Ego Nominor

James Joyce

 

 

Yes. Some of the means I use are trivial-and some are quadrivial.

James Joyce[1]

 

 

Resumen

 

Lacan lector de Joyce. No es fácil acomodar a Joyce en algún movimiento literario. No cabe en ninguna escuela: él, por sí mismo, solo, constituye una escuela, habría creado su propia lengua. Lacan, respecto a Joyce, cambia de configuración, actúa rehusándose a ser otro glosador más, y su intervención se coloca firmemente en el interior del discurso del analista, y no del coto exclusivo de la universidad, atendiendo a su ironía. Joyce, como lo fue Lacan, dado un desplazamiento literario, estaba decidido a ser un pensador europeo, cuyo dominio traspasara fronteras, en perpetuo movimiento, destruyendo prejuicios de parroquia, abriendo ventanas y golpeando puertas. Lacan, a su vez, sitúa el objeto en el texto de Joyce, que lee con el fin de producir un sujeto dividido ahí donde se encontraba el lector llamado clásico.

 

Palabras claves: Lacan, Joyce, topología, nudo Borromeo, artista

 

 

Abstract

Lacan reader of Joyce. It is not easy to fit Joyce into any literary movement. He does not belong to any school: he, by himself, alone, constitutes a school, having created his own language. Lacan, in relation to Joyce, changes his configuration and refuses to be just another commentator. His intervention firmly places him within the discourse of the analyst, rather than the exclusive domain of the university, paying attention to its irony. Like Lacan, Joyce was determined to be a European thinker, transcending borders, constantly moving, destroying parish prejudices, opening windows, and knocking on doors. Lacan, in turn, situates the object within Joyce’s text, which he reads to produce a divided subject where the classical reader was located.

 

Key words: Lacan, Joyce, topology, Borromean knot, artist

 

 

I. Devenir una vida silenciosa

 

En esta ocasión mi interés se centra en Jacques Lacan tardío, aquel de los seminarios posteriores al año 1972, el de la intuición del agujero y del nudo, así como, de su gran potencial operativo, tanto como la singularidad de esta intuición. Hay un corte y un recomienzo con la escritura nodal del Borromeo. En esa perspectiva, ponerle atención como creador resulta un estudio más apasionante, lleno de contradicciones, complejidad y desasosiego. Para los años 70, en el último tirón que no se detiene más que con su muerte, Lacan se ha convertido en un exiliado de su propia obra, en una vanguardia para su tiempo y un punto de partida para el porvenir.

 

¿Cómo influye el ocaso vital en la obra de un artista? Retomando las palabras de Adorno en El vanguardismo de los ancianos[2] y de Edward Said en su Estilo tardío. Música y literatura en contracorriente.[3] Adorno, en su teoría del arte, destaca que el estilo tardío sorprende por la presencia inesperada del silencio, para ambos autores resulta poco interesante el tema del silencio desde el punto de vista marcado por la “atención médica experta” basada en la evidencia empírico-objetiva como formas de la razón instrumental, en este caso, el naufragio de una vida,[4] más bien proponen buscar las causas del silencio en la producción del objeto estético mismo. En su Teoría Estética, Adorno propone el arte como una forma de 22conocimiento, pero este no puede perder su función expresiva-mimética, y en tanto función expresiva es no conceptual, utópica, es una promesse de bonheur.[5]

 

Lacan, durante los seminarios de los últimos años, vino cada vez más silencioso, las sesiones menos frecuentes y menos extensas, su público cada vez más escaso. Él mismo con fastidio invitaba, “¡sean menos en el recinto!”. En efecto, en la época nodal su público lo abandona. Lacan se volvió más silencioso, acaparado por Joyce tanto como por el nudo Borromeo, por su nudo bo, “como lo llamaba, jugando con el equívoco del Monte Neubo, donde Moisés descubría la tierra prometida y donde murió”.[6]

 

A partir del seminario Encore (Aún) el nudo Borromeo tomó un enorme protagonismo en su enseñanza. En el seminario que siguió a Le sinthome, los nudos se volvieron casi exclusivos pese al título joyceano: L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, que recordaba los juegos homofónicos translingüísticos de Finnegans Wake: who ails tongue coddeau, a space of dumbillsilly, donde Lacan, según su propio decir, no habría sabido sin Jacques Aubert, escuchar: Où est ton cadeau, espèce d’imbécile?[7]

 

En el seminario, los nudos se hicieron más presentes y el diálogo con los topólogos —jóvenes matemáticos, Soury y Thomé, recuerden esos nombres— que lo acompañaban frecuentemente en un intercambio sostenido, se prolongaba en el marco mismo del seminario bajo esta forma, también, de diálogo. No se contentaba con dibujar sus nudos, asimismo los fabricaba, con “bouts de ficelles”, cuerdas que cortaba y volvía a pegar: La sala, las mesas, la recámara en Guitrancourt repletas de cuerdas, hilos y nudos. En su consultorio a la hora de las sesiones, Lacan tejía con cuerdas marinas, o aquellas de los scouts, pizarrones, gises de colores lo acompañaban por doquier. Su estilo fue menos teatral y menos agresivo. Je vieillis, je deviens gentil (“Envejezco, me vuelvo gentil”), exclamó un día, relata Millot.[8] A fuerza de escrutinio y desmontaje, su enseñanza alcanzaba una claridad inédita. Fragmentada, sin desarrollos, fulguraba un centelleo que tomaba a contra pelo las formas habituales de pensar. Quelles visions dans le noir de lumière! Quelles visions dans le noir sans ombre de lumière et d’ombre![9] Sombras luminosas que emergen de la oscuridad, luego, todo lo que encaminaba a la escritura.

 

 

 

 

Si bien con este approach Lacan apunta a despatologizar y a dejar de hablar de clínica, también es una manera de interrogar al saber hacer con el síntoma-artificio, al artista, al artesano con su arte. Hay una interrogación sobre el arte, que reza de esta manera: ¿De qué modo el artificio puede apuntar expresamente a lo que se presenta primeramente como síntoma? ¿Cómo el arte, el artesanado, puede desbaratar, si se puede decir así, lo que se impone como síntoma? ¿Cómo un arte puede apuntar de manera adivinatoria a sustancializar el sinthome en su consistencia, pero también en su existencia y en su agujero?[10] La imagen, no de un artista particular, sino de este semblante que constituye el artista como función.

 

Lacan cambió su perspectiva estética; en los últimos seminarios, la mostración de las cadenas y de los nudos —con los que se rompía la cabeza— tomaban cada vez más el lugar de la palabra, que frecuentemente se reducía a los comentarios que Lacan mismo hacía de las figuras. Introdujo una nueva manera de pensar y en la discontinuidad marcó una ruptura. En silencio operó manipulaciones, cortes e intervenciones quirúrgicas, buscó caminos menos trillados y en lugares menos comunes. A veces se estudia la discontinuidad que hay entre Freud y Lacan, por lo menos esa es la posición de l’école lacanienne de psychanalyse, el freudo-lacanismo fue puesto en cuestión;[11] menos atendida es la discontinuidad de Lacan consigo mismo, puesto que abandonaba su propia piel de tanto en tanto. Sin embargo, esta discontinuidad es de una gran importancia, pues lo que resulta interesante en la exploración, en esos años terminantes, es su apuesta radical llevada hasta sus últimas consecuencias, la de proponer una nueva escritura para el psicoanálisis. Toda escritura en la soledad reencontrada es silenciosa, el acto de escribir o de leer, puede ser algo silencioso. Durante muchos siglos leer no fue solo una operación hecha con el ojo, sino siempre con la voz y escribir era una actividad sujeta a la presunción de que las palabras elegidas serían animadas por el habla, bastaban cuatro palabras para saber que oímos una voz “Muy devotos necios eran…”.

 

Para acotar este escrito, a continuación, solo me ocuparé de Lacan y su encuentro con Joyce, su despliegue en el seminario del año 1975-1976. El nudo Borromeo, la cuestión de la locura, finalmente lo que se aprende de Joyce, aquello que va de la lógica del agujero al regreso de la Ego Psychology. Provisoriamente diremos de este encuentro —a la manera de Lacan—, que no habrá totalidad. Sin conclusiones: solo fragmentos, esbozos, irrupciones a la manera misma de la escritura nodal.

 

 

 

 

II. ¿Qué es un nudo borromeo?

 

La invención de una escritura autónoma. Es el nuevo mos geometricus, tan amado por Spinoza, Pascal y Descartes, el de ellos sostén ideal de la demostración, pero descansa en la falacia de una evidencia formal. Este nuevo es un modo no euclidiano, no cartesiano, no métrico. Otra geometría sobre la cadena, donde el sostén y las distancias son flexibles, donde no desaparece el lugar ni las relaciones de sucesión (antes, después), en esos mismos espacios permanecen los envolvimientos (adentro, afuera). Usarlo lógicamente, usarlo hasta alcanzar su real. Adelanto, se precisa ¡no sustancializar el nudo! ¡no sustancializar el nudo!

 

“More geometrico a causa de la forma, cara a Platón, el individuo se presenta como puede, como un cuerpo. Y este cuerpo tiene un poder tan cautivante que hasta cierto punto habría que envidiar a los ciegos ¿Cómo puede leer a Euclides un ciego, suponiendo que utilice el braille?”[12]

 

Una nueva geometría que permite mejor ubicarse en el discurso analítico, una formalización de lo que no puede ser demostrado, empero, que puede ser dicho. Apunta a delimitar o a identificar el real presentado materialmente con las manos, en la lengua y no en los pliegues de la represión, un manejo del equívoco (bévue) sin formalización simbólica previa, donde el significante se reduce a lo que es, al equívoco, a una torsión de la voz, sin secretos, sin nada privado.

 

En su novedad también permite pasar del Nombre-del-Padre a condición de servirse de él. ¿Por qué el nudo Borromeo aparece como el objeto topológico más apropiado para definir y pensar con estas dit-mensiones, real, simbólico e imaginario? Eso viene de las propiedades específicas del anudamiento borromeo: No solo porque el nudo Borromeo comienza con tres (no hay anudamiento borromeo en una cadena olímpica o con dos cuerdas que se auto-atraviesan), empero, sus tres, que no son los de Freud, están anudados de tal manera que, si se corta uno, no importa cual, se liberan los otros dos. Eso quiere decir que ninguna de las cuerdas o anillos de hilo del anudamiento borromeo pasa por el agujero de alguno de los otros y, ninguna cuerda, se enlaza con ninguno de los otros dos, las tres dimensiones atascadas (restaient coincé) entre ellas, quedan suspendidas en el aire. Es un nudo donde no hay relación entre ellos de a dos. El nudo se caracteriza por este efecto de no relación (non -rapport) y es por eso que Lacan lo retiene como medio propicio para dar cuenta del real de la no relación sexual (non-rapport sexuel), aunque no se reduce solamente a la negación de una relación.

 

Todo anudamiento entre el simbólico, el imaginario y el real tiene efectos. Ya Lacan en su introducción a la publicación de R.S.I. (seminario 1974-1975), en Ornicar?, lo plantea en estos términos, hay que poner sus categorías del Simbólico, del Imaginario y del Real “a la prueba de un testamento”. Lo propio del anudamiento es que implica tres efectos que son: efecto de sentido, efecto de goce y efecto de non-rapport sexuel. Para Lacan, el Borromeo no constituye un modelo en la medida en la que hay algo junto a lo cual la imaginación desfallece. Quiere decir que ella resiste como tal a la imaginación del nudo. De la misma manera, el abordaje matemático del nudo resulta insuficiente. “La inquietante extrañeza (unheimlich) depende exclusivamente del imaginario y la geometría específica y original de los nudos tiene por efecto exorcizarlo. Pero, resulta por sí mismo extraño que haya algo que permita exorcizarlo (X=I, S)”.[13]

 

El deseo de conocer encuentra obstáculos. Para encarar este obstáculo, Lacan nos dice, “invento el nudo, porque conocer (que es la ciencia) no es el saber (que es el inconsciente)”. Quiere decir que solo el nudo es el sostén concebible de una relación entre cualquier cosa y cualquier cosa. Si bien el nudo es, por un lado, abstracto, debe ser pensado y concebido como concreto: (9 de diciembre de 1975) “[…] figura sutancializada por el escrito, por el dibujo. Esto no quita que lo sentido (senti) como mental, lo sentimental, sea débil, porque siempre en algún aspecto puede reducirse a lo imaginario mental.”[14] Este nudo calificable de Borromeo no se puede cortar sin disolver el mito del sujeto —aquel de un sujeto reflexivo y transparente a sí mismo; un sujeto como no supuesto, es decir, el mito de la existencia de un sujeto real— al que no distingue de cada cuerpo aislable como parlêtre, como cuerpo hablante, cuerpo que solo tiene un estatus respetable, en el sentido común de la palabra, por este nudo. Imaginar la consistencia va directo a lo imposible del corte, pero por esto el corte siempre puede ser el real, —el real como imposible. …resulta difícil no considerar el real como terceridad, ex-siste. Solicitar el orden de un recurso al real no ligado al cuerpo, es pues, lejos del real del cuerpo que hay posibilidad de lo que llamamos resonancia y consonancia.

 

Respecto a este nudo Soury, muy tempranamente, identificó a la topología de Lacan como una intuición del agujero, esta historia del agujero, con relación a las matemáticas, es bien diferente. Si bien las superficies y los cortes habían sido notoriamente identificados por los matemáticos,[15] la noción de agujero, aunque existente, era bien embrionaria, era un primer misterio… Así que Lacan, según Soury, se había adelantado a los matemáticos de su época. De la misma manera, señala que para los años 70, Lacan, en un movimiento de ida y vuelta, introduce una extrapolación lógica de la noción de agujero más allá de la noción de frontera, para efectuar, luego, un movimiento de retorno, al escribir su aplanamiento, que no es otra cosa que una especie de “proyección”. Es decir, hablamos de dos, uno es el nudo como objeto espacial y otra, su representación como nudo aplanado en un dibujo, en el que no hay agujero, sino frontera.

 

 

     II. 1. Breves precisiones sobre la topología

 

En la actualidad, la topología podría definirse como aquella que trata aspectos puramente cualitativos de problemas analíticos y geométricos y estos aspectos se pueden definir en términos de agujeros y/o singularidades globales. Justamente, si tratáramos de encontrar una palabra simple para hacer saber de la complejidad de su estudio: sería la de agujero. Sin embargo, para los topólogos, quizás no sea tan interesante hablar de los agujeros si no es que para definir la propiedad topológica del género y su posibilidad de conectividad.

 

 

 

 

En el lenguaje de todos los días tenemos distintas formas para definir a los agujeros, de maneras no equivalentes, quizás la definición más común habla del número de orificios que tiene un objeto o una superficie. Hay, también, la aprehensión de la filosofía, que siempre lo destinó a la negatividad, la negación, el vacío o la nada. Pero solo Lacan hace notaciones de los cortes y de los agujeros con un uso lógico y escritural, no se redujo al uso espacial. Tanto que indicó “con mi nudo, hay que ser bastante tonto para no preguntarse para qué sirven”.[16]

 

Pero ¿cómo se define un agujero en topología? Para definir los agujeros, será necesario elegir el tipo de igualdad entre los objetos topológicos de los que hablamos: en homología (se trata aproximadamente de un medio para asociar con cada forma un objeto matemático) se usan ciclos, es decir, generalización de curvas cerradas no orientadas, como ejemplo los toros que tiene lazos que envuelven sus agujeros, presentan una homología no trivial; mientras que en homotopía, que es el que nos interesa, se usan lazos: La generalización de curvas orientadas que empiezan y terminan en un mismo punto y no se atraviesan así mismas, en este caso un nudo trivial. Pero aquí todo lo que importa es la topología del objeto. Y ¿Si pensáramos que el agujero es él mismo el objeto y no un atributo? En esa perspectiva podemos definir el nudo en su aspecto extrínseco como: Un objeto tridimensional que perfora el espacio (de ce qui fait trou dans le réel.[17]). El espacio tridimensional es el único como espacio ambiente de los nudos, es el modo de estar en el espacio lo que nos interesa y nos conmina a la manipulación (Lacan ya hacía ver que un espacio cuatridimensional, era calculable, pero no imaginable, mucho menos manipulable). Esta propiedad del nudo, aquella de hacer un agujero, tendrá una gran importancia en este periodo de Lacan y hacia adelante. En el nudo Borromeo el agujero tiene una función estructural.

 

Este nudo es ante todo una organización de agujeros, puesto que no podríamos quedarnos con la observación primera de un agujero central, ya que eso es quedarnos con el punto de vista de la frontera,[18] más bien, podríamos empezar a intuir que tal agujero no tiene una ubicación en el nudo, sino que depende del punto de vista, por lo que hablamos, pues, de la ubicuidad espacial del agujero.[19] En su estructura más simple, Soury define así a la cadena borromea: “He aquí un coso de tres agujeros que se sostienen los unos con los otros, que se calzan, que son tomados unos con los otros. En fin, estos tres círculos que se sostienen en conjunto (se tiennent, sont pris, se coincent).”[20]

 

Si la primera vez que aparecen en el decir de Lacan es el 9 de febrero de 1972, es en la segunda Encore, donde explícitamente busca con este —trique– un instrumento de escritura. ¿Escritura de qué? Se trata de escribir el saber del inconsciente, dirá más adelante. El 15 de mayo de 1973, afirma que la importancia del nudo es esta: “lo que ella tiene que ver con la escritura —así como lo definí— lo que deja de trazo (huella) el lenguaje”.[21]

 

“Mi decir ha sido aquel de este nudo que no introduje ayer y cuyo alcance merece que se insista en ello, eso quiere decir: no podía aparecer en seguida. Lo que en el nudo es tan importante, es su decir. Su decir que, en resumen, la última vez traté de soportar de esta manera [no por el aplanamiento] suficientemente. Lo que tiene de bueno —no es cierto— este nudo, es que, lo que precisamente pone en evidencia que este decir, en tanto que él es el mío, es el que está ahí implicado. Eso significa que, en este lado por donde, observen, no he dicho la palabra, he dicho que el decir: que toda palabra no es un decir, de lo contrario, si no toda palabra sería un acontecimiento, lo que no es el caso: Un decir es el orden del acontecimiento.”[22]

 

Hay siempre pathos cuando se habla: Lacan prefirió un discurso sin palabras (D’un Autre à l’autre, 1968-1969). Lo que nos conduce a un uso de la palabra que podría llevarnos casi a despreciarla, si bien no impide introducir en su discurso la palabra como acontecimiento (événement). Hay esquemas, hay grafos, el uso de la combinatoria de cuatro términos que giran y que no permutan el orden de sucesión. Deja cuatro configuraciones, finalmente, cuatro discursos. El petit a que es totalmente distinto a los otros, es la letra. ¿Qué encontramos? Encontramos la diferencia entre “ello habla” (Ça parle) del “está escrito” (c’est écrit) … ¿Se ve? Comenzamos a separar el escrito del habla. Hay dos modos de la escritura. Un escrito sin palabras que ustedes pueden leer en L’envers de la psychanalyse (El reverso del psicoanálisis) en los discursos. Dos nombres corresponden a dos modos de escritura: symtôme (síntoma) y sinthome (sinthoma), que Lacan justificó como una escritura del siglo XVI y que podemos encontrar en Rabelais.

 

“Yo inventé lo que se escribe como el real […] Yo escribo este real con la forma del nudo borromeo, que no es un nudo es una cadena y tiene ciertas propiedades. Estos tres elementos anudados, en realidad como se dice, encadenados, constituyen una metáfora. ¿Cómo es posible que haya una metáfora de algo que es solo un nudo? Hay varias maneras de trazar las cifras, la manera más simple es la que designé con el rasgo unario. Yo digo que he inventado algo con la metáfora de la cadena borromea ¿qué es inventar? y ¿qué he inventado yo? ¿Una idea? (¿es un idealismo?) (¿El platonismo de las matemáticas?) Es una idea esta idea de que el real tal como se escribe en el nudo borromeo. No es una idea que se sostenga. Aquí palpamos que la idea, esa que aparece cuando estamos acostados, es eso, por lo menos reducida, a su valor analítico.” (J. Lacan: 13 de abril de 1976).

 

Las cuestiones de vecindad entre los nudos y la práctica no dependen de una metaforización simplista, y el plano con el cual se opera no pertenece a las ciencias exactas. Tendremos que ir a desarrollar esto, en otro plano en el que Lacan, nos pide sentir, sentir mentalmente, como un senti – mental, ¡nos insta! Se impone una urgencia absoluta en rearticular la intuición con la operación.

 

Mucho más adelante, en La Topología y el tiempo (1978-1979) dirá: Hay una correspondencia entre la topología y la práctica. Esta correspondencia consiste en el tiempo. La topología resiste, es en eso que la correspondencia existe (J. Lacan: 21 de noviembre de 1978). Por tanto, podríamos decir que su correspondencia está en la resistencia. La topología resiste al aplanamiento, como en el análisis una resistencia impone el mantenimiento de la temporalidad.

 

R.S.I, Real, Simbólico e Imaginario, sus tres registros que lo habían orientado desde su conferencia del año 1953 lo conducirán a su Nudo Bo. Sigamos con cierto sigilo este giro y la lectura del mismo que propone Jean Allouch en varios textos.[23]

 

 

     II.2. Un giro en 1975

 

¿Qué fue este giro? Esquemáticamente, se puede formular así: mientras, que desde el 8 de julio de 1953, la “teriaca” lacaniana, funcionaba como aquello a partir de lo cual se pueden vislumbrar el conjunto de los problemas propios del campo freudiano, a partir de 1975, esta misma “troika” se volvió el problema. Luego de un instante que debió ser para Lacan de una gran satisfacción y que prolongó por un breve tiempo con el seminario de RSI (1974-1975), este borromeo de tres cuerdas (ronds de ficelle) del que sabemos que ha dicho “le vienen como anillo al dedo” (…Ou pire / Le savoir du psychanalyste, sesión del 9 de febrero de 1972), puesto que resulta del fulgor de la iluminación de la “equivalencia de las consistencias”, sin embargo, es a partir de aquí que las cosas se complican e incluso, se calientan, se echan a perder. ¿Qué demonios ha pasado? Pues bien, el éxito mismo del borromeo a tres que proporcionaba un cifrado de lo que podía, efectivamente, hacer que los tres «registros» pudieran ser tomados como tales y por lo tanto ir juntos /Ensemble/ y con su idea particular de calzamiento (esta palabra que utiliza Lacan: coinçage), la homogeneización, pues, de estos tres luego de haber dado una solución: su equivalencia, ha abierto un nuevo problema, y éste, es el de su diferenciación. Antes de 1975 había tres registros, pero su coexistencia (si no es que su estatuto) no se problematiza; después de 1975, el Borromeo ofrece una razón topológica para esta coexistencia, pero, es su diferenciación que —entonces— parece escapar, escapar a la razón nodológica.

 

¿La nominación vino a ofrecer la diferenciación que el nudo a tres rechazaba? Sí, pero entonces va a ser necesario que esta nominación sea distinta del simbólico, esta vendrá a ser necesaria para que ella —la cuerda del simbólico— también esté sometida a su ley (de la nominación) y como consecuencia este simbólico no tenga primacía sobre las otras dos dit –mensiones. Y aquí viene el nudo a cuatro, tenemos el simbólico partido en dos, los cuatro, siendo entonces R, I, ∑, (SIMPTÔME), S. (fig.2).[24]

 

En mi lectura a lo largo de los seminarios advierto que luego de la introducción de un cuarto nudo, este cambia de soporte en el transcurso de estos seminarios. Primero, Lacan presenta el cuarto nudo como realidad psíquica o el Edipo a la manera de Freud, en las sesiones del seminario de febrero de 1975; para posteriormente, presentarlo como Nombre–del–Padre en las reuniones del fin del seminario de RSI y comienzo de Le sinthome y, en la continuidad de este último, Joyce encarna el sinthome, y finalmente, el analista como el “santhombre”.

 

“Pienso efectivamente que el psicoanalista no puede concebirse como algo distinto a un sinthome. No es el psicoanálisis el que es un sinthome. Es que es el psicoanalista que, al fin de cuentas, es una ayuda, de la que según el Génesis, se puede decir que es, en suma, una inflexión, en tanto que Otro del Otro, es lo que acabo de definir como ahora, el pequeño agujero. Que este pequeño agujero, por si solo pueda ayudar, es con lo que se soporta la hipótesis del inconsciente”.[25]

 

Otro capítulo será —más complejo, por cierto— el neurótico que sostiene a las otras tres personalidades en su nuevo entendimiento de la psicosis.

 

 

image1.png
Fig.,2. Presentación del nudo de 4 con acoplamiento S + Síntoma, conferencia en el MIT.[26]

 

 

III. Lacan y su lectura de Joyce. De aquello de lo que se aprende.

 

Se dice que Joyce cambió el estilo de novelar radicalmente. Joyce es ¡abrumador!, algún día, pregunto, ¿seremos sus contemporáneos? Me interesa ese Joyce más cercano a la locura del lenguaje, que del paralelismo que ya se daba entre hablar lo íntimo como con Freud, o el paralelismo con la ocupación sobre la lengua y el lenguaje de la naciente lingüística. Una lingüística contemporánea, también, de esa producción, en la que el tema del lenguaje era una ocupación de todos al alba del siglo 20 y los años locos.

 

He aquí una anécdota relatada por uno de sus traductores al español…

 

“En el periodo final de la vida de Joyce, a un mes de llegar a Suiza, aparentando una excelente salud, a excepción de la mermada condición de su vista, y acompañado de su hijo Giorgio, el escritor realizó una visita en Ginebra a Sean Lester, el representante de Irlanda ante la Liga de las Naciones, la cual encabezaba en ese momento como secretario general. Hablaron de libros y el diplomático se sentía avergonzado del nulo conocimiento que tenía de la obra más reciente de su célebre visitante, por lo que le preguntó sobre Finnegans Wake. “¿Es un libro largo? Todavía no lo he visto”. A lo que, con sentido del humor y evidente ingenio, le respondió el autor: Eso me recuerda la historia del irlandés borracho que caminaba de Drogheda a Dundalk; cuando le preguntaron sobre la longitud del camino dijo que no le preocupa lo largo que era, sino la anchura.”[27]

 

¿Quién goza del goce de Joyce? Joyce, enjoy. ¿Cómo agenciar algunos restos, cenizas, pedacitos que subsisten y persisten para hablar de escritura? No solo de los textos, que señalan su existencia, sino el gesto particular de escribir, la búsqueda, el esfuerzo, la incertidumbre de la escritura, como dice Cioran hablándole de su” joie d’écrire”.

 

La broma no le fue ajena a Lacan, y uno de los puntos que va a ser importante en el viraje de su pensamiento estos años, nos lo adelanta cuando, en el seminario llamado Le sinthome (1975-1976), espeta en su primera reunión: la pista nos la da Joyce con una broma, joke:

 

“Observemos de paso, que, en la Creación, esa llamada divina solo porque se refiere a la nominación. No se nombra a la bacteria. Tampoco se la nombra cuando Dios, mofándose del hombre supuestamente original, le propone que empiece por decir el nombre de cada bicho.

 

Solo tenemos una pista de esta tontería si concluimos que, como indica suficientemente su nombre pronunciado en inglés —alusión a la función del índice de Peirce— Adam, era una Madame, según el joke que hace justamente Joyce al respecto”.

 

Y continúa,

 

“cabe suponer que, en efecto, Adán solo nombró a las bestias, en la lengua de esa a la que llamaré L’Évie. Pues bien, la L’Évie tenía una lengua suelta y rápida, ya que luego del supuesto nombrar por parte de Adán, ella es la primera persona que la usa, para hablar a la serpiente. De este modo, La Creación llamada divina se redobla con el parloteo del llamado parlêtre […].[28]

 

+Como se ve Lacan comienza el seminario … “joyceando”, plagado de enigmas, plagado de laberintos. Para decir que hay dos niveles: el Nombre del Padre y el del padre del nombre, distinguiendo así la función de nombrar, del nombre mismo. Quizás, a ese “padre del nombre” no habría que buscarlo de lado del hombre; dado que, si uno piensa que un significante primordial habría intervenido en la creación de las lenguas, entonces es del lado de todas las mujeres donde se debe aguardar ese lugar del saber de las lenguas, ese Otro del sentido. Más adelante, en el mismo seminario, evocando el film de Oshima “El imperio de los sentidos” dirá inspirado “por el erotismo femenino empujado al extremo”. Hay una barra que cualquier mujer sabe saltar, es la barra entre el significante y el significado, “[…] ella es como esta barra sobre [no existe un x que no phi de x]”. “Toda la necesidad de la especie humana es que hubiera un Otro del Otro, ese al que se llama generalmente Dios, pero del cual el análisis revela que es simplemente La mujer.”

 

Y también en la misma sesión del seminario a propósito del síntoma, esta forma indica una fecha, la de la inyección del griego en la llamada “lalangue mía, a saber, el francés”, continúa, “si me he permitido esta modificación ortográfica, —de symptôme a sinthome (que se puede escuchar santo hombre, para “que resuene este decir, para que consuene, otro término sinthome madaquin [Santo Tomás de Aquino])— es porque Joyce en Ulises, en el primer capítulo, formuló el voto de helenizar, de inyectar también la lengua helena, pero ¿en qué? No se trataba del gaélico, aunque trataba de Irlanda.[29] Él escribió en inglés, de un modo tal que la lengua inglesa no existe más. Tanto que Philippe Sollers, no dudó en decir, que, si la lengua inglesa tenía poca consistencia, Joyce le agregó algo, l’élangues. La lengua escapa al lenguaje, hay siempre en lo que se dice lo que queda en reserva, que no llega a decirse y que, sin embargo, se escucha. Hay que observar que, si la escritura parece propicia para decir lo íntimo, no es porque sea primera, sino porque puede escribir lo indecible y por eso mismo alcanzar el real. Una salida a lo que le acosaba en el psicoanálisis del lado de este real (imposible) que venían a encarnar los nudos.

 

Lacan convoca a Joyce, como testigo de una novedad en su frayage en el psicoanálisis, la invención de esa escritura autónoma, pues había encontrado en Joyce un tratamiento inédito del tiempo y del espacio, así como, una inversión del orgueil en art-gueil,[30]

 

“Me ocupo de absorber en torno a la obra de Joyce la inmensa cantidad de literatura que él ha provocado. ¿A partir de cuándo se está loco? […] ciertamente, entrar en este camino me transporta, como testimonio que comencé escribiendo Écrits inspirés. De hecho, comencé de este modo, y por eso no he de sorprenderme, por verme confrontado con Joyce, por esta razón me atreví a preguntar ¿por qué le fueron inspirados sus escritos? Joyce dejó una gran cantidad de notas, de garabateos Scribbledehobble… La pregunta, en suma, es la siguiente: ¿Cómo saber según sus notas lo que creía Joyce? (JL: 10 de febrero de 1976).

 

Joyce inventó el recurso de la novela moderna,[31] es procaz, divertido, obsceno, críptico, ilegible, resistente. La literatura moderna toma su punto de partida con Joyce. Y su obra actúa como una anamorfosis. El objeto de la literatura, la letra, se ofrece desnuda, deformada. La literatura nace de lo obscuro, de lo ilegible. Las viejas narrativas son embestidas, la matriz de la novela rota. En sus textos el contenido y la forma tienden a fundirse, escribir el número más pequeño que se escribe con más de quince palabras. No se ve ningún obstáculo si está escrito, cuentan el número de palabras y encontrarán que son trece. ¿Da lo mismo decir: “una frase de cinco palabras”, que “una frase que tiene cinco palabras”? Esto solo cuenta si está escrito. Según Jorge Luis Borges en sus conferencias sobre Joyce es una “gloriosa locura”.

 

El Ulises, considerada su mayor obra, es una invitación al caos, no digo nada que no sea aceptado por la mayoría de sus críticos, comenzando con T.S. Elliot, en su artículo “Ulises, orden y mito”. Y que recoge con estas palabras The Dublin Review, la acusación de “bolchevismo literario”, hecha ex-cathedra por Shane Leslie. Uno puede leer que ahí donde se lucha por un nuevo orden de cosas se les acusa de “anarquistas”. Decires muy contemporáneos a Joyce, pero esto no fue ajeno a Lacan en el campo freudiano “¿Es usted anarquista?”, le preguntan por escrito a Lacan.[32] En efecto, del ostracismo a la sacralización, la originalidad se paga caro, con la resolución implacable de rechazar todos los clichés.

 

Me parece que debíamos pensar que el artista creador resulta ser frío y deliberadamente excepcional. ¿Es que Joyce, como contrapunto, le brinda la radicalización de su posición respecto a Freud? Tenemos pues de Joyce, datos biográficos, literarios, su obra, su correspondencia, los recuerdos de sus allegados… y una enormidad de trabajo crítico sobre su obra. Lacan no tuvo testimonio de los descubrimientos, las iluminaciones, que habrían podido marcar un recorrido, es decir, de su palabra, tropiezos, fallidos, y sin embargo dice, “en Joyce no hay nada que se parezca al inconsciente”. Inventa para decir lo que hay: el sinthome. Su arte es tan singular que el término es el que le conviene. Una especie de negativo del inconsciente. Lacan infirió que no tenía relación con el inconsciente “en tanto que no hay ninguna oportunidad que ate algo de vuestro inconsciente”.

 

Este tipo de experiencias no es nuevo y sabemos lo que Freud hizo con Las memorias de un neurópata. Al escribir su texto sobre el presidente Schreber. Luego Lacan, a partir de la lectura de Joyce, como Freud, infirió al constatar que no se parecía a nada, al constatar que los lectores de esta obra, principalmente universitarios, —por no decir únicamente— estaban detrás de este texto para encontrar soluciones a sus enigmas y que a nadie se le ocurrió leerlo para distraerse “al diablo el lector ordinario”, “el escritor expresa, no comunica”. Con sus textos no se está atrapado por la intriga, casi no se ve a nadie leer el Finnegans Wake de este modo. ¿Quiere decir que Joyce no conmueve a nadie, no hace palpitar el corazón de nadie, no concierne a nadie en nada, no lo toca, que no juega con ningún equívoco capaz de conmover el inconsciente de nadie? En síntesis, no genera ni seducción, ni simpatía, sin chispa de amor y sin encuentro de inconscientes. Pero esto no es simplemente la crítica de un lector,[33] sino lo que lleva a decir: creo que aquí no hay inconsciente, ¿no ser dupes del inconsciente? Les non-dupes errent? ¿De qué naturaleza estaría hecho este Ego?

 

Se trata de la obra de alguien, desterrado, exiliado, y esto es algo absolutamente singular. Singular en tanto distancia respecto de cualquier comunidad. No hay en común, no hay el sentido común. En una recursividad, Joyce iterativo, en permanente función de llamarse a sí mismo, resulta un tejido cerrado de relaciones con sus valores. En su genio verbal impone esfuerzos por captar sentidos e intenciones. En esta posición, Joyce, no tuvo en cuenta al lector como extranjero, en su imaginación sus primeros lectores fueron irlandeses, aunque su libro se hubiera publicado en el continente, entonces ¿tendría algún interés de explicar Irlanda al mundo exterior? ¿Qué se hace con personajes e historias reconocibles para un irlandés, pero misteriosas para un extraño? ¿Cómo leer Ulises sin Dublín?

 

En su obra tenemos un producto que no vale más que para uno solo. Y en esa perspectiva, lo singular, fuera de la idea de la clínica de lo particular, y sabemos profusamente que el particular es el ejemplo del universal, ya conocemos esa lógica; el singular no es el particular. “Joyce es precisamente el signo de mi impedimento (el real como imposible), justamente en la medida en la que él expone, de una manera completa y especialmente artística, porque sabe arreglárselas, el sinthome que no puede hacerse nada para analizarlo.” ¿Entonces, Lacan inventó el sinthome, para designar lo singular en su carácter absoluto? Joyce encarna el sinthome ¿De qué manera?

 

La conferencia de Lacan acerca de Finnegans Wake y acerca de su lectura de Joyce y del joycismo, llamada Joyce el síntoma (cf., la transcripción, lo que ha sido llamado Joyce el síntoma II) ofrece en sus escasas páginas el repertorio completo y exacerbado de varias lecturas, más adelante lo voy a ir afinando. Constituyendo, a mi entender, un texto modelo de enorme provecho para enseñar al principiante los pasos básicos de cómo recorrer la arquitectura de la obra entera de Lacan, subrayo: arquitectura ¿Cómo mostrar al principiante los pasos básicos de cómo recorrer la arquitectura de la obra entera? Tenemos un texto modelo de la conferencia de Lacan acerca de Finnegans Wake, “Joyce le Symtôme”. No dije, Sinthome.

 

Describe el Finnegans Wake haciendo al mismo tiempo un pastiche (en una mostración paralela de su estilo, imita y mezcla diferentes estilos, en una “crisis de orden de la representación”, aquello que destruye cualquier lógica referencial y significativa).[34] Ironiza buena parte de los estudios joyceanos, cometiendo como si fueran propios sus errores más criticados (muestra el entrecruzamiento múltiple en una especie de parodia). Se sumerge, a ratos, en una emulación muda, una mostración en forma de remate, una obra a manera de… Un remedo en sus manierismos y “crispamientos estilísticos”, un signo al que se le hubiera expropiado el significante. Lacan se empeña en mostrarse como un lector aturdido, que es más objeto que sujeto de sus lecturas, más el poseído que el que inventa el conjunto de mecanismos que sirven para efectuar cambios de decorado y efectos especiales, el tramoyista, pues, de la función.

 

J. Allouch, no se detiene en señalar que el texto de esa conferencia Joyce el síntoma es inentendible. Sin embargo, la misma conferencia, le permitió ver la diferencia que hay de S.K. Beau (escabeau/escalera) para Joyce, y para Lacan. Posicionar su diferencia, respecto al ser, al cuerpo y la belleza, Lacan toma su distancia. Diferenciándose de Joyce en lo concerniente a la topología esférica que organiza su pensamiento, la esfera no es el nudo.

 

De la misma manera, Lacan encuentra un giro con Joyce: Una manera de vivir del ser vaciándolo. El cuerpo, el tener, prevalece entonces sobre el ser, expulsa al ser —aun cuando no haya cuerpo, sino a partir del ser: “Tengo eso, es mi único ser”—. Se trata de un resultado. El hombre no tiene un cuerpo, sino por el hecho de haber vaciado el ser “vaciado como quien echa un intruso/ como quien vacía una botella”. “Un segundo movimiento, donde el hombre posee un cuerpo, deduce que era un alma o más, precisamente, que, a ella, también la tenía”. “Una bizqueada, según Lacan, que solo puede calificar así a esa operación desde otra relación con el ser”, no es más que un hecho de dicho. La palabra, por supuesto que se define por ser el único lugar donde el ser tiene sentido, el sentido del ser es presidir el tener, lo que excluye el balbuceo epistémico.

 

 

 

 

Demos un rodeo por otros textos: la superficie del cuerpo ni “sobre”, ni “en”, más bien, fuera del cuerpo (hors corps), articulada al cuerpo. El momento en que escribe los 4 discursos, se despedía de la lingüística y de la etnología, e introduce la letra, como lo que está escrito, no como lo que habla, para poner de relieve la originalidad de lo introducido por el psicoanálisis entre el simbólico y el cuerpo. Lacan introduce la relación entre la estructura y el cuerpo: la estructura se atrapa en el punto donde el simbólico toma cuerpo. Tomando el cuerpo precisamente en modo inverso o lo que hasta ese momento había sido su abordaje de la estructura como desencarnación. En Baltimore, Lacan, enuncia en su título: De la estructura como intromisión de una alteridad pre-requisito a todo sujeto posible. En lugar de partir de la palabra clásica de sujeto, aquí habla del cuerpo del simbólico, en su relación no con el sujeto sino con lo que llama, un ser que en él se sostiene (en Radiofonía, pero como vimos más arriba esta es una manera próxima a lo que sostiene en la conferencia Joyce). Y es respecto a ese cuerpo del simbólico que dice, “tomado en sentido ingenuo, es decir aquel que cuyo ser en él se sostiene no sabe que es el lenguaje que se lo discierne, hasta el punto de que no se constituiría si no pudiera hablar”.[35] El cuerpo hasta ese momento abordado por el imaginario o por identificaciones en ese registro, es ahora situado por un proceso de incorporaciones directas del simbólico. Y es porque hay ese proceso, que après- coup “el cuerpo del simbólico” calificándolo de incorporal (en el sentido estoico), término con el que podemos circunscribir en qué el simbólico sostiene el cuerpo, capta el empalme de las palabras y los cuerpos bajo una oblicuidad precisa, el síntoma. Y el goce como efecto del significante. Hablar la lengua del cuerpo: ese primer sentido es que se trata de enumerar todos los objetos de goce, que insiste en entrar al cuerpo del sujeto y el modo por el cual es imposible que entren todos, aunque se insista. He aquí un modo en que Lacan establece la escritura del goce del cuerpo a partir del sesgo de Radiofonía.

 

Retomemos, pues, es en el transcurso del seminario R.S.I (1974-1975), que se ve a Lacan preparar su larga y sistemática —casi dolorosa— confrontación con Joyce.

 

Joyce le permite a la vez revisar dramáticamente ciertos aspectos fundamentales (¿conceptos?) y anudar en una última torsión de su deriva todos aquellos elementos esparcidos en el contexto de su propia construcción, que se detuvo con la muerte. Lacan se sumerge con emoción y terror, en la enorme literatura crítica sobre Joyce, que se parece a un rapto, especie de captura como cuando Molloy evoca sus trabajos sobre la danza de las abejas:

 

“Y me decía con arrobamiento, esta es una cosa que podría estudiar toda mi vida, sin jamás comprenderla. Y, en el viaje de regreso, me preguntaba si había alguna posibilidad de una pequeña alegría por venir, pensando en mis abejas y su baile, casi me consolaba. Porque siempre quería un poco de alegría de vez en cuando (…) Y, no podía hacerle a mis abejas el mal que le había hecho a mi Dios, a quien se me había enseñado a prestar mi ira, mis miedos y mis deseos, y hasta mi cuerpo.”[36]

 

Hay una complicidad entre una cierta alegría o gozo con el goce, la adquisición interminable de un saber imposible, y la relación casi irónica y excesiva con un Otro goce que podemos proyectar en la figura de Dios. Lacan se había impuesto una especie de especialidad escogida (pensum) para evocar esta vez L’innombrable, una especie de plan de estudio, especie de obligación escolar) debido a la invitación de Jacques Aubert: Lacan debía pronunciar el discurso de apertura del Coloquio Internacional sobre Joyce, que iba a tener lugar en París en junio 1975. Así que debía de pararse frente al conjunto de los especialistas internacionales reunidos en el nombre de Joyce. No podríamos desconocer aquí, que algo pasó que ese Jacques Aubert se quedó prendado no solo de Joyce, sino del psicoanálisis, de Lacan y de su decir.

 

Es por la intermediación de María Jolas —editora estadounidense— fundadora con su marido Eugène, de la revista literaria Transition de París, que invitan a Lacan, lo que será fundamental, innovador y catalizador de aquello desparramado en su démarche: vital oportunidad de aclarar ideas.

 

Como el mismo Lacan (13 de mayo de 1901) lo recuerda en esta “Apertura” del Coloquio, que él se habría cruzado con Joyce en la librería de Adrienne Monnier “Shakespeare and Company” cuando tenía 19 años, y volvió al año siguiente en la primera lectura histórica de pasajes del Ulises, en francés y en inglés, poco antes de su publicación. Así que Joyce — podríamos decir— ya lo acompañaba cuando Jacques Aubert viene a encontrarlo. Un especialista francés en Joyce que se encargaba de la organización de este 5o simposio en la Sorbonne. Nos importa cómo es que Lacan da cuenta de ello desde el 8 de abril de 1975, del seminario R.S.I.:

 

“Me fui a pasear en Joyce, porque se me solicitó tomar la palabra para un coloquio. Y bien, si Joyce está atorado, en la esfera y en la cruz, no se debe solamente a eso de que leyó tanto a Santo Tomás a causa de su formación con los jesuitas. Todos ustedes están atorados como él en la esfera y en la cruz.”

 

¿Qué acababa de leer Lacan en ese momento? El texto de Clive Hart Structure and motif in Finnegans Wake (1962).[37] Y demuestra que el entrecruzamiento de un círculo y de una cruz (según Clive Hart, la estructura fundamental del último libro de Joyce), para Lacan, solo es la puesta en plano del nudo Borromeo.

 

 

image2.jpg
Entrecruzamiento de un círculo y de una cruz/Cruz celta. Irlanda

 

 

Joyce habría fundado la cosmología de su libro y, por tanto, anunciado el descubrimiento de Lacan. Joyce en su bricolage, pues, con Santo Tomás y todo lo que es necesario para hacer un mundo, es decir, una esfera y una cruz. Al hacerlo, él inventa la escritura del nudo Borromeo: “pero nadie se da cuenta de que ya es el nudo borromeo”, según Lacan. Clive Hart había descrito el esquema que explica el fundamento de “caosmos” de Finnegans Wake, el entrecruzamiento de una esfera y de una cruz —como un medio de pensar, concretamente la cuadratura del círculo joyceano—, cuadratura que da su ritmo histórico propio al libro dividido en cuatro partes, pero fundado sobre una progresión en tres épocas según la historia universal de Gianbatista Vico.[38]

 

En una carta que Joyce le envía a Mademoiselle H. Weaber en 1927 (una de su mecenas hasta después de la muerte de este, ya que siguió haciéndose cargo de Lucía Joyce en el psiquiátrico y de Nora Joyce, la esposa), le describe su trabajo en curso sobre Finnegans Wake: “hago una máquina en una sola rueda. Sin los rayos, por supuesto, esta rueda es un cuadrado perfecto.”[39]

 

Lacan estaba feliz de tener en la mano un libro como el de Clive Hart, comenzando con este sus nuevas lecturas joycianas, había muchos otros, a veces citados por el mismo Lacan, otras no. Hugh Kenner, Richard Ellemann, David Hayman, Frank Budgen, Robert M. Adams Surface and Symbol the consistency of James Joyce, “Ulysses”. Sin duda, una obra cuyo título le habría atraído enormemente, uno puede pensar.

 

En …Ou pire (1971-1972), había confesado estar hechizado y obsesionado por la estructura de los nudos borromeos, que había descubierto justo por Valerie Marchand, una joven matemática del seminario de Guilbaud sobre la topología; el encuentro con Joyce toma la figura de feliz coincidencia. Joyce para Lacan, confirma la anterioridad del pensamiento de los escritores sobre los sabios (eruditos, estudiosos) y sobre los psicoanalistas, lo que el arte nos enseña, y este encuentro le permite inscribirse en el filo correcto de sus preocupaciones del momento. Lacan evoca de nuevo los nudos y los cálculos que implican.

 

Así, en la apertura del seminario, esta vez directamente consagrado a Joyce, Le Sinthome, el 18 de noviembre de 1975, Lacan recuerda esta invitación y el acontecimiento del Coloquio en París: “La Solicitud de Jacques Aubert, aquí presente e igualmente apremiante (tout aussi pressant) me arrastró a inaugurar el Simposio. Es por ahí que me permití desviarme de mi proyecto, que era, ya se los había anunciado el año anterior, titular este seminario, 4, 5, 6. Me contenté con el 4, y me regocijo, ya que con el 4,5,6, hubiera sucumbido”. ¡Cambió de rumbo! Joyce lo lleva a otro lado, es decir, un personaje creador tan complejo y de tantos estratos.

 

Efectivamente, entre estos dos recuerdos, Lacan había dado otra vuelta de tuerca a la imagen del nudo y de la manera de contar del 1 al 6. Mientras que él ya estaba bien comprometido —mordido por la lectura de Joyce—, hace un desvío hacia un autor que ya lo había ocupado en otro tiempo, André Gide, y evoca en el seminario a Paludes[40] para citar el pasaje en donde Martín y el narrador comentan versos y proverbios latinos. Así “numero deus impare gaudet”, que traduce: “le numéro deux se réjouit d’être impair”. Noten que el impar implica cierta promesa de bienestar o de libertad, el narrador añade: “… on devrait dire au nombre Deux: “mais, pauvre ami, vous ne l’êtes pas, impair; pour vous satisfaire de l’être tâchez au moins de le devenir”. Lacan ve en este pasaje una promesa de bienestar (bonheur) al menos de “bon noeud” … borromeo. “Es preciso este nudo para hacernos ver que no se percibe le pair, (ou la paire [Pére/ padre]) que a partir del impair, luego (donc) un impair qui commence avec trois” (RSI)”, si abrimos a Virgilio sobre esta broma de burócrata diría Max Weber.

 

 

image4.png

 

Joyce acompañaba a Lacan desde hacía mucho tiempo, ya lo había citado en La carta Robada (1956/1966), en Lituraterre (1971), en el Epílogo (1973) a la aparición editada de su primer seminario del año 1964 y en Encore (Aún) (1972-1973).

 

“Así se leerá, lo apuesto, este texto. El acento debe ponerse sobre el decir —no quien lo diga. No será como mis Escritos, cuyo libro se compra, para no leerlo [noli non leyere, Blanchot]. […] El que se deba a mí, no significa que no se haya establecido mucho antes de mis hallazgos, ya que al fin y al cabo, “Lo escrito como —para—no—leer”, lo introdujo Joyce, sería mejor que dijese, lo introdujo, pues, al hacer de la palabra tráfico [contrabando] más allá de las lenguas, apenas se traduce, por ser doquiera igualmente poco para leer.”[41]

 

Resulta que entre todas las numerosas prácticas literarias a las que Joyce se dedicaba, hay algunas, de aspecto clandestino, cuyo desvío se refiere al recorrido de Lacan en esta época, hay un texto que Lacan nombró Escritos Inspirados (Écrits inspirés. Squizographie), conocido entre los lectores de Lacan, al que Jorge Baños dedicó extenso capítulo en La Novela de Lacan. Este texto de escritos inspirados en 1931 trata de ese debate, para entonces bastante extenso, sobre la alteración delirante de la lengua, en el límite de lo que algunos llaman “verdadero arte poético”. El tema de la “ensalada de palabras” de Forel como un cierto tratamiento de la lengua. Freud, escribiendo sobre Schreber, 1911. Y Jung al escribir sobre la perturbación de la lengua en la Dementia Praecox de Kraepelin eran ya textos instigantes.

 

Pero, es con Joyce, donde reactualiza sus “Escritos inspirados” siguiendo paso a paso algunos de sus laberintos (dédalos) translenguas, y donde Lacan va a poder producir un cambio respecto de su posición sobre las relaciones de la lingüística y del psicoanálisis (Lituraterre). Con Joyce, el acento puesto en el nombre propio no se descuida más; Lacan no puede afirmar que se llame Lacan en todas las lenguas, “y es que se trata al nombre propio como un nombre común. Ustedes deben estar hasta la coronilla (en avoir sa claque), e incluso jaclaque, a la que también agregaré el han, […]. Reduzco así, mi nombre propio al nombre más común”, el juego de palabras culmina con jaclaque han, que produce homofonía con Jacques Lacan.[42]

 

Desde el momento en que se abren algunas páginas joyceanas, las eventuales certezas sobre la lengua “materna” no se sostienen más por mucho tiempo que las que poseemos a priori del nombre propio (10 de febrero de 1976). Con Joyce, podríamos ir por algunos retruécanos de su texto Los muertos, para hablar del gaélico, los irlandeses y de su lengua. “I’m sick of my own country, sick of it” “¡Estoy harto de mi país, harto!”

 

No tenemos tiempo-espacio aquí, solo decir que para él la lengua impuesta es el inglés, el irlandés no es una lengua. Del gaélico borrado, no queda más que un acento, aquel de Lilly, lejana música que le confiere tres sílabas a su propio nombre. También Philippe Sollers, creador de ese magnífico neologismo “L’élangue” expresaba a propósito de Joyce:

 

“Apoyándose en una lengua que ha sido borrada de la historia, el gaélico, queriendo destruir una lengua impuesta, el inglés, para ir hacia todas las lenguas, ¿por qué habrá querido hacer su revolución utilizando la mayor cantidad de lenguas? Justamente para señalar que el fin de las nacionalidades estaba decidido. Y eso es un acto de un alcance político inmenso. Además, quería tocar el inconsciente. Pues, precisamente el apego a una lengua nacional es, lo sabemos por el psicoanálisis, una investidura preconsciente, esa es la causa de que la mayoría de las personas encerradas en una lengua rechazan a la vez el inconsciente y el debate internacional […] En el fondo, ¿cuál es su acto político? Joyce va a desarticular, analizar, rearticular, y al mismo tiempo a anular el máximo de huellas, residuos culturales, ideológicos, históricos, mitológicos, lingüísticos, y religiosos. Puesto que, si consideramos a la religión, como el fenómeno neurótico fundamental de la humanidad, estamos obligados a constatar, que, excepto Joyce, nadie parece haber logrado salir de la religión. Y, ¿por qué él? Porque ha conseguido por medio de su escritura un cierto saber sexual fundamental.”[43]

 

Y ahí, inmediatamente después, Lacan lo atrapa en el vuelo. L’élangue vendría a nombrar el lugar del saber de las lenguas. Hay una continuidad entre las lenguas, hay elasticidad en la lengua. La lengua es un chewing gum, y esta continuidad puede ser puesta en juego y practicada sin que por eso se desencadene la persecución significante dado ese punto de continuidad paranoica entre las lenguas. Incluso, con esto Lacan modifica su noción de palabra impuesta, hay ahí una reflexión sobre la escritura.

 

Será ya una razón de elegir este término de intraduction, para comenzar a dar cuenta del hallazgo de L’unebévue introducido en 1976. Puesto que Lacan, también, trata allí, más allá de las lenguas, a la palabra Unbewusste encontrada en Freud, introduciendo de hecho un tráfico, un contrabando entre las dos palabras que no depende totalmente del comercio lícito de la traducción usual, es decir, ese pasaje que hace del Unbewusste a L’unebévue diciendo hablo Freud.

 

No es fácil acomodar a Joyce en algún movimiento literario. No cabe en ninguna escuela: él, por sí mismo, solo, constituye una escuela, habría creado su propia lengua. Lacan, respecto a Joyce, cambia de configuración, actúa rehusándose a ser otro glosador más, y su intervención se coloca firmemente en el interior del discurso del analista, y no del coto exclusivo de la universidad, atendiendo a su ironía. Joyce, como lo fue Lacan, dado un desplazamiento literario, estaba decidido a ser un pensador europeo, cuyo dominio traspasara fronteras, en perpetuo movimiento, destruyendo prejuicios de parroquia, abriendo ventanas y golpeando puertas. Lacan, a su vez, sitúa el objeto en el texto de Joyce, que lee con el fin de producir un sujeto dividido ahí donde se encontraba el lector llamado clásico. En eco con su propia andadura, se inventa otro lector. Como autor se ve “menos implicado de lo que se imagina”, no toma como punto de partida el saber (S2) que habría que acumular antes de hablar. Aproxima, pues, una nueva lectura de la Ego Psychology,[44] (Fig.3) este nuevo ego lacaniano es como un ego scriptor, en la curva de la emoción y siguiendo el hilo de las redes de esta scripture, como dirá Joyce, viene a instalarse una lógica de sustitución en la significancia que empuja a un nuevo goce sin límites e ilumina su desarrollo artístico, enjoy.

 

 

image3.png
Fig. 3. Imagen del seminario versión P. Valas

 

 

Bibliografía

 

  1. Adorno, Th., El vanguardismo de los ancianos, en Esteban Alejandro Juárez, El vanguardismo de lo tardío según Th. W. Adorno, https://www.google.com/search?q=ADORNO+Y+EL+ESTILO+TARD%C3%8DO&oq=ADORNO+Y+EL+ESTILO+TARD%C3%8DO&aqs=chrome..69i57.8156j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8 Consultado el 18 de febrero de 2022.
  2. _________, Notes sur Beckett, ed.cit. Ed, Nous, 2008
  3. Allouch, J., Freud y después Lacan, Ed. Epeele, México, 2006.
  4. _________, La scène lacanienne et son cercle magique. Des fous se soulèvent. Ed. Epel, essais, París, 2015 [En español, La escena lacaniana y su círculo mágico. Los locos se sublevan. El cuenco de Plata, Argentina, 2017.]
  5. Baños Orellana, J., La novela de Lacan. De neuropsiquiatría a psicoanalista. El cuenco de Plata, Buenos Aires,2016.
  6. Beckett, S., Molloy, Ed. Minuit, París, 191951,1972, p.262-263.[Hay tr. Al español, ed. Alianza, Madrid, 2012]
  7. ________;“Dante, Bruno, Vico, Joyce” , en Detritus.Tusquets, Barcelona, , 2001.
  8. Ellemann, R., James Joyce (1959) versión corregida y actualizada,Anagrama editores, Barcelona, 1991.
  9. Guide, A., Paludes, París Gallimard, 2004.
  10. Hart, C., Structure and motif in Finnegans Wake. Faber, Londres, 1962.
  11. ________, James Joyce and the Making of Ulysses, Oxford University Press, London,1989.
  12. Hyman, D., The “wake” in transit, Universidad de Cornell Pr, NYC, 1990.
  13. Jameson, F., Qué es el pastiche posmoderno-definición de Fréderic Jameson, . https://www.literarysomnia.com/articulos-literatura/que-es-el-pastiche-posmoderno-jameson/. Consultado 25 marzo de 2023.
  14. Joyce, J., Dublineses (1914) Ediciones Godot, Argentina, 2021
  15. _______, El retrato del artista adolescente (1916), tr. Damaso Alonso, Ed. Alianza, España, 1992.
  16. _______, Finnegans Wake (1939), Penguin, L.A. 1987.
  17. _______, Finnegans Wake, tr. De Marcelo Zabaloy, 2ªed, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2016.
  18. _______, Ulises, tr. Marcelo Zabaloy, 2ª ed, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2016.
  19. _______, Letters, Vol I, Ed. S. Guilbert, Londres, 1957.
  20. _______, Los Muertos, Ediciones Godot, Argentina, 2021.
  21. _______, Poesía, edición, prólogo, traducción y notas de Pablo Ingberg, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2018.
  22. Lacan, J., Aún [Encore ]1972-1973, Ed. Paidós, España. 1987.
  23. ________, Conférence et entretiens dans des Universités non-américaines en Scilicet, 6/7, 1976. Numéro double.Revue paraissant au Champ freudien, Collection dirigée par Jacques Lacan. Aux Éditions du Seuil, Paris, 1976, pp.7-63.
  24. _______, El reverso del psicoanálisis 1969-1970, [L’envers de la psychanalyse], Ed. Paidós, España, 1990.
  25. Lacan, J., Le sinthome 1975-1976, Editorial Seuil, París, 2005.
  26. _______, Le Sinthome. En la bibiblioteca digital de L’école lacanienne de psychanalyse. https://ecole-lacanienne.net/wp-content/uploads/2016/04/1976.05.11.pdf .Consultado el 21 de diciembre, 2022.
  27. _______, Les non-dupes errent 1973-1974, Inédito, Biblioteca de L’école lacanienne de Psychanalyse, [https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/seminaires-version-j-l-et-non-j-l-2/} visitado 19 de marzo 2022.
  28. ______, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre 1976-1977. Inédito. Biblioteca digital de L’école lacanienne de Psychanalyse[https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/seminaires-version-j-l-et-non- j-l-2/].
  29. ______, Lacan, J., “Lituraterre” (1971), en Autres Écrits, ed. Seuil, 2001.
  30. ______, Los cuatro Conceptos fundamentales del psicoanálisis 1964, Ed. Paidós, España,1987.
  31. ______, …Ou pire (1971-1972). Inédito,
  32. https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/ seminaires-version-j-l-et-non-j-l-2/.
  33. ______, “Epílogo” (1973), en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós editores, Barcelona, 1982.
  34. Lacan, J., Radiofonía, Editorial Anagrama, Barcelona, 1977.
  35. Lacan, J., R.S.I, 1974-1975, Inédito. [https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/seminaires- version-j-l-et-non-j-l-2/].
  36. Lacan, J., La Topología y el tiempo (1078-1979), Inédito. [https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/ seminaires-version-j-l-et-non-j-l-2/].
  37. Léger, N., Les vies silencieuses de Samuel Beques, Editions Allia, Pris, 2006.
  38. Levin, H., James Joyce, FCE, Breviario 144, 2da edición ,4a reimp, México, 2014.
  39. Millot, C., La vie avec Lacan, Ed. Gallimard, París, 2016.
  40. Rabaté, J-M., Lacan & la littérature, Ed. Manucius, París, 2005.
  41. Richarson, S.D, Topology 101: The Hole Truth en https://www.quantamagazine.org/topology-101-how-mathematicians-study-holes-20210126/ Consultado el 6 de mayo 2022.
  42. Roudinesco, É., Lacan, Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento, Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 1994.
  43. Said, W. E., Sobre el estilo tardío: Música y literatura a contracorriente, Ed. Debate, España, 2009.
  44. Sollers, Philippe, Joyce & Paris, ed. Publ. CNRS, París, 1979.
  45. Soury, P., “Introduction aux dessins et schémas topologiques de Monsieur Lacan”, en Quarto, n°5, 1981, París, publicaciones de l’École de la Cause Freudienne de París.
  46. Victoria, J D, Finnegans Wake, de James Joyce. Una lectura anotada de cuatro capítulos. Versión, sinopsis y estudios, Ia edición, Colmena editores, noviembre, 2021.
  47. Viltard, M., “Scilicet”, en L’élangues, nº 2, printemps, L’unebévue Revue de Psychanalyse, E.P.E.L, París, 1993.

 

 

Notas

 

  1. Réplica de James Joyce a un crítico: “Sí, algunos de los medios que uso son triviales y algunos cuadriviales”, lo que quería decir que Finnegans Wake incluye las siete artes liberales. El trivium: comprende gramática, retórica y lógica) y el quadrivium: aritmética, geometría, música y astronomía. En la carta dictada por Joyce a Frank Budgen, citado por Clive Hart en su introducción a James Joyce and the Making of Ulysses, ed. cit., p. xvii.
  2. Theodore Adorno, El vanguardismo de los ancianos, Conversación radiofónica con el crítico de literatura Hans Mayer, emitida en enero de 1966, con el equívoco título Avangardismus der greise, una forma de exposición que ninguno de sus lectores se sorprenderá ante la ausencia de cadenas argumentativas y menos aún se vería tentada a exigirlas. En Esteban Alejandro Juárez El vanguardismo de lo tardío según Th. W. Adorno, ed.cit.
  3. Edward, W. Said, Sobre el estilo tardío: Música y literatura a contracorriente, ed.cit.
  4. Con estos autores se impone excluir los signos realistas o empíricos que vienen y van marcados por la “atención médica experta” aquella de la que se ocupa Élizabeth Roudinesco en su conversación con Jenny Aubry sobre “un ACV progresivo confirmado el mes de agosto de 1980” en la biografía, “Tumba para un faraón”, Lacan, Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento, ed. cit., pp. 579-593. Tema del que también se ha ocupado finamente Gabriel Meraz de quien admiro su trabajo.
  5. Theodor Adorno, Notes sur Beckett, ed.cit. No es exagerado suponer que detrás de cada página de esa Teoría hay una explicación implícita con Beckett, su obra, sus vidas silenciosas. Adorno enseñó que “el arte que se aferra a su concepto […] se transforma en anti- arte”. De las obras de Beckett de las que escribió, estas constituían la cúspide del “anti-arte actual”, manifestación de lo no conceptual, que muestra, más bien, una tensión entre el impulso mimético y la razón, que no se oponen en forma incompatible, es la tensión en la diferencia. Teoría crítica, p.375, TE, p,470 citado en este texto, p.7.
  6. Sesión del seminario Le sinthome,11 de mayo de 1976, ed.cit., Cf. Catherine Millot, La vie avec Lacan, ed.cit. p.96.
  7. En un juego de lenguas: Who ails tongue coddeau, a space of dumbillsilly? En la homofonía: Où est ton cadeau, espèce d’imbécile? (¿Dónde está tu regalo, especie de imbécil?). Relatado por Catherine Millot, en La vie avec Lacan, op, cit, p. 97; y retomado por Jean Allouch, en La scène lacanienne et son cercle magique: Des fous se soulèvent, ed.cit. 165. (Hay traducción en español.) Joyce emplea la palabra “Tongue / lengua” que marca más bien la sensorialidad del sabor. Recordemos cómo está construido el Ulises en sus 18 capítulos de estilo distinto dentro de una obra unitaria. Joyce explicó a su amigo Carlo Linati, a través de un esquema, el objetivo y el propósito de su novela, en la cual cada capítulo se refiere a un canto de la Odisea, a un color, a una hora del día, a una ciencia, a un arte, a un símbolo, a un órgano del cuerpo humano, a un sitio en particular de las calles de Dublín y a una técnica narrativa diferente. “Tongue / lengua”: A diferencia de las serpientes, que tienen una lengua bífida, habla a menudo de su trifid tongue separándose de todo binarismo y acentuando, de esta misma manera, el sabor del órgano, una primera muestra de su escritura. El texto de Joyce llama a la oralización para hacer escuchar la voz del equívoco, como en la escritura superpuesta de un pentagrama musical, cuya vía escrita podría constituir el instrumento. Polifonía, una sola línea melódica restringe, limita demasiado la tesitura. Ocasión para hablar del título de este trabajo Ego Nominor, “Nego”: producción de un nombre que está en El retrato del Artista (1904). en tanto que intransitivo su naturaleza invita a descomponer el neologismo al dar el índice de “un nuevo discurso” bífido, “N…ego”. Esta nota la cerraré con: “El montaje: La imitación de la vida por medio del lenguaje no se ha realizado nunca de un modo más literal. El Ulises ignora los acostumbrados formalismos de la narración y nos invita a compartir una corriente de experiencias no diferenciadas.” En Harry Levin, James Joyce, ed. cit., p.90.
  8. Millot, Ma vie, p.95.
  9. Samuel Beckett, en Nathalie Léger, Les Vies silencieuses de Samuel Bequett, ed,cit,
  10. J.Lacan, Séminaire Le Sinthome 1975-1976.p.39.
  11. Diferenciarse de Freud no solo por la topología propia a su discurso, sino por el lugar del Nombre-del-Padre del que Freud hacía la raíz de la ilusión religiosa y Lacan hacía del padre, primero una existencia distinta a Dios, y luego una función, función del padre. Hay versiones pére-version: el padre es solo uno por uno.
  12. Lacan, Séminaire Le Sinthome. Biblioteca de l’école lacanienne, ed.cit., 18. (Tr., en español, ed.cit., p.18).
  13. Lacan, Séminaire Le…,16 de diciembre de 1975. ed.cit., p.56.
  14. Lacan, Séminaire Le…, 20 de enero de 1976, ed.cit., pp. 37 y 66.
  15. Esta comprehensión topológica del agujero es extensa, comienza con Euler y las fronteras topológicas, pasando por Moebius y Listing, pero es Rienmann al estudiar superficies quien sugiere las formas de contar los agujeros, a partir de los cortes posibles producidos en el objeto sin partirlo en dos piezas. Henri Poincaré fue el continuador con su revolucionario artículo “Analysis Situs”. Al introducir conceptos como el de homología, permitió capturar agujeros unidimensionales, bidimensionales en forma de cavidad, por ejemplo, dentro del queso suizo y en dimensiones superiores. El número de estos agujeros, uno para cada dimensión, se conocen como los números de Betti. De las fronteras a los cortes hay saltos cualitativos y lógicos. En David S. Richarson, Topology 101: The Hole Truth, ed.cit.
  16. Lacan, Séminaire L’insu qui sait,ed.cit.,p.69
  17. Lacan, Séminaire Le ed. cit., p.32.
  18. Eso implica quedarnos con la noción de interior/exterior.
  19. Agradezco infinitamente el envío de algunos textos sobre topología a Pablo Amster, matemático en Buenos Aires, y a Gabriel Meraz, en México
  20. Pierre Soury, “Introduction aux dessins et schémas topologiques de Monsieur Lacan”, ed. Cit.
  21. Lacan, El seminario Aún…, ed.cit., p. 147.
  22. J. Lacan, Les non-dupes errent 1973-1974, Inédito, Biblioteca de L’école lacanienne de Psychanalyse, el 19 de marzo 2022. Subrayado mío. https://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/seminaires-version-j-l-et-non-j-l-2/
  23. J. Allouch, Freud y después Lacan, ed. cit., pp.100-136.
  24. Debemos tomar nota como muy bien muestra Jean Allouch, que este nudo de 4 consistencias tampoco prosperó, detrás de este seminario de los años 75-76. Sugiero, la lectura de Jean Allouch en La escena lacaniana y su Círculo mágico, Los locos se sublevan, La scène lacanienne et son cercle magique. Des fous se soulèvent, ed.cit., pp.163-190. Lacan, digo yo, añade un nuevo paradigma estético: Síntoma-signo a descifrar y en su vínculo con la estructura íntima tiene el sentido de lo que parece, de lo que se manifiesta. El síntoma ya no será predominantemente simbólico a interpretar. Deja caer la palabra clínica, para salir de la otrora clínica de la estructura, y avanzar borromeanamente. Ridiculiza la idea de cura, y relativiza la idea de terapéutica. Al prejuiciar esta última, le sinthome, amplía el concepto freudiano de síntoma, aquel que dice que es capaz de levantarse, hasta incluir en él estos restos sintomáticos. Es eso que subsiste del síntoma, según Freud, en el fin del análisis. En psicoanálisis síntoma es aquello que puede levantarse, disolverse, desaparecer. El prejuicio terapéutico es ceder en sus límites, ceder para fines utilitarios, normalizadores de gobierno. Sinthome es el nombre de lo incurable, del artificio.
  25. Lacan, Le Sinthome,13 de abril, 1976, ed,cit., p.133.
  26. Foto tomada de la revista Scilicet, 6/7, 1976, ed. cit., p.57.
  27. J. D. Victoria, en el prefacio que hace a su traducción al español del Finnegans Wake, de James Joyce. Una lectura anotada de cuatro capítulos. Versión, sinopsis y estudios, ed,cit, p, 9.
  28. Lacan, Le Sinthome…, ed.cit., pp.11-12.
  29. James Joyce, Dublineses,ed.cit.
  30. Lacan “Joyce le symptôme”, in Autres Écrits,” […] Joyce n’est pas un Saint. Il joyce trop de I’S.K. BEAU pour ça, il a de son art art- gueil jus’a plus soif.”, ed.cit., p. 566.
  31. Como dice Hyman en su texto “The wake in transit” (NYC: Universidad de Cornell,1990) con estos nuevos hallazgos borradores y notebooks, se inaugura una nueva era de estudios sobre Joyce. Si se preguntan por dónde empezar: Dublineses es una recopilación de 15 relatos breves inspirados en la clase media irlandesa a principios del siglo XX, pero tenemos ese antecedente de El retrato del artista (1904) y Stephen Hero (1912). que se continúa, justamente con el conocido texto El retrato del artista adolescente (1914).
  32. Lacan, Le…, ed.cit., p.136.
  33. En este caso Lacan, en la reunión del Seminario Le sinthome del 11 de mayo de 1976, ed.cit. p.149.
  34. Frederic Jameson, ¿Qué es el pastiche posmoderno-definición de Fréderic Jameson?, en Literary somnia, ed.cit. El pastiche, sostiene la imposibilidad de representar al mundo, cuestiona ciertas representaciones como encarnación de la verdad. Es un nuevo tipo de relación que se establece entre el referente y su representación derivada de la fragmentación, del pluralismo y de las diferencias que coexisten unas junto a otras sin ningún orden equivalente o principio común.
  35. J. Lacan, Radiofonía, ed.cit. p.18.
  36. Samuel Beckett, Molloy, ed.cit., pp. 262-263.
  37. Clive Hart, Structure and motif in Finnegans Wake.ed.cit. Se deja leer en el Seminario Le Sinth…,ed.cit. p. 141.
  38. Samuel Beckett “Dante, Bruno, Vico, Joyce”. ed.cit.
  39. James Joyce, Letters, (Londres: vol I, ed. S. Guilbert,1957), 251. Citado en Jean- Michel Rabaté, Lacan & la littérature, ed.cit., p.158.
  40. André Gide, Paludes, ed. cit.
  41. J. Lacan, cf, “Epílogo”, en Seminario Los cuatro conceptos fundamentales, del psicoanálisis, ed.cit., pp.287-290. Recordamos también que el juego de Lettre – letter- litter, ya lo había pronunciado en el seminario sobre “La lettre volée” (La carta robada).
  42. Lacan, Seminario Le…, (sesión del 10 de febrero de 1976), ed.cit., p.87.
  43. Philippe Sollers, Joyce & Paris, 110. citado por Mayette Viltard en “Scilicet,”,88. (Revista de L’école lacanienne de psychanalyse). A propósito de los episodios sexuales aludidos por Joyce, su hermano Stanislaus converge en la idea de que James estaba comprometido en una meditación muy personal sobre el enigma del sexo, sobre la posibilidad de escribir, de dar forma lógica y escritual [ on the very possibility of “writing”, of giving scriptural/ dar forma bíblica], a la relación entre los sexos. Cuyo contexto —en Stephen Hero— arroja una luz interesante sobre las cuestiones subyacentes de lo que parece ser una cuestión existencial, más que puramente estética. Así como su apremiante necesidad de escribir sobre el ineffable goce femenino.
  44. Esta nueva lectura de la Ego psychology mueve vivamente a profundizar en el tema a la luz de textos como, La muerte del autor o El grado cero de la escritura y otros, de Roland Barthes y ¿Qué es un autor? De Foucault. Ya que Joyce en sus múltiples textos desde Retrato del Artista adolescente o Exiliados, hasta su Finnegans Wake, parece vacilar en búsqueda del nombre correcto del sujeto en el centro de su creación. “N-ego” de “His Nego […]… written amid a chorus of peddling Jews’ gibberish and Gentile clamour, was drawn up valiantly[…]”, “N- ego” una puesta en juego de la letra y un tratamiento particular de la negatividad que hace agujero. Iremos ahí en una próxima retoma.