaluar a su término la adquisición de estos; mientras que la divulgación y la difusión no presentan el componente evaluativo como parte estructurante de sus mecanismos de acción.

 

Aclarados estos aspectos de carácter conceptual, es importante mencionar que la Enseñanza, la Difusión y la Divulgación de los saberes filosóficos pueden tomar dos caminos que implican su vinculación con las demandas sociales en la actualidad. El primero de ellos tendrá relación con un público objetivo determinado (puede tratarse de estudiantes de bachillerato o licenciatura, investigadores de determinadas áreas de conocimiento relacionadas con las Humanidades, estudiantes de educación superior, de posgrado, o empresarios que requieran incorporar contenidos relacionados con la Ética, etcétera). El segundo camino deberá tener una capacidad más amplia para incluir a un público no especializado que requiere acceder a los saberes filosóficos para mejorar sus condiciones de vida (adolescentes, niños, personas de la tercera edad, padres de familia, en fin, ciudadanos en el más amplio sentido de la palabra).

 

Así, tanto la Enseñanza como la Difusión y la Divulgación de los saberes filosóficos enfrentan actualmente a estos dos grandes retos, dependiendo de la naturaleza de sus temas: ponerse a disposición de grupos específicos y también ser accesibles para cualquier ciudadano mexicano.

 

¿Qué acciones están realizando los egresados de la carrera de Filosofía para poder hacer frente a estos retos? ¿Cuál es el papel que juega la tecnología en estas prácticas? ¿Es un papel de reciente aparición? Consideramos, junto con este profesor, que no, dado que el lenguaje es en sí mismo una tecnología y ha sido la vía milenaria que los filósofos han utilizado para ejercer su acción en el mundo:

 

En todo acto de transmisión del saber se requiere una máquina. No necesariamente tienes que tener la televisión, por supuesto el lenguaje es una tecnología […] Lo interesante es que los filósofos no utilizamos otra tecnología, otra técnica que no sea el lenguaje. Por ejemplo, las imágenes… hay una gran discusión de los filósofos sobre cómo utilizar una imagen para enseñar filosofía, para transmitir la Filosofía. Y es complicado porque, siempre los filósofos te ponen una película y luego discuten sobre ella. ¿Es que la película, no en sí misma permite que los alumnos…? ¿No hay películas filosóficas? […] ¿Qué materiales, qué herramientas nos ayudan a los filósofos a transmitir eso que supuestamente hacemos? […] ¿Hay otras formas de transmitir la filosofía fuera del libro?[23]

 

Durante siglos, la escritura fue el medio por excelencia para que los filósofos pudieran transmitir sus saberes. Cuando la Educación se volvió un asunto del Estado, a principios del siglo XX en nuestro país, y conforme se volvió un fenómeno de masas, la transmisión de los saberes filosóficos se apoyaba ya no sólo en los libros, sino también en la acción del profesor de Filosofía en las aulas.

 

TOMADA DE CIENCIA UNAM

 

No obstante, en la actualidad existen diversos medios a través de los cuales se realiza esta transmisión de los saberes filosóficos: los blogs, las clases en línea, los cafés filosóficos, programas de radio, videos en Youtube, videoconferencias a través de Skype, aplicaciones, artículos en revistas electrónicas, libros electrónicos, coloquios, plataformas digitales, discusiones vía WhatsApp, los talleres de Filosofía para niños, y un largo etcétera. Sin embargo, cabría preguntarnos cuál es el impacto de lo digital en los modos de producir y transmitir Filosofía, es decir, qué impacto ha tenido en las prácticas filosóficas la revolución digital que hemos presenciado desde hace algunos años, y cómo es que el alcance masivo que ahora puede tenerse a través de internet ha logrado vincular a los filósofos con la sociedad mexicana.

 

El siguiente testimonio nos pone a pensar en todo ello pues, para este profesor, la esencia de la transmisión de estos saberes ha experimentado muy pocas transformaciones a pesar de que hoy en día se cuenta con los medios para poder alcanzar a un público mayor:

 

Actualmente hay nuevas formas de enseñar la Filosofía. El taller filosófico, el café filosófico, los libros de divulgación. Pero, cuando tú revisas eso, lo que tienes es la misma estructura básica de: el profesor que sabe, el alumno que no sabe, el profesor que habla, el alumno que no habla, el alumno que calla, el profesor que sabe La Verdad y la transmite y el alumno que tiene que disciplinarse para poder entrar a un saber con provecho. Siempre está esta estructura, aún sea un café filosófico, aún sea un taller filosófico, así sea un libro de divulgación. Los filósofos, en nuestra práctica, no podemos deconstruir, no podemos destruir cierta práctica del ejercicio filosófico, por más que queramos […] Si el primer espacio donde nos contratan es la docencia. Los investigadores son poquitos, y parece que ahorita no hay tantos puestos de investigadores para todos los que salimos. ¿Qué harías? Por supuesto, algunos se van a trabajar a muchos espacios, pero terminan no haciendo Filosofía, ¿no? Entonces, el reto sería: ¿cómo hacer Filosofía ahí?[24]

 

Consideramos que es probable que la estructura básica de transmisión de los saberes filosóficos a la que refiere este profesor continúe siendo la que él describe, al menos por algún tiempo más. Sí, es posible que pueda experimentar cambios, pero éstos serán tan graduales y paulatinos que requerirán de mucho tiempo para alcanzar su máximo punto de expresión, pues implican todo un replanteamiento epistemológico y cultural acerca del quehacer docente del filósofo. Este tipo de transformaciones suelen darse lentamente en periodos de tiempo prolongados, y, aunque es importante tener en mente su necesidad, también es verdad que actualmente existe una mayor urgencia por lograr que la Filosofía en México estreche sus lazos con diferentes grupos sociales y con la ciudadanía en general.

 

Por otra parte, el cuestionamiento que hace el profesor acerca de cómo hacer Filosofía en espacios distintos a las aulas de bachillerato o licenciatura, parece ser bastante pertinente. Sin duda, las asignaturas de formación inicial son lugares propicios para que los estudiantes de Filosofía comiencen a pensar cómo poder vincular su quehacer y su disciplina a las necesidades de la ciudadanía. Estas asignaturas permiten que los profesores orienten a los estudiantes acerca de los diversos modos en los que pueden ejercer su acción profesional atendiendo a las demandas de la población. En palabras de otro profesor:

 

[Enseñanza de la Filosofía] representa una oportunidad fundamental para que los estudiantes reflexionen sobre las conexiones que van a tener con el exterior, en tanto profesionales de la Filosofía. Creo, en este sentido, que Enseñanza de la Filosofía está limitada porque, efectivamente, se está enfocando estrictamente a la impartición de clases, lo cual supone una transmisión del saber filosófico por medio de instituciones educativas, y, concretamente, de la educación media superior y superior. Esa restricción que, aunque es muy importante y muy fecunda, sin embargo, creo que también deja sin muchas otras alternativas a los estudiantes, de tal manera que Enseñanza también me da la pauta a mí para ampliar un poco su espectro de incidencia social y entonces empezar a hablar de otras cosas como la difusión de la Filosofía y la divulgación de la Filosofía. […] trato de ampliar los contenidos para dar algo de divulgación de la filosofía y de transmisión en general filosófica, porque creo que esto les va a dar herramientas, les va a dar también una perspectiva más amplia a los estudiantes de en dónde pueden intervenir socialmente como filósofos. Entonces, la materia me permite, en este sentido, ser una pequeña isla en el mar de la formación filosófica que les haga ver su repercusión social como filósofos, que les haga ver sus posibilidades laborales en el futuro, y, eventualmente, también que les permita generar estrategias de inserción en el mundo social, precisamente como profesionales de la filosofía. En ese sentido, creo que es una materia verdaderamente fundamental.[25]

 

Este profesor es consciente de lo que se ha instituido a lo largo del tiempo en lo que respecta a la formación profesionalizante del filósofo, y, en particular, a lo relacionado con la formación inicial, pero, al mismo tiempo, a partir de sus referentes personales y profesionales, busca una transformación, es decir, con su práctica y su experiencia instituye algo nuevo.

 

Veamos con mayor detenimiento estos conceptos de lo instituido y lo instituyente:

 

Lo instituido es lo establecido, el conjunto de institucionalizaciones que norman la vida dentro de la clase, de la escuela, e inclusive en la sociedad misma. Sin embargo, como la acción educativa está inserta en procesos dinámicos (lo instituido llegó a convertirse en tal por los procesos de institucionalización), también hay que considerar “lo instituyente” o sea el ingrediente dialéctico, los procesos que desembocan en la consolidación de las nuevas producciones sociales.[26]

 

Lo instituido, de acuerdo con la representación de este profesor, reside en el hecho de que desde antaño se ha limitado a los filósofos que se dedican a la enseñanza, al salón de clases. Pero, lo instituyente se encuentra en el hecho de que se contemplen otras opciones para llevar la Filosofía a un público no académico y que, con base en esta idea, el profesor contemple a la divulgación como un saber necesario para ello, buscando, a su vez, que sus estudiantes se apropien de este conocimiento para poder descubrir mayores posibilidades laborales a futuro.

 

Cuando pensamos en las posibilidades de acción para el ejercicio profesional de los filósofos, necesariamente tenemos que hablar acerca de cómo trabajar con los estudiantes de esta carrera para que las conozcan y se familiaricen con ellas. En otras palabras: Sí, sabemos de antemano que existen otros escenarios para que los filósofos logren contribuir al progreso social de nuestra nación, pero ¿cómo podemos potenciar la entrada de los estudiantes de la carrera de Filosofía en dichos escenarios? Sin duda, las estrategias pueden ser bastante numerosas, pero en este punto nos gustaría mostrar, a modo de ejemplo, cómo lo realiza uno de los profesores que participaron en la investigación que sirve de base al presente trabajo:

 

[…] Introduzco herramientas digitales. A los alumnos les pido que introduzcan, para tratar de moverlos un poquito, introducir herramientas digitales de análisis, de elaboración y de alteración de textos digitales. Entonces, he trabajado con Wikipedia, por ejemplo, entonces los alumnos hacen entradas de Wikipedia, o mejoran, o modifican, […]. Wikipedia tiene un esquema completamente diferente de saber y de producción de saber a la Academia. Ahí no está centrado, sino que está colectivizada la producción de saber, y quien publica en Wikipedia no es el especialista, como en la publicación académica, sino cualquier persona que sepa, ahí no tienen que tener títulos. Entonces los alumnos se enfrentan a eso, pero también se enfrentan a otro tipo de herramientas, por ejemplo, hay herramientas de estilometría, estilometría es como una forma lingüística de análisis de los textos, que es, básicamente, contar palabras. Entonces, un filósofo, analizando un texto, no con una lectura clavada, los filósofos hacemos lecturas, pues, religiosas, o sea, clavadas con el texto, subrayando y haciendo anotaciones y luego decimos qué entendemos o qué interpretamos. Entonces, estas herramientas digitales lo que hacen es contar palabras, ¿cómo expones un texto sin leerlo y solamente con el conteo de las palabras? Porque sale otro tipo de análisis. Tienes ahí una herramienta para hacer la filosofía distinta a la lectura tradicional. Y he añadido video e imágenes. Voy a utilizar una aplicación el próximo semestre en donde los alumnos van a tener que contar un argumento con imágenes, seguido, ¿cómo diablos harías eso? Eso es lo que yo llamo tecnología: ¿cómo transmites la filosofía, mediante qué mecanismo y con qué herramienta?[27]

 

 

La forma que este profesor ha encontrado para proponer una transformación de la visión tradicional de la transmisión de los saberes filosóficos es, en parte, a través de las Nuevas Tecnologías de la Información. La manera en la que éstas son implementadas es la que hace la diferencia. No es lo mismo grabar un CD reproduciendo un texto íntegro, que hacer que los estudiantes piensen en estas otras opciones para transmitir lo filosófico. Estas acciones resumen lo que para el profesor es la tecnología: la forma y los mecanismos que intervienen en la transmisión de la filosofía, así como las herramientas que se emplean para ello.

 

Las generaciones actuales se desenvuelven en un mundo cifrado por la tecnología. Los desarrollos tecnológicos son cada vez mayores y su avance es vertiginoso. Sería importante considerar que los procesos formativos tengan en cuenta esto, no sólo para interesar a los sujetos en los contenidos de una asignatura, sino también porque es algo que demanda actualmente la inserción en el mercado laboral y porque se trata de formas de socialización necesarias y vigentes.

 

TOMADA DE LA VOZ DE GALICIA

 

Por otra parte, además de los espacios digitales existen otros escenarios sociales en los que los filósofos pueden aportar sus saberes para mejorar las condiciones de vida de una población en particular. Veamos el testimonio de otro profesor:

 

[…] Cuando hablo con los alumnos, lo dejo abierto. Por ejemplo, hemos tenido experiencias de gente que va a las cárceles […], se han sacado de proyectos de filosofía a ciertos lugares como las cárceles…, cafés filosóficos, filosofía para niños, […] también he tenido alumnos que van a guarderías, otros se van a grupos no formales educativos, haz de cuenta “Es que tengo un grupo empresarial, que si mi tío dice que si les damos un curso de ética”, y les digo yo “Ok”, pues vamos a preparar todo eso porque son todos los ámbitos que se pueden explotar, por un lado, y por el otro lado son ámbitos que no son estándar y que entonces estamos en la posibilidad de crear un nuevo campo. Entonces, dependiendo de las necesidades voy tratándolos. O sea, en la Filosofía hay oportunidad porque hay principios universales que se aplican a todos y ya nada más nos fijamos en las particularidades para contextualizar la enseñanza.[28]

 

En este fragmento podemos apreciar cómo la formación que reciben los estudiantes de este profesor potencia su inserción laboral por cuanto les permite atender a poblaciones diversas.

 

Es importante resaltar el esfuerzo que actualmente están haciendo los filósofos para comunicar a la sociedad que su campo de acción se extiende más allá de las fronteras de las aulas de bachillerato. Se trata de propuestas que buscan vincular a los filósofos en la vida cotidiana de la sociedad trabajando, por ejemplo, con jóvenes excluidos de los sistemas de educación formales, con personas en situación precaria (homeless, veteranos de guerra, víctimas de genocidio), delincuentes encarcelados, jubilados, empleados en empresas, empresarios, proyectos que involucren a internet y las nuevas tecnologías, olimpiadas filosóficas, debates después de la proyección de películas, y filosofía para niños.[29] De esta manera, la transmisión de los saberes filosóficos se reconoce en escenarios alternos que representarán, cada uno en su contexto singular, nuevos retos, debates y, sobre todo, otras formas para estrechar lazos con el mundo profesional y laboral.

 

A manera de conclusión

 

Hemos realizado un breve recorrido de la mano de cuatro profesores que nos han guiado por diversos y complejos caminos de reflexión con sus orientaciones, cuestionamientos, críticas, experiencias y propuestas. También hemos podido mostrar que existe una fuerte tradición que remite a la docencia de nivel medio superior como un destino instituido para los egresados de esta carrera; pero, de igual forma, rescatamos algunas consideraciones en torno a los esfuerzos que actualmente realiza la comunidad filosófica para la creación y consolidación de mecanismos instituyentes de nuevas prácticas en torno a la transmisión de sus saberes.

 

Aunque dichos esfuerzos son realmente loables y encierran lógicas complejas de acción, consideramos que es necesario señalar un reto más para los filósofos del siglo XXI. Se trata de llevar la Filosofía a poblaciones más numerosas que, por lo mismo, requieren de todo el apoyo posible para superar las condiciones que frenan su progreso.

 

La Filosofía ha sido desde hace tiempo una disciplina que no ha recibido una valoración justa por parte del Estado y de la sociedad en general. Sabemos que ello se debe a muchos factores, pero aquí nos centramos en el desconocimiento generalizado que hay en la población mexicana respecto de los aportes que este campo de conocimiento puede realizar para mejorar sus condiciones de vida. De ahí que nuestras sugerencias se hallen en la línea de impulsar la vinculación entre los filósofos y el ciudadano promedio. Pensemos en las palabras de José Vasconcelos cuando asumió la Rectoría de la Universidad Nacional:

 

He revisado, por ejemplo, los programas de esta nuestra Universidad y he visto que aquí se enseña literatura francesa, con tragedia raciniana inclusive y me hubiese envanecido de ello, si no fuese porque en el corazón traigo impreso el espectáculo de los niños abandonados en los barrios de todas nuestras ciudades, de todas nuestras aldeas, niños que el Estado debiera alimentar y educar, reconociendo al hacerlo el deber más elemental de una verdadera civilización. Por más que debo reconocer y reconozco la sabiduría de muchos de los señores profesores, no puedo dejar de creer que un Estado, cualquiera que él sea, que permite que subsista el contraste del absoluto desamparo con la sabiduría intensa o la riqueza extrema, es un Estado injusto, cruel y rematadamente bárbaro. […] No permanezcáis apartados de nosotros, venid a fundiros en los anhelos populares, difundid vuestra ciencia en el alma de la nación.[30]

 

Al igual que Vasconcelos lo hiciera en su momento, nosotros tampoco señalamos ni juzgamos a nadie en particular. Solamente hemos querido rescatar la esencia del quehacer universitario como práctica académica y profesional que debe estar, ante todo, al servicio de la sociedad y en beneficio del progreso de una nación. Y hemos retomado estas palabras para hacer énfasis en lo que creemos que puede ayudar a fortalecer los vínculos entre los filósofos como actores profesionales y la ciudadanía mexicana, a saber: la urgencia de hacer uso de estos nuevos escenarios para la Enseñanza, la Difusión y la Divulgación de la Filosofía o, en palabras de Mauricio Beuchot,[31] es necesario que la Filosofía salga a la calle; para ello, estos nuevos modos de producción del saber filosófico y todos los que se puedan crear en un futuro serán determinantes.

 

Y no sólo se trata de generar un beneficio social a partir de la práctica filosófica puesta al servicio de la población común, sino también para los mismos filósofos que verán enriquecidas sus oportunidades de construir experiencias diversas. Limitar al quehacer filosófico a los muros de las aulas ya no resulta suficiente en estos tiempos. Se trata de potenciar su re-surgimiento, acompañado de acciones y prácticas encaminadas a mejorar la vida de todos, a estrechar lazos para que trabajemos juntos por un bien común.

 

TOMADA DE VISUAL ARTS

 

Es necesario que las Instituciones de Educación Superior (IES) promuevan e impulsen el trabajo de los filósofos para que puedan llevar sus conocimientos a grupos sociales que se han visto perjudicados por diferentes problemáticas como el maltrato infantil, la violencia entre los pobladores de una comunidad, la inseguridad, la pobreza, la violencia de género, los animales en situación de calle, el alcoholismo, la falta de oportunidades y el desempleo, etcétera. La Filosofía tiene mucho que aportar respecto de estos problemas, promoviendo entre los ciudadanos la construcción de un pensamiento autónomo, libre, responsable y ético.

 

También creemos que la presencia de los filósofos se torna más que necesaria y urgente en las aulas de todas las IES, pues no es posible realizar investigación, en el campo disciplinar que sea, sin que medie una reflexión de carácter epistemológico acerca de la naturaleza de la producción científica. He ahí un nuevo reto para los estudiantes y egresados de la carrera de Filosofía: tratar de vincularse con la comunidad científica para re-pensar junto a ella las formas de hacer ciencia que actualmente existen en nuestro país.

 

Otro escenario en el que se requiere de los saberes filosóficos es el de la Formación Docente. El docente debe realizar reflexiones de carácter epistemológico que le permitan comprender su práctica frente a grupo. La Didáctica tiene, en sí, una dimensión epistemológica que debe ser clarificada por todos los profesores para que logren comprender con qué significados están trabajando y la importancia de su labor en la sociedad. Esto se vincula, con el saber filosófico en la medida en la que éste promueve la reflexión autónoma y ética.

 

Sin duda, éstas son sólo algunas ideas que deseábamos compartir con la comunidad filosófica para hacerle saber cuánto se necesita de su acción en el mundo, cuánto valoramos sus aportes y cómo nos gustaría contar con una mayor presencia de los filósofos en todos los espacios públicos.

 

Bibliografía

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  2. Vasconcelos, José, “Discurso en la Universidad con motivo de la toma de posesión del cargo de Rector de la Universidad Nacional de México”, en Obras Completas, II, Libreros Mexicanos Unidos, México, 1958.

 

Notas


[1] Honoré, Bernard, Para una teoría de la Formación. Dinámica de la Formatividad, ed. cit., p. 37.
[2] Cfr., Filigrana, Ivonn, La formación didáctica inicial del licenciado en Filosofía, ed. cit.
[3] Cfr., Reyes Chávez, Rafael. El profesor universitario y los modelos de formación, ed. cit.
[4] Cfr., Filigrana, Ivonne, La formación didáctica inicial del licenciado en Filosofía, ed. cit.
[5] Cfr., Instituto Mexicano para la Competitividad. “Compara Carreras”, ed. cit.
[6] Cfr., Universidad Nacional Autónoma de México. “Portal de Estadística Universitaria. Principal ocupación en su trabajo”, ed. cit.
[7] Filigrana, Ivonne. Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 2”.
[8] Cfr., Poy, Laura y Arturo Sánchez. “Filósofos piden a la SEP modificar perfil para maestros de ética y lógica”, ed. cit.
[9] Cfr., UNESCO, Enseñanza de la Filosofía en América Latina y el Caribe, ed. cit.
[10] Idem.
[11] Diario Oficial de la Federación. “DECRETO por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de los artículos 3o., 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa”, ed. cit.
[12] Cfr., Secretaría de Educación Pública, “Plan y Programas de Estudio para la generación 2016-2019”, ed. cit.
[13] Cfr., Vargas Lozano, Gabriel y Luis A. Patiño Palafox, La difusión de la Filosofía ¿es necesaria? ed. cit.
[14] Cfr., Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 2”.
[15] Cfr., La noción de Dispositivo Didáctico difiere un poco del concepto de Dispositivo Pedagógico en Basil Bernstein (1988) y se sitúa más dentro de los desarrollos teóricos de Michel Foucault, pues entendemos por dispositivo toda formación estratégica que busca, de ordinario, el ejercicio del poder: “El dispositivo será ese conjunto heterogéneo que persigue estratégicamente configurar un campo más o menos abierto de posibilidades que permiten el ejercicio del poder, es decir, arreglar las condiciones para dirigir e inducir acciones. En otras palabras, es una formación estratégica que permite “conducir conductas” y actuar sobre acciones posibles”. Anzaldúa Arce, Raúl Enrique, La docencia frente al espejo: imaginario, transparencia y poder, ed. cit., p. 72.
[16] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 2”.
[17] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 4”.
[18] Cfr., Camus, Albert, El hombre rebelde, ed. cit.
[19] Cfr., Nanoeducación, Difusión, Divulgación y Formación en Ciencia y Tecnología, ed. cit.
[20] Cfr., Universidad Nacional Autónoma de México, “Misión de la Dirección General de Divulgación Científica”, ed. cit.
[21] Cfr., Infante Castaño, Gloria Esperanza. “Enseñar y Aprender: Un proceso fundamentalmente dialógico de transformación”, ed. cit.
[22] Cfr., Barrón, Francisco, et. al. “Humanidades Digitales. Ilustración, difusión y publicidad”, ed. cit., p. 28.
[23] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 2”.
[24] Idem.
[25] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 3”.
[26] Pansza, Margarita, Morán, Porfirio y Pérez, Esther Carolina, Operatividad de la Didáctica, ed. cit., p. 77.
[27] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 2”.
[28] Filigrana, Ivonne, Op. Cit., Entrevista realizada a “Profesor 1”.
[29] Cfr., UNESCO, La Filosofía. Una Escuela de la Libertad. Enseñanza de la filosofía y aprendizaje del filosofar: la situación actual y las perspectivas para el futuro, ed. cit.
[30] Vasconcelos, José, “Discurso en la Universidad con motivo de la toma de posesión del cargo de Rector de la Universidad Nacional de México”, ed. cit.
[31] Cfr., Nieto, Irad, La Filosofía en la calle, ed. cit.

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