Editorial 22

Recuerdo a Franco Volpi, por alguna razón en algún momento “inimaginable el mundo sin él”. Pienso en ese momento en el que escribió acerca de lo que Heidegger decía de “La resonancia”: “intenta mostrar que aún en el más completo abandono del hombre por parte del Ser y en el correspondiente olvido del Ser por parte del hombre, esto es, en el nihilismo perfecto, resuena todavía un eco del Ser”. Un eco de esta afirmación podría ser este Dossier que hoy presentamos porque él es, de algún modo, una “resonancia” (Der  Anklang) que puede ser escuchada por aquellos “pocos y raros” que, como argumentaba Franco Volpi, advierten la condición de “necesidad” (Not ) junto con la “necesariedad” de una vuelta (Not-wendigkeit).”

Sí, el Dossier de este número está dedicado a la historia y a la verdad, dos problemas añejos, dos embarazosos dilemas que, a la postre, se entretejen y abren otras líneas de fuga por donde el pensamiento se escapa, no se detiene, se mantiene diría yo, en una tensión que permite el tránsito de un lugar a otro, sin que los puntos equidistantes desaparezcan. Dos problemas que condensan las visiones de aquello que se llamó en su día homoiósis como la conocieron los antiguos griegos o adaecuatio, como la nombraron los maestros medievales, y permitió que se abriera ese otro concepto que ahora no nos es extraño: alétheia. Aquí se discuten diferentes posiciones alrededor de estos dos problemas, de estos dos ámbitos de pensamiento. Textos fundamentales para poder comprender nuestro tiempo.

Asimismo acompañan a estos ensayos, otros de “vario linaje”, como diría Eduardo Nicol, porque se habla desde otros territorios o perspectivas del mismo pensamiento filosófico. Y ahí vuelven Foucault, Derrida, Deleuze y Heidegger; al mismo tiempo nos llega por primera vez dos pensadores vivos: Sloterdijk y Jean Luc Nancy, ambos filósofos intrincados, pensadores desde las orillas, de lo que se ha llamado la posmodernidad o supramodernidad, no sabríamos bien a bien cómo señalarlos, pero está claro que estos filósofos discurren en otra tesitura, en una página otra, en un comentario aparte, en otro plano, en una coma posterior, abiertos a la crítica que ellos ejercen con magistral arte y como siempre, los maestros pensadores: Platón y Aristóteles. No puedo enunciar todo lo que aquí habita, todo lo que aquí se gesta como hervidero de tensiones puestas para ser pensadas.

Finalmente, hay una nueva sección que denominamos “Espacios Abiertos”, donde se dan cita reflexiones que tienden a ser críticas y que provienen de dos lugares que juegan como asíntotas: la fotografía y la ilustración. Dos formas de criticar sus respectivos quehaceres y como un gesto de hacer resplandecer conflictos que atraviesan estas dos vocaciones. Sin duda, un agradecimiento a los editores, entre ellos Ricardo Horneffer.

Alberto Constante

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