Ontología del cuerpo, sexo y género. Lo performativo político en la literatura queer

Tomado de Archivo Yeguas del Apocalipsis

 

Resumen

El siguiente ensayo expone la relación ontológica entre las categorías filosóficas de cuerpo, sexo y género. Por medio de la investigación reciente acerca de la deconstrucción del sexo y la fenomenología queer. Así también se perfila el concepto de lo performativo en lo político en dos exponentes de la literatura latinoamericana contemporánea. Los escritores chilenos Roberto Bolaño y Pedro Lemebel.

Palabras clave: cuerpo, sexo, teoría del género, teoría queer, performatividad.

 

Abstract

The following essay exposes the ontological relationship between the philosophical categories of body, sex, and gender. Through recent research about the deconstruction of sex and queer phenomenology. This is also how the concept of the performativity on the political is outlined in two exponents of contemporary Latin American literature. The chilean writers Roberto Bolaño and Pedro Lemebel.

Keywords: body, sex, gender theory, queer theory, performativity.

 

El corpus y la sexistencia

 

And what about Cesárea Tinajero?

Is she a faggot or a queer?[1]

Someone asked. I didn’t recognize the voice.

Oh, Cesárea Tinajero is horror itself.

Roberto Bolaño

 

En otro lugar[2] hemos hecho mención sobre la importancia que tuvo la conferencia dictada por Jaques Derrida en la Universidad John Hopkins, en el año 1966. La conferencia “Structure, Sign and Play in the Discourse of the Human Sciences” abrió una nueva tendencia para entender el carácter problemático del discurso, en la segunda mitad del siglo XX.

 

Dicha tendencia puede ser caracterizada como una nueva tradición en la filosofía occidental. Abundemos un poco más en la importancia histórica de esta cuestión. La cual tiene sus raíces lingüísticas en la destrucción de la ontología occidental por Martin Heidegger y la interpretación que posteriormente se le dio a la categoría de Destruktion. La différance acuñada por Derrida y la deconstrucción de vertiente posestructuralista.

 

“Volver a poner en juego, la tradición según la deconstrucción, según la Destruktion (término que Heidegger tuvo que resguardar de la Zerstörung, es decir de la ‘destrucción’ y que caracterizó como Abbau, ‘desmontaje’), no significa destruir, para refundar, ni perpetuar dos hipótesis que implicarían un sistema dado como tal. Deconstruir significa desmontar, desensamblar, dar espacio al ensamblaje para dejar jugar entre sus piezas aquella posibilidad de la que procede pero que en tanto ensamblaje recubre”.[3]

 

En una entrevista realizada en 2020 por Federico Ferrari al filósofo Jean-Luc Nancy, se expone el origen, la afirmación y banalización o problematización de la categoría misma de deconstrucción para el futuro del pensamiento contemporáneo.[4] En dicha entrevista se menciona que el término Abbau fue traducido al francés por Gerard Granel como déconstruction para distinguirlo del término heideggeriano Zerstörung (destrucción de la metafísica).

 

 

De hecho, Derrida en realidad habló de la ‘deconstrucción solo en De la Gramatología, si recuerdo correctamente. Sé que este descuido denota una falta de rigor, pero así es. Podría decir que para mí existió una correspondencia, una fuerte resonancia entre la ‘Destrucción de la Ontología’ [Destruktion der Ontologie] y la diferencia [différance] dentro de la auto-relación, incluso si no estuve enteramente al tanto de esto.[5]

 

En la historia del pensamiento occidental, es habitual pensar en la figura intelectual de Jaques Derrida, como un pensador en solitario de la denominada escuela francesa. Esta cuestión se ha señalado en otro ensayo nuestro en homenaje póstumo a Nancy. En este lugar[6] hemos abordado el tema de la amistad, particularmente la relación que Jaques Derrida sostuvo con otros miembros eminentes de la escuela filosófica de Estrasburgo, tales como Jean-Luc Nancy y Philippe Lacoue-Labarthe.

 

Una vez Derrida me definió como un ‘post-deconstructor’. Él dijo eso en un tono juguetón, ciertamente, porque el conocía demasiado bien la debilidad de todas las denominaciones ‘post-’. Al mismo tiempo, esa definición contenía algo real, porque el mismo hubiera preferido no tener que lidiar con el término ‘deconstrucción’ nunca más. No solo porque este se había transformado en un ‘método’ y en una ‘demolición’, pero también porque, al final. Derrida mismo la había superado, incluso si él no sabía exactamente lo que esto podría significar.[7]

 

La filosofía no ha muerto, en cambio se ha entrelazado con otras disciplinas, como en el caso de dos representantes del psicoanálisis, Freud y Lacan. Pero en tanto filosofía, este nuevo ropaje le ha permitido al pensamiento de la post-deconstrucción, explorar nuevos continentes de reflexión sobre el sentido del mundo.

 

No es tampoco filosófico en este sentido que la filosofía también alcanzó su límite como construcción de las ‘imágenes del mundo’ (y singularmente de un mundo en la primera y la última instancia remitido a un hombre-sujeto). Esto es si acaso una tarea que comienza ahí donde se agotan los significados de todo lo que parecía realizar el sentido -lo que siempre también implica que este sentido sea sincero y sensible incluso en sus cualidades más intelectuales o espirituales.[8]

 

En la primera parte de El tocar (Le toucher) Jaques Derrida saluda, toca, se aproxima por medio del tacto y la escritura a Jean-Luc Nancy. Mediante un famoso aforismo atribuido a Freud: ‘Psyche is ausgedehnt: Weiss nichts davon’ (La psique es extensa, nada sabe de eso.).

 

Me dice el buen sentido que si no puedo tocar más que cosa extensa (lo que llaman cuerpo, y cuerpo material), de ello no se sigue que toda extensión sea tocable (lo decíamos hace un momento acerca de la extensión inteligible); ni que toda extensión esté estructurada según la exterioridad intrínseca, esencial, de un partes extra partes, esto es indudable; pero comporta también una relación consigo mismo que, suele pensarse, ya no se deja dividir de ese modo.[9]

 

La psique en su soledad, en su ignorancia, busca integrarse, saberse y sostenerse de manera inteligible por medio de cuatro filosofemas: extensión, partes extra partes, tocar y tocarse.[10]

“El cuerpo vivo, por ejemplo, comporta el ‘partes extra partes’, esto es indudable; pero comporta también una relación consigo mismo que, suele pensarse, ya no se deja dividir de ese modo. Si toco un cuerpo vivo, si un cuerpo vivo se toca, entonces no es seguro que la extensión sea trascendida, pero es menos seguro aún que el tocarse o el tocar-se toque según el ‘partes extra partes’. El golpe o la caricia pronto nos obligarán a suspender cualquier conclusión apresurada al respecto”.[11]

 

Al respecto, la Dra. María Konta nos propone un trayecto posible acerca del orden de los textos de Jean-Luc Nancy en general y los que se refieren al cuerpo en relación con Freud.

 

[…] sobre el cuerpo y el arte (la caricia, las modulaciones, las distancias, los pliegues, las articulaciones del cuerpo del placer infinitamente compartidas, las nociones del contacto, presentación y exposición del sentido como un evento encarnado, el pensamiento de encarnación en y como color, modelo, brillo, nota, tacto, salto, sonido y línea, el afecto de una escritura al margen de cualquier marco discursivo, pragmático, retórico, el deseo de las formas en gestación, la síncopa) trabajan a Freud y el modo el que el psicoanálisis de Freud trabaja a Nancy)”.[12]

 

El concepto de corpus de Nancy no significa un conjunto o una totalidad de obras, partes o prótesis de un cuerpo intelectual, en cambio, el término corpus busca elaborar una meditación hacia el entendimiento cosmológico de la existencia.[13]

 

Una expresión de la des-articulación del ‘corpus’ es la contigüidad descoyuntada de la lista de partes del cuerpo de Nancy. Corpus no es un logos, en una bien forjada, pero asintética yuxtaposición sin ninguna articulación, no es una cosmo-logía sino un catá-logo. La existencia entonces es una cuestión de relación, el problema de los muchos, espacialidad y espaciamiento, una cosmología, y uno no debe considerar a la anatomía de la disección, sino la configuración de sus formas.[14]

 

En esta espacialidad y espaciamiento, la ontología del cuerpo se relaciona con la singularidad de otros cuerpos, pero al mismo tiempo ocurre una separación, una brecha que abre límites.

 

El cuerpo separa porque se separa; un cuerpo es separado un desprendido, aquello que no “hace cuerpo” con otro cuerpo (como el bebé con su madre, en su vientre, hasta cierto punto, pero su separación, ¿es una frontera? ¿en qué sentido?). No en el sentido de “delimitar” que separa territorios identificados, bautizados, nacionalizados, pues no podemos decir que “yo comienzo con mi piel”: “yo” estoy sobre mi piel delante de ella, en mis gestos, etc.[15]

 

Dejando un poco de lado el tema de la ontología del cuerpo, nos aproximamos al tema de la ontología del sexo. Sexo no como órgano reproductivo, orientación sexual o función reproductiva, sino sexo en tanto acto. La ontología del sexo es/existe en el sentido de la deconstrucción, como una operación por sí misma en la interioridad de toda formación conceptual.[16]

 

Desde el año 2015 Jean-Luc Nancy preparó uno de sus últimos proyectos que al mismo tiempo resumía su obra filosófica. En el año 2017 la editorial Galilee publica la Sexistence. Finalmente se traduce este libro al inglés en 2021 para la editorial Fordham University Press.[17]

 

Con respecto a la Sexistencia, Irving Goh realizó una serie de pláticas con Jean-Luc Nancy, alusivas a la sexistencia o, en otras palabras, se hizo un recuento de la obra mencionada y la deconstrucción del sexo. El contexto de la palabra o el acto del sexo se incrusta en la coyuntura del movimiento #Metoo, los debates en torno al género fluido y los abusos de las prácticas sexuales en espacios de poder y capital, tales como Hollywood y la Iglesia Católica.

 

La Sexistencia es un libro dividido en Preliminares, clasificados por letras, (de la A a la E) y capítulos numerados (del 1 al 21). En el libro Deconstruction of Sex Irving Goh ha señalado el aspecto problemático de la Sexistencia, de acuerdo con las prácticas arriba mencionadas en tanto constitución de la existencia: a nivel político, ético, ontológico e incluso estético.[18]

 

El sexo de acuerdo con Nancy, es la abertura corporal a la fuerza físicamente deseada por estos cuerpos permitiendo a cada uno ser penetrado por el otro. Sobre como esta fuerza es corpóreamente sentida por cada cuerpo y como cada cuerpo se penetra el uno al otro, como sea, nunca es un camino lineal, nunca bien acordado, a pesar de ser una fuerza mutuamente deseada.[19]

 

Tomando en consideración lo anterior la ontología del sexo o mejor dicho la de(con)strucción de la (s)existencia, permite a la filosofía aproximarse al conocimiento de la verdad sin límites. El acto sexual en términos ontológicos se convierte en el modelo de verdad, al mismo tiempo inaccesible e innombrable, que desde el psicoanálisis es al mismo tiempo placer y angustia. El impulso como un abismo (sin fondo oceánico) & como una brecha (sin fondo cósmico).

 

En verdad, hemos llegado a la cuestión de lo que es llamado “sexo”: tampoco diferencia sexual, no como diferentes sexualidades, pero el sexo-en sí mismo como un acto y no como un órgano o una función. A la extensión de lo que demanda suceder, que se exige que se le ‘tenga’ no como como una necesidad que debe ser satisfecha, sino como una presión exenta de sí misma, como una excitación que se excita a sí misma [s’excite], que se exalta a sí misma [s’exalte], que se exaspera a sí misma [s’exaspere] y, en resumen -tal vez para no decir nada más -existe en sí misma [s’existe]: surge y se impulsa a sí misma hacia la existencia. [20]

 

El alemán Trieb de Sigmund Freud, el impulso sexual [élan], drive en inglés o pulsión en nuestro idioma, constituye para Nancy, la fuerza de empuje para la ontología del sexo. En la sexistencia, no hay origen ni fin para alcanzar el sentido, la verdad, la existencia. Pero también se abre una sima, flores de mal absoluto en un desierto de aburrimiento, flores negras en un oasis de horror.[21]

 

Pulsión, divina radiación, impulso abierto hacia el infinito de su renovación hacia el abismo de su destino fatal en cada sentido—así es como la pulsión es propuesta y expuesta, por lo tanto, inseparable del sexo. Conducida por las aventuras del pensamiento moderno desde Platón, así llegamos a una suerte de ontología del sexo—o a la consideración de una sexistencia.[22]

 

Lo performativo político en la literatura queer: Roberto Bolaño y Pedro Lemebel

 

Y así se fue la loca en la noche payasa, de árbol en árbol,

Corriendo y zapateando, escondiéndose y temblando, mientras cruzaba la ciudad sitiada

Con el corazón en la mano y el poto sucio goteando las calles fúnebres de la dictadura.

Pedro Lemebel

 

En esta, la segunda parte de nuestro ensayo, trabajaremos con las herramientas conceptuales a la parte relativa al debate teórico y las prácticas políticas que relacionan a la teoría de género con la teoría de la sexualidad. Revisaremos varias referencias y perspectivas para finalmente rastrear esta perspectiva queer dentro de la literatura. De acuerdo con Gayle Rubin:

 

La teoría feminista es la teoría de la opresión de género. Asumir automáticamente lo que es, hace de la teoría de la opresión sexual, una falla en distinguir entre el género, por un lado, y el deseo erótico por el otro. En la lengua inglesa la palabra ‘sex’ tiene dos diferentes significados. Significa género e identidad de género, como en el ‘sexo femenino’ o el ‘sexo masculino. Pero el sexo también se refiere a la actividad sexual, al coito, a la excitación, como en ‘tener sexo.[23]

 

El debate entre la fusión semántica entre sexo y género refleja un supuesto cultural, nos dice Rubin, en el que la sexualidad es reducible al coito sexual entre mujeres y hombres. Dicho lo cual, surge la idea que una teoría de la sexualidad podría derivar de una teoría del género.

 

Con la ausencia de una más articulada teoría radical del sexo, la mayoría de los progresistas han buscado una guía en el feminismo. Pero la relación entre feminismo y sexo es compleja. Porque la sexualidad es un nexo de relaciones. Entre los géneros mucha de la opresión de las mujeres está cargada, mediada a través, y constituida dentro de la sexualidad.[24]

 

Líneas más arriba, Gayle Rubin nos habló del carácter negativo de la sexualidad en las sociedades de occidente, en la mayoría de los escenarios mistificada, falsificada o fetichizada bajo la censura de la Iglesia y el Estado. La persecución judicial de la sodomía durante los 1880 o los años ‘50 del siglo XX, coincide con el estigma de las enfermedades venéreas.

 

Cabe señalar que, dentro de la teoría social, nos dice Rubin, marxismo y feminismo son el punto ciego, el uno del otro. Sin embargo, no puede decirse que el discurso feminista sea un apéndice de la teoría crítica de la sexualidad, pero sus instrumentos conceptuales pueden ayudar a entender, en la práctica como en la teoría, la búsqueda plena de la libertad sexual.

En el recuento histórico podemos encontrar que la vida rural y su traslado al espacio industrial y urbano es el origen de muchas de las contradicciones sociales que hasta la fecha se insertan en la reproducción social de nuestra época. En su tesis de licenciatura, el filósofo marxista, Enrique Guerrero, ha subrayado la cuestión del desencuentro en otro filósofo de Tréveris.

 

En su principal obra, Das Kapital, Marx se da cuenta de la importancia que existen en el encuentro/desencuentro entre el campo y la ciudad, nos dice el filósofo de Tréveris: “La base de toda división del trabajo desarrollada, mediada por el intercambio de la mercancía, es la separación entre la ciudad y el campo. Puede decirse que toda la historia económica de la sociedad se resume en el movimiento de esta antítesis.[25]

 

La cuestión central del planteamiento anterior elucida una reflexión que hacemos para comenzar a rastrear el debate entre sexualidad y género. El texto pionero de Judith Butler. El género en disputa ilumina gran parte de esta confusión. Y como se ha señalado mucho del contenido de dicha obra, es resultado colectivo del activismo de los grupos en defensa de la diversidad sexual, en la costa este de los Estados Unidos.

 

Llevada hasta su límite lógico, la distinción sexo/género muestra una discontinuidad radical entre cuerpos sexuados y géneros culturalmente construidos. Si por el momento presuponemos la estabilidad del sexo binario, no está claro que la construcción de ‘hombres’ dará como resultado únicamente cuerpos masculinos o que las ‘mujeres’ interpreten solo cuerpos femeninos. Además, aunque los sexos parezcan ser claramente binarios en su morfología y constitución (lo que tendrá que ponerse en duda), no hay ningún motivo para creer que también los géneros seguirán siendo solo dos.[26]

 

Aceptando otra tesis, de la estructura del texto El género en disputa, el género no está determinado por las gónadas o el tipo de cromosomas. El género, en este sentido, se inscribe dentro de la noción ontológica o particularmente en la orientación como la fenomenología queer.[27] Como veremos más adelante la teoría queer se incrusta en práctica y en la academia.

Frente a ello, hemos abordado una perspectiva de análisis literaria, ¿cómo referirse a ello más que en la teoría? Originalmente nuestro ensayo pensaba abordar la perspectiva feminista radical en algunas poetas anglosajonas., p. ej. Adrienne Rich, Anne Sexton y Sylvia Plath.

Es aquí, en un ensayo de Rich dónde encontramos una referencia hacia el cuerpo y unos apuntes sobre la política de la localización.

 

Voy a empezar, no obstante, no por un continente ni un país ni una casa, sino por la geografía más próxima: el cuerpo. Dentro de él al menos se que existo; yo, esa individualidad humana viva que el joven Marx describió como la primera premisa de toda la historia. Pero no es como marxista que dirigí la atención hacia este lugar, después de buscarme en vano en la filosofía y la ciencia y la teología. Lo hice como feminista radical.[28]

 

Considerando el argumento anterior, el punto de partida de esta política de la localización descansa en lo material entendido como materialismo histórico en el proceso revolucionario.

 

Tal vez resida aquí el núcleo central de proceso revolucionario, llámese marxista o tercermundista o feminista o las tres cosas a la vez. Mucho antes del siglo XIX, la bruja empírica del Medioevo europeo confiaba en sus sentidos, practicaba sus remedios probados en contra de los dogmas antimateriales, antisensuales, antiempíricos de la Iglesia. (…) En cualquier caso, una rebelión contra la idolatría de las ides puras, contra la creencia de que las ideas tienen vida propia y flotan sobre las cabezas de la gente corriente: las mujeres, la gente pobre, las personas no iniciadas.[29]

 

Es en este punto de la existencia en el cruce entre cuerpo y género, donde la noción de nuestra corporeidad, de las formaciones llamadas culturales de los cuerpos sexuados, la política cultural de las emociones y la teoría de los afectos, adquieren nuevas aristas para el debate y el reconocimiento las demandas en torno a la política del género y la perspectiva de género.

 

La absoluta necesidad que existe en el mundo de plantear estas preguntas: ¿dónde, cuándo y bajo qué condiciones han actuado las mujeres y se ha actuado sobre ellas, en tanto que mujeres? En adelante donde quiera que la gente esté luchando contra la subordinación, será preciso considerar la subordinación específica de las mujeres, en razón de nuestra localización en un cuerpo femenino.

 

Esta cuestión es relevante en tanto las prácticas de la opresión de género por el sistema patriarcal y la estructura capitalista y su configuración histórico-social y el que lxs luchadorxs sociales tengan presente en las formas de lucha contra la díada del capital y el patriarcado.

 

Quizás sea necesaria una moratoria, establecer una moratoria sobre la expresión ‘el cuerpo’. Porque también es posible hacer abstracción de ‘el cuerpo’. Cuando escribo ‘el cuerpo’ no veo nada en particular. Escribir ‘mi cuerpo’ me sumerge en la experiencia vivida, en la particularidad. Veo cicatrices, deformidades, decoloraciones, partes dañadas, perdidas, y también aquello me que me gusta.[30]

 

Se vive entonces en un solo cuerpo, en la noción de experiencia vivida, el cuerpo propio como inventario de nuestros propios defectos, capacidades, operaciones entrelazadas en nuestra actividad productiva, espacios de denuncia sobre el abuso, política sobre lo nuestro, se dice cuerpo, se escribe sobre su extensión, se describen las partes ensambladas del cuerpo.

 

Huesos bien alimentados desde la placenta; la dentadura de una persona de clase media que acude al dentista dos veces al año desde la niñez”. “Una piel blanca, con las marcas y estrías de tres embarazos, una esterilización por decisión propia, una artritis progresiva, cuatro operaciones de las articulaciones, calcificaciones, ninguna violación, ningún aborto, las horas frente a la máquina de escribir —la mía, no la de una oficina—, etcétera. Decir ‘el cuerpo’ reduce la tentación de las afirmaciones grandilocuentes.[31]

 

Cerraremos con esta primeras consideraciones o instrumentos conceptuales a través de la teoría de género y la teoría queer, con la conceptualización de Judith Butler en torno a lo performativo político. Dicha referencia la encontramos primeramente en El género en disputa, así también, en los diálogos, que, a partir de 2009, fueron sostenidos por Judith Butler con la griega Athena Athanasiou, particularmente sobre lo performativo político.

 

AA: Regresando, entonces, a la idea de la performatividad plural (como performatividad de la pluralidad y la performatividad en la pluralidad), tratemos de desenvolver este acontecimiento político, en el contexto de los más recientes eventos de agregaciones de los espacios públicos. Lo que podría ser la agonística intercorporeidad entre las multitudes ensambladas en las ciudades, día y noche, y protestando contra sus gobiernos, los abusos de poder ¿qué significan para el mejoramiento y la eventualidad de lo político?[32]

 

El aspecto plural de lo performativo en la vida de las ciudades, en la economía multitudinaria de los cuerpos, resistiendo, protestando contra el estado dado de cosas, que desde la opresiva reducción de los espacios públicos, la alternativa encuentra su salida en lo performativo.

 

¿Cómo esta alternativa economía de los cuerpos ofrece un espacio para la crítica efectuar de lo desmembrado y afectivamente purificado sujeto a la democracia liberal? ¿Cómo esta economía alternativa de los cuerpos ofrece un espacio para la economización de la vida en los regímenes neoliberales?[33]

 

El camino hacia la libertad de los cuerpos responde Judith Butler involucra un entendimiento de la ‘acción concertada’ siguiendo la terminología de Hanna Arendt. La política de la calle se expresa, permite y mejora el proceso de performatividad de los cuerpos en una configuración de movilización e insurrección, sea por demandas urbanas, por derechos de decisión sobre los cuerpos, expresiones de diversidad en distintas materialidades y corporalidades en su desarrollo específico y contextual.

 

JB: Me gusta mucho la idea del cuerpo como ‘una ocasión performativa turbulenta’. Y sí, nos quedamos con tener que pensar la libertad (…) en muchas de las asambleas callejeras y campamentos de cuadra, las necesidades corporales están siendo organizadas en un espacio común, lo cual no tiene que decirlo todo acerca de la vida privada siendo expuesta (…) entonces para que al tiempo es una dimensión de convivencialidad o cohabitación, resistencia y acción.[34]

 

Los viejos cuestionamientos del ¿qué hacer? reformuladas en el ¿cómo hacer? atraviesan y trastocan las partes de los cuerpos en tanto multitud e individuos. El momento de actuar juntos, la sincronía de ritmos, gestos y performatividades, nos conectan desde múltiples situaciones, afectos, encuentros y registros, acumulando fuerzas y saberes en lo político.

Esto no quiere decir que todos debemos de actuar al unísono, pero suficientes acciones están entretejidas con lo que un efecto colectivo es registrado. El ‘Yo’ no está disuelto en tal colectividad, pero su propia situación está presentada o ‘demostrada’ y conectada en una condición social construida.[35]

 

Se dijo, renglones más arriba, que la primera intención de nuestro ensayo era analizar la poesía feminista anglosajona, para analizar sus coincidencias en un escenario de opresión como era la sociedad norteamericana de la década de los 50’s. Sin embargo, nos pareció más próximo, el análisis de la obra de dos escritores latinoamericanos de un mismo origen, pero con distintas perspectivas.

 

Advertimos al lector de estas líneas que nuestra intención no es realizar un estudio literario, sino performativo de ciertos escritos de los chilenos Roberto Bolaño y Pedro Lemebel. Amigos, escritores y cuyo primer encuentro registrado sucedió en una transmisión radiofónica en Radio Tierra, realizada en Santiago de Chile, corriendo el año de 1999.[36]

 

De Bolaño, recuperamos dos de sus escritos póstumos, la colosal 2666 y una versión en borrador publicada como Los sinsabores del verdadero policía. A grandes rasgos, estos textos inéditos, constituyen la estructura de una novela total que hasta la fecha ha sido estudiada por críticos literarios, filósofos, traductores, anglosajones e italianos, de la prosa de Bolaño.

 

El título de la obra, 2666, remite a un año preapocalíptico cuyo argumento comienza en La parte de los críticos, donde se expone a la búsqueda de cuatro críticos europeo de la vida literaria del alemán Hans Reiter, rebautizado con el pseudónimo de Benno von Archimboldi hasta la ciudad fronteriza de Santa Teresa, un equivalente a la Ciudad Juárez de México.

 

De ahí se desprende La parte de (Oscar) Amalfitano, profesor de literatura chileno, viudo que llega con su hija a impartir catedra a la Universidad de Santa Teresa. En medio de esto se entrelaza La parte de Fate, un afroamericano que se involucra con Rosa Amalfitano, la hija única del profesor. En la parte cuarta o de Los crímenes se describen de manera cruenta más de un centenar de feminicidios, hacia las mujeres de Santa Teresa. El libro o mejor dicho el proyecto de la obra culmina con la vida del ya mencionado Archimboldi, principalmente en la segunda guerra mundial, hasta redondearse con su viaje a la ciudad de Santa Teresa.

 

Para no repetir las consideraciones y/los lugares comunes a los que han llegado los críticos y los especialistas de la obra bolañesca, nos concentraremos en un solo personaje. Oscar Amalfitano, quién está escrito en Los sinsabores del verdadero policía. Con una sutil, pero decisiva diferencia. El Amalfitano de 2666 es heterosexual y comienza a enloquecer en el horror del desierto frente al inminente riesgo de que su hija Rosa, pueda ser víctima de la violencia feminicida en Santa Teresa. Los asesinos de 2666 viven en el pueblo de Villaviciosa.

 

Oscar Amalfitano, otro o el mismo chileno, pasa a ser una voz narrativa con la que Roberto Bolaño utiliza para describir otra serie de situaciones, más propias de la literatura homosexual. Las relaciones con Padilla, su primer encuentro sexual con un hombre, otros encuentros con poetas jóvenes e incluso un pintor que realiza falsificaciones de obra plástica.

 

La primera vez que hicieron el amor fue una madrugada de domingo, con la luz del alba filtrándose por las persianas bajadas, cuando ya todos se habían marchado y en el estudio sólo quedaban colillas y un caos de vasos y cojines desparramados. Amalfitano tenía cincuenta años y era la primera vez que follaba con un hombre. Yo no soy un hombre dijo Padilla, soy tu ángel.[37]

 

En Los Sinsabores del verdadero policía, Amalfitano es despedido cuando se descubren las relaciones sexuales que ha sostenido con miembros más jóvenes de la universidad. Dentro del universo literario de Bolaño, los personajes con el mismo nombre pueden ser o no, el mismo personaje. Un palimpsesto narrativo que supone distintos marcos de referencia.

Chris Andrews, el traductor de la prosa de Bolaño al idioma inglés, nos indica este aspecto en una nota al pie de Roberto Bolaño’s Fiction. An Expanding Universe: “Los volúmenes póstumamente publicados como La Universidad Desconocida y Los Sinsabores del verdadero policía funcionan como comparables, pero significativamente de diferentes maneras. Los sinsabores del verdadero policía parecen haber servido como el modelo estructural de 2666”.[38]

 

Lo que nos interesa destacar es como de un cambio en la narrativa de Bolaño, uno de sus personajes cambia su orientación sexual, resultando así en otra línea de prosa distinta a las motivaciones existenciales de Amalfitano en 2666. Dicho lo cual, pasaremos a citar parte de esta novela y su referencia al sudaca mariquita, al profesor chileno estigmatizado por su homosexualidad. No es que Bolaño realice un juicio sumario, sobre la orientación sexual de su Oscar Amalfitano, sino que se trata de un giro completo para el desarrollo del personaje.

 

[…] yo que permanezco ahora encerrado en mi piso escribiendo cartas, moviendo a mis amistades, buscando un empleo en alguna universidad, y pasa el tiempo, los días, las semanas y nadie me contesta, como si de pronto hubiera dejado de existir, como si en estos tiempos de crisis en ningún lugar hicieran falta profesores de literatura, yo que hice tantas cosas y que creí en tantas cosas ahora me quieren hacer creer que sólo soy un viejo asqueroso y que nadie me proporcionará un trabajo, que nadie se interesará por mí.[39]

 

La consideración y estima que tenía Roberto Bolaño para su colega escritor y chileno Pedro Lemebel, lo llevo a conectarlo con el entonces editor de la obra de Bolaño en Anagrama, Jorge Herralde. Esta literatura, crónica urbana ha podido llegar hasta otras latitudes latinoamericanas, para nuestro goce y divertimento, para la comprensión de otras literaturas.

 

De Lemebel podemos destacar sus intervenciones contra los eventos literarios auspiciados por el gobierno golpista. Junto a Francisco “Pancho” Salas, y que conformaron un dúo artístico “Las Yeguas del Apocalipsis” cuyo programa era realizar performances para visibilizar la diversidad sexual en Santiago de Chile y las provincias. Una de estas intervenciones, sucedió cuando entregaron una corona de espinas al galardonado poeta Raúl Zurita y que esté rechazó.[40]

 

Cabe destacar que aún transcurrían los tiempos de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Uno de los rasgos de Lemebel como figura abiertamente comunista y homosexual, reivindicando el término y lo performativo del ‘coliza’, que traducido hacia nuestra latitud mexicana, coliza es el homosexual pobre, que habita la periferia en la urbe de Santiago de Chile.[41]

 

En una de sus novelas más destacadas Tengo miedo torero publicada en 2001 por Seix Barral, Lemebel hace suya la canción homónima de Rocío Dúrcal narrando las alegrías y desventuras de ‘la loca del frente’ mote al personaje que se involucra con Carlos un militante de la guerrilla del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que organizó un atentado contra Pinochet.

 

Finalmente, mencionaremos un compilado de crónicas inéditas Adiós Mariquita Linda escritas por Lemebel para el periódico The Clinic, donde encontramos una divertida crónica urbana, enfrentada a los remanentes de la dictadura militar, a las contradicciones de la ultraizquierda y un sinfín de personajes de la vida social de Chile, en los albores de este siglo.

 

De recordar a la pobla y el rezumo a sobaco y ropa con olor a detergente, de saber que ya no vivo en ese paisaje del Santiago sur, donde aún los bloques de tres pisos siguen siendo la estantería habitacional de los pobres, el amontonamiento de ilusorios progresos encajonados en esos pocos metros de convivencia. Que digo, si la llamada convivencia allí es una jaula de llantos, peleas y gritos que atraviesan las frágiles murallas, los tabiques de cartón de mi viejo barrio que nunca me quiso, nunca me soportó, y menos pudo imaginar que el maricón del piso le daría una estrella de gloria a la descolorida pobla.[42]

 

Pedro Lemebel, fallecido en 2015, después de una larga lucha contra el cáncer de garganta que lo dejo sin voz, sin su eterno cigarrillo. Representa para nosotros, latinoamericanos, ávidos lectores de literatura en español, una estrella distante, en medio de la larga noche del neoliberalismo, enfrentado con su narrativa y crónica, entaconada y maquillada, la reivindicación silenciada de la literatura homosexual, frente a la condena sexual de lo diverso.

 

Consideraciones finales

 

Yo que fui descubierto por Joan Padilla como quien descubre un continente,

Yo que fui a arrastrado por el delirio y redescubrí el placer y pagué por ello,

Yo que soy motivo del escarnio, la vergüenza del claustro y por eso llamado

El sudaca mariquita, el sudaca pervertidor de menores, la reinona del Cono Sur.

Roberto Bolaño

 

Hemos expuesto de entrada al origen filosófico del término deconstrucción, desde Heidegger hasta los herederos de la escuela francesa en los circuitos anglosajones. La destrucción de la ontología redefinió la forma en que las categorías tradicionalmente no filosóficas, como el cuerpo, el sexo y el género fueron desmontadas por los teóricos de la posdeconstrucción.

 

No es de poca importancia, el colocar al centro de la discusión ontológica y fenomenológica o desde la consideración de la pregunta por los fundamentos del ser la existencia en tanto cuerpo y sexualidad. Se ha sistematizado esta cuestión desde la Sexistencia de Jean-Luc Nancy, en medio de su vasta obra filosófica y su recurrente erudición de la crítica literaria.

En otro orden de ideas hemos considerado, en un segundo momento a la categoría de queer en la disyuntiva entre el origen arqueológico de la concepción del sexo-género. A través de la mirada teórica de Judith Butler y Sara Ahmed. Un debate en continua transformación, pero que considera el contexto actual de opresión y control de los cuerpos y la perspectiva de género.

 

Por falta de tiempo o tal vez espacio para desarrollar análisis contemporáneos sobre la lucha por las libertades sexuales, de orientación sexual, hemos soslayado a autoras tan importantes como la canadiense Margaret Atwood o Paul B. Preciado. Distintas propuestas literarias y de análisis para comprender el autoritario estado de cosas sobre los cuerpos y la teoría queer.

 

Nos hemos decantado por el maridaje entre literatura y performatividad o la relación entre el contexto de los cuerpos individuales y sexuales y las políticas de la calle. Por lo tanto, tenemos una gran deuda con el instrumento conceptual esbozado por Judith Butler, en el carácter performativo de la política de los cuerpos, la sexualidad liberada y la multiplicidad del género.

 

Rescatamos la propuesta materialista, del feminismo radical de Adrienne Rich, a quien consideramos una de las figuras clave para la comprensión de la política de la localización. Finalmente recuperamos este camino ontológico, fenomenológico, feminista y queer para la comprensión de nuestra realidad latinoamericana en dos propuestas literarias de origen chileno. Apuntamos hacia una comprensión teórica práctica sobre la sexualidad y el género.

La dificultad inicial del presente ensayo consistía en el desconocimiento teórico-vivencial de muchas de las expresiones queer. Por lo que parte de nuestro ensayo no hubiera podido darse a conocer sin la opinión de compañerxs, colectivxs e individuxs que tienen más trayecto que compartir de quien escribió el presente ensayo. Esperamos que con esta investigación se abran nuevos debates y perspectivas sin el sesgo de la autoridad, el patriarcado, el capital, el estado y la academia. Abrimos pues, un espacio de debate y discusión para sus interlocutorxs.

 

 

Bibliografía

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  17. Lemebel, Pedro, El gay town de Santiago en Adiós Mariquita Linda. Ediciones Seix Barral. Buenos Aires. 2014.
  18. Martínez Ruiz, Rosaura, Filósofos después de Freud. FFyL. UNAM. Editorial Ítaca. México. 2015.
  19. Morales Edgar. Filosofía de un corazón extranjero. Entrevista a María Konta. en Revista de Filosofía Digital: Reflexiones Marginales. Dossier No. 66. 30 de noviembre de 2021. (https://reflexionesmarginales.com/blog/2021/11/30/filosofia-de-un-corazon-extranjero-la-muerte-de-jean-luc-nancy/) última consulta el 7 de septiembre de 2022.
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Notas
[1] En la edición en español de Los Detectives Salvajes y Los sinsabores del verdadero policía de Roberto Bolaño la referencia a la distinción entre poetas maricones y poetas maricas es traducida por Chris Andrews (traductor al inglés) como faggots y queer. Para fines del presente ensayo rastrearemos la noción de queerness o queer en la literatura no en el sentido habitualmente peyorativo, sino como el cruce de lo performativo en lo político.
Andrews, Chris. Roberto Bolaño’s Fiction. An Expanding Universe. ed. cit.
[2] Anguiano, Emilio. La desinformación como instrumento de guerra en la era de la posverdad. loc. cit.
[3] Nancy, Jean-Luc. La declosión. (Deconstrucción del cristianismo, 1). ed. cit., p. 245
[4] Paradójicamente Timothy Brennan titula su artículo What was Deconstruction? en un tiempo gramatical que se refiere al pasado. Su desenvolvimiento en el ámbito académico anglosajón ha resultado en una debacle. [To this day, deconstruction remains a style of thought more complained about than understood, less outrageous than deliberately elusive. Until the very end, its high-profile proponents contemptuously elected not to define it, insisting instead on its undefinability, which naturally led the unpersuaded (summoning a favorite movement term) to judge deconstruction an escomatage (a “dodge” or “conjuring trick”).]. “Al día de hoy permanece como un estilo de pensamiento más quejado que entendido, menos indignante que deliberadamente elusivo. Hasta el final, sus defensores de alto perfil despectivamente han elegido no definirlo., insistiendo en su lugar en su indefinilidad, lo cual naturalmente lideró a los no persuadidos (a invocar un término de movimiento favorito) a juzgar la deconstrucción como un truco (un “regate” o “un truco de conjuro”). Timothy Brennan. What was Deconstruction? loc. cit. [La traducción es nuestra].
[5] “Indeed, Derrida actually spoke of ‘deconstruction’ only in Of Grammatology, if I remember correctly. I know this carelessness denotes a lack of rigour, but that how it is. I could actually say that for me there was a correspondence, or a strong resonance, between the ‘Destruktion der Ontologie’ and the différance within the self-relation’, even thought I was not entirely aware of it”.  Ferrari Federico. What is Deconstruction? An Interview with Jean-Luc Nancy. Loc. cit., p. 237 [La traducción es nuestra.].
[6] Anguiano, Emilio. Jean-Luc Nancy: De la amistad a la comunidad. Para profundizar en la relación de Nancy con Lacoue-Labarthe y Derrida invitamos al lector a revisar la entrevista que realizó Edgar Morales a María Konta. Morales, Edgar. “Filosofía de un corazón extranjero”. loc. cit.
[7] Ferrari Federico. loc. cit. p. 251[La traducción es nuestra.].
[8] Nancy, Jean-Luc. Trascendencia de Freud. ed. cit., p. 149
[9] Derrida, Jaques. El tocar. ed. cit., p. 36-37
[10]Psique es extensa, nada sabe de eso, significa que nuestro estar-en-el-mundo nuestro carácter de ‘psique’, es decir de una forma de una existencia, se da, se presenta, se expone en una extensión que es el cuerpo, porque es dicha extensión la que nos tiende y nos extiende en el mundo, hacia él, como parte de él. Ya que tomamos parte en el mundo, lo tocamos de todas maneras: nuestros sentidos, nuestros movimientos, nuestra sensibilidad, nuestra comprensión, nuestra incomprensión”. Nancy, Jean-Luc. Dar piel. ed. cit., p. 65
[11] Derrida, Jaques. El tocar. ed. cit., p. 38
[12] Konta, María. Freud después de Nancy. En Filósofos después de Freud. ed. cit., p. 285
[13] “Y dado que más tarde, en Corpus, Nancy dice que “el pensamiento es sensación, y como sensación tiene contacto sobre la cosa extensa; es extensión tocante”—es decir, el pensamiento se conoce a sí mismo como algo que piensa siendo expuesto al cuerpo”. Konta María. Freud después de Nancy. loc. cit.
[14] Watkin, Cristopher. Phenomenology or Deconstruction?  ed. cit., p. 176 [La traducción es nuestra].
[15] Nancy, Jean-Luc. Dar piel. ed. cit., p. 61
[16] A este respecto pueden consultarse los títulos de Nancy publicados como Corpus I, Corpus II y Cruor. En cuanto a la aplicación de la deconstrucción en el cristianismo sirva de referencia La Declosión. Deconstrucción del Cristianismo I. ed. cit. Y en su edición en inglés Nancy, Jean-Luc. Adoration. Deconstruction of Christianity, II. Fordham University Press. 2013.
[17] Para este ensayo también hemos consultado la edición italiana Nancy, Jean-Luc. Sessistenza. ed. cit.
[18] IG: …me pregunto a manera de reflexión asociada con la deconstrucción, si está puede ayudarnos a un mejor entendimiento del sexo el día de hoy, o incluso guiarnos hacia una mejor manera de aproximarnos.
JLN: El sexo está presente desde el comienzo de la filosofía como una disposición erótica, un deseo y una penetración que se designa a sí misma como un impulso [élan] hacia la belleza, la sensible presencia de la verdad. Y sin lugar a dudas, de inmediato en este punto, este impulso [élan] convierte al sexo en conocimiento, torna el impulso sexual hacia la ‘verdad’ y compromete lo que será ‘lógico’ en toda su extensión”. Gogh, Irving. The Deconstruction of Sex. ed. cit., p. 20-34 [La traducción es nuestra].
[19] Goh, Irving. The Deconstruction of Sex. ed. cit. p. 7 [La traducción es nuestra.].
[20] Nancy, Jean-Luc. Sexistence. ed. cit., p. 27 [La traducción es nuestra.].
[21] “Se llamaba Nadja Yurenieva y tenía diecinueve años. Esa misma noche hizo el amor con Ansky, después que Ivanov consiguiera dormirse tras varios vasos de vodka. Lo hicieron en la habitación de Ansky y cualquiera que los hubiera visto habría dicho que follaban como si al cabo de unas horas se fueran a morir. En realidad, Nadja Yurenieva follaba como lo hacía una gran parte de los moscovitas durante aquel año de 1936 y Boris Ansky follaba, como si de pronto, y perdida ya toda esperanza, hubiera encontrado a su único y verdadero amor. Ninguno de los dos pensaba (o quería pensar) en la muerte, pero ambos se movían, o se trenzaban, o dialogaban, como si estuvieran al borde del abismo”. Bolaño, Roberto. 2666. ed. cit., p. 1045
[22] Nancy, Jean-Luc. Sexistence. ed. cit., p. 46 [La traducción es nuestra.].
[23] Rubin, Gayle. Thinking Sex: Notes for a Radical Theory of the Politics of Sexuality. ed. cit., p. 57 [La traducción es nuestra.].
[24] Ibid.
[25] Guerrero Aviña, Enrique. Filosofía del Fuego: Estado de Excepción y Lucha de Clases. Tesis de Licenciatura. (No publicada). loc. cit.
[26] “En la tradición filosófica que se inicia con Platón y sigue con Descartes, Husserl y Sartre, la diferenciación ontológica entre alma (conciencia, mente) y cuerpo siempre defiende relaciones de subordinación y jerarquía política y psíquica. La mente solo somete al cuerpo, sino que eventualmente juega con la fantasía de escapar totalmente de su corporeidad. Las asociaciones culturales de la mente con la masculinidad y del cuerpo con la feminidad están bien documentadas en el campo de la filosofía y el feminismo”. Butler, Judith. El género en disputa. ed. cit., p. 60
[27] “Yo exploro la relación entre la noción de lo queer y la desorientación de los objetos. No vale nada que a lo largo de este libro he estado utilizando “queer” en al menos dos sentidos, y a ratos he deslizado un sentido en el otro. En primer lugar, he utilizado “queer” como una manera de describir lo que es “oblicuo” o “fuera de línea” (…) he descrito una orientación mezclada, que desenvuelve la brecha entre recepción y posesión, como ofreciendo un ángulo queer de la reproducción de la blanquitud. También he descrito la presencia de los cuerpos de color en espacios blancos como desorientación: la proximidad de tales cuerpos fuera de lugar puede funcionar para hacer que las cosas parezcan “fuera de línea”, y, por lo tanto, pueden incluso funcionar hacia un espacio “queer”; la gente “parpadea” y realiza “dobles turnos” cuando encuentran tales cuerpos. En segundo lugar, he utilizado a lo queer para describir específicas prácticas sexuales. Queer en este sentido podría referirse a aquellos quienes practican sexualidades no normativas, las cuales como sabemos involucran compromisos personales y sociales para vivir en un mundo oblicuo. O en un mundo que tiene un ángulo oblicuo en relación con lo que es dado. Discuto el lesbianismo como una forma queer de contacto social y sexual, la cual es queer incluso antes de que lo “queer haya tomado una orientación política. Creo que es importante retener ambos significados de la palabra queer, los cuales después de todo, están históricamente relacionados aún cuando nosotros no los reduzcamos. Esto significa recordar lo que describe a sexualidades específicas como queer en primer lugar: esto es, que estas son raras, inclinadas, torcidas. En cierto modo, si regresamos a la raíz de la palabra “queer” (del griego para cruz, oblicuo, adverso) podemos ver que la palabra en sí misma “tuerce”, con un giro que nos permite movernos entre los registros sociales y sexuales, sin aplanarnos o reduciéndolos a una sola línea. Ahmed. Sarah. Queer Phenomenology. ed. cit., p. 85-86. [La traducción es nuestra.].
[28] Rich, Adrienne. La política de la localización. En Ensayos Esenciales. ed. cit., p. 628
[29] Ibid.
[30] Ibid.
[31] Ibid.
[32] Butler, Judith y Athanasiou, Athena. The political affects of plural performativity. en Dispossession. ed. cit., p. 182-183 [La traducción es nuestra.].
[33] Ibid.
[34] Ibid. y ss.
[35] Ibid.
[36] Lemebel entrevista a Bolaño en Radio Terra. https://soundcloud.com/javier-sanfeli/lemebel-entrevista-a-bolano-en-radio-tierra [Última consulta el 7 de septiembre de 2022.].
[37] Bolaño, Roberto. Los sinsabores del verdadero policía. ed. cit., p. 30
[38] Andrews, Chris. Roberto Bolaño’s Fiction. An Expanding Universe. ed. cit., p. 305-306
[39] Bolaño, Roberto. loc. cit., p. 46
[40] “La biografía de las Yeguas del Apocalipsis que este archivo presenta considera las acciones artísticas, pero también las múltiples alianzas político-intelectuales que Lemebel y Casas establecieron a lo largo de su trayectoria, ya que su práctica artística no se puede desligar de la coyuntura política y social en que tuvo lugar. Las acciones de arte que aquí presentamos son aquellas que dejaron huella documental, pero que no cubren la totalidad de las apariciones de las Yeguas del Apocalipsis (muchas de ellas realizadas espontáneamente y sin previa invitación). La intensificación del cuerpo presente dotaba las intervenciones de Lemebel y Casa de un carácter de acontecimiento, lo que permite identificar su producción con las claves de la performance. Sitio Web del Archivo Yeguas del Apocalipsis. http://www.yeguasdelapocalipsis.cl/inicio/  [Última consulta el 7 de septiembre de 2022.].
[41] El recuento de la trayectoria de Pedro Lemebel se puede ver en el documental “Lemebel” (2019) de la directora Joanna Reposi Garibaldi. https://www.youtube.com/watch?v=pdN8NikIGEk [Última consulta el 7 de septiembre de 2020.].
[42] Lemebel, Pedro. El gay town de Santiago. en Adiós Mariquita Linda. ed. cit., p. 143

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