Elon Musk, Hume, los memes y el moralismo woke

 

 

Resumen

 

Partiendo de un llamativo pequeño incidente mediático, este trabajo esboza la crítica del moralismo occidental en su conjunto, centrándose en la del moralismo woke como subclase actualmente dominante del moralismo occidental. En la primera sección tratamos el incidente mediático de marras y en la segunda recurrimos a Hume y a la teoría memética para fundamentar la crítica de todo el moralismo occidental, incluida la subespecie del moralismo woke, dominante por mucho hoy en día en Occidente.

 

Palabras clave: Metafísica, Hume, memética, wokismo, Occidente.

 

 

Abstract

 

Starting from a small media incident, this work outlines the critique of Western moralism as a whole, focusing on woke moralism as the currently dominant subclass of Western moralism. In the first section we deal with the media incident in question and in the second we turn to Hume and to memetic theory to base the critique of all Western moralism, including the subspecies of woke moralism, which is largely dominant today in the West

 

Keywords: Metaphysics, Hume, memetic, wokism, West.

 

“Todo lo que es podría ser de otra manera.” Hume

“Lo que es es racional.” Hegel

 

Partiendo de un llamativo pequeño incidente mediático, este trabajo esboza la crítica del moralismo occidental en su conjunto, centrándose en la del moralismo woke como subclase actualmente dominante del moralismo occidental. En la primera sección tratamos el incidente mediático de marras y en la segunda recurrimos a Hume y a la teoría memética para fundamentar la crítica de todo el moralismo occidental, incluida la subespecie del moralismo woke, dominante por mucho hoy en día en Occidente.[1]

 

 

§1. Musk, Wikipedia y el moralismo woke devenido la moralidad occidental

 

Hacia el 19 del mes de septiembre corriente empezó a circular en X, antes Twitter, un breve fragmento de un video de una entrevista a Elon Musk en el que se registra el siguiente diálogo.

 

Musk: “(…) como en Wikipedia, Usted sabe, … Hay cosas raras, la historia se escribe por los vencedores, sin embargo, si quedan vivos no pocos perdedores y disponen de mucho tiempo libre, estos editan Wikipedia [risas]”. El anfitrión: “La historia es escrita por la gente que tiene más editores.” Musk: “Sí, yo digo, Usted sabe, los perdedores disponen de mucho tiempo y dicen, ¿qué puedo hacer?, y editan Wikipedia [risas], literalmente.”[2]

 

Como podía esperarse, tal fragmento de diálogo, independientemente del contexto más amplio del mismo, dio lugar a una reacción en las redes sociales. Ya el mismo 19 de septiembre en X circuló el X-tweet de Ian Miles Cheong en el que se muestra la pretensión en Wikipedia de eliminar la entrada “Los archivos de Twitter”:

 

“Wikipedia está votando sobre la eliminación de la entrada Los archivos de Twitter de Elon Musk porque los editores la han considerado como una ‘nulidad ciudadana’ que “no es notable” porque los medios no le dan suficiente cobertura.”

 

El X-tweet está acompañado de una captura de pantalla con un fragmento de la discusión del asunto entre editores de Wikipedia.[3] Independientemente del resultado de la votación para eliminar la entrada “Los archivos de Twitter” de Wikipedia, resulta muy significativo que sean precisamente los editores de Wikipedia, es decir, cualquier persona interesada lo suficientemente en una entrada cualquiera como para editarla, los que decidan si se elimina la entrada o no. Lo significativo de esta votación está, justamente en el poder de los “editores” en una plataforma como Wikipedia: un conjunto de abierto, indefinido, de personas desconocidas, que, en este caso vota sobre un contenido. Para considerar esto regresamos ahora al examen del diálogo de Musk y su anfitrión sobre Wikipedia.

 

El video del diálogo es extremadamente interesante porque apunta a algo que verdaderamente está ocurriendo, a saber, que “hoy en día la historia no la escriben los vencedores sino los perdedores.” El contexto dado por la confrontación del wokismo y de gente que se auto comprende liberal, como Andrés Oppenheimer y muchos otros, que antes veían a Musk como un campeón del progresismo y ahora ven en él a “un hombre horrible que corrió a los controladores del discurso de odio en Twitter”,[4] es el de la tan comentada polarización política en los EE – UU y, de hecho, sería un trabajo interesante el de recapitular la historia de la confrontación de los progresistas contra Musk, que alcanzó una cúspide con la compra de Twitter por parte de Musk. Sin embargo, tal ruta nos desviaría del interés que tienen las declaraciones de Musk sobre Wikipedia. Lo importante en este sentido es que en la sociedad dominada por los medios electro digitales, especialmente los de comunicación, han brotado y siguen brotando “perdedores” de muy diferentes tipos. Conceptos vagos, pero resonantes como los de “privilegio”, “opresión”, “exclusión”, se suman a otros anteriores como los de “patriarcado”, “racismo”, “colonialismo”, “fascismo”, etc., en la configuración de lo que John Robb llama “patrones cultivados” que solo necesitan un “disparador” para generar amplias perturbaciones en las redes sociales y, por tanto, en los medios tradicionales.[5]

 

El patrón perturbador más formal y, por lo tanto, más amplio, el más cultivado en su formalidad, es el de la división social entre “víctimas” y “victimarios”. Este patrón, ya sin el recurso a la vieja idea marxista de “clases sociales”, es la dualidad conceptual omnipresente en Occidente de “víctimas” y “victimarios”. Las “víctimas” concuerdan con otras varias expresiones según el país y el lenguaje, como “los más vulnerables”, “les plus frágiles”, “the oppressed”, etc. Se trata de una terminología flotante, de gran formalidad, que es aplicable para los “perdedores” reales o percibidos de cualquier situación, incluso la simple competencia por un puesto laboral, pasando por el acceso a la salud o la vivienda, sin faltar desventajas tan específicas como tener alguna discapacidad o un cuerpo poco atractivo, incluso, ser infértil, y no se diga cosas como no poder lograr salarios elevados que otros sí pueden alcanzar, o carecer de una educación universitaria. En el entorno mediático electro digital, toda diferencia sociodemográfica o psicológica que sea una desventaja para alguien es estilizada con facilidad a una forma de “opresión”, “exclusión”, “discriminación”, etc. para ser explotada políticamente por el activismo woke.[6] Por supuesto, “excluidos” particularmente prominentes serían las mujeres y los grupos étnicos, entre otros más, como los LGBT. Según el conjunto de patrones woke cultivados en la comunicación pública, todos esos elementos serían las “víctimas” del hombre blanco, patriarcal y, por consiguiente, también heterosexual. Las “víctimas” y todo el conglomerado conceptual que las envuelve articulan la figura retórico-ideológica con la que operan los activistas y también los simples adherentes de lo que en la actualidad se conoce como wokismo. Debe tenerse en cuenta que el wokismo es cultivado sistemáticamente tanto por los activistas que pretenden representar a las “víctimas” siendo parte de ellas, como por los blancos universitarios, en especial de ingresos medios y altos, que en la medida en la que son woke – es decir, están “despiertos” o tienen “conciencia crítica” –, se presentan abierta y entusiasta, militantemente, como “aliados” de las “víctimas” de todos los tipos. Tales blancos dicen auto reconocerse como privilegiados y tratan de expiar su privilegio culposo con su activismo woke.

 

Habiendo determinado a los “perdedores” a los que se refieren Musk y su anfitrión en el breve fragmento de video referido, podemos ahora combinar a Musk y a su anfitrión. Musk habla de los “perdedores”, es decir, de las “minorías” “excluidas”, “débiles”, etc. Su anfitrión agrega a los “editores” de Wikipedia y Musk retoma la idea. Recapitulando, resulta claro que los perdedores son las minorías “víctimas” y que tanto los activistas entre ellas como los activistas blancos culposos son los “editores” de Wikipedia a los que se refiere el diálogo reportado. En todo caso, los activistas mediáticos, sean “víctimas” o “aliados” de las mismas, realmente invierten tiempo en su activismo, ya sea online u offline, y a su activismo en línea publicando en redes sociales, generando contenidos de todo tipo para ellas, un grupo de ellos agrega la muy particular actividad de editar la Wikipedia según los “patrones cultivados” (Robb) de la retórica woke. En todo caso, los editores “que disponen de mucho tiempo” – no solo para editar la Wikipedia, sino para un activismo mucho más amplio – son los activistas de las “minorías excluidas” y sus aliados blancos educados. Quede por determinar de cuál de estos grupos proviene la mayor parte de los activistas y de los editores.

 

Se tiene, pues, que en la época de los medios electro digitales, las “víctimas” escriben la historia, tanto más si, como es el caso, encuentran muchos “editores”; estos son, precisamente, los “aliados”, los que justamente son los adalides de la “corrección política” que hasta hace un par de años era el término que vino a ser, más que complementado, substituido por el de wokismo. Entonces, en el entorno electro digital, caracterizado por la hipersensibilidad buenista – dogooderism –, presta a solidarizarse compasivamente con toda “víctima”, en dicho entorno, las “víctimas” y sus “aliados” escriben la historia, es decir, generan los contenidos mediáticos audiovisuales y textuales con la pretensión a documentos del acontecer de las “víctimas”, lo que vale no solamente para Wikipedia, sino que abarca la reformulación de contenidos historiográficos a escala verdaderamente nacional en los EE – UU. No solo se trata de la orientación woke dominante en los contenidos de las plataformas digitales, sino de los contenidos de la totalidad de la matriz comunicativa, es decir, de todo lo que en Occidente circula como “información” “pública”, de interés de la polis. Como un botón de muestra particularmente llamativo y significativo tenemos el caso expresamente historiográfico, devenido abiertamente activismo político, del Proyecto 1619, lanzado por el New York Times en 2019, en ocasión del cuatricentenario de la introducción de esclavos negros en los EE – UU. El proyecto está dirigido expresamente a reescribir la historia del país norteamericano y sus logros como el resultado de la “opresión racista sistémica”, lo que lleva a la idea de que todos los logros de la nación norteamericana, por ejemplo la derrota de los alemanes en Sicilia en la 2GM o los logros de la carrera espacial, de una u otra manera fueron posibilitados, por el esclavismo norteamericano.[7] Por supuesto que un caso supremo de la historia escrita por los “editores” de los perdedores, sus “aliados”, lo encontramos con la guerra en Ucrania, caso en el que los perdedores tienen a la matriz mediática occidental completa dedicada en cuerpo y alma a estilizar a los ucranianos a simples “víctimas” de los malvados rusos. Sin solución de continuidad, el buenismo o moralismo político se convierte en buenismo o moralismo geopolítico.[8]

 

 

 

 

No está de más hacer aquí el señalamiento general de que el fenómeno del buenismo, la hipersensibilidad occidental actual, es la “psique” (McLuhan) que empezó a ser condicionada en dicha sensibilidad con el “medio eléctrico” del telégrafo. McLuhan da dos ejemplos supremos del “efecto” psíquico del telégrafo. Uno en la guerra de Crimea, ocasión en la que los primeros partes de guerra en tiempo real hicieron que la “furia siguiera a la furia”[9] en el público inglés, compadecido con sus soldados y furioso contra sus oficiales por la indolencia de estos. El otro, la aparición, a partir también de la Guerra de Crimea, de Florence Nightingale, creadora de la enfermería profesional y quien por primera vez en la historia corporificó personalmente lo que puede ser llamado el síndrome de la compasión por todos los males del mundo,[10]por lo que McLuhan la llama “la primera cantante de la aflicción humana a través del cable telegráfico”[11] En ese marco se inscriben otros efectos específicos de los “medios eléctricos” (McLuhan), digamos, de la TV y el radio, en el caso de la lucha por los derechos civiles de los negros en EE – UU o, a nivel internacional, el de las protestas por la Guerra de Vietnam.[12] Todas estas erupciones de la compasión con las “víctimas” de algo, sin embargo, no podían llevar más que a respuestas offline, las cuales siempre son limitadas al lugar y al momento.

 

La “revolución digital”, con el paso de los medios eléctricos en general a los medios específicamente electro digitales, centralmente la WEB 2.0 y las redes sociales, significó el cambio radical en el que los consumidores de contenidos mediáticos dejaron de ser simples consumidores para pasar a interactuar con dichos contenidos y, especialmente, a generar ellos mismos contenidos mediáticos, los cuales, además, pueden ser almacenados y “editadosindefinidamente, con lo que la documentación histórica deja de ser “documento” para devenir en work in progress permanente, como son las entradas contenciosas de la Wikipedia. El activismo por las “causas” del mundo, las que fueran, por “la aflicción humana”,[13] dejó de ser la mera respuesta offline para convertirse en la reacción inmediata, y siempre en marcha, online bajo el peso del flujo imparable e improcesable de contenidos en tiempo real. Entonces el buenismo, con su compasión flotante por esto, por aquello y por todo, pasó a ser pugnacidad digital permanente. En la dupla localizada por McLuhan en la guerra de Crimea, “compasión o furia”,[14] la furia, que antes se quedaba solo en protestas callejeras, en la quema de una parte de alguna ciudad y la destrucción de zonas urbanas más o menos definidas, pasó a ser el temple social online, es decir, se convirtió en instantánea, delocalizada y permanente. El receptor de un contenido es ahora, activo, de manera tal que aquello que compadece, por lo que se conmisera, lo lleva inmediatamente a una reacción de indignación o furia activa online, en la WEB. El buenismo hipersensible, en cuanta hipersensibilidad condicionada por los medos eléctricos, evolucionó a pugnacidad permanente, por esto o por aquello, es decir, al margen del contenido, devino una pugnacidad flotante, a la búsqueda de un “disparador” (Robb), y hoy en día los “disparadores” sobran. Toda “diferencia” o “desventaja” que permite delimitar una “minoría”, una “tribu”, es inmediatamente estilizada a “exclusión”, “opresión”, “discriminación” del grupo tribal en cuestión – definido por todo tipo de cosas, hasta por ser infértil –. En el ambiente electro digital, el fenómeno insuperable de la heterogeneidad sociodemográfica y psicológica de las sociedades occidentales es la base de la pugnacidad de los que en su heterogeneidad sociodemográfica o psicológica están en desventaja real o percibida. La hipersensibilidad devino, necesariamente, por condicionamiento mediático, pugnacidad, más exactamente, compasión y autocompasión pugnaces. El wokismo es el “efecto” (McLuhan) concentrado y omniabarcante de la pugnacidad electro digital.

 

El fragmento de video que comentamos es excepcional porque apunta con claridad prístina a que el entorno electro digital, en este caso el simple nodo constituido por la Wikipedia, gracias su característica abierta – open source: todos por igual pueden escribir y editar indefinidamente – construye un gran fake histórico. Los “editores” o “aliados” de los grupos de “perdedores” – o que se estilizan como tales – tienen mucho tiempo para editar entradas de Wikipedia de acuerdo con la hipersensibilidad dominante, que es la formalmente mítica de la lucha del bien contra el mal, lo cual, por supuesto, no tienen nada que ver con el temple que es condición de posibilidad de la ciencia historiográfica. De hecho, Wikipedia ha devenido toda una constelación de mini proyectos 1619 respecto de cualquier tema que involucre a unas tribus de “excluidos” que logran crear la percepción de que sus integrantes son perdedores “víctimas” de alguien o algo.[15] Es por ello por lo que el entorno digital, con su mentalidad pugnaz constituida por la dupla “compasión” por las “víctimas” e “indignación” devenida “ira” contra los “victimarios”, es el reino de la hipersensibilidad victimista, que genera la polarización política dominante en el Occidente, anteriormente liberal democrático, y amenaza con llevarlo a la debacle.[16]

 

El fenómeno de los editores woke de Wikipedia se replica de manera resonante en la casi totalidad de la matriz mediática occidental, en la que la tendencia a lo que John Robb llama la Gleichschaltung, en tanto característica central del totalitarismo fascista,[17] es muy evidente bajo la égida del moralismo que se indigna por todo y apoya cuanta causa logra presentarse como “justa”; intelectuales e instituciones – igual que ocurrió con el fenómeno Hitler en Alemania – se “alinean” o “ajustan” (Gleichschaltng) en la misma dirección o temple hipersensible victimista. Con ello, la conmiseración o compasión ha devenido la más alta de las virtudes, pero dista mucho de ser la apacible, quieta bondad cristiana, porque el entorno electro digital, la dimensión de los influencers y los demagogos digitales, especialistas en encender el descontento, la indignación, el odio y la ira, es el ambiente de pugnacidad permanente. Por ello la conmiseración woke es woke = “despierta”, justamente, militante, transida de indignación e ira como correlato omnipresente de la conmiseración con las “víctimas” de algo o alguien. La dupla psíquica dominante es compasión con las “víctimas” e indignación y furia contra los “victimarios”. A diferencia del cristianismo, los woke exigen castigo aquí y ahora, en la Tierra y en el instante, es decir, en tiempo real, como corresponde a la forma online de la mentalidad social que vive permanentemente en la “ahoridad todo inclusiva”,[18] que justamente por la interrelación eléctrica global, incluye a todas las “víctimas” de la Tierra.[19] El dulcificado y calmo moralismo cristiano quedó atrás y ahora tenemos a los Social Justice Warriors delocalizadamente anidados en las redes y desde donde dan el salto a lo offline. La furia online se traduce con facilidad en la furia de disturbios offline – como en el caso de los chalecos amarillos en Francia –. Con ese temple social resulta comprensible que en Occidente la historia se escriba desde el moralismo de “los buenos y los malos”, la “bondad y la maldad”, en general los enemigos del bien. Ser compasivo y justiciero es la marca del moralismo militante terrenal que remite por lo menos hasta Marx, ese gran moralista cuyo lema fue “transformar al mundo” pretextando una necesidad científica de hacerlo.

 

La visión moralista de la política, de la geopolítica, y de la historia, el moralismo histórico que, por ejemplo, parte no simplemente de que la democracia es un medio o tecnología – una “extensión del hombre” (McLuhan) –[20] para alcanzar el acuerdo social y por tanto de gobierno, sino que eso lo lleva a que la democracia es “buena”, “correcta”, “superior” – “un bien en sí misma” –, en términos morales, es lo que predomina en Occidente.[21] Es central entender que predomina no en una versión orwelliana, sino huxsleiana: no es que el moralismo, es decir, el buenismo, le sea “vacunado” a la gente por el Deep State o por Soros, o los think tanks, por algún tipo de Big Brohter, sino que las masas occidentales aman, literalmente, ser moralistas, entenderse a sí mismas como “buenas”. El moralismo es la “epistemología” (Postman) de todos los “medios eléctricos”, la “psique” (McLuhan) hipersensible condicionada por ellos.[22] Los medios eléctricos, especialmente con su carácter audiovisual, que a) lo lleva a uno a ser testigo de lo que se ve – realmente de manera sensorial – como desgracia de algo o de alguien y b) eso en tiempo real, es decir, cuando la desgracia es actual, queda en el presente definido este por el hecho de que todavía se puede hacer algo sobre la desgracia del caso la cual no ha quedado en la simple historia, estos medios, decíamos, que lo tienen a uno en calidad de cuasi testigo presencial de toda desgracia de toda “víctima”, son la condición de posibilidad, el transcendente de la dupla de la hipersensibilidad buenista “compasión por A e ira contra B”. Insistimos, se trata de una conmiseración muy diferente de la cristiana, la conmiseración digitalmente condicionada – en el tiempo real y delocalizada es radicalmente pugnaz, vindicatoria, vengativa, especialmente porque los agitados emocionalmente – online y offline – no esperan que la vindicación o restitución, “la justicia”, sea con respeto a normas y procedimientos, característicos del Estado de derecho liberal, sino que su deseo y su voluntad es que ocurra “aquí y ahora” de manera fulminante.[23] El activista de las redes sociales y sus seguidores esperan una “justicia” instantánea, al clamor de las “tendencias” en las redes que se imponen a la matriz de los legacy media en su conjunto. La pugnacidad woke propugna siempre unajusticiade tipo no liberal, es decir, metalegal, en el aquí y ahora de lacancelacióndisparada digitalmente. Se trata del linchamiento en el vocinglerío digital, que de ninguna manera excluye llegar al linchamiento offline.

 

La “justicia social” ha devenido cada vez más el núcleo de la “corrección política”. Ambas son la “evidencia”[24] de la época. El moralismo digital metalegal es la “región”[25] dominante de la vida social, en términos del mismo Schmitt, aquella de “lo político” sin más, es decir, la esfera desde la que se define al “amigo” y al “enemigo”.[26] Se trata de un patrón cognitivo omniabarcante. Así, por ejemplo, en términos del moralismo dominante el “amigo” es la democracia el “enemigo” es la autocracia. Se polariza el mundo en buenos y malos, los ucranianos son “buenos” – suponiendo que los ucranianos quieren y pueden establecer una democracia liberal, lo cual es tan dudoso como la democracia mexicana o la turca, por ejemplo –, mientras que los rusos, los chinos, los coreanos del norte, los iraníes, etc., y los que simplemente sean neutrales y no tomen partido “alineándose” – Gleichschaltung – contra los “malos”, también ellos mismos son, necesariamente, “malos” automáticamente. Son parte del enemigo al que hay que destruir en cuanto haya oportunidad.[27] Justamente la moral como esfera social dominante en Occidente es el resultado de la interrelación eléctrica global, que nos hace, según McLuhan, “(…) portar a la humanidad como nuestra propia piel (…)”,[28] de lo que a muchos les da por convertirse en “cantores de la aflicción humana”. La aldea global de McLuhan no resultó ninguna aldea, sino en un conjunto de divisiones políticas de amigo – enemigo tanto a nivel nacional en Occidente, como a nivel geopolítico, es decir global.[29] Precisamente, la moralización de la política, el que la moral resulta la esfera dominante de la vida social, muestra que el liberalismo en realidad es un walking dead. De la moralización del mundo no resultará nunca más que la catástrofe, como en las guerras religiosas. Por lo pronto tenemos el llamativo espectáculo de la polarización política en los EE – UU, la cual no cede ni un ápice, pero si se profundiza todos los días.

 

La reacción de los editores de Wikipedia contra Musk buscando cancelar la entrada “Los archivos de Twitter”, confirma el temple social de hipersensibilidad moralista alrededor de una vaga “justicia social” que, piensan los woke, sería necesaria en la sociedad liberal occidental en tanto esta sociedad ha devenido para los moralistas nada más que un complejo de capas o modos difusos, indefinidos, de “opresión”, “exclusión”, simple y llanamente “injusticia social”. Sin embargo, la palabra “justicia” en su ambivalencia entre lo jurídico propiamente dicho y el mero sentimiento moral tiene un estatus similar de ambigüedad entre lo jurídico y lo moral que la palabra “libertad”. En todo caso, ambas son, como podría decir Foucault, “epistemes históricas” – guías de orientación en el mundo – que no remiten a ninguna necesidad constitutiva de lo humano, ni respecto del hombre individual ni de la sociedad. Simples memes u objetos culturales, la “justicia” y la “libertad” no son más que realidades históricas circunstanciales que remiten a modos de ser transitorios pero que no designan ninguna característica necesaria de una fantasmagórica naturaleza humana, esencial transbiológica o meramente espiritual. Son simples posibilidades circunstanciales de la existencia humana, como lo son todos los objetos culturales, en particular las moralidades.

 

Lo único esencial del humano es su naturaleza animal, la cual incluye la historicidad, es decir, la posibilidad no de la historia concreta efectivamente acaecida y acaeciente, sino simplemente la forma de un suceder variable, no genético, no natural, sino memético, histórico social. La historicidad es el carácter circunstancial, no necesario, memético, de toda forma social, incluidas las tecnologías e ideologías.[30] Todas son simples posibilidades en un mar indefinido de posibilidades de ser humano, ninguna necesaria en su concreción histórica circunstancial. Nada cultural social, en su concreción fáctica, es necesario, esencial, sino solo posible sobre la base biológica.

 

El hombre científico es, sin embargo, la única posibilidad de entender a la naturaleza misma, incluida la verdadera naturaleza del hombre, que es su naturaleza biológica, la cual incluye la simple forma de la historicidad. Empero, la excelencia de la relación científica del hombre con la naturaleza no quiere decir que la ciencia garantice el arribo a una forma social concreta, específica, que no sea presa de la historia, que sea la “verdadera” forma social, es decir, que no sea meramente histórico circunstancial. Por lo tanto, la ciencia es la ciencia, pero no define la moralidad, aunque la ciencia se corresponda con la moral de la objetividad y la neutralidad, la moral discursiva de la república de las letras.

 

El teorema de Pitágoras es de validez transhistórica, pero su realidad como contenido mental proposicional puede desaparecer si desaparece la subforma social que es el modo científico de ser. A pesar de su validez lógico formal universal transhistórica, el teorema puede ser olvidado, como resultado de la posible desaparición del modo de ser científico.

 

Por lo que hace a las ciencias de la naturaleza, incluida en particular la ciencia de la única esencia humana que es la biológica, esa biología peculiar que es la del ser, un conjunto indefinido de potencialidades históricas singulares, esas ciencias, describen la naturaleza natural, tal cual es, al margen de toda historia social y están sujetas solamente a la historia natural, tanto de la especie humana como del universo en su dinámica, la cual es totalmente independiente de las formas sociales y, por supuesto, de toda moralidad. Aunque en el caso de la naturaleza biológica humana esta puede cambiar de manera natural, es decir, de acuerdo con la biología humana, como efecto de formas sociales. Por ejemplo, como efecto de la subciencia biológica de la genética. Por supuesto que la forma social puede tener como efecto cambios biológicos como es el hombre débil y afeminado, característico de la forma psíquica de la hipersensibilidad social contemporánea, efecto a su vez de las formas tecnológicas electrodigitales.[31] En este caso se trataría de un proceso artificial de selección genética dentro de la propia especie humana que arroja las variedades culturales, históricas, transbiológicas de lo humano. Lo que estaría operando aquí serían los memes – los objetos culturales – sobre la selección de los genes. De la misma manera que el meme constituido por la ornamentación selecciona ciertas especies de plantas florales, el meme constituido por el hipermoralismo contemporáneo selecciona hombres afeminados y mujeres masculinizadas, agresivas, por lo menos mientras otros memes no puedan imponer una contratendencia o mientras la sociedad no colapse desde dentro o por la competencia con sociedades rivales.

 

En conclusión, de esta primera sección del trabajo, la libertad y la justicia son antes que nada formas mentales, patrones cognitivo-morales, correlacionados, posibilitadores de formas sociales solamente históricas, no legaliformes por no ser naturaleza biológica. En tanto formas sociales, la libertad y la justicia son meramente históricas, ninguna esencia humana, lo mismo que la ciencia, y no se diga la democracia, forma intensamente circunstancial en tanto especificación o materialización de la historicidad, siendo la esencia biológica del hombre la condición de posibilidad natural de aquella, la historicidad como variabilidad humana transbiológica. En tanto formas sociales, la justicia, la libertad, y también la verdad, son formas mentales circunstanciales, sin que eso disminuya en lo más mínimo la excelencia señalada de la verdad de las proposiciones como contenido mental del ser científico, excelencia por abajo de la cual quedan las formas mentales justicia y libertad, democracia, derechos humanos de toda laya, etcétera.[32] De la historicidad de las formas sociales como simples memes, se sigue que todo pensador que esencializa la libertad o la justicia incurre en un moralismo metafísico. Precisamente, lo que tenemos que examinar ahora son las pretensiones metafísicas del moralismo y para eso recurriremos al supremo antimetafísico Hume y a elementos centrales de la ya aquí aparecida teoría de los memes.

 

Empezamos la sección anterior viendo que el moralismo en su versión auto victimizante y “solidaria” lleva a la “edición” o selección de los contenidos mediáticos desde la pugnacidad woke, pero además el wokismo se legitimiza a sí mismo como moralismo que implícitamente supone la existencia de una moralidad superior, “correcta”, de alguna manera “verdadera” que, claro, él mismo corporifica. Contra tal pretensión traemos ahora a la liza la crítica antimetafísica de Hume y la peculiar historicidad inherente a la teoría memética.

 

 

§2. Hume y la ética como metafísica de la moral

 

Por supuesto, en la base de todo lo anterior está el grandioso, supremo antimetafísico Hume – por cierto, el edificio dedicado a él en Edimburgo fue cancelado, por los moralistas woke –. Hume es el más grande de los filósofos por haber demostrado lógicamente que todo lo que es podría ser de otra manera, es decir, no es necesario que sea como es y, de hecho, que ni siquiera es necesario que sea, aunque él mismo se guarde de decir esto último que para su época habría sido la herejía más grande salvo la negación de Dios; el cristianismo en tanto metafísica de la moral dominaba en Europa incontestablemente.[33] El mero factum brutum de la indeterminación lógica del ser en su modalidad real, lo demostró Hume en relación con la naturaleza. La estructura de la naturaleza no es necesaria. La naturaleza toda y en todos sus elementos y todas sus relaciones podría ser de otra manera. Una forma moderna de verlo es que las constantes universales que determinan la forma última de la naturaleza como es, y que por tanto son el transcendente de la biología, la condición de posibilidad de las especies tal como son, esas constantes últimas que son la base transcendente, la condición a priori de posibilidad de todo lo existente, son lo que son y como son sin necesidad lógico-deductiva de que sean ni de que sean como son. No existe la razón de ser de tales constantes. La naturaleza no es contingente, pero de todos modos no es necesaria en ningún sentido, ni de que sea ni de que sea como efectivamente es. Hume demuestra, pues, respecto de la naturaleza, que todo lo que es, podría ser de otra manera, no hay necesidad lógica de que sea como es, es decir, no se puede demostrar mediante ningún razonamiento que tenga que ser cómo es, ni siquiera que tenga que ser. La metafísica, el “sueño metafísico”, como la llama Kant, es que se puede saber sobre la realidad de la naturaleza – que es – y cómo es, a priori, es decir antes de la naturaleza misma, con independencia de que es y cómo es; se trata del sueño metafísico de que es posible saber sobre la naturaleza sin consultar a la naturaleza, es decir, sin la experiencia de que algo es y cómo es. La idea metafísica se concentra en la demostrabilidad lógica de la necesidad de que algo sea. Empero, no hay una metafísica de la naturaleza, dado que la naturaleza no es lógica, no tiene carácter deductivo, no se puede demostrar ni que sea necesaria ni que tenga que ser como es. Sin embargo, las leyes de la naturaleza y sus leyes son. Esta realmente existe, y también las leyes naturales existen, la naturaleza existe con sus leyes o como sus leyes y lo que es, es posible según tales leyes, pero de ninguna manera necesario. Ni la naturaleza ni sus leyes, el cómo de la naturaleza, son necesarios. Lógicamente, nada impide, pues, que la naturaleza no exista ni que exista como otro conjunto de leyes como transcendente a priori de las facticidades que la experiencia encuentra en ellas. Lo que es no es necesario, ni tampoco que lo que es sea como es.

 

Sin embargo, la naturaleza es legaliforme, es en sus leyes o con sus leyes, por eso, aunque no sea necesaria, aunque no haya una metafísica o fundamento a priori de la naturaleza en ninguna necesidad lógica, la naturaleza no es contingente, obedece a leyes, aunque ni ella ni sus leyes sean necesarias. Que la naturaleza no es contingente quiere decir que sin que sea necesaria, sus leyes son la condición de posibilidad no necesaria de los contenidos de la experiencia, de los facta bruta. Las leyes naturales no son necesarias, pero en tanto a priori de la experiencia de lo que es, de todo lo que es y como es, lo real en su concreción no es contingente, porque tiene como su a priori, es decir como su condición de posibilidad a la legaliformidad de la naturaleza.

 

Ahora bien, si no hay una metafísica de la naturaleza, menos aún hay una metafísica de la sociedad. Eso significa en especial que una ética como fundamento de la moralidad es imposible.[34] Si la naturaleza no tiene que ser como es, menos aún hay una moralidad que tenga que ser. La sociedad, el hombre con todo y su moralidad, no está sujeto a ninguna necesidad lógica, pero tampoco a una legalidad no contingente como la natural. La forma social es memética, es decir, los tipos de entes sociales son útiles, funcionales en términos meméticos, o sea en términos de una circunstancialidad en la que la forma social, toda forma, sea la que sea, es positiva, conveniente, para la supervivencia del grupo que la tiene. Los memes, o sea, las formas y los objetos sociales, no son ni necesarios, ni no contingentes, sino circunstanciales, es decir, son facticidad histórica, sin más fundamento que su conveniencia, del hecho empírico de que sirven al hombre para sobrevivir. La facticidad histórica, la circunstancialidad o contingencia de todo lo social en su conveniencia concreta, es el carácter memético de lo social, de todos los objetos culturales, no meramente naturales.[35]

 

La biología, los genes, están en el fundamento de los memes, es decir, de todos los (tipos de) objetos culturales, pero no en una relación de necesidad, sino solo de posibilidad que se realiza o no de acuerdo con la conveniencia en la circunstancia, es decir, de la contingencia de la conveniencia característica de lo memético. Así, el sexo humano es necesario para la especie en el sentido de la legalidad no contingente de la naturaleza, tal sexo es una legalidad biológica, es decir natural. Aunque se generalizara el modelo sueco de la mujer que se autoinsemina con el kit de un aplicador vaginal de semen y el semen mismo que se entrega por paquetería a la puerta de su vivienda, aunque se llegue al útero artificial en el que se implante óvulos, la última Thule de Simone de Beauvoir y del feminismo emparentado con ella, los gametos sexuados seguirían siendo necesarios para la reproducción humana. En última instancia, según la legalidad natural, no necesaria pero tampoco contingente, se necesita del óvulo y del esperma, aunque se lograra desarrollar el andrógino autofecundante, el “elle” biológico, el único “elle” que sería real, biológico, y no un puro rapto de la subjetividad individual que exige reconocimiento social. Tal “elle” natural, el andrógino, tendría por a priori, como su condición de posibilidad, a la legalidad natural, aunque fuera una creación social; sería una forma social con fundamento en la forma natural de tipo biológico. Pero para ello tal “elle” en tanto (tipo de) objeto cultural sería una forma social conveniente para la continuidad de la especie y sería un factum brutum en tanto entidad posible biológicamente y, por tanto, biológica. El andrógino no tendría ningún fundamento metafísico, sería solamente una posibilidad conveniente, un meme, si bien basado en los genes. La legalidad, no necesaria pero no contingente de la naturaleza biológica, estaría en la base de la existencia conveniente y contingente del andrógino. Ese es el modelo de todo meme, el ser una conveniencia circunstancial con base en la legalidad natural, es decir, una contingencia histórica sujeta a la no contingencia de la naturaleza, a su vez, esta, la naturaleza, no necesaria.

 

La legalidad natural de la reproducción sexuada es la forma, el a priori empírico no contingente, lógicamente no necesario él mismo, pero sí naturalmente necesario para la continuidad de la especie. Eso determina que el grupo humano en tanto forma es una legalidad puramente natural, biológica, lógicamente no necesaria pero tampoco contingente. Dejando de lado al andrógino, que sería una nueva especie, la especie homo sapiens solo puede existir como alguna forma grupal. De esta aprioricidad empírica, no necesaria pero tampoco contingente, de la forma grupo, depende la continuidad de la especie, empezando porque el sexo se da entre gente en un grupo. El sexo de grado cero podría ser la fecundación del óvulo por el esperma en un dispositivo tecnológico a partir de bancos de esperma y bancos de óvulos, y eso, aunque el grupo fuera la humanidad entera –que es la pretensión de la fantasía de la contemporaneidad –. En todo caso, la no contingencia de la forma de grado cero del sexo, como la fecundación tecnológica, sería no solo un posible resultado natural, sino también un resultado social: nada menos que la forma matrimonio de grado cero. Con ello, con la tecnofecundación, el sueño feminista beauvoiriano sería un factum brutum social, pero solo si fuera una conveniencia memética, es decir, un (tipo) de objeto que coadyuvara a la continuidad de la especie regulada a priori por la forma grupo, sea la forma grupal que sea, desde Lot y sus hijas hasta la humanidad entera.

 

Lo mismo vale para toda forma matrimonio, en tanto forma socialmente conveniente o meme, objeto cultural, para el acceso de los espermas a los óvulos. La formalidad no contingente del matrimonio se especifica contingentemente en cualquier tipo de matrimonio, pero cada tipo tiene un sentido memético, es decir, es un posible que deviene (un) real meméticamente, como una posibilidad conveniente. El experimento mental del matrimonio de grado cero, muestra que el matrimonio en tanto mera forma de la práctica social del sexo no corresponde a ninguna concreción moral específica. La forma matrimonio es, pues, una forma propia de la biología legaliforme del humano, que requiere del grupo en el seno del cual se da el encuentro sexual, así sea el de grado cero. Sin embargo, toda práctica o forma concreta del matrimonio, no es necesaria, sino contingente, es una práctica social cuyo fundamento, está más allá de la biología, y radica única y exclusivamente en que tal práctica es conveniente y posible en la circunstancia histórica del grupo. Es frecuente que en diferentes especies los machos animales respondan a la legaliformidad natural y se maten entre sí para acceder a las hembras. En la biología de tales especies no está prefigurada la posibilidad de la variable social del matrimonio, aunque formen grupos y por ello se les llame animales sociales. En sentido estricto se trata de prácticas naturales propias de la legalidad no necesaria pero tampoco contingente de la naturaleza. En el caso discutido no se trata de una práctica social, porque una práctica social debe tener la variabilidad contingente de la circunstancia. La variabilidad evolutiva es meramente natural. Aunque las especies varíen de manera indefinida generando nuevas especies, la variación correspondiente no es la variabilidad de una práctica social. En el caso animal se trata de la variabilidad natural de los genes, variabilidad que en sí misma como forma variabilidad es no contingente por ser una ley biológica. Por el contrario, la variabilidad del matrimonio es contingente sujeta a la conveniencia memética de la circunstancia histórico social.

 

Así pues, el matrimonio, como arreglo o practica social, es una legalidad natural de la especie. La posibilidad animal originaria de la lucha por las hembras de la especie humana dentro del grupo como práctica meramente biológica, es decir, no memética sino genética, no es una práctica conveniente porque debilita al grupo originario, cercano a la animalidad pura, en la lucha entre grupos en lucha entre ellos por los recursos, como ocurre entre las bandas de chimpancés. Por ello, lo que resulta conveniente para el grupo humano es el matrimonio como sexo, con la forma de diferentes prácticas convenientes para el acceso a las mujeres, ampliamente variables, concreciones históricas contingentes regidas por la no contingencia de la biológicamente necesaria reproducción sexuada. El matrimonio es necesario biológicamente pero su concreción es circunstancial, según una conveniencia circunstancial entre otra muchas posibles. Es posible decir que la práctica matrimonial es lo primero que convierte a la manada en clan familiar. El matrimonio como tecnología o medio social de reproducción, con todo lo que formalmente necesite, como el lenguaje, es la dimensión fundante de la socialidad en tanto propiamente humana. Marca el paso de la manada animal al clan.

 

Si bien el matrimonio como regla para el acceso del semen al óvulo es necesario naturalmente – en una necesidad que podría no serlo, porque ninguna ley natural tiene la necesidad del fundamento lógico –, su concreción es memética: se trata simplemente de una conveniencia en una circunstancia histórica. Aunque el matrimonio pase de una simple práctica social espontánea a ser codificado de jure, como la práctica de acuerdo legal, no hay ninguna práctica matrimonial que sea la “correcta”, la “verdadera”, es decir, la “moralmente superior”. Solo se trata una práctica social de facto o de jure que es conveniente y posible en la concreción o circunstancia histórica. Es decir, el matrimonio es un meme y por eso ni siquiera tiene la “verdad” de la necesidad biológica natural en su no contingencia genética, sino solo el carácter circunstancial, histórico, de la conveniencia memética. A fin de cuentas, la naturaleza es no contingente, aunque sea genéticamente, y por tanto legaliformemente, variable, mientras que la socialidad y todos sus elementos son históricos y por tanto contingentes, meméticamente variables. Se trata de la diferencia entre la no contingencia de la a su vez no necesaria variabilidad genética, por un lado y, por otro, de la mera circunstancialidad histórica de la variabilidad memética.

 

La discusión anterior demuestra que toda moralidad está sujeta al carácter memético, que es el de una falta de la necesidad propia de la verdad lógica o de la verdad científica que descubre – no deduce ni explica – la legalidad natural. Toda forma social concreta, todo objeto cultural, todo ítem social, como los instrumentos tecnológicos, la ciencia, el arte, la religión, las teorías de todo tipo, los mitos, la democracia, los derechos humanos, toda moralidad, es transbiológica, pero es solamente un meme, es decir, carece tanto de la necesidad lógica como de la legaliformidad científica. Es puramente circunstancial en términos históricos. Por eso todo meme, todo ítem social, no tiene nada que ver con el concepto de verdad y, en su definición desde la mera conveniencia circunstancial, dada la diferencia o variabilidad de las circunstancias, ninguno tiene tampoco el carácter de “superior” en un sentido ético metafísico – transempírico, según alguna fantasmagórica “naturaleza espiritual” del hombre –. A lo más, un meme alcanza el carácter de más conveniente que otro en una sociedad dada en una circunstancia definida. La bondad de un meme es solamente su conveniencia para la reproducción del grupo social en el que surge o que lo adopta. Se trata de una bondad eficiente, pragmática; justamente se trata de la bondad memética, la cual no es otra cosa que simple conveniencia histórico circunstancial, que no tiene absolutamente nada que ver con una fantasmagórica “superioridad moral, por fin descubierta y válida para todos los tiempos y lugares”, como es la validez del teorema de Pitágoras.

 

Es tan absurdo decir que entre las zapatillas de tacón y las chancletas alguna de ellas es moralmente superior, como es absurdo decir que la democracia liberal es moralmente superior al esclavismo, por ejemplo. Ni aquella ni este son superiores ni inferiores el uno al otro, porque ambos poseen una bondad meramente memética. En su circunstancia histórica, ambos son bondadosos, es decir, convenientes para el grupo que los adopta o instituye. Si existen, cada uno en su circunstancia, quiere decir que son posibles y a su vez esto quiere decir que son convenientes para el grupo respectivo en su circunstancia histórica. En este caso se trata de memes inconmensurables bajo el criterio de la bondad memética, ya que se trata de circunstancias históricas muy dispares, empezando porque refieren a grupos muy diferentes. Por el contrario, si en “uno y el mismo” grupo se impone la democracia universal de sus miembros contra el esclavismo, o viceversa, ahí sí, en la circunstancia común para ambos memes, el que se impone demuestra con ello poseer una bondad memética superior, sea el que sea el meme que se imponga. No hay un criterio exterior, ajeno a la circunstancia, acorde con la legalidad natural o determinado metafísicamente desde fuera de la naturaleza, en una fantasmagórica “realidad espiritual”, que determine a priori, fuera de la circunstancia del grupo, que alguno de los dos, la democracia universal o el esclavismo, es superior y el otro inferior. Ahora bien, el ejemplo anterior es ficticio porque en la democracia ateniense y el esclavismo se dieron juntos, claro, tal democracia no consideraba como ciudadanos a sus esclavos. En realidad, en Atenas ambos memes se coordinaron, no chocaron entre sí, ya que la ateniense fue una democracia que se basó justamente en cultivar el esclavismo. Ambos, la democracia restringida que excluía a los esclavos y el esclavismo fueron durante aproximadamente 200 años una buena dupla memética.

 

Para la analogía entre los genes como elementos biológicos y los objetos sociales conceptualizados como memes, el caso básico no es la articulación o coordinación de unos memes con otros, sino lo contrario, la competencia entre ellos, como la competencia entre los genes. La idea es que, si un objeto cultural existe, es, quiere decir que, de manera contingente, no necesaria se impuso a otros, simplemente porque al grupo social del caso, en su circunstancia, el meme que se impuso le representaba una mayor ventaja competitiva que otros desplazados. Volviendo a nuestro caso inicial, el del matrimonio, se tiene que todas las formas históricas o instituciones matrimoniales en tanto medio o tecnología para el acceso de los hombres a las mujeres, todas, tienen la legaliformidad biológica, no contingente, de su lado, pero en la circunstancia históricamente dada una forma de matrimonio resulta para un grupo más conveniente que otras posibles, aunque todas resuelvan el problema biológico, no contingente, de la continuidad del grupo social a partir de la reproducción sexuada que exige, legaliformemente, el acceso del semen al óvulo. Podríamos decir que ya para grupos sociales más o menos amplios, el matrimonio, como “regla” o conjunto de reglas para la relación reproductiva entre los sexos, tiene muchas posibles variaciones, pero dada la circunstancia solo una de tales posibilidades es la más conveniente, lo cual es históricamente contingente.

 

Se tiene, entonces, que si bien la sexualidad humana es un fenómeno natural legaliforme, el matrimonio es transnatural, queriendo decir esto, que, estando basado en la no contingencia de la legalidad biológica, está sometido a variabilidad de la conveniencia memética, la cual es contingente. Pero la legalidad natural no es necesaria lógicamente, es decir, no hay ninguna metafísica de la naturaleza, sino que la naturaleza es solamente natural, es decir, carente de necesidad o fundamento a priori en su fundamento y estructura. Además, la variabilidad memética ni siquiera tiene la legaliformidad de lo natural, sino que solo posee la bondad de la conveniencia memética como condición de su existencia. Por lo tanto, el ejemplo del matrimonio nos muestra que para ningún conjunto de prácticas sociales, ya sea fácticas, reales. O simplemente ficticias, pensadas en tanto ideal, existe ninguna ética como explicación o deducción, una supuesta moralidad metafísica transhistórica por fin descubierta de una fantasmagórica superioridad moral de dichas prácticas sociales. Toda moralidad es meramente memética, carece en su concreción de necesidad lógica y de no contingencia natural, y está caracterizada por la contingencia histórica memética, que es la de la conveniencia temporal, meramente circunstancial, de toda socialidad concreta. Las pretensiones de transhistoricidad metafísica como fundamento de lo social son justamente un momento derivado del sueño metafísico destruido por Hume para el caso de la naturaleza. Como lo sugerimos en el caso de la pregunta metafísica de por qué es el ser y no más bien la nada, desde Hume resulta que dicha pregunta no tiene sentido porque es transempírica, porque pretende demostrar la necesidad de que algo sea, pretensión de demostración que puede ser teológicamente pero no empíricamente necesaria. Sin embargo, Hume mismo no se confronta con la teología y su moralidad inherente. De la misma manera, dejando la fantasmagoría metafísica del ser antes que la nada, en el caso de un pensador tan agudo como Hume, es difícil suponer que no se diera cuenta de la extensión antimetafísica, prácticamente obvia, de su planteamiento a la esfera de lo social visto como moral. No es nada descabellado suponer que también en este caso Hume haya ejercido la autocensura frente al peligro de la moralidad religiosa con pretensión de fundamento teológico y, por tanto, metafísico.

 

Si nada de lo que es, es necesario, un razonamiento análogo nos muestra que la libertad, la igualdad, la justicia, la democracia, la ciencia y todo lo social son meramente meméticos, es decir simples realidades que en su concreción están dotadas de una conveniencia histórico circunstancial, la cual, por lo demás, no tiene por qué ser permanente. Suponer, por ejemplo, que la libertad o la igualdad o la democracia son formas a partir de un momento dado necesariamente permanentes, es incurrir en otra de las falacias destruidas por Hume, a saber, la de que se puede demostrar que el futuro tiene que ser como el presente o el pasado. De hecho, eso, el absurdo de pensar que el futuro tenga que ser como el presente es uno de los aspectos de la demostración de Hume de que todo lo que es podría ser de otra manera. Si tuviera que ser como es, entonces el presente nos mostraría cómo sería el futuro. Justamente, el comprender que todo lo que es, podría ser de otra manera, equivalente a comprender que ni el pasado ni el presente determinan el futuro: lo que hoy es de cierta manera, no tiene por qué ser de esa misma manera el día de mañana; es más, aun siendo hoy, no tiene por qué ser mañana. Por supuesto, en el caso de la moralidad no se trata aquí de que una catástrofe de algún tipo puede acabar con una sociedad dada, sino de algo tan simple como el que las conveniencias de los grupos humanos son tan variables como para que ninguno de los “valores” humanos transbiológicos sea algo más que contingente. Los hoy en día tan traídos y llevados “valores occidentales” son tan meméticos como cualesquiera otros. No hay el no natural, sino metafísico “fin de la historia”: ni liberal, ni marxista, ni hegeliano, ni ningún otro. La historia no es ningún desenvolvimiento hacia una etapa de validez moral metafísica, es decir, ni transbiológica, ni transmemética. El hombre es un ser de conveniencias meméticas, no de valores transhistóricos, o si se prefiere, todos los valores que no son actitudes meramente genéticas son ellos mismos meméticos no necesidades metafísicas a priori.

 

Tenemos, pues a Hume a la segunda potencia: nada de lo que se tiene que ser y todo lo social es contingente, meméticamente. Nada social, incluida la moral, escapa a la contingencia histórica, todo ello es meramente circunstancialmente conveniente. La naturaleza biológica es el dominio, variable pero no contingente en su variabilidad, de los genes. La socialidad, la cultura en su conjunto es el dominio de los memes, es decir, de los facta bruta convenientes para la reproducción humana. La necesidad de las formas sociales es meramente su practicidad o funcionalidad circunstancial. Apenas en este sentido podemos hablar de una necesidad, es decir, como necesidad memética, de cualquier socialidad concreta, empezando por la institución del matrimonio, pero llegando a todos los demás objetos culturales, incluidos el Estado, la nación, la religión, la ciencia y la tecnología en su conjunto. Todo eso no reposa en ninguna necesidad del “espíritu humano” al margen de la historia. Toda forma social tiene una “necesidad” solamente memética, que se demuestra por la realidad, por la existencia de dicha forma en tanto nodo de una estructura social relativamente estable durante el periodo histórico que es su circunstancia. Tal circunstancia puede ser “breve” o “larga”, pero en ningún caso puede llegar a ser transhistórica como lo es la legalidad natural, la cual, de por sí, no es necesaria. Es decir, no existe en absoluto ninguna necesidad de una moralidad concreta o particular, ni existente ni figurada. La ética como proyecto de fundación metafísica de la moral es parte del “sueño metafísico” que ha sido tan caro a la filosofía occidental.

 

Nótese que la variabilidad históricamente contingente de los memes no tiene nada que ver con el relativismo nihilista del postmodernismo, para el cual el concepto clave no es la conveniencia, sino la mera convención en tanto acuerdo de facto o de jure gratuito. Recordando a Hegel con su famosa frase en su Filosofía del derecho de que “lo que es real es racional”, la cual era algo como una afrenta para el joven revolucionario Marx, tenemos que Hegel se refiere a la necesidad puramente memética de las formas sociopolíticas, es decir, para Hegel toda forma política que en un momento dado existió o existe, tiene su sentido, su “racionalidad” o fundamento en el hecho de que tal existencia es debida a que tal forma sirvió para algo en términos político sociales – sin importar que Hegel integre las formas políticas en una sucesión que sería, vista a posteriori, el “devenir de la idea o espíritu absoluto” –. Es decir, en contra del pseudo cientificismo, del racionalismo de la historia marxista, que pretende una racionalidad necesaria del devenir histórico – así sea sobre la base de la “estructura económica” –, la frase de Hegel no remite a ninguna pretensión a necesidad lógico-deductiva de las formas político-sociales, sino remite a la característica memética de dichas formas. Si se establecen es porque han tenido el sentido de una “racionalidad” o “necesidad” memética, es decir que en su contingencia histórica toda forma social u objeto cultural ha sido conveniente para el grupo social correspondiente. Eso, claro está, justifica en particular la existencia del Estado prusiano o de los estados burgueses en general, lo que hace que Marx se rasgue las vestiduras por el “carácter reaccionario” de la filosofía del derecho hegeliana. Pero precisamente la idea de la racionalidad consistente en la necesidad de una forma en el marco de la variabilidad memética de lo político, es incompatible no solo con el racionalismo marxista de un devenir histórico necesario, según la pretendida necesidad histórica de la lucha de clases a partir del necesario “desarrollo de las fuerzas productivas”. La racionalidad memética de las formas sociales también choca de frente con el relativismo postmodernista, según el cual la variabilidad es un asunto de “epistemes” sin más origen que alguna “convención” o conjunto de reglas sociales arbitrario. Para el relativismo postmodernista lo mismo da un conjunto de reglas que otro, todos son gratuitos. Lo que impera respecto del postmodernismo y la posición memética es la diferencia fundamental entre convención arbitraria, salida de la nada, sin fundamento alguno, y la conveniencia memética, contingentemente fundamentada en la no contingencia de la legalidad biológica. La variabilidad memética tiene su fundamento en la necesidad empírica pero no contingente de la naturaleza. Una forma memética es acorde con la necesidad genética de la reproducción social, lo cual supone, como bien lo ve Hegel en su “historia del espíritu” pensada a posteriori, que toda forma memética puede dejar de ser conveniente para dicha reproducción y desaparecer, incluso con todo y el humano que se aferre a ella a pesar de haber devenido una forma inútil, no conveniente. A lo más puede tratarse de una forma memética marginal neutral, es decir, que no contraviene a la legaliformidad genética, es decir, que no dificulta la continuidad biológica del grupo social de que se trate. Pero los memes y las articulaciones estructurales de los mismos no son reglas gratuitas, sino entidades útiles, convenientes para el grupo social del caso.

 

En tanto pretensiones de necesidad, superioridad, o de ser entidades con “verdad” o superioridad metafísica, la libertad, la igualdad y la justicia y sus posibles adminículos como la democracia y los derechos humanos de raigambre liberal y los de laya progresista woke, son meras ficciones fantasmagóricas, fantasías de la estirpe del “sueño metafísico” kantiano. Los moralistas de toda estirpe son víctimas cognitivas de sus propias ficciones, pero quieren realizarlas en la humanidad entera, en la medida en la que son militantes ideológicos. Por eso los moralistas son el fenómeno humano más peligroso que existe. En la actualidad ese fenómeno está constituido por la humanidad occidental moralista woke. El Occidente actual con sus pretensiones pseudo democráticas wokes – en realidad liberales – es un peligro para el mundo, tanto como lo fue el marxismo con su moralismo a modo de cientificidad de la historia, o como lo han sido las religiones militantes, con celo por la conversión. Ciertamente, el moralismo mismo es un meme, un modo de ser histórico y por lo tanto contingente, en tanto meme tiene su conveniencia o utilidad para el grupo que lo impulsa, que es la de hacerlo poderoso frente a otros grupos, someterlos a la moral específica del ideólogo moralista del caso.

 

El simple moralismo, pero con pretensiones metafísicas, es una marca de la filosofía, que en tanto disciplina de la ética hace la pregunta por el ser “bueno”, “justo”, a priori, incluso como ética política, que se pregunta sobre el “gobierno justo” presuponiendo a la manera metafísica que eso puede deducirse o mostrarse al margen de la experiencia. Este moralismo se encuentra especialmente en el moralismo disfrazado de cientificidad o de verdad que es el marxismo, y también tenemos el moralismo liberal y el posmodernismo, este último que justamente por moralista deviene wokismo con su pugnacidad inherente.

 

El moralismo ha alcanzado una cúspide, tal vez su cúspide, con el wokismo como episteme de la ofensa (grievance) y la indignación (outrage). Por cualquier paja en el ojo, el occidental promedio salta ofendido e indignado, rasgándose las vestiduras, y vive en una actitud de pugnacidad permanente, que simultáneamente le ofrece consuelo en un mundo “injusto” y “defectuoso” que “hay que transformar” (Marx, Tesis sobre Feuerbach, hoy en día “hacer del mundo un lugar mejor”, o bien el anglicismo “marcar o hacer la diferencia”, postmodernismo, “deconstruir el poder”, versión Vattimo “crear anarquía” para lograr “áreas de libertad”).[36] Es precisamente la pugnacidad moralista, transida de “indignación” por la “ofensa”, lo que le demuestra al moralista que él mismo es “bueno”, sin perder, claro, la posibilidad de hacer aspavientos de su indignación para que todos los “buenos” vean que él es “bueno”. La forma política misma de la “indignación” por la “ofensa” es un meme, conveniente para existencia de las tribus “minoritarias” de “víctimas” “ofendidas” y “oprimidas” en la forma de la “exclusión”. Esa actitud es en cada caso concreto el tribalismo con una consanguineidad solamente ficticia descrito por John Robb.[37] Ese moralismo que Occidente chorrea por todos los poros y cultiva obsesivamente se convierte en institucionalidad, es decir, en práctica social, de jure, incluso constitucional, antiliberal y también en organismos de vigilancia con procedimientos punitivos antiliberales, lo cual hoy en día, con la obsolescencia creciente de la institucionalidad democrática liberal, lleva a que los organismos de vigilancia y punición también sean cuasilegales y, claro, radicalmente antiliberales.[38] Ahí hay que contar a las “declaraciones de propósito” y los “códigos de ética” que son tendencia hoy en día y que están cargados de moralismo DEI (diversity, equity, inclusion), y hay que contar a los organismos persecutorios basados en los códigos de ética de toda institución “incluyente” y que llegan hasta la instrucción a sus miembros de utilizar lenguaje “correcto”. Con esa panoplia instrumental, por lo menos parcialmente metaconstitucional, la institución del caso demuestra y se convence así misma de que es “buena”, “correcta”, woke, es decir, “señaliza” – la mayoría de las veces sin que nadie se lo pida sino motu proprio, en lo que Robb llama la Gleichschatlung fascistoide institucional – que es una institución adherida “nueva cultura” DEI y promotora de la misma. El wokismo es un moralismo militante con pretensiones metafísicas de moralidad superior y por tanto “verdadera”. A pesar de su circunstancialidad y contingencia, el moralismo woke tiene pretensiones de metafísica ética. El conjunto indefinido y creciente de las proposiciones woke conlleva la inconsciencia de quienes las blanden como arma política de su contingencia como forma social e, ignorando la legalidad natural no necesaria pero no contingente, los indignados proferentes de dichas proposiciones saltan hasta la ética como metafísica de la moral.

 

Toda metafísica de lo social es un meme cuya contingencia tiene conveniencia dulcificadora por autoafirmativa para el grupo social correspondiente. Gracias al meme de la idea metafísica de la moral configurada por sus filósofos, el Occidente vive complacido en un conjunto dado de formas político-morales meméticas con base en el hecho de que la naturaleza memética de las formas sociales queda oculta. Mientras que en el Oriente tradicional el meme es la simple aceptación colectiva de lo socialmente conveniente encerrado en el meme de la tradición, el Occidente vive encerrado en la metafísica de la moral como meme de una verdad necesaria. El Occidente es inmanentemente moralista, militante. Por ello, el Occidente está atrapado en su sociedad y su moralidad entendidos metafísicamente en términos de “el fin de la historia”. El Occidente, a diferencia de su vertiente del moralismo comunista, no pretendió descubrir “el hombre nuevo”, pero sí haber descubierto a la “persona humana superior” – Dios no libre de decir el “humano” porque caeríamos en el “patriarcado” que “invisibiliza” no a “la” mujer, sino a “las” mujeres, dado que son “diversas” y ahora se trata de ser “persona inclusiva” –. En cualquier caso, el Occidente es un manojo de proyectos moralistas militantes. Contra Hume, el Occidente vive bajo la maldición de comprenderse siempre como “superior” moralmente. Para Occidente el resto del mundo consta de zonas a civilizar, llenas de salvajes, pecadores, malvados o misóginos, homófobos y autoritarios y no demócratas, por lo que se siente con el derecho y la misión de civilizarlas a cañonazos y con proyectos de reeducación.[39] Uno de los ejemplos más patéticos fue el proyecto de occidentalización de Afganistán, pero el de desmembrar a Rusia y el de cercar a China son todavía más soberbios y desmesurados y tienen el mismo fundamento de una fantástica metafísica militante de “la moral superior por fin descubierta”.

 

 

§3. Conclusión

 

No existe la moral superior de las víctimas” … ni ninguna otra

 

Como conclusión de las dos secciones presentadas, podemos decir simplemente que el moralismo de todo tipo, en particular el wokismo, carece totalmente de justificación racional para las ampulosas pretensiones de moralidad superior con las que juzga a todos sus “enemigos”, internos y externos, es decir, la presunción y desprecio con el que los woke juzgan a los no woke en Occidente mismo y también al mundo no woke que está fuera de Occidente. Lo mismo vale para el liberalismo, el cual, aunque es la ideología occidental en retroceso frente al ascenso del wokismo en el entorno de los “medios eléctricos”, continúa pretendiendo representar formas políticas y sociales “superiores moralmente”.[40] En sus pretensiones de superioridad moral, el liberalismo, el marxismo, el postmodernismo y el wokismo son solamente versiones del sueño metafísico destruido desde su raíz por el sumo filósofo Hume. Toda moralidad y toda jurisprudencia son memes, es decir magnitudes históricas sin ningún fundamento más allá de su conveniencia grupal circunstancial. Lo mismo vale para objetos culturales como la libertad, la justicia, la igualdad, los derechos humanos, los de las “minorías”, etc. Son memes y como tales circunstancialmente variables, carentes de toda necesidad inconmovible.

 

 

Bibliografía y abreviaturas

 

  1. Carrillo Canán, Alberto J. L., “Fukuyama y McLuhan: Los Estados Unidos y la destrucción de la identidad nacional por la identidad tribal”, en Reflexiones Marginaleshttps://reflexionesmarginales.com/blog/2021/11/30/fukuyama-y-mcluhan-los-estados-unidos-y-la-destruccion-de-la-identidad-nacional-por-la-identidad-tribal/, 30.11. 2021. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  2. Carrillo Canán, Alberto J. L., “La ‘antipolítica’ (Naím) y las redes sociales (Schettino) o de por qué el liberalismo no tiene perspectiva”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/01/26/la-antipolitica-naim-y-las-redes-sociales-schettino-o-de-por-que-el-liberalismo-no-tiene-perspectiva/, 26.01.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  3. Carrillo Canán, Alberto J. L., “Atrapados entre la emotividad y el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/03/27/atrapados-entre-la-emotividad-y-el-razonamiento-estrategico-la-virtuosidad-digital-y-el-vaciamiento-de-la-democracia/, 27.03.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  4. Carrillo Canán, Alberto J. L. y Navarro, Mariano, “Haidt el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales. Parte 2: El choque estructural entre la democracia y el entorno eléctrico”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-2-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-electrico/, 01.10.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  5. Carrillo Canán, Alberto J. L. y Navarro, Mariano, “Haidt el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales. parte 3: el choque estructural entre la democracia y el entorno digital”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-3-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-digital/, 01.10.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  6. Carrillo Canán, Alberto J. L., “La anulación digital del espacio y los límites de la democracia. La diferencia de lo electro digital en Occidente y en Oriente”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/01/27/la-anulacion-digital-del-espacio-y-los-limites-de-la-democracia-la-diferencia-de-lo-electro-digital-en-occidente-y-en-oriente/, 27.01.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  7. Carrillo Canán, Alberto J. L., “Los medios electro digitales, la indignación y la polarización política en Occidente”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/05/29/los-medios-electro-digitales-la-indignacion-y-la-polarizacion-politica-en-occidente/, 29.05.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  8. Carrillo Canán, Alberto J. L., “Schmitt, McLuhan y el fracaso electro digital de la democracia liberal. De la heterogeneidad a la polarización como heterogeneidad política”, en Reflexiones Marginales, https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/07/27/schmitt-mcluhan-y-el-fracaso-electro-digital-de-la-democracia-liberal-de-la-heterogeneidad-social-a-la-polarizacion-como-heterogeneidad-politica/, 27.07.2023. (Consultado el 25 septiembre)
  9. Carrillo Canán, Alberto J. L., “McLuhan, la democracia y el entorno electrodigital. ¿De la decadencia a la debacle de Occidente?”, de próxima aparición.
  10. Diálogo sobre Wikipedia, en: https://x.com/elonmusk/status/1703942256904769571?s=48&t=vhjAFXqTEdjOvyZ5bVERTQ, 18.09.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  11. Duckworth, Sylvia, “Wheel-of-Power-Privilege”, en Sdpride.org, https://sdpride.org/wp-content/uploads/2022/11/Wheel-of-Power-Privilege-Sylvia-Duckworth.pdf, 11.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  12. Dawkins, Richard, The Selfish Gene (1976), Oxford University Press, New York, 2016.
  13. Haidt, Jonathan, The Righteous Mind (2012), United States.: Pantheon Books.
  14. Hegel, Georg W. F., Grundlinien der Philosophie des Rechts (1808-11), Theorie ∫Werkausgabe. Werke in zwanzig Bänden. Bd. 7 Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1ra. Ed. 1821.
  15. Hume, David, An enquiry concerning human understanding (1748), Ed. Peter Millican. New York: Oxford University Press, 2006.
  16. Hume, David, An enquiry concerning the principles of morals (1751), Oxford University Press, 1998.
  17. McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man (1964), Cambridge: The MIT Press, 1994.
  18. Niemuth, Niles, “El Proyecto 1619, del New York Times: una falsificación racialista de la historia estadounidense y mundial — Parte 1”, en World Socialist Website, https://www.wsws.org/es/articles/2019/09/09/1619-s09.html, 09.09.2019. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  19. “Los archivos de Twitter en Wikipedia”, https://twitter.com/paulhook_em/status/1703944253594894562?s=48&t=vhjAFXqTEdjOvyZ5bVERTQ, 18.09.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  20. Lozada, Carlos, “The 1619 Project started as history. Now it’s also a political program. From magazine to book, the authors are rethinking their message” (Reseña), en The Whashington Post: Democracy Dies in Darkness. https://www.washingtonpost.com/outlook/2021/11/19/1619-project-book-history/, 19.11.2021. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  21. Pacho, Lorena, (19.09.2023) “Muere a los 87 años Gianni Vattimo, el filósofo del pensamiento débil”, en EL País, en https://elpais.com/cultura/2023-09-19/muere-a-los-87-anos-anos-gianni-vattimo-el-filosofo-del-pensamiento-debil.html, 19.09.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  22. Robb, John, “Tribalism and Coherence”, en Global Gerrilla Report, Patreon blog, https://www.patreon.com/posts/april-gg-report-18516958, 30.04.2018. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  23. Robb, John, “Triggers, Patterns, Tribes”, en Global Guerrilla Report, Patreon Blog, https://www.patreon.com/posts/38805502, 30.06.2020. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  24. Robb, John, “Swarms vs Nukes”, en Global Gerrilla Report, Patreon blog https://johnrobb.substack.com/p/swarms-vs-nukes, 23.03.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  25. Robb, John., “The Networked State”, en Global Guerrilla Report, Patreon blog, https://johnrobb.substack.com/p/chinas-solution, 22.08.2022. (Consultado el 25 de septiembre de 2023)
  26. Robb, John, “Gleichschaltung”, en Global Guerrilla Report, Patreon blog, https://johnrobb.substack.com/p/gleichschaltung, 22.10.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  27. Robb, John, “Alignment”, en Global Guerrilla Report, Patreon blog, https://johnrobb.substack.com/p/alignment, 20.06.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  28. Robb, John, “(How to ignite an) Online Moral War”, en Global Guerrilla Report, Patreon blog, https://www.patreon.com/posts/how-to-ignite-89370977, 16.09.2023. (Consultado el 25 de septiembre 2023)
  29. Sayers Fredie & Sanger Larry, “Wikiipedia co-founder: I no longer trust the website I created”, en, UnHerd, https://unherd.com/thepost/wikipedia-co-founder-i-no-longer-trust-the-website-i-created/, 04.12.2021. (Consultado el 01 de octubre 2023)
  30. Schmitt, Carl, Die Geistesgeschichtliche Lage des heutigen Parlamentarismus (1923), Zehnte Auflage. Duncker & Humblot, Berlin, 2017.
  31. Schmitt, Carl, Der Begriff des Politischen: Text Von 1932 Mit Einem Vorwort und drei Corollarien (1932), Duncker & Humblot, Berlin, 1991.
  32. Vanderwoerd, James R., “Wheel of Privilege and Power”, en Center for Teaching, Learning & Mentoring (CTLM) kb.wisc.edu, https://kb.wisc.edu/instructional-resources/page.php?id=119380, 29.06.2022. (Consultado el 25 de septiembre 2023)

 

 

Notas

 

  1. Es necesario decir que, contra nuestra costumbre, en este texto nos abstenemos de seguir estrictamente la práctica académica de la documentación puntual de las ideas ajenas a partir de sus fuentes. En este caso limitamos las referencias documentales a un mínimo y nos encomendamos al conocimiento general de las materias tratadas por parte del lector. Por lo tanto, este texto no pertenece propiamente al dominio del trabajo estrictamente académico sino al del ensayo con orientación filosófica.
  2. Véase (18.09.2023) Diálogo sobre Wikipedia, en https://x.com/elonmusk/status/1703942256904769571?s=48&t=vhjAFXqTEdjOvyZ5bVERTQ. Para las abreviaturas y la lista bibliográfica véase la lista al final de este trabajo. A menos que se indique otra cosa las cursivas al interior de una cita son nuestras.
  3. Véase (18.09.2023) “Los archivos de Twitter en Wikipedia”, en https://twitter.com/paulhook_em/status/1703944253594894562?s=48&t=vhjAFXqTEdjOvyZ5bVERTQ.
  4. Oppenheimer recientemente en Imagen, tanto en el noticiero de Pascal Beltrán del Río, como en el programa “Fernanda familiar”.
  5. Véase Robb, John, (30.06.2020) “Triggers, Patterns,Tribes”, en https://www.patreon.com/posts/38805502.
  6. Véase, por ejemplo, Duckworth, Sylvia, (11.2022) “Wheel-of-Power-Privilege”, https://sdpride.org/wp-content/uploads/2022/11/Wheel-of-Power-Privilege-Sylvia-Duckworth.pdf. También Vanderwoerd, James R., (29.06.2022) “Wheel of Privilege and Power”, en https://kb.wisc.edu/instructional-resources/page.php?id=119380.
  7. Hay mucha literatura sobre tal proyecto, pero en particular véase también Lozada, Carlos, (19.11.2021) “The 1619 Project started as history. Now it’s also a political program. From magazine to book, the authors are rethinking their message”, en https://www.washingtonpost.com/outlook/2021/11/19/1619-project-book-history/. Veáse también Niemuth, Niles, (09.09.2019) “El Proyecto 1619, del New York Times: una falsficación racialisa de la historia estadounidende y mundial. Parte 1”, en https://www.wsws.org/es/articles/2019/09/09/1619-s09.html.
  8. Robb nos ofrece una exposición muy clara de la igualdad o continuidad formal entre la política moralista en un país y su variación geopolítica, en Robb, John, (16.09.2023) “(How to ignite an) Online Moral War”, en https://www.patreon.com/posts/how-to-ignite-89370977. Lo que expone Robb sobre China es concorde punto por punto con el caso de la creación y cultivo del patrón moralista anti ruso.
  9. Véase McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man (1964), ed. cit., p. 253.
  10. Ibídem, cfr. p. 200.
  11. Ibídem, p. 253. Sobre esto véase el tratamiento detallado en Carrillo Canán, Alberto J. L. y Navarro, Mariano, (01.10.2022) “Haidt el ‘apocalíptico’, la democracia y las redes sociales. Parte 2: El choque estructural entre la democracia y el entorno eléctrico”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-2-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-electrico/ y en Carrillo Canán, Alberto J. L. y Navarro, Mariano, (01.10.2022) “Haidt el “apocalíptico”, la democracia y las redes sociales. parte 3: el choque estructural entre la democracia y el entorno digital”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/10/01/haidt-el-apocaliptico-la-democracia-y-las-redes-sociales-parte-3-el-choque-estructural-entre-la-democracia-y-el-entorno-digital/.
  12. Véase Carrillo Canán, Alberto J. L., (30.11.2021) “Fukuyama y Mcluhan: Los Estados Unidos y la destrucción de la identidad nacional por la identidad tribal”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2021/11/30/fukuyama-y-mcluhan-los-estados-unidos-y-la-destruccion-de-la-identidad-nacional-por-la-identidad-tribal/.
  13. McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man, ed. cit., p. 253.
  14. Ibídem, p. 254.
  15. Ya habíamos terminado el presente trabajo cuando alguien nos llamó la atención sobre este material que apoya de primera mano la idea del carácter “partisano” – woke – con el que los de editores – con mucho tiempo libre – de Wikipedia reescriben la historia en su conjunto: Sayers Fredie & Sanger Larry (4.12.2021) “Wikiipedia co-founder: I no longer trust the website I created”, en https://unherd.com/thepost/wikipedia-co-founder-i-no-longer-trust-the-website-i-created/.
  16. Véase Carrillo Canán, Alberto J. L., “McLuhan, la democracia y el entorno electrodigital. ¿De la decadencia a la debacle de Occidente?”, de próxima aparición.
  17. Véase Robb, John, (22.10.2022) “Gleichschaltung”, en https://johnrobb.substack.com/p/gleichschaltung. También Robb, John, (20.06.2023) “Alignment”, en https://johnrobb.substack.com/p/alignment.
  18. McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man, ed. cit., p. 335.
  19. Véase Carrillo Canán, Alberto J. L., (26.01.2022) “La ‘antipolítica’ (Naím) y las redes sociales (Schettino) o de por qué el liberalismo no tiene perspectiva”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/01/26/la-antipolitica-naim-y-las-redes-sociales-schettino-o-de-por-que-el-liberalismo-no-tiene-perspectiva/. También Carrillo Canán, Alberto J. L., (27.01.2023) “La anulación digital del espacio y los límites de la democracia. La diferencia de lo electro digital en Occidente y en Oriente”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/01/27/la-anulacion-digital-del-espacio-y-los-limites-de-la-democracia-la-diferencia-de-lo-electro-digital-en-occidente-y-en-oriente/. Véase también Robb, John, (23.03.2022) “Swarms vs Nukes”, en https://johnrobb.substack.com/p/swarms-vs-nukes.
  20. Para el examen de las formas políticas como tecnologías véase Carrillo Canán, Alberto J. L., “McLuhan, la democracia y el entorno electrodigital. ¿De la decadencia a la debacle de Occidente?”, de próxima aparición.
  21. Véase el ya mencionado texto de Robb, John, “(How to ignite an) Online Moral War”, en https://www.patreon.com/posts/how-to-ignite-89370977.
  22. Sobre la “epistemología” en Postman y la “psique” en McLuhan ver, por ejemplo, Carrillo Canán, Alberto J. L. (29.05.2023) “Los medios electro digitales, la indignación y la polarización política en Occidente, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/05/29/los-medios-electro-digitales-la-indignacion-y-la-polarizacion-politica-en-occidente/.
  23. Véase especialmente Robb, John., (22.08.2022) “The Networked State”, en https://johnrobb.substack.com/p/chinas-solution.
  24. Véase Schmitt, Carl, Die Geistesgeschichtliche Lage des heutigen Parlamentarismus (1923), ed. cit., p. 31.
  25. Véase Schmitt, Carl, Der Begriff des Politischen: Text Von 1932 Mit Einem Vorwort und drei Corollarien (1932), ed. cit, p. 13.
  26. Idídem, cfr. p.14.
  27. Un significativo ejemplo es la fantasía de los simpatizantes de Ucrania de llevar la guerra hasta destruir a Rusia, a la que ven como el mal supremo sobre la Tierra.
  28. McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man, ed. cit., p. 47.
  29. Sobre esto véase en particular, Carrillo Canán, Alberto J. L., “Fukuyama y McLuhan: Los Estados unidos y la destrucción de la identidad nacional por la identidad tribal”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2021/11/30/fukuyama-y-mcluhan-los-estados-unidos-y-la-destruccion-de-la-identidad-nacional-por-la-identidad-tribal/.
  30. Desde aquí hasta el final de la primera sección de este texto se recurre ideas fundamentales de la teoría memética que serán desarrolladas puntualmente en la segunda sección del texto.
  31. Sobre esto ver Carrillo Canán, Alberto J. L., (27.03.2022) “Atrapados entre la emotividad y el razonamiento estratégico. La virtuosidad digital y el vaciamiento de la democracia”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2022/03/27/atrapados-entre-la-emotividad-y-el-razonamiento-estrategico-la-virtuosidad-digital-y-el-vaciamiento-de-la-democracia/. Véase también Carrillo Canán, Alberto J. L., “Los medios electro digitales, la indignación y la polarización política en Occidente”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/05/29/los-medios-electro-digitales-la-indignacion-y-la-polarizacion-politica-en-occidente/.
  32. La excelencia naturalista de la ciencia no tiene que ver con la democracia, como tienden a pensar muchos liberales. La cientificidad no decide sobre la forma política, como lo muestra el mundo contemporáneo, en el que diversas formas políticas y religiosas “conviven” con la cientificidad. Esta no es patrimonio, por así decirlo, de la democracia. Pensar eso, como hacen muchos liberales, es confundir el proceso genético del surgimiento de la ciencia propiamente dicha con su naturaleza formal. La forma democracia y la forma ciencia no van de la mano necesariamente, aunque históricamente hayan surgido conjuntamente y apoyándose la una a la otra.
  33. Aquí empieza el carácter de ensayo con orientación filosófica de este trabajo, En vez de emprender el trabajo de la documentación minuciosa de las ideas con sus referencias, damos por sentado que, en caso de desearlo, el lector mismo podrá encontrar los lugares pertinentes en la obra de Hume, de Hegel, de Marx y de los teóricos de la memética. En esta parte ensayística nos limitamos presentar paráfrasis comprensivas de las ideas filosóficas y teóricas expuestas.
  34. Como es bien sabido la demostración de la imposibilidad de una metafísica de la naturaleza, es decir, el que “todo lo que es podría ser de otra manera”, la ofreció Hume en su grandiosa obra An Equiry coneerning Human Undestanding (1748). Su discusión sobre la moralidad la ofreció en An Equiry Concerning the Principles of Morals (1777), obra en la que siguió un camino anti racionalista que también lleva a consecuencias antimetafísicas. Sin embargo, no creemos necesario seguir esa vía aquí. El lector interesado podrá encontrar una discusión iluminadora en Haidt, Jonathan, The Rigtheous Mind (2012), parte I.
  35. La teoría memética fue introducida por Dawkins en 1976, The Selfish Gene, desde entonces ha sido desarrollada en diferentes versiones, por ejemplo, Richserson & Boyd, pero aquí nos basta con algunos aspectos centrales de la misma y no pretendemos que ningún autor al respecto diga lo que nosotros decimos. Justamente para evitar las complicaciones hermenéuticas con la teoría humeana de la moralidad y con la teoría memética, esta segunda parte del trabajo tiene el carácter de ensayo filosófico.
  36.  Véase Pacho, Lorena, (19.09.2023) “Muere a los 87 años Gianni Vattimo, el filósofo del pensamiento débil”.
  37. Véase Robb, John, (30.04.2018) “Tribalism and Coherence”, en https://www.patreon.com/posts/april-gg-report-18516958.
  38. Véase Carrillo Canán, Alberto J. L., (27.07.2023) “Schmitt, McLuhan y el fracaso electro digital de la democracia liberal. De la heterogeneidad a la polarización como heterogeneidad política”, en https://reflexionesmarginales.com/blog/2023/07/27/schmitt-mcluhan-y-el-fracaso-electro-digital-de-la-democracia-liberal-de-la-heterogeneidad-social-a-la-polarizacion-como-heterogeneidad-politica/.
  39. Con su agudeza habitual, Carl Schmitt señala el caso de la intervención de los demócratas en un país o pueblo no demócrata para hacerlo demócrata, por ejemplo (cfr. GP 40). En la actualidad las Naciones Unidas, el FMI, el BM y otros organismos internacionales tienen toda una panoplia de métodos cohercitivos para imponer por todo el mundo los “derechos humanos”, entre los que ahora se cuentan lo de las “minorías”. Por lo demás, los bloqueos o boicots económicos son una de las más usuales armas para imponer “democracia” o “derechos humanos” a los pueblos o gobiernos que de una u otra manera no reconocen – “no entienden” – las cualidades morales “superiores”· de la democracia.
  40. Cabe señalar que el difuso y estridente parloteo propagandístico, en especial en la arena geopolítica, sobre los “valores occidentales” es una mezcla confusa y contradictoria entre los valores liberales y los iliberales valores woke, lo cual se decanta en el amasijo creciente de derechos “humanos” en los que las “minorías” reciben derechos particulares en detrimento del resto de los humanos.