MIGUEL PORLAN, “EL DESCONTROL DE LAS SOCIEDADES DE CONTROL”, 2017
Resumen
En el presente texto se exponen algunas reflexiones en torno a las sociedades de control y su relación con la educación virtual, vista ésta como un proceso de formación auto-dirigida. Foucault ya anunciaba una crisis de las llamadas instituciones de encierro, lo que da paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control. Las sociedades de control se caracterizan principalmente por la falta del encierro en las instituciones y por su indeterminación lo que también supone una indeterminación del sujeto. En los 60 y 70s toma relevancia la información, el conocimiento y el aprendizaje en la sociedad, pues serán parte de una economía ya no de bienes sino de serivicios y con ello el paso de las disciplinas al control es inminente.
Palabras Clave: control, información, conocimiento, aprendizaje, formación, educación.
Abstract
This text presents some reflections on societies of control and their relationship with virtual education, seen as a process of self-directed training. Foucault already announced a crisis of the so-called institutions of confinement, which gives way from disciplinary societies to societies of control. Societies of control are characterized mainly by the lack of confinement in institutions and by their indeterminacy, which also implies an indeterminacy of the subject. In the 60s and 70s, information, knowledge and learning become relevant in society, since they will be part of an economy no longer of goods but of services, and with this, the passage from disciplines to control is imminent.
Keywords: control, information, knowledge, learning, training, education.
De la disciplina al control
Para Foucault, entre los siglos XVII y XIX se podían considerar a las sociedades como disciplinarias, este tipo de sociedad tuvo su mayor auge a inicios del siglo XX. Tales sociedades destacan porque operan mediante la organización de grandes centros de encierro[1] por lo que los sujetos pasaban sucesivamente de una institución cerrada a otra, es decir, salían de la familia para pasar a la escuela, de la escuela a la fábrica y en cualquier momento también se pasaba por el hospital e incluso por la prisión, siendo ésta última la institución o el centro de encierro por excelencia. En las sociedades disciplinarias los comienzos eran continuos, es decir, que una vez terminada la escuela se iniciaba en la fábrica. Pero, a diferencia de esto, en las sociedades de control no hay inicios ya que nunca hay términos, pues, tanto la escuela como la empresa o la formación son estados que coexisten.
Las instituciones o centros de encierro tienen como proyecto “[…] concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo efecto debe superar la suma de las fuerzas componentes”.[2] Dicho modelo —el de las sociedades disciplinarias―fue considerado por Foucault como el sucesor de las sociedades de soberanía, las cuales tenían fines y funciones distintas a las disciplinarias. En las sociedades de soberanía se buscaba gravar la producción más que organizarla, se decidía la muerte más que administrar la vida.
En las sociedades disciplinarias existe una definición, un encierro incluso tratándose del dinero, pues un solo valor determina todo. Al contrario, las sociedades de control se tratan de algo indeterminado, en constante movimiento, lo cual se refleja tanto en el dinero como en las relaciones con los demás y en las formas de vida, ejemplo de ello es la educación en su modalidad virtual. Lo anterior muestra no sólo una evolución tecnológica, sino que, también, un cambio en el capitalismo, pues el capitalismo del siglo XIX se caracteriza por la concentración de producción y de propiedad; la fábrica es el centro de encierro por excelencia y el capitalista, además de ser el propietario de los medios de producción, en algunos casos también lo es de diversos centros de encierro como las escuelas o las viviendas de los obreros. El mercado, en dicho capitalismo, se especializa por el abaratamiento de los costos de producción. Por otra parte, el capitalismo actual, no se concentra en la producción sino en la superproducción. Ya no se interesa en la compra de materias primas, no vende productos terminados ni procede al montaje de piezas sueltas. El capitalismo actual vende servicios, incluida la educación. Lo que le interesa al capitalismo actual, dice Deleuze,[3] es la compra de acciones; es un capitalismo de productos más que de producción, es un capitalismo de ventas o de mercados, por lo tanto, se considera disperso y la empresa ocupa el lugar de la fábrica. En el capitalismo actual “[…] la familia, la escuela, el ejército, la fábrica ya no son medios analógicos distintos que convergen en un mismo propietario, ya sea el Estado o la iniciativa privada, sino que se han convertido en figuras cifradas, deformables y transformables, de una misma empresa que sólo tiene administradores.”.[4]
Al hablar de sociedades de control, disciplinarias y de soberanía, es importante señalar que una no excluye a la otra, pues se pueden presentar mecanismos propios de cada tipo de sociedad en otra. Por ejemplo, en el régimen carcelario las penas llamadas sustitutivas para delitos menores pueden constar de la utilización de collares o pulseras electrónicas que imponen el encierro o permanencia en el domicilio o en un cierto límite de espacio por determinado tiempo. En el caso de la escuela, las formas de control son continuas y existe una acción de formación permanente, elemento que encontraremos directamente en la educación virtual.
Deleuze[5] afirma que las sociedades disciplinarias han quedado atrás, pues todos los centros de encierro o espacios interiores como la cárcel, la escuela, el hospital, la fábrica y la familia están en crisis. Se ha intentado optar por reformas, pero, según Deleuze[6] siguiendo a Foucault, las instituciones de encierro están acabadas. Las reformas sólo han servido para gestionar la agonía de tales instituciones y mantener a los sujetos ocupados mientras se instalan nuevas formas y fuerzas. Estas nuevas formas y fuerzas son las sociedades de control y están sustituyendo a las disciplinarias.
Las sociedades de control son, para Foucault, el futuro inmediato, diríamos nosotros que es nuestro presente inevitable. Las nuevas formas que aparecen con las sociedades de control se han implementado a gran velocidad y se trata de un control “al aire libre”, haciendo la comparación respecto al sistema cerrado de las sociedades disciplinarias. A propósito, Pablo Rodríguez,[7] menciona que la crisis del encierro o de los centros de encierro, puede considerarse como tecnología de poder, ya que las fábricas, escuelas y las familias han dejado de confiar en su capacidad para instituir subjetividades. Este proceso se extiende a partir de la Segunda Guerra Mundial y se expresa de dos maneras: la primera es por medio de la constante promoción de reformas para cada una de las instituciones (escuela, fábrica y familia). La segunda expresión se vislumbra en el ascenso de la información como nuevo insumo de las tecnologías que “[…] ingresan en esos encierros trayendo así un nuevo exterior”.[8]
El encierro, siguiendo a Rodríguez,[9] está siendo reemplazado por el poder de la tecnología de información. La información ocupa un lugar diferente cuando se trata de las sociedades disciplinarias o de las de control; dicho lugar cambia como respuesta al cambio histórico, es decir, al crecimiento del capitalismo, lo cual se conecta con las posiciones de la sociedad postindustrial en donde la información es insumo de un nuevo patrón tecnológico-productivo, así como el paso de una economía de bienes a otra de servicios.
El paso de las sociedades disciplinarias a las de control no comprende la desaparición de las instituciones, sino la transformación de éstas. Por ejemplo, Deleuze[10] habla de la crisis del hospital como medio de encierro en donde era posible la sectorialización, y al verse en crisis, aparecen los hospitales de día o la asistencia domiciliaria. Estas nuevas formas que adquieren los centros de encierro suponen el principio de nuevas libertades, sin embargo, siguen participando de mecanismos de control al igual que cuando se trataba de encierros. Podemos pensar lo mismo con la escuela que, al ser un centro de encierro, no deja de existir cuando se lleva a lo virtual, sino que el control es diferente. Diríamos nosotros que el autocontrol o, mejor dicho, la formación auto-dirigida, será piedra angular.
El paso de las sociedades disciplinarias a las de control muestra que éstas ya no se basan en la centralidad de las instituciones de encierro, como ya se ha mencionado, sino que ahora se centran en las tecnologías de la información y en las redes de comunicación lo que, según Deleuze,[11] se caracteriza como la transición de una lógica de moldeado a una de modulación. Es decir, que los encierros se pueden pensar como moldes mientras que los controles como modulaciones, pues son moldes autodeformantes que cambian continuamente de un punto a otro. Al respecto, Rodríguez[12] dice que el encierro, como tecnología de poder, es reemplazado por el poder de la tecnología para superar el encierro. Dicho lo anterior, el poder se vuelve dinámico, fluido y en constante movimiento: ya no se trata de un modelo a seguir o de patrones de conducta que estén prescritos para el comportamiento normal y esperado, sino que “[…] las conductas son incesantemente retroalimentadas por y para una pluralidad de nuevos sistemas automáticos, conductas que ―lo veremos― se tratará de predecir, inducir y conducir, es decir, modular”.[13]
Lo anterior se puede visualizar en el tema de los salarios, nos dice Deleuze[14], puesto que en la fábrica un cuerpo y sus fuerzas interiores tenían que alcanzar un punto de equilibrio, el más alto posible para la producción y el más bajo posible para los salarios. En el caso de las sociedades de control, la fábrica es sustituida por la empresa, ésta entendida como un alma. Si bien en el caso de las fábricas existía un sistema de incentivos, en la empresa se impone una modulación de cada salario donde se admiten concursos y premios. La fábrica hacía de los individuos un cuerpo que el patrón podía vigilar al mismo tiempo o a cada uno de los elementos que conformaba dicho cuerpo. Éste podía pensarse como los sindicatos que tenían el poder de movilizar a toda una masa. Mientras que la empresa instituye entre los individuos una rivalidad por medio de una “sana competencia” que motiva la excelencia y contrapone a los individuos unos con otros ya que los atraviesa y divide interiormente. El principio modulador de las sociedades de control comprende a los salarios como correspondientes a los méritos. Estos, y la lógica o principio modulador se puede observar incluso en la enseñanza pública ya que al “[…] igual que la empresa toma el relevo de la fábrica, la formación permanente tiende a sustituir al examen. Lo que es el medio más seguro para poner la escuela en manos de la empresa”.[15]
Aprendizaje: entre conocimiento e información
En la década de 1960 se comenzó a hablar teóricamente de la sociedad de la información. Esto como consecuencia de un proceso económico en donde surgió un nuevo sector: el “sector servicios” que le quitó el liderazgo a los sectores agrícolas e industriales. El sector servicios, según Castells,[16] incluye actividades que van desde el transporte, la comunicación, las finanzas y los créditos, pasando por asesorías y publicidad, hasta el diseño de software, la informática, telemática, y muchos otros. Asimismo, la sociedad de la información se caracteriza por el papel que juega el conocimiento dentro de ella. Para Bell,[17] en la sociedad de la información el conocimiento teórico es el eje principal y, por ende, los servicios basados en el conocimiento se convierten en el núcleo de la economía.
Asimismo, surge otra noción para nombrar a la sociedad y es la de “sociedad del conocimiento” que, por supuesto, tiene diferencias con la sociedad de la información; pero lo relevante en cada una de ellas, y su común denominador, es que se pasa de una economía de bienes a una de servicios, y la información y el conocimiento estarán en el centro. En la sociedad del conocimiento, el uso de la infraestructura tecnológica cobra relevancia ya que coincide con el nacimiento de la web en los 70s. Con todo lo anterior como contexto, nacen conceptos como “sociedades del aprendizaje” y “aprender durante toda la vida”. Lo cual es importante mencionar puesto que cobra fuerza e importancia la idea de que el conocimiento, además de ser central para la economía, ya no será único de las instituciones y, por lo tanto, la construcción de conocimiento no se limita a las instituciones educativas, sino que, con conceptos como aprender durante toda la vida, empresas adoptan la tarea de capacitar de manera constante a sus empleados.
Este constante y permanente aprendizaje se convierte en una característica fundamental de la sociedad del conocimiento. Tiene su antecedente en el concepto de capital humano con el que Becker[18] hacía referencia a las capacidades productivas de las personas que son adquiridas gracias a la acumulación de conocimientos y se conoce como el “saber hacer”. En este sentido, la educación se ve reflejada en cursos de capacitación técnica para trabajadores. Lo cual es importante debido a que nos permite ver hacia dónde se dirige, o hacia dónde nos dirige, la sociedad del conocimiento y de la información, esto es, hacia las sociedades de control.
Ahora bien, nos parece importante retomar y profundizar en el término de sociedades del aprendizaje, que está estrechamente vinculado con las sociedades del conocimiento y de la información. Tanto “sociedad del conocimiento”, como “sociedad de la información” y “sociedades del aprendizaje” son términos teóricos que surgen a lo largo de la década de los 60. Éste último término se formuló por Hutchins en 1968 para considerar al aprendizaje, más que a la información o al conocimiento, como el centro del desarrollo económico. Hutchins[19] habla de las sociedades del aprendizaje como aquellas en las que la educación debe pasar los límites del aprendizaje formal para expandirse hacia el aprendizaje informal y así apoyar o alimentar la economía del conocimiento. En este aspecto, el proceso de aprendizaje se configura como una actividad y, como se mencionó respecto a la sociedad del conocimiento, la educación ya no es única para las instituciones. La idea y conceptualización de la sociedad del aprendizaje se plantea, según Hutchins[20], como una actividad donde el aprendizaje es cooperativo, mundial y universal. Estas ideas son clave para el inicio de modelos de Universidades Abiertas y de “espacios abiertos de aprendizaje” –este último término hace referencia a que las escuelas, como espacios físicos, ya no serán los únicos lugares para aprender.
Tanto la sociedad del conocimiento como la de información y del aprendizaje denotan la importancia que toma la educación como centro o piedra angular de la economía, así como la expansión de ésta a espacios que no eran propios para tal finalidad y por instituciones que anteriormente no se interesaban en tal proceso.
La educación se traslada a lugares diversos y separados de la escuela como tradicionalmente la conocíamos o como aquella institución que se encargaba de la educación formal. Las empresas, aun cuando no es su papel fundamental, se han involucrado de manera directa, han generado y difundido cursos completamente virtuales, siendo ésta una variación de la educación a distancia.
Proceso de formación auto-dirigido
Tanto la llamada sociedad de la información, del conocimiento y del aprendizaje, hasta el surgimiento y llegada de la web forman parte de los antecedentes bajo los cuales nace, o se formula, la educación virtual, es pertinente aclarar de dónde surge tal modalidad. Para ello, es necesario remontarnos a los inicios de la educación a distancia. Según Roquet, “[…] es una modalidad que permite el acto educativo mediante diferentes métodos, técnicas, estrategias y medios, en una situación que estudiantes y profesores se encuentran separados físicamente y sólo se relacionan de manera presencial excepcionalmente”.[21] Si bien, esta modalidad, al igual que la educación presencial, busca transmitir información y generar conocimiento, los medios para lograrlo difieren. Esto porque, en la educación a distancia, no se necesita de una relación presencial permanente con sus pares, con el profesor ni con el espacio escolar.
Se considera a la educación a distancia como un proceso de formación auto-dirigido por el mismo estudiante[22] donde el material, o contenido, al igual que el papel del profesor, son apoyos o guías. Cabe destacar que la relación alumno-profesor no pierde importancia, sino que cambia respecto al espacio y el tiempo, por lo que el docente se convierte, como lo mencionamos, en un apoyo o guía, en un “facilitador del aprendizaje” y, tanto él como el alumno, deben tener, o desarrollar, habilidades digitales. Si bien la relación permanece, ¿qué implicaciones puede tener el cambio que se da a partir de lo virtual si de entrada se le reconoce al profesor como un facilitador?
El proceso de formación auto-dirigido implica una relación con los otros y con lo otro. Aunque se hable de una auto-dirección en la formación, el sujeto se relaciona con los otros –como lo son compañeros, maestros o alumnos, según sea el caso–, pero también con lo otro –por ejemplo, el conocimiento o la información. Dicho lo anterior, afirmamos que no puede haber un proceso de formación auto-dirigido sin ser dirigido por otros. Para poder direccionar la conducta de uno mismo, para poder auto-dirigirse, también es necesario saber y poder direccionar la conducta de los otros y de lo otro. En la sociedad del conocimiento y de la información (ahora incluimos del aprendizaje), podemos hablar de una educación virtual en términos de gubernamentalidad.
El surgimiento de la educación a distancia está tan ligado al incremento de la demanda en educación como con las ya mencionadas sociedades de la información, del conocimiento y/o del aprendizaje, y por qué no decirlo, a la mercantilización de la educación. Siendo el conocimiento una pieza clave y de suma importancia para la economía, con la educación a distancia se pretende acercar esta posibilidad a personas que por diferentes motivos tienen dificultades para asistir a espacios educativos.
Ahora bien, retomando un punto de lo mencionado líneas arriba, es importante destacar que, en el mercado de la educación, particularmente en la educación virtual, la infraestructura tecnológica juega un papel de suma importancia. Esto porque se presenta como un optimizador universal que anula o baja los costos que implicaban, por ejemplo, el traslado físico. Además, logra flexibilizar la inversión del tiempo, aumenta la posibilidad de tareas simultáneas —como mencionamos anteriormente— y mediatiza la comunicación en diversas direcciones. Veremos entonces que la educación virtual, por su infraestructura tecnológica, es una forma de invertir para el aumento y mejora del capital humano a un bajo costo para quienes la ofertan. Por lo tanto, la educación virtual —como lo virtual de la educación o las posibilidades que crea y ofrece esta modalidad— es inversión en la formación de capital humano y, al final, quien invierte es el sujeto en sí mismo.
La educación a distancia con su variación virtual, muy similar y base de la educación virtual, se caracteriza por el hecho de que el alumno no tiene la necesidad de presentarse de manera física en ningún establecimiento o centro educativo. Es decir, desde los trámites meramente administrativos hasta las evaluaciones son de manera virtual. En este sentido, el espacio-tiempo juegan un papel importante puesto que, el estudiante, cuenta con un aula virtual donde todas sus asignaturas (además de profesores y contenidos) ya están en línea, por lo tanto, puede acceder, buscar asesoramiento y realizar sus actividades en cualquier momento del día.
Reflexiones finales
Las sociedades de control se vinculan de manera estrecha y profunda con las sociedades de la información, del conocimiento y del aprendizaje, dado que, la educación es la pieza clave para su funcionamiento, de manera particular, a partir de la capacitación, habilitación y/o certificación constante, al mismo tiempo que la formación de profesionales que sepan hacer uso de la infraestructura tecnológica y sean gestores del conocimiento.[23] Esto es, las sociedades de control con relación a la educación buscan crear profesionales que, además de producir conocimiento lo sepan administrar y dirigir aunado al uso de infraestructura tecnológica. Este administrar y dirigir no sólo se trata de elementos o herramientas de la infraestructura tecnológica, sino que también podríamos pensar que los profesionales deben de estar capacitados para administrar y dirigirse a sí mismo y a los otros, pensando a los otros como sujetos que son capital humano, es decir, que los sujetos podrán ser administrados y dirigidos como cualquier otro elemento necesario para producir algo. Los “sujetos como capital humano” son aquello que permite crear bienes de consumo. En las sociedades de control se producen sujetos con formación auto-dirigida y que saben administrarse/gestionarse.
Las sociedades de control como productoras de lo indeterminado, produce servicios, entre ellos la educación. La educación virtual es un ejemplo de lo anterior, pues veremos que, si bien, replica elementos de instituciones cerradas como lo es la escuela, es un espacio abierto e indeterminado, no hay límite en cuanto al tiempo ni respecto al espacio, pues se puede aprender, se puede capacitar, habilitar, certificar o formar de manera auto-dirigida, en cualquier momento y desde cualquier lugar. No tiene que haber una ruptura con otra institución de encierro para poder estar, ser o llevar a la escuela consigo, dado que, de lo que se trata, es de un control “al aire libre”, como dice Deleuze.
La empresa tiene un papel relevante con relación a la educación virtual como proceso de formación auto-dirigido, puesto que, los sujetos como capital humano que se renta a la empresa buscarán constantemente una mejora de sí mismo y, esa mejora será la adquisición de más conocimiento, alguna especialización, certificación o habilitación. Lo que sea que los lleve a ser más rentables y más capaces. El sujeto en las sociedades de control no se somete a exámenes, pero sí a un aprendizaje constante y permanente.
Bibliografía
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- Roquet, Guillermo, Antecedentes históricos de la Educación a distancia. CUAyED, UNAM. México, 2006.
Notas
[1]Cfr. Deleuze, Gilles, “Post-scriptum sobre las sociedades de control, pp. 1-4.
[2] Ibid., p. 1.
[3] Idem.
[4] Ibid., p. 3.
[5] Idem.
[6] Idem.
[7] Cfr. Rodríguez, Pablo, Las palabras en las cosas. Saber, poder y subjetivación entre algoritmos y biomoléculas.
[8] Ibid., p. 52.
[9] Idem.
[10] Deleuze, Gilles, “Post-scriptum sobre las sociedades de control”, Op. cit., p.2
[11] Idem.
[12] Cfr, Rodríguez, Pablo, “Gubernamentalidad algorítmica. Sobre las formas de subjetivación en la sociedad de los metadatos.”, pp. 14-35.
[13] Bazzara, Lucas, “¿Todo el poder a los algoritmos? Asistencias, delegaciones y modulaciones en la nueva razón gubernamental. Argumentos.”, p. 51.
[14] Cfr, Deleuze, Gilles (2006). “Post-scriptum sobre las sociedades de control”, Op. cit., pp. 1-4
[15] Ibid., p. 2.
[16] Cfr. Castells, Manuel, La era de la información. Volumen I.
[17] Cfr. Bell, Daniel, El advenimiento de la sociedad post-industrial. Un intento de prognosis social.
[18] Cfr. Becker, Gary, El capital humano: Un análisis teórico y empírico referido fundamentalmente a la educación.
[19] Cfr. 7. Hutchins, Robert “The Learning Society”.
[20] Idem.
[21]Roquet, Guillermo, Antecedentes históricos de la Educación a distancia, p. 10.
[22] Idem.
[23] Cfr. Castells, Manuel, La era de la información. Op. cit.
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