Editorial #77

Deconstruir la técnica: prótesis, tecnología y política

 

El planteamiento que Jacques Derrida elaboró sobre la técnica puede ser rastreado desde sus primeros escritos. En efecto, la introducción que escribió para su propia traducción de “El origen de la geometría” — escrito por Edmund Husserl— presenta ya un acercamiento al problema: el lenguaje y la escritura serían, por un lado, medios técnicos indispensables para la creación de una tradición en torno a un objeto ideal y, por el otro, algo que va más allá de su estatus técnico, a saber, condiciones sin las cuales no puede haber objetos ideales. De igual manera, Derrida se percata de una tensión en el tratamiento que Husserl hace de esta cuestión: el científico, que se entrega a su actividad sin interrogar el sentido que subyace al objeto que conforma su ocupación, es responsable de realizar una mera acción técnica que solo sepulta la dependencia del su saber respecto a los actos constituyentes de la conciencia. El lenguaje y la escritura serían así, para retomar una problemática que ocupará a Derrida años más tarde en “La farmacia de Platón” (1972), un pharmakon, esto es, tanto aquello que, bajo la forma de lo escrito, preserva la memoria como lo que la amenaza. Con lo anterior, Derrida asienta las bases de su propia forma de leer filosofía y, más aún, de interrogar a la técnica.

 

Los textos que la lectora podrá encontrar a continuación son un intento por pensar la técnica con e incluso más allá de Derrida. El artículo que abre el dossier, “La escritura como código y programa”, fue escrito por Stefanía Acevedo. En él, la autora realiza un cruce entre la noción derridiana de escritura y la noción de código y de programa. Acevedo muestra la manera en que el concepto de código puede ser leído desde la deconstrucción del logocentrismo entrañado por la noción de signo, aun cuando, a primera vista, este concepto escape de dicha determinación. El siguiente artículo, “Cuerpo habitual, cuerpo técnico”, fue escrito por Daniel Grecco. El autor busca regresar sobre un tema que, a su parecer, no fue tan elaborado por Derrida en sus observaciones sobre el cuerpo, a saber, la técnica del cuerpo o el movimiento aprendido. El dossier continúa con “Más allá de la lengua y lo imaginario”, contribución de Ana María Martínez de la Escalera, quien busca, por un lado, desnaturalizar nuestras concepciones sobre el ámbito de lo tecnológico y, por el otro, mostrar el potencial de la técnica en lo que se refiere a la organización y reunión de cuerpos. Por su parte, Raymundo Mier nos remite en “Trayectos deconstructivos para una reflexión técnica en la modernidad” a la discusión sobre la técnica planteada por Martin Heidegger y problematizada por Derrida, para hacer énfasis en su carácter epocal y, con ello, desplegar un análisis de los efectos de la técnica moderna. “Sobre la tecnicidad del lenguaje o los gradientes de la escritura”, artículo de Mario Morales, realiza una lectura pormenorizada de la deconstrucción de las oposiciones conceptuales que estructuran el logocentrismo filosófico. Con ello, Morales busca pensar la escritura, à la Barthes, como un espacio sin leyes que escapa a toda pretensión epistemológica. Por su parte, Felipe Victoriano regresa en “La deconstrucción en la época de su traducibilidad técnica” sobre un tema constante en el pensamiento de Derrida: la traducción y consecuente apropiación de la noción de deconstrucción. Como señala el autor, esta cuestión sería indisociable de cierto mecanismo en esta estrategia de lectura tan inasible como crítica. Finalmente, el artículo de Misael Quintero, “Una propuesta tecnoestética para la distopía latinoamericana”, coincide con la intención de Martínez de la Escalera, a saber, la necesidad de cuestionar el imaginario sobre la técnica con el fin, como apunta Quintero, de apropiarnos de su potencial en aras de escenarios emancipatorios.

 

Daniel Grecco

Stefanía Acevedo

Editores invitados