Trad. y transcripción: Maria Konta / Jorge Rizo Martínez
Maria Konta: ¡Buenas tardes a todos! Tengo la enorme suerte de ser una invitada al programa, “Pensadores Contemporáneos” de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, en el que se llevará a cabo una plática con el gran filósofo francés y amigo mío, Jean-Luc Nancy, y con mi colega Jorge Rizo Martínez. Será una entrevista sobre los textos que Jean-Luc Nancy ha publicado en los últimos tres meses referentes a la pandemia y lo que el mundo atraviesa actualmente.
Es para mí un honor presentarles al filósofo francés, Profesor Emérito de Estrasburgo, uno de los más influyentes filósofos de Francia y de todo el mundo, Jean-Luc Nancy. Su obra ha sido trabajada por grandes académicos de varias Universidades de todo el mundo, yo misma he publicado más de 80 textos aquí en México. Ahora les presento a mi colega, Jorge Rizo Martínez, historiador y doctorando en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en París, Francia.
Comenzaremos con cuatro preguntas que Jorge Rizo preparó para Jean-Luc Nancy, gran lector de su obra y particularmente de sus últimos textos publicados en Francia, así como, varias de sus conferencias ofrecidas desde la plataforma, “Filósofos en los tiempos de la pandemia”. Después, yo cerraré la entrevista sin realmente terminar, porque el sentido es interminable, inalcanzable. ¡Buenos días, Jean-Luc Nancy, buenos días, Jorge Rizo!
Jean-Luc Nancy: ¡Buenos días!
Maria Konta: Doy la palabra a Jorge Rizo, quien conducirá la primera parte de esta plática.
Jorge Rizo: Muy buenas tardes a todos, muchos saludos desde Paris. Les agradezco mucho esta invitación. Muchas gracias por haberme invitado. ¡Buenos días, señor Nancy, muchas gracias! Es un honor para mí.
Jean-Luc Nancy: ¡Buenos días!
Jorge Rizo: Me gustaría empezar por pedirle algunas precisiones en relación con el diálogo epistolario electrónico que mantuvo recientemente con su colega y amigo Giorgio Agamben. Sé que muchas personas le han planteado ya muchas preguntas sobre esto, pero bueno. Respondiendo a su amigo, en un artículo que apareció este 27 de febrero en el sitio italiano Antinomie, usted dice que “los Estados son solamente tristes ejecutores de esta defensa”. Este término sorprendió, me sorprendió mucho. Tengo dos preguntas precisas al respecto: primero, si los Estados son los ejecutores, entonces ¿quién ha escrito el plan ejecutado? ¿es la democracia o el orden económico? Y la segunda: ¿por qué esto es triste? incluso con resultados positivos, ¿es el sacrificio de las libertades en nombre de la protección de la vida, algo de lo que hay que arrepentirse?
Jean-Luc Nancy: ¿Quién ha escrito el programa ejecutado? Es un programa muy antiguo porque, por ejemplo, uno puede encontrar ya un trazo filosófico de dicho programa en un artículo de Kant. En 1782 hubo una gran epidemia que atravesó toda Europa, que venía de Rusia y llegó a Königsberg. En su artículo, Kant no habla de la epidemia, ni de la medicina, ni de la salud, habla únicamente del comercio moderno, de la circulación moderna que trae y transporta enfermedades. ¡Eso! Desde Kant hasta nosotros uno puede encontrar muchos otros testimonios, escritos, —yo encontré uno en libros del siglo XIX—, porque Kant no conoció ni siquiera el tren, ni el auto. En este sentido, cuando Kant habla del comercio, lo hace en relación a los barcos y las caravanas, Si bien, nosotros estamos muy lejos de la caravana, nos encontramos en una época en la que una gran cantidad de europeos o de americanos van a China, etc. Es todo, esa es la escritura del programa. Eso no tiene nada nuevo. Hoy nuestros medios de detección y de información complican aún más dicho programa, pero para Kant, la epidemia de 1782 que provocó varios millones de muertos en Europa después de haber pasado por Alemania hasta llegar a Inglaterra, estaba ya completamente ligada a la interconexión del mundo, a la pequeña escala del mundo. Incluso en el mismo artículo, Kant también habla sobre unos insectos nocivos que pasaron de China hacia Rusia y de ahí a Europa. Entonces, no es complicado, salvo que el programa mismo es extremadamente complicado. Estamos ante un fenómeno en el cual la medicina misma, sobre todo al principio fue vacilante, etc. Muchas soluciones eran posibles, eso es todo. Pero, en efecto, los Estados no son verdaderamente los ejecutores, se vieron obligados a hacerlo aunque evidentemente, hubieran preferido no tener que hacerlo. Por otro lado, por supuesto, uno puede encontrar una situación dada en la que existe una ventaja para el Estado, por ejemplo, en Francia es fácil pensar que es una buena ocasión para Macron de retomar un poco la posición presidencial. Lo hizo, por cierto, cuando habló del Estado providencial, pero sucede que no ha cambiado mucho ni el poder efectivo de Macron ni la posición política de los franceses. Es lo que puedo decir.
Jorge Rizo: ¡De acuerdo! ¡Muchas gracias!
Jean-Luc Nancy: Quisiera añadir que los Estados no son solamente ejecutores en este caso. ¡Lo son todo el tiempo! Y lo son cada vez más, es una cosa que todo el mundo sabe. Por ejemplo, ¿quién decide la política de transportes de un país?, ¿quién decide si se deben tener de aviones o no? y ¿de qué tamaño serán sus aeropuertos, etc.? No son los Estados, éstos son piezas importantes, por supuesto, porque hay una cosa de la que se habla todo el tiempo en Europa que se llama “lobbying”. En Bruselas, donde suceden los acuerdos entre los Estados europeos hay una verdadera industria del «lobbying», es decir, hay grandes empresas y grandes grupos mundiales que tienen a sus representantes ahí para hacer valer sus argumentos, sus intereses y también para, eventualmente, hacer promesas o más que promesas.
Jorge Rizo: ¡Muchas gracias! Estamos un poco presionados por el tiempo. Intentaré ser breve para darle lugar a mi colega. Hace unos años usted evocó una conferencia de Heidegger de 1964 llamada «El final de la filosofía y la tarea de pensar», en la que mencionó que una mutación es más amplia que una crisis porque es una variación decisiva. Entonces, ¿piensa usted que estamos frente a una crisis, o más bien, nos encontramos ante una mutación de la civilización?
Jean-Luc Nancy: (risas). Diría que estamos en una crisis al interior de una mutación, porque la mutación ya ha comenzado. Es imposible decir cuándo, por ejemplo, podría decir que, a muy grandes rasgos, fue después de 1968 cuando verdaderamente pudo verse el comienzo de dicha mutación, por muchas razones. Al interior de este largo movimiento de la mutación (no hay que olvidar que «mutación» en biología quiere decir cambio de capital genético, por ejemplo, un giro de ciertos genes en ciertos cromosomas, etc.) hay un episodio como la pandemia que es un episodio critico que revela aspectos de la mutación pero que no es verdaderamente en sí misma una mutación, porque sobre pandemias y las enfermedades ya conocemos mucho. Bueno, yo también intento ser breve.
Jorge Rizo: Sí, sí, absolutamente, ¡muchas gracias! En uno de sus seminarios ha citado a Étienne Balibar diciendo que el capitalismo está en el final de su infancia.
Jean-Luc Nancy: ¡Ah, sí! Es una frase de Étienne Balibar. Es verdad, sí.
Jorge Rizo: Incluso si la pandemia aún no ha terminado, ya vemos quienes se han beneficiado, quienes se han vuelto más ricos. Son principalmente los millonarios relacionados con lo digital, por razones evidentes, como el propietario de Amazon, etc. ¿Cree usted que esta radicalización provocada por el virus está empujando al capitalismo hacia la adolescencia o la vida adulta?
Jean-Luc Nancy: (risas) Si es el caso, ¿qué es la adolescencia? La adolescencia es una edad complicada, difícil, uno se inquieta por aquello en lo que nos vamos a convertir. Diría que quizás las cosas van más rápido que eso y que quizás estamos ya en una edad adulta y, ligeramente, envejeciendo. Es más bien eso. ¿Por qué? Porque diría que detrás de la pequeña crisis de la pandemia está la muy grande crisis de la mutación climática y ambiental. ¿Qué haremos en veinte años con el petróleo, la electricidad y el agua? Creo verdaderamente en lo que dice y repite todo el tiempo mi amigo físico y filósofo, Aurélien Barrau, quien afirma que ya casi es demasiado tarde. Estamos en una situación en la que cuestiones vitales, como la cuestión del agua, de los alimentos, etc. van a plantearse en la década que viene. Entonces, el capitalismo no sólo va a verse afectado, sino que ya lo está siendo, necesariamente. Tomen el ejemplo del automóvil, sólo el ejemplo del automóvil, podríamos decir que es uno de los productos emblemáticos de la civilización moderna, sin embargo, éste se ha vuelto una catástrofe en la mayoría de las capitales del mundo pues provoca más problemas de los que resuelve. Entonces, se debe trabajar en otro tipo de autos, y saben muy bien que existen empresas que intentan trabajar lo más rápido posible para crear autos sin petróleo, sin gasolina, eléctricos, pero después, uno regresa a la cuestión de la producción de la electricidad, en fin… Hay una pregunta general que se plantea, que es: ¿Qué queremos hacer con el mundo, con la tierra y con la humanidad? Hasta este momento, el capitalismo que en un principio fue efectivamente la producción de una gran abundancia de bienes absolutamente desconocidos hasta ese momento, (lo que era aún el pensamiento de Marx, quien pensó que el capitalismo llenaba una función histórica importante y que después bastaba con empujar esa función hasta el final, para que todo el mundo disfrutara), aparece más bien como una máquina de auto-producción más que como producción de bienes de la humanidad. Pero para ocuparse del bien de la humanidad hay que saber qué es la humanidad y qué le hace bien. Por el momento hay un sólo bien que aparece como el de toda la humanidad, y es el bien de todos los instrumentos de la técnica y todavía más, hoy en día, los de la salud. Pero, justamente, ¿esto es suficiente para dar consistencia a la existencia común? ¡No es seguro!
Jorge Rizo: Sí, de acuerdo. ¡Muchas gracias! Para terminar, quisiera abordar la cuestión de cuerpo en relación con su trabajo y sus reflexiones más conocidas sobre el tema. En consecuencia, con el distanciamiento social obligatorio, hoy uno atestigua una especie de desplazamiento del cuerpo como vector físico de la comunicación, al menos temporalmente. Sin embargo, eso participa en largo proceso histórico, como historiador pienso principalmente en los siglos XVI y XVIII, cuando la imprenta acabó por reemplazar a la retórica como sistema de comunicación, y por esto, la comunicación cara a cara fue sustituida. ¿Piensa usted que el cuerpo como sistema biológico se marginaliza cada vez más para ceder su lugar al sistema comunicativo, o más precisamente, a la técnica, a los medios?
Jean-Luc Nancy: Desde luego no creo que la situación de la pandemia y del distanciamiento social imprima una marca durable porque nuestros cuerpos no lo soportarían. Entonces, no sé exactamente qué pasará, pero forzosamente en un momento dado tendremos que reencontrar el contacto, además, todo lo que pasa actualmente no hace sino reforzar nuestro sentido del cuerpo. Por ejemplo, aquí comunicándonos por Zoom, vemos nuestras imágenes y diría que estamos en una situación doble porque se trata de México-Estrasburgo, en la cual, incluso sin la pandemia, no haría un viaje a México pues no tengo la fuerza para hacerlo. Pero uno olvida eso, porque uno sabe que todo el mundo está obligado a estar ante las pantallas. Sin embargo, repentinamente, encuentro que esto me vuelve mucho más atento hacia los cuerpos que están ante mí. Por ejemplo, ahora que lo estoy viendo a usted, no sé en dónde está, quizás en su casa. En todo caso, veo que María sí está en su casa seguramente porque la decoración detrás de ella no es la decoración de una oficina universitaria. Allá, veo un lavabo y su grifo. Entonces, esto quiere decir que ahora existe una forma de atención diferente. Ahora acabo de hacer más grande la imagen porque no tenía activada la pantalla completa, así ya los veo más grandes, veo mejor el grifo y el lavabo de María y veo que atrás de usted hay una pequeña estantería con libros, aunque no alcance a ver qué libros son. Incluso esa pequeña estantería detrás de usted es como una especie de signo. ¡Ah! Y veo mediante la sombra proyectada en el muro que usted tiene el pelo amarrado.
Jorge Rizo: ¡Sí!
Jean-Luc Nancy: Mientras que de frente no puedo verlo. Es interesante, porque es como una especie de juego de siluetas que se proyecta en el muro por el efecto de la luz que debe estar frente a usted. Obviamente, esto no reemplaza el verlos, el estrecharles la mano, el abrazarlos, ¡por supuesto! Pero creo que, evidentemente, esto no va a durar, y si durara traería consigo transformaciones. Como saben, hay una imagen muy divertida de dos personas que se besan en la boca portando un tapabocas. Estoy absolutamente seguro que, desde el inicio de la pandemia un cierto número de personas en el mundo han intentado hacerlo, que han dicho: «¡Ah! ¿Qué se sentirá besarse con un tapabocas?». Tal vez no tenga ningún interés, tal vez es desagradable. Incluso todos los días escuchamos la comparación con el preservativo, que se convirtió en una necesidad por el SIDA, y el tapabocas, aunque haya diferencias importantes y comportamientos diferentes. Hay opciones que se proponen. ¿Quieren tomar el riesgo o no? ¿Y cómo? ¡Bien! Todo esto son nuevas experiencias, pero son experiencias que estamos teniendo.
Jorge Rizo: De acuerdo. ¡Muchas gracias! Ahora le doy la palabra a mi colega.
Maria Konta: ¡Gracias Jean-Luc Nancy! ¡Gracias Jorge! Las preguntas fueron muy interesantes, y las respuestas también. Voy a continuar con mis preguntas, voy a explicar la problemática. En los primeros días de la pandemia, creo que fue en febrero —porque creo que la pandemia comenzó antes de esa fecha, quizás antes de la fecha oficial dicha por China—, me mencionaste la palabra «remondialisation». En su libro de 2002, La creación del mundo o la mundialización, haces la distinción entre los dos términos: de un lado la globalización, y del otro, la formación del mundo. Hablas de la posibilidad de una formación auténtica del mundo, es decir, de una creación del mundo y de una creación del sentido, que fue también el tema de la conferencia de hoy con Jorge Volpi. Entiendes tal formación del mundo en términos de una lucha inagotable por la justicia. ¿Puedes ampliar más este término? ¿Qué es este «re-» en la palabra «remondialisation»? Es decir, ¿se trata de una intensificación?
Jean-Luc Nancy: Bien, en la época de ese libro de 2002, partía sobre todo del hecho de que en inglés se empleaba la palabra «globalisation», mientras que en francés… en español, no sé, ¿cómo se dice en español?
Maria Konta: Globalización.
Jean-Luc Nancy: Globalización, ¡eso! Y «mondialisation» es una particularidad del francés. Es interesante porque un globo no es un mundo, o más bien, un mundo no es un globo. El globo es una esfera. La expresión del globo vino de la expresión de la «aldea global» de McLuhan, pero un «mundo» es lo que Heidegger define como una posibilidad de la significación. Un mundo es aquello en lo que hay sentido. Por ejemplo, puedo hablar del mundo mexicano, del mundo maya o del mundo azteca, puedo hablar incluso de alguna región de México como un mundo; es decir, un conjunto en el cual hay una manera de discutir, de relacionarse, que da sentido a lo que hacemos, mientras que un globo para nada es eso. El globo es una cierta superficie, capaz de permitir movimientos en todos los sentidos. Cuando hablo de «remondialisation» quiero decir que hay que retomar la pregunta sobre el mundo, es decir, no es suficiente con enviar aviones, trenes, barcos, mercancías de un extremo de la tierra al otro pues esto tendría aún que tener un sentido. ¿Qué sentido tiene eso hoy? ¿Qué sentido tiene que estén ahí China, Rusia, Europa y Estados Unidos? ¿Qué sentido tiene? Nadie puede decir qué sentido tiene. El único sentido que podríamos encontrar, sería que cada uno quiere ser el más fuerte. ¡Eso! Es el único sentido que tenemos a nuestra disposición. Entonces, hasta ahora no nos hemos ocupado de esta pregunta. Hasta hoy, teníamos un mundo chino o un mundo asiático, que se subdivide en sí mismo; un mundo europeo del este y del oeste; uno mundo americano, un mundo angloamericano; y un mundo hispanoamericano. Sin embargo, cada uno de éstos era un mundo, relativamente. Ahora todos estos mundos se comunican entre ellos y son interdependientes por muchas razones. ¿Es posible hacer un mundo? No es seguro, yo no estoy seguro. Sin duda, hay que hacer un mundo con muchos mundos en el interior, pero la pregunta es aquella sobre el mundo porque por el momento, al menos para la sensibilidad europea, ya no tenemos mundo, incluso al interior de cada país europeo puede haber dudas, inquietudes y ansiedades, por supuesto. ¿Francia sigue siendo Francia? No es seguro, no es seguro para nada. Entonces, ¿hay que rehacer un mundo francés o es necesario que Francia se convierta en otra cosa? ¿En qué? No lo sé. Hay franceses que gritan que Francia va a hacer un gran reemplazo de toda la población, que Francia va a volverse arabo-africana y que para nosotros, los «viejos y buenos franceses de cepa», se acabó. Es obviamente una tontería, pero lo que no es una tontería es decir que ese «algo» que constituyó al mundo francés ha terminado. Resuélvanlo como puedan.
Maria Konta: Voy a pasar a la segunda pregunta. Es un poco personal, porque estoy conmovida por su reciente libro Excluido el judío en nosotros. Su traducción al inglés se publicará el próximo mes por la Fordham University Press, Excluding The Jew Within Us. Leí ese libro hace dos años y quedé muy sorprendida por su tesis, pues termina diciendo: «la civilización trae su propio germen (bueno, la pandemia, el virus es un germen) y está a punto de excluirse de su propia idea. Todas las atenciones y todas las esperanzas son posibles.» Es la manera en la que termina este libro. ¿Puedes ampliar la explicación sobre dicho final, sobre esta afirmación? ¿Qué es la atención o la esperanza? ¿Qué quiere decir que la civilización lleve su propio germen y que la civilización esté a punto de excluirse de su propia idea? ¿Qué es la idea de la civilización? ¿Cuál es su germen? ¿Qué significa «las atenciones y las esperanzas»?
Jean-Luc Nancy: Pero ¡atención! Ese libro no habla de la pandemia.
Maria Konta: ¡No, no, no!
Jean-Luc Nancy: Habla de los judíos.
Maria Konta: ¡Sí, sí!
Jean-Luc Nancy: Se trata de una cuestión que es, en principio, europea. Es una pregunta que se plantea mucho menos, en todo caso, en toda América Latina. Se plantea más en la América protestante, en la América de los Estados Unidos en donde el antisemitismo juega un rol muy importante. El antisemitismo no es cualquier cosa, es algo que viene, muy profundamente, de las raíces de la civilización europea y que es una oposición entre la plena autonomía griega y la autonomía-heteronomía judía. Desde hace veinte siglos, Europa funciona con este rechazo interno que, por una parte, desembocó, como lo sabemos, en la Shoah y, por otra parte, en la expulsión judía de Europa con la creación del estado de Israel, lo que supone una cantidad de problemas. Más allá de todos estos problemas, el antisemitismo es una señal de algo, de un divorcio interno en la civilización europea. Es una civilización profundamente esquizofrénica, es por esto que designó un pueblo como un pueblo maldito, algo único en la historia de todas las civilizaciones. Y justo a un pueblo que se designa él mismo como pueblo elegido. Esto es muy importante, y al mismo tiempo, es muy notable que, justamente, América Latina sea ajena a todo esto. Incluso si ha habido antisemitismo en los países de América Latina, eso se queda muy lejos de lo que sucedió no solamente en Europa sino en la «América americana» (risas). ¡Y esto es muy significativo! Seguramente eso sucede por una cantidad de características de América Latina que son: el catolicismo, la literatura y una cierta relación con la muerte. Todo esto, que es la originalidad de América Latina, se encuentra en el hecho de que, de una cierta manera, la cuestión del antisemitismo no es un problema para América Latina, mientras que es algo que está en el eje de otras civilizaciones porque es una cuestión de autonomía. Nuestro ideal ha sido siempre griego, archi-griego, auto-nomía, «todo hacerlo por sí mismo» y es lo que produce un impasse o una aporía. (Aquí me detengo, porque si no…)
Maria Konta: (sonrisa). Yo soy griega, vengo de ese país de origen. Pero bueno, paso a la tercera pregunta. He leído y he publicado su texto «El mal, la potencia» que es un texto sobre el virus, y me parece muy sorprendente porque ahí usted habla del amor y de la conciencia de la muerte bajo la premisa de que uno puede distinguir en las masas que cruzan nuestras vidas, el hecho de que cuando alguien se enamora de una persona, se experimenta el mismo sentimiento de tener conciencia de la muerte. Este argumento tuvo un gran impacto sobre mí. ¿Cómo están conectados los dos?
Jean-Luc Nancy: Pero ¿qué? ¿El amor y la muerte?
Maria Konta: El amor y la conciencia de la muerte.
Jean-Luc Nancy: Sí.
Maria Konta: Es un argumento en el texto de «El mal, la potencia». Bueno es un argumento de otro filósofo, de otra persona, que tú citas en ese texto.
Jean-Luc Nancy: No hay amor si no hay relación con el carácter mortal con el otro, porque si el otro es inmortal y yo también soy inmortal, entonces ¿qué constituye entonces el precio? ¿cuál es el precio particular? El amor es una relación de precio, el amor quiere decir acordar un precio absoluto, único a alguien.
Maria Konta: ¡Ajá!
Jean-Luc Nancy: Es la esencia de la palabra latina «caritas», la caridad, que quiere decir que algo es caro. Si yo amo, quiere decir que él o ella cuestan muy caro, salvo que, justamente, es un precio que no puede calcularse con dinero. No hay un precio absoluto, un valor —si es que se puede reemplazar el precio por el valor—, no hay un valor absoluto a la existencia de un ser más que si éste está suspendido en su contingencia. No habría razón para que Dios sintiera amor por otro Dios como él, eterno, no habría razón de amarse, estarían ahí, sin ninguna relación de sentido ni de evaluación entre ambos. En cambio, amor quiere decir ‘creo que tú vales un precio incalculable´. El mandamiento cristiano del amor no es para nada algo sentimental, es un mandamiento que llegó a la sociedad romana-mediterránea que, en aquel tiempo, se había convertido en una sociedad insensible, que no sabía qué precio darle a la gente. Obviamente, todavía había enamorados, relaciones amorosas, sexuales y amistades, pero la grandísima importancia de la amistad para los filósofos romanos era un signo de esto. Es decir, la idea cristiana del amor, que después de todo es extremadamente extraña, se refiere a que el dios cristiano es el único dios de toda la historia de la humanidad que es en sí mismo un afecto o un sentimiento. «Dios es amor». ¿Y qué quiere decir «Dios es amor»? Quiere decir que lo que es divino es el hecho de reconocerle al otro un valor absoluto, y eso es lo que en el fondo no llegamos a comprender. Quizás es incomprensible. ¡Pero no soy yo el primero en hablar de esto, es Freud! En El malestar en la cultura, éste dice que la violencia de la humanidad moderna es tal, que la única respuesta que estaría a su altura es el amor cristiano. Sin embargo, Freud también afirma que es un amor impracticable. Diría que, en tiempos modernos, Freud comprendió por qué el amor cristiano apareció en un momento en que la civilización estaba ya convirtiéndose en una civilización dura, técnica, dominadora, etc. Podríamos desarrollar ampliamente sobre lo que representa el derecho humano frente al amor cristiano, pues hoy, ya es suficiente con el amor cristiano, está completamente en desuso, está terminado, ya no escuchamos más hablar de él. Entonces, ¿qué? simplemente, quisiera decir: ¿Podemos darle otro contenido a este amor o más bien hay que pensarlo en otros términos? Pero si en lugar del amor se colocara la solidaridad, el cuidado, eso no funciona, porque todo eso parte de un presupuesto de debilidad: «¡Ah, el otro es débil, me tengo que ocupar de él!» Yo también soy débil. (risas). Al contrario, el amor parte del valor absoluto de cada uno. ¿Hay una manera no cristiana de pensar el valor absoluto de cada uno y de todos? ¡He ahí la pregunta!
Maria Konta: Bueno. ¡Gracias! Para terminar, mi última pregunta. En el texto anterior que has leído con Jorge Volpi, terminas con la afirmación: ‘mientras conocemos nuestra incalculable existencia’. Mi pregunta, muy general, que quizás es una repetición de otro contexto, de otra catástrofe es: ¿La pandemia, o una pandemia en general, es necesaria para conocernos a nosotros mismos? Es decir, esta situación la que atravesamos ¿era necesaria para conocerse?
Jean-Luc Nancy: ¡No! Obviamente no era necesaria. Nada es necesario. Pero cuando llega, llega, y entonces uno debe tomarlo y hacer algo. Y, efectivamente, suscita muchas observaciones, interrogaciones, pensamientos. Por supuesto, hay que partir de que no hay ninguna necesidad en ninguna parte, ni siquiera la existencia del mundo es necesaria. Sin embargo, al interior de la no-necesidad hay ocasiones, hay posibilidades por aprovechar, o no. Hay otras más allá de la pandemia, por supuesto, afortunadamente.
Maria Konta: Bueno los organizadores me han escrito para terminar esta conferencia ¿Puede terminar con una reflexión final propia?
Jean-Luc Nancy: ¡Final! ¡Final!
Maria Konta: ¡Final! ¡Final! ¡Una muy grande reflexión mundial! Una reflexión final para terminar.
Jean-Luc Nancy: ¡El fin del mundo!
Maria Konta: ¡La última cosa!
Jean-Luc Nancy: Lo acabo de decir, discutiendo con el profesor hace un momento… ¡Olvidé su nombre! [Jorge Volpi] Pienso que ahora, la pregunta de por qué concedemos un precio a la vida humana está formulada y todavía no está respondida. La pandemia nos da una muy buena oportunidad de saber por qué nos aferramos a la vida humana. He ahí la pregunta: ¿Por qué?
Maria Konta: ¡No sé! ¿Estás por escribir otro libro, uno sobre la pandemia?
Jean-Luc Nancy: No, sobre la pandemia, no.
Maria Konta: ¿Cuál es tu proyecto de futuro?
Jean-Luc Nancy: En este momento escribo algo acerca del ‘Ello’ de Freud, es decir, de lo que no es el sujeto, lo que no es el yo. Eso es lo que me interesa.
Maria Konta: Bueno. Quisiera invitar a Jorge. ¿Tienes otras nuevas preguntas con las que quizás pudieras continuar?
Jorge Rizo: De acuerdo, sólo para concluir, justo una pequeña, última pregunta. ¡Gracias! Pensaba que entre las últimas reacciones geopolíticas frente a la pandemia hay un cierto consenso liberal en relación con la necesidad de aumentar el alcance de las instituciones internacionales como la OMS para que éstas puedan actuar efectivamente en caso de urgencia y no limitarse a simples recomendaciones. Todo esto en un contexto de reaparición de nacionalismo, de populismo que ponen en peligro las comunidades internacionales como la Unión Europea. ¿Considera usted que el Estado-Nación reencontrará su fuerza en la globalización?
Jean-Luc Nancy: No, no es suficientemente fuerte. Es una pregunta que estaba ahí mucho tiempo antes de la pandemia. Se trata de una cuestión de derecho internacional y de las posibilidades de acción de las instituciones internacionales que existen, es decir, desde hace mucho tiempo sabemos que la ONU, como lo dijo De Gaulle «esa cosa», que es extremadamente despectiva, como expresión, y sobre la OMS hemos aprendido muchas cosas estos últimos meses, sobre su historia, sobre la representación de diversos países ante ésta, etc. La OMS está muy bien, digamos, dotada de poder y muy importante, pero ¿bajo qué condiciones? una vez más, pienso, que esta pregunta, levanta inmediatamente una cantidad de aspectos de derecho público y de derecho internacional, en la que especialistas elaboran cosas muy bien pensadas sobre esto, pero resulta que hoy en día, todos los organismos del derecho internacional no han sido reconocidos por uno o varios Estados. Actualmente, es lo que acaba de pasar en Europa con la Suprema Corte alemana, que decidió pasar por encima de la Corte Europea de Derechos Humanos. Además de eso están los Estados Unidos que no reconocen un cierto número de tribunas internacionales, entonces, obviamente hay una cantidad de medidas técnicas que pueden ser deseables para que la OMS funcione de otra manera. Sin embargo, en el fondo la pregunta es el cómo pensamos y reconocemos a la vez la existencia de los pueblos, cosa que es muy real, ciertamente hay un pueblo mexicano, un pueblo ruso, un pueblo de Zimbabue, pero ¿ese pueblo tiene que ser necesariamente considerado dentro del marco del Estado-naciones y cuáles son las relaciones entre esos Estado-nación? Estas son las verdaderas preguntas, las preguntas de mañana o de justo ahora.
Jorge Rizo: ¡Absolutamente!
Maria Konta: ¡Muchas gracias por todo! Vamos a terminar la plática de hoy. Agradecemos nuevamente a Jean-Luc Nancy y a Jorge Rizo que estuvo con nosotros con sus preguntas muy enriquecedoras, y obviamente a la UNAM, que es un gran lugar de reflexión y de sensibilización de la población mexicana. Y un agradecimiento personal por ser invitada a conducir la plática de hoy en TVUNAM, del programa “Pensadores Contemporáneos”. Muchas gracias y estamos en contacto aquí por Zoom, siempre. ¡Gracias!
Jean-Luc Nancy: ¡Gracias!
Maria Konta: ¡Hasta la vista!
Jean-Luc Nancy: ¡Bonito día! ¡Hasta la vista!
Jorge Rizo: ¡Gracias!
Maria Konta: ¡Gracias! ¡Gracias!
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