Editorial #62

¿Todos somos payasos? Aproximaciones filosóficas al Guasón de Todd Phillips

                                    

Durante la vigésima quinta edición de los Premios de la Crítica Cinematográfica, llevada a cabo el pasado 12 de enero en Santa Mónica, California, Joaquin Phoenix se sirvió de una parte de su discurso de aceptación del premio como mejor actor para decir lo siguiente: “Scott Silver y Todd Phillips, ustedes nos engañaron. Tomaron un personaje de historietas y lo usaron para hablar de traumas infantiles, violencia armada, aislamiento y salud mental. Y en vez de incitar a la violencia, invitaron a la audiencia a ver qué se siente cuando eres uno de los olvidados”. En efecto, por su peculiar tratamiento de este villano clásico del mundo del entretenimiento, el Guasón de Todd Phillips se convirtió en todo un acontecimiento popular que pinta para permanecer como película de culto y que tampoco fue ajeno a algunos pronunciamientos desde el ámbito filosófico.

 

Precisamente, una de las razones para publicar una compilación de esta naturaleza se encuentra en el asombro que representó la reacción de algunos teóricos ante la película. Pareciera que los filósofos apenas están descubriendo que hay algo fuera de la idealizada Grecia clásica. Es como si, en ciertos núcleos enmohecidos de la vida académica, apenas se estuviera descubriendo que existe la cultura pop. Como si la filosofía no supiera cómo es el mundo de principios del siglo XXI; su desconexión de los temas más sencillos de la cultura pop, tal como los cómics, resulta cuando menos una forma de supina ignorancia. Y nosotros no deseábamos regodearnos en nuestra ignorancia ni en nuestra desconexión de lo pop, aunque este tema no pareciera suficientemente “profundo”, o por su cercanía, no estuviera suficientemente idealizado.

 

El primero de los ensayos que integran este libro, escrito por Rubí de María Gómez Campos, consiste en un examen de esta obra cinematográfica a partir del desvanecimiento posmoderno entre realidad y ficción, como nudo de nuestra autoconcepción y nuestras prácticas sociales a principios del siglo XXI. La autora toma como base de su reflexión la violencia ligada al modelo de masculinidad heteropatriarcal dominante y recurre a las reflexiones filosóficas y políticas acerca de la razón y la sensibilidad de Hannah Arendt y de Simone Weil para su marco teórico.

 

El segundo ensayo pertenece a José Mendívil Macías Valadez. Su propuesta consiste en que fijemos la mirada en la responsabilidad gubernativa, así como en el contexto social y las relaciones miserables del protagonista del filme, antes que en su condición de enfermo mental sin supervisión ni medicación; no con la intención de justificarlo o empatizar con él, sino para entender los mecanismos que están detrás de un espiral decadente que lo lleva de la locura a la violencia, y de la violencia al caos. El autor lleva a cabo esta aproximación con el auxilio de algunas reflexiones acerca de la compleja cultura occidental contemporánea, desarrolladas por Agnes Heller, Hannah Arendt, Richard Bernstein, Tzvetan Todorov, Saskia Sassen y Judith Butler.

 

En el tercer ensayo, Juan Reyes Juárez nos invita a atender la perspectiva contraria, es decir, a centrarnos en el protagonista encasillado como un “enfermo” para cuestionar los mitos y prejuicios del imaginario social en torno a las enfermedades psiquiátricas, como su asociación con algunas creencias de índole moral o su atribución de cierta violencia o peligrosidad. Lo hace, primero, analizando las diferencias conceptuales entre estigma y padecimiento, y luego, poniendo en duda algunas afirmaciones respecto a la esquizofrenia y la depresión. Finalmente, nos recuerda cómo la noción de “locura”, previa al surgimiento del concepto de “enfermedad mental”, era concebida como una secuela de ciertos estilos de vida para la preservación del poder establecido y las prácticas sociales.

 

El cuarto ensayo, escrito por Norma Hortensia Hernández, tiene la intención de compartir con nosotros la experiencia personal que tuvo su autora al ver el filme, así como invitarnos a reflexionar filosóficamente acerca de tres temas que aparecen en él: el rostro del personaje maquillado primero y luego desdibujado por el llanto, hasta el grado de casi perder su individualidad al perder su rostro; la ciudad como personaje y como espacio donde el caos de las urbes modernas puede apreciarse en elementos como la basura acumulada en las calles o la jerarquización y las diferencias de clase y de espacios; y el papel de la risa como orden social: un comediante familiar que parece rematar algunas escenas como una imagen idílica de la sociedad hasta la risa como una forma de crítica social, con el loco o el bufón medieval como sus principales representantes.

 

El quinto ensayo pertenece a Carlo Del Razo Canuto. En este texto se aplican varias de las ideas que Pierce desarrolla en su famoso ensayo “The fixation of Belief” acerca de distintos métodos de fijación de creencias para el análisis de la relación que hay entre Batman y el Guasón. El autor nos describe el método de la tenacidad, que pareciera ser el método de fijación de creencias más sencillo de todos y que consiste en que una creencia se fija cuando se afirma como verdadera y se repite constantemente. Posteriormente nos presenta el método de la autoridad, que a diferencia del primero no basta con la afirmación de una creencia como verdadera, sino que necesita de una institución que mantenga, reitere y enseñe las creencias a los más jóvenes para perpetuarlas. Es decir, el método de la autoridad requiere de un aparato coercitivo. Después de presentar ambos métodos, Del Razo reflexiona acerca del papel del Guasón como un caso extremo donde el método de la tenacidad es llevado hasta la locura. Por su parte, Batman es presentado como un prototipo del método de la autoridad y se extraen algunas implicaciones acerca del conservadurismo de este método y del personaje. Por último, se presenta el conflicto que hay entre ambos personajes a la luz de ambos métodos de fijación de creencias: la rivalidad del Guasón y Batman es leída como el método de la tenacidad versus el método de la autoridad.

 

En el último de los seis ensayos que componen este volumen, a cargo de Juan Manuel García Garduño, se hace una concienzuda lectura de la película y de varios textos muy recientes que la comentan. Es de agradecer la erudición que este autor muestra en la comprensión tanto de la obra misma como de las reacciones de algunos intelectuales tanto de Letras Libres o El País, hasta de rockstars de la filosofía como Žižek.  El título del texto es honesto desde el principio, pues nos presenta con claridad los dos polos sobre los que girará la reflexión. El primero es el de la “nuda vida”, un concepto que Agamben desarrolla a finales del siglo XX para explicar la situación de Occidente. El otro polo es el de las víctimas, los marginados y los antihéroes, es decir, el otro polo versa sobre Arthur Fleck en su transformación de víctima a antihéroe y de personaje apolítico a uno de los más políticos personajes de historieta.

 

 

Juan Manuel García Garduño

Juan R. Reyes Juárez

(editores invitados)