Conrad Aiken
Here the dark synapse between nerve and nerve;
the void, between two atoms in the brain;
darkness, without term or form, that sinks
between two thoughts.
Here we have sounded, angel!—
O angel soul, O memory of man!—•
and felt the nothing that sustains our wings.
And here have seen the catalogue of things—
all in the maelstrom of the limbo caught,
and whirled concentric to the funnel’s end,
sans number, and sans meaning, and sans purpose;
save that the lack of purpose bears a name
the lack of meaning has a heart-beat, and
the lack of number wears a cloak of stars.
Extracto de Conrad Aiken, The Coming Forth by Day of Osiris Jones.
Aquí la oscura sinapsis entre nervio y nervio;
el vacío, entre dos átomos dentro del cerebro;
oscuridad, sin término ni forma, que se hunde
entre dos pensamientos.
¡Aquí hemos sonado, ángel!—
¡Oh alma de ángel, oh memoria del hombre!—
y sentí la nada que sostiene nuestras alas.
Y aquí he visto el catálogo de cosas.
todos atrapados en el torbellino del limbo,
y dio vueltas concéntricamente hacia el final del embudo,
sin número, y sin sentido y sin propósito;
salvo que la falta de propósito llevara un nombre
la falta de sentido tiene un latido, y
la falta de número viste un manto de estrellas.
Catorce versos sencillos y tranquilos, apenas agitados por una breve exclamación –la de su propia resonancia– bastan para hacer oír lo que escapa al pensamiento pero que se dice y que se hace sentir con una suntuosa fuerza.[1] Podría comentar línea por línea y palabra por palabra la rima interna que hace resonar todo –nothing, wings, things– y sin olvidar que en el original aparece en francés la importantísima preposición “sans”. ¡Pero depende de usted, usted que lee, si lee en inglés!
Pero en francés la “oscura sinapsis entre nervio y nervio” no pierde nada de su sensación. Lo sentimos ajustado debajo de la frente. Fruncimos el ceño bajo el efecto de esta contracción que crea un vacío, sí, entre dos pensamientos.
Lo que nos hace a pensar que los pensamientos, por mucho que puedan vincularse entre sí, se interrumpen el uno al otro. No hay plenitud del pensamiento. No es un dispositivo para llevar a cabo la lógica o dirigir la meditación a la plenitud. Sin saciedad ni conclusión del pensamiento.
El filósofo se los arregla lo mejor que puede, encontrando maneras de parecer asegurar un continuo e incluso un sistema. El poeta no denuncia este proceso, pero percibe la ruptura de la continuidad con demasiada claridad como para no notarla.
Sin embargo, no le acusa, aunque hable de hundirse. La misma sensación resulta la del sostén de las alas. Para sentir este sostén hay que ser un ángel, el alma debe ser un ángel. El ángel debe ser memoria del hombre: precisamente la memoria de lo que siempre olvida, es decir, de lo que corrige o desplaza la ausencia de la posibilidad de contar, de significar y de proyectar.
Y esa no es otra que la poesía misma: lenguaje, corazón y manto de estrellas.
Notas:
[1] Nota de la traductora: Texto inédito. Agradezco a Jean-Luc Nancy por haber enviarme el texto original en francés intitulado “Entre deux pensées” por correo electrónico el 2 de noviembre de 2019. El poema en español es traducción mía de la versión en francés en el original.