Oraciones islámicas y prácticas gnomónicas. Parte primera

Figura 1. Relación del humano moderno con el sol y la sombra. Imagen del autor.

 

 

Resumen

Respetuoso de las tradiciones y fe Islámicas que no profeso, en este artículo se intentará poner en evidencia el riquísimo y ancestral contenido antropo-gnomónico que subyace en cada uno de los cinco períodos de  tiempo asignados a las oraciones diarias y obligatorias del Islam, como así también, teniendo en cuenta que el estrecho del sur arábigo Bab-el-Mandeb, habría sido la primer ruta sapiens/sapiens al momento de salir de África, hablaremos de la posible antigüedad y preexistencia de estas prácticas antropo-gnomónicas, a todas las civilizaciones conocidas. En tal sentido, destacaremos la importancia de las cinco oraciones, como manera de vivenciar el ángulo de incidencia solar y también, de traer a nuestros días, la posible forma en que aquellos primeros ancestros migrantes pudieron dividir el día.

Palabras clave: oración, islámico, gnomónica, antropometría, evolución, filogenia.

 

Abstract

Respectful of the Islamic traditions and the faith that I do not profess, we will try to highlight the rich and ancestral anthropo-gnomonic content that underlies each of the five times assigned to daily and obligatory Muslim prayers, as well as, taking into account that the South Strait from Arabia Bab-el-Mandeb, would have been the first sapiens/sapiens route, when leaving Africa, we will talk about the possible antiquity and pre-existence of these anthropo-gnomonic practices, to all known civilizations. In this sense, we will highlight the importance of the five prayers, as a way of experiencing the angle of solar incidence and also, to bring to our days, the possible way in which those first migrant ancestors could divide the day.

Keywords: prayer, Islamic, gnomonic, anthropometry, evolution, phylogeny.

 

 

Introducción

 

La importancia que tiene la determinación de las horas y momentos del día mediante la longitud de la sombra propia, tomando a la altura humana como unidad o a la proporción del pie como cantidad, trasciende la gnomónica y cobra valor antropológico y filosófico, cuando vemos que en tanto experimentador de esta práctica, el ente humano, cual instrumento gnomónico, construye una subjetividad, única y particularísima (monádica quizás), a partir de la cual vive en vertical registrando un arriba y un abajo, a la vez que percibe un plano horizontal pegado a sus plantas pédicas, sobre el cual, por medio de marcas simples, representa simbólicamente invertido y a sus pies, todo el recorrido del sol y del cielo, valiéndose de rastreros trazos de sombras que, viboranes e inquietos, se esparcen en un espacio intencionalmente cuatripartito.

 

Esa privilegiada postura vertical y ambulante, es la que al sujeto humano, le permitió el seguimiento de la propia sombra corporal y como a ninguna otra especie, definir un delante y un detrás, una izquierda y una derecha, dentro de una proporcional representación a su escala.

 

No es simple casualidad que, con anterioridad al uso de la brújula, la salida del sol o levante matutino, el cardinal Este, haya sido el punto de referencia más elegido en la antigüedad para orar u orientarse, y que además, ocupara lugares de privilegio entre las deidades y pasajes de la Biblia.  El horizonte, por donde sale el sol muy tempranamente, sirvió para que el humano moderno mirara y se oriente; por lo tanto, es conocido como el Oriente que direcciona —por delante—, mientras que a sus espaldas, el —por detrás—, lo hace la puesta del sol en el Oeste. Esto se verifica reiteradamente, tanto en textos hebreos como en árabe o sánscrito.[1] En consecuencia, no dudamos en afirmar que en los ambientes tropicales donde el sol es omnipresente, ha sido esta privilegiada posición espacial de mamífero apoyado coordinadamente sobre sendas plantas pédicas, la que necesariamente posibilitó que nuestra especie experimentara con las sombras corporales y que filogenéticamente, se consumara como perfecto gnomon solar zoológico (gnomon antropo), vertical y ambulante, para hacer de esta práctica gnomónica de gran impacto espaciotemporal y representativa, una actividad gravitante y diferenciadora del resto de las subespecies humanas. La práctica gnomónica a partir del seguimiento del sol favoreció a nuestro linaje, en el desarrollo de la geometría, la matemática y la astronomía.[2]

 

Quizás la parte de verdad que encierra el mito de Plinio el viejo, inmortalizada en la pintura de Joseph-Benoît Suvée (1743-1807),[3] tenga que ver no con el dibujo en sí mismo, sino con el dibujo del cielo en el piso que habría de permitirle al hombre, invertir la mirada y poder dibujar mapas a escala sobre piedras.[4] El dibujo del trazado natural de las sombras en la superficie bidimensional del suelo, fue un salto cualitativo en el desarrollo y comportamiento simbólico y cognitivo del hombre, motivo por el cual, consideramos de sumo interés el estudio de las prácticas antropo-gnomónicas que, desde tiempos inmemoriales,[5] implícita y vivencialmente, describen los momentos del día y los ángulos de la incidencia solar correspondientes, asociándolos con las longitudes de sombras en general y del mediodía solar en particular.

 

En estas prácticas, aunque con ligeras modificaciones de índole geográfica y cultural, perviven las más antiguas tradiciones de medir el paso del tiempo y orientarse en el espacio, que facilitaron la salida de África de los primeros humanos modernos. Aquellas migraciones humanas cruzaron el estrecho de Bab-el-Mendeb posiblemente empujados por el crecimiento de la población o falta relativa de alimentos, clima adverso quizás, conflictos tribales, simple curiosidad, oportunidad o una gran inundación regional, no lo sabemos con certeza; pero sí, que cualquiera haya sido la o las razones, hay evidencias claras de que, por regla general, nuestros antepasados migraron siempre hacia el oriente, incluso cuando orillaban los ríos o mares, ya que lo hicieron buscando algún camino hacia el Este que les evitara la travesía náutica. Así bordearon ríos, mares y sortearon cuanto accidente del terreno se le interpusiera, incluso se sospecha que con precarias embarcaciones atravesaron el mar, pero principalmente y sin lugar a duda, se orientaron en pos del sol —esta orientación hacia el Este, sugerida en los antiguos textos bíblicos, parece confirmarse hoy, por los últimos hallazgos arqueológicos y resultados de estudios genómicos.

 

Figura 1.03. Relación con el Sol y la sombra desde la choza Hain selkn’am. Imagen del autor.

 

Cruce del estrecho y posible antigüedad gnomónica

 

En favor del cruce temprano del estrecho de Bab-el-Mendeb por parte del humano moderno, es curioso observar que, de acuerdo con la Iglesia ortodoxa etíope Tewahedo, el estrecho fue testigo de las primeras migraciones de los descendientes de Sem que, provenientes de África, hablaban lengua ge’ez y se orientaron hacia el este, por lo que, siguiendo esta pista, alguna inundación regional de magnitud vivida cual gran diluvio, los habría impulsado a procurarse de los medios necesarios para luego cruzar hacia la península arábiga.

 

Por otro lado también, recientes estudios hablan de una primera y muy antigua migración por el sur de Arabia, que ha dejado huellas genéticas y morfológicas en los originarios de Australia y Melanesia[6] y se sabe además, que la primera y más temprana migración de humanos modernos, habría ingresado a la península arábiga por el estrecho de Bab-el-Mandeb, hace 120.000 años,[7] dado que, por entonces, la península arábiga ubicada al este de África contaba con vegetación y lluvias frecuentes. Desde la orilla africana, Arabia se mostraba prometedora. De manera que, aquellos primeros migrantes, algunos miles quizás,[8] siendo portadores de elementales conocimientos gnomónicos devenidos del juego con su propia sombra en el continente africano, habrían partido teniendo en cuenta la salida, máximo esplendor y puesta del sol. Así y sin más, se habrían lanzado a la intrépida aventura de bordear los distintos accidentes del terreno e ir, sin dudarlo y persistentemente, tras la salida del sol.

 

Todo esto hace sospechar que, en la península arábiga, las antiquísimas practicas antropo-gnomónicas que subyacen en las oraciones musulmanas y están basadas en la unidad inescindible del sujeto experimentador y el instrumento gnomónico (cuerpo humano), se hayan experimentado con mucha anterioridad a las primeras civilizaciones y grandes religiones y que estas prácticas antropo-gnomónicas, que habrían sobrevivido a los embates de las nuevas religiones, dentro de las cuales el zoroastrismo y el Islam supieron hacerlas propias, muy silenciosamente, han ido migrado por el mundo como arquetipo vehiculizado por la subjetividad humana y experimentado materialmente ahí, con alguna peculiar forma de  gnomon, en cada  uno de los lugares pisados, ya sea como parte de un mito, saber o instrumento compuesto de los materiales, colores y particularidades determinadas por el medio.

 

La técnica de luminiscencia estimulada ópticamente (OSL) aplicada en uno de los sitios en Omán, determinó que en el lugar hubo fabricantes de herramientas tipo Nubian MSA que habrían ingresado a Arabia hace 106,000 años o quizás antes, y lo más sorprendente, es que todos los sitios de MSA de Nubia, se hallaron tierra adentro y no junto a las costas, dice el profesor emérito Anthony Marks de la Universidad Metodista del Sur.[9]

 

De modo que, si bien la hipótesis de la expansión costera parece razonable, nosotros entendemos que pudo ser solo complementaria, dado que el soporte principal de orientación en el espacio y el tiempo habría sido gnomónico y basado en el seguimiento del horizonte por donde sale el sol (oriente) y la sombra ortogonal del mediodía solar.

 

Otro aspecto que vale recordar para percibir la pertinaz remanencia de estas prácticas, es que Mahoma tardíamente recibió influencias judeocristianas y que al viajar a Siria por cuestiones comerciales, fue reconocido como profeta por eruditos judíos y cristianos y que luego llevó su mensaje profético al lugar donde él había nacido y en el que, al igual que en las primeras civilizaciones de la región, las tribus preislámicas se regían  por la ley del “ojo por ojo” dentro de una práctica grupal de solidaridad frente a la adversidad del medio (la asabiya). Es decir, culturas nada permeables a las buenas nuevas que estaban integradas por dos grandes grupos de tribus poligámicas, unos compuestos de pastores y comerciantes de vida nómade (Ahl Al-Wabar) y politeístas, y otros sedentarios (Ahl Al-Madar) que eran más bien henoteístas y ambas se regían por costumbres y reglas no escritas y de escrupuloso cumplimiento.

 

Sobre esa composición social, donde prevalecían los estrechos vínculos de sangre y gravitaron las creencias y prácticas gnomónicas que sirvieron para salir de África, se incorporaron las tradiciones judías y cristianas que, con Mahoma, dieron lugar al islam.

 

En cuanto al poblamiento temprano de Arabia, pudo haber diferentes contingentes migratorios que, paulatinamente y dejando postas en su camino hacia el oriente, pudieron llegar a la medialuna fértil, donde se entrecruzaron y migraron hacia India, China y finalmente América.

 

Curiosamente hoy, tanto los beduinos musulmanes en Arabia como los Mapuches de América del sur mantienen intactas y practican ceremonialmente las más remotas prácticas antropo-gnomónicas.[10] Esto significa que, en el comienzo y final de la travesía de por lo menos una ruta migratoria, la considerada más antigua hasta el momento, se observan las mismas prácticas gnomónicas de uso del cuerpo como instrumento para producir sombras y orientarse, teniendo al Sol como referente.

 

Es posible que las prácticas solares congruentes en ambos extremos geográficos, se constituya en un verdadero marcador gnomónico de la especie humana que nosotros definimos como Homo sapiens sapiens y gnomónico. En consecuencia y contrariamente a lo que podíamos suponer, las prácticas gnomónicas en la península arábiga, no han sido una herencia de las grandes culturas asentadas a orillas del Éufrates y el Tigris sino que, muy por el contrario, los conocimientos gnomónicos de Sumer y de toda la cultura mesopotámica son, sin lugar a dudas, la ulterioridad que ha coronado el primigenio conocimiento y práctica gnomónica que aquella anterioridad humana, nómade y migrante salida de África, supo llevar consigo y practicar, desde su salida del continente africano hasta los confines patagónicos.

 

 

Bibliografía

  1. Benigar Juan, La Patagonia piensa, Siringa libros, Buenos Aires, 1978.
  2. Calvino, Rubén. “Del cos humá com a primer gnomón solar”. La Busca de paper, Societat catalana de gnomónica. Nº89. Cataluña, 2018, p 28.
  3. Calvino Rubén, “El gnomon solar como remanente psíquico arcaico”, Revista Reflexiones Marginales Nº71, México, 2022. Recuperado de: https://reflexionesmarginales.com/blog/2020/05/22/el-gnomon-solar-como-remanente-psiquico-arcaico/
  4. Carbajal Guillermo, “Los planos a escala más antiguos de mega estructuras”, LBV, 2023. Recuperado de: https://www.labrujulaverde.com/2023/05/encuentran-los-planos-arquitectonicos-a-escala-mas-antiguos-de-megaestructuras-construidas-por-el-hombre/amp?fbclid=IwAR01GjCS_RX-2wGvcj5_suTNvvNflJFK-GOFARA0Y8lM6ofDcWCSz866QwM
  5. Caso de los Cobos, Guillermo. “La otra salida del hombre desde África”, Terra antiqvae, 23 Abr 2014. Recuperadohttps://terraeantiqvae.com/m/blogpost?id=2043782%3ABlogPost%3A311618&fbclid=IwAR0rPSkIlYlIugyXL5LrcAbOArEUYvQMEcjLt76PcB4S9y1kHb1kVldbqY
  6. — — —. Un rastro de herramientas líticas en Arabia revela uno de los caminos que tomaron los humanos modernos al salir de África”, 2015. Recuperado de: https://terraeantiqvae.com/m/blogpost?id=2043782%3ABlogPost%3A343129&fbclid=IwAR2A_xiEgHwjZ49Dt86yhBIdZl90O1c3Ah6EUerLX3bL_4IvvJCI7qWeHFc
  7. Dieter Richter, Historia de un punto cardinal. Siruela, Barcelona, 2013.
  8. Heródoto, Editorial Gredos, Madrid 2015.
  9. Proyecto genográfico. “Los humanos emigraron de África a través de Arabia”, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona 2011. https://www.upf.edu/web/e-noticies/arxiu/-/asset_publisher/wEpPxsVRD6Vt/content/id/2609659/maximized?fbclid=IwAR1KtUxQRQXXaCNf_EuPINDxnDpe0nHrWGtHBBjQLLnJTKQNGQ_xkTG25XI
  10. Sánchez Artola, Beatriz. “Vivir de sombras”, Revista electrónica de medicina intensiva, 2003 https://remi.uninet.edu/arte/suvee.htm

 

 

Notas

[1] Dieter Richter. “Historia de un punto cardinal” ed. cit, p. 16
[2] Calvino Rubén A. “Del cos humá com a primer gnomon solar”, ed. Cit, p 28
[3] Sánchez Artola Beatriz. “Vivir de sombras”, Rev. Ed cit.
[4] Carbajal Guillermo. “Los planos a escala más antiguos de mega-estructuras”, ed. cit.
[5] Calvino Rubén. “El gnomon solar como remanente psíquico arcaico”, ed. cit, p 8
[6] Caso de los Cobos Guillermo. “La otra salida del hombre desde África”, ed. cit.
[7]  Cienciaplus. “Huellas humanas de 120.000 años en un antiguo lago de Arabia”, ed. cit.
[8]  Proyecto Genográfico “Los humanos emigraron de África a través de Arabia”, ed cit.
[9]  Caso de los Cobos, Guillermo. “Un rastro de herramientas líticas en Arabia revela uno de los caminos que tomaron los humanos modernos al salir de África”. ed. cit.
[10] Benigar, Juan. “La Patagonia piensa”, ed. cit, p 93.