La anulación digital del espacio y los límites de la democracia. La diferencia de lo electro digital en Occidente y en Oriente

Los medios eléctricos abolen la dimensión espacial […].[i]

 

[…] la luz y la energía eléctrica […] eliminan los factores de tiempo y espacio en la asociación humana, exactamente como lo hacen el radio, el telégrafo, el teléfono y la TV, creando un involucramiento profundo.[ii]

 

El teléfono es un intruso irresistible en el tiempo o el lugar […].[iii]

 

[…] todo negocio ha sentido pero no ha entendido el poder del teléfono para descentralizar toda operación […].[iv]

 

Todo significado se altera con la aceleración porque todos los patrones de interdependencia personal y política cambian con cualquier aceleración de la información.[v]

 

Resumen

Sostenemos que la razón de la conflictividad sociopolítica que es tendencia en Occidente reside en un choque estructural radical entre la democracia representativa en su conjunto, como tecnología para el acuerdo y la estabilidad social, por un lado y, por otro, la pisque social condicionda por la anulación del espacio —con el concomitante “involucramiento profundo”— que caracteriza a la velocidad de las tecnologías eléctricas, en especial por el tiempo real de la comunicación digital interactiva a partir de la WEB 2.0. En otras palabras, el análisis mediológico de la subjetividad apunta a que el orden internacional esboza dos situaciones opuestas basadas en la relación diferencial que se produce entre a) las tecnologías electro digitales y la formas democráticas y b) dichas tecnologías y las formas políticas tradicionales, respectivamente.

Palabras clave: Oriente, Occidente, democracia liberal, sociedades tradicionales, WEB 2.0, polarización.

 

Abstract

We maintain that the reason for the sociopolitical conflict that is a trend in the West lies in a radical structural clash between representative democracy as a whole, as a technology for agreement and social stability, on the one hand, and, on the other, the social psyche conditioned by the annulment of space –—with the concomitant “deep involvement”— that characterizes the speed of electrical technologies, especially for the real time of interactive digital communication from WEB 2.0. In other words, the mediological analysis of subjectivity points to the fact that the international order outlines two opposing situations based on the differential relationship that occurs between a) electro-digital technologies and democratic forms and b) said technologies and traditional political forms, respectively.

Keywords: East, West, liberal democracy, traditional societies, WEB 2.0, polarization.

 

Espacio, tiempo, polarización, tecnología eléctrica y democracia

 

En este texto[1] recurrimos a la idea central de la mediología cuasi transcendental de Marshall McLuhan de que mediante la “eliminación” de la distancia como “factor en la asociación humana”, los “medios” o “tecnologías eléctricas” generan lo que McLuhan llama el “involucramiento profundo” entre las personas, independientemente de la localidad que ellas ocupen y, por tanto, la distancia que las separe.[2] Tal “involucramiento” no es otra cosa que una relación altamente emotiva entre individuos que personalmente ni siquiera se conocen ni generalmente entran en contacto directo, pero que, sin embargo, desarrollan profundos sentimientos de simpatía o, por el contrario, de aversión.[3] Tal emotividad dual para la cual la distancia y la localidad de las personas son irrelevantes, equivale en principio a la eliminación del espacio como factor en la asociación humana profunda por emotiva. Como la distancia y la localidad no cuentan, tampoco cuenta el factor temporal. Se trata de una emotividad envolvente, como estado de ánimo social, y de acción inmediata, lo que equivale a que no solo el espacio, sino también el tiempo como duración deja de ser un factor para considerar en la asociación humana profunda.

 

La posibilidad dual inmediata, que no necesita tiempo de maduración, de relaciones profundamente emotivas, de aversión o simpatía, con personas indefinidas y cuya localidad es indiferente, es factor central en el notable fenómeno de la polarización política en Occidente, tal como dicha polarización se manifestó en las dos últimas elecciones presidenciales norteamericanas y la última elección presidencial brasileña. Tales eventos muestran a la democracia liberal sometida a fuertes presiones que provienen de la intensa polarización política que ha devenido común en Occidente.[4] E insistimos, se trata de un fenómeno occidental. De hecho, frente a la conflictividad y la vorágine de la política altamente emotiva que azota al Occidente democrático, algunos países con estructuras de gobierno basadas en formas tradicionales, como China y Singapur, o el Reino de Arabia Saudita, ofrecen hoy en día una imagen notable de estabilidad social y emotiva. Resulta, entonces, que la dualidad básica del “involucramiento profundo”, que también es inmediato, de simpatía y antipatía o aversión, que supone la eliminación del tiempo y el espacio en la asociación humana que es efecto de los “medios eléctricos” en Occidente, pero no en Oriente —según la terminología de McLuhan—,[5] puede llevar a la intensa polarización mencionada.

 

Sostenemos que la razón de la conflictividad sociopolítica que es tendencia en Occidente, reside en un choque estructural radical entre la democracia representativa en su conjunto, como tecnología para el acuerdo y la estabilidad social, por un lado y, por otro, la pisque social condicionada por la anulación del espacio —con el concomitante “involucramiento profundo”— que caracteriza a la velocidad de las tecnologías eléctricas, en especial por el tiempo real de la comunicación digital interactiva a partir de la WEB 2.0. En otras palabras, el análisis mediológico de la subjetividad apunta a que el orden internacional esboza dos situaciones opuestas basadas en la relación diferencial que se produce entre a) las tecnologías electro digitales y la formas democráticas y b) dichas tecnologías y las formas políticas tradicionales, respectivamente. En este último caso, la forma tecnológica eléctrica puede estar en consonancia, de hecho, entrar en resonancia, con las estructuras sociopolíticas conservadoras, evitando el choque estructural entre forma tecnológica y forma política que caracteriza al Occidente liberal democrático hoy en día. Pareciera que en las sociedades conservadoras con formas políticas tradicionales, el “involucramiento profundo” mcluhaniano se concentra en sentimientos de simpatía, sin un desarrollo notable de los sentimientos de antipatía o aversión entre partes de las sociedades correspondientes, lo cual explicaría la ausencia de polarización política notable en Oriente.[6]

 

El marco para este trabajo de filosofía de la tecnología está dado por la formalización en espíritu kantiano de la subjetividad tecnológica a partir de la mediología de McLuhan presentada por A Carrillo Canán.[7] En particular referimos a la psique condicionada de diferente manera, respectivamente, por lo que McLuhan llama “tecnologías mecánicas”, por un lado, y “tecnologías” o “medios eléctricos”, por otro, llevando estos últimos hasta la inclusión de lo electro digital. Empezamos, pues, nuestro análisis por las “tecnologías mecánicas”.

 

El espacio tiempo mecánico industrial y democrático

 

Lo primero que debe quedar claro es que, siguiendo a McLhan, concebimos las instituciones como tecnologías o medios explícitos de organización social y que el conjunto de la institucionalidad democrática está configurado por lo que, siguiendo a McLuhan, podemos llamar la forma mecánica de “cada cosa en su lugar y en su momento”,[8] la cual corresponde a la fragmentación de las funciones y relaciones políticas y sociales en instituciones especializadas, cada una con su sede respectiva, sus jurisdicciones y sus procedimientos, protocolos, horarios y calendarios. Así, en la democracia se suele tener un poder ejecutivo, uno legislativo y uno judicial, cada uno con sus sedes, jurisdicciones y procedimientos respectivos. Lo análogo ocurre con los tribunales, por ejemplo, los hay dedicados a lo familiar, a lo comercial a lo penal, etc., los cuales, nuevamente, tienen sus sedes, jurisdicciones y procedimientos respectivos. Además, todo lo anterior, por ejemplo, los parlamentos y los tribunales, funcionan con sus tiempos separados propios de procesos secuenciales, según lo cuales primero se formula un proyecto de ley en alguna comisión, luego se presenta a discusiones en diferentes instancias y se va reformando sucesivamente y eventualmente resulta aprobado o rechazado. Análogamente, un juicio comercial se inicia con una demanda en la sede correspondiente y a partir de ahí sigue un proceso con sus términos sucesivos hasta que se da el fallo, el cual en su caso puede ser impugnado y el proceso continúa con la secuencia temporal correspondiente en las sedes que tienen la jurisdicción para ello. Así funciona la totalidad de las instituciones democráticas, incluyendo la preparación de las elecciones y su realización con procedimientos y calendarios estrictos. Esta manera de funcionamiento, según la forma o estructura mecánica “cada cosa tiene su lugar y su momento”, no es otra cosa que la fragmentación de totalidades funcionales previas y el ordenamiento de los fragmentos en secuencias temporales de ocurrencia localizada, es decir, en espacios temporales y físicos claramente definidos.[9]

 

Central en este contexto es la idea de McLuhan de que la totalidad de la industria pre-eléctrica tiene la misma forma o estructura, la cual tiene su origen en la escritura alfabética pero encuentra su versión madura en la tipografía y se desarrolla, precisamente, en la industria mecánica, y por ello McLuhan la llama a la tipografía la “escritura mecánica”.[10] La tipografía procede por fragmentación de las palabras en letras y su secuenciación visible en la imprenta. Esta estructura es la que domina los procesos industriales tradicionales de los cuales el ejemplo máximo, junto a la tipografía alfabética, es la línea de montaje,[11] paralelamente a las jerarquías empresariales —por no hablar de las militares—,[12] en las que hay las instancias administrativas y directivas análogamente fragmentadas y localizadas funcional y físicamente y con sus propios procesos secuenciales. La sociedad occidental en su conjunto funcionó así, fragmentada en instituciones y sedes para el gobierno, la educación, la salud, la empresa, lo militar, etc., durante un par de siglos, generando “el entrenamiento de poblaciones enteras en los hábitos”[13] correspondientes a la forma mecánica de “cada cosa en su lugar y a su tiempo”. Tal forma o estructura tecnológica es lo que McLuhan llama la “forma mecánica”, la cual se correlaciona con el “condicionamiento psicológico”[14] correspondiente. La tecnología y la subjetividad concuerdan, son conformes o conforman la una con la otra.[15] Y es tal forma psíquica, la forma de la psique alfabético tipográfica industrial mecánica la que es propia y a la vez conforma con la democracia parlamentaria y electoral como forma política. La democracia representativa es ella misma una forma tecnológica mecánica.[16]

 

La anulación electro digital del espacio mecánico

 

La “revolución digital” profundiza efectos de la forma tecnológica eléctrica, la cual, como lo examinó McLuhan, aniquila tanto las distancias como los lugares y las jerarquías propios de las instituciones y la industria mecánica.[17] A diferencia del río o la costa o el aíre de ciertas regiones como fuentes localizadas de energía, la electricidad es totalmente descentralizada y accesible tanto en la granja como en la suite ejecutiva,[18] lo ilustra la forma descentralizada del uso y los efectos de la electricidad en general.[19] Además de la descentralización en tanto tipo de aniquilación de los lugares o de delocalización del uso y los efectos de la electricidad, otra característica es la forma eléctrica es la anulación de las distancias. Ya el telégrafo establece la conexión a la velocidad de la luz entre lugares diversos anulando las distancias entre ellos, con lo que desaparece el espacio en términos cuantitativos porque la distancia entre lugares deja de ser relevante para los efectos comunicativos. Más tarde la red satelital interconecta el globo reduciéndolo a la “aldea global”, en la que lo que hace cualquiera puede afectar a todos,[20] con lo que desaparece el espacio como localidad separada específica, es decir, en términos cualitativos. Las localidades o lugares y las distancias entre ellas son del todo irrelevantes para la tecnología eléctrica. La electricidad y las tecnologías ligadas a ella tienen la forma o estructura en la que la velocidad instantánea y la delocalización de los orígenes y los efectos aniquilan el espacio en la instantaneidad o inmediatez de los efectos de la tecnología eléctrica de que se trate.[21] Por supuesto, esto choca de frente y radicalmente con la forma mecánica según la cual “cada cosa tiene su lugar y su momento”.[22]

 

Se señaló que la descentralización en tanto “forma eléctrica”[23] es una manera de delocalización del origen y el resultado de los efectos de las tecnologías eléctricas. Adicionalmente la WEB 2.0, con la creación de contenidos por parte de cada usuario anula los lugares y fuentes centralizados de la producción y difusión de contenidos, pero esto significa, nada más ni nada menos que la descenralización interactiva en la WEB anula las jerarquías[24] —al tiempo que genera diversidad por el mero hecho de la multiplicación de los contenidos—.[25] La anulación de la distancia[26] equivale a la inmediatez o instantaneidad de los efectos de los contenidos. La anulación de la localidad de los contenidos equivale a la delocalización del origen de los efectos así como de los efectos mismos. La inmediatez y la delocalización equivalen a la anulación del espacio. Por su parte, la descentralización del origen de los contenidos no solamente es una forma de la delocalización, sino que también equivale a la destrucción de las jerarquías y, con ellas, de la a) autoridad y b) de la representación: todo individuo tiene a) el poder para generar contenidos y haciéndolo b) se representa él mismo.[27] Adicionalmente, la multiplicación indefinida de los contenidos de la WEB 2.0 conlleva la eliminación de los sentidos generales, comunes, que era expresión de la homogeneidad democrática substituyéndola por la diversificación de lo sentidos, singularizándolos.[28]

 

Si bien ya el teléfono había comprimido la comunicación no solamente en las ciudades y en cada país y entre países, sino en las empresas mismas saltando todas la jerarquías y haciendo obsoletos los protocolos industriales, jerarquizados y secuenciales de comunicación,[29] la WEB 2.0 ligada a los teléfonos móviles y al software personalizado que son las aplicaciones telefónicas digitales, acabó de descentralizar y con ello delocalizar por completo la generación de contenidos, indefinidamente diversificados. Gracia a las redes sociales hoy en día cada usuario en la red es un emisor —así sea de simples likes o retweets— y su ubicación ha devenido irrelevante. Las consecuencias psíquicas de la anulación digital del espacio[30] son devastadoras para las formas tecnológicas mecánicas e industriales y, en particular, para la versión de ellas que es la totalidad de la institucionalidad democrática de gobierno.

 

Los hábitos de lo online chocando con los hábitos de lo offline

 

El tiempo necesario para un tweet o de un retweet es de segundos, pero el tiempo del recambio electoral es de 4 o más años. El tiempo para encontrar la página WEB de una empresa en Google va de segundos a un par de minutos, pero el tiempo para un proceso legal va de meses a años. El tiempo para hacer un match en Tinder es de segundos, pero el tiempo de un cortejo tradicional puede alcanzar meses. El tiempo para hacer una transferencia en la banca móvil es de segundos, pero el tiempo para hacer y realizar un negocio puede alcanzar años. El tiempo para comprar algo en línea es una pequeña fracción del que se requiere para ir a buscarlo a las tiendas. El tiempo que se requiere para pedir comida a domicilio es un par de minutos, pero el tiempo que se requiere para comprar comida y cocinarla es de por lo menos un par de horas.

 

Dichas diferencias temporales provienen de la velocidad de la luz a la que funciona la tecnología eléctrica en general, que es la de la instantaneidad. Materializada como la WEB 2.0, dicha tecnología anula las distancias al tiempo que la interconexión móvil hace irrelevante el lugar para la interacción entre las personas. La crisis de la vieja forma mecánica “un lugar para cada cosa y cada cosa en su momento” generada por los “medios eléctricos” se profundiza, se intensifica con los versión digital de dichos medios. El espacio, en tanto lugar y distancia, es irrelevante para la electricidad en general y para la comunicación electro digital en particular. Pero dado que la WEB funciona en las ondas electromagnéticas que envuelven al planeta, y el celular con sus aplicaciones es móvil, el usuario del smartphone queda condicionado psíquicamente a la irrelevancia del espacio y de los horarios para la interacción digital.[31] La vida online desarrolla y sedimenta hábitos cognitivos y de comportamiento que eliminan de la psique el tiempo y el espacio kantianos como principios de orden sucesivo, “mecánico”. A pesar de los medios eléctricos pre digitales y también de los digitales, el tiempo y el espacio kantianos siguen teniendo un grado de validez no desdeñable pera nuestra vida offline, pero dado que los individuos pasamos cada vez más tiempo interrelacionándonos digitalmente, canalizando nuestros deseos y emociones online, en particular en nuestras relaciones e intenciones políticas, el patrón de la sensibilidad dominante es el del eterno aquí y ahora y configurada en el patrón dual inmediato de la simpatía y la antipatía.

 

El tiempo real, la emotividad y obsolescencia de la democracia

 

El marco espacio temporal para la comunicación política del usuario de las redes sociales es el instante delocalizado, desde el cual se puede exigir cualquier cosa en tiempo real y con la emotividad del comportamiento meramente reactivo, carente de reflexión debido a la presión del flujo imparable de contenidos en tiempo real.[32] De esta forma, las instituciones de origen mecánico, es decir, los procesos electorales, representativos, judiciales e industriales, localizados y secuenciales —“cada cosa en su lugar y en su momento”—, quedan ante exigencias que no pueden cumplir. El resultado es el choque entre la psique entrenada electro digitalmente para la irrelevancia de lugares, distancias, horarios y plazos, y además de capacidades y autoridades, por un lado, y por otro las jerarquías, jurisdicciones, procedimientos y localizaciones de las instituciones democráticas.[33]

 

Debe notarse, además, que en condiciones mecánicas domina el patrón o forma liberal democrática de la tolerancia y la negociación, las que cuentan con sedes, tiempos y protocolos para la exposición, la fundamentación y el acuerdo. Por el contrario, en el flujo del tiempo real, o instantaneidad eléctrica, que anula las distancias y con ello produce el involucramiento emotivo con los demás bajo la forma o patrón dual de “compasión” (simpatía) e “ira o indignación” (antipatía), el individuo digital no está para ni para aclaraciones o exposiciones, ni tampoco para consideraciones o evaluaciones, que es la manera del acuerdo democrático, sino que exige el cumplimiento total de sus deseos —basados en filias y fobias— en el aquí y el ahora —y en su totalidad—. Eso, la eliminación de la gradualidad de la negociación democrática, y su substitución por el maximalismo radical de la exigencia de la mente condicionada a las reacciones y deseos instantáneos propios de la velocidad eléctrica, es el nuevo patrón del hombre con la psique condicionada digitalmente. El maximalismo como patrón político es impermeable a la negociación o la tolerancia. Maximalismo e intolerancia van de la mano y están condicionados por el “involucramiento profundo” que proviene de la eliminación electro digital de la distancia. Se trata con todo esto de una subjetividad profundamente antidemocrática.[34]

 

Un efecto del choque mencionado entre la psique mecánica y la psique electro digital es la obsolescencia de la representación y la autoridad. Los políticos y los directivos de todo tipo, incluidas las jerarquías empresariales, saben perfectamente desde hace décadas que el teléfono llevó a la filtración periodística sistemática, fenómeno que se acentuó con el teléfono celular y que ahora llega al paroxismo con WhatsApp y con Twitter, YouTube, Instagram y TikTok, entre otras redes sociales. Como dice McLuhan, la filtración lleva todo al público amplio, pero con ello hace imposible cualquier negociación calma, serena y fundamentada.[35] Antes de que se acuerde nada por los especialistas y las autoridades, todo ya está en la WEB y se tiene la reacción airada inmediata de las turbas digitales, sin importar qué se discuta o qué se proponga. Los detractores forman una multitud que arrincona y aterroriza a cualquier autoridad respecto de toda medida posible, sin importar cuál sea esta porque siempre habrá una multitud que proteste, de hecho, más mientras menos homogénea sea la población de la democracia de que se trate.[36] La representación parlamentaria o la delegación a especialistas y autoridades deviene imposible  porque en la WEB todo el mundo se auto representa dando su propia opinión airada en un instante y desde cualquier lugar y todo el tiempo. Los tiempos y lugares de la discusión y la negociación, así como la capacidad y la autoridad para ellas, dejan de funcionar ante la avalancha emotiva en las redes sociales marcando la agenda a todos los otros medios que desde hace algunos años son ya “contenido” de la WEB.[37] De esta manera la matriz electro digital total pone en jaque a la institucionalidad y las jerarquías mecánico industriales entre las cuales se cuenta la propia forma democracia, para la cual cada proceso y cada instancia “tiene su lugar y su tiempo”.

 

La psique tradicional y la forma política

 

Frente al choque estructural creciente entre los patrones cognitivos, morales y de comportamiento de la subjetividad instantánea y delocalizada online, por un lado, y la democracia representativa con sus tiempos, sedes y procedimientos sujetos a la espacio temporalidad offline, por otro lado, tenemos la experiencia de las sociedades tradicionales con sus formas sociopolíticas, donde los códigos de honor, de lealtad y de deberes propios de las tradiciones ancestrales escapan hasta ahora de la vorágine de la polarización política occidental.[38] Esto parece indicar, entonces, que los países tradicionales cuentan con los recursos psíquico existenciales para poder integrar armoniosamente la comunicación online, e incluso la IA, con sus propias formas sociopolíticas que o no tienen que ver con la democracia, como en China o en Arabia Saudita, o solo de manera muy superficial, como ocurre en Japón, Corea del Sur o Singapur. Tentativamente podríamos decir que la psique del hombre que está ligado a la familia, el clan, los códigos de honor y lealtad y las complementariedades colectivas, es decir, que no ha pasado nunca por el individualismo de la fragmentación y la seriación mecánica de piezas estándar, homogéneas y repetitivas, puede mantener las diferencias funcionales entre los individuos en un entramado de complementariedades donde la noción de “igualdad” formal occidental no tiene ningún sentido profundo más allá, tal vez, de la sola pertenencia nacional. Bajo tales condiciones la dupla de “involucramiento profundo” consistente en “compasión e ira” o “simpatía y antipatía”, se activa básicamente en la pertenencia a la misma nación o país, es decir, en términos de una unidad social que funciona en principio en el marco de la simpatía, quedando excluida la antipatía sistemática contra cualquiera de los sectores sociales diferenciales pero interdependientes engarzados en una textura de complementariedades donde todos se necesitan los unos a los otros. En este caso la interconexión eléctrica simple y la electro digital, anulan distancias reforzando el “involucramiento profundo” —simpatético— previo, distintivo de todas esas sociedades corporativas basadas en relaciones de complementariedad e interdependencia funcional profunda. Lo que impera, en tales sociedades, a pesar de la diversidad de los elementos funcionales, es la simpatía hacia los pertenecientes al grupo, a la nación. La diversidad y la singularidad[39] son, en estos casos, complementariedad con efecto simpatético entre los complementarios.[40]

 

Así, el hombre conservador tradicional, involucrado en “las redes de la consanguineidad” o, más ampliamente, en las estructuras corporativas de complementariedad, parece poseer las capacidades psíquicas para absorber las tecnologías eléctricas y electro digitales sin que lleven ni al colapso de las estructuras tradicionales, ni a la conflictividad altamente emotiva de la vida pública del individualismo occidental. La clave para la conservación de la psique tradicional que acepta sin más las integraciones diferenciales y las singularidades complementarias, en términos de la simpatía del “involucramiento profundo”, sin generar sistemáticamente antipatías, “involucramiento excluyente” o tribus identitarias al interior de la nación, que son la esencia de la polarización política occidental, parece estar en que los poderes políticos en tales naciones eviten la polarización identitaria propia de las democracias actuales. Para ello el procedimiento es doble y consiste en a) mantener las comunicaciones eléctricas de la WEB 2.0 en el nivel de lo privado, excluyendo la discusión individual de lo político,[41] y b) de mantener centralizada la información política en un puñado de medios de comunicación nacionales, como se hace en Singapur, por ejemplo, Estado que funciona exitosa y armoniosamente como un gran nodo digital.[42] En resumen, es necesario explorar las condiciones de la armonía entre a) la psique tradicional y b) la psique de la comunicación digital, a partir de la exclusión de lo político de la veleidad de la opinión y los sentimientos de individuos carentes de todo entramado social definido de funciones y valores complementarios y de responsabilidades de alcance colectivo. Tal debería ser la tarea de una forma política centralizada basada en la digitalización creciente. De todas maneras la IA apunta hacia un entorno social centralizado y más allá del individualismo.[43]

 

En resumen tenemos que la eliminación electro digital de la distancia genera el “involucramiento profundo”, que tiene en principio la estructura o forma psíquica “compasión e ira” o, formalizando, “simpatía y antipatía”, la cual en Occidente funciona plenamente en ambos sentidos generando la polarización política, mientras que en Oriente funciona en principio solo como simpatía, por lo que ahí no hay tal polarización, sino al contrario una tendencia colectivista que favorece la unidad nacional. Eso significa entre otras cosas que la descentralización, la diversidad y la singularidad promovidas por “lo eléctrico” en general y profundizadas por la digitalización de la WEB 2.0, en Oriente no contribuyen a la destrucción de la autoridad ni a la polarización política,[44] con lo que la psique oriental tradicional es concordante con la psique electro digital, mientras que está en choque estructural con la psique mecánica propia de la democracia liberal representativa.

 

Bibliografía

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  13. _____________________, “Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, II.”, en Reflexiones Marginales, 2022, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-2-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-electrico/ Consultado el 29 de diciembre 2022.
  14. __________________________, “Haidt, el ‘apocalíptico’, la democracia y las redes sociales, III” en Reflexiones Marginales, 2022, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-3-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-digital/ Consultado el 29 de diciembre 2022.

 

Notas
[1] En aras de la simplicidad hicimos una exposición relativamente fluida, dejando para las notas aclaraciones muy importantes del marco teórico que debe ser familiar para todo buen conocedor de McLuhan, pero tales aclaraciones también pueden servir de recordatorio preciso para dicho lector.
[2] Sobre el concepto de mediología cuasi transcendental véase, por ejemplo, el capítulo tres del libro McLuhan y la subjetividad mediática trascendental. Las redes sociales y la decadencia de Occidente, ed. cit.
[3] Soblre la dupla “compasíon o ira” en su relación con los “medios elécricos” véae en particular el trabajo Atrapados entre la emotividad el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia, ed. cit. Señalemos aquí que la simpatía o compasión se siente por quien logra hacerse percibir como “víctima” y la antipatía o ingignación o ira se siente por quién correlativamente es percibico como “victimario”.
[4] Véase los trabajos: Fukuyama y McLuhan: Los Estados Unidos y la detrucción de la identidad nacinal por la identidad tribal. ed. cit., Atrapados entre la emotividad  el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia. ed. cit. Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, I. ed. cit., Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, II. ed. cit., Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, III. ed. cit.
[5] Aquí no podemos detenernos en la teoría mcluhaniana correspondiente, baste con señalar que para McLuhan el Oriente son todas las sociedades cuando aun no atraviesan un proceso intenso de alfabetización, especialmente con base en la tipografía alfabética. A dicho proceso McLuhan le llama “Occidentalización”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 50.
[6] Es importante distinguir entre sublevaciones como las de la primavera árabe, que llevan a la población contra un poder central, por un lado, y la partición de la sociedad misma, de su población, en polos irreconciliables, como ocurre en el caso norteamericano, donde se apunta no a la posibilidad de una sublevación sino literalmente a una guerra civil.
[7] Ver sobre todo el libro McLuhan y la subjetividad mediática trascendental. Las redes sociales y la decadencia de Occidente, ed. cit.
[8] Marshall McLuhan, Op. cit., p. 171. McLuhan mismo tiene otra formulación de la idea un tanto diferente: “‘Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar’ […]” Ibidem, p. 201. E Ibidem, p. 171. La idea es que de acuerdo con la “psique” mecánica (ver abajo) toda cosa está asociada a un lugar y un horario determinado, por eso yo incluyo explícitamente un elemento temporal en mi versión de la fórmula.
[9] Véase Marshall McLuhan: “[…] la mecanización se alcanza mediante la fragmentación de cualquier proceso y ordenando las partes fragmentadas en una serie.” Ibidem, p. 11s. Se trata de “el principio mecánico del análisis en series” Ibidem, p. 152. De la misma manera, “[…] la mecanización de una tarea se ejecuta mediante la segmentación de cada parte de una acción en una serie […]” Ibidem, p. 248. Por supuesto, es el principio secuencial el que equivale a que cada cosa o evento tenga “su lugar y su momento”.
[10] Marshall McLuhan, Op. cit., p. 101.
[11] Véase: “La imprenta, la primera mecanización completa de un artesanado, fracciona los movimientos de la mano en una serie de pasos discretos […]. De esta secuencia analítica vino el principio de la línea de montaje […]” Marshall McLuhan, Op. cit., p. 152, o de las “líneas industriales de ensamblado” Ibidem, p. 94. Por ello McLuhan suele hablar en una tirada de la “prensa y la tecnología industrial” Ibidem, p. 92.
[12] Véase: “Solamente las culturas alfabéticas han llegado a dominar las secuencias lineales conexas como formas omniabarcantes de organización psiquica y social. La ruptura de todo tipo de experiencia en unidades uniformes con el objetivo de producir una acción más rápida y el cambio de forma […] ha sido el secreto del poder occidental sobre el hombre y la naturaleza por igual. Esa es la razón por la que nuestros programas industriales han sido tan militantes y nuestros programas militares tan industriales. Ambos han sido configurados por el alfabeto en sus técnicas de transformación y control consistente en hacer todas las situaciones uniformes y contínuas”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 85.
[13] Ibidem, p. 137.
[14] Ibidem, p. 136.
[15] Con la psique o forma psíquica, se trata de actitudes generales, envolventes, que guían el pensamiento y la acción: “Para comprender tales efectos [de los medios como formas cognitivas, morales y de comportamiento], es necesario considerar a la alfabetización como tecnología tipográfica, aplicada no solamente a la racionaliza-ción de procesos enteros de producción y mercadeo sino también a la ley, la educación y también a la planeación urbana. Hace mucho que los principios de continuidad, uniformidad y repetibilidad derivados de la tecnología tipográfica […] permearon cada fase de la vida comunal. En esas áreas un infante aprende la [forma de la] alfabetización del tráfico y de la calle, de todo coche, juguete y ropa. Aprender a leer y a escribir es una faceta menor de la alfabetización en los entornos uniformes y continuos del mundo angloparlante. El énfasis en la alfabetización es el signo característico de las zonas que aspiran a iniciar el proceso de estandarización que conduce a la organización vidual de trabajo y el espacio. Sin la transformación psíquica de la vida interior en los términos [patrones, formas] visuales segmentados por parte de la alfabetización, no puede haber ‘despegue’ económico que asegure el movimiento continuo de la producción incrementada y cambio e intercambio perpetuamente acelerado de bienes y servicios.” Marshall McLuhan, Op. cit., p. 300.
[16] Como medio o tecnología de acuerdo social, la democracia parte del “condicionamiento psíquico” propio de la forma mecánica según el cual todos los hombres son unidades “homogéneas”, “uniformes”, “estándar”. Sobre esto ver MH. Es apenas sobre la base del “condicionamiento psíquico” para la igualdad formal de todos los hombres que adquieren sentido la votación universal de los ciudadanos de un país determinado y el derecho de todo ciudadano a ser votado. La democracia es una forma alfabética de “control consistente en hacer todas las situaciones sociales uniformes y continuas”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 85.
[17] Si bien en este trabajo resaltamos el espacio, la anulación del tiempo y del espacio como efecto de la velocidad de la luz a la que funciona la electricidad y, con ella, toda tecnología eléctrica, es uno de los tópicos más conocidos en Understanding Media, ya desde el inicio de la Introducción a la obra: “Hoy en día, después de más de un siglo de tecnología eléctrica, hemos extendido nuestro sistema nervioso central […] aboliendo ambos, el espacio y el tiempo en tanto concierne a nuestro planeta […]” Marshall McLuhan, Op. cit., p. 3, de lo que sigue la famosa idea de la “aldea global” Ibidem, p. 35. McLuhan se refiere explícita y repetidamente al “incremento de la velocidad [en el paso] de la forma mecánica a la forma eléctrica instantánea” Idem.
[18] Véase: “La energía eléctrica, igualmente asequible en la granja y en la suite ejecutiva, permite que cada lugar sea un centro […]” Marshall McLuhan, Op. cit., p. 36.
[19] Véase: “Puesto que la energía eléctrica es independiente del lugar o del tipo de operación laboral, crea patrones de [a] decentralismo y [b] diversidad […]” Ibidem, p. 359. En el mismo sentido: “El mensaje de la luz eléctrica es como el mensaje de la energía eléctrica, totalmente radical, ominiabarcante y descentralizado.” Ibidem, p. 9. Nótese que tanto la descentraización como la diversidad son formas o patrones eléctricos. El patrón “diversidad” aparecerá abajo en este texto. Tal patrón es algo con lo que la democracia, que requiere de homogeneidad, uniformidad, repetividad, estandarización, es decir, patrones mecánicos, no puede lidiar.
[20] Véase la referencia de McLuhan a “la interdependencia eléctrica instantánea de todos los hombres en este planeta” Ibidem, p. 137. o a la “total interdependencia con el resto de la sociedad humana” Ibidem, p. 51s. Se trata del “mundo eléctrico de interdependencia total” Ibidem, p. 213. Se trata de que “[l]a interdependencia significa que la perturbación de cualquier parte del organismo puede resultar fatal para la totalidad.” Ibidem, p. 353.
[21] Véase: “Así, la mayor de todas las inversiones ocurrió con la electricidad, que terminó la [forma o estructura de la] secuencia la hacer todas las cosas instantáneas.” Marshall McLuhan, Understanding Media, Op. cit., p. 12. Por eso McLuhan nos habla de “la cualidad instantánea […] de la velocidad eléctrica” Ibidem, p. 26 y también de las “tecnologías instantáneas” Ibidem, p. 34, así como de “nuestra época eléctrica de formas instantáneas […] de interrelación” Ibidem, p. 118.
[22] Véase: “La tendencia de los medios eléctricos es a crear un tipo de interdepenndencia orgánica entre todas las instituciones de la sociedad […]” Ibidem, p. 247. Más claro aún respecto del desplazamiento del patrón o forma mecánica por “lo eléctrico”, tenemos que refiriéndose a que “la alfabetización y la imprenta […] produjeron ese elevado grado de uniformidad social y de homogeneidad de la sociedad que es indispensable para la industria mecánica […]” Ibidem, p. 352, McLuhan continúa diciendo que si rebobinamos esos procesos encontramos que “[l]a electricidad nos compele a regresar hacia atrás nuestro desarrollo mecánico, ya que ella invierte mucho de tal desarrollo. La mecanización depende de la ruptura de los procesos en partes homogéneas pero carentes de relación. La electricidad unifica estos fragmentos una vez más porque su velocidad de operación require un elevado grado de interdependencia entre todas las fases de cualquier operación. Son la aceleración eléctrica y la interdependencia las que han terminado con la línea de montaje en la industria […]” Idem. Pero lo anterior quiere decir que bajo condiciones eléctricas la forma de que “cada cosa tiene su lugar y su momento” deja de ser la estructura o forma dominante de la “asociación humana”, para empezar porque “la tecnología eléctrica” Ibidem, p. 357 genera “nuevas formas de interdependencia instantánea” Idem, con lo que el “condicionamente psicológico” correspondiente respecto del tiempo y espacio mecánicos, también resulta rebobinando – hacia las interdependencias “orgánicas” de la época prealfabética, regreso que aquí no podemos examinar (sobre el asunto véase los dos últimos capítulos de McLuhan y la subjetividad mediática trascendental. Las redes sociales y la decadencia de Occidente, ed. cit.), pero que, en cualquier caso significan una crisis de la subjetividad mecánica. La “interdependencia total” como “hecho inicial” Ibidem, p. 359 opera contra la forma “cada cosa en su lugar y en su momento”.
[23] Marshall McLuhan, Op. cit., p. 35.
[24] Y de las soberanías: “Bajo las condiciones de velocidad eléctrica las soberanías departamentales se han diluido tan rápidamente como las soberanías nacionales.” Ibidem, p. 35s. En realidad se trata de la disolución de las formas mecánicas —industriales— de autoridad. El “patrón jerárquico preeléctrico” exigía “[l]a divición y delegación minuciosa de las funciones y la separación de poderes, normales en la organización militar e industrial” Ibidem, p. 235 y tal patrón con su “autoridad central” Ibidem, p. 96 es el que no resiste los efectos de la electricidad, llevando al “colapso de la autoridad delegada y a la disolución de la pirámide de estructuras administrativas” Ibidem, p. 247.
[25] Recuérdese que, según vimos arriba en otra nota de pie de página, la electricidad está caracterizada por “patrones de descentralismo y diversidad” Ibidem, p. 359. En el caso de la WEB 2.0 la diversidad que deteriora la autoridad de tipo mecánico alcanza niveles dramáticos. Ver los textos excelentes: Martin Gurri, The Revolt of the Public and the Crisis of Authority in the New Millennium, ed. cit. y Sunstein, Cass. #Republic. Divided Democracy in the Age of Social Media, ed. cit.
[26] La cual genera lo que en la Introducción señalamos que McLuhan llama “involucramiento profundo” entre las personas. MArshall McLuhan, Op. cit., p. 9.
[27] Véase: “Por medio de la electricidad en todas partes reanudamos las relaciones de persona a persona como si estuviéramos en la escala pequeña de la aldea. Se trata de una relación profunda [emotiva] y sin delegación de funciones o poderes”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 255s.
[28] Este es el tema que desarrolla Sunstein bajo el concepto de la desaparición de los “intermediarios del interés general” #Republic. Divided Democracy in the Age of Social Media, ed. cit., y que equivale al tema de Haidt de la “fragmentación de todo” “Why the past 10 years of American life have been uniquely stupid”, ed. cit. y en Martin Gurri a “la fragmentación del espejo” The Revolt of the Public and the Crisis of Authority in the New Millennium, ed. cit.
[29] Véase: “[…] el problema encontrado en las grandes empresas, donde ha resultado imposible ejercer la autoridad delegada cuando se usa el teléfono. La naturaleza misma del teléfono, como de todos los medios eléctricos, reside en comprimir y unificar lo que previamente había sido dividido y especializado”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 255. Más detalladamente: “Una de las consecuencias más sorprendentes del teléfono fue que introdujo una ‘red sin fisuras’ de patrones interrelacionados en la administración y en la toma de decisiones. No es factible por teléfono ejercer la autoridad delegada. La estructura piramidal de la división del trabajo y la descripción de los puestos y los poderes delegados no pueden resistir la velocidad del teléfono para circunvenir todos los arreglos jerárquicos y para involucrar profundamente [emotiva y personalmente] a la gente”. Ibidem, p. 271.
[30] Y de la diversificación de los sentidos.
[31] El tema central de Understanding Media es justamente ese: “el medio es lo que importa [the medium is the message] porque la forma o estructura tecnológica, con total independencia del contenido que tramsmita o del uso que se le de, genera un “condicionamiento psicológico” Ibidem, p. 136 en tanto “condicionamiento en patrones” Ibidem, p. 229 cognitivos, morales y de comportamiento, como los señalados, de que la distancia o el lugar son irrelevantes, según quedará más claro en este parágrafo, o bien, en el caso mecánico, de que “cada cosa tiene su lugar y su momento”. En otras palabras, “el medio es lo que cuenta”, porque el medio determina la subjetividad del usuario, su estructura cognitiva, moral y práctica. Este tema ha sido centro de la formalización de tipo kantiano de McLuhan desarrollada por Alberto Carrillo Canán en McLuhan y la subjetividad mediática trascendental. Las redes sociales y la decadencia de Occidente, ed. cit.
[32] Véase: “En la época mecánica ahora en retroceso, muchas acciones podían ser emprendidas sin gran preocupación. El movimiento lento aseguraba que las reacciones se retrasaran por periodos de tiempo considerables. Hoy en día la acción y la reacción ocurren casi al mismo tiempo”. Marshall McLuhan, Op. cit., p. 4.
[33] Véase: “Lo eléctrico […] barre con los especialísimos burocráticos y las descripciones de los puestos […]” Ibidem, p. 253.
[34] Los ahora bien conocidos y llamativos fenómenos del maximalismo intolerante como “cancelación” y como el “¡que se vayan todos!” y, ciertamente, “¡ya, aquí y ahora!”, son formas consititutivas de la psique electro digital, para la cual no existen ni la distancia ni el orden secuencial.
[35] Para empezar, como lo dijo McLuhan ya en Understanding Media, en 1964, la filtración lleva a que toda la comunidad se inmicuya en la toma de decisiones, lo cual, en principio no puede ser nada ordenado, ni razonable, sino más bien cargado de emotividad, más precisamente, de “compasión” y “furia” cfr. Ibidem, p. 254. Se tiene que “[e]l periodista norteamericano compone sus historias en un alto grado mediente el teléfono a causa de la velocidad e inmediatez del proceso oral […]” Ibidem, p. 214, y gracias a la filtración, en ese entonces básicamente telefónica y de ahí al diario se tiene que “[…] a la velocidad eléctrica es totalmente inevitable […]” que “[…] la sociedad entera quede involucrada en el proceso de toma de decisiones […]” Ibidem, p. 203. De hecho, “[e]n la medida en la que se incrementa la velocidad de la información, la política tiene la tendencia a que los votantes se alejen  de la representación y la delegación y se acerquen al involucramiento inmediato de la comunidad entera en los procesos de toma de decisiones […]” Ibidem, p. 204, es decir, la democracia liberal representativa tiende más bien a análogos de la democracia directa, tan pasional y por lo mismo tan influenciable como lo es por parte de los demagogos. McLuhan saca ya entonces, 1964, la conclusión de que “[v]elocidades reducidas de la información hacen indispensables la delegación y la representación […]” Ibidem, p. 204, pero, y esto es lo fundamental, “[c]uando se introduce la velocidad de la luz en una tal organización representativa y delegada […]” esta resulta una “organización obsoleta” Idem. En otras palabras, bajo condiciones simpelmente eléctricas la democracia tiende a la obsolescencia, lo cual se agudiza en condiciones específicamente elcctro digitales.
[36] Según McLuhan, contrariamente a la “homogeneización social” como presión de la “tecnología mecánica e industrial” Ibidem, p. 316, son la “[…] sigularidad y la diversidad lo que puede ser fomentado como nunca antes bajo condiciones eléctricas […]” Idem, y resulta evidente que si entre los singulares y diversos la antipatía deviene un factor importante, como ocurre en los muy diversos EE UU de hoy en día, entonces la diversidad en tanto falta de homogeneidad es fuente de conflicto, de polarización social. El fenómeno actual de las “cámaras de resonancia” en tanto expresión digital de la polarización social se potencia por efecto de la falta de homogeneidad social. Tema desarrollado detenidamente en los trabajos: Fukuyama y McLuhan: Los Estados Unidos y la detrucción de la identidad nacinal por la identidad tribal. ed. cit. Atrapados entre la emotividad  el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia. ed. cit. Al, La “antipolítica” (Naím) y las redes sociales (Schettino) o de por qué el liberalismo no tiene perspectiva. ed. cit. McLuhan, Hegel, El automóvil y la identidad. ¿Por qué la democracia está condenada? ed. cit. Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, I. ed. cit., Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, II. ed. cit., Haidt, el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales, III. ed. cit. Ciertamente, la representación y la delegación son formas políticas en las que lo que impera es la tolerancia y la disposición a la negociación, pero, en Occidente son justamente tales formas de la democracia represenativa las que han devenido obsoletas a la par que los individuos se auto representan haciendo valer por todo lo alto sus filias y fobias en relación con sus singularidades y diversiades. Las antipatías, combinadas con las simpatías, son, “bajo condiciones eléctricas”, es decir, de anulación de la distancia y el consiguiente “involucramiento profundo”, un factor dominante y determinante de la polarización.
[37] Esta, la WEB, es su transcendental tecnológico, es decir, su condición tecnlógica de posibilidad (cfr. Kant).
[38] No se debe confundir las sublevaciones y motines contra gobiernos ineficientes —por la razón que sea— con la división social que es la polarización en Occidente, típicamente entre “derecha” e “izquierda” o “conservadores” y “liberales” en el caso de los EE UU. Un indicio de la polarización en prácticamente todo el Occidente desarrollado es el uso cada vez más común de las expresones “extrema derecha” y “ultraizquierda”, las cuales, parecen tender a crecer erosionando al “centro”.
[39] Por ejemplo de las cabezas de familia, de la madre china, del jefe del clan, del monarca o de los representantes del partido.
[40] La dupla eléctrica señalada por McLuhan de “compasión e ira”, que se puede formalizar como “simpatía y atipatía” intensas, conlleva lo que en todo Understanding Media McLuhan menciona solamente una vez, el “involucramiento excluyente en las redes de la consanguineidad” Ibidem, p. 215, que es propio del “colectivismo tribal” Idem. Ese involucramiento es incluyente, positivo, respecto de los propios, los miembros de la tribu, o del grupo extendido hacta la nación; es simpatético hacia estos, pero es “excluyente”, negativo, antipatético respecto de los extraños. La idea entonces, es que en las sociedades tradicionales, que son por necesidad intensamente colectivistas y auto referenciales, hay poco espacio, si es que alguno, para el “involucramiento excluyente” respecto de los propios. Sin embargo, en Occidente, basado desde hace siglos en el individualismo, la simple existencia de opiniones diferentes (ver el estudio de Menczer en Atrapados entre la emotividad el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia. ed. cit.) y, sobre todo, la heterogeneidad social elevada, como es el caso de los EE UU, generan “involucramiento excluyente” al interior de la nación, es decir, antipatías, internas, llevando al ahora famoso fenómeno de las “tribus identitarias”, que expresan de manera directa la polarización en dicho país y otros más. Sobre esto véase la amplia discusión en Fukuyama y McLuhan: Los Estados Unidos y la detrucción de la identidad nacional por la identidad tribal. ed. cit., o la versión amplia del mismo texto, de próxima aparición.
[41] Para una discusión detenida de los conceptos de “lo político” como “lo público” por oposición a “lo privado” véase Los chalecos amarillos, Trump y la antipolítica. Segunda parte, ed. cit.
[42] Sunstein se refiere a “la política israelí de un solo canal” (#Republic. Divided Democracy in the Age of Social Media, ed. cit.) televisivo y señala que si bien es “obvio” que eso no es posible —dice él— en una sociedad democrática, “‘[…] lo que es menos obvio y más interesante son las consecuencias no buscadas de tal política: a los dos años de su inauguración ‘casi todo el mundo veía casi todo en el canal monopolístico … Más aún, la experiencia compartida con frecuencia generó conversación cruzando las divisiones ideológicas … [E]l espacio central compartido de las noticias televisivas y los asuntos públicos, constituyó virtualmente una plaza pública.’ Una lección es que una democracia ‘puede ser mejorada, más que obstaculizada, mediante la reunión de sus ciudadanos en un solo espacio púbico reservado para recibir y discutir reportes confiables sobre los asuntos del día.” (#Republic. Divided Democracy in the Age of Social Media, ed. cit.) Es claro, entonces, que una centralización de la información (confiable) puede tener un efecto de intercambio de ideas en vez de un efecto polarizador, como ocurre en occidente con la “diversidad” indefinida de fuentes de noticias descenralizadas que genera división altamente emotiva en una nación.
[43] Si bien la tecnología eléctrica es descentralizadora en Occidente, en particular al combinarse con el individualismo, en el caso “oriental”, es decir, en las sociedades corporativas, con un bajo grado de individualismo y poderes altamente centralizados, la tecnología eléctrica puede adquirir también un carácter centralizado con solo y que el poder político así lo decida, como lo muestran las emisoras nacionales de radio y TV. El “carácter orgánico de la tecnología eléctrica” (McLuhan), en realidad deja poco espacio al individualismo aunque favorezca la diversidad y la singularidad, en este caso como complementariedad. Es decir, en vez de polarización, parece posible tener, justamente, complementariedad con un alto grado de armonía entre los diversos. Véase La forma tecnológica y la forma política. El caso de la IA, de próxima aparición.
[44] Piénsese en el caso de la singularidad, del individuo excepcional, en el caso oriental y en el occidental, digamos, Xi-Yinping y Elon Musk. En Occidente Musk es figura pública, eso quiere decir no que es conocido sino que está en el centro del choque político. Lo “político” es “lo publico” y, siguiendo a McLuhan, “lo público” es lo escandaloso, lo sórdido, lo que es el mal que afronta la comunidad. Musk está en la esfera de lo público y por eso es figura de disenso, objeto de “simpatía y antipatía” (ver Alberto Carrillo,  Los chalecos amarillos, Trump y la antipolítica. Segunda parte. ed. cit.), pero por su lado, Xi-Yingping es una figura ampliamente respetada, es figura de “simpatía”, de unidad y no de confrontación. En otras palabras, la singularidad en Oriente es integradora, mientas que en Occidente la singularidad es “pública”, es elemento polarizador. El fenómeno principal es que en Oriente simplemente no existe la esfera “pública” en sentido mcluhaniano, que es la lo turbio, el escándalo, lo sórdido, que conlleva víctimas y victimarios o “agentes del mal”. La esfera “pública” o “política”, es una cosa propia de Occidente, y ahí está la polarización política y el deterioro de la autoridad y del relato común.

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