Los peces explotados para la alimentación humana y los dispositivos piscifactorías

Imagen de Gesshel Saldaña Herrera, (2022)

 

Resumen 

Los peces son los vertebrados más explotados por los humanos, su discriminación es tal que se les contabiliza por peso, no por individuo. Mundialmente los peces siguen siendo considerados “recursos renovables” incluso, dentro del mismo movimiento de defensa animal se conoce muy poco acerca de ellos y los esfuerzos por lograr su emancipación son insuficientes. Por lo anterior, buscamos acercar a las y los lectores a la información que respalda que los peces son animales sintientes, tienen comportamientos de aversión-acercamiento y una vida mental propia de seres conscientes, los cuales son privados de su libertad en las piscifactorías (dispositivos biopolíticos) que llevan a cabo reiterativamente el orden especista para la alimentación humana.

Palabras clave: peces, dispositivos, piscifactorías, explotación, alimentación humana, especismo.

 

Abstract

Fishes are the most exploited vertebrates by humans, their discrimination is such that they are counted by weight, not by individual. Worldwide, fishes are still considered “renewable resources”, even within the animal defense movement, very little is known about them and efforts to achieve their emancipation are not enough. Therefore, we invite readers to get closer to the information that supports that fishes are sentient animals, they have aversion-approach behaviors and a mental life typical of conscious beings, who are deprived of their freedom in fish farms (biopolitical dispositives) that repeatedly carry out the specism for obtain food for humans.

Keywords: fish, dispositives, fish farms, exploitation, human nutrition, specism.

 

Los peces son el grupo de vertebrados más invisibilizado y nulificado, desde el punto de vista social, legal y en el activismo por la defensa animal. Esto, pese a que está documentado que son seres vertebrados —al igual que los mamíferos, las aves, los anfibios y reptiles— y por tanto seres sintientes con intereses propios.

La particular discriminación hacia los peces quizá esté dada por el hecho de ser especies cuyo hábitat es acuático, lo que les invisibiliza y es totalmente ajeno al hábitat terrestre del ser humano. Además, las anatomías de los peces son sumamente distintas a los cuerpos de los vertebrados terrestres y emiten sonidos imperceptibles para el oído humano porque se transmiten en un ambiente acuoso. En adición, los peces no tienen los músculos faciales homólogos a los de Homo sapiens y otros animales para demostrar sus emociones, su angustia, su dolor, su placer, su miedo, entre otras. Sin embargo, la ausencia de gesticulación no significa carencia de experiencias mentales. Esta interpretación errónea, ha llevado a que el ser humano perciba a los peces como animales insensibles y, por lo tanto, quedan susceptibles a la violencia especista (esclavitud, explotación y matanza) debido a que se les considera en el imaginario popular humano, como especies no sintientes.

En consecuencia, los peces han sido utilizados al máximo, pero al mismo tiempo invisibilizados como individuos, de hecho, no se contabilizan por sujetos individuales, sino que su pesca se calcula por peso.

Ávila Gaitán (2019) filósofo y activista por la defensa animal, menciona que “[…] es posible afirmar que existen tres grandes dispositivos modernos de producción animal: 1) las granjas industriales o tecnificadas y sus mataderos; 2) los bioterios y laboratorios de experimentación animal; y 3) los zoológicos. Cada dispositivo tiene la finalidad de maximizar la utilidad de los cuerpos animales desde la perspectiva del Hombre”.

Entre las diversas técnicas que existen para la explotación de las especies marinas, está la construcción de instalaciones industriales que establecen granjas acuáticas, en las cuales se lleva a cabo el orden especista con el objetivo de criar, reproducir y matar, diversas variedades de animales acuáticos para el consumo humano.

En el presente trabajo se desarrollará de manera particular la explotación de los peces para la alimentación humana mediante el dispositivo piscifactoría (aunque algunos autores sugieren su desuso) y la técnica piscicultura que tiene más semejanza con la llamada ganadería intensiva que con la pesca, ya que ésta implica la existencia de derechos de tenencia y de propiedad privada de los individuos acuáticos a los que se les considera “recursos”.  Las autoras no nos abocaremos a justificar el bienestarismo en la crianza de los peces que consume el humano, sino a eliminar el orden especista a través de su abolición.

 

Historia de las piscifactorías y algunas regulaciones

 

La producción de los demás animales, en específico, la producción de peces en medios hídricos naturales o artificiales controlados, históricamente ha sido parte del proceso de culturización humana y actualmente ha derivado como parte de la zootecnia, disciplina encargada de aumentar la producción animal a través de la aplicación de diferentes técnicas de crianza, manejo y alimentación. Históricamente, la producción de peces para consumo humano ha sido un ejercicio antiguo, presumiblemente desarrollado por los primeros humanos sedentarios como uno de los sistemas que aseguraban abastecimiento de alimentos. Las referencias más antiguas sobre esta práctica provienen de hace 4000 años aproximadamente, en China y de 3500 años, en Mesopotamia (actualmente Irak y partes de Irán, Siria y Turquía). La cría de peces también era practicada por los antiguos romanos de la época imperial, la cual, más tarde se convertiría en parte del sistema de producción alimentaria de los Monasterios Cristianos de Europa Central.

Actualmente, son utilizadas las denominadas jaulas marinas que funcionan para criar distintos tipos de peces dentro del mar, aunque también existen los estanques exteriores (por ejemplo: para truchas). Estas, normalmente se ubican lejos de los países primermundistas, alegando que las temperaturas de los países tercermundistas son las óptimas para el crecimiento de estas especies de peces. Antes de que los peces sean llevados a estas jaulas flotantes son criados en incubadoras durante 12 y 18 meses; una vez llevados a las jaulas en promedio pueden albergar hasta 60 mil peces hacinados y en aguas poco oxigenadas por la contaminación de comida y desechos que flota junto con los peces, volviendo las aguas turbias y grisáceas mientras crecen y “son cosechados” cuando alcanzan el peso esperado. Asimismo, los peces que quedan hasta abajo en estos espacios acuáticos mueren por asfixia ante la poca posibilidad de movilidad y el enorme peso que recae sobre ellos. Normalmente, después de 15 o 18 meses de estar en cautiverio, los peces alcanzan los 7 kilos y son absorbidos por un tubo hacia un barco, se les mata inmediatamente o se les transporta en tanques a las instalaciones del procesamiento.

Son varios los métodos de matanza que se consideran “humanitarios”, mismos que están regulados en documentos internacionales y legislaciones locales. Un ejemplo de lo que se denomina “matanza humanitaria” es la hipotermia, en el que se les succiona con un tubo para llevarlos a aguas de muy baja temperatura y llenas de hielo, para que se enfríen hasta la muerte. Esto, sin ningún tipo de anestesia o aturdimiento previo, lo que hace más violentos y dolorosos los aproximadamente 30 minutos de agonía que, en promedio tardan en morir. Los métodos de matanza/aturdimiento se agrupan en cinco categorías: Aturdimiento eléctrico (dentro o fuera del agua), por percusión (darle al animal un golpe en la cabeza con un objeto contundente), por hipotermia (hielo), con gases (como el CO₂, disueltos en el agua), iki jime o spiking (perforar el cerebro con un objeto punzante).

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), instancia que vela a nivel internacional por el bienestar animal, al cual lo designa como “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”. Ha formulado, en cuanto al bienestar de los animales acuáticos, las recomendaciones relativas a los peces que se utilizan para la crianza (excepto para las especies ornamentales) en las cuales insta a “recurrir a métodos de manipulación que sean apropiados a las características biológicas del animal, así como un entorno adaptado a sus necesidades”. Situación que deja plasmada en su Código Acuático, el cual consta de dos principios básicos en los que en ningún momento se enuncia algo referente a la sintiencia de los peces, todo se reduce a las técnicas de crianza, aumento de productividad y matanza en beneficio al ser humano.

Desde 2009 están reconocidos como seres sensibles por la Unión Europea en el artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Sin embargo, terminan por reducirse a aspectos bienestaristas ya que, en la legislación secundaria de la UE, los peces se incluyen solo en un nivel general muy básico o no se consideran.[1]

En nuestro país no se les nombra en absoluto en alguna ley o Normas Oficiales Mexicanas existentes, no hay alguna regulación que les proteja durante su crianza, transporte o incluso aturdimiento, previo a la matanza o mencionen algún punto de bienestar animal.  Es el caso de las siguientes regulaciones:

 

– La Ley General de Pesca y Acuacultura sustentable mexicana.[2]

– Guía de pesca[3] la cual ampara el transporte de “productos pesqueros vivos”.

– La propuesta de Ley General de Bienestar Animal.[4]

– El Manual de Buenas Prácticas Acuícolas durante la producción primaria de peces.[5]

– La ley Federal de Sanidad Animal en la que ni siquiera se les considera como animales vivos, la cual cita, “Animales vivos: Todas las especies de animales vivos con excepción de las provenientes del medio acuático ya sea marítimo, fluvial, lacustre o de cualquier cuerpo de agua natural o artificial”.[6]

Lo anterior es la evidencia de cómo la actual legislación mexicana ha sido fundamental para sostener la invisibilización, mercantilización y nulificación de los peces como individuos sintientes. Si bien, en México contamos con algunas regulaciones bienestaristas, es marcado que sólo aplican a animales de otras especies y no hay ninguna para los peces, a los cuales solo se les cosifica y utiliza como una cosecha más.

 

El Biopoder y las piscifactorías como dispositivos biopolíticos

 

Michel Foucault desarrolló durante el siglo XX una crítica sobre la forma en que se ejerce el poder sobre los seres vivos, específicamente, la forma en que se controlan los cuerpos; el biopoder es el poder que se ejerce sobre la vida con un claro propósito: la seguridad de la especie humana. Por otra parte, la biopolítica conjunta todas aquellas políticas que ejercen el poder mediante mecanismos y tecnologías ejercidas sobre lo vivo. Foucault afirmó que los cuerpos pueden ser controlados a través de los mecanismos que llama “dispositivos”. Los dispositivos se valen de los llamados “parámetros biométricos” (mortalidad, natalidad, prevalencia de enfermedades, etc.) Esta idea de degradación de un “poder de la vida” hacia un “poder sobre la vida” –un “biopoder”) – se puede rastrear hasta Descartes, quien separa al ser humano que piensa –res cogitans– del resto de la naturaleza, que carece de consciencia y subjetividad –res extensa–, lo que para algunos autores significa que los animales “al ser simples mecanismos incapaces de desear o sufrir, pueden ser instrumentalizados para beneficio humano”. La generación de esta dicotomía ha tenido como consecuencia el ejercicio de violencia a destajo hacia los animales. La discriminación del animal que es diferente del ser humano ha sido nombrada “especismo”.

El hombre moderno-colonial guarda una relación directa con el despliegue del biopoder donde la sociedad normaliza la dominación sobre los animales —en particular de los domésticos— y como se les produce a través de dispositivos como las granjas industriales bajo los conocimientos veterinarios y zootécnicos. Para mantener las piscifactorías y el cultivo masivo de peces, hace falta un andamiaje ideológico completo para lograr que el asesinato sistemático de seres sintientes sea visto como aceptable o bueno dentro del proceso de “normalización”. Este proceso hace ver a los peces como objetos, cosas o productos y no como seres sintientes, o como “sujetos de una vida”. Adicionalmente, los peces son los vertebrados sin consideración alguna, al ser ignorada su sintiencia, pues incluso, en la conciencia popular se les considera más cercanos a las plantas que a otros animales, ya que a su producción se le llama “cultivo”.

 

Los peces, animales vertebrados más discriminados y consumidos por la humanidad

 

El Homo sapiens, a lo largo de su evolución ha enfocado sus esfuerzos en la supervivencia y comodidad de su misma especie, utilizando a los demás animales y a los elementos naturales como medios para conseguirlo. Esto es, se configura a la naturaleza y a los demás animales de forma instrumental, se les da valor —extrínseco— por la funcionalidad de los servicios que “prestan” al ser humano.

Esta situación llevó a la domesticación de ciertos animales con el único fin de ser instrumentalizados para la obtención de alimento, vestido y otros satisfactores, que históricamente permitieron el crecimiento poblacional del ser humano. Es por ello, que las sociedades actuales tienen como base estructural el antropocentrismo y por ende el especismo.

En la generalidad se describe al especismo como la discriminación del ser humano hacia las demás especies de animales, sin embargo “en la práctica, el especismo opera como una consideración arbitraria y despreciativa hacia quienes son estimados como seres inferiores por no pertenecer a la especie Homo sapiens. Es más, de forma similar al racismo y el sistema heteronormativo y patriarcal, el especismo opera en el imaginario social de nuestras sociedades, por eso resulta imperceptible para el sentido común, ya que se introyecta en la conciencia colectiva mediante el proceso de socialización de cada sujeto durante los primeros años de vida”.

Dentro de las prácticas de violencia especista, que según Romina Kachanoski, “es la violencia que los humanos ejercemos hacia los demás animales”, está la práctica que esclaviza a los animales no humanos, mediante explotación y matanza para el consumo. Y, dentro de las especies que se consumen (vacas, cerdos, pollos, caballos, patos, etc.) de las cuales no pretendemos hacer un comparativo que minimicen las injusticias que se viven en los dispositivos matadero; los peces son las especies vertebradas a las que no se les tiene consideración moral y legal, por ningún sector.

A nivel mundial, en la alimentación humana, el pescado ha tomado un importante rol en lo que llaman “seguridad alimentaria y nutrición”. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación proyecta que el consumo mundial de productos del mar alcanzará un nivel de 21,5 kilogramos per cápita en 2030 y, por lo tanto, mantendrá una tendencia de crecimiento interanual que ya abarca 60 años, con un aumento de la producción pesquera y acuícola; y la creciente demanda del mercado que impulsa el aumento. Esto, bajo la normalizada creencia de los beneficios y aportes de vitaminas, proteínas, minerales y ácidos grasos esenciales Omega 3, que el consumo de “carne blanca” supone a la salud.  Y se ha fortalecido con la creencia de que los océanos al contener el 97.5% de agua -salada- del planeta provee y posee los “recursos” infinitos —animales y plantas— para satisfacer las necesidades —y necedades— humanas.

Según los datos del informe Fishing the Feed, elaborado por la fundación Changing Markets “la quinta parte de la pesca mundial ya va destinada a convertirse en alimento para las especies acuícolas, lo que causa un enorme impacto en los ecosistemas marinos”, dato alarmante si analizamos lo que la FAO reportó en 2018 “la acuicultura continental produjo 51,3 millones de toneladas de animales acuáticos, lo que equivale al 62,5% de la producción mundial de pescado comestible cultivado”. El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2020). Lo que pone en evidencia que la cantidad de peces que se matan para alimentar a las especies que se encuentran en las piscifactorías, sin olvidar la cantidad de especies marinas que se desechan por ser captura incorrecta, porque se les considera inservibles para los fines de las pesquerías.

 

Los peces no deben ser víctimas de la violencia especista

 

Nada más erróneo que la romantización que se tiene de una persona pescando, lanzando la red y atrapando a un pez que va a morir al instante y en la tranquilidad de una cubeta.

Los peces representan trillones de individuos que hasta el día de hoy poco sabemos sobre su vida interior y existen diversos estudios que demuestran que sienten dolor. Según Helena Bauer, en su artículo Peces: los seres sintientes olvidados comentan que “A pesar de que carecen de un neocórtex similar al humano, los peces procesan emociones y tienen conciencia. Las observaciones de la naturaleza apoyan firmemente la notable capacidad de los peces para llevar a cabo una vida consciente: tienen una excelente memoria y utilizan las marcas de tierra para la orientación, reconocen a los diferentes individuos en su banco y también recuerdan su estado jerárquico en el grupo. Cooperan entre especies e incluso inventan el lenguaje de signos interespecíficos”.[7]

La definición del término dolor es “sensación aversiva y sentimiento asociado con daño tisular real o potencial”, el cual cuenta con la fase inconsciente llamada nocicepción y la fase consciente. Mientras que la nocicepción simplemente describe la respuesta refleja automática del sistema nervioso a un estímulo nocivo negativo (como temperatura, presión mecánica o químicos), la segunda fase implica que la señal de dolor se transmite a través de la médula espinal al cerebro, donde se transpone al sentimiento emocional y la experiencia de dolor. En esencia, el individuo afectado se vuelve cognitivamente consciente del dolor, que entonces obviamente puede causar sufrimiento. Los peces no solo poseen numerosos nociceptores, que son necesarios para detectar estímulos negativos y están distribuidos por todo su cuerpo (especialmente alrededor de partes críticas como ojos, bocas o aletas), también tienen las vías funcionales que transmiten la señal de dolor desde el nociceptor al cerebro. Al igual que en los seres humanos, los peces también tienen fibras nerviosas A-delta y C-delta para la transferencia de importantes estímulos de dolor al cerebro.[8]

Las justificaciones que se usan para tratar a los peces de las piscifactorías como objetos y propiedad, son que “no pueden usar el lenguaje”, “no son racionales”, “no pueden usar abstracciones”, etcétera. A través de la historia, hemos intentado justificar el trato de los animales como “cosas”, señalando algunas de las características de las que supuestamente carecen, pues actualmente existe muchísima evidencia alrededor de los peces y su inteligencia, sus lenguajes, sus abstracciones y sus emociones. Para Francione todos los animales sintientes tienen derecho a no ser tratados como propiedad, por lo que deberíamos abolir la explotación animal, y sí estamos de acuerdo con eso, debemos dejar de apoyar las campañas de bienestar animal. Estas actitudes de sujeción, opresión y subordinación particularmente en los peces los mantiene como el grupo animal vertebrado más discriminado y cosificado.

Para algunos bienestaristas sería correcto seguir explotando a los peces siempre y cuando protejamos sus necesidades y su enriquecimiento ambiental, antes del día de infligirles la muerte; el cual señala que es correcto utilizarlos mientras se les dé un buen trato. El enfoque abolicionista rechaza esta idea, ya que quitarle la vida a quien desea vivir y está bajo indefensión frente a nosotras es éticamente reprobable.

Ser consciente es poseer la capacidad de tener experiencias subjetivas negativas o positivas. Los seres sintientes y conscientes (La palabra “sintiencia” se usa en ocasiones en lugar de consciencia) pueden experimentar lo externo en el ambiente, y lo interno en el cuerpo. Estas experiencias pueden ser emociones, sentimientos y pensamientos de distinto tipo. Una experiencia es positiva cuando quien la está teniendo disfruta, goza, se satisface o se complace con ella. Es negativa cuando incluye alguna forma de sufrimiento, padecimiento, dolor, agonía. Sufrir es tener una experiencia negativa. A partir de este punto, convendría hacer un paréntesis en las éticas centradas en el sufrimiento aplicadas a los peces y lo que viven en encierro desde su nacimiento para posteriormente ser asesinados. Para estas éticas no interesa que se argumente la buena vida antes de la muerte; en este sentido el bienestarismo en la piscicultura será totalmente rechazado. No hay reducción de daños que valgan, las éticas centradas en el sufrimiento cuestionan totalmente este tipo de bienestar tan relativo, que podría darse a los peces para poder extender su alcance de venta a personas que buscan calmar sus conciencias comprando animales -cuyos vendedores- nos prometen que tuvieron una buena calidad de vida y una muerte “indolora”.

Las acciones y omisiones que se cometen en contra de los peces en las piscifactorías, dan cuenta de que en esos espacios se lleva a cabo una y otra vez el orden especista, por lo tanto, según los apuntes de varios autores entre ellos, Foucault y Dario, deben ser visibilizadas como dispositivos biopolíticos los cuales se deben abolir.

El número de individuos acuáticos que mueren a consecuencia del consumo de peces es indescriptible, incalculable e infinito. Aunado con la deuda histórica que les debemos por torturarlos y masacrarlos con tal voracidad, nos impulsa a hacer un inmediato llamado a visibilizarles a nivel legislativo, educativo y social, como parte de la transición a un futuro vegano.  El veganismo es una conclusión del antiespecismo.

 

Bibliografía

  1. Ávila-Gaytán, I.-D. (2019). Los animales ante la muerte del hombre: (Tecno)biopoder y performances de la (des)domesticación. Tabula Rasa, 31, 251-268. https://doi.org/10.25058/20112742.n31.10
  2. Palacios-Rodríguez, V., & Cancino-Rodezno, Á. (2021). Hacia una crítica de la razón zootécnica. Reflexiones Marginales, 65. https://reflexionesmarginales.com/blog/2021/09/27/hacia-una-critica-de-la-razon-zootecnica/
  3. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (s. f.). Algunos Elementos Básicos de la Acuicultura: HISTORIA, DEFINICIÓN Y OBJETO. Recuperado 11 de febrero de 2022, de https://www.fao.org/3/x7156s/x7156s02.htm
  4. Villarroel, M. (2018, octubre 25). ¿Los peces sufren? Por si acaso, la ciencia intenta sacrificarlos sin dolor. The Conversation. https://theconversation.com/los-peces-sufren-por-si-acaso-la-ciencia-intenta-sacrificarlos-sin-dolor-104916
  5. Organización Mundial de Sanidad Animal. (s. f.). Bienestar Animal. Recuperado 11 de febrero de 2022, de https://www.oie.int/es/que-hacemos/sanidad-y-bienestar-animal/bienestar-animal/#:~:text=Definici%C3%B3n%20de%20bienestar%20animal%20de,muere%E2%80%9D%20(C%C3%B3digo%20Terrestre%20
  6. Organización Mundial de Sanidad Animal. (2021). Código Sanitario para los Animales Acuáticos (2021.a). Organización Mundial de Sanidad Animal.
  7. Agamben, G. (2014). ¿Qué es un dispositivo? (M. Ruvituso, Trad.; Primera Edición). Adriana Hidalgo Editora.
  8. Esposito, R. (2007). Tercera persona. Politica de la vida y filosofía de lo impersonal. (Primera edición.). Amorrortu.
  9. Foucault, M. (2011). Historia de la sexualidad 1: La voluntad de saber. (Tercera edición). Siglo XXI.
  10. Kahler, S. C. (2015). Moral stress the top trigger in veterinarians’ compassion fatigue: Veterinary social worker suggests redefining veterinarians’ ethical responsibility. ournal of the American Veterinary Medical Association, 246(1), 16-18.
  11. Méndez, A. (2020). América Latina: Movimiento animalista y luchas contra el especismo. Nueva Sociedad, 228, 45-57.
  12. Kachanoski, R. (2013, noviembre). La violencia especista es una violencia social como cualquier otra: Racista, sexista, homófoba, etc. [Revista Ethical Magazine]. https://www.academia.edu/36514349/La_violencia_especista_es_una_violencia_social_como_cualquier_otra_racista_sexista_hom%C3%B3foba_etc
  13. La FAO proyecta una década de aumento del consumo de pescado, pero África plantea preocupaciones. (2020, noviembre 9). Pesca con Ciencia. https://www.pescaconciencia.com/2020/11/09/7502/
  14. Changing Markets Foundation. (2022). Fishing the Feed. Fishing the Feed. https://www.fishingthefeed.com/#sectionOne
  15. Changing Markets Foundation. (2022). Campaigns. https://changingmarkets.org/
  16. Pichel, J. (2019, octubre 17). Qué comen los peces que te comes (y por qué es un grave problema medioambiental). El Confidencial. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2019-10-17/peces-comida-harina-aceite-ecosistema-transparencia_2287371/
  17. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2020). El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2020. Versión resumida. La sostenibilidad en acción. El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura, 28. https://doi.org/10.4060/ca9231es
  18. La mejor conferencia abolicionista que jamás escucharás—Gary Francione. (2015). [Digital]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ieci49wzi4k
  19. Rozas, M., Cancino-Rodezno, Á., & Horta, O. (2021). Las éticas centradas en el sufrimiento y sus implicaciones para el cuestionamiento del uso de los animales. Revista de Filosofía, 38(99), 81-97. https://doi.org/10.5281/zenodo.5639795

 

Notas

[1]Article 13 de la Treaty on the Functioning on the European Union
[2] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGPAS_240418.pdf
[3] https://www.gob.mx/tramites/ficha/guia-de-pesca/CONAPESCA4524
[4]  En: http://www3.diputados.gob.mx/camara/001_diputados/008_comisioneslx/001_ordinarias/025_medio_ambiente/020_iniciativa_bienestar_animal
[5] https://www.gob.mx/senasica/documentos/manuales-de-buenas-practicas-pecuarias-acuicolas-y-pesqueras
[6] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFSA_160218.pdf
[7] Bauer, Helena. «Peces: los seres sintientes olvidados». DA. Derecho Animal. Forum of Animal Law Studies, [en línea], 2019, Vol. 10, n.º 2, pp. 72-77, https://raco.cat/index.php/da/article/view/354295 [Consulta: 26-12-2021].
[8] Idem.

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